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Serie Breves Felipe Fucito

dirigida por
ENRIQUE TANDETER

¿Podrá cambiar
la Justicia
en la Argentina?

Si
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

México - Argentina - Brasil - Chile - Colombia - España


Estados Unidos de América - Guatemala - Perú - Venezuel
i

Primera edición, 2002

Prólogo

Este trabajo está destinado a reflexionar sobre una


pregunta que se formula diariamente, para intentar
una respuesta un tanto distinta de la usual. Para su-
gerir cursos de acción, haremos un largo rodeo. En
la primera parte nos preguntaremos por la actual
sociedad, en los aspectos vinculados con el dere-
cho, y luego por lo que se entiende por éste, según
la concepción vernácula; seguiremos por los alum-
nos de derecho (que son los futuros operadores del
sistema) y sus profesores; pasaremos a considerar a
los jueces, luego a los abogados y, finalmente, a la
administración judicial misma. Con todo ello trata-
remos en el último capítulo de fijar un diagnóstico
que nos guíe hacia algunas propuestas sobre estos
temas.
Fotocopiar libros está penado por la ley. Prohibida La tesis de este trabajo es que el cambio de un con-
su r e p r o d u c c i ó n total o parcial por cualquier medio junto más o menos extenso de legislación, de códi-
de impresión o digital, en forma idéntica, extracta- gos específicos o, incluso, de la Constitución puede
da o modificada, en castellano o cualquier otro idio- modificar muy poco si las personas no están dispues-
ma sin autorización expresa de la editorial. tas a comprometerse con "eso que llaman derecho".
Si se parte de una concepción sociológica, como lo
© 2001, Fondo de Cultura Económica, S. A. hace este trabajo, se debe necesariamente comenzar
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires por la sociedad y por la cultura de los conjuntos
fondo@fce.com.ar / www.fce.com.ar que la componen, y no por sus epifenómenos. El
Av. Picacho Ajusco 227; Delegación Tlalpan, derecho (suponiendo que haya uno solo, el "oficial",
14.200 México D. F. lo que también podrá discutirse) es un instrumen-
to que se puede utilizar para ciertos fines, no un ele-
ISBN: 950-557-505-X mento a u t ó n o m o que se autorregula, y por ello es
necesario tomarlo como una variable dependiente
Impreso en Argentina - Printed in Argentina de otros factores.
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
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¡ cional, y en el cual los caudillos locales eran la fuer-
| za, el derecho y la ley, generó un modo de pensar el
derecho que no se fundaba, precisamente, en el cum-
! plimiento estricto de mandatos legítimos, sino en po-
1. La sociedad y el derecho ! der imponer la voluntad por sobre la de otros, se t u -
: viera o no razón. "Civilizados" o "bárbaros", según la
' caracterización de Sarmiento, no se diferenciaron por
Para comprender lo que ocurre con el derecho hoy, el mayor respeto del adversario, ni de sus posiciones,
en la Argentina, deberíamos remontarnos a nuestros intereses o problemas. Fuimos parte de una sociedad j
orígenes coloniales, al modo como se entendió y se fe violenta y sometedora, y si bien muchos países pasa-v
aplicó el derecEó~español y como se simuló su apli- í ron por situaciones similares, una parte fundamental
cación cuando nó~cohvenía a los intereses que ejer- de su evolución hacia la modernidad consistió en
cían el poder. Aunque no lo hagamos, tengamos pre- ¡darse reglas y ajustarse a ellas,Controlando las desvia-
sente qxie no ha faltado oportunidad para imputar la ciones. Pero también la cuestión general pasa por ge-
falta de respeto por la ley que hoy suele observarse nerar condiciones de equidad para la mayor parte de
a una característica vernácula: la vocación por la m i - los habitantes, ya que sin ella "noTTay derecho que
nuciosa ley escrita, con mengua de la práctica social, pueda ser considerado aceptable. Podríamos pensar
y el lejano origen aventurero de la convivencia social que esta doble evolución se encuentra pendiente en-
que dio origen a esta sociedad. tre nosotros, a pesar de las apariencias legales y de las
Las características de la "cultura nacional" fueron tendencias fuertemente legislativas que el país ali-
exploradas por muchos autores, desde variadas ópti- m e n t ó y que ayudaron, paradójicamente, a que en la
cas, y en diversos tiempos; Sarmiento, José M . R.amos abundancia de leyes se perdiera la "ley fundamental",
Mejía, Alberto Gerchunoff, Eduardo Mallea, Carlos si por ésta se entiende una constitución formal que
O. Bunge, Arturo Jauretche y Juan José Sebreli, en- se cumpla en sus pautas básicas, esto es, cuyos dere-
tre muchos otros, intentaron con diversos recursos chos reconocidos sean reales, y no meras declamacio-
teóricos, y con variada fortuna, explorar las caracte- nes. Una visión cruda de la realidad nacional de los
rísticas particulares del modo de ser de esta parte del siglos X I X y X X mostraría gue el sometimiento al de-
continente. Aunque el derecho no fue para ellos un recho no fue más que un discurso para ciertas oca-
punto central, cuando es mencionado, resulta claro siones, pero en el cual no hemos creído, como inte-
que en la Argentina nunca fue un modelo a seguir es- grantes de una sociedad. Parecería que aún hoy se...
crupulosamente, y esto no sólo es producto de la v i - "confía en la Justicia", como suelen sostener todos los
da moderna o de las ambiciones desmedidas. La so-a funcionarios que son denunciados públicamente an-
ciedad que se organizó a partir de 1853, tributaria d e l te ella, sólo si se espera .umesultado favorable. Si no
la anterior, no pudo someter los intereses prevale-.l se lo obtiene, sólo puede ser una Justicia comprada,
cientes a la fuerza de la ley, n i lograr que ésta fuera f vil, ignorante del derecho ó" comprometida con inte-
un marco al cual se ajustaran todos por igual. El lar- reses corruptos.
go período que no logró consolidar una unidad na-
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j El desprecio por la ley, considerada un objeto pu- ¿Será ése el futuro, por ejemplo, de nuestros nuevos
ramente decorativo de la armazón social, fue denun- consejos de la Magistratura?
ciado hace un siglo por el profesor de derecho y juez De allí su crítica a Vélez Sársfield, nuestro codifi-
i Juan Agustín García (autor de la muy conocida obra cador civil admirado por generaciones de juristas
La ciudad indiana, de 1900, pero también de un tex- hasta la actualidad, al que atribuye una concepción
to introductorio para el estudio del derecho, con ba- jacobina del derecho, tomada de la Revolución Fran-
se historicista y antidogmática, la Introducción al es- cesa, que excluye del derecho todo lo que no tenga
tudio de las ciencias sociales argentinas, de 1899) como origen en el Estado, según lo que disponen los artí-
una de las características del ser nacional. Agregaba culos 17 y 22 del Código Civil. Considerar que el
el pundonor criollo, el culto nacional al coraje, el des- derecho debe crecer al amparo de la ley, dice García,
precio teatral y heroico por la vida, el optimismo por es uno de los absurdos revolucionarios de más sinies-
el futuro del país y la p r e o c u p a c i ó n exclusiva por la tras consecuencias. Critica también la minuciosidad j
fortuna. De todos ellos, sólo el primero y el último desesperante de la reglamentación de los derechos, i
parecen haber quedado, un siglo después, como pa- admirable para crear conflictos y dificultades. i\
rámetros válidos. No se equivoca García en esta materia, que nos
! Notaba García que en tiempos coloniales los con- persigue hasta hoy. En todos los ámbitos, sea en de-
trabandistas no perdían reputación social por su de- recho fiscal o en derecho de familia, en penal como ;
jlito, sino que la adquirían y la consolidaban. Faltaba , en comercial, admiramos la letra de la ley, pero no i
•* (¿falta?) la elevada moral que hace de la evasión fiscal / nos preguntamos por q u é la realidad no se ajusta a
una infracción social, y constituye la base de su san-' ella. La candida creencia según la cual el derecho es-/
ción efectiva como delito. La admiración hacia quien > crito modela fácilmente la realidad no ha sido supe-í,
adquiere bienes ilícitamente parece hsoer sido supe- \ rada, y se ha preferido seguir a los que sustentaban
rior al desprecio por el modo de adquirirlo, y esa com- una idea iluminista y racionalista del derecho. Sin
plicidad envidiosa, notoria en aquellos tiempos, no embargo, es una creencia falsa.'
se ve distinta en la actualidad. Apunta García, criti- Por los orígenes, por las gruesas desigualdades so-
cando la presunta calidad legislativa artificialmente ciales que justifican todo tipo de situaciones, hasta
lograda en los textos: las inadmisibles, por la hipocresía incorporada a la
cultura desde tiempos pretéritos, o por la causa que
Más de una vez, tras el nombre exótico y fuere, no parece existir entre nosotros una fuerza es-|
científico de una institución, encontraría- pecial que nos obligue a respetar los mandatos jurí-i
mos la vieja institución o costumbre crio-
dicos por el simple hecho de que existen, y porque ;•
lla disfrazada, con su divisa técnica que só-
han sido sancionados. En términos de Max Weber | f
lo engaña al que estudia el derecho como
, no se ha acreditado una "legitimidad legal"), una'
un conjunto de razonamientos teóricos ló-
gicamente enlazados [Introducción..., edi- | creencia en la validez de los mandatos legales por el
ción de 1938: 58). \ solo hecho de existir. Influyen excesivamente las
"otras legitimidades": la carismática, que reconoce

