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Ver y ser visto en Calicalabazo

Santiago Guevara

Ver y ser visto en Calicalabozo*


Fecha de recepción: 4 de abril de 2014
Fecha de aprobación: 9 de mayo de 2014

Resumen:

El presente artículo pretende dar cuenta de la manera en Santiago Guevara


que el territorio urbano es presentado en el libro de cuentos Université Stendhal
Calicalabozo de Andrés Caicedo. Se analiza la dicotomía; ver y 3 Grenoble, Francia
ser visto. El objetivo es brindar una aproximación al imaginario issosanti@gmail.com
de la ciudad que Caicedo propone en su libro. Candidato al doctorado en «Lettres et
arts  », Universidad Stendhal 3 Greno-
ble.
Palabras clave: Territorio, deambular, fragmentación,
vayerista, urbanidad.

*
Artículo de reflexión., Resultado de la investigación que el autor realiza acerca
de la literatura hispanoamericana e incrito en el marco de la formación “Fiction
et territoire,” organizado por el Laboratoire de Recherches sur l’imaginaire
CRI. Enero de 2013. Universidad Stendhal 3 Grenoble.

Citar: Guevara, S. (julio – diciembre de 2014). Ver y ser visto en Calicalabozo. La


Palabra (25), 31-41.

31 la palabra No. 25 Tunja, Julio - Diciembre de 2014, ISSN 0121-8530 pp. 31-41
SEEING AND BEING SEEN IN CALICALABOZO
Abstract:

The present article speaks of the way the urban territory is presented the short story book
Calicalabozo by Andrés Caicedo, analyzing the recurrent rhetorical elements: seeing and being
seen. The objective is to allow an approximation of the imaginary of the city that Caicedo offers
in this book.

Key words: Territory, to wander, fragmentation, voyeurism, urbanity.

VOIR ET ÊTREVUDANS CALICALABOZO


Résumé

Cet article prétend de rendrecompte de la manièrecomment le territoire urbainest présenté dans


le livre de contes Calicalaborod’ Andrés Caicedo. On analys edeuxéléments rhétoriques récurrents:
voir et être vu. L’objectifestcelui de proposer une approximation à l’imaginaire de la ville que Caicedo
présentedans son livre.

Mots clés: Territoire, déambuler, fragmentation, voyeurisme, urbanité

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Santiago Guevara

Armando Silva dentro del ria y de la evocación del futuro. ciente a una nación, provincia,
marco de su proyecto Ima- Parece complejo pero no lo es: comuna, etc.…”3 Si bien dicha
ginarios urbanos1 aporta un el espacio se define en función definición es justa, excluye el
concepto de territorio urbano de su relación con el tiempo. componente simbólico de te-
que merece ser destacado para Los límites, bordes geográficos rritorio, mediante el cual se
efectos del presente trabajo. Un y simbólicos de dicho territorio puede delinear el imaginario de
territorio urbano, en sus pro- están determinados y son con- una ciudad.
pias palabras, se puede definir secuencia de la interacción con
como: “El espacio en el que aquellos (límites y bordes) de Como consecuencia de lo
habitamos con los nuestros, los otros habitantes.Vemosun anterior, el sujeto urbano y con
donde el recuerdo del pasado orden jerárquico: el ejercicio relevancia los personajes de Ca-
y la evocación del futuro per- de la memoria antecede la de- licalabozo4 se convierten en los
miten referenciarlo como lugar finición del territorio urbano, entes constructores de la defini-
con límites geográficos y sim- es decir que dicha definición se ción de los límites del territorio
bólicos”2 (Mujica, 2005, p. 2). presenta como resultado de la de una ciudad. Ante la aparente
puesta en escena de la memoria subjetividad a la que nos po-
En la referencia del recuer- individual y colectiva. dría conducir la definición de
do de lo pasado y la evocación Silva, podemos objetar que un
del futuro, Silva propone un Un territorio urbano tendría territorio no es del todo subje-
sistema coherente de un tiem- entonces que ver con un plano tivo por cuanto su delimitación
po único; el presente del terri- simbólico de representaciones también depende de un marco
torio se compone de una me- para los sujetos que lo habitan. común de referencia para ciu-
moria y de proyecciones de un Es importante confrontar lo dadanos que han de compartir
tiempo futuro sobre la base de que entenderemos por territo- el mismo espacio-tiempo y de
un espacio en el que el sujeto se rio urbano a los ojos de un ima- manera muy cercana una mis-
relaciona con los otros.En bre- ginario de la ciudad, con la de- ma memoria histórica. Es en
ve, el sujeto urbano referencia finición que la geografía puede este punto donde se puede ha-
su territorio real y simbólico a darnos. Territorio: “Porción de blar del imaginario de una ciu-
través del ejercicio de la memo- la superficie terrestre pertene- dad específica en relación con

