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tI Los no.nbresquechua
de V íracocha,supuesto
"Díos Creador"
de los eaangeliTadores
i Pierre Duviols
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I

EL SUPUESTO ('DIOS CREADOR''

LAS FUENTES ESCRITAS coloniales están repletas de datos so-


bf,e Viracocha, pero muchas veces estos datos parecen contradic-
torios. Lo son, más que por el defecto de información, por la mala
interpretación de parte de los autores de las crónicas y relacioner
post-incaicas. Por esto, el primer paso de la investigación debe
consistir en despojar a aquella divinidad tan famosa del disfraz
cristiano que le pusieron los misioneros y Ios cronistas. para e$o
nos pregutaremos: ¿Por qué quisieron los misioneros hace¡ de
Viracocha un dios creador? y ¿Cómo hicieron de él un dios crea_
qorl La respuesta a la prime¡a p¡egunta
la encontramos anali_
l_astendencias ideológicas, teológicas de la España misionera
1a1dq
def siglo XVI. La respuesta a la segunda pregunla esta en las
mrsmas Crónicas. VeáDloslo muy brevemente.

Los evangelizadores europeos, a cualquier pafs de América


que regasen_ p_ara propagar la fe cristiana, querlan, a la fuerza,
encontraf "el dios creador,, de los indlgenas, mayormente cuando
se trataba de pueblos de elevado nivei polltico y cultural, toler
como el Perú y México. Venfan con aquella idea preconcebldr

I
h
por 1os motivos siguientes, relacionados con la formacióq -o de'
formación- teológica de su éPoca'
La misionologfa europea del XVI -y también la del
XVII- contenfa ló que podriamos llamar ahora une sección an-
iropologica, es decir una- descripción y apreciación del nivel cul'
trlül / tuiigio"o de los pueblos americanos por evangelizal ' Los
criteriás er¿in cxactamcnte los mismos que los que "los Padres
la lglesia" habfan aplicado en otros tiempos a los no-cristianos 'le
ael irie¡o Mundo, de tal nanera que se llegó a co¡Nidera¡ a 1o8
no-cristianos amcricanos de l8 misma manera que San Agustln'
en la Ciudeci cle Dios cc¡nsidcraba a los Paganos -o gentiles- de¡
mundo post-romano.
Un punto esencial de la vieja tesis agustiniana, ampliamen-
te clifunAido en América por los dominicos y los jesuitas, era e¡
siguiente: Todos los pueblos que habÍan alcanzado cierto- nivel
inielectual tenian que llegar forzozanenfe a coucebir la idea de
la existencia de un ser supremo, más inteligente y poderoso que
los seres cread.os y que éste, necesariamente, eta el autor, el crea-
do¡ de todo lo existente en el mundo ' A este ser supremo, al crea-
dor, lo llamaban también Primera Causa o Primer Móvil Estas
eran, en realidad, viejas ideas de la filosofía griega, explotadas
después, a partir de San Agustín, durante sigloi por la apologé-
tica cristiana.
¿Por qué tenían tanto interés los misioneros en utilizar aque'
lla tesis? Es que 1) La afirmación de la existencia de un diog
creaoor, forzozamente único, universal y todopoderoso, constitufa
un excelente argumento para luchar contla el politeismo, es decir
en el caso del Pefll, contra las numerosas hüacds andinas. 2) Esta
tesis era la mejor justificación de su empresa: si los indios del
Penl por medio de la sola lógica humana habían descubierto la
necesidad de una Prime¡a Causa del universo, es que habían he'
cho ya la nitad de1 camino (gracias a la Providencia) hacia el
conocimiento del uerdadero Dios, por supuesto ¡lnico, universal
y todopoderoso. Y a ellos les tocaba, también providencialmente,
la honrosa tarea de aportar a aquellos espíritus inquietos la
reuelación de aquel Dios creador.
Para mostrar que los pueblos paganos tenfan que llegar por
la sola "razó¡r natural" a la necesaria idea de un dios creador, la
apologética cristiana del XVI y del XVII utilizó varios ejemplor

