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DEFINICIÓN DE FUEGO
Del latín focus, el fuego es el calor y la luz producidos por
la combustión. El fuego nace a partir de una reacción química de
oxidación y supone la generación de llamas y la emanación de vapor de
agua y dióxido de carbono. Podría decirse que el fuego es la manifestación
visual del mencionado proceso de combustión.
De la misma forma tampoco hay que olvidar que, dentro de lo que sería el
ámbito de la Alquimia o la Cosmogonía Occidental (teoría científica que
versa sobre los orígenes y creación del Mundo), se establece que el fuego
es uno de los cuatro elementos fundamentales. Así, el mismo se presenta
siempre en conjunto con el agua, la tierra y el aire.
Asimismo tampoco podemos pasar por alto que existen lo que se conoce
como fuegos artificiales. Estos son el conjunto de llamas, chispas y humos
que se producen cuando se prenden cohetes, petardos y todo tipo de
dispositivos de pirotecnia que dan lugar a un bello espectáculo donde
luces, sonido y colorido se convierten en protagonistas. En fiestas y
espectáculos de diversa índole es donde tienen lugar aquellos.
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Qué es el fuego
Por Maria en Física y química
El fuego es una reacción química de oxidación violenta de una materia combustible. Esta reacción es
exotérmica, desprendiendo la energía de la reacción en forma de calor y luz, y varios productos de la
reacción, usualmente dióxido de carbono y agua. Si la reacción es lo suficientemente caliente, los
gases pueden llegar a ionizarse hasta llegar a alcanzar el estado de plasma.
Dependiendo de las sustancias que intervienen en la reacción el color de la llama y la
intensidad del fuego puede variar. Desde este punto de vista, el fuego es la manifestación
visual de la combustión . La llama es la emisión de luz resultante de la reacción de
combustión. Esta es provocada por la emisión de energía de los átomos de algunas de las
partículas que se encuentran en los gases de la combustión, al ser excitados por el intenso
calor generado en este tipo de reacciones.
El hecho de que el color de la llama varía según la composición de los gases que la
forman permite determinar la presencia de ciertos elementos químicos mediante el método
de la prueba de la llama. Dicho método es empleado en la química analítica para detectar
la presencia de iones metálicos, tomando como base el espectro de emisión característico
de cada elemento. A pesar de que este ensayo es poco útil a nivel científico, es bastante
empleado en la educación media para ilustrar a los alumnos hacia las propiedades de los
diferentes elementos químicos, dado que es un ensayo sencillo y bastante espectacular.
Esta propiedad también es empleada en la pirotecnia: la mezcla de diferentes elementos y
compuestos químicos generan diferentes estallidos de color, lo que aumenta la
espectacularidad de los castillos de fuego y cohetes.
El primer registro fósil registrado de un incendio es datado del Silúrico tardío, hace unos
420 millones de años, en restos fosilizados de carbón vegetal. A partir de este punto en el
tiempo la presencia de registros fósiles de carbón vegetal está presente en todos los
períodos, con la excepción de un controvertido lapso de tiempo durante el Devónico tardío.
Influencia histórica
El fuego ha fascinado la civilización durante siglos. A su alrededor y gracias a su calor han
vivido cientos de generaciones. El ser humano ha sabido usar la fuerza destructiva del
fuego en su provecho, para extraer la energía de los materiales que le proporcionaba la
naturaleza o poder moldearlos a su gusto.
Se han encontrado evidencias de alimentos cocinados con una antigüedad de 1,9 millones
de años, aunque el fuego, probablemente, no fue utilizado de una manera controlada hasta
hace unos 400.000 años. Los hallazgos referente a el uso del fuego se generalizan en
torno a un periodo comprendido entre 100 mil y 50 mil años atrás, lo que sugiere el uso
regular en ese lapso. Curiosamente, la resistencia a la contaminación del aire comenzó a
evolucionar en las poblaciones humanas en un momento similar en el tiempo.
Simbología y mitología
En la evolución de la especie humana, la adoración, en sus manifestaciones primitivas,
aparecen mucho antes que la mente del hombre fuera capaz de formular los conceptos
más complejos de la vida. La religión primitiva se basaba enteramente en circunstancias
de asociación. Los objetos de la adoración eran siempre sugestivos, consistían en las
cosas de la naturaleza que les eran cercanas, que tenían gran influencia en la experiencia
común de los primitivos humanos o que llamaran más su atención.
