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TEMA 13.

LA CRISIS DEL
SISTEMA LIBERAL: EL
REINADO DE ALFONSO
XIII

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1. Escuela y despensa. 1912
“Después de medio siglo de asonadas, pronunciamientos, manifiestos, revoluciones,
fusilamientos, cambios de régimen y de dinastía, proclamación de Constituciones...el régimen
liberal ha hecho bancarrota.
¿Y sabéis por qué? Porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la “Gaceta”,
creyendo que a eso se reducía todo; porque no se cuidaron de afianzarla dándole cuerpo y raíz
en el cerebro y en el estómago: en el cerebro, mejorando y universalizando la instrucción, en el
estómago, promoviendo una transformación honda de la agricultura y mediante la difusión de la
propiedad territorial, elevando a los braceros a la condición de terratenientes.
No vieron que por encima de todas las Constituciones y de todos los derechos individuales y de
todas las urnas electorales, el que tiene la llave del estómago tiene la llave de la conciencia, y,
por tanto, el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede el día de las
elecciones votar a quien quiere. El que no sabe es como el que no ve, y el que no ve tiene que
ir conducido por lazarillo a donde el lazarillo quiera llevarle…”
COSTA, J.: La tierra y la cuestión social. 1912.

2. Alfonso XIII reflexiona sobre lo que podría ser su reinado, 1902


“En este año me encargaré de las riendas del Estado, acto de suma trascendencia tal y como
están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la Monarquía borbónica o la
República. Porque yo me encuentro al país quebrantado por pasadas guerras, que anhela por un
alguien que le saque de esta situación; la reforma social a favor de las clases necesitadas; el
Ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos; la Marina sin barcos; la
bandera ultrajada; los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los
servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un Rey que se llene de gloria
regenerando la patria; cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su
reinado; pero también puedo ser un Rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros,
y, por fín, puesto en la frontera”.
Diario personal de Alfonso XIII, 1902, cit. en Carlos SECO SERRANO, La etapa constitucional
(1902-1923), en «La España de Alfonso XIII", Cuadernos de Historia 16, nº 98, Madrid, 1985, p.
14.

3. Tratado de Algeciras, 1906

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4. Viñeta “Al frontón condal”

5. Ley de Jurisdicciones, 1906


“ Artículo 3°: Los que de palabra o por escrito, por medio de la imprenta, grabado u otro medio
mecánico de publicación, en estampas, alegorías, caricaturas, emblemas o alusiones injurien u
ofendan clara o encubiertamente al ejército o a la Armada o a Instituciones, armas, clases o
cuerpos determinados del mismo, serán castigados con la pena de prisión correccional.
Artículo 7°: Los de atentado o desacato a las autoridades militares, los de injuria y calumnia a
éstas y a las corporaciones o colectividades del ejército, cualquiera que sea el medio empleado
para hacer cometer el delito, con inclusión de la imprenta, el grabado u otro medio mecánico de
publicación, siempre que dicho delito se refiera al ejercicio de destino o mando militar, tienda a
menoscabar su prestigio o a relajar los vínculos de disciplina y subordinación en los organismos
armados, y los de instigación a apartarse de sus deberes militares a quienes sirvan o estén
llamados a servir en aquella institución. (...)”
Ley de Jurisdicciones. (23 de marzo de 1906)

6. La Rebeldía
“Jóvenes bárbaros de hoy, entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin
ventura, destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a
la categoría de madres para virilizar la especie, penetrad en los registros de la propiedad y haced
hogueras con sus papeles para que el pueblo purifique la infame organización social, entrar en
los hogares humildes y levantar legiones de proletarios, para que el pueblo tiemble ante sus
jueces despiertos.
Hay que hacerlo todo nuevo, con los sillares empolvados, con las vidas humeantes de los viejos
edificios derrumbados, pero antes necesitamos la catapulta que abata los muros y el rodillo que
nivele los solares. Descubrid el nuevo mundo moral y navegad en su demanda, con todos
vuestros bríos juveniles, con todas vuestras audacias apocalípticas.
Seguid, seguid…. No os detengáis ni ante los sepulcros ni ante los altares.
No hay nada sagrado en la tierra, más que la tierra y vosotros que la fecundaréis con vuestra
ciencia, con vuestro trabajo, con vuestros amores.