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o anécdotas heredados de la filosofla griega, particularmente de
Ios estóicos (Cf.: Cicerón, De nahrro d.eorum). Estas anécdotas
fueron adaptadas a ¡a realidad americana y explotadas por los
perúi F. de Avilá y H.
lutorjs d_esermones para indios (en el
de Avendaño). UDa de ellas, que llamaré ,,el ejemplo del Sol',
conoció un éxito prodigioso en la literatura evangelizadora: un
amauta, o un Inca, habría pensado un buen dla que el Sol no
podfa ser el dios supremo, ya que eslaba obligado á seguir siem-
p_re el mismo camino y a parar por las noches. Tenía que haber
alguieo, pues, rrás poderoso que é1. Se coligen fácilmente las
ventajas que podlan sacar los curas de indios con esa conseja:
persuadirlos que los hombres más prestigiosos de su pueblo
_I)-
hablan encontrado ellos mismos el rastró del dios creador v am-
marlos así a imitarlos; 2) demostrar la vanidad del culto sólar, y
má3 todavla, la del culto de las hzaccs e ldolos.
Este preámbulo era indispensable pára explicar el siguiente
texto de Molina (1943: 19) en el que salta a la vista la falsifica-
ción (desde luego inconsciente) de la figura del Viracocha indíge_
na. Se trata, casualmente, de la célebre anécdota q,re se a"aba
de mencionar: "Este [Pachacuti Inca yupsnquil iue cle tanto
entendimiento, que se puso a considerar, viendo el respeto y reve-
rencia que habían teuido sus antepasados al Sol, pues le adoraban
Dios,-y- que no tenfa reposo ni descanso ninguno, y que todo6
.por
ros dtas daba vuelta6 al mundo, dijo y trató con los de su conseic
que no e¡a posible ser el Sol el Dios Creador de todas las cosas.
Porque, lo fuera, no fuera parte de un pequeño nublado que
-si
l.dela-ntel del asl se le ponfa, estorbarle ei iesplandor que no
alumbrase y que si él fue¡a el Hacedor de todai las co"a-s, qrr"
algin dÍa descansara y de uu lugar alumbrara a todo el áunclo
y mandara lo que él quisiera y que así que no era posible sino
que- naDla otro que Io mandase y rigiese, el cual era el pecha-
yachachic, que quiere decir Hacedor',.
Este Pachayachachic, o Viracocha pacháyachachic, como lo
llama también, es mencionado a menudo por Molina, a 1o largo de
su relación, con el nombre de ,,El Hacedor". Asl clesigna la
gran tríada del Cusco: "El Hacedor, el Sol y el Trueno,t Esta
traducción ("El Hacedo¡') es iotal¡rente abusiva e inexacta. co-
mo veremos luego.
El jesuita José de Acosta comete un error parecido, o todavfa
más grave, si puede ser. Llega a considerar -por los prejuiclos

itu
apologéticos ya expuestos- que Pachacamac no constitufa una
div¡ni¿a¿ nrliótto,rn sino que era solamente un epíteto de Vira-
cocha, igual que pachaaocllochic: "Primeramente, aunque las ti-
nieblás áe la inf;delidad tienen oscurecido el entendimiento de
aquellas naciones, en lnuchas cosas-no deja la luz de la razon
algún tanto de obra¡: cn ellos y asl tomunmente sienten y confic-
s"r, ,rtr seflot y hacedor de todo, al cual los del Perú
llamaban",rp.e-o
Viracocha, y le ponfan nombre de gran excelencia,
como Pachayachachic, que es criador del cielo y tierra, y UsaPu'
que es admirable" (H.N.M.I., V, I).

La sfntesis de las versioncs de Molina y Acosta, la encontra-


mos en Cabello Valboa, quien dcsarrolla amPliamente el ejemplo
del Sol, atribuyéndolo también a la inteligencia de Pachacuti '
Este después de concluir su razonamiento que tenla por conse-
cuencia postergar al So1 en la jerarqufa de los poderes divinos.
habrla impuesto inmediatamente en el Penl el culto de "Ticci
Viracocha Pachacamac". Cabello concluye asl: "Es pura verdad
que ellos llos peruanosl rastrearon por lumbre de razón a ver
un solo Dios poderoso y universal hacedor" (Miscelánet, l , XV:
3 1 0 ).
Po¡ fiu citaremos al jesuita Cobo. Trata dilatadamente este
tema en el Líbro X I, c@p.I y también en el cap. fV, el eual lleva
este tftulo signi{icativo: "Del Dios Viracocha, que era tenido de
los indios por supremo señor y hacedor de todo". He aqul en
extracto: "Admitfan nos peruanosl asimismo con la adoración
del Supremo Señor la de otras innumerables cosas, que venera-
ban con igual respeto y reverencia' Si bien confesaban ser los
otros dioses criados y nrinistros del Haceder e interecesores para
con é1. Y así, cuando hablaban con el Criador, diferían en las
palabras, atribuyéndole el poder y mando de todo, teniendo a log
otros dioses criados y ministros del Hacedor e intercesores para
jurisdicción, conforme a la adoración y patrocinio que tenían.
Daban a la primera causa títulos y nombre de gran excelencia:
los más honrosos y usados eran dos, ambos translaticios y de
gran énfasis: Viracocha el uno, y el otro Pachayachachic; al pri-
mero sollan anteponer o posponer algunas palabras, diciendo una¡
veces Ticciviracocha y otras Viracocha-yachachic. El de Ticci
viracocha era tenido por misterioso, el cual, interpretado, signi-
fica "fundamento divino"; e1 nor¡bre de Pachayachachic quiere