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cualidades extraordinarias en ciertas personas, y por
han usado en numerosas oportunidades la ley para
ello las deja hacer (Rosas, Roca, Yrigoyen, Perón), o
defraudar derechos, desde lo grande hasta lo peque-
la tradicional, que permite aceptar lo inaceptable,
ño. Pueden mencionarse las insuperables dificulta-
sólo porque se venía haciendo. Parecería que en la
des de los particulares (e incluso de los abogados no
Argentina el derecho oficial se cumple si conviene o
especializados) para recurrir las resoluciones admi-
si no existe m á s remedio, pero no porque tenga va-
nistrativas adversas ante la Justicia; las tribulaciones
lores extrínsecos derivados de su legitimación parla-
del "agotamiento de la vía administrativa", inútil en
mentaria, o intrínsecos que se desprendan de la sabi-
la mayor parte de los casos, e incluso limitada en la
duría de las prescripciones.
legislación administrativa actual; los hechos menores
En primer lugar, por insistir en la lev. y no en las
en la práctica, pero no en la visión de los habitantes,
costumbres, una y otra vez notamos con desesperan-
del particular concepto de derecho que utilizan las
Iza que las leyes se sancionan para no ser cumplidas.
empobrecidas municipalidades para recaudar fon-
Pero también, como refuerzo del incumplimiento, se
dos, sobre algunos de cuyos aspectos volveremos más
ha usado el derecho en repetidas oportunidades para
adelante.
fines deshonestos, espurios o de mera exacción, gene-
rando en la población cierta sospecha sobre los inte- La escasa deliberación, el limitado equilibrio y
reses que mueven a su sanción, y sobre los fines que las necesidades coyunturales que se observan con fre-
abrigan aquellos que pretenden aplicarlo. Cuando tal cuencia en la sanción legislativa, que obedecen a com-
idea se consolida, cuesta determinar en el "imagina- ponendas de bloques y sectores, nunca a estudios
rio jurídico popular" cuándo la ley es injusta y cuán- sistemáticos sobre el impacto que tendrán en la
do no lo es. A l final, todo resulta un pretexto paral población, hacen de las leyes intentos teóricos, m u - ]
\- negar el cumplimiento de cualquier mandato: Cier- •/ chas veces fallidos, otras inaplicables, que carecen de i
ta visión conspirativa, según la cual nada de lo que L;e LJegitimidad social y que, si ponen límites, generan en
dice coincide con los reales motivos de los que ejer- muchos la argucia para soslayarlas. A veces parece\
cen el poder, cuyas acciones siempre encubren inte- existir una guerra implícita en la cual el derecho se \
reses inconfesados, es parte de este proceso de des- nusa como arma en contra de otro grupo (dando ra-
confianza perpetua sobre el derecho, que, una vez bón a los supuestos de la teoría del conflicto en la
generada, resulta muy difícil de extirpar. pivaluación del derecho), no- como un arbitro de in-J
í tereses existentes. Los que han legislado no parecen
Una de las formas del prejuicio consiste en gene-
haber tenido, en muchas oportunidades, conciencia
ralizar hechos que corresponden a situaciones parti-
de su misión. En otros.casos, mucho más graves, el
culares, a universos generales. La información sobre
derecho ha encubierto el delito, oficial. No es nece-
situaciones ciertas, debidas a las no escasas oportuni-
sario recordar aquí que el primer golpe de Estado
dades en que personajes inescrupulosos o nefastos
del período institucional, en 1930, fue avalado por la
ocuparon o usurparon el gobierno, ha podido gene-
Corte Suprema de Justicia de la Nación de su tiem-
rar semejante escepticismo social sobre el derecho y
po, que las sucesivas "revoluciones" fueron festejadas
la ley. Los estados nacional, provincial y municipal
por amplios sectores de la población (los que veían

