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y otros
Versión espafiola de
Jesús Alborés
Alianza
Editorial
EL ESTRUCTURALISMO, EL POST-ESTRUCTURALISMO Y LA
PRODUCCIÓN DE CULTURA
Anthony Giddcns Barlhes estuviera fuertemente influido en sus primeros escritos por
Lévy-Slrauss, pero mús larde se alejó bastante de él. Foucault, Lacan,
Allhusser y Derrida divergen radicalmente tanto de las ideas principales
Del libro: LA TEORÍA SOCIAL, HOY de Saussure y Lévy-Strauss corno entre sí. Parece que falla casi por
completo la hornogeneidad precisa para hablar de una tradición de
pensamiento definida.
Pero a pesar de su diversidad, existe cierto número de lemas que afloran
en las obras de lodos estos autores. Ademús, a excepción de Saussure,
lodos son franceses y han estado situados en una red de influencias y
contactos mutuos. Al usar en lo que sigue los términos eslructuralismo» y
«post-eslrucluralismo», considero que Saussure y Lévy-Strauss
pertenecen a la primera categoría, y los demús a la segunda. Es sabido
que la de «posl-eslrucluralismo» es una categoría considerablemente laxa
que se aplica a un grupo de autores quienes, si bien rechazan ciertas ideas
características del pensamiento estructuralista anterior, al mismo tiempo
adoptan algunas de ellas en su propia obra. Por lanlo, aunque traten estos
temas de formas diferentes, las que siguen pueden considerarse
características distintivas y persistentes del estrucluralismo y del
post-estruluralismo: la tesis de que la lingüística-o mús exactamente,
ciertos aspectos de determinadas versiones de la lingüística- tiene una
importancia clave para la filosofía y la ciencia social en su conjunto; su
insistencia en la naturaleza relacional de las totalidades, ligada, a la tesis
del carúcter arbitrario del signo, y relacionada con su énfasis en la
primacía de los significantes sobre lo significado; el descenlramiento del
El estructuralismo y el posl-eslrucluralismo son tradiciones de pensamiento sujeto; una peculiar preocupación por la naturaleza de la escritura, y
muertas. A pesar de la promesa que contenían en la flor de su juventud, en último por consiguiente por los materiales textuales; y su interés en el carúcter
término no han conseguido producir la revolución de la comprensión filosófica y de la temporalidad como componente conslilulivo de la naturaleza de
de la teoría social a la que en otro tiempo se obligaron. En es la discusión no trataré objetos y sucesos. No hay uno solo de estos temas que no toque
tanto escribir su esquela como de indicar qué partes de su legado intelectual problemas de importancia para la teoría social actual. Del mismo modo,
pueden ser aún aprovechables. Pues aunque no transformaron nuestro universo sin embargo, tampoco puede afirmarse que sean aceptables los puntos de
intelectual del modo en que a menudo se pretendió, llamaron nuestra atención vista de los escritores arriba citados sobre ninguno de dichos lemas.
sobre problemas de considerable y perdurable importancia.
Como se sabe, muchos dudan de que haya existido nunca cuerpo de
pensamiento lo suficientemente coherente como para ser denominado Problemas lingüísticos
«estrucluralismo>>, y no digamos «posl-estrucluralismo», nombre todavía mús
vago. (vid. Runciman: 1970). Después de lodo, la mayor parte de las figuras Es sabido que, en su origen, el estructuralisrno fue tanto un movimiento
destacadas que suelen encuadrarse b:.~jo estas etiquetas han negado que tuviera dentro del úmbilo lingüístico como un intento de demostrar la
algún sentido aplicar estos términos a sus propios intentos. Saussure, a quien suele importancia de los conceptos y métodos de la lingüística para una amplia
considerarse el fundador de la lingiiíslica eslrucluralisla, apenas emplea siquiera el variedad de problemas de las disciplinas humanísticas y de las ciencias
término «estructura» en su propia obra (Saussure: 1974). sociales. La distinción de Saussure entre langue y paro/e puede
Hubo una época en la que Lévy-Slrauss promovió activamente la causa de la considerarse con justicia la idea clave de la lingüística estrucluralisla.
«antropología estructural» y, mús en general, del «eslructuralismo», pero a lo largo Con esta distinción, el estudio de la «lengua» se apar
de la última parle de su carrera se ha hecho mús prudente al caracterizar su enfoque
de esta forma. Quizú
2.57
ta de la esfera de lo contingente y contextual. En tanto que forma estructural global,
la lengua se sep:.m1 de los múltiples usos a los que pueden aplicarse los actos de lingüística saussuriana, y si bien es cierto que sus defensores más conspicuos
habla pmticulares. La parole es lo que Saussure denomina "as ecto ejecutivo del rechazaban Ja diferenciación entre tangue y parnle, no cabe duda de que existen
;_e~guaje>>, mientras- que a angue es «un sistema de signos en el que lo umc<;:_ ciertas afinidades subyacentes que Chomsky consiguió poner de manifiesto.
esencial es la unión de significados e imágenes acústicas'\ - aussure:J 974); La Redefiniendo la distinción entre lrmgue y parole como distinción entre competencia
lengua es por tanto un sistema idealizado, deducido de los usos particulares del y actuación, y apartándose radicalmente del conductismo de Bloomfield y Hm-ris,
habla pero independiente de estos. Los contenidos acústicos reales del lenguaje son, Chomsky pudo reconstruir un elaborado modelo de lingiiística formal sobre una
en cierto modo, iITelev:rntes para el análisis de la langue. pues se trata de estudiar las base mentalista. Dada la diferenciación que se establece entre competencia y
relaciones formales entre sonidos, o signos escritos, no su propia sustancia. Aunque actuación, la lingüistica chomskiana concede necesariamente una importancia
en Saussure persisten un cierto mentalismo y una cierta dependencia de la central a la sintaxis (vid., por ejemplo, Chomsky: J 968). Su objetivo no es explicar
psicología, en principio la lingüística se desliga claramente del resto de las todos Jos actos lingüísticos de los hablantes de una deternúnada comunidad
disciplinas que se ocupan del estudio de la actividad humana. También la lingüística, sino únicamente las estructuras sintácticas de un hablante ideal de dicha
fonemática se diferencia con claridad de la fonética, que tiene una importancia lengua. La teoría de Chornsky reintroduce la interpretación, pues la definición de la
relativamente 1mu-ginal respecto al núcleo central del análisis lingüístico. corrección lingüística depende de lo que los hablantes consideren aceptable.
Existe una inconsistencia en el corazón de la concepción saussuriana de la langue. También otorga una cierta prioridad a los componentes creativos del lenguaje, en el
Por una parte, se considera que la tangue es en último término un fenómeno sentido de que el hablante competente puede generar un corpus indefinido de frases
psicológico, organizado en función de propieda~des mentales. Por otra-como sintácticamente aceptables. Es posible mantener que Ja distinción entre competencia
indicaría la aparente influencia de Durkheim en Saussure-la lengua es un producto y actuación es en algunos aspectos superior a la diferenciación entre tangue y paro/e,
colectivo, un sistema de representaciones sociales. Como los críticos han señalado, pues Chomsky al menos presenta un modelo de agente lingüístico. Como Chomsky
si la lengua es esencialmente una realidad psicológica, los signos no son ~u-bitrmios. señala criticando a Saussure, este ú 1timo consideraba Ja langue,
Como las relaciones que constituyen la lengua estarían estructuradas en función de .fimdamentalmente, como un depósito de «elementos semejantes a palabras» y
cmacterísticas mentales, tendrían una determinada forma regida por procesos «frases hechas», al que oponía el carácter más flexible de laparale. Se cmece de una
mentales. Por tanto, si la lengua se considera una realidad mental, el signo no puede explicación del «término .mediador» entre langue y paro/e. Según Chomsky, es en
ele ninguna numera ser arbitrario, y su significado no puede en modo alguno el agente donde se produce lo que el considera la «creatividad gobernada por
definirse por sus relaciones con los elementos sincrónicos de Ja lengua (Clarke: normas» del lenguaje como sistema (Chornsky: 1964, p. 23 ).
