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AUTO INTERLOCUTORIO NÚMERO: DIECISIETE (17)

Río Segundo, siete de marzo del dos mil dieciocho.


Y VISTOS: Estos autos caratulados: “BECHIS, DIEGO ALEJANDRO Y
OTROS P.SS.AA. DEFRAUDACIÓN CALIFICADA POR ADMINISTRACIÓN
FRAUDULENTA, ABUSO DE AUTORIDAD S/ OPOSICION A LA PRISIÓN
PREVENTIVA” (Expte. SAC N° 3360246); traídos a despacho a los fines de resolver la
oposición a la prisión preventiva dispuesta a fs. 1179/1207vta., planteada por los Dres.
Cristian Ayan y Marcelo Brito a favor de los imputados DIEGO ALEJANDRO BECHIS,
de cuarenta y cuatro años de edad, DNI nº 23.513.010, estado civil soltero, de ocupación
médico pediatra e Intendente de la Ciudad de Pilar, desde el año 2007 y profesor
universitario de la UNC, cátedra de clínica pediátrica, desde hace alrededor de diez años y
también se desempeña como miembro del comité de contralor de Pediatría del Consejo
Médico de Córdoba por lo cual percibe por su trabajo de profesor y de intendente el sueldo
de aproximadamente cincuenta y cuatro mil pesos mensuales. Y una vez al año, por su
trabajo en el comité de Contralor recibe aproximadamente unos veinte mil pesos anuales;
de nacionalidad argentina, con instrucción universitario completo, nacido el día
03/07/1973, en la ciudad de Córdoba Capital, de la Pcía. de Córdoba, de la República
Argentina, domiciliado en calle 25 de Mayo nº 543 de la ciudad de Pilar, hijo de Ramón
Enrique Bechis (v) y de Giardelli Vilma (v) Prio nº 467746 AG; y de CRISTIAN JULIO
MOYANO, de cincuenta y dos años de edad, DNI N° 17.337.783, estado civil casado,
domicilio familiar en calle Julio A. Roca 1286 de la ciudad de Rio Segundo, departamento
homónimo de la Provincia de Córdoba y domicilio laboral Mitre 659 de la ciudad de Pilar,
profesión abogado con un ingreso de veintiocho mil pesos mensuales como Asesor de la
Municipalidad de Pilar y como abogado particular es monotributista, categoría I, con un
ingreso aproximado de seiscientos mil pesos anuales, nacionalidad argentino, con
instrucción universitaria completa, nacido el día dos de agosto de mil novecientos sesenta y
cinco en la ciudad de Villa Mercedes de la Provincia de San Luis de la República
Argentina, hijo de Héctor Julio Moyano (f) y Ana Cristina Giorello (f), Prio nº 593834 AG.
DE LOS QUE RESULTA: I) Los hechos que motivan el dictado de la prisión preventiva
puesta en crisis han sido fijados por el M.P.F. de la siguiente manera: Que al imputado
Bechis se le reprocha el siguiente hecho – denominado primero-: “En la ciudad de Pilar,
Dpto. Rio Segundo, Pcia. De Córdoba, con fecha quince de enero de dos mil dieciséis, en
la sede de la Municipalidad de Pilar sita en calle Gral. Paz 1262, el imputado Diego
Alejandro Bechis – Intendente de la ciudad de Pilar -, con la connivencia del Jefe de
gabinete (secretario de gobierno en ejercicio) el imputado Martín Biagiola, ambos en
representación de dicha Municipalidad, con la intención de beneficiar económicamente al
entonces director de Deporte y Juventud, el imputado Pablo Iván Ghío, le vendieron a este
último, por interpuesta persona - el coimputado Carlos Eugenio Milich- los derechos
posesorios que la Municipalidad ejercía desde hacía más de veinte años sobre una gran
porción de la costanera del Río Xanaes, obligándose en ese mismo convenio a perfeccionar
el título de propiedad en favor del adquirente. Con ese objetivo, ambos funcionarios del
DEM ocultando dolosamente que el verdadero adquirente de los inmuebles era el
funcionario Pablo Iván Ghío, firmaron un contrato de compraventa con Carlos Eugenio
Milich (insolvente para el emprendimiento que supuestamente afrontaba), de los siguientes
inmuebles que pertenecían al dominio privado del estado municipal, afectados al uso
público, sitos en la ciudad de Pilar, dpto. Río Segundo, Provincia de Córdoba, que se
detalla a continuación: a) Nueve hectáreas, seis mil metros cuadrados (9 has. 6000m2) que
conforme a dicho plano mide y linda: al Nor- Oeste, una línea irregular (puntos 1 a 9 del
plano) de 134, 20 metros, por donde limita con el balneario municipal; Al Sud-Este, una
línea irregular (puntos 9 a 12 del plano) de 442 metros, por donde linda con Avenida Rene
Favaloro ( ex Marcelo T. de Alvear); al Sud- Oeste, una línea irregular (puntos 12 a 17 del
plano ) de 542, 60 metros, por donde linda con la ribera del Rìo Xanaes.- b) Una hectárea
ocho mil ochocientos ochenta y cinco metros cuadrados (1 ha. 8850 m2 ) que conforme
dicho plano mide y linda: al Nor- Oeste: una línea irregular que bordea la ribera del Rio
Xanaes, punto 6 a 15 del plano referido; por donde mide en sumatoria de sus líneas 218,35
metros; al Sud, puntos 5 a 6 del plano 40,33 metros por donde linda con prolongación de
Avenida Costanera o René Favaloro, al Sud- Este, puntos 1 a 5 del plano, por donde mide
una sumatoria de sus líneas 270,68 metros y linda con Avda. Costanera o René Favaloro; y
al Norte, puntos 1 a 15 del plano, mide 163, 96 metros, por donde linda con la traza del
puente “ Hector Gamaggio”. Que, a sabiendas que esa tierras tenían un costo muy
superior, e invocando falazmente, los transmitentes, haber realizado estudios técnicos que
abonaban la inutilidad de las tierras, fijaron el precio de la venta de los mismos en un un
millón de pesos ($ 1.000.000) cuyo pago se estipuló de la siguiente manera: una entrega
en el acto de trescientos mil pesos ($ 300.000); y los setecientos mil pesos restantes en siete
cuotas semestrales consecutivas de cien mil pesos ($ 100.000) cada una, venciendo la
última el 30 de junio de 2019, siendo que el valor de mercado de esas tierras -a la fecha
del convenio- se estimó por pericia oficial en cincuenta millones setecientos cuarenta y
cinco mil pesos ($ 50.745.000,00). Que la transmisión de los derechos posesorios aludidos,
se hizo de manera directa, sin ningún procedimiento público de selección de oferentes, y
fuera de los casos en que la legislación vigente autoriza a proceder de manera directa,
adquiriendo efectivamente la posesión el imputado Ghío a fines del año 2016 con la
colocación de alambrado y cerco perimetral. Que con posterioridad a la firma del
convenio referido, el DEM envió el proyecto de ordenanza que aprueba esa venta al
Concejo deliberante de la ciudad, para que lo tratara en sesión extraordinaria de fecha 22
de enero de 2016; ante ello los concejales oficialistas, los imputados Rodolfo Rodríguez
Zamudio, Ana Marina Canalis, Pedro Pablo Botta y Carla Paola Inaudi Villegas,
conociendo de antemano todas las circunstancias antes detalladas, esto es: que el
inmueble objeto del convenio firmado entre el DEM y el falso adquirente Carlos Milich,
era un bien público del estado municipal y que por tanto no se podía transmitir por venta
directa; que el verdadero adquirente del inmueble era el entonces director de deportes y
juventud Pablo Ghío y no Carlos Eugenio Milich¸ y que el precio de venta se había fijado
muy por debajo del valor real del bien, sin que se haya realizado ningún estudio previo que
justificara la aserción del DEM de que las tierras eran inútiles; y desoyendo los
argumentos de los concejales de la oposición que en la sesión argumentaban, y aportaban
documental en el sentido de que no se podía hacer venta directa, que el precio era vil y que
el adquirente Milich era un insolvente, sancionaron (por mayoría), con fecha 22 de enero
de 2016, la Ordenanza nro. 1856 en la cual se “aprueba el convenio de fecha 15 de enero
de 2016 entre la Municipalidad de Pilar y el sr. Carlos Eugenio Milich, cuyo texto íntegro
se adjunta como anexo como formando parte del presente” (acta resolutiva nro. 1446),
brindándole los ediles imputados, de ese modo al Jefe de la administración municipal, una
herramienta legal sin la cual no hubiera podido concretar la maniobra defraudatoria, tal
como la concretó. Que en razón de todo ello, los imputados Bechis, Biagiola, Botta,
Canalis, Inaudi Villega, Rodriguez Zamudio, a sabiendas dictaron actos administrativos
propios de sus funciones, contrariando expresamente las siguientes normas: el art. 74 de
la Constitucional de la Provincia que reza: “CONTRATACIONES Artículo 74.- La
enajenación de los bienes de la Provincia o de los Municipios se hace en los términos que
determinen las leyes u ordenanzas. Toda contratación del Estado Provincial o de los
Municipios se efectúa según sus leyes u ordenanzas específicas en la materia, mediante
el procedimiento de selección”; de la Ley provincial Número: 7631 (Dec. Reg. Nº 1882-
80,1932-99,525-95,549-99), que reza: “DISPOSICION DE BIENES INMUEBLES
ARTÍCULO 126.- La concesión en usufructo de bienes inmuebles, su donación, venta,
modificación y desafectación de dominio serán siempre autorizadas por ley”.
“EXCEPCION ARTÍCULO 127.- No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, el Poder
Ejecutivo podrá enajenar aquellos inmuebles de propiedad fiscal que no sean de utilidad
para obras públicas o para la prestación de servicios. La disposición en tal sentido deberá
estar rigurosamente fundada y se adoptará en Acuerdo General de Ministros. En todos los
casos la venta se efectuará por Licitación o Subasta con precio base determinado por los
Organismos Técnicos que correspondan y demás condiciones que se establezcan en cada
caso”; de la Ley 8102, art. 66 que reza: “Contrataciones ARTÍCULO 66º- Toda
enajenación, adquisición, otorgamiento de concesiones y demás contratos, se hará
mediante un procedimiento público de selección que garantice la imparcialidad de la
administración y la igualdad de los interesados. El Concejo Deliberante establecerá por
medio de Ordenanza general, el procedimiento que deberá seguirse y los casos en que
podrá recurrirse a la contratación en forma directa. Las contrataciones que no se ajusten a
las pautas establecidas en este artículo, serán nulas”; y específicamente la legislación
local Ordenanza General de contrataciones de la Municipalidad de Pilar nro. 1848 de
fecha 29 de diciembre de 2015 (acta resolutiva 1413) que regula el “Régimen general de
contrataciones del Municipio”, en su art. 1 “Toda contratación por la Municipalidad de
Pilar, con excepción de los casos expresamente previstos en esta ordenanza o en
ordenanzas especiales, deberá realizarse mediante el procedimiento de selección dispuesta
por ordenanza e instrumentada por decreto del DEM , en un todo de acuerdo a lo previsto
con el art. 74 de la Constitución Pcial. y art. 66 de la LOM”, así como también los arts. 3,
4 y 39 que regulan los distintos procedimientos públicos que deben cumplirse para
contratar con la municipalidad”.
Mientras que al imputado MOYANO se le atribuye el siguiente hecho -denominado
tercero-: “En la ciudad de Pilar, Dpto. Rio Segundo, Pcía. De Córdoba, con fecha quince
de enero de dos mil dieciséis, en la sede de la Municipalidad de Pilar sita en calle Gral.
Paz 1262, el imputado Diego Alejandro Bechis – Intendente de la ciudad de Pilar -, con la
connivencia del Jefe de gabinete (secretario de gobierno en ejercicio) el imputado Martín
Biagiola, ambos en representación de dicha Municipalidad, con la intención de beneficiar
económicamente al entonces director de Deporte y Juventud, el imputado Pablo Iván Ghío,
asesorados jurídicamente por el Asesor Letrado de la Municipalidad, Ab. Cristian Moyano
quien conocía todos los pormenores de la operación, le vendieron a este último, por
interpuesta persona - el coimputado Carlos Eugenio Milich- los derechos posesorios que
la Municipalidad ejercía desde hacía alrededor de veinticinco años ( desde el año 1991, al
menos) sobre una gran porción de la costanera del Río Xanaes, específicamente: a) Nueve
hectáreas, seis mil metros cuadrados (9 has. 6000m2) que conforme a dicho plano mide y
linda: al Nor- Oeste, una línea irregular (puntos 1 a 9 del plano) de 134, 20 metros, por
donde limita con el balneario municipal; Al Sud-Este, una línea irregular (puntos 9 a 12
del plano) de 442 metros, por donde linda con Avenida Rene Favaloro ( ex Marcelo T. de
Alvear); al Sud- Oeste, una línea irregular (puntos 12 a 17 del plano ) de 542, 60 metros,
por donde linda con la ribera del Rìo Xanaes.- b) Una hectárea ocho mil ochocientos
ochenta y cinco metros cuadrados (1 ha. 8850 m2 ) que conforme dicho plano mide y
linda: al Nor- Oeste: una línea irregular que bordea la ribera del Rio Xanaes, punto 6 a 15
del plano referido; por donde mide en sumatoria de sus líneas 218,35 metros; al Sud,
puntos 5 a 6 del plano 40,33 metros por donde linda con prolongación de Avenida
Costanera o René Favaloro, al Sud- Este, puntos 1 a 5 del plano, por donde mide una
sumatoria de sus líneas 270,68 metros y linda con Avda. Costanera o René Favaloro; y al
Norte, puntos 1 a 15 del plano, mide 163, 96 metros, por donde linda con la traza del
puente “ Hector Gamaggio”; obligándose en ese mismo convenio a perfeccionar el título
de propiedad en favor del adquirente. Que en ese cometido, el Asesor Letrado de la
Municipalidad, abogado Cristian Moyano, tuvo a su cargo la creación y redacción de los
fundamentos de la Ordenanza Municipal 1851 de fecha 5 de enero de 2016, acta resol.
1414 con la que se declara abierto el proceso de prescripción administrativa de las tierras
vendidas, así como también de los fundamentos vertidos en la OM 1856 de fecha 22 de
enero del mismo año, acta resol. 1416 y del aludido Convenio firmado entre su
representada y el imputado Milich con fecha 15 de enero de 2016. Con ese objetivo
(beneficiar a un tercero), el imputado Cristian Moyano asesoró técnicamente al Intendente
para la venta de las tierras sin ningún tipo de concurso de precios ni licitación pública,
insertando además dolosamente, en los instrumentos públicos detallados, una serie de
aseveraciones confusas, y conceptos jurídicos que de ninguna manera resultaban
aplicables al caso, todo con la clara finalidad de revestir a la operación que se plasmaba
en dichos documentos de una apariencia de legalidad, que sabía no tenía. De ese modo el
imputado Cristian Moyano, con sus conocimientos especiales en derecho, y a sabiendas de
que no se había realizado ningún tipo de procedimiento público de concurso de oferentes
para contratar respecto de esas tierras que sabía eran públicas (dominio privado del
Estado afectado al uso público); que tampoco se habían realizado los estudios técnicos que
en dichos instrumentos afirmaba haber realizado la Municipalidad y sobre los cuales
justificaban el escaso valor de las tierras; conociendo también que el verdadero adquirente
destinatario final de los bienes era el imputado Pablo Ghío – en ese entonces funcionario
municipal, quien además tomó efectiva posesión de los inmuebles después del acto de
trasmisión-, y que el precio de venta pactado estaba muy por debajo del valor comercial de
los bienes, redactó los instrumentos públicos referidos que le sirvieron de base y dieron
sustento a la venta ilegal de las tierras públicas, violando expresamente las siguientes
normas vigentes: el art. 74 de la Constitucional de la Provincia que reza:
“CONTRATACIONES Artículo 74.- La enajenación de los bienes de la Provincia o de los
Municipios se hace en los términos que determinen las leyes u ordenanzas. Toda
contratación del Estado Provincial o de los Municipios se efectúa según sus leyes u
ordenanzas específicas en la materia, mediante el procedimiento de selección”; de la Ley
provincial Número: 7631 (Dec. Reg. Nº 1882-80,1932-99,525-95,549-99), que reza:
“DISPOSICION DE BIENES INMUEBLES ARTÍCULO 126.- La concesión en usufructo
de bienes inmuebles, su donación, venta, modificación y desafectación de dominio serán
siempre autorizadas por ley”. “EXCEPCION ARTÍCULO 127.- No obstante lo dispuesto
en el artículo anterior, el Poder Ejecutivo podrá enajenar aquellos inmuebles de propiedad
fiscal que no sean de utilidad para obras públicas o para la prestación de servicios. La
disposición en tal sentido deberá estar rigurosamente fundada y se adoptará en Acuerdo
General de Ministros. En todos los casos la venta se efectuará por Licitación o Subasta
con precio base determinado por los Organismos Técnicos que correspondan y demás
condiciones que se establezcan en cada caso”; de la Ley 8102, art. 66 que reza:
“Contrataciones ARTÍCULO 66º- Toda enajenación, adquisición, otorgamiento de
concesiones y demás contratos, se hará mediante un procedimiento público de selección
que garantice la imparcialidad de la administración y la igualdad de los interesados. El
Concejo Deliberante establecerá por medio de Ordenanza general, el procedimiento que
deberá seguirse y los casos en que podrá recurrirse a la contratación en forma directa. Las
contrataciones que no se ajusten a las pautas establecidas en este artículo, serán nulas”; y
específicamente la legislación local Ordenanza General de contrataciones de la
Municipalidad de Pilar nro. 1848 de fecha 29 de diciembre de 2015 (acta resolutiva 1413)
que regula el “Régimen general de contrataciones del Municipio”, en su art. 1 “Toda
contratación por la Municipalidad de Pilar, con excepción de los casos expresamente
previstos en esta ordenanza o en ordenanzas especiales, deberá realizarse mediante el
procedimiento de selección dispuesta por ordenanza e instrumentada por decreto del DEM
, en un todo de acuerdo a lo previsto con el art. 74 de la Constitución Pcial. y art. 66 de la
LOM”, así como también los arts. 3, 4 y 39 que regulan los distintos procedimientos
públicos que deben cumplirse para contratar con la municipalidad. De esta manera
conociendo lo que hacía, y queriendo hacerlo de ese modo, el imputado Cristian Moyano
le brindó al Intendente Municipal Diego Bechis, jefe superior de la Administración
Municipal (art. 50 ley 8102) y por ende autor de la administración infiel que se investiga,
una herramienta esencial para consumar la maniobra defraudatoria, que de otra manera