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t

potenciales beneficios en tales cambios), y que ello primir el debate parlamentario en los casos en que
ocurrió hasta 1976. En varias oportunidades la Cons- manifiestamente rió procede, pues no hay necesidad
titución Nacional fue subordinada a oscuras "actas" ni urgencia. Bajo la desesperación por equilibrar el
o estatutos revolucionarios, por los que juraron fun- presupuesto, se dictó el decreto 896/2001, llamado
cionarios y jueces; reformas constitucionales fueron de "déficit^cero", que modificó el artículo 34 de la
\ sancionadas en violación de la constitución vigente ley 24.156 a la par que trata de liquidar la idea de
\ (como la de 1949) y derogadas por decreto (como "derecho adquirido", que tiene jerarquía constitucio-
'.ocurrió con ésta en 1955). Aunque no guste a quie- ¿jaal, tanto como el acceso a la justicia, vedando a los
j nes lo han convertido en un mito, debe recordarse que , jueces dictar medidas cautelares que "afecte(n), obs-
Perón, presidente constitucional prácticamente ple- taculice^), comprometa(n), distraiga(n) de su des-
biscitado, sostuvo frente a sus gigantescas concentra- . tino o de cualquier forma perturbe(n) los recursos
ciones populares que lo admiraban, y como conduc- propios del Estado, n i imponer a los funcionarios
! ta frente al adversario político, que "al enemigo, ni cargas personales pecuniarias". Más allá de su mani-
j justicia", e instó a sus partidarios a ejercer la justicia fiesta y grosera inconstitucionalidad, una norma de
por mano propia. Se necesitó del sobrepaso de todos este tipo es grave, desde el punto de vista de un sis-
los límites jurídicos y éticos entre 1976 y 1980, de la tema democrático, porque subordina todos los po-
,,, liquidación de toda forma de debido proceso y de deres al Ejecutivo, otorgándole una verdadera "suma
la regresión a épocas aparentemente superadas (la del poder público", vedada expresamente por la
mazorca y el degüello, actualizados sólo en tecnolo- Constitución de 1853, que tuvo presentes las facul-
gía pero con similar criterio y conciencia de impuni- tades dictatoriales de Rosas.
dad frente al enemigo circunstancial, real o supues- La observación de esta ley indica que las tenden-
to), para que parte de la sociedad tomara conciencia cias nacionales, que desprecian el derecho cuando
de la necesidad de hacer prevalecer derechos funda- hay un objetivo prioritario. a^atisfiHrTño han varia-
mentales por sobre todo otro valor. do. S e a " I r r e s o l u c i ó n social" (liberación de militan-
Sin embargo, la historia nacional no nos permite tes por el presideritéXámpora en 1973), la "lucha
pensar linealmente en un cambio de cultura a partir contra la subversión" (desaparición forzada de per-
de ciertos hechos, aunque sean traumáticos. ¿Se ha- sonas;torturas-y fusilamientos por el gobierno de V i -
brá consolidado definitivamente en el país una con- dela en 1976), la confiscación de certificados de.pla-
ciencia a favor de ciertos derechos fundamentales, zo fijo durante.el Plan Bónex, las privatizaciones a
que deben prevalecer en todas las circunstancias, toda costa, durante lóFdiez años dejvlenem, o el
más allá de las disputas o de las diferencias, en la "equilibrio fiscal" (liquidación de derecKos adquiri-
guerra o en la paz? Sólo el futuro podrá develarlo. dos, rel5ajardé"sueldos a empleados públicos sin lí-
Sin embargo, los indicios no son alentadores. Des- mites concretos, intentos de impedir el reclamo an-
de la década de 1990 el Poder Ejecutivo Nacional te la Justicia por De la Rúa en 2001). Véase que, en
abusa de los llamados "decretos de necesidad y ur- esta línea, no hay diferencia, en cuanto al desprecio
gencia", como modo de legislación que pretende su- por la Constitución, entre dictaduras y gobiernos

