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Edgardo

Madanes - Artista
Nací en 1961 en Buenos Aires, Argentina.
Reparto mi dedicación al arte entre la
producción y la docencia. En la actualidad
además de las clases que dicto en mi taller
obtuve por concurso el cargo de Profesor
Titular de Proyectual de Escultura del Instituto
Universitario Nacional de Arte (I.U.N.A.) en
Buenos Aires. Desde muy joven estuve en
contacto con una zona (muy cercana a la ciudad)
conformada por ríos y pequeñas islas. Disfruto
de ese lugar vinculándome con la naturaleza.
Observo a los habitantes de las islas con sus
recursos para vivir en un paisaje que cambia
permanentemente dependiendo de las crecientes
de los ríos. En este paisaje encontré al mimbre
que es una varilla que se obtiene de una
variedad del Sauce. El día en que tomé
contacto por primera vez sentí la fuerza de la
seducción del material y desde entonces
comencé a producir obra con él.
"Fue todo un desafío porque trabajo en silencio
profundo, solo escucho mi respiración, el aire
infla mis pulmones. Espacio y silencio se
expanden sin límites. Perdido, felizmente
perdido busco un camino que desconozco. Estoy
flotando en la nada. Balbuceo pequeños
movimientos y en ese instante me encuentro,
estoy aquí. Me descubro suspendido en la
inmensidad del vacio.

Un punto, solo uno es suficiente guía para


comenzar un sendero. Doy un paso y ya no sé
donde estoy. Abandoné la nada y ahora percibo
el latido del corazón. Avanzo una vez más por
un camino desconocido. En el fondo, allá por los
lugares más oscuros reconozco una danza
ancestral. Siento que mi cuerpo ocupa su lugar
en el espacio.
Apoyo mis pies con más firmeza, el deseo
señala el rumbo. La mente recorre el vacio con
una línea, dibuja orbitas alrededor de un punto,
crea una trama y gesta un volumen. Mojo,
corto, doblo, ato; cada acción, cada sonido
construyen un espacio nuevo. Y al final cuando
todo se aquieta y el camino fue transitado solo
vuelvo a escuchar mi respiración."
El perfil de Madanes como escultor, empezaba a revelarse lentamente. A los 13 años ya
toma sus primeras clases en talleres y comienza a manejar las distintas técnicas de las
artes visuales. Sin embargo, más allá de disponer de una vasta gama de materiales
para componer sus esculturas, es el mimbre el material de trabajo que lo distingue y
transforma en un artista exquisito en su género en la actualidad. Su tarea comienza por
medio de la observación detallada de los artesanos, probando, manipulando el mimbre
y finalmente, aplicando la intuición para crear una técnica apropiada que de vida a sus
ideas.

El mimbre llega a su vida casi por casualidad cuando ve las obras de un amigo artista
en una bienal. El enamoramiento con el material es inmediato. Y más lo atrae cuando
se entera que el mimbre se obtiene fácilmente en la zona de El Tigre en la ciudad de
Buenos Aires, lugar donde Madanes pasaba muchos fines de semana y sin embargo,
nunca había reparado en el. A partir de entonces empieza a experimentar pero en
forma escalonada, dado que el artista aun trabajaba en sus bioformaciones en
poliéster: usaba el mimbre como estructura pero revestido en poliéster, hasta darse
cuenta que no había necesidad de tapar el mimbre cuando la verdadera intención es
que fuera la materia prima protagonista. Poco a poco fue despojándolo al recubrirlo
con plástico, luego lo mezcló con yeso y tela, hasta trabajar directamente con el
mimbre en forma exclusiva uniendo sus partes con formio -una fibra que proviene de
una hoja de un metro veinte de largo que también se encuentra en la zona del delta-. A
medida que conocía más en profundidad el material, veía cómo se iban convirtiendo en
esculturas sus conceptos: “Me empezaba a interesar mucho el tema de la asociación y
empecé a prestar mucha atención a lo que pasaba con el mimbre cuando se unía con
otro, esta idea de poder construir a partir de múltiples unidades fue tomando mucha
fuerza. Cada varilla de mimbre dentro de una red, se desempeña de forma particular y
hay mimbres que por ser muy diferentes al resto no forman parte de ese sistema social
y quedan de alguna manera desplazados. Descubrí que el mimbre era un material
flexible pero tiene una limitación porque cuando se ejerce más fuerza de la necesaria,
se quiebra y nuevamente una varilla queda fuera de esa construcción social. Establecí
un paralelo entre lo que sucedía con el mimbre y con el ser humano viviendo en
sociedad. Ahí yo creo que empecé a creer más todavía en el material; ya no era
solamente seducción visual sino que empezaba a tener una carga simbólica muy
fuerte”. En el imaginario de Madanes, el mimbre es un material que construye,
portador de una enorme carga simbólica y cuya manipulación se vincula con otros
intereses suyos ligados a pensar el hacer escultórico como un sistema de vida y como
un sistema de aprendizaje. Como si fuera poco, el mimbre le permite trabajar en un
clima relajado, de meditación e introspección ya que no necesita de los golpes violentos
o la maquinaria ruidosa como puede requerir el trabajo en piedra o metal. Se establece
un diálogo entre el artista y la materia prima de un nivel de intimidad casi religioso. El
único sonido constante que se puede escuchar en las jornadas de trabajo es su propia
respiración revelando pensamientos y estados de ánimo.

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