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Los Maestros de Lemuria sabían muy bien que la catástrofe final provocaría
gigantescas mareas y enormes olas que sumergirían la última parte de su tierra en
las furiosas aguas y en el olvido. Aquellos que trabajaban en la Senda de la Mano
Siniestra proseguían sus diabólicos experimentos y no prestaban atención a “lo que
estaba escrito en la pared”, así como hoy, en la Tierra, millones de habitantes
siguen “comiendo, bebiendo y divirtiéndose”, aun cuando los fieles del Padre
Infinito disciernen claramente los signos de los tiempos.
Los Maestros y los Santos que trabajan en la Senda de la Mano Diestra empezaron
a archivar las preciosas crónicas y documentos de las bibliotecas de Lemuria. Cada
Maestro fue elegido por el Concilio de la Gran Jerarquía Blanca para que fuera a
diferentes secciones del mundo, donde, en seguridad, pudiera establecer una
Escuela de la Antigua y Arcana Sabiduría. Se hizo esto para conservar el
conocimiento científico y el espiritual del pasado. Al principio, durante muchos
miles de años, esas escuelas seguirían siendo un misterio para los habitantes del
mundo; sus enseñanzas y las reuniones debían ser secretas. De ahí que aún hoy día
son llamadas Escuelas de Misterio o Shan-Gri-Las de la Tierra.
El Señor Muru, como uno de los maestros de Lemuria, fue delegado por la
Jerarquía para llevar los rollos sagrados que estaban en su posesión junto con el
enorme Disco Solar de Oro a la zona montañosa de un lago recién formado en lo
que ahora es la América del Sur. Allí guardaría y mantendría el foco de la llama
iluminadora. El Disco Solar era guardado en el gran Templo de la Luz Divina en
Lemuria y no era un mero objeto ritual y de adoración, ni tampoco sirvió
posteriormente a este solo propósito al ser usado por los Sumos Sacerdotes del Sol
entre los Incas del Perú. Aramu-Muru partió hacia la nueva tierra en uno de los
plateados y ahusados navíos aéreos de aquella época.
Mientras las últimas partes del antiguo continente se despedazaban en el Océano
Pacífico, terribles catástrofes tenían lugar en toda la Tierra. La Cadena Andina de
montañas surgió en aquella época, y desfiguró la costa oeste de la América del Sur.
La antigua ciudad de Tiahuanaco (Bolívia) era en aquel tiempo un importante
puerto de mar y una ciudad colonial del Imperio Lemuriano de gran magnificencia
e importancia para la Madre Patria. Durante los subsiguientes cataclismos se elevó
sobre el nivel del mar y el clima polar de las altas mesetas eternamente barridas
por el viento. Antes que esto tuviera lugar, no existía el Lago Titicaca, el cual es
ahora el lago navegable más alto del mundo, por encima de los cuatro mil metros.