El fuego es uno de los cuatro elementos clásicos para los antiguos (junto con el agua , la
tierra y el aire ). Los caldeos lo miraban como una deidad suprema. Sin embargo, en
Persia es donde se extendió su culto casi exclusivamente. Se encontraban por todas
partes cerrados con muros y sin techo, dentro de los cuales, se encendía asiduamente el
fuego donde el pueblo devoto venía a ciertas horas para rogarle.
Estos pueblos se imaginaban que el fuego había sido traído del cielo y puesto encima del
altar del primer templo que Zoroastro había mandado edificar en la ciudad de Xis. Estaba
prohibido lanzar en él nada que no fuera puro, llegando hasta el punto de superstición que
nadie se atrevía a mirar atentamente. Al fin, los sacerdotes conservaban secretamente
este fuego y hacían creer al pueblo que era inalterable y se alimentaba de sí mismo. En el
zoroastrismo otorga gran importancia al fuego, ya que es considerado un elemento
sagrado. Hyde ha creído que este culto tenía por único objeto representar el ser Supremo.
Su origen ocupa el lugar central de muchos mitos , entre los que destaca el de Prometeo ,
que robó a los dioses para dárselo a los hombres (por lo que fue severamente castigado).
La cultura griega veneraba a dos dioses del fuego: Hestia (en la mitología romana, Vesta ),
diosa del fuego del hogar y Hefesto ( Vulcano ), dios de los metales y el fuego.
En la Antigua Roma, las vestales (vírgenes que cuidan del templo de Vesta , la diosa del
hogar) tienen la obligación de no permitir que el fuego sagrado, este magnífico regalo
divino, apague. El castigo es ejemplar y expeditivo: el entierro en vida.
En la mitología celta , por otra parte, la diosa del fuego era conocida como Brigit , que
también era la diosa del arte, la poesía y la tierra. También era la encargada de proteger
los rebaños y las mujeres jóvenes, encargándose sobre todo de proteger a los niños más
pequeños. Otro dios celta del fuego reconocido como tal es Belenos , dios del sol, del
fuego y la medicina. El fuego en sí mismo era considerado sagrado por los celtas, y si éste
se apagaba en un hogar, era símbolo de mala suerte.
En el marco del hinduismo , Agni (de la palabra sánscrito agni , fuego) es la deidad de este
elemento. Junto con Indra y Surya conforman la trinidad védica, una trinidad después
sustituida por la de Brahma, Vishnu y Shiva. Agnídev, como también se le conocía, era hijo
de la diosa Prithivi, la Tierra, y del dios Diaus Pitar (en sánscrito, dios padre). Protegía,
según las tradiciones, a los hombres ya sus hogares por igual. En su cabeza tenía un
millón de ojos. También era el dios de la tierra y la sabiduría, y entre sus tareas se contaba
el ser mensajero entre los dioses y los hombres. Se le representaba con dos cabezas,
sugiriendo los aspectos benéficos y destructivos del fuego, ojos y una cabellera negra, tres
piernas y siete pares de brazos. De su cuerpo emanaban Siete Rayos de luz.
En la mitología china también están presentes diferentes mitos en torno al fuego, así Zhu
Rong es el dios del fuego, siendo este que enseña a la humanidad a utilizarlo. En los
relatos chinos se habla además de las fuerzas Yin y Yang , femenina y masculina
respectivamente. Cada una tiene propiedades opuestas y le corresponden a su vez
elementos complementarios y opuestos, como lo son el agua y el fuego. este último, según
los chinos, es una energía de acción y calor. Todos los seres vivos, de acuerdo con las
enseñanzas del Feng Shui , tienen estas dos energías que lo complementan y lo regulan.
Ya en el Antiguo Testamento Dios se apareció una vez bajo la forma de zarza inflamado y
el rayo se considera a menudo un emisario suyo. El fuego tiene un carácter central en las
hogueras para quemar los acusados de herejía o de brujería.
