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El arte barroco se realizó dentro de la época barroca, durante el período 1590-1720, y que
abarcaba la pintura, y escultura, así como la arquitectura. Después del idealismo del
Renacimiento (1400-1530), y la naturaleza ligeramente “forzada” del Manierismo (c.1530-
1600), el arte barroco refleja sobre todo las tensiones religiosas de la época, especialmente el
deseo de la Iglesia Católica en Roma (como se anunció en el Concilio de Trento, 1545-1563)
para reafirmarse a raíz de la Reforma Protestante.
Muchos emperadores y monarcas católicos de toda Europa tenían un interés importante en el
éxito de la Iglesia católica, por lo que los tribunales reales de España y Francia encargaron un
gran número de diseños arquitectónicos, pinturas y esculturas en paralelo a la campaña
católica general. El arte cristiano, perseguido por el Vaticano, para glorificar su propia grandeza
divina y, en el proceso, fortalecer su posición política. En comparación, el arte barroco en áreas
protestantes como Holanda tenía un contenido mucho menos religioso y, en cambio, estaba
diseñado esencialmente para atraer las crecientes aspiraciones de los comerciantes y las
clases medias.
El perido del arte barroco comprende 4 características principales que son el tenebrismo,
realismo, líneas y hora.
TENEBRISMO
Usualmente hay una fuente de luz, conocida como tenebrismo, en el arte barroco. La luz y la
oscuridad contrastantes, como en las sombras, dan dramatismo a las obras. Ambos tienen un
efecto en las emociones y la intensidad de la pieza.
REALISMO Y NATURALISMO
El realismo es un aspecto importante del arte barroco. Rubens abrazó la realidad en su arte. En
“San Jorge y el dragón”, San Jorge es musculoso con una armadura que aparece como lo
hacía en la vida cotidiana. Su caballo es representado como luchador y fuerte. El naturalismo
también se vio en el arte barroco a través del uso de detalles normales únicos en la vida
cotidiana. Caravaggio empleó esta técnica en su trabajo al mostrar lugares locales como
tabernas y campesinos. Coloca al espectador en la pintura aplicando cosas como parte del
primer plano y del espacio central. Las expresiones faciales resaltan los estados de ánimo o
las emociones de los sujetos. Los artistas a veces se ponen en la pintura como parte de las
sombras.
LINEAS
Las líneas ayudan a transmitir el movimiento y a menudo se presentaron en piezas barrocas. El
acortamiento de las alas, al reducir la longitud de las líneas en el dibujo para dar una ilusión
de extensión en el espacio – contribuye a la sensación de movimiento. Ya sea asimétrica,
vertical u horizontal, esta técnica puede engañar al ojo y darle espacio a la pieza. Los trabajos
siguen una forma de “S” en la composición. Por ejemplo, en “La conversión de San Pablo” de
Caravaggio, las líneas diagonales muestran el drama. Las líneas también pasan por la difusión
en el arte barroco con figuras curvas y capas horizontales.
HORA
Muchos artistas que usaban el estilo barroco conocían el tiempo y lo usaban para transmitir la
fuerza de la naturaleza y también cómo el tiempo era parte del proceso de la vida. Se incluyó
a un hombre mayor que simbolizaba el tiempo en una gran cantidad de piezas para ilustrar
que el tiempo llega para todos. El posicionamiento de las personas en cada trabajo da la
sensación de que el tiempo avanza y retrocede.
Para cumplir su papel de propagandista, el arte barroco de inspiración católica tendía a ser
una obra de arte público a gran escala, como pinturas murales monumentales y enormes
frescos para techos y bóvedas de palacios e iglesias. La pintura barroca ilustra elementos
clave del dogma católico, ya sea directamente en obras bíblicas o indirectamente en
composiciones mitológicas o alegóricas. Junto con este acercamiento monumental y elevado,
los pintores típicamente retrataban una fuerte sensación de movimiento, utilizando espirales
giratorias y diagonales ascendentes, y esquemas de colores suntuosos y fuertes, para
deslumbrar y sorprender. Nuevas técnicas de tenebrismo y claroscuro fueron desarrollados
para mejorar la atmósfera. El pincel es cremoso y amplio, a menudo dando como resultado un
empaste grueso. Sin embargo, la teatralidad y el melodrama de la pintura barroca no fueron
bien recibidos por críticos posteriores, como el influyente John Ruskin (1819-1900), que lo
consideró insincero. La escultura barroca, típicamente de tamaño mayor que el real, está
marcada por un sentido similar de movimiento dinámico, junto con un uso activo del espacio.