no hubiera podido concretarse como se concretó” (1055/vta./ 1060 vta.).
II) Declaración de los Imputados: Que respecto del hecho nominado primero, con
fecha 14/12/2017, el imputado Diego Alejandro Bechis con la asistencia letrada del Dr.
Cristian Julio Moyano, hizo uso de la facultad conferida por el art. 262 del C.P.P. y se
abstuvo de declarar (fs. 436/438).
Por su parte, en relación al hecho nominado tercero, el imputado Cristian Julio
Moyano, con fecha 29/12/2017, en uso de la facultad conferida por el art. 262 del C.P.P. y
por expresas indicaciones de sus defensores se abstuvo de declarar (fs. 436/438 y 662/664).
III) Que el Ministerio Público basó su decisión valorando las siguientes pruebas, b)
Elementos de Prueba: se han incorporado a la causa los siguientes elementos de prueba:
Testimoniales: de Lucas Federico Tosco (fs. 01/03, 149/151), Gerardo David Tabares (fs.
140, 481, 505/508, 747), Andrés Mauricio de Grandis (fs. 142/143), Leonardo Matías
Almada (fs. 152/153), Mario Atilio Mateine (fs. 154/155), Elide Anabel Acuña (fs.
156/157), Luis Daniel Rius (fs. 166), Iris Elisabet Blanco (fs. 186/188), Sargento Gerardo
David Tabares (fs. 189/190), Gabriela Trinidad Blanco (fs. 192/193), Sergio Domingo
Vega (fs. 216/218), Cabo 1º Walter Valentino Fernández (fs. 321, 342), María Victoria
Maron (fs. 349/351), Javier Eduardo Cortiana (fs. 352/355), Oficial Principal Lucas Matías
Ferreyra (fs. 365, 431, 781/2), Cabo 1º Juan Pablo Baudagna (fs. 432/433), Cabo Adrián
Gregorio (fs. 434/435), Sargento Ayudante Mauro Javier Lanzaco (fs. 510/512, 674/675,
737/8), Jorge Carlos Gait (fs. 513/513), Silvia Inés Milich (fs. 711); Documental,
informativa, pericial: copia de acta de proclamación de autoridades (fs. 06/08), copia de
decreto 407/015 (fs. 09), copia proyecto prescripción adquisitiva administrativa del
Balneario Municipal de Pilar (fs. 10/12), Ordenanza nº 1851 (fs. 13/15), copia de acta
resolutiva nº 1414 (fs. 16/21), decreto nº 004/016 (fs. 22/28), acta resolutiva nº 1416 (fs.
29/35), decreto nº 022/016 (fs. 36), acta resolutiva nº 1417 (fs. 37/39), contrato de
compraventa y cesión de derechos posesorios entre la Municipalidad de Pilar y Carlos
Eugenio Milich (fs. 40/46), informe de tasación del inmueble elaborado por Gonzalo
Romero (fs. 47), listado de pagos efectuados por Carlos Eugenio Milich (fs. 48), ordenanza
nº 1856 (fs. 61/63), plano de mensura del inmueble (fs. 82), informe realizado por la
Dirección de Investigación Operativa sobre Carlos Eugenio Milich (fs. 178/179), informe
realizado por la Dirección de Investigación Operativa sobre Pablo Iván Ghio (fs. 175/177),
actas de allanamiento (fs. 180/181), informe del Banco de Córdoba sobre Pablo Ghio (fs.
194/215), informe del Banco Galicia sobre Carlos Eugenio Milich (fs. 221/222), informe de
la Municipalidad de Pilar sobre la prestación de servicios de Pablo Ghio (fs. 231/235),
informe pericial elaborado por Arturo Llupia del Colegio de Geólogos de la provincia de
Córdoba (fs. 242/256), informe de la Policía de la provincia sobre la realización del evento
privado denominado 3er Aniversario de Praga organizado por Pablo Ghio (fs. 257/260),
informe del Banco Santander Rio sobre Pablo Ghio (fs. 262/270), informe pericial
elaborado por el perito tasador oficial Jorge Carlos Gait (fs. 323/327), informe del Banco
Galicia sobre la razón social Praga Night Club y La Juana Pub (fs. 328), croquis ilustrativo
de la vivienda de Pablo Ghio (fs. 343), informe del Banco Galicia sobre Carlos Eugenio
Milich (fs. 357/363), croquis del domicilio de Eugenio Milich (fs. 366), croquis del local
La Juana y Praga (fs. 367/368), acta de notificación de imputación de Pablo Ghio (fs. 379),
acta de allanamiento al domicilio de Pablo Ghio (fs. 426), acta de allanamiento de La Juana
Pub (fs. 428), acta de allanamiento al domicilio de Milich (fs. 429), planilla prontuarial de
Bechis (fs. 461), Ghio (fs. 473) y Moyano (fs. 694), actas de secuestro de celulares de Ghio
y Bechis (fs. 475 bis y 476 respectivamente), copia de decreto nº 407/015 (fs. 484), copia
de decreto nº 364/2015 (fs. 485), decreto nº 383/015 (fs. 486), copia de ordenanza nº 1840
(fs. 488/495), copia de la ordenanza general de contrataciones del 2016 (fs. 496/503), copia
certificada de las actuaciones sumariales nº 1824/17 de la UJ Rio Segundo (fs. 515/531),
Ley nº 27328 (fs. 540/550), acta de secuestro (fs. 676), acta de entrega definitiva de dos
teléfonos celulares a Milich (fs. 712), copia del protocolo notarial (fs. 713/715), informe de
la empresa telefónica Claro (fs. 728/731), informe del Banco Galicia sobre plazo fijo
constituido por Milich (fs. 735), acta de allanamiento al domicilio de Moyano y Ghio (fs.
740, 743, 748 y 754), acta de detención de Moyano (fs. 741), acta de notificación de
imputación y detención de Moyano (fs. 745/746), informe médico de Moyano (fs. 758),
acta de detención de Ghio (fs. 784), acta de notificación de detención de Ghio (fs. 787),
informes médicos de Ghio (fs. 789, 790 y 796), informe técnico elaborado por la Oficina de
Equipos Móviles de Policía Judicial Coop. 679.983 (fs. 801/807), copia certificada de
partes pertinentes de la causa SAC 6931807 (fs. 837/844), copia certificada de partes
pertinentes de la causa SAC 6945253 (fs. 845/855), copia de capturas de pantalla de los
celulares IMEI 351889080352157 y 351889080352165 relacionado a la Coop. 679.983 (fs.
857/899) y demás constancias de autos.
IV) La Sra. Fiscal de Instrucción al fundar la medida coercitiva puesta en crisis -
prisión preventiva- expresó que: el análisis de los elementos probatorios precedentemente
señalados y válidamente incorporados al presente, permiten afirmar que existen elementos
de convicción suficientes como para sostener, con el grado de probabilidad requerido en
esta etapa procesal, tanto la existencia material de los hechos, previamente descriptos en la
plataforma fáctica, como así también la participación responsable y punible que le ocupo a
los imputados Diego Alejandro Bechis y Cristian Julio Moyano en la comisión de los
mismos.
En relación a la calificación legal del hecho investigado y endilgado al imputado
Diego Alejandro Bechis deberá responder como supuesto autor de los delitos de
defraudación por administración fraudulenta calificada (arts. 174 inc. 5 en función del 173
inc. 7 del CP) y abuso de autoridad (art. 248 CP), en concurso ideal (art. 54 CP). En cuanto
al imputado Cristian Julio Moyano, el M.P.F. considera que deberá responder como
partícipe necesario de los delitos de defraudación por administración fraudulenta calificada
(arts. 174 inc. 5 en función del 173 inc. 7 del CP).
En cuanto a la restricción de la libertad, concretamente la Sra. Fiscal valoró que:
“corresponde aclarar que atento a que nos encontramos ante un caso de delito
organizado, la situación procesal de los imputados se analizará de manera conjunta, ya
que los mismos no sólo han actuado de manera coordinada en la comisión misma del
delito, sino que luego de ello, también han emprendido conductas conjuntas y coordinadas
que este Ministerio Público toma como indicios concretos de peligrosidad procesal, todo
ello sin perjuicio que en algún caso, se efectúe una consideración especial a la conducta
asumida por un imputado en particular.
Así, habiéndose acreditado, tanto la existencia material del hecho fijado en la plataforma
fáctica, para cada uno de los imputados así como la participación penalmente responsable
que en el mismos le cupo a cada uno, con grado de probabilidad suficiente (fumus bonis
iuris), corresponde analizar si existe riesgo procesal en la presente causa para justificar el
mantenimiento del estado de privación de la libertad del mismo (periculum in mora), bajo
el instituto de la prisión preventiva reglado por el art. 281 del CPP.- La justificación de la
coerción, surge de la concurrencia simultánea de la prueba sobre la existencia de los
hechos y las circunstancias que permiten inferir el riesgo procesal, de tal forma que la
fundamentación del pronunciamiento que dispone la medida, debe proyectarse en forma
autónoma con relación a ambos extremos. Por lo que ahora corresponde, por lo hasta aquí
analizado, desarrollar el segundo de tales extremos que en doctrina se conoce como el
“periculum in mora”, entendido como el riesgo que la libertad del imputado puede
significar para los fines que persigue el juicio previo previsto en la Constitución (Art. 40
de la Constitución Provincial y 269 del CPP) ya sea, interponiendo obstáculos para el
logro del descubrimiento de la verdad real, o impidiendo el normal desarrollo del juicio o
el cumplimiento de la pena que eventualmente se impusiere, al sustraerse de la autoridad,
en definitiva impidiendo la actuación de la ley sustantiva. Se trata de la razón primordial
por la que puede ordenarse la prisión preventiva del sometido a proceso por el delito, que
por mandato constitucional, debe ser tenido por inocente hasta que se demuestre lo
contrario (ver en este sentido, TSJ, Sala Penal, “Conesa”, Sent. no 97, 20/11/2002;
“González”, Sent. no 24, 30/03/2005).- A cuya finalidad también se valoraran las pautas
orientadoras dispuestas por la Sala Penal del TSJ en los precedentes “Loyo Fraire” (S. n°
34, 12/3/2014) en razón de las cuales –siempre a los fines de la justificación de la
privación de libertad- deben analizarse las circunstancias vinculadas con la peligrosidad
procesal en concreto teniendo especialmente en cuenta que la gravedad del delito y el
pronóstico hipotético de una pena de cumplimiento efectivo, no configuran ya –siguiendo
el criterio de la CSJN- indicio suficiente para fundar la peligrosidad procesal; la que –
reitero- gira alrededor de concretas circunstancias de la causa que evidencien la
posibilidad de que el imputado eludirá la acción de la justicia o entorpecerá el curso de la
investigación. (cfrme. Cám. Acus. Cba. “Ardanaz” – AI: 238, 23/5/2014).
En relación a ello, y respondiendo el planteo que efectúa la defensa del imputado
Cristian Moyano en el escrito en que solicita la recuperación de su libertad, cabe afirmar
que de ninguna manera el requisito que trata de erigir la defensa como condición para la
procedencia de privación de libertad de una persona; esto es: que el imputado haya
demostrado el riesgo procesal estando ya formalmente imputado en la causa, no surge ni
de la ley ni de la jurisprudencia; es más todo lo contrario ambas refieren que la privación
de libertad se funda en un “pronóstico de riesgo procesal”, que se evalúa a partir de la
conducta asumida por éste, en distintos momentos, que pueden surgir del tramo mismo de
consumación del delito; como por ejemplo las amenazas y/o manipulación a la víctima que
demuestran vulnerabilidad de ésta última; la gravedad del delito (como primer eslabón de
análisis); la conducta inmediatamente posterior: por ejemplo, su fuga; incluso se toma
como indicio la propia personalidad del imputado, en el caso de delitos de violencia
familiar o de género, por ejemplo: o también la conducta observada por el imputado en un
proceso anterior. etc..- En ese sentido ver arts. 281 bis y 281 ter. del CPP y en cuanto a la
jurisprudencia cabe citar de modo ejemplificativo, lo siguiente: “La gravedad del delito:
ha dicho la CSJN que “las características personales del supuesto autor y la gravedad del
delito que se le imputa no son, por sí mismos, justificación suficiente de la prisión
preventiva". En consecuencia, si bien la severidad de la sanción legal conminada para el
ilícito que se atribuye al imputado resulta un primer eslabón de análisis, debe ir
necesariamente acompañada de indicios concretos de peligrosidad procesal.
“Peligrosidad procesal, a criterio de la CSJN, ocurre si los imputados hubieran
intentado eludir la acción de la justicia, si se hubiese dado alguna situación concreta
respecto del curso de la investigación, o si circunstancias objetivamente verificadas en la
causa permitieran derivar una directa conexión con alguno de los dos peligros referidos”.
“Condiciones personales… Entendió que las características personales deben ser
analizadas en su incidencia respecto de la situación particular de cada acusado.”
“Así entonces, a futuro será necesario analizar estas condiciones subjetivas sin
hacer foco en su mayor o menor generalidad, con específica referencia al caso y en
proyección concreta a peligrosidad procesal del imputado”. (TSJ: “Loyo Fraire”, S. nº
34, 12/3/2914-“Oxandaburu”, S. nº 36, 14/3/2014)
Incluso también se tienen en cuenta al momento de evaluar el riesgo procesal
“…las condenas anteriores, la eventual declaración de reincidencia (e imposibilidad de
libertad condicional), y la inminencia del debate, tales indicios son suficientes para
fundamentar la prisión preventiva “Del Corro”, S. nº 243, 28/7/2014…” ( TSJ, “Arce”,
S. nº 285, 13/8/2014).
Como se advierte entonces, lo que obviamente exige la ley es que al momento de
ordenarse la medida de coerción la persona se encuentre imputada en la causa,
admitiendo incluso que ambas decisiones se tomen en un mismo acto procesal, imputar y
detener; por lo que el argumento de la defensa no resulta de recibo. Asimismo, relacionado
a esta cuestión el defensor del Dr. Moyano, pretende la libertad de su defendido, fundado
en que se han tomado como indicios de peligrosidad procesal, actos llevados a cabo por el
imputado Moyano, ejercicio de la defensa técnica de los imputados, es decir que a su ver,
se han penalizado actos que forman parte del ejercicio de la profesión de abogado
defensor de los imputados. En ese sentido cabe adelantar, que resulta indiscutible que lo
que se ha tomado en cuenta es la conducta del imputado en el ejercicio de su profesión; no
obstante ello lo que soslaya la defensa es que el imputado Cristian Moyano ha ejercido,
primero el asesoramiento técnico (mientras participó en el hecho como asesor letrado de
la Municipalidad), y luego la defensa en el proceso penal, de manera delictiva; así se ha
demostrado que el nombrado participó penalmente en el hecho que se investiga,
brindándole al autor una herramienta esencial para la comisión del hecho, que fue
utilizada por éste en el tramo ejecutivo del delito; y además llevó a cabo actos
entorpecedores del proceso, todo ello con un interés propio, excediendo en mucho el
normal y lícito ejercicio de su profesión. En este caso estamos, como ya se dijo en el
decreto de detención ante un delito organizado, que parte de un grupo organizado de
poder, en el que el abogado Cristian Moyano, aportó sus conocimientos especiales en
derecho sin los cuales, no se hubiera podido concretar la maniobra delictiva como se
concretó.
Por otra parte, y siguiendo con el análisis de los argumentos de la defensa del
imputado Moyano, vemos que el mismo postula la invalidez de valoración de las
conversaciones entre Ghio y Moyano, obtenidas a través de las intervenciones telefónicas,
cabe destacar por un lado que el Juzgado de Control ya se expidió en favor de su validez,
al momento de resolver el control Jurisdiccional presentado por el anterior defensor del
imputado Moyano, y sostuvo que “Si bien estas conversaciones eran entre un imputado –
Ghio y Bechis - y su abogado defensor –Moyano ahora también imputado-, en virtud del
respeto del derecho de defensa, ellas no podrían ser objeto de revelación ni valoración en
el proceso, en contra del imputado “salvo que su contenido sea en sí mismo criminoso”
(Cafferata –Tarditti, op. cit., tomo 1, pág. 537) ( Ver Auto 187, de 29/12/18, Apartado IV);
), esto es lo que sucede en el presente caso, ya que se advierte que las indicaciones,
proposiciones y conductas a llevar a cabo de parte de Moyano, exceden lo que es propio
del diseño o planteo de una estrategia defensiva, y se evidencian como conductas
antijurídicas, directamente enderezadas a obstaculizar y entorpecer la investigación, que
no se condicen con el correcto proceder esperable de un letrado defensor. Esto puede
advertirse en los siguientes párrafos transcriptos por la Sra. Fiscal en el decreto de
detención (…)”. Argumento al que me permito agregar lo siguiente: la imposibilidad de
valorar las conversaciones mantenidas entre el imputado y su abogado defensor, obtenidas
a través de intervenciones telefónicas; surge de la prohibición de interceptar y/o secuestrar
la correspondencia entre ellos (art. 212 CPP), y se funda en el respeto al derecho de
defensa del imputado, y la debida comunicación con su defensor. Ahora bien, vemos que en
esta causa, las conversaciones entre los imputados Moyano y Ghío, al igual que Moyano y
Bechis, siendo el primero abogado defensor de los otros dos, no se valora en contra de los
imputados, sino por el contrario, se valoran en contra del abogado como autor de un
delito; de allí que no se afecta ni el derecho de defensa ni la debida comunicación entre
abogado y cliente, sino se trata de lo que la buena doctrina denomina “hallazgo casual”,
ya que de esas conversaciones surgieron expresiones incriminatorias para el propio
abogado, que no es el titular del bien jurídico que se tutela en el art. 212 CPP.
Por último, respecto al cuestionamiento que la defensa efectúa de la declaración
testimonial del perito oficial Gait, sin perjuicio de que no resulta de recibo, lo cierto es que
la presente medida de coerción, se funda en elementos de prueba entre los que no se valora
esa testimonial, por lo que el planteo deviene abstracto. Respecto a que el riesgo procesal
ha sido ya aventado por el comparendo de Milich a la causa, hay que recordar una vez
más, que la “peligrosidad procesal” es una análisis de pronóstico conductual, que se erige
sobre la base de conductas llevadas a cabo por el sujeto, de allí que nada obsta que la
persona amedrentada haya logrado finalmente hacer lo que quería hacer, sino que lo que