1 Imaginarios urbanos es un proyecto dirigido por Armando Silva y financiado por el convenio Andrés Bello. El proyecto busca
en esencia enunciar los mapas afectivos que constituyen la diversidad de modos de ser urbanos de trece ciudades de Hispa-
noamérica. Este proyecto cuenta con investigadores en las grandes capitales de Latinoamérica como Caracas, Buenos Aires,
Santiago de Chile, Lima y Bogotá entre otras. Su publicación más destacable es la revista Ciudad Imaginada, al igual que la
creación y difusión de numerosos videos y documentales, reportajes, conferencias, talleres, puestas en escena, etc.
2 Mujica, María Constanza.(2005) Entrevista a Armando Silva: Ser santiaguino o porteño es, primero, un deseo. Re-
vista Bifurcaciones. (4). Recuperado el 15 de Diciembre de 2012 de http://www.bifurcaciones.cl/004/Silva.htm.
3 Real Academia de la Lengua. DRAE.Recuperado de http://www.rae.es/rae.html.
4 Calicalabozo es una obra póstuma de Caicedo. Fue publicada en primer lugar bajo el título de Destinitos Fatales en
1984, en la editorial Oveja Negra. En este libro, se incluían tres secciones: Calicalabozo, Angelitos empantanados
y la novela Noche sin fortuna. En la disposición y selección de los textos escogidos, sus compiladores quisieron
(como lo expresan en el prólogo de la edición) responder a la idea de Caicedo de buscar una unidad temática, para
poder reunir varios textos bajo el nombre Calicalabozo. La segunda edición de Calicalabozo, publicada por el
grupo editorial Norma(2003), se compone de quince relatos que siguen una lógica temporal de escritura. El perio-
do que abordan los relatos va desde el año 1966 con el relato “Infección” hasta llegar a “Berenice” del año 1975.
La temática general de los relatos gira en torno a las aventuras de jóvenes (muchachos, muchachas) en la ciudad
de Cali. La veracidad de los hechos contados es incierta, llevando a pensar que lo que se cuenta es proyección de
los sueños y deseos de los jóvenes. El eje central de los relatos no es el argumento de los mismos, sino más bien el
imaginario que los individuos desarrollan a través de su vagar por la ciudad. Ante la ausencia de intriga, las situa-
ciones de los textos son pretextos para representar conflictos interiores y para volcarse en divagaciones.

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otra que comparta caracterís- o más bien, integran los relatos cine mundial, proyección que
ticas históricas, sociales o geo- como sitios propicios para refe- probablemente hacía Caicedo
gráficas similares. Así, no sólo renciar el territorio urbano de la de su ciudad. Al esplendor de la
los límites geográficos acarrean ciudad de Cali. Las experiencias ciudad imaginada se contrapo-
un sentido de unidad dentro de de los jóvenes en el marco de ne la descomposición material
la concepción de un territorio cada ficción se ven traspasadas y espiritual a la que la ciudad
urbano, también lo hace el ima- con claridad por las prácticas se ve abocada. Algo así como
ginario común capaz de crista- deambulatorias; “De arriba el sueño que pudo haber sido
lizar la memoria y la proyección abajo de izquierda a derecha”, y no fue. La decepcionante dis-
del futuro de los habitantes de de iniciación;“Berenice”, o los tancia que separa lo ensoñado
una ciudad. ejercicios de la memoria; “Patri- de lo real se materializa en el
cialinda” y “Los mensajeros”. lenguaje. El narrador toma en-
En Calicalabozo5, (nos ba- tonces una tonalidad resignada
saremos principalmente en dos En efecto, los cuentos “Pa- que le conduce a encerrarse en
cuentos: “De arriba abajo de tricialinda” y “Los mensajeros” su cuarto:Cali es toda mi vida y
izquierda derecha” y “Por eso constituyen juegos con la me- Cali sin su gente no puede exis-
yo regreso a mi ciudad”) hemos moria histórica y colectiva de tir, se hunde Lalita, qué le va-
de descubrir un boceto del te- la ciudad de Bogotá y de Cali mos a hacer si es nuestro desti-
rritorio urbano de Cali en su respectivamente. Los hechos no Lalita. Entonces se encerró
plano geográfico y simbólico, políticos y sociales evocados en su cuarto y jamás volvió a
puesto en escena bajo la forma en ambos relatos son recrea- salir: aún debe estar allá, espe-
de ficción. La totalidad de los dos en la ciudad de Cali. “Pa- rando como yo a que ustedes
relatos ocurre en Cali y a través tricialinda” evoca el asesinato regresaran (Caicedo, 2003, p.
del desarrollo de las historias, de Jorge Eliécer Gaitán a través 141).
los lugares reales van siendo de la narración de ascendencia
evocados repetidamente. Entre familiar del personaje. “Los El hecho de recordar da ca-
ellos el río Cali, la Avenida Sex- mensajeros”, de tinte más bien bida a la potencialización del
ta, Sears, DeiriFrost, la Fuente onírico, se vuelca en la año- lenguaje en su función poética
de los Bomberos, la Avenida ranza de una Cali perdida. En en los relatos de Calicalabozo.
Colombia entre otros. Dichos éste,el personaje describe la ciu- Norberto Feal, evocando la
lugares se integran a los relatos, dad de Cali como el centro del función poética del lenguaje de

