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Breve antología de poetas de la “Generación del 27”

ROSA CHACEL La ausente (Versos prohibidos, 1978)


(Valladolid, 3 de junio de 1898 – Madrid, 27 de julio de 1994) Nuevamente, detrás de cada tronco
muestra el puñal la ausente, ya olvidada.
La que creían muerta, vive, acecha
La culpa (Versos prohibidos, 1978) con su poder artero entre la sombra
de las horas que, aun lejos, merodean.
La culpa se levanta al caer de la tarde, El palacio mirífico del hielo
la oscuridad la alumbra, va deshaciendo su firmeza en lágrimas
el ocaso es su aurora… y se desploman sus invulnerables
Se empieza a oír la sombra desde lejos olas, tan bienamadas del cilicio,
cuando el cielo está limpio aún sobre los árboles porque vuelve, y el vaho que se desprende
como una pampa verdeazul, intacta, de sus ansiosos poros va infundiendo
y el silencio recorre una tácita ira. La borrasca
los quietos laberintos de arrayanes. cuyos ojos prometen la centella,
Llegará el sueño: alerta está el insomnio. posándose en los ámbitos arrulla
Antes que caiga la cortina oscura o abre su cola vesperal la calma.
gritad, al menos, hombres, Las aceradas lanzas de los astros,
como el pavón metálico que grazna su lamento implacables, se alargan punzadoras
desgarrado, en la rama de araucaria. y alas húmedas pasan, alas tibias,
Gritad con voces múltiples, alas negras, velludas, perfumadas.
piad entre la enredadera, Manos pasan, que oprimen impalpables,
entre las hiedras y rosales trepadores. que arrebatan o llaman al abismo
Buscad refugio en las glicinas del verde imán que yace sobre el césped,
con los gorriones y zorzales bajo el manto extendido de los cedros.
porque avanza la onda de la noche Ella vuelve, dejando la morada
y su ausencia de luz, donde el raptor oscuro la sujeta,
y su implacable huésped y el vello de la tierra se estremece
de suaves pasos, el peligro… con desvelo febril. Su pie de rosa
incontenible avanza y las murallas,
como de arcilla, empapan sus efluvios…
Rompe la paz, igual que el soplo frío
rompe el vaso de vidrio, con su aliento.

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Breve antología de poetas de la “Generación del 27”

CONCHA MÉNDEZ como predestinada a abrir un nuevo día…


Ya la veo encenderse sobre toda la Historia,
(Madrid, 27 de julio de 1898 – México, 7 de diciembre de 1986) esforzada en ganarse el legítimo cielo.
Frente a la muerte misma por la libertad lucha:
¡La Libertad del mundo renacerá en su suelo!
2. (Niño y sombras, 1936)
Se desprendió mi sangre para formar tu cuerpo.
Se repartió mi alma para formar tu alma. ERNESTINA DE CHAMPOURCIN
Y fueron nueve lunas y fue toda una angustia (Vitoria, 10 de julio de 1905 – Madrid, 27 de marzo de 1999)
de días sin reposo y noches desveladas.
Y fue en la hora de verte que te perdí sin verte.
¿De qué color tus ojos, tu cabello, tu sombra? El último ensueño (En silencio, 1926)
Mi corazón que es cuna que en secreto te guarda,
porque sabe que fuiste y te llevó en la vida, Prende a mi vestido capullos de almendro,
te seguirá meciendo hasta el fin de mis horas. perfuma de nardo mis negros cabellos
y entierra entre flores los tristes recuerdos.
Apaga las luces… pero haz que a lo lejos
Beethoven suspire, nostálgico y lento.
Renacimiento (Los Lunes de El Combatiente, Hoja del XI Cuerpo del Ejército Cerraré los ojos y sobre mis dedos
del Este, núm. 1, 14-XI-38). se irá deshojando, silencioso y yerto,
España siempre sola, siempre tan en sí misma, el llanto divino del último ensueño.
siempre tan misteriosa para el mundo restante, Entorna las puertas. Deshaz este velo
abre a todos los ojos su rosa de misterio, que tejí con plata. ¡Ya sólo deseo
muestra a la indiferencia su hermético semblante. descansar tranquila! Cuando esté deshecho,
Anegada en la sangre de propios y de extraños, Recoge sus hilos , bésalos y …luego
salidas de sí misma a terrible combate, deja que mis manos vayan componiendo
traspasa las fronteras, porque no es sólo suya con las hebras rotas el postrer ensueño.
la causa que sostiene, que en su suelo debate. Mi vida se acaba. ¡Ya sé que me muero!
Bien sabe que está sola en el atroz momento Y quiero extinguirme, muda, sonriendo,
—isla martirizada en mar de cobardía—. con el alma alegre y el corazón lleno
En su soledad triste vemos que se agiganta, de bellas quimeras, guardando en mi pecho
toda la agonía del postrer momento.