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“Escuela y despensa” decía el más grande patriota español, don Joaquín Costa. Para crear la
escuela hay que derribar la Iglesia o siquiera cerrarla, o por lo menos reducirla a condiciones de
inferioridad.
Para llenar la despensa hay que crear el trabajador y organizar el trabajo.
A toda esa obra gigante se oponen la tradición, la rutina, los derechos creados, los intereses
conservadores, el caciquismo, el clericalismo, la mano muerta, el centralismo, la estúpida
contextura de partidos y programas concebidos por cerebros vaciados en los troqueles que
fabricaron el dogma religioso y el despotismo político.”
Alejandro Lerroux: La Rebeldía, 1 de septiembre de 1906.

7. Ley electoral de 1907


“Art. 1. Son electores para diputados a Cortes y concejales todos los españoles varones mayores
de veinticinco años que se hallen en el pleno goce de sus derechos civiles y sean vecinos de un
municipio en el que cuenten dos años al menos de residencia…(…)
Art. 2. Todo elector tiene el derecho y el deber de votar en cuantas elecciones fueren convocadas
en su distrito.
Art. 4. Son elegibles para el cargo de diputados a Cortes y concejales todos los españoles de
estado seglar, mayores de veinticinco años, que gocen todos los derechos civiles. (…)
Art. 11. El Instituto Geográfico y Estadístico formará, custodiará y rectificará el censo electoral
bajo la inspección de una Junta central y en relación con las juntas provinciales y municipales.
(…).
Art. 29. En los distritos donde no resultaren proclamados candidatos en mayor número de los
llamados a ser elegidos, la proclamación de candidatos equivale a su elección y les releva de la
necesidad de someterse a ella. (…)”.

8. El derecho a huelga
“D. Alfonso XIII, por la gracia de Dios y de la Constitución, Rey de España.
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed que las Cortes han decretado y Nos
sancionado lo siguiente:
Art. 1. Tanto los patronos como los obreros pueden coaligarse, declararse en huelga y acordar el
paro para los efectos de sus respectivos intereses, sin perjuicio de los derechos que dimanan de
los contratos.
Art. 2. Que quienes para formar, mantener o impedir las coaliciones patronales u obreras, las
huelgas de obreros, o los paros de patronos, emplearen violencia o amenazas o ejercieren
coacciones bastantes para forzar el ánimo de obreros y patronos en el ejercicio libre y legal de la
industria o el trabajo, cuando el hecho no constituya delito más grave con arreglo al código penal,
serán castigados con la pena de arresto mayor o multa de 5 a 125 pesetas.
Art. 3. Los que turbaren el orden público o formaren grupos con el propósito reconocido de
imponer violentamente a alguien la huelga o paro, o de obligarle a desistir de ellos, incurran en la
pena de arresto mayor. A los jefes o promovedores se les aplicará esta pena en su grado
máximo, siempre que hubieran tomado parte en los actos delictuosos.
Art. 6. Las huelgas y paros serán anunciados a la autoridad con cinco días de anticipación
cuando tiendan a suspender el funcionamiento de los tranvías, o cuando como consecuencia de
ellos todos los habitantes de una población hayan de quedar privados de algún artículo de
consumo general y necesario.”