5 Recordemos: en “Infección”, un joven sentado en la banca de un parque reflexiona acerca de Cali y de la vida
misma. “Por eso yo regreso a mi ciudad” expone la visión de la ciudad desde detrás de una ventana. “Vacío” es una
exploración del espacio urbano en relación con el amor. En “Besacalles” se da la voz a un travesti que intenta ser
feliz en medio de una ciudad que le excluye. “De arriba abajo de izquierda derecha” es un relato en que la deam-
bulación de dos jóvenes durante toda una noche les conduce a un encuentro sexual que raya en el desconcierto.
“El espectador” tiene sus fuentes directas en la temática del cine, y en él se exploran problemas comunicativos.
“Felices amistades” pone en tela de juicio la veracidad de las historias a través del relato de unos chicos que matan
gente. “¿Lulita que no quiere abrir la puerta?” parte de un hechoanecdótico para generar el cuestionamiento del
amor. “En las garras del crimen” es la historia de un escritor que nos revela al propio Caicedo y que es víctima
de un engaño. En “Patricialinda” encontramos el tema del Bogotazo, y la exploración generacional y sentimental
que el narrador hace de sí mismo. “Calibanismo” presenta el tema del canibalismo, tratado con dosis de humor e
ironía.En “Los dientes de caperucita” resurge el tema de la sexualidad y el vampirismo bajo la narración de una re-
lación sexual entre dos jóvenes. “Los mensajeros” es un texto de ensoñaciones, un juego entre el pasado, presente
y futuro de la ciudad de Cali y de sus habitantes. “Destinitos fatales” está compuesto por tres textos cortos; dos
que tratan el tema del cine y otro el del canibalismo. Por su extensión, podemos denominarlos como minicuentos.
“Berenice” cierra la serie Calicalabozo y cuenta la historia de tres chicos enamorados de la misma prostituta, a
quien finalmente han de matar.

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Jakobson, expone en un desta- totalizante? ¿Y cuál es el costo do lugares que normalmente


cable artículo la manera como de recurrir a la imagen frag- no comportan la idea de centra-
la memoria trabaja conjunta- mentada para la representación lidad. Así, una orilla del río Cali
mente con la imaginación para literaria? Norberto Feal nos da o una calle anónima (artículo
crear sentido: algunas luces al respecto: indefinido), llegan a ser la ori-
lla y la calle (artículo definido).
Si la memoria opera una Por un lado, la invisibilidad El cambio no es banal puesto
selección sobre el mate- de la ciudad está dada por
rial dado o disponible en su aspecto dimensional,
que implica una definición y
la historia de la ciudad y la pues es imposible de captar por antonomasia una carga se-
imaginación combina los en una sola acción o mirada. mántica específica, ejemplo: “la
materiales en nuevas confi- La percepción de la ciudad, orilla del río Cali donde la des-
guraciones, podemos hacer- entonces, no se efectúa en
nudé pero no hicimos el amor”
nos una idea de la aparición la imagen que recoge el ojo,
de lo poético en el seno de sino en la reconstrucción o bien, “la calle donde la vi y
la producción del sentido que hace la memoria con las ella me ignoró”. Este desplaza-
urbano. “La función poéti- sucesivas imágenes agluti- miento léxico implica un des-
ca proyecta el principio de nadas (Feal, 2005, p. 32).
plazamiento de la centralidad
equivalencia del eje de la
selección sobre el eje de la espacial encontrando eco en
combinación” (Jakobson,
Desde esta perspectiva, la lo propuesto por Bourdreault
1985, p. 40). Siempre, entre visión única y jerarquizada de (2004), a propósito de la explo-
los límites que marcan una la ciudad como unidad se frag- sión de la centralidad:
y otra, la imaginación y la menta en pequeñas piezas cual
memoria, se va a ubicar la
cristal hecho pedazos. Cada Dans les années 1970, au
posibilidad de reconstruir
las ruinas del significado del pequeño segmento en Calica- niveau de la vie citoyenne, il
hecho urbano. (Feal, 2005, labozo constituye una imagen y a éclatement de la centra-
p. 28). lité dans une polycentralité
productora de sentido de la fonctionnelle stricto sensu
ciudad. En el plano del territo- dont la figure du zonage
Dicha reconstrucción de rio urbano, el espacio se hace constitue l´expression. Per-
significado pasa por la visión pedazos al igual que lo hace la te du centre et, par consé-
que los personajes se forjan quent, perte de sens. Il faut
unidad de un tiempo verbal co- bien souligner que la perte
de la ciudad y notoriamente herente en el plano narrativo. de sens, signifie la recherche
del territorio. No obstante, la El fragmentonarrativo (en el de signification (p. 71).
visión de Cali a través del te- texto) y espacial (en la ciudad),
rritorio no es global sino más puede ser leído como síntoma Asistimos en Calicalabo-
bien fragmentada, si se analiza de un malestar del sujeto ante zoa una nueva dinámica de la
ésta bajo el ojo de quien narra el hecho de enfrentarse a partes centralidad del espacio urbano.
o a propósito de quien se narra que antes constituían una uni- No porque la ciudad misma
la historia. En efecto, para los dad. Perder el sentido de uni- la imponga (la dinámica) sino
personajes de Calicalabozo pa- dad implica para los personajes porque los personajes la leen
rece imposible abordar con mi- una toma de posición frente a de manera diferente; desde la
rada unívoca la constitución del la sociedad. Es allí cuando se noche, la juventud, las drogas,
territorio caleño. ¿Cómo inten- refugian en la soledad, se aíslan el sexo, las fantasmagorías y la
tar entonces una aproximación del resto y se dedican a vagar marginalidad juvenil. Si la mi-
a la representación y ficciona- por la geografía caleña estable- rada que se da a la ciudad huye
lización de dicho espacio ante ciendo recorridos y privilegian- de un centro totalizador, se
la imposibilidad de una mirada hace evidente pensar que nue-

