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MINERÍA EN CHILE
UNA OPORTUNIDAD PARA REINVENTAR NUESTRA OFERTA PROFESIONAL EN LA
INDUSTRIA
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PRÓLOGO
PETER F. DRUCKER
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La gran minería del cobre tiene más de un siglo de historia. Comienza conque
uno de esos dos mundos tiene suficiente poder económico para importar avances tecno-
lógicos que irrumpen en la forma de hacer minería en el país. Un poder económico que
además, le permitía contratar a quienes fueran necesarios para lograr los propósitos del
negocio que estaban montando. En el otro mundo, individuos con mínima escolaridad
pero perspicaces. Aprendieron a operar maquinarias y artefactos de gran tamaño que
nunca habían visto en sus vidas. Ese aprendizaje les trajo una capacidad de acción que no
imaginaban en sus lugares de origen. Les dio la certeza del poder que tenían por saber
qué hacer con esa tecnología. Un poder que los dejaba en condiciones de negociar los
términos de su participación para lograr los propósitos del negocio de la contraparte. La
raíz del dicho: “¿Y cómo voy ahí?”.
La convivencia de esos dos mundos comenzó en Sewell, varios años antes que
en el propio Chuquicamata; posteriormente en Potrerillos y El Salvador; y finalmente,
aunque en menor grado, en Saladillo. La historia de la gran minería del cobre está mar-
cada profundamente por los discursos históricos de esos dos mundos. Una historia que
contiene suficientes antecedentes para comprender la tradición de organización que los
trabajadores han desarrollado para hacerse cargo de sus intereses laborales. La principal
distinción de su discurso histórico ha estado en equiparar el poder de los representantes
del dueño, de sus empleadores, con el solo objeto de emparejar la cancha.
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Lo han demostrado cada vez que han paralizado alguna de las faenas para forzar
el logro del nivel de satisfacción que evalúan como justo. Crearon su Confederación de
Trabajadores del Cobre tres años antes que se creara el propio Ministerio de Minería.
Años más tarde, la distinguirían como Federación. En esta historia, del “ellos” y “noso-
tros”, no pocas veces sus diferencias han terminado en conflictos mayores. Desgracia-
damente, algunos de ellos con consecuencias trágicas. Por lo tanto, buscar respuestas a
hechos, situaciones o un determinado resultado de una negociación colectiva, como si
sus diferencias fueran un fenómeno reciente sólo conduce a conclusiones equivocadas.
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Las empresas necesitan a los trabajadores y los trabajadores necesitan a las em-
presas. El diseño del qué-hacer se transforma en la acción del cómo-hacer, cuando se
involucra a quienes hacen que las cosas pasen. La negociación ha sido la única vía dispo-
nible para que la cooperación prevalezca sobre la división “ellos” y “nosotros”. En las tra-
diciones de la minería, la negociación es un proceso de confrontación de dos posiciones
encontradas. De adversarios en suma cero. Frente a frente. Lo que una parte gana la otra
la pierde. Intercambiar satisfactores ha sido el juego. El cara y sello de la moneda. Las mo-
vilizaciones de los trabajadores contratistas, las huelgas en el marco normativo de las últi-
mas negociaciones colectivas mayores, entre otros quiebres, muestran inequívocamente
que estas tradiciones están latentes y que son parte integrante de los discursos históricos
de la industria. Los cortes de rutas, los bloqueos de los accesos al trabajo, las tomas
en general, ya no son exclusivas de ningún mundo en particular. Independiente de las
acciones que generan estos discursos y de los actores que las materializan, la causa-raíz
de la confrontación está en la forma como cada uno de esos mundos se interpreta a sí
mismo. La huelga es el fracaso del entendimiento y ello merece una profunda reflexión.
Los desafíos de estos tiempos requieren que se interpreten de un modo diferente. Que el
frente-a-frente lo cambien por hombro-con-hombro. ¿Imposible? En las últimas décadas
se han derribado paradigmas mayores.
No hay en este relato ninguna defensa del estatus de una parte en particular.
Mi único propósito es poner en movimiento un proceso de acción reflexiva sobre las
tradiciones de la industria. Sobre las tradiciones del mundo empresarial en contraste con
las tradiciones del mundo sindical. La oportunidad de hacer historia parte por reconocer
que la existencia de uno depende de la existencia del otro; en reconocerse como mundos
complementarios. Desde la perspectiva de la economía del negocio, la complementarie-
dad aumenta “la torta”. La confrontación solo la achica. Afortunadamente, el principio de
la complementariedad comienza a ser visible en la gran minería del cobre. Los discursos
históricos ya han sido desafiados. La industria registra al menos tres casos de un nuevo
sindicalismo; de un sindicalismo que tiene la certeza que competitividad para la empresa
es empleabilidad para los trabajadores. Este propósito común está detrás de propues-
tas sindicales concretas para trabajar en equipo por la competitividad. La industria debe
saludar estas iniciativas y diseñar puentes de comunicación que permitan aceptar la dife-
rencia, legitimidad y autonomía que traen tales discursos. La nueva estructura del mundo
de los trabajadores, sumada a los cambios que las nuevas tecnologías producen en la
naturaleza del trabajo, abre espacios para el entendimiento en el mundo laboral de hoy.