Iconología
La iconología de este elemento tuvo altares, sacerdotes y sacrificios casi entre todos los
pueblos de la tierra. Los romanos lo representaban bajo la figura de Vulcano en medio de
los cíclopes . Una vestal al borde de un altar sobre el que arde el fuego sagrado o una
mujer teniendo un vaso lleno de él con una salamandra a sus pies, son también símbolos
por medio de los cuales los antiguos representaban el fuego.
Cesare Ripa y Hubert François Gravelot han juntado a estos emblemas la presencia del
Sol , principio del calor y de la luz y el ave fénix que muere y renace en este elemento;
expresión jeroglífica de la opinión de los filósofos que creían que el mundo sería
consumido algún día por las llamas para renacer más brillante y perfecto.
El concepto de los elementos clásicos continuó vigente en Europa durante la Edad Media,
debido a la prominencia de la visión cosmológica aristotélica ya la aprobación de la Iglesia
Católica del concepto del éter que apoyaba la concepción de la vida terrenal como un
estado imperfecto y el paraíso como algo eterno.
El uso de los cuatro elementos en la ciencia se abandonó en los siglos XVI y XVII, en la
que los nuevos descubrimientos sobre los estado de la materia superaron la concepción
clásica.
Teoría del flogisto
El año 1667 el científico Johann Joachim Becher ideó la teoría del flogisto ‘ (del griego
φλογιστόν Phlogiston “inflamable” de φλόξ Phlox “fuego”) según esta además de los cuatro
elementos clásicos, había un elemento adicional semejante a un fuego llamado el flogisto,
que estaba contenido dentro de los cuerpos combustibles , y que era liberado, en grados
más pequeños o más grandes, durante la combustión . La teoría intentaba explicar los
procesos de oxidación , como la combustión y la oxidación de metales. Esta teoría fue
compartida y estudiada también por el médico y químico alemán Georg Stahl .
Montaje realizado por Lavoisier para poner a prueba la teoría del flogisto. Figura realizada
por Mme. Lavoisier en el Traité elementaire de chimie .
Según la teoría del flogisto el cuerpo flotante debería estar menos sumergido después de
la combustión ya que la cantidad restante de sustancia junto a la ceniza debería pesar
menos que la inicial y el volumen de aire dentro de la campana debería aumentar como
efecto de la asimilación del flogisto y con ello el nivel de líquido cerrado debería ser más
bajo que al comienzo. El resultado del experimento contradicen los resultados esperados
según esta teoría. Lavoisier interpretó correctamente la combustión eliminado el flogisto en
su explicación, ya la vez, hizo nacer la química moderna.
Las sustancias que arden se combinan con el oxígeno del aire , por lo que ganan peso. El
aire que está en contacto con la sustancia que se quema pierde oxígeno y, por tanto,
también volumen. Con Lavoisier los químicos abandonaron progresivamente la teoría del
flogisto y se apuntaron a la teoría de la combustión basada en el oxígeno .
Elemento festivo
El fuego es uno de los cuatro elementos cosmogónicos según las tradiciones antiguas que,
junto con el aire, el agua y la tierra, son capaces de crear todo, combinados debidamente.
Es un elemento complejo: por un lado es devastador y por otra es purificador, nos da luz y
calor y nos permite ingerir los alimentos cocidos.
Pero los efectos del fuego son muy beneficiosos. De hecho, las primeras comunidades de
humanos se estructuraron en torno al fuego y lo convirtieron en un elemento central.
Enseguida fue importante en lo cotidiano, pero también en la dimensión festiva, donde
multiplica los efectos y la potencialidad y adquiere connotaciones mágicas y grandes
contenidos simbólicos.
El calendario incluye muchos momentos ígneos. En los solsticios suele haber días en que
el fuego es protagonista absoluto, como las hogueras de San Juan y las hogueras de San
Antonio. La liturgia también lo tiene presente, el fuego, por ejemplo en la vigilia pascual y
en la fiesta de la candilera. Finalmente, la presencia del fuego en Barcelona sobresale en
las actuaciones de diablos y bestias, especialmente en los correfocs de las fiestas
mayores.
Incendio forestal.
Los incendios en los edificios pueden empezar con errores en las instalaciones eléctricas o
de combustión, como las calderas , escapes de combustible , accidentes en la cocina ,
niños jugando con mecheros o cerillas , o accidentes que implican otras fuentes de fuego,
como velas y cigarrillos . El fuego se puede propagar rápidamente a otras estructuras,
especialmente aquellas en las que no se cumplen las normas básicas de seguridad. Por
ello, muchos municipios ofrecen servicios de bomberos para extinguir los posibles
incendios rápidamente.