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vos puntos de referencia sur- rritorio a la pérdida de centrali- dad, pasando de las relaciones
gen para quienes la recorren. dad de la plaza en los tiempos más simples: ver y ser visto, a
Dichos puntos referenciales se seculares. Ya no estamos ante combinaciones más complejas:
dan por ejemplo a través de la la plaza del ayuntamiento que ver a los otros y no ser visto,
zonificación de la ciudad: zonas detenta los poderes más su- ver y ser visto mientras se ve,
no reconocidas y/o descono- premos, estamos ante miles de ser visto por los otros, verse a sí
cidas, prohibidas o no prohi- pequeños ayuntamientos que mismo cuando se ve a los otros,
bidas, oficiales o no oficiales, ofrecen particularidades signifi- verse a sí mismo para ver a los
exploradas o no exploradas, etc. cativas y posibilidades múltiples otros, temor o complacencia a
En Calicalabozo, la pérdida de de exploración urbana. Dicha ser visto por los otros etc. Es-
centro repercute en el espacio fragmentación nos conduce tas posibilidadeshacen pensar,
concreto, es decir, al otorgar o sin demoras a un ver y ser visto en primer lugar, en la dinámica
no otorgar importancia a un lu- constante como única manera del voyerista y del exhibicionis-
gar determinado, e igualmente de aprehender el espacio ur- ta y en segundo lugar en una
lo hace en la escala de valores bano. búsqueda de identidad al pos-
de la sociedad caleña, poniendo tular, a partir de la visión del
en tela de juicio la relación de Ver a los otros otro, una serie de preguntas que
los jóvenes con el resto de la van más allá del estado malsano
sociedad,con el territorio de la Los relatos de Calicalabozo del voyerismo. ¿Cómo veo a los
ciudad y forzosamente con los nos encaran con el entramado otros? ¿Cómo me ven ellos a
límites del espacio en el que vi- de miradas que intercambian los mí? ¿Cómo me veo yo, en fun-
ven. sujetos produciendo en ellos un ción de los otros? ¿Cómo me
cuestionamiento permanente veo yo, cuando los otros me
Más aún, y en la esfera de sobre el espacio en el que habi- ven o no me ven?
la narración, dicha pérdida de tan. Con notoriedad, dos de los
centro y de sentido conduce cuentos “Por eso yo regreso a El muchacho y la
inequívocamente a buscar una mi ciudad” y “El espectador”, ventana
forma de expresión particular presentan un entre-juego de
(léase propia) para poder re- miradas urbanas que parten de En el relato “Por eso yo re-
presentar o al menos esbozar la intimidad del personaje para greso a mi ciudad” se pone en
ese mundo que en apariencia luego desbordarse en juegos escena la historia de un joven
carece de sentido. De allí la del mirar. Un interesante tejido que vuelve a su ciudad y decide
riqueza lexical y oral6 de Cali- se compone con las distintas permanecer encerrado allí. La
calabozo. Podemos asimilar la posibilidades que ofrece la mi- única ventana del cuarto da a la
pérdida de centralidad del te- rada no centralizada de la ciu- calle más concurrida de Cali y

6 Algunos ejemplos, definidos por el narrador mismo en el contexto del los textos:
“Buscapollos”: f. Mujer a la que le gustan los chicos jóvenes; prostituta que busca jóvenes.
“Chepa”: f. Casualidad, golpe de suerte.
“Coso”: m. Órgano sexual masculino y/o femenino.
“Gallinazos”: m. Intrusos o extranjeros que pretenden las mujeres de un sitio determinado.
“Hembra”: f. Mujer joven o vieja experimentada con suficiencia en la sexualidad.
“Mompa”: m. Compadre, hermano, compañero.
“Pollitos”: Muchachos extremadamente jóvenes.
“Pegar para”: Irse para algún lugar.
“Tumbar chimbas”: Dedicarse a tener sexo con chicas por el placer de acumular las relaciones sexuales.
“Toparse”: Encontrarse con alguien o algo. (Caicedo, 2003)