1981, p. 123). La gramática transformativa de Chomsky es uno de los enfoques influidos por
Hablando en un sentido amplio, la mayoría de las formas de lingüística algunas ideas centrales de Saussure; otro es Ja lingiiística de la escuela de Praga que,
estructuralista han optado por la versión «psicológica» de Ja langue más que por Ja a través de Jakobson, fue la corriente tiue m~i.s influyó sobre Lévy-Strauss. En un
versión «social". Adoptando este enfoque, Chomsky pudo efectmu· una fusión de las sentido amplio cabe afirmar que el grupo de Praga sigue la concepción «social>> de
ideas tomadas de la lingüística europea con el «estructuralismo conductista>> de la tangue más que la concepción «psicológica». Mientras que la lingüística de
Bloomfield, Hanis y otros lingüistas estadounidenses. Bloomfield y H~mis trataron Chomsky se centra en la competencia del hablante individual, la lingüística de la
de separar por completo la lingüística de cualquier otro tipo de mentalismo o escuela de Praga se concentra fundamentalmente en el lenguaje como medio de
psicología (Bloomfield: 1957; Harris: 1951). Para ellos, el objetivo de la lingüística comunicación. Por tal motivo, la semántica no se separa completamente de la
consiste en analizar el lenguaje, hasta donde sea posible, exclusivamente como sintaxis, y se considera que la naturaleza de la langue expresa relaciones de
secuencias de sonidos regulares. No debe centr~u·se la atención en las relaciones significado. Como ~ú-irma Trubetzkoy, la lingüística debería investigar «Cuáles son
interpretativas de los hablantes con el uso del lenguaje. Si bien en un primer las diferencias fonéticas que se encuentran vinculadas, en el lenguaje que
momento este punto de vista pm·ece sust~mcialmente distinto de la consideramos, a diferencias de significado, cómo se relacionan unos con otros estos
elementos diferenciadores o rasgos distintivos, y de
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acuerdo con qué normas se combinan p<mt formar palabras y frases)) (Trubetzkoy: mióticos . Esta idea fue esbozada por Saussure y des<mollada con cierto detalle por
1969, p. 12). Podría parecer que la insistencia sobre el significado y sobre el uso del Jakobson y otros.
lenguaje en tanto que medio de comunicación comprometería el carücter autónomo Por razón de las relaciones entre la lingüística estructuralista y el
de Ja lingüística tal corno fuera definido por Saussure (y Chomsky). Pues en tal caso estructuralismo en general, a menudo se afirma que el estructuralismo pm"licipó en
sería preciso analizar el lenguaje en las instituciones de la vida social. Y, en efecto, el «giro lingüístico» general característico de la filosofía y teoría social modernas.
los lingüistas de Praga rechazaron la distinción inflexible entre Tangue y paroTe Sin embmgo, por motivos que ahora indicaré, esta es una conclusión especiosa. Por
establecida por Saussure, así como la división entre sincronía y diacronía, un lado, hoy parece evidente que las esperanzas de que la lingüística proporcionma
relacionada con dicha distinción . No obstante, el grupo de Praga tendía a centrar su procedirnientos generales susceptibles de una aplicación muy amplia estaban fuera
trabajo en la fonología. donde puede estudi:u-se el sistema acústico de un lenguaje de lugar. Por otro, el «giro lingüístico», al menos en sus formas müs valiosas, no
sin atender a las connotaciones externas del significado. En particular, en la obra implica una extensión de las ideas tomadas del estudio del Jengm~je a otros aspectos
temprana de Jakobson se sostenía la idea de que era posible lograr una «revolución de la actividad humana, sino t¡ue explora la intersección entre el lenguaje y Ja
fonológica)) (la expresión es de Lévy-Strauss) analizando los fonemas en función de constitución de las praxis sociales. Se trata aquí, pues, de una crítica de la
las oposiciones que son los rasgos constituyentes del lengu::~je en su conjunto. lingüística estructural como enfoque del análisis del propio lenguaje, y de una
Aunque la justificación de esta idea era de índole metodológica y no valoración crítica de la importación de nociones tomadas de esta versión de la
epistemológica, el resultado fue que la lingüística volvió al estudio de las lingüística a otras úreas de la explicación del con1portamiento humano.
estructuras internas de la Tangue (Jakobson: 1971 ). Es bien sabido que se han hecho numerosas críticas de la concepción saussuriana
Lévy-Strauss y Barthes han reconocido en di versas ocasiones que el principio de Ja lingüística -o, al menos, de la versión de esta lingüística que ha llegado hasta
bási;; del estructuralismo consiste en la a licación de rocedimientos lin üísticos nosotros por intermedio de sus discípulos-, incluidas las que tan convincentemente
o ras ::'°u"eas de análisis. Lévy-Strauss considera que la lingüística estructural ha expuesto Chomsky. No hay razón alguna para repetirlas aquí en detalle. Lo müs
proporciona modos de muilisis aplicables en otros ámbitos e indica claves importante, con vistas a las líneas de argumentación que desarrollaremos más
esenciales de la naturaleza de la mente humana. En Las estructuras eTementales adelante en esta discusión, son las deficiencias que muestran prücticamente todas las
compara explícitamente sus objetivos con los de la lingüística fonológica, y añade formas de lingüística estructural, incluyendo la de Chomsky. Estas se refieren
que los lingüistas y los científicos sociales «no solamente aplican los mismos fundamentalmente al aislamiento del lenguaje (o de ciertos rasgos que se consideran
métodos, sino que estudian el mismo objeto)> (1969a, p . 493). Pues la lingüística fundamentales para la estructura y propiedades del lenguaje) del entorno social del
estructural nos permite distinguir lo que Lévy-Strauss más tm·de consideraría uso lingüístico . Por tanto, aunque Chomsky reconoce, e incluso subraya, las
«realidades fundamentales y objetivas consistentes en sistemas de relaciones facultades creativas de los seres humanos, esta creatividad se atribuye a
producto de procesos de pensamiento inconscientes>> (Lévy-Strauss: 1968, p. 58). e<m1cterísticas de la mente humana, no a agentes conscientes que realizan sus
Como señala Culler, pensar que la lingüística posee una importancia central para el actividades cotidianas en el contexto de instituciones sociales. Corno señala un
estructuralismo generalmente conlleva varias implicaciones. En primer lugar, la observador, «la capacidad creativa del sujeto ha de desc<u-tarse tan pronto como se ha
lingüística pm-ece proporcionm- un rigor que falta en las ciencias sociales y en el reconocido y atribuido a un mecanismo inscrito en la constitución biológica de la
resto de las disciplinas humanísticas. En segundo lugar, la lingüística ofrece cierto mente» (Clarke:. 1980, p. 171 ). Aunque en muchos aspectos es la forma de
número de conceptos büsicos que parecen susceptibles de una aplicación mucho lingüística estructural más desarrollada y elaborada, la teoría del lenguaje de
más amplia que la que tenían en su entorno original -en particular, tal vez, Tangue Chomsky se ha mostrado esencialmente deficiente respecto a la comprensión de
y pamle, pero también distinciones relacionadas con esta, como las distinciones rasgos del lenguaje bastante elementales. Estos defectos no se refieren tanto a lo