La arquitectura barroca fue diseñada para crear espectáculo e ilusión. Así, las líneas rectas
del Renacimiento fueron reemplazadas por curvas fluidas, mientras que las cúpulas y techos
se ampliaron, y los interiores se construyeron cuidadosamente para producir efectos
espectaculares de luz y sombra. Fue un estilo emocional, que, siempre que fue posible, explotó
el potencial teatral del paisaje urbano, como lo ilustra la Plaza de San Pedro (1656-67) en
Roma, que conduce a la Basílica de San Pedro. Su diseñador, Bernini, uno de los mejores
arquitectos barrocos, rodearon la plaza con columnatas, para transmitir la impresión a los
visitantes de que están siendo abrazados por los brazos de la Iglesia Católica.
Como es evidente, aunque la mayor parte del arte barroco de la arquitectura, pintura y
escultura producida durante el siglo XVII es conocida como barroca, de ninguna manera es un
estilo monolítico. Hay al menos tres líneas diferentes de Barroco, de la siguiente manera:
1 GRANDEZA RELIGIOSA
Un estilo melodramático triunfal, extravagante, casi teatral melodramático de arte religioso,
encargado por la Contrarreforma Católica y las cortes de las monarquías absolutas de
Europa. Este tipo de arte barroco está ejemplificado por la audaz escultura y arquitectura
visionaria de Bernini (1598-1680), por los frescos trompe l’oeil ilusionistas del techo de Pietro
da Cortona (1596-1669) – ver su obra maestra Alegoría de la Divina Providencia (1633 -39) –
y por las grandiosas pinturas del maestro flamenco Rubens (1577-1640).
2 GRAN REALISMO
Un nuevo estilo naturalista o de composición figurativa. Este nuevo enfoque fue defendido
por Michelangelo Caravaggio y sus obras(1571-1610), Francisco Ribalta (1565-1628),
Velázquez (1599-1660) y Annibale Carracci (1560-1609). La audacia y la presencia física de
las figuras de Caravaggio, el enfoque realista de la pintura religiosa adoptado por Velázquez,
una nueva forma de movimiento y exuberancia iniciada por Annibale Carracci, y una forma
realista de pintura rústica del género bíblico, completa con animales, desarrollada por
Castiglione (1609-64) – todos estos elementos fueron parte del nuevo y dinámico estilo
conocido como Barroco. Ver también: clasicismo y naturalismo en la pintura italiana del siglo
XVII.
ARTE DE CABALLETE
A diferencia de las obras públicas, religiosas a gran escala de los principales artistas del
barroco y sus obras en países católicos, el arte barroco en la Holanda protestante (a menudo
referido como el Siglo de oro holandés) fue ejemplificado por un nuevo tipo de arte de caballete:
un brillante forma de pintura de género – dirigida al próspero jefe de familia burgués. Esta
nueva escuela holandesa de pintura de género realista también condujo a un realismo realzado
en el retrato y la pintura de paisajes, cuadros de flores, composiciones de animales y, en
particular, a nuevas formas de pintura de bodegones, incluido el género de inspiración
protestante conocido como pinturias vanitas (1620-1650). Diferentes ciudades y áreas tenían
sus propias “escuelas” o estilos, como Amsterdam, Utrecht, Delft, Leiden, Haarlem, Dordrecht
y Delft, Ver: Artistas realistas holandeses.