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funciona como el único vínculo hecho: el encierro, y la comu- hace que mi ventana se ponga
de contacto con el exterior. Las nión en un objetivo: el deseo de triste e iglesia lloriqueante, nos
descripciones de dicha ventana integrarse a la comunidad: hace pensar en su importancia
son abundantes y nos aproxi- en el conjunto del relato. De
man al estado de desasosiego La ciudad en la que vivo hecho, la ventana se constituye
crece más allá de mi ángulo
del chico. Veamos la descrip- de visión, no sé desde hace en el elemento mediador de la
ción: cuánto tiempo. Las noticias dicotomía del afuera y el aden-
dejaron de llegar a mí, aho- tro.
Esta ventana mía tiene for- ra sólo queda la gente que
ma de iglesia/ Mi ventana se pasa más allá de mi venta-
sostiene por seis barrotes en na, esas cabezas rosadas que La ventana cumple entonces
forma de lanza/ Son de un aparecen entre los árboles una función sensorial: es el ojo
color gris pálido, desteñido de mango, eso que daña el mediador entre el personaje y la
no, pálido, y las puntas jalan paisaje y hace que mi ven- ciudad. Pero la visión que ella
hacia el cielo, tal vez eso sea tana se ponga triste, que sea
lo que sí concuerda con la una iglesia lloriqueante (Cai- provee llega al chico de manera
forma de la ventana, que cedo, 2003, p. 18). distorsionada ante la presencia
es de iglesia de enciclope- de una hiedra que recubre el
dia/… en esta ventana mía cristal. Al principio, la hiedra es
que tiene forma de iglesia,
La ruptura del personaje
de aguja de enciclopedia con su ciudad se hace palpable esponjada, bella y casi épica: “Y
(Caicedo, 2003, p. 17). a través del desconocimiento de en mayo la hiedra esponja sus
lo que pasa en ella y del hecho hojas, de modo que los barrotes
La apropiación que el na­ de poseer un ángulo de visión quedan como lanzas coronadas
rrador hace de la ventana se que le restringe la visión de la por olivos/ la hiedra que en
hace notable en el uso del pro- globalidad. ¿De qué se agarra mayo parece olivo” (Cai­cedo,
nombre posesivo en función este muchacho solitario que ya 2003, p. 18). Pero al final del
determinante mi y del enfático no logra reconocer su ciudad relato, la hiedra se extiende y
pronombre posesivo en fun- después de haber vuelto a ella? crece con vigor como una en-
ción pronominal mía. Resulta Tal vez del hecho de ver sin fermedad. Algún día bloqueará
interesante la construcción de ser visto, de encontrar refugio totalmente la ventana impidien-
la frase esta ventana mía, en a su malestar en el voyerismo. do definitivamente el contacto
cuanto el pronombre posesivo Observar (desde detrás de la (o el trozo de contacto), que el
en función pronominal, no está ventana) la escena de gente que personaje establecía con la ciu-
remplazando el objeto ventana camina entre árboles de man- dad. Aquella realidad de la en-
que curiosamente se menciona go, insufla un aire nostálgico y fermedad devoradora que im-
dentro de la misma frase. Esto sobre todo un sentimiento de pedirá la visión desde detrás de
logra dar fuerza a la frase para encierro. Los árboles de la ciu- la ventana se contrasta fuerte-
sugerir la fuerte relación de po­ dad aparecen como el decorado mente con el hecho de que el
sesión que se establece entre la ideal para que nuestro persona­ personaje recurrirá a la imagi-
persona y el objeto. La analogía je trasponga siempre su visión nación, ya no como forma de
establecida entre la ventana y de los barrotes a un espacio visión sino como presagio, pre-
una iglesia opone simbólica- abierto sugiriendo que tanto sentimiento o pronóstico. En
mente dos estados: la intimidad él como los habitantes de la pocas palabras, como la proyec-
(ventana) y el sentido de comu- ciudad viven encerrados. Así, la ción del futuro de la definición
nión (iglesia). La intimidad del interesante personificación de del Silva. No en vano el na­
muchacho se concretiza en un la ventana con las expresiones: rrador recurre repetidamente al