entre lo sintagmütico y lo p~mtdigmütico, significante y significado, la idea de la insatisfactorio de la división entre sintaxis y semüntica como a la identificación de
naturaleza arbitnu-ia del signo lingüístico, etc. En tercer lugar, la lingüística parece los rasgos esenciales de Ja competencia lingüística. En opinión de Chomsky, el
proporcionar una serie de líneas maestras para la formulación de programas se- hablante ideal puede captar inconsciente-
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carezca de importancia qué sustancia constituye realmente los significantes, no mismo, pmadójicamente, una forma de «logocentrismo» occidental. La crítica de la
podría existir ningún tipo de significado sin las diferencias que crean los sonidos, metafísica de la presencia de Derrida deriva más o menos directamente del estudio
los signos escritos u otros elementos distintivos materiales. De aquí que en la de las implicaciones de la idea de diferencia tal como la formuló Saussure por vez
formulación saussuriana el programa de la semiótica no sea un mero accesorio de primera, idea contrastada con las nociones de negación contenidas en la obra de
la lingüística, sino que es, necesmim11ente, coextensivo con el estudio de la propia Hegel, Freud y otros. Gracjas a s11 distinción entre tangue y_ pamle Saussure pudo
langue. tratar la idea de diferencia corno relacionada con un «sistema virtual»
El carácter relacional de las totalidades, la naturaleza arbitraria de los si nos y extratemporal. La transmutación de la versión saussuriana de diferencia en la
la noc1on e 1 erencia son conceptos presentes en el conjunto de las perspectivas differance de Derrida se lleva a cabo introduciendo el elemento temporal. Diferir de
estructuralistas ost-estructuralistas. Al mismo tiempo, son el origen de las algo es también diferir algo. Si esto es así, pregunta Derrida, ¿cómo puede algo,
t vergencias principales entre los autores estructuralistas y sus sucesores como las formas de significación, considermse presencia? Los escritos de Saussure
post-estructuralistas . .Jakobson y Lévy-Strauss ofrecen dos casos claros de la ya contenían la noción de «totalidad ausente» que es el lenguaje. Sin embargo, en
u ti 1i zación de la idea saussuri:ma del carácter relacional de las totalidades. Para el esta idea ele totalidad queda todavía, en opinión de Derrida, una persistente
primero, el estructuralismo se define en función del estudio de fenómenos nostalgia por la presencia. Toda significación opera a través de huellas: huellas
«considerados no como a lomeraciones mecámcas, s1110 como un todo estructurah mnémicas en el cerebro, el óesvanecerse de los sonidos una vez )ronunciados, los
<·o son: 1971, p. 711). ~y-StU1,uss es todavía más enfatico al afirmar: ~ razos que deja la escritura.
auténtico estructuralismo trata ... por encima de todo de captar las cualidades La inversión dcrridiana de la prioridad que suele otorgarse al lenguaje hablado
111 nnsecas e etermina os 1pos e e n. stas )r< · es no ex ·es< nada con respecto a la escritura manifiesta una intensa preocupación por los significantes
que sea externo a ellas>> (Lévy-Strauss: 197 L pp. 561-2). Sin embargo, las críticas a expensas de lo significado. También deriva, en cierto modo, de una crítica
del propio Jakobson a Saussure evidencian que el principio de identificación ele inmanente a Saussure. El habla, sostiene Derrida, pmece representar un momento
relaciones mediante la diferencia es independiente de la afirmación de que la en el que la forma y el significado se encuentran simultáneamente presentes. Sin
langue es un todo chmm1ente definible. Es extremadamente difícil trazar los límites embargo, una vez que hemos visto, como demuestra el propio Saussure, que esto no
de la «totalidad» que constituye la Tangue de Saussure, o de la «totalidad» que puede ser así, nos vemos llevados a cuestionar el supuesto de que el habla es la
constituye el corpus lingüístico conocido por el hablante competente de Chomsky. forma más elemental del lenguaje. Cuando me oigo hablar parece como si las
Por consiguiente, puede afirmarse que más importante que el principio de palabras expresadas fueran simplemente vehículo de mis pensamientos, como si la
establecer la coherencia de la totalidad es el esfuerzo por examinar la naturaleza de ' conciencia se revistiera con el lenguaje y encontrara expresión a través de este. Se
la propia diferencia. Jakobson inició en la lingüística estos esfuerzos al intentar considera que el acceso a los contenidos íntimos de la conciencia es la base real de
centnu-se en las propiedades estructurantes básicas de los códigos más que en los los significados inherentes al lenguaje, algo que la escritura sólo puede esperar
p<rní.metros de los mismos códigos. reaprehender indirectamente. Sin emb~u·go, en momentos cruciales de sus
La filosofía de DetTida radicaliza esto mucho más. Su rechazo de la argumentos sobre la estructuración del lenguaje mediante la diferencia, Saussurc
«metafísica de la presencia» deriva directamente de su tratamiento de la idea de abandona las unidades acústicas en favor de ejemplos tomados de la escritura. Así,
diferencia como elemento constitutivo, no solo de los modos de significación, sino por ejemplo, Saussure señala que cualquier letra del alfabeto puede escribirse de
de la existencia en general (De-tTida: 1976; 1978). DetTida no tratará de buscar diferentes formas; lo que importa es que sea distinta de todas las demás letras llue
propiedades mentales universales, ni hará ningún intento de construir una filosofía podrían confundirse potencialmente con ella. La escritura apmece como la mejor
sistemática. En su discusión de Lévy-Strauss y del estructuralismo en las ciencias ilustración de la diferencia. Los rasgos de ausencia y carácter diferido implicados en
sociales, Derrida subraya la irrealizabilidad del programa de Lévy-Strauss, la naturaleza de los textos escritos indican las condiciones de significación en
irrealizabilidad que deduce de contradicciones supuestamente implícitas en los general. El habla «personaliza» el lenguaje vinculándolo con los pensamientos del
propios textos de Lévy-Strauss. El estudio de culturas orales emprendido por ~hecho, el lengm~je es esencialmente anó- '
Lévy-Strauss es él
nimo, nunca constituye la propiedad de hablantes individuales, y su forma depende incluso aunque Saussure dijera que la idea de «hermairn)) no ti~ne relación co~1,el
de sus propiedades recurrentes. Como es natura 1, Derrida no intenta con esto signific.mte s-o- r [soeurj, él pensaba, nada menos, en la realidad de la noc1011.
conceder Ja primacía a la genuina escritura frente Ii los casos de habla, lo que Cuando hablaba de Ja diferencia entre b- o- f [boeul] y o-k-s [ox, buey]. se estaba
carecería de sentido, aunque no sea más que por la razón de que la escritura es, refiriendo, a pesar de sí misino, al hecho de que es tos dos términos se aplic~m a la
misma realidad. Por consiguiente, la cosa. expresa mente exclmda en un
históricamente, un desarrollo relativamente reciente en comp<mtción con el
principio de la dcfin ic ión de signo, se desliza ahora en esa definición dando un
predominio de las culturas orales. Más bien se trata de que el lenguaje es una
rodeo. (Benveniste: 197 L p. 44).