Además, para complicar aún más las cosas, Roma, el centro mismo del movimiento, también
albergaba un estilo “clásico”, como se ejemplifica en las pinturas del pintor de historia Nicolas
Poussin (1594-1665) y el paisajista arcadiano Claude Lorrain. (1600-82)
Siguiendo los pronunciamientos del Concilio de Trento sobre cómo el arte barroco puede servir
a la religión, junto con el aumento de la confianza en la Iglesia Católica Romana, se hizo
evidente que era necesario un nuevo estilo de arte bíblico para apoyar la Contrarreforma
católica y totalmente transmitir los milagros y sufrimientos de los Santos a la congregación de
Europa. Este estilo tenía que ser más enérgico, más emocional e imbuido de un mayor
realismo. Fuertemente influenciado por los puntos de vista de los jesuitas (el Barroco a veces
se conoce como “el Estilo Jesuita”), la arquitectura, la pintura y la escultura debían trabajar
juntas para crear un efecto unificado. El ímpetu inicial vino de la llegada a Roma durante la
década de 1590 de Annibale Carracci y Carravaggio (1571-1610). Su presencia despertó un
nuevo interés en el realismo, así como en las formas antiguas, ambas asumidas y
desarrolladas (en escultura) por Alessandro Algardi (en escultura) y Bernini (en escultura y
arquitectura). Peter Paul Rubens, que permaneció en Roma hasta 1608, fue el único gran
pintor católico en el idioma barroco, aunque Rembrandt y otros artistas holandeses fueron
influenciados por ambos Caravaggismy Bernini. Francia tenía su propia relación (más secular)
con el Barroco, que era el más cercano en arquitectura, en particular el Palacio de Versalles. La
figura clave en el arte barroco francés del siglo XVII fue Charles Le Brun (1619-1690), quien
ejerció una influencia mucho más allá de su propio métier. Véase, por ejemplo, la fábrica de
tapices Gobelins, de la que fue director. España y Portugal lo adoptaron con más entusiasmo,
al igual que las áreas católicas de Alemania, Austria, Hungría y los Países Bajos españoles.
La culminación del movimiento fue el Alto Barroco (c.1625-75), mientras que el apogeo de la
grandiosidad del movimiento estuvo marcado por la cuadratura fenomenal conocida como
Apoteosis de San Ignacio (1688-94, S. Ignazio, Roma), por el pintor de techos ilusionista
Andrea Pozzo (1642-1709 ) Seguramente una de las mejores pinturas barrocas del siglo XVII.
Nápoles, en 1600, la segunda ciudad más grande de Europa después de París, fue un
importante centro de arte barroco de la Contrarreforma. La escuela napolitana fue desarrollada
por Caravaggio, Ribera, Artemesia Gentileschi, Mattia Preti (1613-99) Luca Giordano (1634-
1705), Francesco Solimena (1657-1747) y otros.
Nota: Llevó más tiempo para que el estilo barroco llegara a Rusia. De hecho, no fue hasta el
período del arte petrino en San Petersburgo bajo Pedro el Grande (1686-1725), que arquitectos
como Rastrelli, Gottfried Schadel, Domenico Trezzini, Andreas Schluter, Michetti, Matarnovi
y Leblond comenzaron a diseñar en el estilo del barroco ruso .
A finales del siglo XVII, el gran estilo barroco estaba en declive, al igual que su principal
patrocinador, Italia. La próxima potencia europea era Francia, donde estaba comenzando a
surgir un nuevo y contrastante estilo de arte decorativo. Este estilo desenfadado pronto
envolvió la arquitectura, todas las formas de decoración de interiores, mobiliario, pintura,
escultura y diseño de porcelana. Era conocido como Rococo.
Antecedentes:
Desde la llegada de los españoles a América, el número de nuevas ciudades fue en
crecimiento constante. La posibilidad de planificar desde el principio el desarrollo urbano de un
territorio hizo posible realizar la utopía renacentista, que aspiraba a recuperar el plano reticular
del arquitecto griego Hipódamos de Mileto, con calles que se cortan en ángulo recto y
manzanas regulares de casas trazadas (a cordel y regla), según dicen las leyes indias.
En todas ellas tuvo una gran importancia la plaza mayor o plaza de armas, centro político,
económico y religioso dentro de la cuidad. Pero la conquista no solo fue una empresa militar,
sino también religiosa.
Al principio fueron conventos, fundados por órdenes mendicantes, como franciscanos y
dominicos, que en ocasiones, levantaron misiones, convertidas también en núcleos de
población. Tras las primeras décadas del siglo XVI, plagadas de interesantísimas experiencias
arquitectónicas, se emprende la construcción de catedrales.
Tuvo mucho éxito una planta de salón con columnas y bóvedas a la misma altura
(Hallenkirchen), que se había utilizado en Europa desde los tiempos finales del gótico, aunque
ahora con elementos clasicistas, empleados con cierto anacronismo y arbitrariedad.
Una de las más importantes fue la catedral metropolitana de México, diseñada por Claudio de
Arciniega, inaugurada en 1667, aunque se completó más tarde, con las características
fachadas-retablo de las iglesias americanas, profusamente ornamentadas. En este templo se
funde la planta de salón con la basílica, con cúpula sobre el crucero. Está dotado de columnas
y bóvedas como en Europa, pero realizadas con materiales autóctonos, más ligeros, que
producen un singular espacio diáfano y escalonado, de una monumentalidad insólita, en una
fusión de culturas que caracterizan todo el arte iberoamericano de la Edad Moderna.