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de los servicios que poseían. Esas argumentaciones
constitucionales, más allá de que se dirá que en un
pueriles (todos los planos de obra se registran, y de-
caso está en juego también la vida y no sólo el patri-
be probarse que han habido modificaciones no de-
monio nacional o individual. La Argentina pierde el
nunciadas, únicas que harían procedente el reclamo
rumbo jurídico cuando un problema acuciante la
municipal) motivaron demandas ante la Justicia, que
aqueja, sea la subversión, la seguridad, el delito, la i n -
fueron u n á n i m e m e n t e acogidos, incluso con duros
flación o el déficit presupuestario. Y termina usando
términos, en las sentencias. Sin embargo, se continuó
a la ley como burla a los ciudadanos: una ley del año
con el "negocio" por simples razones: aun sabiendo
| £ 0 0 1 declara "intangibles" los depósitos bancarios.
que la aplicación de impuestos retroactivos es incons-
i Dos meses después, un decreto de "necesidad y ur-
titucional, resultaba manifiesto que la mayor parte de f
gencia" impide retirar los fondos a los ahorristas y
los intimados prefería pagar la suma arbitrariamente ¡
asalariados, de modo que la intangibilidad resulta en
fijada, en "cómodas cuotas", y no acudir al tribunal, i
contra de los propietarios, no a su favor. Pero esto no 1
ya que el pago al abogado por su trabajo implicaba '
debe ser así. Los derechos básicos de las personas de-
una erogación mayor que las cuotas reclamadas. Por
ben ser respetados en su totalidad, y su cumplimien-
otra parte, si en el ínterin deseaba vender el inmue-
to escrupuloso debe ser una valla para cualquier le-
ble, se le dificultaba la relación con el comprador,
gislador en un país desarrollado culturalmente, para
trabada por un juicio respecto de los impuestos por
cualquier circunstancia. Ésta es, por lo menos, una
los que debe responder el vendedor. Se cuenta con
garantía moderna de la convivencia social.
la débil voluntad de defensa y de conciencia del de-
Se ha dicho que el precio termina pagándose. En recho en la población. Esta situación, manifiesta-
las elecciones legislativas de 2001 el voto en blanco mente injusta, allegó fondos sin causa al municipio,
y el anulado fueron vencedores. Esto pudo significar y luego al Gobierno de la Ciudad Autónoma, hasta
un llamado de atención a los políticos, pero también que la ordenanza tarifaria de 2000 lo vedó, frente a
una vocación antidemocrática renacida. Si la demo- la creciente cantidad de juicios que por tal causa de-
cracia no trae ventajas, ¿se rechazará infinitamente bían ser atendidos, incluso con duros términos, en las
la dictadura? Sólo hablar de este tema genera moles- sentencias. Sin embargo, los perjudicados fueron m u -
tias. Éste es otro de los problemas de nuestra cultu- chos más que los que reclamaron.
ra: se prefiere no hablar claramente, haciendo de la
hipocresía una moneda corriente. Si no mentamos al El derecho de huelga se ha entendido, en los sin-
diablo, el diablo no existe. dicatos, como la obstaculización de los derechos de
los restantes ciudadanos. Por ejemplo, la extendida
Otros hechos muestran que el respeto por la ley
costumbre, desde el gobierno de Menem, de impedir
es mera cuestión de oportunidad. La.Municipalidad
el tránsito como modo de protesta, sea de producto-
de Buenos Aires impuso a los..contribuyentes, duran-
res agropecuarios, o de grupos contra el peaje, em-
te varios años, cobros retroactivos de los impuestos
pleados públicos, transportistas, docentes, taxistas,
territoriales, retrayendo" eT avalúo "hacia atrás" cinco
alumnos o propietarios de remises. N i la huelga n i el
años, alegando "errores" por los que 'Supuestamente
reclamo se dirigen concretamente contra el Estado,
no conocía las condiciones reales de los inmuebles y

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presunto causante de los hechos, sino contra otros
Esta historia compleja, en la cual el respeto a los va-
particulares, que no tienen defensa alguna, y a los
lores de la convivencia y el reconocimiento de los de-
que se les impide el derecho de tránsito como modo
rechos fundamentales de los otros por encima de cual-
de "llamar la atención". Finalmente se pasa de la to-
quier discrepancia, diferencia o ataque que pueda
lerancia a la legitimación, y todo consiste en encon-
producir a la sociedad o a ciertos intereses han cons-
trar el "camino alternativo" (literalmente).
tituido una presencia residual, se refleja en actos ins-
Dejamos de lado en la evaluación anterior la apa-
titucionales y en el actuar político, pero también ocu-
rición desde 2000, con los mismos métodos, de los rre en la vida cotidiana.
llamados "piqueteros" en busca de fuentes de traba-
jo o planes de subsidio a la desocupación, ya que,
aunque incurren en los mismos hechos, obedecen a
estructuras organizadas y se nutren de sectores mar-
La pobreza y los derechos
ginales a los cuales la sociedad, que nada les da, po-
co les pide.
Cuando tratamos de derechos en la Argentina, debe-
\ La prepotencia, en general, sigue siendo un modo
mos distinguir entre dos grandes grupos humanos:
válido de eludir la ley. Con motivo del improvisado
los que tienen "titularidades", esto es, los que tienen
impuesto nacional a los automotores inventado en
derechos básicos reconocidos (vida, salud, seguri-
I 1999 para conseguir algunos fondos que aportaran a
;
dad, educación, propiedad, trabajo, vivienda, ahorro,
los menesterosos salarios docentes, los camioneros
bienes de consumo) y los que carecen de la mayor
realizaron un paro, en el cual la fuerza de desabaste-
parte de los insumos básicos, que configuran los g r u -
cer las ciudades pudo más que cualquier derecho.
pos llamados de "necesidades básicas insatisfechas".
Así es que el tal impuesto fue pagado por los peque-
Aunque varía de acuerdo con la metodología em-
mos y medianos propietarios de automóviles, que ca-
pleada, la marginalidad (que Imaz - 1 9 7 4 - colocaba
- recían de posibilidades de resistencia, pero no por
hacia 1960 en un 10% de la población y que hacia
los mayores contribuyentes, ni, por supuesto, por las
, 2001 es de un 20% del total) queda excluida de
aeronaves o embarcaciones deportivas. Todo ello no
I cualquier derecho básico, y de cualquier dignidad
impidió que dos años después, durante el gobierno
¡ humana. Se trata de unos siete millones de personas,
de De la Rúa, bajo el eslogan "déficit cero" se sancio-
í El 20% que sigue, aunque integrado, tampoco tiene
nara una ley que disminuyó los salarios docentes,
! acceso pleno a la justicia. En rigor, este acceso que-
junto con los de todos los empleados públicos que
da limitado para la mayor parte de los ciudadanos,
superaran los quinientos pesos mensuales de sueldo. pero esa dificultad es superlativamente mayor cuan-
Cuando los mismos camioneros, en 2001, reacciona- do por defecto educativo no se conoce siquiera q u é
ron del modo acostumbrado contra las restricciones derechos se tienen, o cuándo debe acudirse a un so-
de retiro de efectivo de los bancos, que afectaba a brecargado, aunque voluntarioso, defensor de pobres
toda la población, fueron autorizados a superar el lí- y ausentes para presentar causas desesperadas ante
mite (diciembre de 2001). los tribunales, o defenderse de la acción estatal en ma-