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Breve antología de poetas de la “Generación del 27”

¡Déjame que muera viviendo mi ensueño! Pero ¿adónde llevarlos


si no nos lleva nadie?

Ciudad desierta (La pared transparente, 1984)


JOSEFINA DE LA TORRE
Aquí no hay nada, nadie.
Entre tanto gentío (Las Palmas de Gran Canaria, 1907 – Madrid, 12 de julio de 2002)
nadie va, nadie viene.
Sólo se toca el aire,
silencio en el bullicio, 3. (Poemas de la isla, 1930)
vacío en la palabra
oquedad en movimiento, Altas ventanas abiertas
presencia sin personas. dejaron sombras de luces
disparadas en la arena.
Qué enredo de países, El camino estaba quieto,
de adverbios, de niveles, muerto del blanco preciso
qué maraña de puertas, con doce heridas de invierno.
de nombres, de caminos. En las ramas de los pinos
¿Aquí, allí adónde? el pensamiento giraba
que duelen como llagas. la brisa de los olivos.
Es forzoso salir: Una vez cerca. El espacio
buscar alguna parte, vacío, libre, perdido
¿buscar qué?, un orificio a lo largo de los brazos.
entre la masa amorfa, Y qué lejos el momento,
un huequillo tenue cuatro paredes baratas
con temblor de caricia, imágenes del espejo.
una esquina con flores. Ni tú ni yo. Las ventanas
altas, abiertas, desnudas,
La mujer y los niños suicidas de madrugada.
miran hacia delante
y sonríen por algo
que no se les alcanza.
Decirles “aquí estoy”.
Decir “venid conmigo”.

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Breve antología de poetas de la “Generación del 27”

5. (Poemas de la isla, 1930) furibundo; y la fruta par de mis labios quema de suspiros porque los cielos se
han dejado hincar imprecaciones sombrías.
Así las manos dobladas
sobre el delantal bordado, A los hombres que mueren yo los sigo en su buscar por entre las raíces y los
los ojos sin horizontes veneros fangosos, pues ellos y yo tenemos igual designio de ensueño debajo de
y el corazón desatado, la tierra.
me iré quedando dormida
en la noche de verano. ¡Cállense todos los que no se sientan doblar de agonía hoy, día de espanto
Ni el más ligero desvelo abrasado por teas de gritos, que esta mujer os dice que la muerte está en no ver,
doblará el encaje blanco. ni oír, ni saber, ni morir!
Sólo el corazón perdido
por el camino más largo.
En el silencio, la sombra Tránsito (Ansia de la gracia, 1945)
aviva el lirio exaltado.
Sólo el corazón perdido Luego de la luz era la Luz.
su voz de plata cantando. Después estaba el mar y con el mar
Toda la noche en la falda un ansia de morir siendo su vida.
quietas, dobladas, las manos. Mi alma sola, sueño liso respiraba
Sin horizontes, los ojos por sus ramas silenciosas de agua quieta.
el sueño los fue cerrando. Otros seres que achicaban mi estatura
Pero el corazón, inútil, ascendían en un vuelo transparente.
como un reloj, desvelado.
Ya estos días que reciben mi presencia
iban lejos de mi tiempo...;
CARMEN CONDE un silencio de latidos resonaba.

(Cartagena, 15 de agosto de 1907 – Madrid, 8 de enero de 1996) Arriba de mi aurora cantó un pájaro
y yo lo repetí con inefable
claridad sin horizonte ni medida.
Mientras los hombres mueren (Mientras los hombres mueren, 1936-1939)
Mientras los hombres mueren os digo yo, la que canta desoladas provincias del
Duelo, que se me rompen sollozos y angustias contra barcos de ébano

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