Este mestizaje estilístico tuvo una de sus más peculiares manifestaciones artísticas autóctonas
en las decoraciones, en las que se emplearon motivos europeos, como la columna salomónica
o el estípite (pilar formado por troncos de pirámide invertidos), a veces caprichosamente
interpretados , junto a elementos indígenas, como frutos locales, papayas o plátanos. Muchas
de estas decoraciones son espesos estucos que inundan, en un frenesí de formas que no tiene
límites, toda la superficie arquitectónica, como la iglesia del convento de Santo Domingo
(1657), en Oaxaca, o la capilla del Rosario, en la iglesia del Convento de Santo Domingo
(1690),en Puebla.
El arte americano presenta características originales a causa de las influencias de los modelos
peninsulares y del arte precolombino. En América, el Barroco se desarrolló desde mediados
del siglo XVII hasta los comienzos del siglo XIX.
Arquitectura:
Sobre los edificios arquitectónicos de Quito, se puede observar como la luz golpea la piedra y
deja su sombra sobre las fachadas de piedra y barro, las texturas se manifiestan en toda su
gracia, sutil, y a veces dura, pero siempre plástica.
Estas paredes atesoran el producto de las manos creativas de artesanos locales que
aprendieron nuevos lenguajes y códigos a partir de 1534 cuando España funda Quito sobre
antiguos asentamientos indígenas. Allí nace el período colonial, cuando la ciudad experimenta
la construcción de sus principales monumentos religiosos depositarios de obras de arte
invalorables. Son los tiempos en el que el Barroco se derrocha por todas partes, es la voluntad
por lo por lo voluptuoso y sobrecargado, ese horror al vacío, se transforma en arte enérgico,
que se levanta en ese Quito.
Los gruesos muros que limitan estos templos de arte colonial son testigos de innumerables
acontecimientos, como el del convento de San Agustín donde se firmó el Acta de
Independencia del Ecuador.
América y España se unen en el Arte, la potencia creativa local, más su cosmovisión indígena,
junto con los códigos ancestrales europeos de la época logran una fusión que se verifica en
las creaciones artísticas y arquitectónicas.
El convento de San Agustín, es uno de los más antiguos de Quito, es también llamado el
Convento del Oro de América, allí podemos ver hoy lienzos de los artistas ecuatorianos Miguel
de Santiago, Luis Carrera y otros atribuidos a la Escuela Quiteña del siglo XVII. Lo primero que
llama la atención en éste convento, es la continuidad a lo largo de cuatro corredores de cuadros
enormes de un mismo personaje, los cuales están plasmados por la vida y los milagros de San
Agustín, una de las obras cumbre del pintor quiteño Miguel de Santiago, mayor exponente de
la pintura en la Escuela Quiteña. La serie pintada entre 1656 y 1659 por Miguel de Santiago y
sus discípulos desarrolla con maestría las técnicas de luz y sombra que dan vida al claroscuro.
Todas las piezas de la Sala Capitular pertenecen a la escuela de arte de Quito, trabajadas a
lo largo del XVII y XVIII: la sillería, el artesonado mudéjar, hasta el magnífico y sufridísimo
Cristo del retablo de José Olmos, más conocido como Pampite (1670- 1730), escultor famoso
por sus trabajos de policromía y realismo desmesurados. Otra de las obras de ésta escuela
es la Regla o el Cuadro de los mil rostros, pintados por Miguel de Santiago, ésta obra tiene
ocho metros de alto por seis de ancho, donde ninguna de las caras que aparecen en el lienzo
se repiten.
Quito tiene tanto arte religioso que es imposible sintetizarlo en pocas líneas, pero no podemos
dejar de mencionar a todo el conjunto de San Francisco, el más grande, y una joya de América
toda, tampoco a la Iglesia y Convento de Santo Domingo lugar ineludible en un recorrido por
el arte religioso quiteño, a iglesia de la Compañía que es, sin lugar a dudas, el mayor y mejor
ejemplo del arte Barroco de la Escuela Quiteña y uno de los mayores monumentos de esa
corriente en la América Hispánica y en todo el mundo.