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decir "criador del mundo"; y Ia misma signi{ieaciÓn tiene el de
Viracochayachachic .
Estas observaciones eran indispensables para desPejar el te-
lreno documental y poder examinar correctamente algunos de los
elementos del problema de Viracocha. Empezaré plimdro, lógi-
camente, por el de los nombres de Viracocha, los cuales dieron
pretexto, como se acaba de ver a tan fantásticas interpretaciones,
que todavla tienen una desastrosa inlluencia en nuestra visió!
etnobistórica de la religión incaica.

II

LOS NOMI}RES DE YIRACOCIIA

Empezaremos analizando, los tres epitetos mencionados en log


textos anteriormente citados: Pachagachq.chic, ?ecsi (a veces e¡-
crito ficsi, y hasta fi4 etc.), Usapu.

s) Pach.oyachachic

Está traducido, pues, por "hacedor, o creador del mundo" por


los cronistas citados, y otros también (Betanzos, Polo de Ondegar-
do...). Podríamos pensar que están en lo cierto cuando abrimos
el diccionario de González ilolguÍn (1608, reed. Lima, 1951) don-
de leemos: Yachachini: "llazer algo natural Dios, criándolo, o a:-
tificial los hombres. Como ruroni". Es decir que, sabiendo que
pacha significa "tierra, mundo, espacio, tiempo...", pachalacha-
chic yendrÍa a ser sencillamente un sinóniuo de pacharurac o de
Pachscamac; (¡con tal que se tome a cama! pot sinónimo de rurag
= "crear", lo que hace el Inca Garcilaso por los motivos arriba
expuestos!). Sin embargo esta definición I1o me parece aceptable:
El jesuita GoIlzález Holguín, 76 aÉos después de la Conquista, no
hace más que consignar el cont¡asentido cristianizante impuesto
por los misioneros a la realidad religiosa indígena, y que ya tenla
valor de arfculo de fe, desde los primeros tiempos de la evan-
gelización. Por esto tenemos que abrir todos los diccionarios an-
tiguos con espíritu crítico y buscar en ellos los sentidos auténti-
cos de la lamilia gachcc.
Sobre este mismo verbo hay buena definición en el Vocabu-
lsrio y Phrasis de 1586r "Yachoni: saber, entender, morar, abitar,

6?
tener querencia en slgrln lugar, estar babitualo a alguna cosa" '
En cuanto al frecuentativo lachachiy, lo encontramos defiDido eD
el más antiguo diccionnBrio conocido, el Lexicón (1560) de D. de
Santo Tomás (Reed. Lima, 1951): '?achachi¿i: disciplinar o en-
selar" y tarnbién su participio presente sustantivado '\achachic:
aya que enseña a otro, docto que enseúa". Y lo más interesante
es que González Holgln, a su vez, registra estos sentidos, autén-
ticamente vernaculares, precisándolos: después de dar la inter-
pretación cristianizante que hemos visto, añade: "Yachachachillí:
1) enseñsr, instruir, acostumbrar y amansar y preparar; 2) ap¡e+
lar o aparejar algo o lenerlo a punto; 3) preparar y aparejar a
otro o para hazer algo". Y también: "Yachachik: el maestro".
De todo, lo cual podemos extraer el concepto básico triple de
1) saber (a Ia vez sabidurfa y ciencia); 2) transmisión e imposición
del saber; 3) disposición, arreglo perfecto (de lo que se ha conce-
bido gracias al saber). En otras palabras, el yachachic es el que
sabe mucho, concibe y realiza su proyecto, de tal manera que las
cosas estén bien ordenadas. Por lo cual propongo la equivalen-
cia siguiente a pachaAachachic: "El maestro que sabe concebir y
organiza bien el mundo".