«proto-escritura)) (archi- écriture). mi'"" roceso de ordenación temporal y repetición
é:le fenómenos sigm 1cantes. a proto-escritura, afirma Derrida, «es invoca a por el Los escritos de Saussure propiciaron una «retirada al código)) que desde
...lema de la arbitranedad del signo y por el tema de la diferencia)), . ero «nunca se entonces ha sido característica de los autores estructuralistas y post-estructuralistas.
1econocerá corno e o ~¡e o e .a c1encio» . Es decir, no será el objeto de m- Es decir, el descubrimiento de que los elementos constitutivos de la langue solo
,... vestlgacton de cierto ftpo de lingüística no Jogocéntrica. tenían identidad mediante su diferenciación en el conjunto del sistema sirve pma
La noción del carácter arbitrario del signo lingüístico es responsable no sólo de apartar al lenguaje de cualquier tipo de nexo referencial que pueda tener con el
algunos de Jos puntos fuertes, sino también de las persistentes debilidades presentes mundo objetivo. Ni el pensamiento estructuralista ni el post-estructural is ta han
a lo largo de las tradiciones de pensamiento estructuralistas y post-estructuralistas. conseguid~) generar una explicación de la referencia, y seguramente no es una
Tal como fue formulada por Saussure, la doctrina del carácter arbitrario del signo casualidad que estas tradiciones de pensanúento hayan concentrado tanto su
tiene ella misma cierto aspecto arbitrario. El término «arbitrario)) no es una atención en la organización interna de los textos, en los que el juego de los
denominación particularmente feliz para el fenómeno en cuestión. Como el propio significantes puede ser analizado como un asunto interno (vid. Giddens: 1979,
Saussure reconocía plenamente, no cabe duda de que las convenciones implicadas capítulos 1 y ss.). Es importante observar que, si bien los énfasis saussurianos
en el uso del lengu<~je no son arbitr<u·ü1s en el sentido de que quien emplea el potenciaron la «retirada al código)), las modificaciones y adaptaciones que
lenguaje sea libre de elegir entre las realizaciones que prefiera. Por el contrario, el introdujeron en ellos autores posteriores impidieron que esta «retirada)) se
uso aceptado tiene una gran fuerza vincuhmte. Pero importa que la tesis de la argum~ntma filosóficamente. Se derivó de la asimilación de la doctrina de la
naturaleza <u-bitr<u"ia del signo es, en último término, oscura, especialmente en tanto naturaleza arbitraria del signo y de la del papel desempeñado por la diferencia.
que se refiere a la naturaleza del significado más que a la naturaleza del En ciertos aspectos, los·escritos de Derrida son el producto mas elaborado de la
significante. Si Saussure únicamente pretendía afirmar que las palabras tienen t;m transición del estructuraliSmo al post-estructuralisrno. Aunque las obras de Dernda
solo un nexo convencional con los objetos t¡ue designemos o a los que nos -pm'CCei1 en un pnrner contacto bastante extrañas a una mentalidad anglosajona,
refiramos al emplemlas, esto es obvio hasta el extremo de resultar trivial.~ existen ciertas afinidades bastante estrechas entre estas y las concepciones
-como muchas veces pmece ser el caso en la tesis de Saussure- por «naturaleza expresadas por el último Wittgenstein. El rechazo de la «metafísica de la presencia))
arbitnu-ia del signo)) entendemos que el lenguaje está constitmdo mediante la por parte de Derrida no es en modo alguno entermnente ajeno ni en sus objetivos ni
diferencia, es cierto que esto tiene 1mphcac1ones relatt vas a la naturaleza del en sus métodos al intento de Wittgenstein por acabar con las ;tspiraciones de la
significado, pero estas implicaciones no se desarrollan: Ja naturaleza de los metafísica en sus Philosophicol Jnvestigatio·ns ( 1953). Para mnbos autores, los
significados se deja en gran medida sin explicar. Es evidente que Saussure objetivos de la metafísica no pueden ser simplemente reexaminados o puestos al
pretendía afirmar que el significado de una palabra no es el objeto al cual puede día: tienen t¡ue ser «deconstruidos)) más que «reconstruidos)), port¡ue se basan en
referirse la palabra: sin embm·go, como no analiza en ninguna parte la naturaleza de prenúsas erróneas. Ambos sugieren que esto se debe a una aprehensión equivocada
Ja referencia, esta afirmación queda, en lo esencial, sin elucidar filosóficamente. El de la naturaleza de la realidad. No ex is ten esencias aprehensibles mediante
resultado es la confusión señalada por Benveniste. Como observa este autor: formulaciones lingüísticas apropiadas. Wittgenstein sostiene, con igual firmeza que
Derrida, que ni las palabras ni las frases implican ningún tipo de imágenes mentales
2 Citado en Culler: 1979.
~orrespondientes que les confieran significado, corno tampoco los objetos o sucesos
,-
del mundo externo a los que las palabras pueden
referirse. Aunque no cabe duda de que Wittgenstein rechazaría la ambiciosa El descentramiento del sujeto
extensión del concepto de escritura de Derrida, se mostraría de acuerdo con este
autor en que el lenguaje no puede interpretarse en función de los significados Aunque la expresión «descentramiento del sujeto>> ha llegado a asociarse al
subjetivos de los agentes md1v1duales. El rechazo por pmte de Wittgenstein del estructuralismo y al post-estructuralisrno de modo peculiar, las ideas relacionadas
argumento del «lengu<~je privado» no es, obviamente, una analogía inmediata de la con ella derivan de muchas fuentes. Como los propios autores estructuralistas y
adopción de la idea de escritura de DeJTida, pero en ambos casos el lengu<~je es post-estructuralistas gustan de señalar, el psicoanálisis ya había mostrado que el yo
necesmiamente un producto «anónimo» y que por tanto, en un sentido importante, no era el dueño en su propia casa, y que sus características solo se revelan dando un
«carece de su jeto». rodeo a través del inconsciente. Aunque esta no era la interpretación de Sartre,
Es discutible, corno mínimo, que Wittgenstein hubiera tenido en gran estima la puede considerarse que los escritos de Heidegger desde Ser y tie111pn en adelante
idea de diferencia. Sin embargo, en su elaboración del concepto de juegos de afirman la primacía del ser sobre la conciencia (Heidegger: 1978 ). Además, existe
lenguaje la «ordenación espacial» de proposiciones y actividades tiene, una nexo bastante claro entre Freud, Heidegger y Nietzsche. En efecto, los escritos
evidentemente, una importancia central. Se insiste en el cm·ácter recursivo y de todos estos autores suelen figurar de forma prominente en la obra de los autores
relacional del lenguaje. Sin embargo, parece indiscutible que las líneas maestras del relacionados con el post-estructuralismo. Dicho esto, es evidente que podemos
desairnllo de la filosofía de Wittgenstein son más defendibles que las del distinguir los orígenes del concepto de «Su jeto descentrado» en Saussure.