Pintura y Escultura:
Con respecto a la pintura y escultura de la escuela quiteña, a más de los aportes españoles,
recibe múltiples influencias flamencas, italianas y moriscas, las cuales íntimamente enraizadas
en la tradición indoamericana, le dan una particularidad especial, diversa de sus fuentes, pues
su resultado es mestizo.
Historia
El período del rococó se corresponde aproximadamente con el reinado de Luis XV, rey
de Francia 1715-1774. Sus orígenes exactos son oscuros, pero parece haber comenzado con
la obra del diseñador francés Pierre Lepautre, quien introdujo arabescos y curvas en la
arquitectura interior de la residencia real en Marly, y con las pinturas de Jean Antoine Watteau,
cuyos cuadros de colores delicados sobre escenas aristocráticas que se desarrollan en medio
de un entorno idílico rompen con el heroísmo del estilo de Luis XIV.
Ha sido considerado como la culminación del Barroco, sin embargo, es un estilo independiente
que surge como reacción al barroco clásico impuesto por la corte de Luis XIV. El rococó a
diferencia del barroco, se caracteriza por la opulencia, la elegancia y por el empleo de colores
vivos, que contrastan con el pesimismo y la oscuridad del barroco.
Durante el reinado de Luis XV, el estilo presenta innumerable cantidad de curvas y contra
curvas y es muy recargado; en la época de Luis XVI aparecen, en cambio, líneas rectas y
ciertos elementos decorativos de origen greco-latino que se vinculan con el descubrimiento de
la ciudad romana de Pompeya. Este gusto por una mayor sobriedad se relaciona también con
la presencia del racionalismo burgués expresado en las ideas de la Ilustración.
Características generales
Pintura
En la pintura los personajes son representados con mucha elegancia y la naturaleza está
idealizada. La pintura desarrolló diferentes temas, entre los que predominaron el retrato, los
temas mitológicos, las escenas cortesanas y el paisaje. Este último tuvo gran desarrollo
en Venecia, donde pintores como Canaletto y Guardi captaron distintas vistas de la ciudad y
diferentes ceremonias que se desarrollaban en sus calles y plazas. En Francia, lugar de origen
del arte rococó, sobresalieron Watteau, Fragonard y Boucher, que pintaron escenas
aristocráticas y cortesanas.
La pintura es ante todo decorativa. Se decoran paredes y techos mediante grandes frescos.
Se cultiva igualmente el cuadro de caballete, si bien en lienzos de tamaño inferior, por lo
general, a las grandes telas de la pintura barroca del siglo precedente. En cierto sentido
también esta pintura era decorativa pues decoraba las casas de la nobleza y de la burguesía,
por lo que el cuadro se adaptaba a los espacios de las casas dieciochescas.
Se sigue cultivando la pintura al óleo y se populariza como medio de expresión la pintura al
pastel, esto es, dibujo en color sobre una hoja de papel. Fue, de hecho, uno de sus medios de
expresión favoritos. La pincelada era fina, no suele por lo general apreciarse. En cuanto al
cromatismo, es una pintura muy colorista; se prefieren los colores vivos, luminosos, suaves y
claros. Hay un esfuerzo consciente por evitar las sombras, prefiriendo la luz.
Arquitectura
En la arquitectura los adornos se adherían en las grutas y las cascadas representando falsas
rocas, llamados rocallas, fueron el principal elemento nuevo, introducido para sustituir el rígido
sistema de los órdenes clásicos, para evocar en la arquitectura el frescor y la alegría de lo
primitivo y lo campestre. Los palacios son los primeros en adoptar como elementos básicos
caprichosos recuadros, columnas esculpidas, conchas, etc.
El aspecto más destacable de los interiores rococós es la distribución interna. Los edificios
tienen estancias especializadas para cada función y una distribución muy cómoda. Las
habitaciones se diseñan como un conjunto que, con una marcada funcionalidad, combinan la
ornamentación, colores y mobiliario. El nuevo estilo fue perfecto para las residencias de la
nobleza y la alta burguesía, las clases más ansiosas de cambiar según los nuevos cánones y
las más dotadas de medios económicos para conseguirlo.
Escultura
Obra de Francisco Salzillo (Murcia, 1707 - 1783)
Un gran escultor del rococó fue Andrea Schluter, autor de la efigie ecuestre del elector Federico
Guillermo, en la cual puede observarse como el movimiento de masas y líneas, que en el
tiempo barroco afectaba solamente a la concepción del conjunto, en el siglo XVIII fue utilizada
como un detalle para dar vida a cada pormenor de los cuerpos.