Co¡ esta definición estamos de acuerdo con lo que sabemos,


por otra parte, de Ia historia cultural andiúa. Acaso ¿no está
conforme co¡ los actos que se atribuyen a Viracocha Pacbayacha-
chic en el mito de creación en T¡ahuanaco, el cual es esencial.
mente un mito de la organización del mu¡do andino (repartición
de los hombres, animales, etc., con todos sus pelos y señales por
los distintos valles? (Cf.: Molina, I ss.). Ahf el papel de Viracocha
es el de un tradicional hé¡oe cultural, fundador del o¡den es¡a-
blecido, tiene ta función d,e G¡an Ord.enador, como otros héroes
culturales divinizados, que totlos fueron también creailores de
su etnía (y por lo tanto uo fueron creadores "universales,). En
cuanto al uso andino de la rafz gacha- para definir a la tlivini-
dad étnica, aduciré un ejemplo sacado de las visitas de idolatrtae:
a su dios-hé¡oe-cultural Libiac Rupac, los ltracuaces de Acas (Ca-
jatambo) lo llamaban Libiac Ysqanchic Rupo:g, es decir: ,,E1 fuego
-o el sol- relampagueante que sabe mucho". Desde luego,
el concepto de habilidad, de astucia, está también DreseDte en
gacha- (Ct.: la expresión actual: "éste sabe uucho") y por con-
siguiente hay algo de los at¡ibutos del frickster en cada diünidad.
de etnfa, tanto en el caso de Viracocha cono en el del ..engañadoí

,5 8
Cuniraya Viracocha, como eD el dios de los Cbinchaycocha, Tu-
mayricapac (="El astuto Capac'), etc.

b) ?üri

Examinaré solamente la forma tecsi. De todas maneras se rra_


ta del eplteto menos deformado por la interpretación. de los cro-
nistas y mejor entendido hoy día. Veamos los diccionsrios an_
¡rguos:
l9-Lexicón, 1560: ?icsi/¿; ,,1) p¡incipio, fundamento de un edi_
ficio; 2) Elemento o principio; 3) Ito ttritol o fin de cualourer
cosa". Y ?icsi¿i; ,,poner fundamento".
29-Vocs.bula'o y Phrasis, 1596; A6ade; Tícci muvu pacha:
"toda la redondez de la tierra,'; Ílcci rumi: ,'piedra fundamenta";
Ticcini; "ser principio en alguna cosa, funda, sementar',.

3o-GonzáIez Holguin, 1608, ?icci: "Origen, principio, funda-


mento, cimiento, causa"; y luego las siguientes eépresiones: ?ic-
cigatni naupaquen mantai "dar principio o echar fundamento de
cosas grandes o durables"; Ticcin manta cs.pinmanta rurani: ,,l'{a-
zer algo desde sus principios"; Ticcin cani capir(csni: ,,ser prin-
cipio de linaje o de otra cosa fundada',.

De ese conjunto conceptual ent¡esacaremos; 1) li realiclad


concreta de origen, o base, tanto en el orden natural como cul-
tural: a) fundación, o fundador. de linaje; b) fundació4 o fu¡r-
dador, de edificio; 2) la realidad también concreta, espacial o
tempo¡al, de extremidad o cabo (principio, pero también fin).
Sobre este punto, vemos que la traducción de ciertos cronistas ..sin
principio ni fin" (como el Dios cristiano) es un auténtico con-
tlasentido.

En cuanto al sentido que debemos atribuir a la palabra


fecsi unida con Viracocha, c¡eo que es esencialmente la de "fun-
dador de linaje", de "pad¡e de los ayllzs de la etnla", lo que
resulta tenerlo por "cimiento" de la fracción de humanidad que
lo tiene por dios, y resulta también tenerlo, desde luego por ori-
gen y principio. En cuanto a ¡a noción de fin, de ,,hito,' no es
imposible que haya coexistido tambiér, este concepto, mayor-
mente en una etapa tardía, después de evoluciona¡ €l pensa-
miento mágico-religioso hacia una etapa más teológics.