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teria criminal. Volveremos sobre este tema al tratar
del acceso a la justicia. morales, religiosas, mágicas, de costumbres, de usos,
Convengamos, entonces, que la carencia básica jurídicas) que, como tal, presenta modelos de con-
nacional es que todos losjdj^chos, en el país, care- ducta con sanciones de algún tipo, en caso de incum-
cen groseramente de una distribución equitativa. El plimiento de sus prescripciones. Es decir que el pue-
que se encuentra en la base de la pirámide no tiene • blo más simple en su modo de vida (no "primitivo",
lugar, ni cuenta. Por lo tanto, cuando se trata del término que ha sido peyorativamente utilizado des-
cumplimiento de la ley, se debe especificar clara- de los países centrales, hace décadas, para confrontar
mente a quién nos estamos refiriendo. Hay quienes t prácticas ajenas con la propia cultura dominante)
deberían cumplir la ley, porque la sociedad los inte- . tiene control social, ya que sin él no se puede vivir.
gra y beneficia; no lo hacen, y esto aumenta su be- i Una sociedad sin control social, y que a causa de x

neficio. Para otros la ley es sólo un conjunto de obli- j ello no tuviera normas, equivaldría a un grupo h u -
gaciones y ningún derecho. N o importa que exigirlo i mano sin pautas regulativas de ningún tipo, donde/
sea inequitativo. Lo importante es que, de hecho, nadie supiera q u é es lo que está bien o mal, q u é es
también resulta imposible. lo debido o lo indebido; es una sociedad imposible,
ya que las reglas de convivencia nos exceden como
especie: tanto los insectos, a partir de sus códigos
genéticos, como los mamíferos superiores, pasando
El verdadero sistema de control social
por toda la escala zoológica, presentan patrones de
comportamiento, y la presencia de "sanciones" pue-
de verse en todos los animales sociales. Tema dis-?
Hoy, el concepto de "control social" tiene mala pren-
tinto de éste es si un sistema de control se basa era
sa. La sociología "progresista'' lo ha identificado con
la más dura represión o en la resocialización de los]
la expansión de ia'sóciedad norteamericana donde se
desviados, pero de lo que no hay duda es de quei
gestó,, con el control policial sobre las minorías (ét-
todas las sociedades han fijado pautas de conducta!
nicas, religiosas o i3e"61ógicTsJ~fevoTücwnarias, y con
y las han sancionado, de modo que fuera necesario
la represión indiscriminada ..a. la _marginalidad, que ajustarse a ellas o atenerse a las consecuencias. Por
no tiene acceso a ninguna vía lícita para obtener los lo tanto, sostener, sin límites, que toda desviación
recursos sociales. Se ha llegado a identificar Estado debe ser tolerada puede ser una propuesta religio-
de derecho con Estado policial, introduciendo una la- sa o filosófica, pero constituye una inconsistencia
mentable -e interesada- confusión. sociológica. Y esto es porque una sociedad en esta-
Se trata de un criterio parcial: sociológicamente, do total de anomia, es decir, sin normas de ningún
un sistema de control social .esjo.opuesto a la anar- tipo, es inviable.
quía, y por ello es un_requisito de la existencia de
cualqyier sociedad, desde la m á s autoritaria hasta Puede haber sociedades sin derecho o sociedades
sin religión, pero porque otras normas ocupan su l u -
la más democrática. Un sistema de control social no es*v
gar. Sociedades anormativas no se pueden concebir,!
más que un conjunto de normas de todo tipo (éticas,!--
y por ello, en nuestro concepto, tampoco sociedades

22
23
I

sin control social alguno. La Argentina bordea una si- \ Si este diagnóstico es cierto, y si el derecho es un
tuación de anomia, pero no porque falten normas, \ instrumento técnico de control social en manos de
sino porque se presentan modelos contradictorios de i personas, las consecuencias son graves; si no existe
control social. Esto quiere decir que mientras unas • interés en su custodia, no puede pedirse a otros que
normas prescriben ciertas conductas, otras prescri- / atiendan un cometido que los interesados no preten-
ben lo contrario: lo que unas castigan las otras pre- \ den custodiar. Para la cultura media argentina, la
mian, y viceversa. sanción deberá "caer con toda la fuerza de la ley" si
El ejemplo de Juan Agustín García respecto del *, el damnificado es el que habla. Si es el autor del he-
contrabando colonial es adecuado: como actividad |' cho dañoso, o si fue cometido por sus amigos o inte-
ilícita estaba penado, pero como actividad prestigio- \ reses asociados, la Justicia no debe tener ninguna
sa para hacer dinero estaba permitido, y no sólo eso, función, a riesgo de ser calificada de parcial y co-
t a m b i é n estaba premiado por el crédito de los que lo rrupta. Falta una conciencia de la justicia que tenga
llevaban a cabo. En un sistema de control (penal ofi-í caracteres fuertes de imparcialidad, que se entienda
cial) es un delito. En el otro (costumbres de los eva-í como aplicable a todos, custodiada por todos, exigi-
sores y de los que observan los hechos) es algo acep-} da por todos. Este es un requisito básico para que un
table, que se valida. En un caso, la norma trata de' sistema de control social funcione. Pero debemos ad-
defender al Estado en la integridad de su patrimo- vertir que una importante parte de la población no
nio; en el otro, la norma trata de defender a los par-
tiene interés alguno en su vigencia, porque los per-
ticulares en su "derecho" de hacer rápida íortuna por
judica, aunque sea por beneficiarse con las migajas
cualquier medio, sea lícito o no. La presión hacia el
del ilícito (gran parte de la marginalidad), y otros,
éxito, que un sociólogo norteamericano muy lejano
que deberían defender el sistema porque los ampara,
de las posiciones críticas, Robert K. ivlerton (1992),
tampoco lo hacen, porque obtiener. réditos ocasiona-
denuncia en su sociedad en las décadas de 1940 y si-
les con la actividad ilícita, y aquí, lamentablemente,
guientes, no nos resulta ajena para la explicación de
debería incluirse parte de la actividad política, em-
ciertos delitos: se cometen porque permiten el rápi-
presarial y financiera.
do ascenso, no se castigan porque no hay conciencia
social del daño que producen, y si alguno lo preten- De tal modo, los que honestamente creen que el
diera, chocaría con los intereses contrarios, fuertes, sistema de control social debe funcionar a partir de
también, para evitarlo. Pero también, en un sistema} un derecho efectivo, pueden quedar aislados o, peor
hipócrita, si se castiga, puede ser porque genere en- [V aún, amenazados si pretenden llevar a fondo sus i n -
vidia, no porque mueva reacciones éticas. Estos he- rj vestigaciones, teniendo poder formal para ello. No
chos nos muestran una internalización débil del con- / ha sido excepcional el caso de fiscales, jueces o fun-
trol social, que no se ha modificado. El derecho se' cionarios amenazados por investigar ilícitos de peso,
deja en manos de una incierta "Justicia" que "deberá mafias nacionales o con ramificaciones en el país, o
intervenir" y que, al parecer, a pocos interesa que in- delitos organizacionales. Tampoco es extraño a este
tervenga. fenómeno el hecho de que la Argentina, en este cam-
po, sea un país del "primer acto": la denuncia en cuer-