Estilo y difusión
El estilo rococó se difundió rápidamente por otros países europeos, particularmente
por Alemania y Austria, donde se entremezcló con el barroco creando un estilo suntuoso y
profuso, especialmente en iglesias y espacios sagrados. Culminó con el trabajo del arquitecto
y diseñador bávaro François de Cuvilliés en su obra del pabellón de Amalienburg 1734-1739,
cerca de Munich, cuyo interior, parecido a un joyero, estaba compuesto de espejos, filigranas
de plata y oro, y paneles decorativos. En España, el palacio de La Granja es el edificio que
más se acerca a este estilo artístico, aunque el rococó se desarrolló más en la decoración de
interiores. En Francia dio paso al austero estilo neoclásico a finales del siglo XVIII y
desapareció con el inicio de la Revolución Francesa en1789 de manera repentina y por
completo.
ARTE ROCOCO EN EUROPEO
Arquitectura
El rococó en Europa se inicia durante el reinado de Felipe V (1700-1746), favorecido por el
estilo churrigueresco, que había llevado al barroco al recargamiento ornamental. Su influjo fue
limitado, ya que fueron muy pocos los contactos que España mantuvo con el rococó europeo
y especialmente con Francia y Alemania.
Un arte de colores luminosos, suaves, delicados y de tonalidades claras, que contrastaban con
la oscuridad y de la sombra
El Rococó como estilo, llega a América Latina hacia 1780 de la misma manera que anteriores
tendencias, es decir “exportado” desde la península con el fin de satisfacer las demandas
artísticas tanto de los gobernantes españoles como el clero en las colonias.
Sin embargo, el rococó no es oriundo arte Español, el simple despertar rococó en España es
producto de la influencia francesa; y más allá de ser una influencia, es casi una imposición
cultural por medio de la cual Francia se aseguraba una hegemonía y acercamiento social en
la península en reprimenda de su enemigo natural: Inglaterra. Esta casi “imposición”
obviamente es acogido por la sociedad española que sin embargo va a transformarla y
adaptarle un matiz diferente al resto de Europa, la otrora dominación árabe aún marca las
tendencias artísticas hispanas; y esta mezcla de influencias (árabe, francesa y española) son
llevadas a América Latina por españoles para españoles.
Sin embargo, el arte rococó pierde su esencia en América; porque si bien es cierto nace de la
necesidad de embellecer y sublimar los procesos vitales, estos degradan su “sutileza pictórica”
a ser una vanalidad ostentosa utilizada por nobles y por el clero en un claro manifiesto de
poder, posesión y lujo. Esto desde luego es rechazado por las sociedades nativas que
consumen (producen) en poca medida este estilo; no tanto así sucede con el barroco aún
vigente sobre todo en Perú y México en las que los artesanos indígenas han logrado rescatar
las formas barrocas con un juego pictórico y geométrico propio de sus ancestros; este estilo
mal denominado “Barroco Mestizo” sería la contraparte popular del ostentoso Rococó Hispano.
La arquitectura religiosa será la “punta de lanza” de toda una galería de artes que llegarían a
América pregonando la ostentosidad de los reyes y demostrando que el Siglo XVIII es el siglo
del absolutismo. Aunque la estructura externa de los edificios rococó se confunden con los del
barroco por sus sutiles diferencias; el trabajo interno y pictórico denota un radical cambio en la
forma de pensar de los religiosos de entonces, atrás quedaron los postulados de Bartolomé de
las Casas (entre otros) pregonando la humildad de la Iglesia, el siglo XVIII trajo al rococó, y el
rococó trajo ostentosidad y lujo para “El Rey de todos los Reyes” (Según el pensamiento de la
época)
Sitien es cierto, lo retablos se utilizaron desde el periodo Barroco, el Rococó en América hace
que estos sean realmente concebidos como Arquitectura Escultórica o Escultura
Arquitectónica, como se prefiera, generando un espacio de dominio entre el usuario y el
principio del “El Creador”; el bombardeo de formas y luces doradas de los retablos es un
espectáculo no visto anteriormente en un espacio que buscaba el recogimiento y ahora el
empequeñecimiento de la condición humana.