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Por ahora propongo, pars traducir Tecsi Viracocha Pacha-
yachachic, algo como "Viracocha, Padre de la gente' maestro que
ha sabido y sabe ordenar el mundo".

c) Utapu

Hemos vi6to que Acosta traduce usapz por "admirable".


Encontramos también aquel calificativo de Viracocha en la cuar-
ta oración tronscrita por Molina, Asi leemos en la edición de
1943: "O uirucochan cus¡ ussr pochay llipo uiracochal...". La
transcripción es evidentemente catastrófica y hay que restable-
cer conforme al manuscrilo de Madrid¡ "O uíracochan, cusi ussa-
po...". Molina en Bu "dcclaración" del texto quechua, tradüce:
"Oh, Hacedor, dichosfsimo, venturoslsimo. . . " (p. a0), lo que no
está del todo mal, pero algo inexacto en cuanto al uso, quizá
abusivo, del superlativo, y sobre todo incompleto.
El Lexícón no registra la palabra. GonzáIez Holguln apunta
usachik (lo que supone un verbo usachig) que traduce por "el
diestro en algo, que 10 haze todo con facilidad". Interesante
sentido, el de la ralz Usa -que se aviene bien con la ralz lacha-
aludida más arriba. Pero la solución exacta, creo que la err-
contramos en el Vocabtlario de 1586: ussapd'r1and,: "mercadel ven-
turoso en compras y ventas". No voy a reabrir aqul el actual
debate todavía insuficientemente documeutado y algo académi-
co, sobre la alternativa trueque-comercio. Diré solamente que
el usapu aplicado a Viracocha, debla expresar que el dios era
muy hábil en los tratos y contratos, -fuesen de fndole econó-
mica o política- que podlan realizarse dentro del marco con-
ceptual del sistema andino de reciprocidad.

dl Caylla

Además de los nombres citados generalmente por los cronis.


tas, habÍa otros aplicados a la di.vinidad, que encontramos en
escasos documentos, especialmente en las oracioues quechuas
transcr¡tas por Molina. En la primera aparece, con otros nom-
bres, la palabra caglla. Empieza as1: "(A) Ticsi viracochan, caylla
viracochan, tocapo acnupo viracochan...". También se repite en
la tercera oración. Por otra parte encontramos a este c¿y¡la ui-
Íacochan en las oraciones t¡anscritas por Guamán Poma de Aya-
la y en la relación de Chinchaycocha (1613).

00
En la "declaración" del principio de Ia primera oración que
acabamos de citar, Molina "traduce"; "Oh, Hacedor que estás e¡r
los fines del mundo..." (1943: 38) y en la "declaración de la
oración tercera que empieza por Cailta uiracochan, ticsi viraco-
chan.,,", traduce por "Hacedor que estáis en el cabo del mundo,
hacedor que está(i)s en los fines del mundo...". Es decir que
da a caylla el sentido de fin, cabo, extremidad.
Todos los diccionarios antiguos apuntan el sentido más co-
múrr de coyl¿a: cerca. Sin embargo, el vocabulario de 1586 re-
gÍstra tambiéu el sentido de "extremidad o remate de algo". No
se repite eu Holguín, pero elcontramos en su léxico esta intere-
sante explesión; Doctrínacta caglla manta Uachanii "sé la doc-
trina de cabo .a cabo", lo que confirma que esta palabra, lo
mismo que fecsi, puede expresar la idea de una de dos extrem¡-
dades, y en ciertos casos podrfa aludir a todo el "espacio" coritc-
nido entre las dos extremidades.
Po¡ 10 tanto, es difícil, en este caso, proponer.una traducciór¡,
fuera de un contexto más rico, el cual nos hace falta. No tene.
mos suficientes motivos para rechazar la traducción de Molina.
Quizás, solamente, a partir de lo que sabemos de otras socieda-
des análogas sobre lae cuales tenemos más documentación, se
podría orientar la interpretación de manera algo diferente, Pien-
Eo en uI¡ poema en el cual Tecayehuatzin, señor de Texcoco 11a-
ma a la divinidad "Tloque-Nahuaque", lo que Miguel León
Portilla traduce exactamente por nDueño del cerca y del junto',
(Cantares mexicanos, ms. B.N. México, fol. 12 v.). En nuestro
caso podrfamos proponer como eqüivalente del caglla uiracocha:
"Viracocha, señor del cerca y/o del extremo". ¿Quién sabe?