24 25
po catástrofe en los diarios, que luego se diluye más los que no les basta obtener la menor indemnización
y más hasta quedar en la nada meses o años después.
o sanción que pueda corresponderles a sus clientes, ,
El final: un sobreseimiento, una pena puramente sim-
sino que los beneficia más que el sistema no funcio- .
bólica, o nada.
ne, con lo que garantizan la impunidad. Pero, y aquí
En realidad, el descrédito sobre la administra- el grave problema, todo esto tiene cierto aval de par-
ción judicial es parte de este proceso, pero no pue- te de la población orientada a apañar al desviado, al
de achacársele a ese sistema toda la culpa. En una deudor o al criminal. Parecería que algunos infrac- \
buena medida, el derecho es lo que la sociedad quie- tores a la ley resultan más simpáticos que otros, y, i
re que sea, y el país tiene, aunque no lo acepte, la cuentan con un discurso neutralizador o favorable de j
justicia que en el estado actual de su evolución se los medios: depende de los intereses que estos medios j
merece. Otros temas vinculados se analizan m á s representen, así el delito merecerá condena antici- •
adelante. pada, será explicado o justificado. También existe'
Esta primera afirmación nos llevará a sostener que en el medio político una concepción de los "derechos
para que cambie la justicia en el país, deberá cam- humanos" peligrosamente cercana a ésta: son exigi-
biar la conciencia social sobre el derecho. Éste no es bles los derechos humanos de m i grupo; si se violan j :

propiedad "de los jueces" o de los otros, es de todos. los del enemigo, ni es necesario hablar; hasta se lo^
Por lo tanto, sin un compromiso firme sobre ciertos puede justificar. Con este criterio, un concepto fun-
valores, sin que se acabe el doble discurso de pedir damental de garantía universal queda desvirtuado y
justicia y tratar de impedir que se lleve a cabo, no se se convierte en un arma política.
podrá generar ningún cambio en los otros sistemas
El oportunismo social no es buen referente para
involucrados. N i mejores leyes, ni mejores jueces, ni
un derecho que, por ser tal, no resulta "amigo" ni "sim-
.una administración tecnificada de justicia podrán
pático", ya que fija reglas que deben ser cumplidas,
alterar un sistema cultural en el cual la impunidad
hasta que sean cambiadas legítimamente por otras.
y el derecho se confunden peligrosamente, y en el
Esto, sólo si se acepta la legitimidad legal, como he-
cual, por comodidad, se imputan sólo a los sectores
mos visto, y es precisamente lo que no parece vali-
dirigentes tendencias corruptas o evasoras de la ley.
dado como hecho verificable.
Estas tendencias están en toda la sociedad, por lo
que cabe preguntarse válidamente si el interrogan- En este marco, se diría que han llegado como ani-
te: "¿Quiere el país una administración de justicia llo al dedo los casos de corrupción judicial denuncia-
eficiente?" tiene una respuesta única. En realidad, de- .' dos ampliamente por los medios de comunicación.
bería contestarse que algunos lo quieren: son los que Sobre unos 850 jueces nacionales, abarcaron, en diez
:

se beneficiarían con tal justicia (acreedores, víctimas , años, a unos quince. Pero ha sido suficiente para que
de delitos, sus parientes, los abogados de estos gru- f la imagen de la Justicia, que alcanzaba según la en-
pos); otros apostarían fuerte a la ineficiencia man-A cuesta nacional Gallup al 59% de confiabilidad en
tenida: deudores, fallidos, procesados, sus familiares ' i 1984, bajara al 12% en 2001. Curioso es señalar que
y amigos; también, algunos abogados poco éticos, a en el mismo lapso, la policía bajó del 25 al 17% ,con lo
que está cinco puntos por encima de la Justicia en

