You are on page 1of 7

Venezuela: "Yo nunca aplaudí al

socialismo del siglo XXI"


El Partido Comunista de Venezuela apoyará la reelección de Maduro pese a
la gravedad de la crisis nacional. DW habló con Wolfgang Gehrcke para
saber cómo ve un comunista alemán la situación del país caribeño.

El bávaro Wolfgang Gehrcke se retiró de la vida política en 2017.

Aunque al Partido Comunista de Venezuela (PCV) se le suele restar importancia por el


tamaño de su militancia, su larga trayectoria y el rol que jugó en momentos históricos
decisivos para la nación caribeña le dan un valor simbólico, sobre todo a los ojos del
establishment chavista. Como muestra, la solemnidad con que el hombre fuerte de
Caracas, Nicolás Maduro, agradeció el respaldo del PCV a su candidatura
presidencial (26.2.2018).

Esa formación, la más antigua de las que están activas en el país, fue excluida del pacto
de alternancia en el poder que siguió a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1948-
1958), auspició el movimiento guerrillero contra los primeros Gobiernos democráticos,
sirvió de inspiración para el proyecto subversivo que condujo a los fallidos golpes de
Estado de 1992 y terminó ayudando a Hugo Chávez a ganar las elecciones de 1998.
En apariencia, el PCV es uno de los grupos más dogmáticos de la coalición que apoya al
oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pero no como para
incomodar al status quo, como lo ha hecho el chavismo disidente. Los comunistas se
han abstenido de pronunciarse sobre la crisis nacional, de condenar a Maduro por
"destruir el legado" de Chávez y de quejarse por la inconclusión del "socialismo del
siglo XXI".

El PCV ha decidido darle un nuevo espaldarazo a Maduro pese a la magnitud de la


corrupción prevalente, al descalabro de los servicios públicos, al colapso del sistema
sanitario, al déficit de viviendas y a la decadencia del sistema educativo, por no hablar
del deterioro de la petrolera estatal, de la escasez de alimentos y medicinas, del yugo de
la violencia criminal, del deterioro del tejido social o de las violaciones de derechos
humanos.

Pero, ¿cómo ve la situación de Venezuela un comunista alemán? DW habló con


Wolfgang Gehrcke, quien a sus 74 años es considerado un "dinosaurio" de la izquierda
germana. El político bávaro pasó del Partido Comunista Alemán (DKP) al Partido del
Socialismo Democrático (PDS) y luego a Die Linke, la mayor alianza izquierdista.
Hasta 2017, cuando se retiró de la política, Gehrcke era el único diputado del
Bundestag en autoproclamarse comunista.

Maduro durante su encuentro con el Partido Comunista de Venezuela. (26.2.20178)

Deutsche Welle: Señor Gehrcke, ¿qué es para usted el comunismo?


Wolfgang Gehrcke: El aspecto fundamental de los planteamientos hechos por Karl
Marx y Friedrich Engels es el reconocimiento de la necesidad de alterar todas las
estructuras que ponen al ser humano en una posición servil. El comunismo clama y
busca más justicia; no solamente justicia social y justicia económica, entendidas como
herramientas para proporcionarles buenas condiciones de vida –sobre todo educación
y, en consecuencia, oportunidades de desarrollo– a los sectores más desfavorecidos de
un país determinado, sino también justicia en las relaciones internacionales. A mis
ojos, la noción de comunismo también contempla implícitamente la voluntad de
resolver todas las diatribas con la razón, sin recurrir a la guerra. Muchas cosas han
cambiado en los últimos cien años, pero no las relaciones de poder contra las que se
rebelaron los primeros comunistas.

Nicolás Maduro aspira a la reelección en Venezuela con apoyo del Partido


Comunista local. ¿Cómo evalúa usted el desempeño de los "revolucionarios
bolivarianos" en ese país? ¿Siente usted que el chavismo sea una vergüenza
para la izquierda global?

La situación de Venezuela da pie a críticas y preguntas incómodas que la izquierda


puede y debe responder. Yo preferiría hablar de Gobiernos de izquierda bien
percibidos internacionalmente, con los que no dé pena dejarse ver. Pero lo más
importante para mí es el contenido del programa político de Maduro: mientras él
quiera cambiar las relaciones sociales en Venezuela para mejorarlas, él puede contar
con mi respaldo.

Gehrcke: “Es una osadía pretender darles consejos a los venezolanos desde Alemania”.
¿Piensa usted que Maduro tenga un plan para mejorar las relaciones
sociales en Venezuela?

En principio, sí. En esencia, el Gobierno venezolano se ocupa de cuestiones


fundamentales como la apertura del acceso a la riqueza petrolera y la reducción de la
pobreza. Yo sufro mucho sabiendo que los habitantes más infortunados del país no
pueden ni siquiera conseguir alimentos y medicinas. Creo que Venezuela ya sufrió
suficiente a causa de la hegemonía de los contrarrevolucionarios.

El régimen de Maduro niega la existencia de una crisis humanitaria y


atribuye el desabastecimiento a una "guerra económica" fraguada desde el
extranjero. ¿No cree usted que, tras dieciocho años en el poder, el chavismo
debe asumir responsabilidad por los efectos de su modelo político-
económico?