9. Moción de la Asamblea obrera de Tarrasa. 1909


“Considerando que la guerra es una consecuencia fatal del régimen de producción capitalista.
Considerando, además, que dado el sistema español de reclutamiento del ejército, sólo los
obreros hacen la guerra que los burgueses declaran.
La asamblea protesta enérgicamente:
1. Contra la acción del gobierno Español en Marruecos.
2. Contra los procedimientos de ciertas damas de la aristocracia, que insultaron el dolor de los
reservistas, de sus mujeres y de sus hijos, dándoles medallas y escapularios, en vez de

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proporcionarles los medios de subsistencia que les arrebatan con la marcha del jefe de la familia.
3. Contra el envío a la guerra de los ciudadanos útiles a la producción, y en general, indiferentes
al triunfo de la cruz sobre la media luna, cuando se podrían formar regimientos de curas y de
frailes que, además de estar directamente interesados en el éxito de la religión católica, no tienen
familia, ni hogar, ni son de utilidad alguna al país (...)
4. Contra la actitud de los diputados republicanos que, ostentando el mandato del pueblo, no han
aprovechado la inmunidad parlamentaria para ponerse al frente de las masas en su protesta
contra la guerra y compromete a la clase obrera a concentrar todas sus fuerzas, por si se hubiera
de declarar la huelga general para obligar al gobierno a respetar los derechos que tienen los
marroquíes a conservar intacta la independencia de su patria.”
Moción de la asamblea obrera de Tarrasa. (21 de julio de 1909)

10. Ley de Mancomunidades, 1909


"Art.1. Para fines exclusivamente administrativos que sean de la competencia de las provincias,
podrán éstas mancomunarse. La iniciativa para procurarlo podrá partir del gobierno, de
cualquiera de las Diputaciones Provinciales o de uno o de varios Ayuntamientos que reúnan el 10
por 100 cuando menos de los habitantes de las respectivas provincias. [..]
En el mismo acuerdo, las Diputaciones determinarán y fijarán concretamente los recursos con
que habrán de contar en sus presupuestos. "
Gaceta de Madrid, viernes 19 de diciembre de 1913.

11. La “Ley del Candado”, 1910


“Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España.
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed que las Cortes han decretado y Nos
sancionado lo siguiente:
Artículo único. No se establecerán nuevas Asociaciones pertenecientes a Órdenes o
Congregaciones religiosas canónicamente reconocidas, sin la autorización del Ministerio de
Gracia y Justicia consignada en Real Decreto, que se publicará en la Gaceta de Madrid, mientras
no se regule definitivamente la condición jurídica de las mismas.
No se concederá dicha autorización cuando más de la tercera parte de los individuos que hayan
de formar la nueva asociación sean extranjeros.
Si en el plazo de dos años no se publica la nueva Ley de Asociaciones, quedará sin efecto la
presente ley.
Por tanto: Mandamos a todos los Tribunales, justicias, jefes, Gobernadores y demás autoridades,
así civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan
guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes.”

12. La balanza comercial española, 1913-1921

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13. Sindicalismo en España

14. La Asamblea de Parlamentarios, 1917


“La Asamblea adopta los siguientes acuerdos:
a) La política del actual Gobierno, sobre significar una provocación a Cataluña y a España entera,
constituye a la vez un agravio al Parlamento y un obstáculo a que las ansias de renovación que
siente el país puedan obtener normal satisfacción.
b) Que habiendo declarado el Gobierno y los partidos que tienen mayoría en las actuales Cortes,
que éstas no pueden actuar en funciones de constituyentes, y considerando la Asamblea que
urge deliberar y resolver sobre la organización del Estado, la autonomía de los municipios y los
demás problemas que las circunstancias plantean con apremio inaplazable para la vida del país,
entiende que es indispensable la convocatoria de nuevas Cortes, que en funciones de
constituyentes, puedan deliberar sobre estos problemas y resolverlos.
c) Que para que el país pueda manifestar libremente su opinión, y el pueblo no vea cerrada toda
esperanza de que su voluntad sea conocida y respetada, las Cortes Constituyentes no pueden
ser convocadas por un gobierno de partido, que fatalmente seguiría los habituales procedimientos
de adulteración del sufragio, sino por un gobierno que encarne y represente la voluntad soberana
del país.
d) Que es indispensable que el acto realizado por el Ejército el día 1 de junio vaya seguido de
una profunda renovación de la vida pública española, emprendida y realizada por los elementos
políticos. (…).”