En las casas de los nobles, militares o hacendados llegarían como oleadas cantidades
enormes de piezas mobiliarias; famoso es el caso local de la actual “Casa del Mariscal
Orbegoso” donde se exhiben muebles Luis XVI en buen estado de conservación; lo mismo los
espejos, mesas, baños, etc. Por un error de entendimiento popular, las piezas rococó y la
explosión pictórica se habían convertido en sinónimo de lujo.
“El Arte, como arte es una expresión social, entonces no puede ser calificado de bueno o malo
según su belleza o estética, sino por la calidad con la que este puede expresar el sentir popular”
En este sentido, el rococó era un arte hecho (traído) para una minoría, una minoría que
dominaba el ámbito político y económico, pero que era minoría al fin y al cabo, una masa social
oriunda que no solo transforma y degrada el espacio natural americano sino que impone y
restringe los estilos artísticos del momento, socavando el pensamiento colectivo de las
comunidades locales.
ARTE COLONIAL EN LA NUEVA ESPAÑA
El arte colonial es el que se desarrolla en América durante el periodo de ocupación española,
es decir, desde que Cristóbal Colón descubre el continente hasta que alcanza su
independencia.
América era un territorio plural, de gran diversidad geográfica, donde existía una población
local con múltiples culturas y religiones. El objetivo, más allá de asentarse en el territorio, será
el de reducir la pluralidad peninsular y dar unidad al territorio americano. Comienza así la labor
evangelizadora de conversión al cristianismo y de instalar el castellano como única lengua.
La influencia española dominará y se impondrá a la autóctona. Desde España llegarán al
Nuevo Mundo numerosos artistas que formarán talleres y enseñarán a los nativos los modelos
y estilos de la península, como son el gótico, renacimiento, manierismo, barroco y
neoclasicismo. Hay que señalar la importancia de la pintura en el proceso de evangelización,
ya que sus temas religiosos y didácticos tratan diferentes episodios de la vida de Jesús, de la
Virgen y de los santos más populares.
Una vez que se ha descubierto el continente, tiene lugar su ocupación. La primera etapa de la
conquista se produce en El Caribe.
Será en Santo Domingo donde mejor se transfiere la cultura española debido a la inexistencia
de una cultura aborigen fuerte. Canteros y albañiles sevillanos fueron en la primera década del
siglo XVI a atender las obras públicas de mayor importancia.
La Catedral de Santo Domingo es una obra esencial ya que se comprueba que el español
adapta a las características del lugar la experiencia que trae, adecuándolo a las necesidades
de la población.
De traza gótica, se compone de tres naves a la misma altura con capillas laterales muy
profundas. La iluminación, bebe del románico, a través de las capillas llega una luz tenue.
Estas capillas, siguiendo la tradición española, están resueltas con cubiertas individuales y
diferenciadas, lo que señala su independencia funcional y espacial.
En la fachada principal impera el lenguaje renacentista, tanto en la decoración como en la
estructura arquitectónica.
Otras obras son La Casa de Diego de Colón, que es el hijo de Cristóbal Colón y el Hospital de
San Nicolás de Bari.
En 1524 se produce la conquista y fundación de México. El panorama es absolutamente
diferente, ya que aquí entran en contacto con culturas más desarrolladas. La nueva tarea del
español será la de evangelización. Las órdenes religiosas de los franciscanos, los dominicos
y los agustinos abrirán las fronteras e irán avanzando en el territorio consolidando poblados,
organizando asentamientos y difundiendo el mensaje evangélico. Para ello construirán
numerosos conventos.
El programa conventual está formado por una iglesia, un monasterio, un claustro y un atrio.
Son los mismos elementos que conforman los conventos europeos, pero en América, la escala
del monasterio y de la iglesia se reduce y adquieren un desarrollo inmenso las partes que no
existían en Europa, como es el atrio, que se acomoda a la costumbre indígena de recibir las
ceremonias al aire libre. En ellos también se catequizaba y se enseñaban los oficios
artesanales.
Junto a los rincones del atrio se disponen pequeños templetes o "capillas posas" que marcan
el recorrido de las procesiones y sirven para detener o posar las imágenes.
Al fondo aparece la capilla abierta o la "capilla de los indios". Era el lugar desde donde el
sacerdote podía decir misa hacia la multitud del atrio. Responden a la necesidad de albergar
a multitudes que no cabían en las iglesias y a la tradición prehispánica de los cultos al aire
libre. En la capilla abierta, el sacerdote era el único que estaba a cubierto.
Los atrios aparecerán amurallados y almenados, sirviendo de ciudadelas que recuerdan a las
fortificaciones medievales.