se evalúa es la capacidad – en este caso de los imputados Moyano, Ghío y Bechis- de
diseñar estrategias antijurídicas para obstaculizar la investigación, y además seguir
sacando provecho del delito cometido. Es así que a criterio de este Ministerio Público los
imputados nombrados, aparecen y se mantienen como imputados procesalmente
peligrosos, por el motivo señalado, tal como se demostrará a continuación.
La situación procesal de los imputados: Aclarado lo anterior, cabe destacar que si
bien para el imputado Diego Bechis estamos ante la presencia de delitos cuya escala
penal, en aplicación de las reglas del concurso real, parte de un mínimo de 2 años con un
máximo de 8 años de prisión; en tanto la escala penal aplicable a los imputados Moyano y
Ghio va de un mínimo de 2 años a 6 años de prisión, por lo que –respecto de todos- en
caso de recaer condena sería procedente la ejecución condicional (art. 26 del C.P.),
teniendo en cuenta además que ninguno de los imputados registra antecedentes penales;
lo cierto es que todos los nombrados, han incurrido en conductas concretas reveladoras de
un alto riesgo procesal, al: a) manipular la prueba de la causa, tratando de modificar la
situación de hecho que se investiga, habiendo comenzado la ejecución de un plan para
alterar la prueba, que les permitiría mantener la situación creada por el delito (los efectos
del delito), otorgándole un sustrato de aparente legalidad, más sofisticado que el inicial. b)
entorpecer el proceso, tratando mediante acciones concretas y consumadas, de evitar
mediante amedrentamiento y engaño, que declare uno de los imputados, cuya versión de
los hechos supuestamente los perjudicaba, y que aporte documentación fundamental para
la causa.
Retomando la valoración de los indicios de peligrosidad procesal reseñados supra,
Doy razones de ellos: En relación a los dos aspectos puntualizados en los apartados: a)
manipular la prueba de la causa y b) entorpecer el proceso, tratando mediante acciones
concretas y consumadas, de evitar mediante amedrentamiento y engaño, que declare uno
de los imputados, hay que destacar que los mismos se encuentran íntimamente
relacionados, ya que ambos comprenden conductas entorpecedoras, llevadas a cabo
coordinadamente por los imputados Ghío, Moyano y Bechis, respecto al coimputado
Milich. Así en un primer momento surgieron de las constancias de autos, especialmente de
la interpretación conjunta de sendas declaraciones de los comisionados Adrián Tabares
(que se complementa con el certificado de secretaría de fecha 26/12/17) y la de Mauro
Lazcano, que se corroboran luego con la declaración del imputado Milich y de su hermana
Silvia Milich, las aperturas de los teléfonos celulares de Pablo Ghío y Diego Bechis (
Informe técnico coop. Técnica 679983 de fs. 813/815) del que se imprimieron las capturas
de pantalla de fs. 857/899, así como también en apoyo de aquella prueba independiente
los resultados de las intervenciones telefónicas de esos últimos, muestran: que el imputado
Milich, quien en el hecho que se investiga ha sido “la interpósita persona” y se encuentra
residiendo en la república de Brasil, más específicamente en San Salvador de Bahía, desde
que supo de la persecución penal en su contra, a través de los mensajes de sus propios ex
compañeros de trabajo de Tarjeta Naranja que le avisaron; ha querido en todo momento
presentarse a la justicia, y declarar?; en tanto los imputados Moyano, Ghío y Bechis
mediante distintas estrategias, han tratado de evitar que lo haga, para no verse
perjudicados. Debe destacarse, que el propio imputado Moyano en reiteradas
oportunidades en conversaciones con los demás imputados (ver transcripción de las
intervenciones telefónicas de fs. 906 y sgtes.), se ha referido a Milich, como “el eslabón
más vulnerable”, “la carta salvaje”, dicho en su propias palabras, afirmando además que
si él se presentaba y cantaba todo, “los metía en un brete” “si Milich canta todo nos
arruina igual”, decía. En esa dirección, este último, quien tal como se demostró supra,
participó en el presente hecho, desde sus inicios repárese que tal como surge de los audios
extraídos del celular de Ghio, los que se encuentran en soporte magnético –cd ( hasta tanto
se termine su desgrabación en diciembre de 2015), Ghío le aseguraba a Milich, que no iba
tener ningún problema impositivo por prestarle la firma, que “Moyano le había dicho que
se quede tranquilo”; decíamos entonces que el imputado Moyano planifica junto a Ghío y
Bechis a quien lo va poniendo al tanto de todo. Hay que destacar aquí que si bien en el
decreto de detención de Moyano y Ghío, se analizó únicamente la conducta que éstos
asumieron frente a Milich, pues eran ellos quienes lo hacían e manera activa, con
llamadas telefónicas y audios, lo cierto es que un análisis más detenido de la causa, y la
incorporación de toda la prueba, nos lleva a la convicción de que el intendente Bechis,
estaba perfectamente al tanto de lo que iban haciendo sus compañeros de causa e incluso
Moyano lo consultaba en si estaba de acuerdo o no con los pasos a seguir, por lo que
también en su contra se valora esa conducta entorpecedora. Eso surge claro de la
conversación telefónica mantenida entre Ghio y Moyano ( CD 12 – 11/12/2017 Origen:
3572691669 Destino: 3572588142, Inicio: 13:46:48 Fin: 13:51:39 entre otras
conversaciones) Como ya se dijo en proveídos anteriores, los imputados nombrados,
influyeron sobre Milich, para que no se presente a la justicia, primero minimizando la
cuestión para que no se preocupe, diciéndole que era una cuestión política, que respondía
al capricho de la Fiscal, que esto se arreglaba fácil, etc. para luego, al notar que Milich
estaba verdaderamente en crisis y que se quería volver a la Argentina a arreglar todo, a
declarar y contar lo que según él había ocurrido, porque la Fiscalía estaba llamando a
declarar a sus compañeros de empresa, y a sus superiores, le habían allanado su casa en
Rio Segundo, y no quería tener más problemas; comenzaron a presionarlo, mintiéndole
que la Fiscalía había ordenado su detención, que apenas pusiera un pie en Argentina, iba
a quedar preso, que no iba a ganar nada con decir la verdad porque “lo mismo lo iban a
encanar”. A tal punto llegó la manipulación de los imputados respecto de MIlich, que
cuando éste ávido de conocer la verdadera situación procesal en la que se encontraba, ya
desconfiando del abogado Cristian Moyano, busca otro abogado de Argentina (la pareja
de una compañera de trabajo de él de Villa María), para que vaya a Tribunales y averigüe;
nada tardó el imputado Moyano, en contactarlo y manipularlo en su favor ( como él
mismo lo dice), para de ese modo seguir operando sobre Milich, quien desconocía esa
situación, siempre para lograr el fin de mantenerlo lejos de la causa. Ahora bien, la
actividad entorpecedora de Ghío, Moyano y Bechis, no terminaba en evitar que Milich
venga, sino que surge claro de los audios recogidos de las aperturas de teléfonos (de Ghío
y Bechis) así como también de las intervenciones telefónicas, que en todo momento, los
imputados, incluso cuando planificaban volver atrás todo y que Milich “devolviera las
tierras”, estuvieron planeando cómo concretar definitiva e ilícitamente el negocio de la
venta de la costanera, entregándoselas de nuevo a Ghío, ya sea a él mismo o a una nueva
sociedad que debía formar él. Así el imputado Milich aporta una documental en original,
esto es un poder general amplio, en favor de Pablo Ghío, de fecha 14 de noviembre de
2017, firmado por Milich en el Consulado de Argentino, en San Salvador de Bahía, Brasil;
el que le fue enviado por los imputados (por intermedio de la testigo Victoria Maron, que
nos cuenta que cuando viajó a Brasil en octubre 2017, Pablo Ghío le dio un sobre de
madera para que se lo entregara a Eugenio), relatando Milich que le enviaron un pendrive
y un documento, en favor de Pablo. Que si bien hizo lo que le dijeron de ir al Consulado a
firmarlo, lo cierto es que no se los envió porque temió que lejos de arreglar las cosas,
como le afirmaban, iba a hacer peor. Incluso ante la insistencia de Ghío, le mintió y le dijo
que ya se lo había mandado por correo. Como se advierte existe prueba objetiva que
acredita que los nombrados realizaron actos concretos de obstaculización del proceso, en
este caso, creando nuevos documentos para alterar la plataforma fáctica sobre la que se
erige la acusación. Dicha prueba objetiva (ver capturas de pantalla de Ghío y audios
transcriptos supra), acompañada de la testimonial de Marón y de la declaración
indagatoria del propio Milich, se apoya finalmente en las intervenciones telefónicas de las
que surge claramente la intención de los nombrados en perfeccionar su maniobra delictiva.
Así de una conversación entre Moyano y Ghío, y el primero le dice… “aunque sea, de otra
forma más dibujada, bueno entonces yo voy y le digo a la Municipalidad que quiero
devolver los terrenos y listo …entonces ese sería el punto… ahora bien… ehh.. te digo
estoy así como en un torbellino en éste momento te digo la verdad pero por ahí no sería
malo incluso para después hacerte una venta ya directamente a vos bien hecha digamos no
te digo por seis millones… pero a lo mejor algo más dibujado…más prolijo… ”( CD 12 –
11/12/2017 Origen: 3572588142 Destino: 3572691669 Inicio: 10:39:09 Fin: 10:45:32); y
“ Cristian Moyano: “me llamó tu mamá hará un par de horas, bueno una hora media hora
estuvimos hablando fácilmente, y bueno a mí.. y bueno yo también le tuve que poner a
Diego en antecedentes, que me está hinchando las pelotas cada tres segundos y bueno me
dice que también que esa posibilidad de deshacer el negocio y dártelo a vos bajo una
sociedad que vos formes, bajo otra modalidad, ¿ no sería mala? ¿no?, a lo mejor digamos
” Pablo Ghío: “mira Cristian sentite en la libertad de hacer lo que mejor creas” (CD 12-
11/12/17- Origen: 3572691669 Destino: 3572588142 -Inicio: 13:46:48 Fin: 13:51:39).
Finalmente apoya también a la prueba objetiva aportada (aperturas de teléfonos y
documental), la última conversación entre Ghio y Moyano del 26/12/2017, en la que
Moyano expresa: “Cristian Moyano: “así que le tengo fe al tema, sobre todo ahora que
Milich está en la nuestra.. porque el guaso me dice no pero si incluso yo me dice tengo
margen hasta para blanquearlo dice puedo blanquear perfectamente la operación
impositivamente, me ¿entendés? Así que creo que puede andar bien, en todo caso te
mantengo al tanto”
Pablo Ghío: “dale, dale” “¿no tengo que ir a tribunales? Nada de eso” (CD 20,
19/12/17- Origen: 3572588142 Destino: 3572691669 Inicio: 19:21:58 Fin: 19:24:37).-
GRAVEDAD INSTITUCIONAL: Finalmente no puede dejar de valorarse, por la
extrema gravedad institucional que presenta, los actos de amedrentamiento que ha sufrido
la suscripta en razón de la presente investigación, y en cuya virtud se imputó a dos
personas una de las cuales se encuentra detenida.
Me refiero por un lado a la causa SAC 6945253 (actualmente radicada en la
Fiscalía de Alta Gracia) (cuyas copias obran a fs. 895 de autos) fecha de inicio 9 de enero
2018, esto es poco días después de la detención del imputado Pablo Ghío, en la que la
Fiscal de feria de esta sede, imputó y ordenó la detención de Elvio Ghío, padre del
imputado Pablo Ghío, atribuyéndole el delito de privación ilegítima de la libertad en
perjuicio de quien suscribe, Fiscal Patricia Baulies.
En relación al hecho que allí se ventila en el que aparece el padre de Ghio
amedrentando a la suscripta a bordo de un vehículo, de noche, en plena autopista, no
puede dejar de señalarse que resulta al menos llamativo e indiciario; que su hijo Pablo
Ghío, en una conversación con un tal Ariel, amigo de él, hablaba justamente de tomar
represalias (en otras palabras, claro) en contra de la Fiscal. Así del CD 13, el 12/12/17
Origen: 3572524590 Destino: 3572588142 Inicio: 22:27:13 Fin: 22:28:10 surge “Un tal
Ariel: estar al lado, pegado al río y cotizar eso, primero debe ser un pelotudo importante
debe ser, yo, vos no sabes si a mí me llamaran de testigo yo le iría a preguntar mire Fiscal
usted que se las cree a todas que cree que usted es la dueña de la verdad porque no llama
a diez personas de Pilar y pregunta si comprarían eso. Pablo Ghío: claro, tal cual. Un tal
Ariel: traígame diez personas más o menos que diga a ver que piensen, el arenero si le va
a decir a mí me gustaría sacar arena de ahí que se yo,…claro, es una pobre mina, ésta es
una bipolar, ojalá me grave, me escuche, se lo diría en la cara, es una bipolar esa mina,
esa mina no ha vivido acá, no sabe lo que es Pilar, igual que el pajerazo ese de Tosco, es
un pobre tipo” Pablo Ghío: “la tienen que pagar boludo, la Baulies no sabés como nos
basuriaron, no sabés como me trató a mí”.-
Por otra parte de manera similar, aparece el intendente Bechis en comunicación
con su hermano Marcos Bechis (3572502501), también funcionario Municipal, en los
siguientes términos: (Origen: 3572502501 Destino: 3572612868
Inicio: 13/12/2017 11:14:26 Fin: 13/12/2017 11:17:38)
“Diego Bechis: Hola
Marcos Bechis: “sí, choto,
Diego Bechis: sí, lobo
Marcos Bechis: sí, ahí hablé con Cristian no está preso nada, Pablo nada, está en la casa.
Diego Bechis: si, si yo sabía.
Marcos Bechis: pero bueno que se hizo allanamiento pero que el Cristian ya le había
dicho a la mina que después no iba a haber nada que al pedo hace el allanamiento y Pablo
también sabía que no iba a tener nada ahí, así que, y aparte la nota que le mandó el
Cristian le escribió como que era toda una pelotudez lo que decía la mina que no tenía
sentido que hay mil causas importantes y que esta no pero no sé porque esta parada arriba
de la causa ésta la boluda esta,
Diego Bechis: y si, es amiga decía el Campi que se pelee por lo menos con el Jujuy para
demostrarle que estamos en desacuerdo porque viste? Hay que hacer algo ya fuera de la
cuestión judicial porque ésta mina no puede digamos con esa maldad porque el Cristian
me llamó y me dijo y me acaba de mandar un mensaje la Jueza y me dice que esto ya es
maldad es saña, esto no es una cuestión normal no, no legal olvídate acá no hay nada esto
ya es una bronca o es maldad o ella quiere demostrar ser poderosa viste una .. No sé una
cuestión psiquiátrica que me parece que estamos todos
Marcos Bechis: claro”, (continúa…)
Bien, alrededor de quince días después de esa comunicación, en la que el
Intendente Bechis le dice a su hermano que hay que ir “por fuera de la cuestión judicial
contra esta mina” (la suscripta), se hace presente en mi casa la esposa de Marcos Bechis,
Anabel Bosignore, presentándose como amiga de Moyano y de Ghío, para advertirme que
“esperaba que sepa lo que estaba haciendo”. Ver copias certificada de partes pertinentes
de la causa SAC 6931807 agregadas a fs. 837/844. La sra. Bosignore de Bechis, fue
imputada por la Fiscal de Feria, del delito de amenazas.
Como vemos entonces, no son de quedarse en palabras los imputados, ni siquiera a
la hora de enfrentar a un Fiscal de Instrucción, lo que de todo punto de vista revela un
alto grado de peligrosidad procesal, y un total desprecio por la autoridad judicial.
Por todo lo expuesto este Ministerio Publico sostiene que los imputados referidos,
han incurrido en concretos actos de entorpecimiento del proceso y que han desarrollado
una actividad conjunta y coordinada en pos de seguir obteniendo beneficios ilegales del
delito consumado, intentando asimismo de obstaculizar la causa, y evitar que continué
llevando a cabo incluso, actos concretos de amedrentamiento en contra de la Fiscal
investigadora. Indiscutiblemente se trata de un aparato organizado de poder, que
despliega todas las herramientas que tiene en su haber, para por vías “no legales”
resolver el conflicto que el proceso le representa.
Un indicio de entorpecimiento de la investigación puede proyectarse, al dictarse
condena, como indicio de fuga: Aunque se trate de una prisión preventiva posterior a la
sentencia de condena, igualmente podrá proyectarse hacia el peligro de fuga el
comportamiento del imputado que durante la investigación penal preparatoria o el juicio
hubiere intentado entorpecer el desenvolvimiento del proceso –v.gr., intentando alterar la
prueba- puesto que tales acciones muestran en concreto una actitud obstaculizadora de la
acción de la justicia que puede razonablemente extenderse como palmario indicio de
insumisión al futuro cumplimiento de la pena, en caso de que ésta resulte confirmada por
las instancias revisoras.(TSJ “Loyo Fraire”, S. nº 34, 12/3/2014)
Por todo ello, y tomando en cuenta que nuestro país ha sumido compromisos
internacionales en post de prevenir y sancionar los actos de corrupción administrativa,
para lo cual resulta decisiva la vinculación existente entre los delitos contra la
Administración Pública y la lucha contra la corrupción estatal. Es que esta última
constituye un objetivo común de los Estados (Manual de Medidas Prácticas contra la
Corrupción Pública, aprobado en la 7ma. Resolución del Octavo Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente de 1990 y
Convención Interamericana contra la Corrupción, aprobada por ley 24.759) y se erige en
un explícito mandato de criminalización establecido en la Constitución Nacional, al
conminar –bajo pena de inhabilitación- la corrupción de los funcionarios que incurren
en graves delitos dolosos que conlleven enriquecimiento, pues atentan contra el sistema
democrático (CN, 36).”
Cita el preámbulo de la Convención Interamericana Contra La Corrupción y
continúa expresando: “Y que por su parte el Artículo 281 ter del CPP, reza: “PELIGRO
DE ENTORPECIMIENTO. Para decidir acerca del peligro procesal de entorpecimiento
de la investigación, se tendrá en cuenta la existencia de indicios que justifiquen la
sospecha de que el imputado podrá:

1) Destruir, modificar, ocultar, suprimir o falsificar elementos de prueba;

4) Inducir a otros a realizar los comportamientos enunciados en los artículos


precedentes”.

Es por todo ello que no se advierte en la presente causa, respecto de los imputados
aludidos, otra medida menos gravosa que permita garantizar de manera acabada los fines
del proceso, el que se encontraría constantemente en riesgo, si los imputados recuperasen
su libertad…” (fs. 1077vta./1085).

V) Los Dres. Cristian Ayan y Marcelo Brito, en representación de los imputados


Diego Alejandro Bechis y Cristian Julio Moyano, se opusieron a la prisión preventiva
ordenada en contra de sus defendidos.
Es así que cuestionan la valoración efectuada por la representante del Ministerio
Público Fiscal, sobre la existencia de peligrosidad procesal.
Se agravia la defensa aduciendo que el decreto que ordena la prisión preventiva
incurre en una arbitraria interpretación de la ley procesal penal en materia de coerción
personal; y que además, presenta una fundamentación omisiva y dogmática que no se
corresponde con el deber de fundamentación lógica y legal imperante y no observa
debidamente normas de jerarquía constitucional y procesal.
Resaltan que el decreto comienza con la asunción interpretativa que, a los fines de
definir actos de peligrosidad procesal, es posible tomar conductas desplegadas “ex ante” de
asumir la condición de imputado, y señalan que la Sra. Fiscal alude a los siguientes
ejemplos: i) las amenazas y/o manipulación a la víctima; ii) la gravedad del delito (como
primer eslabón de análisis); iii) la conducta inmediatamente posterior: por ejemplo, su fuga;
iv) la personalidad del imputado, en el caso de delitos de violencia familiar o de género; y
v) la conducta observada por el imputado en un proceso anterior.
Afirman que ninguno de ellos es atinente al supuesto que se trata en estos autos, y
no constituyen pautas válidas para lograr una debida justificación. Ello así, puesto que:
respecto de la comisión de amenazas, éstas presuponen la existencia de un nuevo hecho
delictivo y como tal, escapan a las consideraciones que se han ventilado en la causa.
Entienden que la detención de sus asistidos ha sido dispuesta por haber
obstaculizado, supuestamente, la investigación penal preparatoria. No se refiere, en manera
alguna, a los supuestos de peligrosidad procesal devengada de pronóstico de
entorpecimiento de fuga (281 bis CPP).
a). Sostienen que la personalidad del imputado no puede ser un argumento válido en
orden a la postura interpretativa que se asume en el decreto que impugnan. Afirman que la
distinción entre los conceptos de estado y acción permite abona su postura, ya que, el
primero de ellos –estado- hace alusión a una situación con vocación de permanencia –p.e.
personalidad- en el tiempo; mientras que la segunda –acción- se vincula, por el contrario, a
un cambio de una porción de la realidad como efecto del obrar humano. Agregan que lo
que ha sido discutido es la posibilidad de realizar acciones neutras en su conjunción
temporal que, tan luego, son consideradas peligrosas como consecuencia de una imputación
posterior.
Por último, la conducta del imputado observada en un proceso anterior-v)- tomada
como pauta indicativa de peligrosidad procesal, también merece – a su entender- reparos de
entidad. Argumentan por la vía del absurdo que, tal tesitura significaría que frente a la
comisión por parte de un imputado de actos de peligrosidad procesal, su suerte se vería
indefectiblemente sellada hacia el futuro en cualquier otro proceso penal posterior.
Entienden que los ejemplos que brinda la señora Fiscal no son pertinentes sobre lo sucedido
en esta causa, y que no pueden ser tomados como elementos gravitantes y dirimentes.
b). Se agravian por considerar un error jurídico inadmisible, que la Fiscalía valore
como indicador de riesgo procesal las acciones que habría efectuado Moyano, actuando
como defensor técnico de los demás imputados. Cuestionan que se asuma la posibilidad de
que actos de defensa de un interés particular, que por definición implica parcialidad,
pueden, además, involucrar actos de obstaculización, en los términos de la ley procesal
penal.
Señalan que las acciones que Moyano desplegara luego de iniciado el expediente
judicial fueron ejecutadas en el marco del derecho de defensa de quienes, hasta ese
momento, eran sus asistidos procesales, por lo que al momento en que se realizaron las
conductas en cuestión, no las llevaba adelante un imputado sino, por el contrario, un
abogado de la matrícula en desempeño de su cargo.
Asumen que en el marco de su desempeño profesional un letrado puede –en
términos fácticos y no valorativos y sin que los oponentes convaliden dichas conductas-
cometer hechos delictivos. También, aceptan que el letrado puede cometer acciones que
merezcan reproche deontológico. Pero no convalidan que un abogado en el ejercicio
técnico de su función, como lo era Moyano al momento en que se fijan los hechos de
obstaculización, realice actos objetivamente subsumibles en la categoría de peligrosidad
procesal. Entienden que es desde esta arista, donde debe ponderarse la valoración de las
acciones que se le endilgan, en términos procesales, a Moyano.
Afirman que esto causa estado porque aquello que en un momento dado constituye
el ejercicio de un derecho de defensa, que incluso, podría ser considerado excesivo,
posteriormente no puede ser tomado como indicio de peligrosidad procesal si el desempeño
funcional imponía asumir el amparo de un interés particular. Entienden que en todo caso,
otras normas podrían ser aplicables, pero no corresponde valorar posteriormente los actos
de ejercicio de la profesión como obstáculos que justifiquen mantener una privación de
libertad.
En este orden, objetan la afirmación de la Sra. Fiscal en la que sostiene :“… soslaya
la defensa es que el imputado Cristian Moyano ha ejercido, primero el asesoramiento
técnico (mientras participó en el hecho como asesor letrado de la Municipalidad) y luego
la defensa en el proceso penal, de manera delictiva; así se ha demostrado que el
nombrado participó penalmente en el hecho que se investiga, brindándole al autor una
herramienta esencial para la comisión del hecho, que fue utilizada por éste en el tramo
ejecutivo del delito; y además llevó a cabo actos entorpecedores del proceso, todo ello con
un interés propio, excediendo en mucho el normal y lícito ejercicio de su profesión”
(destacados del original).
Entienden que en tal párrafo, la Sra. Fiscal le atribuye carácter delictivo tanto a la
actividad de Moyano como Asesor Letrado de la Municipalidad, como a su posterior
actividad como defensor técnico de los imputados, pero señalan que en el “factum” del
hecho imputado a Moyano, no se encuentra acción alguna que describa a los actos de
defensa técnica como formando parte del mismo, por lo que aquellas acciones son
inexistentes para el reproche penal sustantivo.
c). Respecto de la legalidad de las escuchas telefónicas entre el doctor Moyano y el
imputado Ghio, refieren que la señora Fiscal, haciendo suyos los fundamentos brindados
por la señora Jueza de Control, las consideró válidas, justificándolas con la cita de la obra
conjunta de José I. Cafferata Nores y Aída Tarditti.
Apuntan que aquella pieza doctrinaria refiere que “…la conversación (entre
imputado y defensor) no podrá ser revelada o utilizada legítimamente como prueba en el
proceso en contra del imputado y con relación al hecho que se le atribuye, salvo que su
contenido sea en sí mismo criminoso, por la misma razón que inspira la restricción del
secuestro de correspondencia enviada a los defensores para el desempeño de su cargo”
(conf. Cafferatta Nores J.I. – Tarditti A., Código Procesal Penal de la Provincia de
Córdoba- Comentado, editorial Mediterránea, Córdoba, 2003, t.I, pág. 537).
Sostienen que si bien los autores se pronuncian por la convalidación de la
interceptación de comunicaciones entre defensor y defendido cuando el contenido en sí
mismo sea criminoso; no desarrollan una ulterior argumentación tendiente a basar o
fundamentar su posición. De hecho, el uso que hacen de la frase “por la misma razón” se
refiere el principio general de la imposibilidad del disponer de las comunicaciones entre
abogado y cliente; no al supuesto del contenido ilegal de éstas, por lo que la afirmación
queda en dogma. Añaden que esto muta a una falacia de simple autoridad reverenda – ad
verecundiam-, por cuanto pretende obtener la razón suficiente apelando al mero respeto
hacia una persona o institución.
Agregan que los autores citados recuerdan el pensamiento de Manzani, en una nota
al pie de página: “por ejemplo, si un defensor deshonesto pretendiera defraudar a su
cliente mediante la entrega de supuestas remuneraciones a los jueces (art. 173, inc. 10,
CP), y se interceptara la pertinente comunicación telefónica” (conf. Cafferatta Nores J.I. –
Tarditti A., op. Cit. t I. pág. 537, nota al pie 1098).
Por ello concluyen que los procesalistas cordobeses sostienen, en rigor, en base al
supuesto que ponen como caso testigo, que la excepción al principio de prohibición de uso
de la escucha y que integra el contenido criminoso de la misma, procede cuando el defensor
realiza una conducta delictiva en contra de su propio comitente. En otros términos, pero en
la misma dirección argumentativa: cede la prohibición cuando el defendido es víctima de
un hecho delictivo cometido por el defensor técnico.
Sostienen que en ningún momento Moyano ejecutó actos delictivos en contra de
quien le había confiado la defensa de sus intereses. Por ello entienden que la motivación del
decreto es insuficiente, se dirige a otras circunstancias y debe dejarse sin efecto el proveído
que utiliza una falsa razón en su justificación.
d). Señala también la defensa, que al tratar el pedido de recupero de libertad en
beneficio de Cristian Julio Moyano, la señora Fiscal de Instrucción refirió expresamente
que “…respecto al cuestionamiento que la defensa efectúa de la declaración testimonial
del perito oficial Gait, sin perjuicio de que no resulta de recibo, lo cierto es que la presente
medida de coerción, se funda en elementos de prueba entre los que no se valora esta
testimonial por lo que el planteo deviene abstracto…” (f. 1080).
Señalan que si bien esa consideración debería exonerarlos de cualquier
manifestación, piensan, con humildad y respeto, que no pueden ni deben consentir el
argumento de la señora Fiscal de Instrucción, sino que, en pos de un diligente ejercicio de
la defensa técnica realizan la siguiente digresión: destacan que la funcionaria, soslayando
su deber legal de motivar sus conclusiones (CPP, 154), e infringiendo el principio lógico de
razón suficiente, omitió exponer las razones por las cuales considera que “…no resulta de
recibo…” la crítica efectuada por los impugnantes.
En segundo lugar, señalan que la señora Fiscal de Instrucción, en el mismo párrafo
incurre en otra omisión de fundamentación al destacar que la prisión preventiva que dicta
“… se funda en elementos de prueba entre los que no se valora esa testimonial…”.
Aprecian que en la nueva resolución, que impone la más grave medida de coerción
personal, la decisión de no valorar la prueba testimonial carece – a su entender- del más
mínimo fundamento legal. Llama su atención que un elemento de prueba que la señora
Fiscal de Instrucción, utilizo para fundar la detención fuera ignorando al ordenar la prisión
preventiva, cuando, como se sabe, en nuestro sistema rige un sistema escalonado en la
materia, que incide en sus requisitos constituyentes. Efectúan otras consideraciones en
similar sentido.
e) Sostienen que la Sra. Fiscal realiza un pronóstico de conductas peligrosas,
partiendo de las que antes hicieran los imputados Moyano y Ghío en torno a la persona de
Milich. Que esa predicción, culmina con la aseveración de la capacidad en el diseño de
modos de actuar que obstaculizan la investigación, que Moyano haya emprendido acciones
tendientes a evitar la declaración de Milich o que este lo hiciera de una manera
determinada. Que en el desarrollo del decreto en cuanto a este tópico el único basamento
para la proyección procesal que formula el decisorio fiscal son las conductas desplegadas
con el supuesto objetivo de incidir sobre el imputado Milich.
Entienden que el argumento esbozado por la Sra. Fiscal, se traduciría en el siguiente
silogismo “…los imputados realizaron, en el pasado, conductas tendientes a obstaculizar
el proceso, por cuanto intentaron evitar que MILICH declare o que lo hiciere de
determinada manera; por lo tanto, si recuperan la libertad, ejecutarán o podrán ejecutar
nuevas acciones de peligrosidad procesal…” (f. 1187 vta.).
Sostienen al respecto que el M.P.F basó su argumentación con un razonamiento que
pertenece al género inductivo, y que para que un razonamiento de este tipo sea fuerte o
razonable es indispensable que cuente, en su constitución con la mayor cantidad de
premisas direccionadas hacia la misma conclusión. Que al observarse el razonamiento
desplegado por la Sra. Fiscal, respecto del pronóstico de peligrosidad procesal, su único
baluarte es el accionar direccionado a incidir, en la persona de Milich, siendo un argumento
que no puede calificarse de robusto o fuerte, que es aquello que debiera exigirse en la
motivación de una decisión institucional.
Exponen diversas premisas, para demostrar la arbitrariedad de la resolución: 1°
premisa; Milich se ajustó a derecho, de la mano de un insólito, ilegal y arbitrario
procedimiento llevado a cabo por el M.P.F, para lograr que Milich, compareciera a estar a
derecho, declarara y además confesara. Remarcan como arbitraria la forma en que se logró
que el coimputado Milich comparezca ante Fiscalía, tildando de irregulares (cuando no
ilegales), los actos realizados por el policía Adrián Gregorio Tabares, en distintas
comisiones encargadas por el M.P.F., a los fines de favorecer el arribo del coimputado
Milich desde Brasil a la ciudad de Río Segundo (entrevistas con la hermana de Milich,
comunicación telefónica de la Sra. Fiscal con el imputado Milich, siendo que en ese
momento carecía de defensor técnico). Como así también el hecho de que el Milich haya
declarado el día 05/01/2018 en presencia de su abogado defensor el que fue designado sólo
para ese acto.
Alegan que siguiendo con el pensamiento inductivo, y solo a los efectos
metodológicos suponer que existió la intención reprochada por sus defendidos, deviene
incontrovertible que luego de la declaración del coimputado Milich, en la que brinda una
extensa versión acerca de los hechos investigados, es con esta materialización del acto
procesal que supuestamente quería evitarse, que se produce la imposibilidad empírica de
sus defendidos para ejercer alguna influencia sobre la persona del Carlos Eugenio Milich.
Como una 2° premisa destacan que los medios de prueba agregados a la causa, son
esencialmente de carácter documental, instrumental y pericial (contratos, ordenanzas,
decretos, títulos, etc.). Lo que les permite aseverar que en este proceso la prueba esencial
ha sido adquirida y que no existe riesgo procesal alguno de que la investigación pueda ser
obstaculizada. Así también alegan, que las pericias ordenadas por la instrucción, ya han
concluido con la producción de los respectivos dictámenes periciales, que también han sido
receptados los testimonios esenciales, arguyendo a favor de sus defendidos que no puede
sostenerse de forma fundada, que pueda existir el riesgo cierto de conductas tendientes a
influir en la voluntad de los órganos de prueba a fin de que logren modificar las
declaraciones prestadas. Que en idéntico sentido los celulares de los imputados fueron
secuestrados, habiéndose realizado sobre ellos diversas operaciones técnicas con el objetivo
de extraer conversaciones entre los coimputados, lo cual ha sido satisfecho conforme los
informes incorporados en los presentes.
Sostienen que dichas premisas, demuestran que no puede justificarse el
encarcelamiento preventivo siendo que la prueba de cargo se encuentra ingresada al
proceso. Tildan el razonamiento de la Sra. Fiscal, como débil, incompleto e infundado.
Bregan por la inexistencia de peligrosidad procesal, sosteniendo que no hay
elementos sobre los cuales la misma pueda materializarse, y que no puede obstaculizarse la
averiguación de la verdad.
Analizan en forma separada el supuesto conocimiento de aquellas maniobras por
parte del imputado Bechis y objetan la siguiente aseveración de la Sra. Fiscal “…si bien en
el decreto de detención de Moyano y Ghío, se analizó únicamente la conducta que éstos
asumieron frente a Milich, pues eran ellos quienes lo hacían de manera activa, con
llamadas telefónicas y audios, lo cierto es que un análisis más detenido de la causa, y la
incorporación de toda la prueba, nos lleva a la convicción de que el intendente Bechis,
estaba perfectamente al tanto de lo que iban haciendo sus compañeros de causa e incluso
Moyano lo consultaba en si estaba de acuerdo o no con los pasos a seguir, por lo que
también en su contra se valora esa conducta entorpecedora. Eso surge claro del a
conversación telefónica mantenida entre Ghío y Moyano (CD 12 -11/12/2017 Origen:
3572691669 Destino: 3572588142, Inicio: 13:46:48 Fin: 13:51:39 entre otras
conversaciones)…” (f. 1081).
Al respecto, alegan a favor de Bechis, que en ninguna parte del resolutorio
impugnado se han expuesto los hechos (o sea “las otras conversaciones”) a las que alude
la Sra. Fiscal, ni las razones por las cuales esos hechos, sustentan lo que formula el M.P.F.
en cuanto a la situación del imputado. Entienden que lo argumentado por la Sra. Fiscal
constituye una afirmación dogmática carente de sustento probatorio, lo que lo descalifica su
validez como prueba de lo que predica.
Sostienen que a pesar de la contundencia con la que la Sra. Fiscal afirma que el
imputado Bechis conocía las conductas de amedrentamiento que habrían tenido como
destinatario al coimputado Milich, en ningún momento describe explícitamente cuáles
habrían sido esas conversaciones o intervenciones ni cómo las habría conocido. En este
sentido entienden, que el M.P.F. no cumple con su deber de fundamentar su decisorio toda
vez que dicho deber no se cumplimenta solamente con la referencia vaga y difusa de que
hay “otras conversaciones”, quebrantando con ese vicio el principio de razón suficiente en
su faz justificativa causando así una motivación insuficiente fruto de dicha omisión.
Sumado a ello, entiende la defensa que se valora de forma arbitraria la conversación
guardada en el CD nro. 12 con número de origen 3572691669 y número de destino
3572588142 (fs. 983/984 vta.), que de dicho contenido, no advierten que se puedan obtener
elementos de prueba que evidencien que el imputado Bechis, conocía de la ejecución del
los actos obstaculizadores de la investigación (en caso de que los mismos hubiesen
ocurrido) por parte de los demás coimputados, o que el mismo hubiere sido consultado
sobre si estaba, o no, de acuerdo con los mismos.
Realizan un análisis de la referida prueba, y asumen que el fragmento de la
conversación a partir de la cual la Sra. Fiscal infiere el estado epistemológico que le endilga