27
confiabilidad, y las fuerzas armadas subieron del 19 El tránsito automotor: sus reglas
al 28%, de lo que resulta que los militares más que
y su práctica como laboratorio de la
duplican la confiabilidad de la Justicia (La Nación,
19/8/2001) , y nos genera la preocupación sobre la de- anarquía y del uso indebido
mocracia que antes manifestábamos. Esta evaluación del derecho en el país
se le debe a los medios de comunicación, pero ayu-
,da a la tendencia cultural nacional. Ahora no se cree
jcasi en nada ni en nadie. La idea de que "todos son Se nos permitirá hacer una digresión sobre el tránsi-
I corruptos" alcanza y sobra para que cada uno haga lo to urbano. Tema menor, intrascendente, que poco
( que desee. Total, nadie podrá acusarlo, siendo el acu- preocupa a los juristas, politólogos, analistas sociales
i sador mismo un corrupto real o presunto (lo que re- y sociólogos, por carecer de valor frente a los gran-
vsulta equivalente para el grueso de la opinión). des problemas que aquejan al país. Pero una breve
/, El ataque social a la Justicia también ha tenido co- atención a la cuestión permite obtener algunas con-
. mo marco el sueldo de los jueces. Con olvido de la clusiones sobre el derecho en general.
independencia que se les pide, y la necesidad de que Suele sorprender a quien no participe de la cul-
no hagan negocios de ningún tipo, el ajuste llama tura vernácula la total falta de respeto mutuo que,
una y otra vez a la reducción de sueldos, con motiva- sin causa alguna, o por meras contingencias supera-
ciones que no tienen mucho de democráticas, aun- bles, se dispensan los automovilistas y peatones en las
que así se pinten. Trataremos esta situación en otra grandes ciudades del país, pero especialmente en Bue-
parte. Pero señalemos desde ahora que la presencia nos Aires. Esta visión cotidiana no permite separar
de jueces rectos implica la garantía de todo el siste- claramente a conductores profesionales de particu-
ma. Claro que esto no lo piensan ni los economistas lares, y tampoco, en cuanto a la comisión de infrac-
que siguen las recetas del economicismo desnudo, ciones en general, a jóvenes de mayores, ni a hom-
que se agota-en temas de caja, y jamás incursionan bres de mujeres. En general, y salvo conductas que
en la sociología política, jurídica o económica; ni los son poco habituales, "el otro" se ve como un obstá-
medios de comunicación, que hacen coro; ni el co- culo que no merece el menor respeto, ante la nece-
m ú n de la gente. En realidad, no sería una conclusión sidad de avanzar o de detenerse, de cruzar o de se-
aventurada decir que en la Argentina la presencia de guir, y se lo ignora, se lo insulta o se lo agrede, como
una Justicia efectiva, proba, recta y que alcanzara a si no fuera un igual sino un mero estorbo. Y se trata
todos los que tiene que alcanzar, no es bien vista. nada más que de un minuto de tiempo. La repre-
Cuando se lo pide públicamente, es para retacearle sión, en este caso, sobreviene contra el cumplidor: el
todos los recursos que le permitirían serlo. Luego, se automovilista "obstaculizador", que merece agravios
dirá que la Justicia no funciona, se hablará de la di- generalizados si respeta las normas; el que, en una
lación de los pleitos, de los procesados sin sentencia, ruta, pretende mantenerse a la velocidad máxima
y de que hay una virtual "denegación de justicia". permitida; el que no arranca velozmente cuando el
semáforo habilita su marcha, el que pide paso a un

29
t

La complejidad y la vastedad del derecho quitan


practicidad a la pregunta "qué derecho quiere la so-
ciedad". Sólo se p o d r í a determinar a grandes trazos,
6. Sobre la reforma del no en las minucias que constituyen el mayor cuerpo
del orden jurídico positivo. Esto no se ha estudiado
derecho y de sus operadores específicamente, pues hace a lo que se llama el"ima-
ginario jurídico": la sensación de justicia que cada
sector tiene respecto de sus necesidades y de los de-
La sociedad y el derecho rechos de los otros sectores, y el modo como la cum-
ple el derecho legislado. Si el derecho'refleja siempre
una estructura de poder, no cabe pensar en consen-
Si el derecho legislado puede tener contenidos ajenos so alguno que indique unanimidad, salvo que exista
a la realidad social, el derecho efectivamente practica- un improbable acuerdo básico sobre los principios y
do no puede exceder mucho los valores de la socie- valores que deben defenderse y las desviaciones que
dad en la que existe. De modo tal que, cualquiera sea deben sancionarse ("contrato social", postulado y ja-
la legislación, es una regla sociológica que tales nor- m á s probado).
mas se aplicarán sólo en la medida en que se ajusten Pero si la sociedad es inequitativa, el consenso pa-
al pensar y al sentir de sus ejecutores N o existe u n rece lejos de lograrse. Otra cosa es la unanimidad, que
derecho que se pueda aplicar a u t ó n o m a m e n t e . sería improbable incluso en las "sociedades justas",
Se podría sostener que, en un país autoritario, cual- cualquier cosa que éstas signifiquen. Parece razonable
quier derecho puede aplicarse con tal que haya fuerza pensar que el derecho de propiedad será mayorita-
suficiente para sustentarlo. Esta idea no se encuen- riamente defendido por ios propietarios o los candi-
tra confirmada históricamente, en cuanto todo dere- datos a serlo (aun esto no es seguro), pero no habrá
cho requiere una base de legitimación, así sea el de- p r o p e n s i ó n a respetarlo por los que nada tienen, y
recho de los poderosos de sojuzgar a los que menos saben que nunca t e n d r á n , ya que al aceptarlo defen-
tienen (se puede pensar en el derecho feudal); pero derían intereses ajenos, nunca propios. ¿ Q u é interés
seguramente es menos cierta en momentos democrá- puede tener quien vive del delito contra la propie-
ticos, en los cuales si el derecho formal no se ajusta al dad en sostener las penas de prisión para gente en su
sentir social, el practicado lo está, aunque no coincida misma situación? Es pueril pensar que u n narcotra-
con aquél. ficante avalará normas que limiten su negocio.
Hemos dicho que, en la Argentina, pocos parecen La conclusión obvia es que u n derecho se reputa
creer en el poder regulador y corrector del derecho, justo y se cumple, de acuerdo con el mayor consenso
y esta observación involucra a una cantidad de jue- que sus normas tengan, y en el caso de las institucio-
ces competentes en materia penal (según surge de la nes básicas de la sociedad, en la medida en que abar-
investigación 2000c), pero que existe en todos los quen a la mayoría de la población, aceptando corno
contextos. válido que nunca concitará la aprobación unánime,