post-estructuralismo . Más que defender una «retirada al código», Wittgenstein trata De acuerdo con Saussure, el lenguaje es un' sistema de signos, constituido por
de entender el c<u-ácter relacional de Ja significación en el conte~to de las praxis diferencias, con una relación m"bitr<u"ia con los objetos. Si esto se refiere a los
. sociales. Su decidida preocupación por el lenguaje ordinario tiende a inhibir la objetos del mundo externo, debe también referirse a las c<u-acterísticas del
atención prestada a la poesía, el arte o la literatura. Pero no parece que existan productor del lenguaje, el hablante. Igual que el significado de «árbol» no es el
barreras lógicas claras que impidan extender las ideas de Wittgenstein a estos objeto árbol. tampoco los términos que se refieren a la subjetividad humana, y muy
dominios, y la explicación del lenguaje y del significado que puede generarse de la en p<u-ticular el «yo» del sujeto pensante o del sujeto agente, pueden ser estados de
filosofía de Wittgenstein (o al menos de ciertos conceptos básicos contenidos en conciencia de aquel sujeto. Corno cualquier otro término de un lenguaje, «yo» solo
ella) es más elaborada que las ofrecidas por el estructuralismo y el se constituye como tal signo en virtud de sus diferencias respecto a «tú »,
post-estructuralisrno (extremo que des~u-rollaré más adelante) . . «nosotros », «ellos», etc. Como el «yo>> solo tiene sentido en virtud de que es un
Lo insatisfactorio de la tesis de la arbitrariedad del signo, tal como se difundió elemento de una totalidad «anónima», no tiene sentido atribuirle ningún p1i vilegio
entre las tradiciones estructuralistas y post-estructuralistas, ha empobrecido filosófico distintivo . En Saussure esta idea no se desarrolla directamente; además,
radicalmente las explicaciones del significado llue han propuesto estas tradiciones. las propias concepciones de Saussure son algo confusas, debido a la persistencia de
La preocupación por los significantes a expensas de los significados es, en gran un cierto rnentalismo en sus escritos. Por tanto, quedó para otros la tarea de
pm·te, un énfasis impuesto por esta circunstancia. Para Wittgenstein, el significado desarrollar lo que Saussure dejaba implícito, y estos no dudaron en llev:ufa a
de las unidades léxicas se encuentra en la integración de lenguaje y praxis dentro término: probablemente no haya tema alguno que aparezca de forma 1mís
d'el comple.10 de Juegos de len ua.ie imphca<los en las formas de vida. Aunque es persistente en Ja literatura estructuralista y post-estructuralista.
cier o que esta concepción, tal como fue ·orn1u a a por e propio Wittgenstein, deja Lévy-Strauss ha escrito menos explícitamente acerca del descentr::uniento del
a un lado ciertos aspectos fundamentales del significado -en pmticul<u-, el pro- sujeto que la mayoría de sus sucesores. Sin embargo, en ciertos aspectos sus
blema de en qué sentido la comprensión del significado implica (si es que escritos han sido la mediación principal entre Saussure y las críticas al
efectivamente implica) una captación de las condiciones de verdad de ciertas clases «humanismo» de la filosofía post-estructuralista. Refiriéndose a su análisis de los
de aserciones-, sin duda es una perspectiva de considerable fertilidad. mitos, Lévy-Strauss observa en una frase célebre que no pretende mostré.U" «cómo
piensan los hombres en los mitos, sino cómo los mitos actúan en la mente de los
hombres sin que estos sean conscientes de ello»; o. en otra oca-
sión, «los mitos significan la mente que los desaLTolla empleando el mundo del cual 269
ella misma forma parte" (Lévy-Strauss: l969b, pp . 12, 341). No hay un «yo pienso>>
en esta caracterización de la mente humana. Las categorías inconscientes de la el que se fundan y chocan diversas escrituras, ninguna de las cuales es original»
mente son el telón de fondo constitutivo frente al que existen los sentinúentos de (Barthes: 1977, p. 146). Tampoco es esta, naturalmente, una conclusión
rnisnúdad [selfliood]. La conciencia se hace posible por medio de estructuras enteramente peculiar al estructuralismo o post-estructuralismo. La concepción de la
mentales a las que no tiene acceso directo. «autonomía» de los textos a la que llega Gadamer, quien se basa principalmente en
El descentramiento del sujeto surge bajo diversos aspectos en la literatura Heidegger, es en muchos aspectos claramente comparable con la que se alcanzó en
post-estructuralista. En Ja discusión de Foucault del principio y el fin de la «edad del las tradiciones de pensanúento francesas (Gadamer: J 975). En ninguno de ambos
hombre>> es sobre todo un conjunto de observaciones históricas sobre el desarrollo casos se piensa que el autor tiene ningún tipo de relación privilegiada con su texto.
de la filosofía occidental y de la cultura occidental en su totalidad . En Barthes, una Por consiguiente, el análisis de los textos y la crítica literaria han de romper
serie de afirmaciones sobre la naturaleza de los autores en relación a sus textos . En decididamente con las concepciones «intencionalistas».
Lacan forma parte de un intento de reelaborar los conceptos principales del El del descentrarniento del sujeto es, sin duda, un tema a considerar seriamente
psicoanálisis, prestando, naturalmente, una especial atención a la idea de que Jo por cualquiera que tenga interés por la filosofía o la teoría social modernas.
inconsciente ejemplifica ciertas características del lenguaje. Todos ellos comparten Pero si bien probablemente ha de aceptarse la perspectiva básica, la elaboración
una chu-a actitud crítica hacia el cartesianismo y hacia toda filosofía (como ciertas concreta de este tema en el estructuralismo y en el post-estructuralismo es
versiones de la fenomenología) que trate la conciencia como un dato sobre el que deficiente. Rechazar la idea de que la conciencia -sea la conciencia de sí o el
puede establecerse el fundamento de las pretensiones de conocinúento. El «pienso, registro sensorial del mundo externo- puede ofrecer un fundamentación al
luego existo>> se descalifica por varias razones. El «yo» no es imnediatamente conocimiento significa participar en una de las principales transiciones de la
accesible para sí mismo, puesto que deriva su identidad de su inserción en un filosofía moderna. Aquellas formas de filosofía (y por tanto los tipos de an ál i sis
sistema de significaciones. El «yo» no es Ja expresión de un cierto núcleo de social basados en ellas) que presuman un acceso inmediato a la conciencia están por
misnúdad continua que constituye su base. El «ser» sugerido en el «existo» no se da el momento enteramente desacreditadas. Como Ja mayoría de las escuelas de
mediante la facultad del sujeto para usar el concepto «yo». Se considera que lo (¡ue pensanúento filosófico, y sobre todo la fenomenología, h:m estado estrechamente
Lacan llama «el discurso del Otro» es el origen tanto de Ja facultad del su·eto ara relacionadas con estos puntos de vista, es inevitable que el rechazo de dichos
' ~p em· el «yo» como de la afirmación de existencia del «yo existo>>. Como observa puntos de vista también comprometa a estas escuelas. Pero los desarrollos
("~can: «el Otro es, por consiguiente, el lupu- en el que se constituye el "yo" que estructuralistas y post-estructuralistas de Ja idea del descentramiento del sujeto
~habla con el "él" que escucha, eso que es dicho por el que es ya la réplica, decidiendo están, de modo inevitable, estrechamente ligados a concepciones del lenguaje y del
el otro escuch~ufo haya hablado o no» (Lacan: 1977, p. 453) . inconsciente relacionadas con la lingüística estructuralista y su influencia. El rodeo
Todos estos autores concuerdan en la irrelevancia del autor para la preciso para recuperar el «yo» no sohdiscmTe en gran medida a través del lenguaje,
interpretación de los textos. El escritor no es una presencia que de algún modo hay sino que, además, también está filtrado a través de una lxu·ticul:u- teoría del lenguaje.