e) Tocapo actut¡n

La ora,ción ¡ ya cltada, contiene este otro eFlteto doble. Va-


lios textos se refieren a tocapo (o tocapu). Según González Hol-
gufn asf se designaba a ''los vestidos de lavores preciosos o paños
de lavor texidos". Con e6te tejido de lujo, en el que los espáñoles
v¡€ron el equivalente del brocado (Cf.: Sarmlento), se hacían los
trajes ceremoniales de los Incas y Coyas, como lo repiten varios
cronista (cuamán Poma, Mútua, etc.). El Inca Viracócha. padr.e
de Pachacuti, pasaba por haber inventado esie tejido, es 'decir
que úoccpo estaba dobleEente asociado s Viracocha: ,,Este Inga

6l
fue lndustrioso y inventor de ropas y labores pulid¡s, a i¡ue lla'
man en su lengua Viracocha tocapo" (Sarniento, ¡tisú. ¡nd., ch.25).
Aquella lunción artesanal debfa quedal unida a la divinidad y
no solamente en la zona del Cusco sino también en zonas aleia-
das, a consecuenciade las conquistas' Lo Jabemos Po¡ el docu-
mento de Huarochir¡ que oigue atribuyendo tal función a Vira'
cocha, a su Viracocha importado, unido con otro numen original
-según parece- Cuniraya. Leemosen DiosesA HombTesde Hnn'
¡ochirl, sl final del primer capltulo, que los teiedores invocaban
a Viracocha cuando empezabanuna labor delicada.
Acarupo va unlda a tocapo. Encontramos la solución en Gon-
zález Hoiguln: Acrtopo4 ttocapuV: "es cosa muy galana' o cual-
quier Bala, o buen vestldo, que estos los eran del Inca". También
sL puede relacionar con Acnanacuut: "Las ceremonias,palabras,
iDstrument@ y bestidos para sacrificar"'
Asl que este epfteto doble no parece ofrecer dificultailes'
El Tocapó Acnupo Viracocha es la divinidad resplandeciente,con
su "vestido de luces", su vistoso traje ceremonial, el que podrla
usar también solaEente el Inca para presencia¡ los más imPor-
tantes sacrificios.

l) Hualpoy hwna
LE.oración II, de Molina, eEpieza asf: "Viracochdn dpoco'
chalr ticsi riTacocha,lr hud.tpa! hlr'anÚ. uiracochan" '" Aquf en-
contreuos la interesante iali hualpa (wallpa) que también ha
dado lugar e falsificscióD semántica de -parte '! los misioneros,
los cualés quisieron recuperarla para su vocabulario pmfesional'
Encontramoi en el diccionario de FlolguÍn esta definición, eviden-
temente tard{a y abusiva: HusllPar.i: "formar dios, y bazer, o
criar". El vocabulario de 1586 xegistraba el sentido indlgena:
Euallpani: "formar, ailornar, hazer de nuevo alguna cosa"' Hol-
gufn añade: Huallpanmi Íuna: "hazer el hombre algo de manos
áe nuevo" y Huallpañk: "el que haze bien algo de manos", mien-
tras que ei vocabulario de 1586 daba el mismo verbo Huallparíni,
hudllpariami: "adornarse, engálanarse de bestidos o armas pare
la guerra" y Huallparísca: "persona ataviada assí" Recordaréque
Alb'ornoz (tnst¡rcc¡ón, 21-22) aconsejaba la destrucción de los
gualparius "que son unos géneros de bestidos y Plumerfas y ata-
dijos de piernas muy galanos con condras de la mar. " Porque'
e; biéndolos, bien a la memoria los ritos Pasados"'

02
Podrfamos decir, pues que esta rafz contiene la idea de crea-
ción fabril artlslica, orientada más bien hacia la elaboración, tan
importante en aquella sociedad, Ce los teiidos. Y podrfamos pen-
ssr que-se trata aquí de ot¡a forma de celebrar el vestido del dios,
sino se encontrase la expresión cnompleta e¡ el diccionario de
HolguÍn: .[Iucllpag huana, o niTt.a,rlilrd:"el dlligente lravajador
fervoroso y animoso y como un fuego". Esta traducción viene e
confirmar la función artesanal, tradicionalmente at¡ibuida a la
divinidad.
Co¡ocemos otros nombres aplicados a Viracocha (eutre ellos
AW cocha, ya citado) que no te[emos tiempo de @mentar aquf.

Pier¡e DUVIOIS

03

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