al imputado Bechis, fuere la frase atribuida al coimputado Moyano, en el que le habría
expresado al imputado Ghio “…bueno yo también le tuve que poner a Diego en
antecedentes…” (f. 984), conciben que de ello no se extrae que Bechis tuviera noción
alguna de los actos o acciones vinculados a la persona de Milich y que en ningún apartado
de dicha conversación surgen elucubraciones o maquinaciones de nuestros defendidos que
se dirijan en contra de la presente investigación penal preparatoria y, muchos menos, que
aquellas, en caso de haber existido, hayan estado originadas en consultas o en
conocimientos del imputado Bechis.
Sumado a ello, en defensa de Bechis alegan que si la prueba de que el intendente de
la ciudad de Pilar, se encuentra en la supuesta conversación entre Moyano y Ghío, va de
suyo que aquella sucedió con antelación a que dichos imputados fueran privados de su
libertad con fecha 26.12.2017. Es así que a esa fecha, la Sra. Fiscal había escuchado y
valorado el contenido del CD n° 12, por lo que se cuestionan que si al 26.12.2017, la Sra.
Fiscal no encontró razón o motivo alguno para ordenar la detención del imputado Bechis,
hasta el seis de febrero del corriente año y si se quiere, hasta el día de la fecha, la prueba no
ha mutado en ese orden, que no ha sido colectado ningún medio de prueba que haya
producido siquiera un elemento probatorio que constituya una evidencia nueva, ni indicios
que justifiquen la sospecha de que el imputado Bechis exista peligro procesal de
entorpecimiento, por lo que discrepan con lo resuelto por la Sra. Fiscal, en base a que no
existe razón fundada ni justificativo legal alguno para el dictado de la prisión preventiva de
su defendido. Al respecto expresamente dicen: “…desde el día que decidió
(implícitamente) no detener al intendente Bechis hasta el día en el que, por el contrario,
decidió su detención y horas después su prisión preventiva, la señora Fiscal de Instrucción
no colectó ningún elemento de prueba constitutiva de los indicios que resultan menester
para justificar la sospecha de peligro de entorpecimiento de la investigación, de lo que
deviene que no existió razón alguna para que se dictara la más grave y aflictiva medida de
coerción personal, por lo que no trepidamos en afirmar y sostener que, a todas luces, el
decreto de prisión preventiva del doctor Bechis es fruto de una manifiesta arbitrariedad…”
(fs. 1198/1198vta.).
f). Discrepan con la Sra. Fiscal en cuanto a la supuesta manipulación de la prueba y
obstaculización de la investigación que habrían realizado sus defendidos, entienden al
respecto que estando adquirida en este proceso la comunidad probatoria esencial, cualquier
acto de posible manipulación o adulteración se ve imposibilitado de lograr contra la marcha
de la investigación.
Sostienen que la prueba instrumental adjuntada por el coimputado Milich al ejercer
su defensa material, -poder general amplio- tomado como medio para la alteración de la
plataforma fáctica, que tiene por objeto la realización de “…todos los actos jurídicos y
materiales que sean necesarios para la administración, conservación, edificación y
mejoramiento de dos inmuebles de su propiedad ubicados en la Ciudad de Pilar...”, se
contradice con la sindicación que realiza la resolución que impugnan sobre la intención de
alterar la plataforma fáctica del andamiaje acusatorio. Que si no podían ejecutarse actos de
disposición, entonces, el objeto sobre el cual recae la presente investigación no podía salir
del patrimonio de Milich. Ya que este conservaba su propiedad. Que nada podría alterarse
sin el consentimiento del referido imputado. Consecuentemente no podría alterarse la
plataforma fáctica. Con ello ya debiera tenerse por demostrado los débiles cimientos sobre
los cuales se construye este tramo de la argumentación fiscal.
Resaltan que la comunidad de la prueba demuestra que la plataforma fáctica no
podía ser alterada a tenor del instrumento (poder general amplio de Milich a Ghio) que se
menciona como destinatario a ese fin. Entienden que si el supuesto hecho de defraudación
al Municipio de Pilar, como recoge la pieza acusatoria, ya se había producido como
consecuencia de la venta y/o cesión de derechos posesorios, entonces el distracto de la
operación (para lo cual era necesario el poder) no modificaba el “factum” delictivo, habida
cuenta de haberse producido con anterioridad la consumación del delito en cuestión. Que
así por ejemplo si en algunas de las defraudaciones previstas en la ley penal, cualquiera
fuere, luego de obtener la disposición patrimonial lesiva el sujeto activo restituyere a la
víctima la cosa objeto de su acción, ese acto, en razón de no poder ser considerado un
desistimiento, no borraría los efectos jurídicos penales de su ardid y consecuentemente, no
lograría su impunidad. Que tampoco podría decirse válidamente que eso significaría alterar
la plataforma fáctica, por lo que las conductas relativas al mentado poder tampoco
implicaban alterar o impedir la correcta marcha de la investigación.
g) Por último, cuestionan el punto al que la Sra. Fiscal encabeza como “gravedad
institucional”, y hace alusión q actos de amedrentamiento que, en el devenir de la causa,
habrían sido cometidos contra la Sra. Fiscal luego de la detención del imputado Moyano.
Enfatizan que los argumentos expuestos por la Fiscalía, no poseen eficacia
convictica para sostener fundadamente que constituyan indicios que justifiquen la sospecha
de peligro procesal de entorpecimiento en el proceso por parte de sus defendidos.
Sostienen que no existe elemento alguno que permita justificar externamente la
relación entre las premisas fácticas que integran la hipótesis acusatorias de los proceso
“Ghio” y “Bonsignore” con los coimputados Bechis y Moyano, tras entender la ausencia
de presupuestos necesarios para señalar en cabeza de sus asistidos la peligrosidad procesal
que cuestionan.
Es así que con relación a la causa “Ghio (padre)” bregan por la total ausencia de
elemento probatorio alguno que permita vincular en los mismos, en cualquiera de las
formas de participación criminal o de otra naturaleza, a sus defendidos. Alegan que no
puede soslayarse, que del registro obtenido de las líneas telefónicas intervenidas no surgen
ningún dato probatorio que permita tan siguiera conjeturar que el obrar de Ghio padre esté
relacionado con tan siquiera alguna palabra de Bechis y Moyano. Que de la lectura de las
copias certificadas de los autos no es posible inferir siquiera la participación de Pablo Iván
Ghio, como se explica que sujetos menos relacionados al supuesto autor puedan haber
instigado, auxiliando o cooperando con las acciones que a este último se le endilga. Que
por ende si no puede vincularse al hijo, con mayor razón debe aceptarse esa conclusión con
terceros.
Con iguales motivos, y en idéntico correlato sostienen sus argumentos en relación al
proceso penal que tiene a la Sra. Bonsignore como supuesta autora. Alegan al respecto que
del análisis de la prueba, se demuestra la ausencia de conexión de los imputados en ese
proceso. Que la acción emprendida, habría sido ejecutoriada solo por Bonsignore y en su
supuesta ejecución no hay rastro alguno de sus defendidos. Que de hecho a esa altura el
imputado Moyano ya se encontraba privado de su libertad. Empero, si se sostuviera que la
conversación existente entre los hermanos de Bechis constituye alguna prueba que
relacione el doctor Bechis con el supuesto obrar de su cuñada, tal afirmación no podría
prosperar. Que si bien se le atribuye al imputado Bechis la frase “hacer algo fuera de la
cuestión judicial” no necesariamente implica que ese hacer sería la comisión de un delito.
Y ello más aun cuando de las propias conversaciones telefónicas surge la intención
de los imputados o de parte de ellos de denunciar a la Sra. Fiscal ante el Tribunal de Ética
de Magistrados y Funcionarios Judiciales. Entienden que repele el sentido común que
siendo Bechis el intendente de la Municipalidad de Pilar, haya enviado a su cuñada a
amedrentar a la encargada de investigarlo.
Afirman también que los actos que se ventilan en la causa “Bonsignore” no pueden
ser considerados como actos de amedrentamiento en contra de la señora Fiscal, ya que a
criterio de los oponentes, no surge que las mencionadas expresiones tengan ni la seriedad
ni la gravedad que requiere el tipo penal de las amenazas. Añaden que Bonsignore en
ningún momento invocó la situación de su pariente político, sino que por el contrario habría
invocado a terceros con quienes no se encuentra relacionada por el vínculo del matrimonio.
Por lo que concluyen, solicitando se haga lugar al planteo opositor, ordenando el
cese de la prisión preventiva de sus defendidos, los imputados Cristian Julio Moyano y
Diego Alejandro Bechis (1179/1207vta).
VI) Que a f. 1219, la Sra. Fiscal de Instrucción mantuvo su criterio, elevando las
actuaciones a esta instancia.
VII) Con fecha 22.02.2018 comparecen el Dr. Cristian Ayan y el Dr. Marcelo Brito,
en ejercicio de la defensa técnica de los imputados Bechis y Moyano, a los fines de hacer
presente que: I) el día 21.02.2018, al presentarse el Dr. Ayan ante la mesa de entradas de la
Fiscalía de Instrucción de esta sede, con el propósito de presentar el escrito titulado
“solicitan audiencias”, fueron atendidos por una empleada –cuyo nombre y apellido
desconocen- de la Fiscalía, al presentar el escrito de referencia, no se procedió a insertarle
el correspondiente cargo, sino que la empleada ingresó al interior de la Fiscalía y retornó
instantes después manifestando por disposición de la Sra. Fiscal que no se recibiría el
mencionado escrito defensivo porque la causa se encontraba ante este Tribunal. Y que
luego de que el presentante solicitara a un colega que se encontraba en la Sede, que lo
acompañara hasta la referida mesa de entradas de Fiscalía, para reiterar su presentación en
presencia de una tercera persona y anoticiar lo sucedido a la presidenta del Colegio de
Abogados de la delegación de Río Segundo, su escrito fue recibido. II) Que atento haberse
notificado sorpresivamente del requerimiento de citación a juicio formulado por la Sra.
Fiscal, a un día de la presentación –oposición a la prisión preventiva- que nos ocupa,
entienden que la misma representante del M.P.F. ha considerado que la investigación penal
preparatoria ha sido cumplida. Por lo que a su ver, si la propia Sra. Fiscal considera
expresamente en la pieza acusatoria que en este proceso penal la investigación se encuentra
cumplida, entonces, entienden que con esa declaración desaparece el riesgo o el peligro
procesal de entorpecimiento de la investigación que la misma funcionaria judicial declara
existente en el decreto que ordena la prisión preventiva de Bechis y Moyano. Aclaran que
lo expuesto no implica renunciar en absoluto o desistir de los agravios expuestos
precedentemente, presentando una alternativa de solución jurídica que converge hacia un
mismo punto: la cesación de la prisión preventiva de sus defendidos. III) Alegan que luego
de presentar en Fiscalía de Instrucción la impugnación que hoy nos ocupa, tuvieron
conocimiento de hechos que conforman según su apreciación, indicios unívocos que
conforman la convicción de la propia defensa, de que el decreto de detención del imputado
Bechis, primero y el inmediato dictado del decreto que ordena su prisión preventiva,
después, son el fruto de un hecho que hasta ahora permaneció oculto en la investigación
penal preparatoria que la Sra. Fiscal ha dado por concluida.
Sostienen que al día 26.12.2017, la Sra. Fiscal de Instrucción había escuchado la
totalidad de las grabaciones telefónicas y, sin embargo, en oportunidad de ordenar ese día la
detención del imputado Moyano y Ghío, no ordenó la del imputado Bechis. Tampoco
ordenó la detención de éste luego de haberse materializado el supuesto hecho que se le
atribuye a su cuñada María Anabel Bonsignore. Que según surge de la causa, la Sra. Fiscal
ordenó la detención del imputado Bechis en base a un decreto impreciso, que no expondría
el verdadero motivo por el cual la Sra. Fiscal de Instrucción ordenara la referida medida de
coerción.
Al respecto sostienen que la Sra. Fiscal, se preocupó por introducir a la causa
fotocopias de los procesos iniciados contra Ghio “padre” y Bonsignore, por supuestos
hechos cometidos en su contra, y en los cuales interviene en su investigación otro fiscal y
llamativamente omitió introducir al proceso fotocopias de un expediente cuya existencia y
contenido conoce acabadamente: el expediente nro. 18-0008, sustanciado ante la justicia
administrativa municipal de la faltas de la ciudad de Pilar caratulados “BAULIES, Patricia
María –labores de perforación de instalación sanitaria y excavación para desagüe
pluvial. Infracción Ordenanza nro. 1258 y 1705, ítems nro. 2.4.1 Código de Faltas” cuya
fecha de inicio es el día 05.02.2018, o sea el día anterior a la fecha del decreto de detención
del imputado Bechis. El día en el que se labró el acta de constatación de la infracción, la
Sra. Jueza de Faltas interviniente libró cédula de notificación del inicio de referidas
actuaciones y de emplazamiento para que en el término de cinco días hábiles de recibida la
presente, la supuesta infractora concurriera ante el Tribunal interviniente a efectos de
ejercer su derecho de defensa presentando su descargo, sin perjuicio de detener el avance
de la obra (fs. 1258/1261vta.).
Y CONSIDERANDO: I) Encontrándose satisfechas las exigencias de los arts. 338
y 336 del CPP y abierta entonces la competencia de este Juzgado de Control, se analizarán
los cuestionamientos formulados por la defensa del imputado, únicos extremos a los que se
circunscribirá el examen (art. 456, CPP), habida cuenta que, en razón del principio
dispositivo que rige en materia impugnativa, el límite de contralor va a estar dado por los
agravios exhibidos por el oponente, los cuales constituyen el perímetro legal que acota la
competencia funcional de este Tribunal.
II) Asimismo, y luego del examen de la causa, no se advierte ninguna causal de
nulidad según las hipótesis previstas por el art. 186 del CPP.
III) Antes de ingresar de lleno al núcleo de análisis de los agravios, corresponde
referir que nuestro sistema procesal establece que la coerción personal del imputado, como
medida cautelar, requiere la concurrencia simultánea de dos presupuestos: en primer lugar
es necesario la existencia de pruebas de cargo de la comisión de un delito en su contra
("fumus bonis iuris"), y en segundo lugar se exige la existencia del grave peligro –por lo
serio y probable- de que si no se impone la coerción, el imputado frustre algunos de los
fines del proceso (“periculum in mora”).
IV) Los oponentes se agravian en síntesis, por considerar que hay ausencia de
peligrosidad procesal, que de fundamento a la medida de coerción, y exponen los siguientes
puntos en los que basan su postura: a) Interpretación de la ley penal procesal penal que
admite, en materia de coerción penal la existencia de actos de peligrosidad procesal
realizados por quien no reviste la condición de imputado al momento de su ejecución.
b) Objetan la valoración de la Fiscal, de la actividad y ejercicio de defensa técnica del
imputado Moyano, como indicador de riesgo procesal.
c) Cuestionan la validez en la obtención y posterior valoración de las conversaciones entre
el imputado Ghio, y en ese entonces su abogado defensor, el imputado Moyano.
d) Ausencia de relevancia, en lo que a la peligrosidad procesal se refiere, del testimonio del
perito Gait.
e) Arbitrariedad del decreto impugando.
f) Objetan la manipulación, por parte de Bechis y Moyano, de la prueba y de
obstaculización de la investigación.
g) Niegan relevancia como indicador de riesgo procesal de los actos de amedrentamiento
sufridos por la Sra. Fiscal de Instrucción, que ésta valora bajo el título de “Gravedad
institucional”.
Debe decirse, preliminarmente, que la peligrosidad procesal “es el riesgo que la
libertad del imputado puede entrañar para los fines del proceso seguido en su contra, esto
es, su posible afectación de los objetivos de descubrimiento de la verdad real –
interponiendo obstáculos para su logro- y de actuación de la ley penal sustantiva –
impidiendo el normal desarrollo del juicio o el cumplimiento de la pena eventualmente
impuesta, al sustraerse de la autoridad”. (Cafferata Nores, José I. y Tarditti, Aída, Código
Procesal Penal de la Provincia de Córdoba Comentado, Tomo I, Pag. 649), dichos
presupuestos constituyen la razón fundamental por la que puede privarse de la libertad al
sometido a proceso por un delito respecto del cual, por expreso mandato constitucional,
debe ser tenido por inocente hasta que se demuestre lo contrario.
El análisis de tal riesgo corresponde efectuarlo conforme las directrices fijadas
recientemente por la Sala Penal, del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, en los autos
“Loyo Fraire" (S. n° 34, 12/3/2014), como así también por los lineamientos expuestos en
numerosos precedentes de la Cámara de Acusación de Córdoba (“Maza”, A. nº 338,
03/11/2006; “Irusta”, A. nº 182, 01/07/2008; “Ferreyra”, A. nº 22, 27/02/2009; “Díaz”, A.
nº 669, 22/12/2014, entre muchos otros), en tanto ambos tribunales establecen que el mérito
procesal para el dictado de una prisión preventiva debe estar vinculado a la existencia de
indicadores de peligro procesal concretos, esto es, aquellos que permiten inferir riesgos
objetivos de entorpecimiento de la investigación o de elusión de la acción de la justicia.
V) Seguidamente se analizaran, entonces, los planteos opositores:
a) Interpretación de la ley penal procesal penal que admite, en materia de coerción
penal la existencia de actos de peligrosidad procesal realizados por quien no reviste la
condición de imputado al momento de su ejecución.
La defensa afirma que sólo pueden considerarse indicios válidos de peligrosidad
procesal, aquellas conductas del sujeto posteriores a su imputación formal en la causa, y a
partir de ello, objeta que la Fiscalía haya tenido en cuenta datos de sucesos anteriores a tal
imputación.
Adelanto que es equivocada la postura defensiva, y que por el contrario, le asiste
razón a la Sra. Fiscal. Tanto es así, que el mismo Código procesal, al enunciar un catálogo
no taxativo de indicios de peligro procesal, nos indica casos en los que se tienen en cuenta
conductas o circunstancias previas a su imputación formal en una causa (art. 281 bis inc. 1,
2 y 3 referidos a la circunstancia y naturaleza del hecho, a la falta de arraigo, a su
comportamiento en procesos anteriores, el art. 281 ter, inc. 2 que tiene en cuenta el lugar
ocupado por el sujeto en la cadena de comercialización de estupefacientes, entre otros).
La Dra. Baulíes expone –como lo reconocen los propios impugnantes- a título
ejemplificativo, una serie de casos demostrativos de que los indicios de riesgo susceptibles
de ser tenidos en cuenta para fundar una medida cautelar, no se restringen al período
temporal posterior a la imputación del sujeto. De la lectura del decreto impugnado, no surge
que la Fiscal haya pretendido que tales situaciones fueran aplicables a este caso concreto, ni
que ella así las haya valorado.

