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A-8520
Administración Financiera
Una marca es mucho más que un nombre y un logotipo, y su definición estratégica debe ser
abordada de forma sistemática. Es más, el desarrollo de la imagen visual de una marca no debe
comenzar hasta que no se defina la estrategia, y esta marca debe concordar con los valores que la
empresa desea transmitir y los objetivos de ésta.
Una marca fuerte permite obtener beneficios que los competidores no pueden alcanzar. También
asegura la competitividad a largo plazo o la reducción de costes de captación y fidelización de los
clientes. Sin embargo, es necesario acertar en la definición de estrategia para lograr que una
marca desarrolle plenamente su potencial.
Una marca fuerte transmite valores que nos posicionan de forma privilegiada sobre la
competencia y nos permiten, incluso, cobrar más por servicios similares.
Consiste en asegurar que los gestores de la compañía perciben la marca de forma coherente.
Para conocer cómo es nuestra marca y definir cómo queremos que sea, resulta útil trabajar el
modelo( Brand Essentials) , permite recoger de manera estructurada, concreta y coherente el
contenido sustancial de la marca: el beneficio que brinda al cliente, los valores asociados a la
misma, las señales que envía a sus stakeholders (logos, publicidad, imagen, reputación de sus
directivos, etc.) y los valores diferenciales percibidos en su comunicación.
Para definir la estrategia de marca es necesario concretar una propuesta de valor para el cliente, la
estrategia de marketing y, en caso de empresas multi-marca, la arquitectura de marcas más
óptima.
Es necesario asegurar que la propuesta de valor cumpla con una serie de requisitos clave: ser
relevante, creíble, alcanzable, sostenible, diferencial y enfocada.
En la elaboración de la propuesta de valor se debe dar respuesta a las principales preguntas del
proceso de definición: los valores de la marca, la relación que existirá entre las marcas
corporativas y las comerciales, etc.
En ella se concretan los mensajes y los canales más apropiados para transmitir los valores de
marca y las comunicaciones específicas de producto. En este paso, lo más importante es asegurar
que todas las actividades de marketing que se emprendan sean coherentes entre sí y soporten la
estrategia de marcas definida.