que descubrir tras el texto. Igual que la preeminencia atribuida al autor es una Si consideramos el lcngu<~je en tanto que situado en el contexto de las prácticas
expresión histórica del individualismo de la Edad del Hombre, el «yo» del autor es sociales, y rechazamos la di s t tn c1 o n estruc ura L < , -es ructura 1sta entre o
una forma gramatical más que un agente de carne y hueso. Como el texto se consciente y o inconsciente, alcanzamos una conce Jción diferente del suje o u-
organiza en función del juego interno de signific~mtes, aquello que quien o quienes ~ a de dicho sujeto en cuanto agente. Este es otro de los temas sobre los que
lo origin<u-on trat<u·on de poner en él es más o menos ÜTelevante para nuestra volveré más adelante.
comprensión del texto. Los autores se encuentran en todos los lugares de sus textos,
y por tanto en ninguno: como señala Barthes, «un texto es... un espacio
multidimensional en La escritura y el texto
la escritura. mientras que en el primero apenas se da la preocupación por el Pueden entenderse las limitaciones de la concepción de la escritura de Denida
significado de la escritura. La preocupación de Derrida por la escritura está cuando consideramos las implicaciones de su «ordenación temporal y espacial». La
estrechamente ligada con su rechazo de la metafísica de la presencia. En palabras concepción de la escritura de Derrida es un desarrollo directo de la sep<U·ación
de Derrida: saussuriana del significante de un mundo externo de objetos y sucesos. DeITida
Ningún elemento puede funcionar como signo sin estar en relación con otro elemento que no pmticipa en la «retirada al texto», al universo de significantes, característica de las
está simplemente presente. Este nexo significa que todo «elemento» -fonema o grafema- tradiciones de pensamiento estructuralistas y post-estructuralistas en su conjunto. Su
se constituye con referencia al trazo que dejan en él los restantes elementos de la secuencia ... «texto» es el d e l juego de diferencias intrínsecas a la significación en cuanto tal.
Nada. ni en los elementos ni en el sistema. está jamás presente o ausente sin más . (Derrida: Aunque el concepto de différance Je permite a Derrida comprender la temporalidad,
1981, p. 92) su tratamiento del espacio es puramente nominal. O. dicho de otro modo, aunque
habla de «ordenación temporal y espacial», a todos los efectos mnbas cosas son
Por tanto, en opinión de Derridli es erróneo suponer que la escritura es un modo idénticas. La «extensión» de la escritura está implicada en la ordenación de los
particular de dar expresión al habla. La escritura -en el sentido ampliado que sonidos o Jos signos escritos. pero este es un fenómeno exactamente idéntico a su
Derrida le atribuye- expresa con más'chu·idad e ue el habla la naturaleza relacional diferenciació¿1 temporal. La descripción del carácter relacional de la significación de
e la significación en cuanto constituida en el es acio y en el tiempo . Podríamos '' Wittgenstein "' tal como se expresa en la organización de prácticas sociales. sin
rnos, ablando con mayor exactitud, a la «ordenación tempornl y espacial» ernbmgo. no implica que el tiempo se colapse en el espacio. El espacio-tiempo no
[ti111ing and spacing ( de la significación 2 más que a su «ocmTencia» en un rnntcxto entra en Ja estructuración de la signi · cación a través de Ja dir ensión «horizontal»
dado. Existen similitudes con lo que Wittgenstein diría en este punto con respecto a e a escritura-conceptualizada incluso como proto-escritura-, sino a t~~a
~onstrucción>> de las cuestiones metafísicas relativas al tiempo y al espacio y 'CÜÓtextualidad de la propia praxis social. Durante mucho tiempo, la idea de que el
con respecto a su sugerencia de que el espacio-tiempo es constitutivo de la ~ficado de las palabras o proposiciones consiste en su uso confundió a los
identidad de los objetos y sucesos. Comentando críticamente las reflexiones de San filósofos inJ1uidos por Wittgenstein; pues podría parecer que de esto se sigue que lo
Agustín sobre la naturaleza del tiempo, Wittgenstein afirma que los .enigmas con único que hacemos es sustituir «uso» por los objetos a los que, según las m1teriores
que lucha San Agustín están vacíos de contenido, pues se hasan en la errónea teorías del significado, corresponden las palabras. Pero lo que está en cuestión no es
atribución de una esencia a la temporalidad . Lo que de verdad es preciso elucidar es el «uso>>, sino el Jroceso de us 11' as Jalabras y frases en contextos de conducta
Ja «gramática>>del tiempo. El tiem120 no 1jeDe esencia y por consiguiente no existe socia . _, significado no e¡;¡.sonstruido por el juego de los significantes, sino por la
una formulación abstract~{ que pueda expresar su naturaleza. Solo podemos ~cción de la producción de si~mitcantes con objetos y sucesos del mundo,
experimentar y observm la temporalidad en el desarrollo de los sucesos. Puede é nfocada y organizada por el individuo que actúa. Si esta concepción es básicamente
aducirse que Wittgenstein no dio de hecho el siguiente paso. y que no trató, como correcta. hemos de cuestiomu- la prioridad que Derrida confiere a la escritura sobre el
Denida (y antes que él Heidegger) el tiempo como constitutivo de sucesos v habla. Pues el habla -o, rmís bien, la conversación informal- recupera la prioridad
objetos . Pero pienso que no existe más fonna de entender la filosofía de sobre otros medios de significación. La conversación informal que se lleva a cabo en
Wittgenstein que suponer que esta idea es intrínseca al análisis que desarrolla. los contextos cotidianos de actividad es el principal «vehículo» de significación.
Las luchas de Wittgenstein con la forma -su aversión a escrihir en un estilo porque actúa en contextos conductuales y conceptuales saturados. La escritura (en
narrativo y el apm·ente desorden de sus Jnvestigacionesfilosóflcas- gum-dan una un sentido convencional más restringido) tiene ciertas propiedades distintivas que
cl:m.t afinidad con el uso que hace Derrida de vmios tipos de innovaciones gráficas; solo pueden ser explicadas con precisión contrastándolas con el carácter de la
pues ambos escritores desean expres~u· concepciones refractarias a .la conversación cotidiana. Es más : la constitución del significado en este tipo de
«descripción». Los dos afirman que no es la presencia de algún tipo de realidad, conversación es la condición de las propiedades significantes de la escritura y los
física o mental. lo que sirve para fundamentar los componentes significativos de los textos .
sistemas de significación.