La defensa procura demostrar, analizando cada uno de ellos en particular, que


ninguno de los supuestos mencionados por la Sra. Fiscal resultan procedentes en esta causa,
sin advertir que ellos no fueron los indicadores de riesgo que en concreto, tuvo en cuenta el
Ministerio Público Fiscal para ponderar la situación procesal de los imputados Moyano y
Bechis, puesto que –reitero- sólo fueron expuestos de forma meramente ejemplificativa, por
lo que las objeciones defensivas deben ser rechazadas.

b y c). A continuación analizaré de manera conjunta los dos siguientes puntos de


agravios defensivos, dado que ellos se relacionan estrechamente:
Agravio causado por la valoración de la Fiscal, de la actividad y ejercicio de defensa
técnica del imputado Moyano, como indicador de riesgo procesal y, el agravio fundado en
la validez en la obtención y posterior valoración de las conversaciones entre el imputado
Ghio, y en ese entonces su abogado defensor, el imputado Moyano.
A fin de analizar estos planteos, es necesario precisar que el marco legal que regula
las intervenciones de las comunicaciones –entre ellas las telefónicas- en nuestra provincia,
al igual que en la generalidad de las legislaciones procesales de nuestro país, es sumamente
escueto.
En primer lugar el art. 46 de la Constitución provincial garantiza el derecho a la
libertad y a la privacidad de las comunicaciones, al establecer: “El secreto de los papeles
privados, la correspondencia epistolar y cualquier otra forma de comunicación personal
por el medio que sea, es inviolable. La ley determina los casos en que se puede proceder al
examen o interceptación mediante orden judicial motivada”.
En ese marco, el art. 216 del CPP dispone que “El Tribunal podrá ordenar por
decreto fundado, bajo pena de nulidad, la intervención de las comunicaciones del
imputado, cualquiera sea el medio técnico utilizado, para impedirlas o conocerlas”.
Por su parte el art. 212 del CPP prohíbe, bajo pena de nulidad, “el secuestro de las
cartas, documentos o grabaciones que se envíen o entreguen a los defensores para el
desempeño de su cargo”, con el fin de garantizar el ejercicio eficaz del derecho defensa y
salvaguardar el secreto profesional.
Pero no contamos con ninguna normativa –permisiva o prohibitiva- respecto de la
incorporación al proceso de datos obtenidos a partir de la interceptación de las
comunicaciones telefónicas entre una persona imputada y su abogado defensor, que como
en el caso que nos ocupa, fueron hallazgos casuales.
No obstante, la garantía del derecho de defensa, comprensiva del derecho del
imputado de comunicarse “libre y privadamente con su defensor” (art. 8.d. de la CADH),
impone una especial y mayor protección a tales comunicaciones, de modo que la regla
debería ser la imposibilidad de su inserción en el proceso y de utilizarlas como prueba en
contra del imputado.
Se encuentran aquí implicados derechos y fines constitucionales que entran en
colisión, lo que exige realizar un balance entre ambos para determinar si la afectación de
uno de ellos, en post del otro, se encuentra debida y razonablemente justificada en el caso
concreto. Así, por un lado, concurre el derecho de defensa consagrado a nivel
constitucional y convencional y el derecho a la privacidad (art. 18 y 19 CN, art. 40 Const.
Pcial., art. 8.2 CADH, art. 14.3 PIDCP) y por otro, el principio constitucional de afianzar la
justicia contenido en el Preámbulo de la Constitución Nacional, el que en el marco del
derecho penal implica la necesidad de investigar, juzgar y sancionar el delito. Este balance
debe hacerse teniendo en cuenta que aun aquellos derechos fundamentales que gocen de
una protección privilegiada –como lo son el derecho de defensa y de la privacidad-, no son
derechos absolutos, sino que por el contrario admiten limitaciones en función de la
protección de otros derechos o valores que se consideran igual o más relevantes (art. 28
CN). A su vez, tales limitaciones deberán ser reguladas mediante una ley que reglamente –
razonablemente- el ejercicio de esto derechos.
Pero como hemos visto, en este caso no existe en nuestro ordenamiento procesal
una norma que específicamente regule la situación aquí planteada. De manera que se
impone evaluar si, en este caso concreto, resulta razonable admitir la restricción de los
derechos de defensa –comprensivo del derecho del imputado de poder comunicarse
libremente con su defensor- y del derecho a la privacidad de las comunicaciones entre
ambos, que involucra además la protección del secreto profesional. Tal razonabilidad
impone asimismo verificar si la excepcional afectación del derecho es proporcional al
beneficio que reporta respecto de la concreción del otro valor puesto en juego, en este caso
el objetivo y principio constitucional que impone afianzar la justicia.
Teniendo en cuenta estos parámetros, estimo que la regla enunciada más arriba que
imposibilita la incorporación al proceso de las comunicaciones entre abogado y cliente -y la
consecuente imposibilidad de utilizarlas como prueba en contra del imputado-, puede
admitir excepciones en casos especiales en los que justamente, se ponga en jaque el
afianzamiento de la justicia. Así, es posible que los registros de estas comunicaciones
ingresen válidamente a la causa, en los supuestos en que de las escuchas se evidencie un
contenido ilícito que puede ser llevado a cabo por el imputado o por el propio abogado
defensor, con relación a la causa y al hecho que se investiga (conf. con Cafferata Nores,
José –Tarditti, Aída, Código Procesal Penal…, op. cit., tomo 1, pág. 537). Más aún
cuando, luego el mismo abogado resulta imputado como partícipe necesario en el hecho.
Si bien la escucha de estos diálogos entre defensor y cliente fueron hallazgos casuales,
puesto que las intervenciones no se dispusieron con esta finalidad, ello, no obstante, no
varía la circunstancia de que al momento de ocurrir las conversaciones aquí objetadas, el
imputado Moyano actuaba como defensor técnico de los dos imputados –Ghio y Bechis-
cuyos teléfonos fueron intervenidos. Es por ello que el planteo defensivo abarca no sólo a
las conversaciones entre Moyano y Ghio, sino que debe hacerse extensivo a las mantenidas
por el imputado Bechis con Moyano, dado que ambas situaciones son idénticas.
Como se ha reseñado más arriba, existe una fuerte tensión entre la admisión de los
registros de estas intervenciones de comunicaciones y la protección del ejercicio de la
defensa efectuada por el letrado, que supone un actuar en defensa de un interés particular.
Sin embargo, si bien puede ser dificultoso definir los límites de este actuar, resulta posible
identificar cuando tal ejercicio de la defensa se enmarca, aún con excesos, en los límites de
la legalidad, y cuando los sobrepasa.
En tal sentido, el contenido criminoso o antijurídico que justifica la excepcional
valoración procesal de estas conversaciones, no queda necesariamente restringido a una
única hipótesis como lo pretenden los oponentes, quienes a partir de un ejemplo citado por
los autores Caferatta Nores y Tarditti (arriba citados), entienden que sólo es dable valorar la
comunicación entre el abogado y el cliente, cuando el primero demuestre un accionar
perjudicial dirigido contra el propio imputado cuyo defensa ejerce (este razonamiento
defensivo constituye una falacia de generalización apresurada, ya que a partir de un único
caso que se formula a título meramente ejemplificativo, se concluye en la formulación de
una regla general).
Por el contrario, tal ilicitud por parte de quien actúa como defensor, puede adquirir
otras connotaciones, que por caso pueden redundar en conductas antijurídicas
entorpecedoras de la investigación penal y en consecuencia, atentatorias del debido proceso
y de su normal y regular desarrollo como medio para afianzar la justicia en el caso
concreto.
Esto es lo que acontece en la presente causa, como se desprende de los párrafos de
las siguientes escuchas telefónicas, que demuestran la intención y las acciones de los
imputados tendientes a entorpecer el proceso (se transcriben solamente las siguientes a fin
de exponer ejemplificativamente, los supuestos fácticos a los que se alude arriba, pero
estimo relevante señalar que obran en los registros de las escuchas numerosas
conversaciones en similar sentido –ver fs. 907 a 1005):
“CD 12 –Fecha: 11.12.2017: Diálogo entre Pablo Ghio y Cristian Moyano –hora 10.39
C. Moyano: che ahí hablé con Milich que a su vez me dijo que habló con vos
P. Ghio: me acaba de llamar, si
…C. Moyano: eh bueno no sé qué decirte, este dice o me solucionas hoy o voy y digo
todo… que esto que el otro… (Continúa el diálogo)
P. Ghío: ¿y no hay forma de tranquilizarlo?
C. Moyano: y en esta situación que esta no sé… salvo que nos vayamos a Brazil… no sé si
allá va… si eso va a ser mejor o para peor
P. Ghio: ¿hay alguna posibilidad de que …o sea tenés alguna certeza que…?
C. Moyano: lo que le dije el es si vos vas y confesás no te va a aliviar la situación, vas a
seguir encanado me entendés?, o sea encanado… es decir sujetado al proceso
P. Ghio: claro
C. Moyano: bueno entonces yo voy y le digo a la Municipalidad que quiero devolver los
terrenos y listo… entonces ese sería el punto… ahora bien… ehh te digo estoy asi como en
un torbellino en este momento de digo la verdad pero por ahí no sería malo incluso
después hacerte una venta ya directamente a vos bien hecha digamos no te digo por seis
millones… pero algo más dibujado …más prolijo (continua la conversación)
C. Moyano: y la otra decirle mirá macho yo te ayudo con el negocio viste… pero haceme la
gamba en esta brecha” (fs. 982 vta. y 983)
“CD 20 –Fecha 19.12.2017 –Diálogo entre Ghio y Moyano –Hora19.21
C. Moyano: Pablosky
P. Ghio: Hola hermano como estas? No llegué a atender
C. Moyano: estuve hablando con el abogado de Milich
P. Ghio: si
C. Moyano: y sostiene el negocio eh? Se la banca
P. Ghio: compró la idea
C. Moyano: aparentemente si, bueno el guaso este aparentemente lo conoce al perito que
hizo la pericia y dice que es un reverendo hijo de puta pero dice que él tiene forma de
hacerlo retractar de lo que dijo y porque es en el colegio de martilleros y que se yo…
bueno…quiere, dice que va a analizar y bla bla bla que en principio no lo haría volver
para atrás a Milich” (fs. 1004)
“CD 4 –Fecha: 13.12.2017: Diálogo entre Diego Bechis y Cristian Moyano – hora 13.36.
D. Bechis: Hola
C. Moyano: Si. Diego
D. Bechis: Hola Cristian, como andas?
C. Moyano: ahí escuché el audio tuyo porque recién ahora lo veo, no sé a la hora que me
lo mandaste porque estoy volviendo de Río Tercero y por ahí no engancha la señal cuando
nosotros hablamos era más o menos las nueve y media de la mañana no?
D. Bechis: si por ahí.
C. Moyano: y yo te había dicho que no era una detención sino que era allanamiento
D. Bechis: si, allanamiento
C. Moyano: si, bueno es lo último que tengo, después hablé con el abogado de Milich puso
un abogado Milich
D. Bechis: ajam
C. Moyano: y bueno quedamos de juntarnos para ver diseñar esa vuelta atrás de la
operación digamos no?
D. Bechis: claro
C. Moyano: después hablé con la madre de Pablo que dice qué que hace, si lo saca al
alambrado que tiene miedo que lo metan preso, que se yo, le digo mira yo creo que este
allanamiento fue en venganza de que no pudo ejecutar ella el sacar los alambrados como
le planteamos esa oposición le plateamos una serie de cosas entonces viste la bronca que
le dio digamos que hizo allanar al pedo porque si vos ya estabas enterado de la imputación
allanarte después obviamente que si tenés algún papel en tu casa que sea comprometedor
lo vas a sacar a la mierda o sea que sabía que en los allanamientos no iba a obtener nada
pero fue una forma de mortificar y de presionar por la frustración que le dio de no haberte
podido encanar por el tema de los alambrados pero bueno están cagados me llaman cada
treinta segundos viste la madre, él, todo, yo lo que estoy esperando ahora es el abogado de
Milich a ver que me parece que es un pendejo así bien pelotudo así que lo voy a poder
manipular pero para avanzar con ese tema de dejarlo atrás al asunto en un momento
dado Milich había dicho que no, que no lo quería devolver ahora o sea es un histérico,
maricón hijo de puta el lunes me hartó las pelotas que quería devolver el terreno, ayer le
mando un audio y me dice bueno no sé mi abogado me va a decir si me conviene, hoy le
dice al Pablo no, a mí la verdad que devolverlo no me conviene y después me habla el
abogado, bueno parece un pendejo manipulable, ya lo manipulé, lo manipulé… o sea lo
que yo le dije lo que te conviene hacer es esto y esto y dice si, bueno bueno, lo hablemos, es
de Villa María el chico, así que bueno vamos a hacerlo así, lo vamos a combinar como…
Sigamos con el plan original digamos
D. Bechis: claro, y lo otro mañana nos juntamos a las once entonces.” (fs. 940 vta. y 941)”
De este párrafo se extrae que las acciones propuestas evidentemente superan una
mera estrategia defensiva enmarcada en los carriles legales del procedimiento penal, para
configurar conductas antijurídicas atentatorias de la normalidad de dicho proceso.
En la misma conversación, se registran los siguientes comentarios en alusión a la
Fiscal de Instrucción:
“C. Moyano: ya te da la pauta que es una mina complicada