Las normativas sobre protección de incendios clasifican el riesgo que presenta cada tipo
de edificio según sus características, para adecuar los medios de prevención.
Empleo: mayor o menor cantidad de gente y conocimiento que tienen los ocupantes del
edificio.
Continente: atiende a los materiales con que está construido el edificio, más o menos
inflamables, así como la disposición constructiva, especialmente la altura que, si es
grande, dificulta tanto la evacuación como la extinción.
Contenido: materias más o menos inflamables.
Según estos factores, el riesgo se clasifica en ligero , ordinario y extraordinario.
Clases de fuego
A efectos de conocer la peligrosidad de los materiales en caso de incendio y del agente
extintor siga las instrucciones:
extintores, agua, llamar a los bomberos , mantener la calma, no respirar y no se mueva del
lugar donde se ubica. En Europa y Australia los incendios se clasifican en 6 grupos:
Clase A : incendios que implican sólidos inflamables que dejan brasas, como la madera ,
tejidos , goma , papel , y algunos tipos de plásticos.
Clase B : incendios que implican líquidos inflamables o sólidos licuables , como el petróleo
o la gasolina , aceites , pintura , algunas ceras y plásticos.
Clase C : incendios que implican gases inflamables, como el gas natural , el hidrógeno , el
propano o el butano .
Clase D : incendios que implican metales combustibles , como el sodio , el magnesio , el
potasio o muchos otros cuando están reducidos a virutas muy finos.
Riesgo de electrocución (antiguamente conocida como Clase E ): incendios que implican
cualquiera de los materiales de las Clases A y B, pero con la introducción de
electrodomésticos , cableado , o cualquier otro objeto con tensión eléctrica , en la
proximidad del fuego, donde existe un riesgo de electrocución si se emplean agentes
extintores conductores de la electricidad.
Clase K : incendios que implican grasas y aceites de cocina. Las altas temperaturas de los
aceites en un incendio excede con mucho las de otros líquidos inflamables, haciendo
inefectivas los agentes de extinción normales (en España esta clase se incluye en la B).
Clase A: incendios que implican madera, tejidos, goma, papel y algunos tipos de plástico.
Clase B: incendios que implican gasolina, aceites, pintura, gases y líquidos inflamables y
lubricantes .
Clase C: incendios que implican cualquiera de los materiales de la Clases A y B, pero con
la introducción de electrodomésticos, cableado o cualquier otro objeto que recibe energía
eléctrica , cerca del fuego.
Clase D: incendios que implican metales combustibles , como el sodio , el magnesio o el
potasio u otros que pueden entrar en ignición cuando se reducen a limaduras muy finas.
A veces suele añadir un quinto grupo, la ‘Clase K’ . Se refiere a los incendios que implican
grandes cantidades de lubricantes o aceites. Aunque, por definición, la Clase K es una
subclase de la clase B, las características especiales de este tipo de incendios se
consideran suficientemente importantes para ser reconocidos en una clase aparte.
Incendio forestal
Un incendio forestal es un tipo de incendio que se caracteriza por producirse y
desarrollarse principalmente en zonas naturales con vegetación abundante.
Si bien las causas inmediatas que dan lugar a los incendios forestales pueden ser muy
variadas, en todos ellos se dan los mismos presupuestos, es decir, la existencia de
grandes masas de vegetación en concurrencia con periodos más o menos prolongados de
sequía .
El calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua perdida del
sustrato. Sin embargo, cuando la humedad del terreno desciende a un nivel inferior al 30%
las plantas son incapaces de obtener agua del suelo, con lo que se van secando poco a
poco. Este proceso provoca la emisión a la atmósfera de etileno , un compuesto químico
presente en la vegetación y altamente combustible.
Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el aire que las rodea se
vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de incendio se incrementa. Y si en
estas condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos
fuertes o moderados, la posibilidad de que una simple chispa provoque un incendio se
vuelve significativa.