15. Manifiesto del Comité de Huelga, 1917


“A los obreros y a la opinión pública: Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación
alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la UGT y de la CNT en el manifiesto
suscrito por estos organismos en el mes de marzo último.
Durante el tiempo transcurrido desde esta fecha hasta el momento actual, la afirmación
hecha por el proletariado de demandar, como remedio a los males que padece España, un
cambio fundamental de régimen político, ha sido corroborada por la actitud que sucesivamente
han ido adoptando importantes organismos nacionales, como las Juntas de Defensa del Arma de
Infantería (…) hasta la Asamblea de Parlamentarios celebrada en Barcelona el 19 de Julio (…)
que dan testimonio de las ansias de renovación que existen en todo el país.
Cerca de medio siglo de corrupción ha llevado a las instituciones políticas españolas a un
grado de podredumbre que los mismos institutos armados claman contra la injusticia, contra la
arbitrariedad, y se consideran vejados y engañados por los mismos poderes públicos (…) Y si
esto han hecho con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las más firmes
garantías de su existencia y dominio ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso
bajo un régimen constitucionalmente ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro,
y en un estado cultural mantenido por los oligarcas en el más bajo nivel?. El proletariado español

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se halla decidido a no asistir ni un momento más pasivamente a este intolerable estado de cosas
(…) Los ferroviarios….
Pedimos la constitución de un Gobierno Provisional que asuma los poderes ejecutivo y
moderador y prepare (…) la celebración de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena
libertad los problemas fundamentales de la Constitución política del país (…).Mientras no se haya
conseguido este objetivo la organización obrera mantendrá su actitud de huelga…”
Manifiesto para la huelga de 1917.

16. Huelgas en España 1905-1925

17. Discurso de Indalecio Prieto, 1922


“Se perdió Igueriben, como no tenía más remedio que perderse, dadas las condiciones de la
posición y la calidad y cantidad del enemigo; se perdió Igueriben, y son los testigos de la pérdida
de 5.000 hombres concentrados en Annual, otra posición también indefendible, que empieza por
ser un puesto insignificante de policía y, por no sabemos qué razones de arte bélica
indemostrables ante el más rudimentario juicio que examine esta cuestión, se convierte en un
campo base de concentración de 5.000 hombres sin defensa posible. Annual es -ahí está
también sangrando una frase del general Silvestre-, un callejón sin salida.
Pero ya es tarde, ya no hay tiempo; los 5.000 hombres, de los cuales una porción
considerabilísima han sido incorporados a filas solamente con un mes de instrucción, cuando un
reglamento que está ahí para adornar las colecciones del "Diario Oficial" establece que el primer
período de instrucción de un recluta, antes de su verdadera incorporación, son de tres meses;
cuando un mes, si han de cumplir las prescripciones sanitarias, también perfectamente
decorativas en las "Colecciones Legislativas" del Ministerio de la Guerra, se han de invertir
forzosamente en la vacuna; una porción considerable de soldados bisoños, que llegan allí
forzados por la mala suerte, con el recuerdo metido muy dentro de la mente de catástrofes, de
tragedias sangrientas, de barrancos del Lobo, de gente muerta a palos y a pedradas por unos
moros fieros; y aquellos hombres recientemente incorporados a filas, que no saben disparar un
fusil, que no saben cargar…
Testigos estos hombres de aquella tragedia, cuando llegan alocados unos pocos fugitivos de
Igueriben que pudieron llegar, a quienes se les da autorización para evacuar, no se les ocurre a
nadie, al ordenar la evacuación, adoptar aquellos elementos previsores, que se le ocurren a
cualquier hombre de los que no hemos estudiado en las academias militares, de proteger la
retirada de quienes han de evacuar.”