273
Historia y temporalidad
nimo, lo que ocurre, y pienso que el ahondar en esta cuestión puede permitirnos
abordar algunas de las deficiencias más profundas del estrncturalismo y del Podría parecer que el terna de la temporalidad se encuentra totalmente
post-estructuralismo /..:3-) . . . . . reprimido en los escritos de Saussure. Después de todo, la mayor innovación de
El tercer sentido ~ e estas trad1c10nes de pcnsanuento henden a produc!f un Saussure consistió en tratar la tangue como si tuviera una existencia extratemporal.
interés por la escritura se refiere a la escritura como proceso activo . El término Mientras que las lingüísticas anteriores se habían centrado en seguir los cambios en
«escritura» es ambiguo, pues puede referirse a lo que se registra en un medio dado o el uso de los componentes de la lengua, Saussure situó el lenguaje en cuanto sis-
al propio proceso de elaborar tal registro . Con respecto al segundo de estos tema en primera línea del análisis lingüístico. La tangue no existe en un contexto
significados, el término «escritura» ha venido a adoptar el ~ nificado particular de espacio-temporal: se construye infiriéndola de la praxis real de los hablantes de un
redacción de libros de imaginación o invención. En la cultura moderna existe la lenguaje. Naturalmente, Saussure reconoció la diferencia entre el estudio
mchnac1ón a otorgar una estima especial al «escritor>), o autor literario. Al fijar su sincrónico propio del análisis de la tangue y el estudio diacrónico propio del
atención en el tema del «auton>, los estructuralistas han podido hacer contribuciones seguimiento de los cambios reales del uso lingüístico. Pretendiera o no Saussure
esenciales a nuestra comprensión de la producción cultural. En este punto es otorgar prioridad a la sincronía sobre la diacronía, lo cierto es que gran parte de la
evidente que existe un solapamiento muy importante con el tema más general del atracción que más tarde despertaron sus escritos concierne al análisis de las
descentramiento del sujeto. No se descubrirá en el individuo o individuos que los propiedades de la tangue. Resulta paradójico que sea este énfasis lo que ha
escribieron la fuente de la creatividad que se manifiesta en los textos. El texto estimulado una preocupación recurrente por la temporalidad en el pensamiento
genera su propio y libre jue o de si niricados constantemente abiérto a la estructuralista y post-estructuralista.
apropiac1 n y reapropiación por diferentes generaciones ele lectores . Tan1bié11 aquí Algunas de las cuestiones aquí implicadas se manifiestan con bastante clmidad
existen nexos mteresantes entre el estructuralismo, el post-estructuralismo y los en la obra de Lévy-Strauss. La represión metodológica del tiempo que conlleva el
recientes desarrollos de la hermenéutica. En la obra de Gadamer y otros autores, concepto de langue de Saussure es traducida por Lévy-Strauss a la represión
como ya he mencionado anteriormente, encontramos también una afirmación de la sustantiva del tiempo que implican los códigos organizados mediante el mito. Los
autonomía del texto con respecto a su autor y un énfasis en la multiplicidad de mitos, más que despojar la vida social de su temporalidad, lo que hacen es procuréff
lecturas que puede generar un texto. Los procesos de escritura y lectura se entretejen una determinada movilización del tiempo, separándolo de lo que más tarde se
íntimamente, y la lectura se considera la estabilización temporal del espectro entiende por «historia>). La idea de tiempo reversible de Lévy-Strauss se contrasta
indefinido de significados generado por Jos procesos de escritura. Pero una vez más deliberadamente con el movimiento del tiempo en la historia, entendiendo
encontramos debilidades características. A veces se describe la cscri tura como si los «historia» como esquema lineal del cambio social (Lévy-Strauss: 1966). Como
textos se escribieran a sí mismos: el relegar al autor al papel de un oscuro ayudante Lévy-Strauss ha subrayado en su debate con Sartre, la preocupación por la historia
de la escritura es manifiestamente insatisfactorio. Podernos aceptar la importancia no es necesariamente lo rnismo que Ja preocupación por el tiempo. La máxima
del tema del descentramiento del sujeto, y por tanto la necesidad de elaborar una marxista de que «los seres numanos hacen la historia», más que representar una
idea de lo que es un «autor». Pero no captmemos adecuadamente el proceso de descripción de la existencia pasada de la humanidad considerada en su conjunto,
escritura a menos que podamos recombinar Jos elementos «descentrados». En mi expresa en realidad la dinámica de una cultura p<uticular. Las culturas «calientes»
opinión, el estructuralismo y el post-estructuralismo han sido incapaces de elaborar existen en intercambio dinámico con su entorno, y se movilizan internamente en la
explicaciones satisfactorias de la agencia humana, en gran parte a causa de las persecución de la transformación social. La cultura moderna acelera de forma
deficiencias que ya se han mencionado, y esta debilidad reaparece en forma de la esencial este dinamismo. Por tanto, la h~storia se convierte para nosotros en el
tendencia a equip<u·é.u- la producción de textos a su «productividad>) interna. desmTollo lineal de las fechas en las que se desarrollan ciertas formas de cambio.
Las culturas orales son genuinamente «prehistóricas)) comparadas con este
dinamismo. Pma ellas el tiempo no se moviliza como historia. De este modo, la es-
277
critura de la historia está en relación con esa misma historicidad que separa las jetividad humana está confi urada en y por los rocesos de desmTollo histórico . La
culturas «calientes)) de sus precursoras orales.
1stona continúa depende de
Aunque con frecuencia se ha tachado de ahistó1ica la concepción de las
estructuras mentales de Lévy-Strauss, sería más exacto considerar que lo que él la certeza de que el tiempo no dispersm·á nada sin devolverlo corno unidad
pretende es ofrecer una explicación sutil y matizada de lo que significa la historia reconstituida; la promesa de que algún día el sujeto -en forma de conciencia
con relación a la temporalidad. A Lévy-Strauss se le ha llegado a acusar a veces de histórica- volverá a a¡)ropiarse de, a tornar de. nuevo bajo su dominio todas
«anti-histórico)), pero tal crítica no acierta a distinguir la sutileza con que su aquellas cosas que se mantienen distanciadas mediante la diferencia, y a encontrar
discusión contrasta tiempo e historia. No cabe duda de que la forma levy-straussiana en ellas lo que podríamos llamar su morada. (Foucault: 1973, p. 12)
del estructuralismo no se ha demostrado refractaria a la historia, como algunos han El estilo de historia que escribe Foucault no discurre, por tanto, en
pretendido. Lévy-Strausslleva efectivamente a cabo lo que Foucault denominaría concordancia con el tiempo cronológico. No depende de la descripción narra ti va
más tmde una «arqueología)>, excavando bajo la conciencia histórica de las culturas de una secuencia de acontecimientos. La lectura de Foucault no es una experiencia
calientes para sacar a la luz la base de temporalidad que c:mtcteriza a aquellas agradable para quienes están acostumbrados a formas más ortodoxas de escribir
f'ormas de cultura que dominan la «historia» humana. historia. Los temas no se discuten en orden temporal, y hay cortes en la descripción
En Derrida, la temporalidad aparece, naturalmente, como un elemento cuando el lector espera continuidad. Hay muy pocas indicaciones sobre las
fundamental de la crítica a la metafísica de la presencia. Diferir de algo es también influencias causales que pueden actuar en las transformaciones o cambios que
diferir algo, y se considera que el tiempo es inse1xmtble de la naturaleza de la analiza Foucault. Por oscuras que puedan ser en tantas ocasiones sus reflexiones
significación. El deslizamiento de la presencia hacia la ausencia se convierte en el epistemológicas, Foucault manifiesta con suficiente claridad que su estilo histórico
instrumento pm«l la comprensión de la temporalidad. Aquí no se trata tanto de la se deriva de una particular concepción del tiempo y de la naturaleza histórica de la
«historia)>, real o escrita, como de la comprensión del ser en cuanto que deviene. El escritura que tiene por objeto la historia. El pasado no es un área de estudio formada
tiempo es para Derrida una cuestión íntimamente ligada a su estimación de las por la secreción de tiempo. Si puede decirse que el transcurrir del tiempo pasado
limitaciones del estructuralismo tal como Jo ejerce Lévy-Strauss. Forma pm·te tiene alguna forma, dicha forma es la del entrecruzamiento de estratos de
intrínseca del proceso por el cual la significación genera un juego de significados org~mización epistérnica, estratos que deben ponerse al descubierto por medio de la
(Culler: 1979). En palabras de Culler, al sustituir la «angustia del retorno infinito «arqueología>). Hay algo más que un eco de Lévy-Strauss en la idea foucaul -ti an a
por el placer de la creación infinita)>, Derrida afirma el carácter evanescente de los de que Ja historia es una forma de conocimiento entre otras -y, por supuesto, corno
procesos de significado: todo debe entenderse «como un movimiento activo, un otras formas de conocimiento, un modo de movilizar poder.