El triángulo del fuego nos indica que elementos son necesarios para
que se inicie la reacción de combustión. Actualmente se ha descubierto
que para que se mantenga la combustión es necesario un cuarto
elemento, la reacción en cadena.
Teniendo en cuenta la incidencia de cada uno es estos factores, es que surgen los métodos básicos de
extinción de incendios:
1° Eliminación del combustible
2° Sofocación
3° Enfriamiento
Ahora bien: este modelo es útil en una primera aproximación al fenómeno del fuego, a los fines de
explicar la acción de algunos agentes extintores. Sin embargo, no nos permite entender como otros
agentes extintores extinguen el fuego, que es el caso de los productos halogenados, para dar un ejemplo.
Para ello, debemos introducir el concepto de Tetraedro del Fuego.
INCENDIO
Los humos generados por el incendio deben ser modelados para estimar la
participación del sistema de ventilación en una situación de emergencia, de
forma que contribuya a generar vías de evacuación seguras. La participación
de profesionales expertos en el entendimiento del fuego y ventilación es
fundamental.
Lamentablemente, ningún sector productivo está exento de las consecuencias de sufrir un incendio, y aunque
las industrias avancen y eleven sus estándares de seguridad, siempre pueden existir riesgos residuales no
cubiertos por las medidas.
En las faenas mineras, el riesgo de incendio aumenta por las características de los trabajos que en ellas
se realizan. Como ocurre en cualquier sector productivo, lo primero que hay que tener presente es el
marco general respecto a la protección de incendios, que se centra en tres aspectos:
• Continuidad del negocio: Habitualmente es uno de los aspectos menos tratados de la protección
contra incendios y tiene relación con cómo proteger y priorizar la seguridad en aquellas zonas críticas de
la producción. El análisis requerido involucra hacer un cruce entre los riesgos específicos de incendio en
cada zona de producción, respecto a la importancia relativa de ese sector, de manera de tener una
protección robusta (e incluso hasta redundante, de ser necesario) que permita, en caso de pérdidas por
incendio, una puesta en marcha tan rápida como sea posible.
Incendios mineros
En el caso particular de la Minería, es importante considerar las características particulares de estos
siniestros.
• Riesgos comunes. Estos son similares a cualquier tipo de incendios en industria: incendios eléctricos
asociados a mal diseño o sobreconsumos; trabajos en caliente (soldadura/corte) en zonas de materiales
combustibles/inflamables; calentamiento por superficies calientes o ductos de extracción en procesos
con generación de calor; atmósferas explosivas; problemas con estática (chispas), etc.
• Riesgos específicos. Cada uno de los subprocesos productivos asociados a la Minería conlleva riesgos
específicos y particulares, y es difícil poder listarlos todos. Sin embargo, algunos de los aspectos más
importantes que deben vigilarse son:
- Combustión espontánea: algunos materiales son sujetos de este fenómeno cuando se acumulan en
grandes cantidades. Esto hace que se puedan generar incendios sin necesidad de una fuente externa de
ignición. Uno de estos materiales es el carbón.
El desafío, entonces, es revisar y analizar las alternativas para disminuir lo más posible la ocurrencia de
siniestros y la reducción de los daños. En este sentido, los estudios de riesgos de incendios permiten
definir posibles escenarios, en los que básicamente se define el “qué” podría pasar, tanto desde las
causas como de las consecuencias. Esto último implica definir cómo y cuánto podría crecer el incendio,
qué zonas se verían afectadas, y cómo afectan a esto las posibles medidas de seguridad ya existentes.
Estos estudios permiten plantear y responder preguntas, como: ¿Son las medidas de seguridad
adecuadas a los riesgos? ¿Son suficientes? ¿Qué riesgos residuales no han sido cubiertos por las
medidas dispuestas? ¿Qué medidas adicionales de protección podrían ser más eficientes en disminuir el
riesgo? ¿Las medidas están alineadas a una estrategia de continuidad de operaciones? ¿Los trabajadores
están adecuadamente capacitados a todo nivel en los posibles riesgos de incendio en las instalaciones?
Para llevar a cabo estas evaluaciones correctamente y de manera exitosa, se requiere que las empresas
mineras consulten con organismos expertos en la materia, con el fin de combinar el conocimiento de
profesionales especialistas con la particularidad específica de cada instalación minera. No existen
panaceas.