D. Bechis: si, si
C. Moyano: ideal sería también hacerle sentir la presión política no?
D. Bechis: si, si también todo, hay que usar todas las armas ahora porque ha tenido muy
mucha maldad con nosotros esta mujer” (fs. 944 vta.).
Este actuar excede ampliamente lo que los oponentes dicen que no fue otra cosa que
la asunción por parte del abogado Cristian Moyano, del amparo de un interés particular,
deber que le venía impuesto por su desempeño profesional como letrado defensor. Por el
contrario, el tenor de las estrategias que pergeña y propone a sus clientes resultan
susceptibles de ser considerados válidamente como indicadores de riesgo procesal.
Asimismo la ilicitud del contenido de estas conversaciones, de la que participan los
imputados, repárese que tanto Ghio como Bechis consienten la realización de conductas
dirigidas a influenciar al coimputado Milich, a su abogado como al perito que intervino en
la causa, y que Bechis acepta la propuesta de “hacerle sentir a la fiscal la presión
política”, revisten una especial gravedad, y esta última, en particular, no se limita a la sola
obstaculización del proceso sino que supone, además, violentar el respeto por las
instituciones y atentar contra la independencia del poder judicial.
Tal situación, configura una hipótesis de excepción que hace razonable y
proporcional al fin que se procura satisfacer, la afectación que se produce del derecho de
defensa y del derecho a la privacidad de la comunicaciones entre abogado e imputado, con
las proyecciones que aquí se expusieron. Esto hace procedente en este caso, admitir la
incorporación al proceso de tales conversaciones, y su valoración como indicador de riesgo
procesal respecto de los imputados, que es actual, y serio puesto que tanto Moyano como
Bechis, dada su actividad política y desempeño institucional –uno Asesor de la
Municipalidad de Pilar y el otro intendente-, pueden contar con recursos y redes de
vínculos personales que posibilitarían concretar sus propósitos.
d) Ausencia de relevancia, en lo que a la peligrosidad procesal se refiere, del
testimonio del perito Gait. Sobre esta crítica defensiva, corresponde decir que los oponentes
no hacen sino poner de manifiesto su postura respecto de la relevancia probatoria como
indicio de peligrosidad procesal del testimonio del Perito Gait obrante a fs. 513/514. Como
ellos mismos lo refieren, sus apreciaciones responden a lo que estiman propio de un
correcto ejercicio de la defensa, que les impone poner de resalto aspectos que consideran
objetables en torno a la actividad argumentativa de la Fiscalía, esfuerzo que, no obstante
luce inconducente a los fines de la oposición ya que la Sra. Fiscal, al dictar la prisión
preventiva, no valoró tal testimonio como indicador de riesgo procesal. Es por esto que
no corresponde hacer ninguna otra consideración sobre el punto, ya que es un planteo
abstracto a los fines procesales.
e) Arbitrariedad de la resolución que ordena la prisión preventiva
Aducen los oponentes que la resolución se basa en un razonamiento inductivo, que
se traduciría en el siguiente silogismo: “…los imputados realizaron, en el pasado,
conductas tendientes a obstaculizar el proceso, por cuanto intentaron evitar que MILICH
declare o que lo hiciere de determinada manera; por lo tanto, si recuperan la libertad,
ejecutarán o podrán ejecutar nuevas acciones de peligrosidad procesal…” (f. 1187 vta.).
Sostienen que un razonamiento inductivo, para ser fuerte debe contar con la mayor
cantidad de premisas direccionadas en un mismo sentido, que sustenten la conclusión y
señalan que el razonamiento de la Fiscal respecto del pronóstico de peligrosidad procesal
no tiene más que un único fundamento que es el accionar direccionado a incidir en la
persona de Milich.
No obstante, su planteo parcializa los términos del pronunciamiento de la Sra.
Fiscal, aislando sus expresiones del contexto evaluado, que permanece incólume, ya que
alegan defectos en la constitución del argumento inductivo, pero dejan en pie las premisas
que lo sustentan. Por ello el grado de probabilidad afirmado en torno al riesgo para el
desenvolvimiento del proceso no resulta comprometido por este embate. La sola referencia
a la cantidad de las premisas, intentando darle una entidad particular en el discurso, no pasa
de constituir una afirmación retórica basada en el montón o en la cantidad, lo que no es
jurídicamente relevante para alterar la subsunción legal del caso. Además la afirmación
defensiva, no se ajusta a las razones brindada por la Fiscal ni a los datos que surgen de la
causa.
Los oponentes omiten mencionar en su objeción que la Fiscal expuso dos grupos de
indicios de peligrosidad: a) manipular la prueba de la causa y b) entorpecer el proceso,
tratando de evitar que declare uno de los imputados, mediante acciones concretas y
consumadas, consistentes en el amedrentamiento y el engaño.
De manera que las maniobras de los imputados Moyano y Ghío tendientes a influir
sobre Milich, -que eran conocidas y avaladas por Bechis, como se verá más adelante-, no
fueron el único indicador de riesgo procesal apuntado por la Fiscalía. Por el contrario, la
Fiscal destacó en el primer indicio, el esfuerzo de los imputados en procura de modificar el
marco jurídico que se le había dado a la presunta venta de los terrenos a Ghío, y añadió,
finalmente, el examen de otras situaciones de gravedad institucional e indicativas, también,
de riesgo procesal.
No se advierte incorrección en el razonamiento pues la Fiscal arribó a la conclusión
de que a partir de los actos entorpecedores ejecutados por los imputados respecto de Milich,
es probable que, permaneciendo en libertad, ellos puedan reeditar tales conductas. Así, la
Fiscal esgrimió a una serie de datos que dan cuenta de un obrar concreto y comprobado en
la causa por parte de Ghio y Moyano. Estos no solo que mantenían conversaciones con
Milich con el fin de influir en él, sino que también Moyano se comunicó con el defensor de
este para “manipularlo” –como él mismo lo dice-, le remitieron a Milich un poder a favor
de Ghío para que lo firmara y dinero para los gastos que ello le causara.-
Esas conductas, que de modo serio, concurrente y grave, perseguían un mismo
objetivo son, cada una de ellas, en forma individual, indicadores de riesgo procesal. En
consecuencia, que la Fiscal las haya agrupado en un único indicio genérico –influir sobre
Milich- no mengua la entidad demostrativa de todo lo que los imputados son capaces de
hacer con miras a lograr sus objetivos de entorpecer el normal desarrollo del proceso.
A los fines de sostener que existe peligro procesal, el código exige que se hayan
comprobado en la causa, concretamente, la realización por parte de los imputados de
conductas de entorpecimiento. Aquí tales conductas, como ya se dijo, no han consistido en
un solo y único acto o acción aislada, sino que por el contrario, fueron varias y con distintas
modalidades. A partir de ello, la inferencia que afirma como probable que el futuro, y
estando en libertad, los imputados puedan volver a tener tales actitudes, no resulta absurda
ni irrazonable, y respeta las reglas formales del razonamiento inductivo.
Por otro costado, la defensa arguye también a fin de demostrar que el razonamiento
de la Fiscal es arbitrario, que al haber declarado el coimputado Carlos Eugenio Milich,
brindando su versión acerca de los hechos investigados, y encontrándose los demás medios
de prueba agregados a la causa, la prueba esencial ya ha sido adquirida y no existe riesgo
procesal alguno de que la investigación pueda ser obstaculizada. Lo que reiteran en el
escrito presentado con fecha 23.02.18 (fs. 1258/1261vta.) y postulan que ha desaparecido el
riesgo o el peligro procesal de entorpecimiento de la investigación que la Sra. Fiscal declara
existente en el decreto que ordena la medida de coerción de Bechis y Moyano, ya que se
dictado requerimiento de citación a juicio en el cual la propia Fiscal considera que la
investigación se encuentra cumplida.
Sobre el punto, no le asiste razón a la defensa, toda vez que el peligro de un
accionar intimidatorio no desaparece por el hecho de que los testigos, peritos, coimputados,
etc., ya hayan declarado durante la etapa investigativa, puesto que resta aún de realizarse el
debate, etapa procesal de fundamental importancia y que debe asimismo ser cautelada (TSJ,
“Vaca Pallares”, S. nº 143, 18/4/2016). Tampoco se advierte que estos riesgos se
disminuyan o neutralicen teniendo en cuenta las condiciones personales de los imputados,
que si bien no han sido expuestas por la defensa, no lucen como disuasivos de los riesgos
de entorpecimiento ya mencionados. De modo que la arbitrariedad que denuncian en este
punto no es tal, y no pone en jaque el decisorio fiscal.
Alega, además, la defensa que las argumentaciones de la Fiscal sobre el
conocimiento que el imputado Bechis tendría de las conductas entorpecedoras del proceso
no encuentran sustento probatorio, y que la mención de la Fiscal a la conversación entre
Ghio y Moyano, (quien le dice que “tuvo que poner a Diego en antecedentes”) y la
mención genérica de la Dra. Baulies a “las otras conversaciones” resultan insuficientes
para demostrar que Bechis tuviera noción alguna de los actos o acciones vinculados a la
persona de Milich, por lo que el decisorio viola a su entender, el principio de razón
suficiente.
Esta crítica debe ser asimismo rechazada, puesto que si bien la Fiscal no
expresa mediante una transcripción detallada de las conversaciones que tiene en
consideración para afirmar que Bechis conocía de las maniobras mencionadas, sí señala en
párrafos anteriores al mencionado por la defensa, que “…Debe destacarse, que el propio
imputado Moyano en reiteradas oportunidades en conversaciones con los demás
imputados (ver transcripción de las intervenciones telefónicas de fs. 906 y sgtes.), se ha
referido a Milich, como “el eslabón más vulnerable”, “la carta salvaje”, dicho en su
propias palabras, afirmando además que si él se presentaba y cantaba todo, “los metía en
un brete” “si Milich canta todo nos arruina igual”. Se observa que la Fiscalía hace
referencia a las transcripciones obrantes fs. 906 y siguientes, donde efectivamente se
agregan los registros de las escuchas telefónicas entre Diego Bechis y Moyano, que
demuestran que el primero conocía lo que sucedía y estaba al tanto de todo, como puede
verse a fs. 930 vta. y 931 (CD 12 de fecha 11.12.2017), en la conversación de fs. 940 vta. y
941 ( CD 14 de fecha 13.12.2017 que he transcripto más arriba al tratar los puntos b yc),
esta última que continúa hasta fs. 941 vta. y en fs. 943 vta. con alusiones a la situación de
Milich; como con referencias a los contactos de Moyano con el abogado de aquel.
Es decir que, aun cuando la Fiscal no lo haya puntualizado con un mayor detalle, tal
circunstancia no redunda inexorablemente en un vicio de fundamentación, dado que como
se dijo, la Fiscal señala las fojas donde tales conversaciones obran, y de la lectura del
expediente se observa que sus afirmaciones se encuentran, efectivamente, avaladas en
prueba objetiva agregada a la causa.
Asimismo, la defensa por medio del Dr. Ayán, solicitó con fecha 07.02.2018 (f.
1044) copias del cuerpo de expediente nº 4, en el que desde fs. 906 a 1005, obra el Informe
Nº III/2018 de las intervenciones telefónicas remitido por la Dirección de Investigación
Operativa de Policía Judicial, en el que se transcriben los datos obtenidos en las escuchas.
Tales copias le fueron concedidas por decreto de fecha 08.02.2018 (f. 1089), lo que indica
que los letrados defensores tuvieron total acceso a las constancias de la causa, y no obstante
se desentienden de las mismas al afirmar que no pueden saber a qué conversaciones alude
la Fiscal.
De modo tal que los oponentes no logran demostrar que los argumentos de la Sra.
Fiscal son arbitrarios, irrazonables o absurdos, por lo que su queja debe ser rechazada.
f) Objeciones sobre la manipulación, por parte de Bechis y Moyano, de la prueba y
de obstaculización de la investigación.
En principio, lucen acertadas las apreciaciones de la defensa relativas a que las
maniobras que podrían haber pergeñado los imputados, pretendiendo modificar o
regularizar la venta que habían efectuado; en concreto, no incidirían sobre la comprobación
del delito que se les imputa, dado que la prueba documental que le da sustento ya se
encuentra agregada a la causa, y ello no podría de ninguna manera alterarse con actos
jurídicos posteriores sobre los terrenos objeto del ilícito, aun cuando contaran con un poder
especial de disposición otorgado por Milich. Esto es así, dado que el ilícito que se
investiga, ya se habría consumado.
Sin embargo, tal situación no le quita relevancia a la conducta de los imputados
como indicativa de riesgo procesal, en el sentido de que su intención plasmada en
actos concretos, sí aparece directamente dirigida a obstaculizar la investigación. Y esa
intencionalidad obstaculizadora –como las maniobras y acciones efectivamente llevadas a
cabo por los imputados en pos de ello-, no desaparece por el hecho de que lo proyectado en
tal sentido por los mismos, no resultara luego eficaz en atención a sus designios. Por lo que
estas objeciones de la defensa deben ser rechazadas.

