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7 fallas fundamentales de la

pedagogía convencional
Y 3 videos de expertos que explican la crisis
educativa mejor que yo.

Casi casi como la realidad. (Viñeta de Miguel Brieva)

E stá claro que el sistema educativo en nuestro país es

deficiente. Y aunque hay señales de que estamos tomando un


mejor camino, no habrá ningún cambio sustancial hasta que
llegue una verdadera revolución pedagógica. Esta revolución
es necesaria en casi todo el mundo, así que no es un problema
único del Perú. No se trata de la infraestructura ni de reforzar
la intensidad con la que se enseña algún curso, sino de
entender que cada alumno es diferente y debería poder
desarrollar sus intereses y habilidades particulares en el
colegio, y ser feliz haciéndolo.

Estas son 7 formas en las que el colegio impide que esto suceda
actualmente.

1. Promueve el autoritarismo y alienta actitudes


pasivas.
Desobedecer al profesor no debería ser un pecado. Sin
personas críticas con iniciativa propia el sistema nunca va a
cambiar.

En la vida tienes que saber crear tus oportunidades mediante


tu propio empuje. Evaluar opciones y tomar decisiones
riesgosas. Y el colegio no te prepara para eso de ninguna
manera. El colegio básicamente te dice “acata las indicaciones
y te va a ir bien”. “Mejor no cuestiones nada, solo sigue este
camino perfecto”. Esto hace que cuando, de forma excepcional,
se le da algún grado de poder o libertad al alumno, éste no
sepa cómo abordarlo (por inexperiencia) y termine fallando y
pensando que es mejor cuando el colegio se ocupa de ajustar
todo el paradigma.

2. Aborrece las diferencias y mata la creatividad


Cada alumno tiene habilidades y formas de aprender distintas.
Nuestro sistema educativo, en vez de celebrar esta diversidad
de inteligencias e intereses, hace todo por acabar con ella.
Todos estudian las mismas materias bajo las mismas
expectativas, sin que se tengan en cuenta las peculiaridades de
cada estudiante. Si un alumno no es bueno en matemática o
lenguaje, algo está mal con él. Si un chico no presta atención
en clase porque está pensando en otra cosa o no puede dejar de
moverse, en vez de darle recursos para que cultive ese otro
interés, le recetan medicamentos para que se calme y
concentre en los mismos temas que todos los demás. Eso es
inaceptable.

3. Estandariza habilidades.
Una persona es mucho más que una cifra o una letra. El valor
de un estudiante no se puede reducir a una calificación. Esto
solo sirve para bajarle el autoestima a los alumnos y
tergiversar la concepción general sobre su potencial.

4. Pone la teoría delante de la práctica.


La forma adecuada de adquirir una habilidad es intentando
constantemente y aprendiendo tus errores, no viendo la
pizarra y copiando. El miedo al fracaso nos hace pensar que
estudiar las cosas de lejitos nomás (desde la teoría) nos
prepara mejor. La práctica debería conducirnos a la teoría, no
al revés.

5. Trunca la innovación.
El sistema educativo actual fue creado en el contexto cultural
de la Ilustración y el contexto económico de la Revolución
Industrial. Allí triunfaba el que acumule más conocimientos y
optimice su rendimiento. Por eso la pedagogía convencional
está diseñada para la memorización. Pero en un mundo lleno
de máquinas y con toda la información del mundo al alcance
de casi todos, no tiene sentido buscar rendir mejor que un
robot o saber más que Google. Ahora vivimos en la economía
de la innovación y necesitamos ciudadanos realmente
motivados con capacidades creativas, y soluciones diferentes.
Personas multiculturales y preparadas para el cambio.

6. Aísla de la sociedad y vida real.


El colegio nunca te enseña ni las reglas de tránsito, ni cómo
pagar tus impuestos. Y el cambio climático solo se estudia
como algo completamente trivial, nunca se profundiza
realmente qué podemos hacer nosotros al respecto. Para crear
ciudadanos críticos y responsables, hay que enfrentarlos a los
problemas cotidianos desde edades tempranas. El aprendizaje
no debe funcionar como una acumulación de conocimientos,
sino como una adquisición constante de habilidades para la
vida real.

Es por esto que -tal como lo plantea León Trahtemberg- el


colegio debería funcionar mediante proyectos, no cursos. Los
proyectos generan interés porque se relacionan directamente
con asuntos de la vida real. Y con un solo proyecto puedes
adquirir habilidades de todas las materias. Solo imagina el
siguiente caso: “¿Cómo funciona y para qué sirve el sistema de
buses Metropolitano?”. En esa investigación se adquieren
habilidades de física, educación cívica, comunicación, diseño,
etc.

7. Se piensa desde el Estado en vez de desde el


estudiante.
La educación debería funcionar como un servicio a la sociedad
y al alumno específicamente. No es un gasto público más, sino
una inversión a largo plazo. El sistema educativo va a empezar
a arreglarse el día que el Estado entienda que lo que tiene que
hacer es empoderar a los profesores para que estos puedan
satisfacer las necesidades de cada alumno en su proceso de
aprendizaje. El sistema educativo va a tener productos exitosos
cuando se priorice la felicidad de los estudiantes. Este punto
también se aplica para colegios privados, donde suele pensarse
desde los intereses de la empresa o congregación y no del
alumno.

Tengo claro que mi punto de vista sobre este asunto no es muy


científico. Estos son apenas algunos defectos que he podido
identificar desde mi posición de estudiante frustrado con su
educación, pero no voy a pretender tener una fórmula perfecta
para arreglar todo esto. Lo que sí puedo hacer es referir a
líderes en educación a través de estos videos que, si no puedes
ver ahora, vale la pena guardar para más tarde.

 Sir Ken Robinson: Ésta didáctica presentación desmenuza


de forma impecable el origen de la crisis educativa y nos
dice qué hacer para revertir la situación.

Comparto con estos referentes la visión de que el colegio


debería ser un ecosistema horizontal que entiende la profunda
diversidad intelectual y cultural de sus alumnos y los motiva a
descubrir y desarrollar sus pasiones e intereses a través de
experiencias ricas en adquisición de habilidades, contando con
la constante guianza de profesores-mentores. Para esto hay
que liberalizar las estructuras y empoderar a las personas.

La pregunta fundamental termina siendo, ¿cómo aplicamos


todo esto a la realidad de nuestro país? Pues Trahtemberg es
Líder Pedagógico del Colegio Áleph, institución que busca
poner toda esta teoría de la Filosofía del Aprendizaje Activo en
acción. Además frecuentemente publica artículosdonde
analiza el panorama de educación en nuestro país. Vale la pena
leerlos. Otros proyectos del sector privado como Enseña
Perú o Innova Schools también son muy valiosos. Todo esto
sin mencionar el gran (aunque todavía insuficiente) trabajo
que viene haciendo Jaime Saavedra como Ministro de
Educación. La clave inicial está en -como viene haciendo
Saavedra- revalorizar la vocación docente y -como propone
Trahtemberg- convertir al Perú en un gran laboratorio de
innovación pedagógica. Así que sí hay iniciativas, solo es
cuestión de sumarse a la revolución.

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