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Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
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testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.
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ÓSTERREICHISCHE
NATIONALBIBLIOTHEK
230.693-B
Neu
Ósterreichische Nationalbibliothek
+Z258509707
erreichische
+Z258509707
UN SOLDADO ESPAÑOL
DE VENTE SIGLOS.
UN SOLDADO ESPAÑOL
DE VEINTE SIGLOS.
RELACION VERÍDICA
LA A.CADEMIA DE LA HISTORIA.
MADRIIO.
1874.
230.693 - B.
---.
«..- " ---- - º * ------------------------------------
JosÉ.
ADVERTENCIA..
PRIMERA PARTE.
e là da Tagliacozzo,
o ve senz"arme vinse il vecchio Alardo;
CRECE MI ASOMBRO.
29
Vl SION MISTERIOSA.
EL ÁGUILA Y EL ESCARABAJo.
-
EL CÁNCER DE ESPAÑA.
"« e • º «
- - erayo de la guerra
a a e
vÉ Á ROMA
YA VA PICANDO EN HISTORIA.
tad, los que por ella han corrido mil peligros y experi
mentado toda clase de sufrimientos, son apostrofados
por algun imberbe, no rara vez pusilánime hasta la co
bardía, que los moteja de tibios ó los acusa de enemigos?
Pues del mismo modo y con expresiones semejantes fué
mi discurso recibido y reprobada la aquiescencia que
los más caracterizados de mis oyentes concedian á las
palabras que acababa de dirigirles. Otro que yo hubiera
temblado ante la manifestacion de disgusto y de cólera
que el pequeño número de los disidentes provocaba en
la masa imponente á que me dirigia; con el dolor de ver
desatendidos mis consejos abandoné á mis compatriotas;
pero no sin echarles en cara su ingratitcd y soberbia, y
sin pronosticarles su humillacion inmediata ó su der
rota.» -
una sola, sino que han sido muchas las veces en que he
observado ese efecto en los enemigos que la desgracia
ha puesto á mi alcance: una fuerza magnética poderosa
y de polo igual parece seguir á la misteriosa, fascinado
ra de mis ojos, y todos aquellos á quienes mi ira ha
pretendido aterrar han caido al suelo, más que al impul
so del nudoso garrote que siempre me acompañaba, al
de la luz siniestra de mis pupilas. Con la maldicion del
Justo, el réprobo ha luchado contra la invulnerabilidad
misma con que fué castigada su dureza, y en esa guer
ra incesante y suicida no consigue sino hacerse más
terrible y odioso para que nadie tenga compasion de él
ni encuentre disculpa á su delito. No los hombres, las
mismas fieras han retrocedido á mi vista, huyendo á sus
albergues para no sentir el hálito de este desgraciado.
Yo he penetrado en el antro sombrío de que una leona
habia hecho su espelunca; en la rabià y en la desespe
racion que me causaba la perpetuidad de mi infortunio,
he desgarrado con mis dientes los cachorros que el no
ble animal cubria con su anchuroso pecho, y toda su
defensa se ha limitado á lanzar, más que amenazantes,
lastimeros rugidos. ¿Qué más? Sorprendido en el bosque
por la tormenta y en el desierto por los torbellinos de
arena, he desafiado el rayo presentando mi pecho á su
furia, y puesto en pié contra el simoun lo he provocado
para que me sepultara en su candente polvo: el fuego
eléctrico ha huido de mí lo mismo que las columnas que
cubren á veces con su masa los lagos y los oasis inex
plorados del Sahara.»
«¿Qué era, pues, entonces para mí el rumor de una
asonada? ¿Qué la ira de unos cuantos insensatos olvida
dos de los beneficios que les habia hecho y ciegos
38
EL FÉNIx ESPAÑoL.
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resguardaban.»
«Y aquí debo referiros la reproduccion, única afortu
nadamente, del espectáculo del Ararat.»
«Vagando entónces yo por Alemania, subí á una
montaña, más notable por los accidentes abruptos de
sus estribos que por la altura y majestad del cuerpo
principal, cubierto, es verdad, de nieve en aquel tiempo.