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tiempo verbal de futuro simple trucción que la hiedra pro- cen en el imaginario del joven
para expresar una probabilidad ducirá en la ventana sugiere a la calle. Sea que mire por la
lejana, deseada pero incierta tal apelar a la imaginación como ventana o que recuerde cosas,
como en el siguiente pasaje: forma de creación de imágenes siempre nos remite a la calle
y de conocimiento de la ciudad, en su dimensión de espacio de
Y allí continúa, creciendo en correspondencia con lo pro- encuentro de miradas. En el
más cada día, y yo pienso
que cuando la hiedra no me
puesto por Feal: relato, el encuentro con la mu-
deje ver los floridos árboles jer de quien él está enamorado
del frente, o el limpio cielo Así es que cada fragmento está apenas enunciado con la
de esta ciudad, o las mari- urbano, siendo la única po-
sibilidad de lectura e inter-
palabra “ella” pero con un tal
positas amarillas, cuando la
pretación del hecho urbano, poder de sugestividad que no
hiedra haya oscurecido el
gris de los barrotes, yo me va a contener en sí mismo se puede pasar por alto: “Eran
contentaré con poderla ver sucesivas capas formadas las seis y media de la tarde- yo
nada más a ella, levantarme por las puestas en acto de
caminé mirando al suelo cinco
y ver todo verde, no importa la historia. Cada pieza, cada
elemento de la trama ur- cuadras, me faltaba una para lle-
que la gente esté haciendo
escándalo afuera, para eso bana, se constituye en un gar a mi habitación, cuando me
tendré yo mi hiedra que ha mapa en el que se inscriben encontré con ella. Venía con un
crecido al otro lado del pa- los sentidos actualizados de
tipo alto, me miró se sonrió y
pelillo y de la reja y que se ha la historia de la ciudad, y en
este sentido el monumento, alzó la mano para decir adiós.
trepado contra los barrotes y
que ya no deja ver nada de la pieza excepcional inserta Venía en carro, verdad” (Caice-
lo que sucede con la calle de en la trama, representa un do, 2003, p. 19).
afuera, pero eso no importa, alto valor, no sólo como
porque así yo puedo contar fósil que perpetúa las for-
mas del pasado, sino tam- Vemos en el pasaje anterior
las hojas y pronosticar el día
en los cuales caerán unas bién como texto legible, sin que una salida de rigor a la calle
y nacerán otras (Caicedo, pérdida de significado, cuya para comprar cosas se torna en
2003, p. 20). materia reinstala la ilusión un encuentro doloroso, esto-
de la lengua común. (2005,
p. 12) cado con precisión en la frase:
Insistimos en que la visión “Venía en carro, verdad.” Frase
que nuestro personaje puede El imaginario del muchacho reveladora de la agudeza de
tener de Cali desde detrás de de la ficción se pone en marcha Caicedo a la hora de tratar pro-
la ventana no deja de ser una en el momento preciso en que blemáticas socio-económicas.
visión fragmentada del espacio éste es consciente de su íntima El perder una partida en el
urbano. Fragmento evocado en relación con la ventana, la cual amor depende sustancialmente
la expresión más allá que refe- al darle una visión fragmen- de una competición de clases
rencia la existencia de un todo y tada de la ciudad le conduce sociales y de dinero donde gana
que se constituye en posibilidad de nuevo a recordar: “Y ahora quien tenga carro, o pertenezca
de lectura para el sujeto, aunque sólo queda de visión el pape- a un grupo social más alto, evi-
se haga necesario recurrir al re- lillo rojo encima del alambre dentemente, sugiere el narra-
cuerdo para hallar un sentido: entrelazado (…) y recuerdo dor. En dicho caso el dolor de
“y recuerdo entonces la tarde entonces la tarde en que salí a la pérdida se hace más agudo,
en que salía a comprar el pa- comprar…” (Caicedo, 2003, p. más lacerante para el sujeto en
pelillo y el alambre, y la ciudad 19). Tanto la práctica voyeris- cuanto el hecho de salir victo-
vivía en un sábado” (Caicedo, ta como el hecho de actualizar rioso en el amor no depende en
2003, p. 19). A su vez, la obs- recuerdos personales condu- exclusiva de él mismo sino tam-