Las iglesias reiteran la tipología del templo gótico de una nave profunda, bóvedas de crucería
y cabecera poligonal con contrafuertes. Las portadas presentan los motivos del gótico
isabelino, del renacimiento y del plateresco.
Los espacios internos del convento, celdas, oficinas, talleres, refectorio, portería, biblioteca,
sanitarios, etc., se distribuyen alrededor del claustro.
El Convento de Huejotzingo (1550-1570), en el estado de Puebla, es uno de los primeros
conventos franciscanos y el que mejor se conserva. Se compone de atrio, capillas posas,
iglesia, convento y claustro.
El Convento de Acolman, fundado por los agustinos, también sigue estas premisas. Cuenta
con pinturas murales muy interesantes, con un contenido iconográfico concreto ya que es el
soporte para transmitir un mensaje. Encontramos una Crucifixión, la representación del Juicio
Final y a Dios Padre en el trono.
Los dominicos llegaron más tarde a América situándose en Oaxaca, Chiapas y Guatemala.
Extienden el tipo de planta basilical. Por ejemplo, la Iglesia de Cuilapan.
A lo largo del siglo XVI también se construirán numerosas catedrales, ya que en las principales
ciudades de la Nueva España se establecen diócesis episcopales. Se pueden apreciar ya
rasgos renacentistas y manieristas, como en La Catedral de México, que se ubica en la plaza
y se levanta en parte del viejo solar del Templo Mayor azteca.
La ocupación española se extendió a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia (Imperio
Inca). Ejemplo de ello son La Catedral de Tunja en Colombia, la de Quito en Ecuador, la de
Lima o el Santuario de peregrinación de Copacabana.
El Barroco llegó de la mano de la Contrarreforma, debido al gran peso que tuvo en España.
Se sirvió del estilo para combatir la difusión del protestantismo y defender el catolicismo. Por
ello, se importarán numerosas obras de imaginería de escultores españoles como Martínez
Montañés.
Algunos de los ejemplos barrocos más destacados son Santa Prisca de Tasco y la Iglesia de
Tepotzotlán en México.
Santa Prisca tiene gran singularidad por su sentido verticalista. Su gran portada-retablo reúne
columnas cilíndricas, salomónicas, un gran medallón central, reloj y estatuas.
Otras obras son la Catedral, el Palacio de Gobierno y el Convento de San Francisco en Lima,
Perú.
El arte colonial hispanoamericano o nueva España, es desarrollado en
las colonias españolas en América, desde su descubrimiento por Cristóbal
Colón en 1492 hasta la independencia de los diversos países americanos a lo largo del siglo
XIX (los últimos Cuba y Puerto Rico en 1898). Los españoles llevaron al nuevo continente
su idioma, cultura, religión y costumbres, los cuales impusieron a la población indígena, que
anteriormente había desarrollado grandes civilizaciones como la maya, la azteca y la inca. Así,
el arte colonial será fiel reflejo del arte efectuado en la metrópoli, suponiendo el final de las
representaciones artísticas autóctonas, el arte precolombino. Vemos por tanto en el arte
colonial los mismos estilos artísticos que se desarrollan paralelamente en
el continente europeo, principalmente el Renacimiento, el Barroco y el Rococó.
La llegada de los conquistadores supuso una gran revolución sobre todo en el terreno de
la arquitectura, con la traslación de las diversas tipologías de edificios propios de la cultura
europea: principalmente iglesias y catedrales, dado el rápido desarrollo de la labor
de evangelización de los pueblos nativos americanos, pero también edificios civiles
como ayuntamientos, hospitales, universidades y palacios y villas particulares.
En el terreno religioso, se dio a menudo la circunstancia de que muchas iglesias fueron
construidas sobre antiguos templos indígenas. Aun así, frecuentemente se produjo una
síntesis entre los estilos colonizadores y las antiguas manifestaciones precolombinas,
generando una simbiosis que dio un aspecto muy particular y característico a las originales
tipologías europeas. Así, observamos cómo las principales muestras de arte colonial se
produjeron en los dos centros geográficos de más relevancia en la era
precolombina: México y Perú.
En pintura y escultura, en las primeras fases de la colonización fue frecuente la importación de
obras de arte europeas, principalmente españolas, italianas y flamencas, pero enseguida
comenzó la producción propia, inspirada en inicio en modelos europeos, pero incorporando
nuevamente signos distintivos de la cultura precolombina.