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El sistema nervioso experimenta cambios estructurales y funcionales, los cuales se manifiestan en el número
de contactos sinápticos que forman circuitos nuevos como resultado de la experiencia o como resultado de
la reparación de algún daño, a través de factores tróficos u hormonales. A este proceso que es una de las
propiedades fundamentales del sistema nervioso se le conoce como plasticidad neuronal.
Desde hace algunos años se conoce que la plasticidad neuronal no depende estrictamente hablando de la
información hereditaria, los genes no determinan el número de conexiones sinápticas, ni la cantidad de
receptores para hormonas o neurotransmisores ni el sitio de expresión de los ligandos celulares para estas
sustancias, esto hace posible que no existan dos cerebros iguales, aun en gemelos idénticos.
Uno de los factores tróficos, que hacen posible la estructuración de las uniones interneuronales y el que
determina si es en serie o paralelo el circuito, la longitud de las fibras que forman el circuito y si son aisladas
(mielinizadas) o no mielinizadas es el factor de crecimiento neural que fue identificado por Rita Levi-
Montalcini y Víktor Hamburger. Recientemente se han aislado y caracterizado otros muchos factores tróficos
neuronales que participan en los procesos de plasticidad-aprendizaje que son liberados como respuesta a
influencias ambientales y mentales. De acuerdo a estos hallazgos es posible que uno mismo sea capaz de
determinar su propia plasticidad neural y que cada quien decida cuanto aprende.
Otro de los factores que participa en los cambios estructurales del cerebro es la función sináptica que es
resultado de los eventos químicos y eléctricos que generan los potenciales de acción, estos potenciales de
acción pueden aumentarse o disminuirse dependiendo de la frecuencia y de la magnitud de los estímulos a
los que el individuo se exponga, es decir, la experiencia y la actividad mental son muy importantes en los
procesos de plasticidad neuronal. Estos procesos son de gran interés en las neurociencias, ya que
representan los mecanismos mediante los cuales se llevan a cabo el aprendizaje y la memoria. Uno de los
cambios más significativos que establece la repetición de eventos y la actividad cognitiva es la generación de
potenciales eléctricos en la membrana postsináptica, como resultado del aumento en la duración de la
respuesta de la neurona presináptica a estímulos sensoriales. La estimulación sensorial repetida logra que los
transmisores nerviosos se liberen en forma considerable, como respuesta a cambios en las concentraciones
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de iones que se encuentran dentro y fuera de la célula, entre los iones de mayor importancia para inducir
esta liberación, se encuentran el calcio, potasio, sodio y cloro entre otros. Sin embargo, a pesar de que la
repetición es fundamental para el aprendizaje, este debe de ser siempre novedoso y producir una excitación
rápida, ya que cuando un estímulo se repite constantemente, genera excitaciones lentas y la respuesta
neuronal desaparece en forma gradual, produciéndose lo que se conoce como habituación.
Iones y habituación.
Sensibilización
Conclusiones
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, el estímulo y sus características son fundamentales para que el
cerebro realice funciones de plasticidad que le permitan aprender sin fin, pero es muy importante que el
estímulo siempre sea novedoso, excitante, y placentero para que induzca acumulo de información para
evitar el dolor y obtener placer. Por otra parte es también importante considerar que el proceso de
plasticidad y aprendizaje se realiza en forma estructurada mediante estímulos de duración breve y repetidos
con rapidez ya que este tipo de estímulos genera liberación de hormonas que interactúan con
neurotransmisores en el cerebro, particularmente en el hipocampo donde se establece la memoria y el
aprendizaje que son los moduladores de la plasticidad. Finalmente es importante recordar que la exposición
constante a estímulos novedosos o la actividad física y mental durante la vida, son factores que previenen
significativamente el endurecimiento del cerebro, que se traduce como la incapacidad para aprender y la
pérdida progresiva de la información de los programas mentales. Es decir, si queremos evitar enfermedades
cerebrales degenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer es necesario conservar la plasticidad de nuestro
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cerebro, mediante la exposición a estímulos sensoriales novedosos y la actividad física y mental que induzcan
aprendizajes.
Bibliografía
Levi-Montalcini R. The nerve-Growth factor. Adv. Biochem. Psychopharmacol 15: 237-250. 1976.