proceso de desmotivación, y 110 como la estructura dada de una vez por todas)> El haber sepmado el tiempo de la historia, el haber mostrado que existen
(Derrida: 1981, p. 103). Ya he criticado este punto de vista, pero añadiría que la propiedades de los sistemas de significación que existen independientemente del
tendencia a reducir el tiempo al espacio de significación imposibilita de hecho tratar espacio y del tiempo, y el haber relacionado estas propiedades con una revisión de
de forma satisfactoria las relaciones espacio-temporales dentro de las cuales se da la la naturaleza del sujeto humano constituyen los logros principales del
praxis signiiicati va. estructuralismo y post-estructuralismo. Pero en estos aspectos, igual que en los que
Foucault escribe como historiador, y en su obra se estudian sobre todo los se han discutido previamente, los resultados no son del todo satisfactorios. La
temas de la temporalidad y el análisis estructural. La crítica de Foucault a Ja forma de escribir historia de Foucault tiene, sin duda, gran valor revulsivo. Pero a
«historia continua)>está, en su opinión, estrechamente relacionada con la necesidad pesm de sus elaboradas discusiones metodológicas, el modo en que practica Ja
de descentrar el sujeto. La historia no solo c~u·ece de una teleología global, sino que historia no deja de ser sumamente idiosincrásico. No se consigue una unificación
tampoco es, en un aspecto importante, el resultado de la acción de los sujetos verdadera entre la diagnosis de epistemes en tanto que existentes
humanos. Los seres humanos no hacen la historia; por el contrario, la historia hace «extratemporalmente>> y el proceso generativo implicado en la organización y el
los seres humanos. Es decir, la naturaleza de la sub- cambio históricos. Una vez descentrado el sujeto, Foucault no es más capaz de
279
mas de conocimiento mutuo. En la conversac1on ordinaria es posible modo que en la conversación. Es probable que el grado en el que un texto está abierto
averiguar la intención si se plantean preguntas directas y si el hablante a múltiples interpretaciones tenga muy poco que ver con la naturaleza intrínseca del
original reformula lo dicho. No parece que haya razón alguna para negar que propio texto. En este punto es necesario que nos ocupemos de las lecturas que los
podemos interrogar a un texto de forma idéntica. Es decir, podemos textos pueden ayudar a generar. También se aplican a la lectura la mayor parte de
preguntar cuál era la intención comunicativa de una determinada sección de nuestras observaciones sobre la comprensión de la producción de textos con relación
un texto. Cuando no sea posible dirigirse a un autor podemos tratar de al control reflexivo de la acción. No hay texto queseleaaislaJm1ct1te;toda lectura se da en
responder tal pregunta investigando las formas de conocimiento mutuo el marco de una «intertextualidad» y en situaciones que implican el recurso al
implicadas en aquello que escribió el autor. Esto supone, a su vez, que conocimiento mutuo. Existen muchos enfoques recientes prometedores -y que solo
existen criterios para determinar la exactitud de las interpretaciones. derivan parcialmente del estructuralismo y el post-estructuralismo, si es que puede
Pero estos criterios y los tipos de materiales que es necesario conocer decirse que deriven de ellos- para el desarrollo de teorías explicativas de la lectura.
para confirmarlos son complicados. En lo esencial. conllevan la Un ejemplo es la «estética de Ja recepcióm> de .Tauss (.Jauss: 1974 ). En esta concepción,
investigación de la situación en que se produjo el texto en cuanto que obra. el lector aborda un texto con un «horizonte de perspectivas» sin el que el texto no sería
Implican también un buen conocimiento del modo en que el autor comenzó a inteligible. Según Jauss, entender la relación entre las obras y sus lectores implica
producir el texto y los recursos intelectuales empleados en dicha producción. responder diversas preguntas. Debemos saber qué es lo que los lectores entienden del
Pero también implican un conocimiento del público al que el texto se dirigió género particular en el que se encuadra la obra. Tenemos que conocer qué sabe el
originalmente. lector de textos previos semejantes al texto en cuestión. Y tenemos que poder percibir
Skinner y otros han señalado con razón la importancia de este último punto, la diferencia entre la conversación práctica y el lcngm~je poético, diferencia que
que en modo alguno niega la autonomía inherente a los textos (Skinner: probablemente no será la misma en los diversos lugares y situaciones culturales.
l 969). Los textos se escriben atendiendo a diversas convenciones de forma, Como todo autor es también, presumiblemente, lector, dicha discusión ha de estar
estilo y público. J\l producir el texto, el autor «elabora» el «cómo» ha de integrada en la explicación de la producción de textos.
entenderlo el lector.
Las discusiones estructuralistas y post-estructuralistas de la
«desaparición del autor» han sido valiosas en diversos aspectos. Nos hemos
visto obligados a reconocer que muchos textos no tienen «autores» en el
sentido en que lo tienen la mayoría de las obras discutidas en la moderna
crítica literaria. Esto no solo se aplica a los textos escritos en el periodo Conclusión
premoderno: textos bíblicos, sagas, archivos, etc. También se aplica a la
inmensa mayoría de los textos que circulan en las sociedades modernas.
Registro, archivos, historiales facturas: textos que, de forma característica, En este análisis no he pretendido abarcar todos los temas importantes suscitados por
carecen de autores en el sentido de que no son atribuidos a un individuo, y las tradiciones del estructuralismo y del post-estructuralismo. Existen numerosas
pueden en efecto ser el producto de muchas manos, sin que por lo general divergencias entre las ideas de los autores mencionados, divergencias que he ignorado
nadie crea que merece la pena investigar qué individuos específicos lo o pasado por alto sin más. He tratado de describir grosso modo las aportaciones del
produjeron. Es obvio que las condiciones de su producción en cuanto textos estructuralismo y el post-estructuralismo a fin de sugerir ciertas cuestiones generales
han de entenderse en relación a las características que comparten con los que han planteado a la teoría social actual. Sin duda, la afirmación de que estas
artefactos en general y en función de los rasgos de la escritura previamente tradiciones se han mostrado incapaces de tratar los mismos problemas que han sacado
discutidos. Todos los artefactos de carácter duradero pueden llegar a a debate es discutible. Sin embargo, confío en haber justificado esa acusación, y en
separarse de forma más o menos completa del contexto en que inicialmente haber mostrado como pueden analizarse de forma más satisfactoria algunos de estos
se produjeron y de los proyectos de quienes los crearon. De modo similar, problemas.
todo artefacto puede aplicarse a propósitos (o incluso "interpretarse") de
formas que sus productores puede que jamás soñaran. En los textos no es
posible clausurar y fijar el carácter abierto del lenguaje del mismo
El estructuralismo. el post-estructuralismo y la producción de la cultura 289
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