18. Manifiesto de Primo de Rivera, 1923


“Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos
querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de
recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven
para ella otra salvación que liberarla de los profesionales de la política, de los hombres que por

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una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y
amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso.
No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de
prelados, ex gobernadores, obreros, patronos, audaces e impunes atracos, depreciación de la
moneda, rastreras intrigas políticas tomando como pretexto la tragedia de Marruecos
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres
civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que sin poner
remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que ésta recia y viril a la que nos lanzamos por
España y por el Rey. Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad
completamente caracterizada que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la
patria preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el Rey!”
Miguel Primo de Rivera 13 de septiembre de 1923

19. Primo de Rivera, 1923.


“Señor: De los males patrios que más demandan urgente y severo remedio es el sentimiento,
propaganda y actuación separatista que viene haciéndose por audaces minorías, que no por
serlo quitan gravedad al daño, y que precisamente por serlo ofenden el sentimiento de la mayoría
de los españoles, especialmente de los que viven en las regiones donde tan grave mal se ha
manifestado.
El Presidente del Directorio Militar somete a la resolución de V.M. medidas y sanciones que
tienden a evitar el daño apuntado (…).
Art. 1. Serán juzgados por Tribunales militares los delitos contra la seguridad y unidad de la Patria
y cuanto tienda a disgregarla, restarle fortaleza y rebajar su concepto, ya sea por medio de la
palabra o por escrito, ya por la imprenta o por cualquier medio mecánico o gráfico de publicidad y
difusión, o por cualquier clase de actos o manifestaciones.
No se podrá izar ni ostentar otra bandera que la nacional en buques, edificios, sean del Estado,
de la provincia o Municipio, ni en lugar alguno, sin más excepción que las Embajadas,
Consulados, Hospitales o Escuelas u otros Centros pertenecientes a naciones extranjeras.”
Miguel Primo de Rivera, Gaceta de Madrid. 19 de septiembre de 1923.

20. Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera

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21. Pacto de San Sebastián, 1930
“En el domicilio social de la Unión Republicana, bajo la presidencia de don Fernando Sasiaín, se
reunieron esta tarde don Alejandro Lerroux y don Manuel Azaña, por la Alianza Republicana; don
Marcelino Domingo, don Álvaro Albornoz y don Ángel Galarza, por el Partido Republicano
Radical-Socialista, y don Niceto Alcalá Zamora y don Miguel Maura por la Derecha Liberal
Republicana; don Manuel Carrasco Formiguera, por Acció Catalana; don Matías Mallol Bosch,
por la Acción Republicana de Catalunya; don Jaime Aiguadé, por “Estat Catalá”, y don Santiago
Casares Quiroga, por la Federación Republicana Gallega, entidades que juntamente con el
Partido Federal Español -el cual, en espera de acuerdo de su próximo Congreso, no puede enviar
ninguna delegación- integran la totalidad de los elementos republicanos del país.
A esta reunión asistieron también, invitados con carácter personal, don Felipe Sánchez Román,
don Eduardo Ortega y Gasset y don Indalecio Prieto, no habiendo podido concurrir don Gregorio
Marañón por hallarse ausente en Francia, y de quien se leyó una entusiasta carta de adhesión
Examinada la actual situación política, todos los representantes concurrentes llegaron en la
exposición de sus peculiares puntos de vista a una perfecta coincidencia, la cual quedó
inequívocamente confirmada en la unanimidad con que se tomaron las diversas resoluciones
adoptadas.
La misma absoluta unanimidad hubo al apreciar la conveniencia de gestionar rápidamente y con
ahínco la adhesión de las demás organizaciones políticas y obreras, que en el acto previo de hoy
no estuvieron representadas, para la finalidad concreta de sumar su poderoso auxilio a la acción
que, sin desmayos, pretenden emprender conjuntamente las fuerzas adversas al actual régimen
político”.
Indalecio Prieto: Nota de prensa, San Sebastián, 17 de agosto de 1930.