g) Gravedad institucional en virtud de los actos de amedrentamiento sufridos por la


Sra. Fiscal de Instrucción.
La defensa postula su agravio en relación a lo valorado por la Sra. Fiscal de
Instrucción, bajo el termino gravedad institucional, en el cual la titular del M.P.F. valora
como indicador de peligrosidad procesal y de extrema gravedad institucional, los actos de
amedrentamiento que ha sufrido en razón de la presente investigación, y en cuya virtud se
imputó a dos personas.
Los letrados defensores advierten que no surge de la causa ningún indicador
concreto que permita vincular el accionar de Elvio Ghío, padre del imputado Pablo Ghío,
con sus defendidos Moyano y Bechis, por lo que esto no debería ser tomado como indicio
de riesgo procesal respecto de sus pupilos.
Entiendo que en este aspecto resultan válidas las objeciones defensivas, pero debe
tenerse en cuenta que la Sra. Fiscal analizó las constancias de los autos caratulados “Elvío
Ghío p.s.a privación ilegítima de la libertad” (SAC. Nro. 694525) causa radicada en la
Fiscalía de Alta Gracia, cuyas fotocopias obran a fs. 845/855, en la cual resultó
damnificada la propia Sra. Fiscal, y al hacerlo vinculó dicho obrar directamente con el
imputado Pablo Ghío e hizo alusión a una conversación mantenida por este con un tal
“Ariel” (CD 13 de fecha 12.12.2017 –fs.985/987), por lo que puede advertirse que tal
indicador de riesgo procesal se refiere, particularmente, al imputado Pablo Ghío.
No obstante, y admitiendo que sobre este punto le asiste razón a la defensa caben
hacer dos consideraciones: 1) que aun prescindiendo de este indicio de peligro procesal, el
mismo no resulta dirimente, ya que respecto de Moyano y Bechis, subsisten en la causa
otros indicadores concretos, serios y graves de riesgo procesal a partir de las conductas
entorpecedores evidenciadas por ellos, conforme las valoraciones y los análisis efectuados
en los puntos precedentes.
2) Que lo dicho en el punto anterior no invalida la afirmación de la Sra. Fiscal de
que los actos de amedrentamiento sufridos por ella, resultan de extrema gravedad por
la seria afectación institucional que conllevan, en tanto resultan atentatorios de la
libertad, independencia y tranquilidad de espíritu con la deben poder obrar los
funcionarios judiciales, en este caso una representante del Ministerio Público Fiscal,
en su actividad de investigación de ilícitos penales, particularmente en un caso como
este en que lo que se investiga son delitos contra la administración pública y conuctas
de corrupción. Tal situación inserta a la causa en un contexto de tensión y afectación
institucional que exorbita los carriles normales de una investigación penal, que no
pueden ser pasados por alto, y exigen de los operadores judiciales extremar los
recaudos para tutelar los fines del proceso.
En el marco de lo recién expuesto, entiendo que debe analizarse el planteo opositor
relativo al actuar de la Sra. Bonsignore, como indicador de riesgo procesal en relación a
Moyano y a Bechis. Adelanto que en este caso, la conclusión difiere de la arribada en el
caso anterior.
Si bien la defensa alega que el hecho que se le atribuye a la Sra. Bonsignore, no
puede ser considerado como acto de amedrentamiento en contra de la Sra. Fiscal, ya que a
su criterio no surge que su expresiones tengan la seriedad y la gravedad que requiere el tipo
penal de amenazas, lo cierto es que tal obrar motivó que se le atribuyera a María Anabel
Bosignore, la supuesta autoría del delito de amenazas, por el Sr. Fiscal de Instrucción de la
ciudad de Alta Gracia (ver copias de los autos “Bonsignore, María Anabel p.s.a. amenazas”
-Sac. Nro. 6931807- en fs. 837/844), lo que desvirtúa sus afirmaciones dado que hay una
investigación penal en curso contra la nombrada.
Según la defensa “repele el sentido común que siendo Bechis el intendente de la
Municipalidad de Pilar, haya enviado a su cuñada a amedrentar a la encargada de
investigarlo”. Esta posibilidad sin embargo no luce descabellada, ya que teniendo en cuenta
la conversación que el imputado Diego Bechis mantuvo con su hermano Marcos (fs. 239
vta. y 240) -quien es el conyugue de la Sra. Bonsignore-, en la que Diego le expresa a su
hermano: “hay que hacer algo fuera de la cuestión judicial porque ésta mina –en alusión a
la Fiscal Baulies- no puede, digamos con esa maldad...”, es razonable inferir –como lo
hace la Sra. Fiscal- que el actuar de Anabel Bonsignore, unos días después, se haya
enmarcado en esta indicación de hacer algo por fuera de lo legal.
Ello nos coloca en unos de los supuestos contemplados por el art. 281 ter, inc. 4 del
CPP, que refiere a la actitud del imputado de inducir a otros a realizar comportamientos
tendientes a influir en testigos, peritos o víctimas. Esta enunciación no excluye a la Fiscal
en tanto encargada de la investigación penal, y en cuando sujeto cuyo ánimo puede ser
afectado como medio para obstaculizar el proceso.
Por ello, tal circunstancia no puede ser soslayada como indicio de peligro procesal
ya que da cuenta de una actitud intimidatoria claramente temeraria y dirigida abiertamente
a la funcionaria judicial a cargo de la investigación, por parte de un familiar de uno de los
imputados –Bechis-, la que mantiene también un vínculo de amistad con el imputado
Moyano.
Tal indicio, en el caso que nos ocupa debe ser tenido en cuenta ya que en virtud de
la relación de parentesco y amistad, como el frecuente contacto que Anabel Bonsignore
mantendría con ambos imputados, hace razonable inferir que estando estos en libertad,
puedan concertarse para reproducir conductas de igual o similar naturaleza.
VI) Por último no puede soslayarse el compromiso de nuestro país con la
implementación de la Convención Interamericana contra la Corrupción, el que está
relacionado con nuestra firme convicción de que los acuerdos internacionales asumidos con
voluntad política de cumplimiento y bajo la mirada atenta de una sociedad que controle y
demande, promoverán la construcción de un país más honesto, justo y solidario, y ello
exige también de parte de los operadores judiciales arbitrar los medios que resulten
necesarios, dentro de las alternativas legales previstas, para cumplir con estos
compromisos.
VII) Finalmente, la defensa, hace presente por medio del escrito presentado con
fecha 23.02.18 (fs. 1258/1261vta.), la existencia de una causa administrativa en la cual se
involucra a la Sra. Fiscal, radicada en la justicia administrativa municipal de la faltas de la
ciudad de Pilar, caratulada “BAULIES, Patricia María –labores de perforación de
instalación sanitaria y excavación para desagüe pluvial. Infracción Ordenanza nro. 1258
y 1705, ítems nro. 2.4.1 Código de Faltas”, cuya fecha de inicio es el día 05.02.2018, esto
es el día anterior a la fecha del decreto de detención del imputado Bechis. Deduciendo que
ese procedimiento podría haber incidido en la voluntad de la Sra. Fiscal para ordenar el
decreto de detención del imputado Bechis, primero y el inmediato dictado del decreto que
ordena su prisión preventiva, después.
Sin perder de vista que tal escrito fue ingresado a la causa con posterioridad a los
plazos legales previstos para la oposición (art. 338 CPP), sólo a fin de dar respuesta a los
defensores, cabe referir que la existencia de la actuación administrativa en contra de la Sra.
Fiscal que ellos informan, y a partir de la cual exponen su sospecha de que este fue el
motivo del dictado de las medidas cautelares privativas de libertad respecto de Bechis, no
es sino una mera suposición o apreciación suya, que se desentiende por completo de las
constancias de la causa que abonan objetivamente conductas del imputado tendientes a
entorpecer el proceso, y que dan suficiente fundamento a las medidas puestas en crisis.
VIII) Concluyo así que el conjunto de todas las circunstancias referidas, configuran
indicios concretos, que posibilitan inferencias no absurdas -sino por el contrario-, serias y
razonables (cfr. TSJ, “Romero”, S. nº 159, 19/5/2014), sobre la existencia actual de riesgo
procesal, y que proyectan desconfianza acerca del sometimiento de los imputados al
accionar de la justicia, obstaculizando la investigación -si bien se ha dictado requisitoria de
citación a juicio, debe tenerse en cuenta que la investigación penal preparatoria se
encuentra en etapa eventual en virtud de las impugnaciones planteadas por los defensores-
y en su caso, el posterior debate, que tornan absolutamente indispensable la privación de la
libertad de los imputados para asegurar los fines del proceso. Por todo ello, corresponde no
hacer lugar a la oposición deducida y en consecuencia, confirmar el decreto de prisión
preventiva dictado por la Sra. Fiscal, en contra de Diego Alejandro Bechis por los hechos
que se le atribuyen, encuadrados legalmente en los delitos de defraudación por
administración fraudulenta calificada (arts. 174 inc. 5 en función del 173 inc. 7 del C.P.) y
abuso de autoridad (art. 248 C.P.) y Cristian Julio Moyano por el hecho que se le
atribuye, encuadrado legalmente en el delito de defraudación por administración
fraudulenta calificada (arts. 174 inc. 5 en función del 173 inc. 7 del C.P.).
Por lo expuesto y normas legales citadas, RESUELVO: I) No hacer lugar a la
oposición interpuesta por los Dres. Cristian Ayan y Marcelo Brito, en su carácter de
defensores de los imputados, Diego Alejandro Bechis y Cristian Julio Moyano, ya
filiados, y en consecuencia, confirmar el decreto de prisión preventiva oportunamente
dictado por la Sra. Fiscal de Instrucción (fs.1055/1085) en virtud de lo dispuesto por el art.
281 y cc. del CPP. PROTOCOLICESE, NOTIFIQUESE Y BAJEN.

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