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bién del medio socio-económi- Así, dentro del relato que brir una parte del territorio físi-
co en el cual se halla inmerso y hemos venido comentando, co de Cali, en la dimensión ob-
el cual por lo general está lejos toda la crisis del individuo en jetiva y a la vez en la dimensión
de su control. He ahí la finura relación con la vida urbana y simbólica. Es así que recorren
de la frase, que en un ejercicio consigo mismo cobra vigor zonas de la ciudad de manera
de economía del lenguaje, logra a través del uso del lenguaje, más bien desordenada: el sur, el
sintetizar una fuerte crítica so- de la mediación del elemento norte, la calle de los prostíbulos,
cial. Deducimos entonces que ventana mía y del tema del las orillas del río Cali, dejando
la derrota en el amor se hace peligro. ¿Peligro de qué? Pro­ en cada pasaje por dichos sitios
patente en el plano de lo socio- bablemente de jugarse la vida y una marca afectiva. En el sur el
económico y de las clases so- perder como es la constante en temor de encontrarse con los
ciales. Una derrota silenciosa los personajes de Caicedo, toca- gamines, en el norte el disgus-
denotada solamente por una dos en su mayoría por un sen- to de encontrarse con los niños
mirada cruzada. De hecho, la timiento de derrota. Al final de bien, en la calle de los prostíbu-
yuxtaposición de la tranquilidad la lectura, retenemos la imagen los una erección espontánea, en
y soledad del cuarto, con el re- del joven detrás de la ventana el río Cali algo muy cercano a
cuerdo del fracaso en el espacio enhiedrada, ventana enferma un coitus interruptus.
calle, nos remite a referenciar que puede ser símbolo del ma­
la calle y los que pasan por ella lestar del joven voyerista. De esta manera, el tejido ar-
como motivo del sufrimiento, gumental básico que une la es-
como fuente de peligro. Ser visto por los otros tructura del relato con el espa-
cio real y simbólico gira en tor-
En este punto compren- No obstante, no sólo el no al motivo de la prohibición,
demos que ese detrás de la
ventana es un espacio pri- hecho de ver a los demás evi- del cuestionamiento del espacio
vilegiado; refugio y a la vez dencia la crisis solitaria del indi- público frente a la intimidad y
blanco de riesgo: “AYER viduo y da cuenta del territorio del imaginario de la sexualidad
POR EJEMPLO, pasaba urbano en Calicalabozo. Tam- de los dos jóvenes. A lo largo
un señor de camisa azul con
una mujer gorda, y casi me bién lo testimonia su contrario: del relato las puertas se van ce-
agarran mirando desde la ser visto. Además de estar di- rrando una tras otra durante la
ventana” (Caicedo, 2003, p. rectamente ligado a la práctica noche, negando así un espacio
17). El hecho de ser visto de intimidad. Esto hace que
de la sexualidad, el hecho de ser
por los transeúntes se enun-
cia en términos de peligro, visto por otros es para los per- Mauricio y Miriam emprendan
hasta el punto de hacer de sonajes un indicio importante un recorrido nocturno por Cali
la mirada un gesto palpable de su relación con el territorio con el fin de encontrar un lugar
como si fuese un acto de
urbano. donde puedan tener sexo. Pero
aprehensión del otro: Como
ya dije, las únicas veces han fracasan y paradójicamente, las
sido las del tipo que andaba En “De arriba abajo de iz- mismas personas que les cierran
con la mujer gorda, y la de quierda a derecha” una pareja las puertas se precipitan por las
la muchacha que cantaba,
sonriente. Pero cuando no de jóvenes (Mauricio y Miriam) ventanas ante la amenaza de
hay peligro, cuando no hay recorre la ciudad de punta a Miriam de desnudarse en plena
gente alrededor, todo es punta buscando un lugar en el calle: “Si hubieras visto como
hermoso y diferente, y me cual puedan tener relaciones se amontonaban las cabezas en
siento orgulloso de poder
mirar a la calle (Caicedo, sexuales. La deambulación de las ventanas, restregando las na-
2003, p. 17). los dos jóvenes les lleva a descu- rices en los vidrios” (Caicedo,

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2003, p. 37). A través del recha- sibilidad de encontrar un espa- cienta más y más a lo largo de
zo que sufre la pareja, el relato cio llega a ser un pretexto para la aventura nocturna. No obs-
sugiere el cuestionamiento de la vagar por la ciudad y entrar en tante, ese estar juntos es con-
doble moral de la sociedad de un camino iniciático. Al mismo secuencia directa del hecho de
Cali que a la vez que impide sin tiempo que la pareja deambula ser rechazados, lo cual impone
apelaciones el goce de la sexua- y acomete las pruebas de ini- un recorrido, una búsqueda por
lidad de los jóvenes, se embria- ciación al mundo adulto (des- el espacio urbano, siempre los
ga ante el hecho de ver a la pa- cubrimiento de la sexualidad, dos. El resultado es más bien
reja exteriorizando su intimidad de las drogas, del alcohol, de desconcertante: deambulan en
en un lugar público: “Entonces la violencia), se opera en ellos la noche, llegan a conocer un
se dieron cuenta que alrededor un cuestionamiento de su iden- poco más de ellos mismos bajo
del parque pasaba mucho ca- tidad. Mauricio al ser insultado los efectos del deseo (y de las
rro y hacía ya tiempo que los por otros muchachos, duda un drogas)y luego hacen el amor,
conductores estaban mirando momento en responder y se ha- o más bien un acto sexual casi
y gritando obscenidades de vez bla a sí mismo: “Entonces me violento en frente de la casa de
en cuando, y algunos hasta apa- digo qué carajos hermano, pa- Miriam.
gaban y encendían las luces, pi- rece que no fueras alumno del
tando hasta cansarse” (Caicedo, colegio San Juan Berchmans, El hecho de ser vistos
2003, p. 36). así que comienzo a tirar pata y orienta el recorrido de la pa-
gargajos y tomá marica, ¿Que- reja puesto que si al comienzo
El disfrute de la contem- rés más vieja cacorra?” (Caice- querían buscar ser aceptados,
plación del (digámoslo así) ca- do, 2003, p. 41). al final buscan sólo esconder-
chondeo de los chicos adquiere se de las miradas. El rechazo y
un carácter enfermizo en las ex- Encontramos en la frase una la deambulación se represan
presiones: gritar obscenidades y afirmación de la propia identi- y van instaurando las prohi-
pitar hasta cansarse. La primera dad, como si Mauricio ya supie- biciones y los alcances de la
introduciendo una connotación ra quién es él, o tuviese una vaga ciudad calabozo a través de
vulgar y la segunda una caden- idea de ello y necesitara simple- la mirada de los otros. Pero,
cia temporal prolongada de mente reafirmarla, autoafirmar ¿qué es lo que puede implicar
aquella obscenidad. Mauricio su identidad. Además, el reco- la exhibición de la vida íntima
al final de relato tiene la impre- rrido nocturno por los lugares ante los demás? ¿Y qué puede
sión de estar en un calabozo sin de Cali es a la vez causa y conse- representar el hecho de ver o
salida. La analogía es harto di- cuencia de la necesidad de estar ser visto para los personajes de
ciente; las puertas se han cerra- juntos. Causa en el sentido en la ficción en cuestión? ¿Resul-
do encerrándolos paradójica- que el deambular por la ciudad taría válido decir que Mauricio
mente en un afuera7 y la impo- engendra el deseo, que se acre- y Miriam huyen precisamente