El sol acababa de asomar por el Oriente, empujando há—
cia el Oeste los vapores trasparentes de la mañana que
no habian tenido aún el tiempo suficiente para conden
sarse y enturbiar el cielo límpido y sereno que iba á
cruzar el astro refulgente del dia. Sentado en una roca
pelada, al abrigo, aunque innecesario para mí, de un
alto pinavete, cabeza de un bosque espeso que se exten
dia á la derecha, reflexiomaba sobre mi triste y eternal
destino, cuando, al alzar la vista á mi frente, distinguí
en lontananza la silueta umbría de un jigante, de un
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181
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#83
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4 g.
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Haces estrechas
Ha 2 de tus flechas
Con el asta de buey en tu tarima,
Y duerme encima:
Ya el díguila en las carnes se alimen ta,
Y por siempre blanquea la osamenta.
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*
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SIMANCAS Y AL v HAND X.
En Calataña zor
Alman zor
perdió el tambor.»
VI.
«Voy á decíroslo.»
«El jóven se irguió al verme: su brazo se extendió ho
rizontalmente hácia mí y, como su brazo, sus ojos y su
boca expresaron el horror que pareció inspirarle mi
presencia. Sus gestos, incomprensibles hasta entónces
para mí, sacaron de su arrobamiento á la matrona; mas
no bien se habia alzado para mirarme cuando cayó de
nuevo en los brazos de las mujeres que la cercaban
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«Basta, basta.....»
«No basta, señor, no basta. Habeis puesto en duda mj
razon ó mi buena fé, y quiero demostraros que ni aque
lla está turbada ni carece de ésta mi corazon. Mis pala
bras, lo conozco, tienen que producir en todos extrañeza
y confusion extraordinarias, no pudiendo concebir un
sér tan original ni conformarse con la realidad de una
271
<.
«Desde la de Calatañazor hasta mi regreso á España
trascurrieron muchos años que pasé en una de las más
dilatadas peregrinaciones de mi vida.»
«Era en el mundo una época de transicion. Al salir
de España nos hallábamos en pleno feudalismo, y al
volver se sentia ya en toda Europa un movimiento de
union de los pueblos con los reyes que presagiaba la
muerte de aquella que, áun sin llamarse institucion,
porque no podia serlo, formaba la manera de ser de las
sociedades europeas, regidas por las razas conquistado
ras, no hacia mucho tiempo llegadas del Setentrion.»
«Despues de anunciar en Córdoba la catástrofe de Al
manzor, yo pasé á Africa, y unas veces siguiendo el lito
ral y engolfándome, otras, en los vastos desiertos que
constituyen la mayor parte de su superficie, recorrí to
do el imperio islamita, tan recientemente creado y ya
dividido, casi en disolucion. Ya no habia un solo Kalifa
como en la época brillante de los sucesores del Profeta;
eran tres los que se dividian el imperio; los de Bagdag,
el Cairo y Córdoba; y áun el primero, el en quien veia
278
LA MORISMA SE VA.
Gallegos, portogaleses,
Biscaynos, guipuscoanos,
E de la montanna é alaveses.
Cada unos bien lidiaban
EL GRAN CAPITAN.
corona real.»
«La fama de tanta habilidad, como la del valor de los
soldados españoles, inspiró en Roma la idea de acudirá
36l
¿Es UN LOCo?
--- -=
42l
LOS PAISES-BAJOS.
POMPEYA.
FIN.
ÍNDICE.
PRIMERA PARTE.
III.-!!!!!!!!!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
IV.—Vision misteriosa. . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
V.—El águila y el escarabajo. . . . . . . . . . . . . 57
VI.—El cáncer de España. . . . . . . . . . . . . . . . 70
VII.—¿Será vanidad nacional? . . . . . . . . . . . . . 85
VIII.—Vé á Roma! . . . . . . . . . . . . . e a • º e e . 98
SEGUNDA PARTE.
Páginas.
TERCERA PARTE.