22. Ortega y Gasset: El error Berenguer.


“No, no es una errata. Es probable que en los libros futuros de historia de España se encuentre
un capítulo con el mismo nombre de este artículo. El buen lector, que es cauteloso y alerta, habrá
advertido que en esa expresión el señor Berenguer no es el sujeto del error, sino el objeto. Y no
se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien lo contrario, que Berenguer es el error, que
Berenguer es un error.
El estado tradicional, es decir, la Monarquía, se ha ido formando un surtido de ideas sobre el
modo de ser de los españoles. Piensa por ejemplo, que moralmente pertenecen a la familia de
los óvidos, que en política son gente mansurrona y lanar, que lo aguantan y lo sufren todo sin
rechistar, que no tienen sentido de sus deberes civiles (…).
He aquí los motivos por los cuales el Régimen ha creído posible también en esta ocasión
superlativa responder, no más que decretando esta ficción: aquí no ha pasado nada. Esta ficción
es el gobierno de Berenguer.
Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer. Al cabo de diez meses, la opinión
pública está menos resuelta que nunca a olvidar la Dictadura. Y no vale oponer a lo dicho que el
advenimiento de la Dictadura fue inevitable y, en consecuencia, irresponsable. Si el régimen la
aceptó obligado, razón de más para que al terminar se hubiese, con leal entereza, con nacional
efusión, abrazado al pueblo y le hubiese dicho: hemos padecido una incalculable desdicha. La
normalidad que constituía una unión civil de los españoles se ha roto. La continuidad de la
historia legal se ha quebrado. No existe el estado español. ¡Españoles, reconstruid vuestro
estado!
Pero no ha hecho esto, que era lo congruente con la desastrosa situación, sino todo lo contrario.
Busca a alguien que se encargue de la ficción, que realice la política de aquí no ha pasado nada.
Encuentra sólo un general amnistiado.
Este es el error Berenguer, de que la historia hablará. Y como es irremediablemente un error,
somos nosotros y no el Régimen mismo, nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada
revolucionarios, quienes tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro
Estado no existe. Reconstruidlo! Delenda est monarchia.

23. Al servicio de la República.


“El Estado español tradicional llega ahora al grado postrero de su descomposición. No procede

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esto de que encontrase frente a sí la hostilidad de fuerzas poderosas, sino que sucumbe
corrompido por sus propios vicios sustantivos. La monarquía (…) no ha sabido convertirse en una
institución nacionalizada, es decir, en un sistema de poder público que se supeditase a las
exigencias profundas de la nación y viviese solidarizada con ellas, sino que ha sido una
asociación de grupos particulares, que vivió parasitariamente sobre el organismo español,
usando el poder público para la defensa de los intereses parciales que representa. (…).
Es ilusorio imaginar que la monarquía va a ceder galantemente el paso a un sistema de poder
público tan opuesto a sus malos usos, a sus privilegios y egoísmos. Solo se rendirá ante una
formidable presión de la opinión pública. Es, pues, urgentísimo organizar esta presión, haciendo
que sobre el capricho monárquico pese con suma energía la voluntad republicada de nuestro
pueblo. No se trata de formar un partido político. No es razón de partir, sino de unificar. Nos
proponemos suscitar una amplísima agrupación al servicio de la República. (…).”
Pérez Ayala; Gregorio Marañón; Ortega y Gasset: Al servicio de la República. El Sol, 1 de febrero
de 1931.

24. La renuncia de Alfonso XIII


“Al País.
Las elecciones celebradas el domingo me revelan mente que no tengo hoy el amor de mi pueblo.
Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España,
puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas.
Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en
todo momento generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para
mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero,
resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida
guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito
acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa. Espero a
conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación
suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto de España, reconociéndola así
como única señora sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo
como yo lo sientan los demás españoles.”
Madrid, 14 de Abril de 1931.

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