7 Siguiendo a Bachelard podemos constatar en la analogía, la inversión de valores de una de las categorías dialécticas
de la poética del espacio: el adentro y el afuera. Para el autor, tanto el adentro como el afuera constituyen movi-
mientos de expresión poética portadores éstos de juegos de valores implícitos. De manera menos críptica, el autor
sugiere la existencia de una relación del adentro con lo cerrado y del afuera con lo abierto, dando cabida (con
evidencia) a la simbología que acarrean dichas categorías. Ej. Abierto: luminosidad, frescura, libertad. Cerrado:
oscuridad, inmovilidad, opresión, etc. Sin embargo, el autor nos demuestra la manera en que una inversión de
valores, una superación de dicha dialéctica, pueden lograrse a través del efecto de la imagen poética.(Bachelard,
1998, p. 199).

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Ver y ser visto en Calicalabazo
Santiago Guevara

de las miradas? Y al huir del ventana, muros, cuarto y el 4. El territorio de la ciudad de


hecho de ser vistos, ¿no esta- verbo ver, completan de ma- Cali en el libro no está cons-
rán afirmando su derecho a la nera inequívoca la isotopía de truido sobre la descripción de
intimidad y por qué no a una la reclusión. 2. La dicotomía espacios sino sobre la vivencia
búsqueda de identidad? pero, privilegiada del libro, ver y ser del tiempo. De allí la ausen-
¿no son ellos acaso jóvenes en visto, permite la definición del cia de acción e intriga propia-
busca de reconocimiento?, ¿en territorio para los personajes. mente dichas de muchos de
busca de ser mirados?, ¿no son De hecho, los lugares de la los relatos. De allí el discurso
ellos dos jóvenes promedio?, ciudad se cargan de sentido nostálgico (y por momentos
¿o más bien estarán en busca únicamente en una lógica afec- repleto de pathos) que explo-
de lo contrario?, ¿de no ser vis- tiva. De allí que los recorridos ra el mundo de la afectividad
tos?, ¿no se invierte acá la idea de los muchachos se tracen en juvenil. De allí los relatos frag-
tradicional de la adolescencia función de la proyección del mentados y la multiplicidad de
en el sentido de buscar mos- deseo (futuro imaginado) y voces narrativas. 5. La relectu-
trarse, ser reconocidos?. ejercicio de la memoria (pasa- ra de Calicalabozo contribuye
do inamovible). 3. El territorio a la aproximación del imagi-
Para concluir de la ciudad de Cali en la fic- nario de Caicedo. Imaginario
ción, descrito de manera frag- del malestar de la juventud en
1. Intuimos (a nivel textual) mentada y multicentral, es el una ciudad fragmentada. Ima-
la existencia de una isotopía decorado de aventuras deam- ginario de la ciudad-calabozo
que el título del libro ya nos bulatorias cuya acción consiste en la que él mismo habría de
anunciaba: el lugar central que en gran parte en ver a los de- sucumbir.
ocupan los sustantivos puerta, más y ser visto por los otros.

Referencias
Bachelard, G. (1998).La Poétique de l´espace.(7ème édition). Paris: Presses Universitaires de France

Boudreault, P&Parazelli, M.(2004).L´Imaginaire urbain et les jeunes. La ville comme espace d´expériences
identitaires et créatrices. Québec: Presses de l´Université de Québec.

Caicedo, A. (2003).Calicalabozo. (2ª edición). Bogotá: Grupo editorial Norma, Colección Cara y Cruz.

Feal, N. (2005).»La ficcionalización del territorio», en Bifurcaciones [en línea], N°4, primavera. Recuperado
el 15 de Diciembre de 2012 dewww.bifurcaciones.cl/004/Feal.htm.

Mujica, M.C. (2005). Entrevista a Armando Silva: Ser santiaguino o porteño es, primero, un deseo. Revista
Bifurcaciones. (4). Recuperado el 15 de Diciembre de 2012 de http://www.bifurcaciones.cl/004/Silva.
htm.

Silva, A. (1992).Imaginarios urbanos. Bogotá: Tercer Mundo Editores.

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