Lo mismo ocurre con las tradiciones de ingeniería. Las tradiciones del manteni-
miento y las operaciones, por ejemplo. Disponibilidad y utilización. La división entre los
mundos del mantenimiento y las operaciones es otra evidencia de las tradiciones de la
división del trabajo; del “ellos” y “nosotros”.
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El mundo de las tecnologías permite desafiarlas y cerrar las brechas entre “lo que
es” y “lo que debiera ser” en la industria. Con mi equipo de trabajo hemos elaborado una
metodología que contribuye significativamente al logro de la excelencia operacional, y
se hace cargo de la trazabilidad que se requiere para el etiquetado ambiental. Para tales
efectos, hemos configurado el negocio minero como una red de valor y cuantificado los
miles de puntos de fuga que tiene esa red de valor. El objetivo que proponemos es cero
accidentes, más productividad y más rentabilidad. Agradecemos el respaldo que nos ha
otorgado el Comité de Desarrollo Productivo de la Región de Antofagasta.
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Las distinciones presentadas en este libro, las evaluamos como una contribución
para evitar el error de asumir que un problema es igual a otro y forzar la aplicación de so-
luciones importadas. No son pocas las evidencias que muestran que estas soluciones solo
logran mejoramientos marginales. Comparativamente, más consumidoras de tiempo y de
recursos económicos. Cuando se desvía la atención de las capacidades que importan se
producen dos efectos. Primero, se genera la interpretación que se están subestimando
las competencias y fortalezas de la industria y segundo, el problema sigue latente, sin una
solución definitiva. Al igual que en la seguridad y el liderazgo, la innovación requiere que
la industria aprenda a observarse a sí misma. Un observador siempre tendrá dificultades
para observar el lugar desde donde observa; precisamente porque está parado en ese
lugar. Al no cambiar el lugar de observación, la industria no logrará advertir hasta qué
punto la actual forma de hacer minería es heredera de sus tradiciones y que su mayor
oportunidad está en desafiarlas.
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AGRADECIMIENTOS
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Rodrigo Quiroga en R&Q Ingeniería. Carlos Aimone, Torsten Scholz y Aldo
Godoy, en FAM. Marcel Zebil y Julio Bugueño en Siemens. Christian Contador y Pablo
Marambio en Orica. Pablo Gallegos y Carlos Godoy en Termomin. Sergio Gallegos en
Termochemical. Alexis Araya en Eximtec. Julio Espinoza en Atecma. A los directores de
los sindicatos de trabajadores de Codelco Chuquicamata y especialmente al equipo de
trabajo que conformamos con Héctor Roco, Armando Silva, Víctor Galleguillos y David
Bernal, con ocasión del Proyecto Empalme Fases 46-49 Mina Chuquicamata. A los di-
rectores del sindicato de supervisores de Caserones, en la persona de Isaac Salazar. Mi
expreso reconocimiento a los trabajadores de la Mina Chuquicamata, especialmente a
paleros y choferes de extracción, por haberme concedido el honor de validar mi lideraz-
go por más de 30 años. Finalmente, mis agradecimientos por las enseñanzas gerenciales
a dos reconocidos titanes de la industria, Sergio Jarpa y Nelson Pizarro. Seguro que he
omitido a más de alguien. Me disculpo sinceramente por ello.
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TABLA DE CONTENIDOS
Sobre las brechas entre “lo que es” y “lo que debiera ser” 55
El tipo de observador que somos 57
La importancia de las tradiciones en la innovación 59
La necesidad de nuevos Kpi’s de gestión 66
La importancia del propósito común en la creación de Kpi’s 70
La especialización del sector digital 72
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La excelencia operacional 122
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PARTE V. EL DISEÑO DE “LO QUE DEBIERA SER”:
CERO ACCIDENTES, MÁS PRODUCTIVIDAD Y MÁS RENTABILIDAD 189
La innovación 204
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LA GESTIÓN DE LA CONFIABILIDAD EN LAS OPERACIONES 224
El absentismo 234
REFERENCIAS 271
BIBLIOGRÁFICAS 272
INSTITUCIONALES 296
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