Muchas de las variables que afectan a los habitantes de un país pueden ser alteradas
desde fuera. Eso quedó claro a más tardar durante el Gobierno de Salvador Allende,
con los problemas económicos que sufrió Chile y la presión ejercida por Estados
Unidos sobre ese país. En el caso de Venezuela, Nicolás Maduro tiene como desafío el
empeño del nuevo ocupante de la Casa Blanca en empeorar las relaciones Caracas-
Washington.
El de EE. UU. es uno de los Gobiernos que han sancionado a funcionarios chavistas.

Los aliados de Maduro fuera de Venezuela insisten en que son las sanciones
de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea las que causan
desabastecimiento en el país, pero ese fenómeno no es nuevo. Especialistas
atribuyen la crisis productiva, económica y financiera a las políticas
aplicadas por el propio chavismo…

Pero es que el mensaje del chavismo no es '¡volvámonos todos ricos!', sino '¡repartamos
lo que hay más justamente!'. Y esa es una visión que yo siempre voy a apoyar. Hasta
ahora, la oposición antichavista no ha presentado un solo programa para mejorar las
relaciones sociales en el país o para distribuir más justamente los beneficios derivados
de la producción petrolera; no ha aportado nada a ninguna cuestión relevante.

En Alemania y el resto de Europa, la crisis político-institucional venezolana


tiende a ser descrita como un conflicto entre un Gobierno de izquierda y
una oposición de derecha; pero tres de los cinco partidos antichavistas de
mayor peso pertenecen a la Internacional Socialista. ¿Cómo se explica
usted eso?

Esa visión de las cosas no es del todo infundada. En América Latina, la Internacional
Socialista siempre se puso del lado de la contrarrevolución. Eso no puede ser olvidado
de la noche a la mañana. Varios golpes de Estado perpetrados en países
latinoamericanos fueron auspiciados por la Internacional Socialista. Esa organización
es un cascarón vacío; el propósito que se le atribuye –la búsqueda de más justicia para
el mundo– no existe.

¿A qué atribuye usted el hecho de que el llamado "socialismo del siglo


XXI" haya tenido efectos tan distintos en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y
Venezuela? ¿Qué está haciendo mal Maduro?

Yo nunca aplaudí la teoría del 'socialismo del siglo XXI' que Hugo Chávez puso en
circulación porque eso sugería que, desde su perspectiva, la izquierda europea había
fracasado y que el socialismo del siglo XX no daba la talla a la hora de resolver
problemas contemporáneos. Yo hubiera preferido menos ruptura y un intercambio de
ideas más intenso entre las izquierdas de los diferentes continentes.

El difunto Hugo Chávez se encontró con la canciller alemana, Angela Merkel, en 2008.

¿La izquierda alemana nunca tuvo acceso directo a Nicolás Maduro?

A Maduro lo conocí cuando él era ministro de Exteriores de Venezuela (2006-2013).


Yo lo vi por última vez tras la reelección de Daniel Ortega como presidente de
Nicaragua, durante su juramentación (10.1.2017). En aquella ocasión, Ortega comentó
que quienes conquistan el poder debían estar dispuestos a soltarlo para propiciar
cambios necesarios en el propio país. Supongo que ese mensaje estaba dirigido a
Maduro.

Yo no hablo nada de español. Apelando a un traductor intenté persuadir a Maduro de


hallar una manera de involucrar a la oposición en el diseño y la aplicación de las
políticas de Gobierno, porque yo no creo que el Ejecutivo pueda resolver los problemas
del país sólo por la fuerza o a punta de violencia. Entonces estaba convencido de que
Maduro buscaba seriamente la concordia con sus opositores y eso me parecía
razonable.

¿Y cómo era la relación de la izquierda alemana con Hugo Chávez?


Yo me reuní con Chávez varias veces, pero conversar con él no era fácil; lo único que
podía hacer era escucharlo porque él no estaba dispuesto a prestarme oídos. Cuando le
planteé mis críticas al 'socialismo del siglo XXI', él respondió toscamente con una
pregunta: '¿Acaso ustedes desarrollaron un proyecto mejor?'. Y no le faltaba razón: la
izquierda europea debe dar menos consejos y recibir más recomendaciones de otros.

En 2007, Oskar Lafontaine, una de las figuras más prominentes de Die


Linke, cruzó el Atlántico para extenderle la mano a la izquierda
latinoamericana y “aprender” de ella. ¿Qué se aprendió?

No mucho. Nosotros no entendemos a Latinoamérica. Su izquierda nos resulta


extraña, completamente ajena a nuestro marxismo de origen industrial. Para empezar
a aprender de América Latina debemos aceptar realmente que el camino que nosotros
tomamos en Europa tampoco fue particularmente exitoso. Basta mirar lo que ocurrió
con la Unión Soviética y luego Rusia, entre otros Estados europeos.

Es una osadía pretender darles consejos a los venezolanos desde Alemania, sobre todo
considerando que la Unión Europea se ha parcializado flagrantemente a favor de los
adversarios del presidente Nicolás Maduro. Yo creo que la política exterior más
razonable de cara a la cuestión venezolana es la del Vaticano: el papa Francisco ha
apostado a la mediación.

Evan Romero-Castillo (VT)

Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce


periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos

en Facebook | Twitter | YouTube

http://www.dw.com/es/venezuela-yo-nunca-aplaud%C3%AD-al-socialismo-del-siglo-xxi/a-
42776872?maca=es-Facebook-sharing

You might also like