124 125
cualesquiera fueran sus contenidos. Pero en un país te, opción posible. D e l mismo modo, la resistencia al
como la Argentina, en el cual las desigualdades son pago de multas, los incumplimientos en los pagos de
crecientes y las brechas no sólo n ó se cierran, sino que servicios, las ejecuciones hipotecarias que siguen a
se amplían, es difícil entender c ó m o u n derecho pue- p r é s t a m o s garantizados, cuando llegan a cierto nivel,
de ser aceptado por el grueso de los implicados. dificultan las acciones individuales. El problema es
Cabría pensar, a partir de tales consideraciones, social, y el derecho ha perdido su margen de efecti-
que el derecho opera para los que están incorpora- vidad, que es el cumplimiento voluntario y posible de
dos al sistema, y no t o m a en consideración a quienes las normas por la mayoría.
no existen en él o son descalificados (desocupados
Esto dificulta cualquier e v a l u a c i ó n del derecho
crónicos, marginales, delincuentes de sectores bajos,
como variable de integración en una sociedad no jus-
militantes del antisistema, e t c é t e r a ) . Ocurre en la
ta, por lo menos para la comunidad en su conjunto.
Argentina con la tolerancia de los crecientes asenta-
Sin este requisito, no puede haber consenso posible
mientos ilegales, con las actividades semimendican-
que abarque a la m a y o r í a , y no puede n i siquiera
tes, los comercios no autorizados en la vía pública, la
decirse que "la m i n o r í a se desvía". N o hay tal mino-
ebriedad callejera y otras conductas otrora castiga-
ría, sino que la misma sociedad se encuentra divi-
das, y hoy sin sanción real. El hecho mayor es la i n -
dida en grupos antagónicos o indiferentes, cada uno
diferencia frente al delito, ya que el problema de la
de los cuales puede tener una idea m u y distinta de
resistencia policial a tomar denuncias ha derivado en
lo que es justo y del derecho que debe aplicarse en
la no formulación de las que se sabe que no t e n d r á n
cada caso. Pensamos que tales distinciones existen
destino alguno. Las personas medias dejan de creer y
t a m b i é n entre abogados y jueces, que son los encar-
terminan tolerando, como una maldición, su reali-
gados de aplicar el derecho, s e g ú n lo ratifica el am-
dad. Si la situación se les torna insoportable, puede
plio abanico de opiniones recogidas en nuestras i n -
que intenten migrar a otra sociedad donde creen que
se les garantizará su seguridad. vestigaciones.
Nuestra conclusión, obvia luego de lo dicho, es que
La impotencia del sistema oficial para hacer c u m -
un sistema operativo de derecho requiere un acuer-
plir las normas se extiende. La situación en la cual la
do básico que sólo se puede tener si no existen con-
clase media cada vez se empobrece más, y debe ha-
tingentes mayoritarios fuera de la sociedad civil. U n
cer malabares para no caer, no hace propicio el cam-
modelo de exclusión no permite la existencia de u n
po para el c u m p l i m i e n t o de normas, aunque no se
derecho integrado; el orden jurídico se vuelve, en ta-
trate de las penales. Cuando se trata de subsistir, no
les casos, la estructura misma del conflicto.
hay margen para la buena letra. El pago de impues-
Tampoco creemos que una reforma social pueda
tos puede ser una obligación cívica a la que algunos
partir de u n cambio en las normas jurídicas; éstas
(o muchos) no se ajustan por avidez, irresponsabili-
cambian cuando se alteran las creencias mayoritarias
dad o indocilidad, pero no es el caso de impuestos
sobre lo que es justo y lo que es injusto. La concep-
que no se pueden pagar, y que obligan a decidir en-
ción racionalista del derecho no se sustenta: para
tre subsistir o abonar. Frente a ello, no hay, realmen-
que el nuevo derecho tenga su lugar en la práctica

126 127
efectiva, deben ser compartidos los criterios que imponerlo y otro no logre eludirlo, no cuando inexo-
avalen su aplicación. rablemente corresponda su aplicación.
N o se ve en la Argentina c o n t e m p o r á n e a n i n g ú n De m o d o que deberemos analizar los puntos si-
principio de acuerdo sobre los temas fundamentales guientes sobre una base m u y endeble: suponer que
de la convivencia social; ni respecto de la economía, el consenso no existe, y el derecho, en todo caso, es
tema central desde hace cincuenta años, ni desde las fragmentario y obedece a los intereses de ciertos gru-
conductas que deben ser reprimidas y cuál es el t i p o pos. Su aplicación depende de si se está de acuerdo
de represión que debe instrumentarse. Falta asimis- con tales intereses o en contra de ellos. De modo
mo liderazgo social, y estos temas no se debaten am- que pondremos en el futuro incierto una sociedad
pliamente; se puede decir que falta t a m b i é n interés organizada sobre bases m á s firmes y acordadas, en
popular (y nivel educativo) para el planteo de tales la que se crea en principios básicos y en su instru-
cuestiones: hay, eso sí, superficialidad, prejuicio y n u - m e n t a c i ó n por el derecho. Y sobre esta suposición,
merosos pescadores ideológicos en río revuelto. A fal- admitiendo que se ha pensado bien u n diseño so-
ta de acuerdo, las explicaciones simplistas abundan, cial, basado en acuerdos mayoritarios que no exclu-
los modelos de salvación se suceden, y las personas yan a demasiadas personas (siempre h a b r á exclui-
comunes, que poco entienden de cada situación, sal- dos, en cualquier sistema, aunque m á s no sea por
vo por observar su propia vida en decadencia, se su- decisión propia, o por no aceptar n i n g ú n acuerdo),
man a las propuestas o las discuten sin saber a cien- entonces sí el derecho puede ser u n instrumento
cia cierta q u é es lo que votan o rechazan. adecuado o inadecuado, los jueces pueden ser bue-
En este campo, la reforma social depende de u n nos o malos, el sistema judicial puede ser eficiente
modelo político que no se encuentra a principios del o lamentable.
siglo X X I . Mientras no exista, es inútil pensar en la La falla de este razonamiento, para la actualidad,
instrumentación; primero se debe decidir q u é hacer es manifiesta en cuanto, cualquiera sea el derecho
y luego c ó m o hacerlo. El derecho pertenece al "có- legislado, los intereses t r a t a r á n de forzarlo en pos de
mo", no al "qué". U n error c o m ú n es pensar que el sus objetivos. Abogados tratarán de que la letra de la
derecho soluciona los problemas o que significa so- ley exprese lo que no dice, jueces opinarán de con-
luciones: lo único que hace es instrumentarlas, bien formidad con ideologías propias y contrarias a la del
o mal. Pero, por sí mismo, no representa una solu- legislador, profesores de derecho girarán en un "cie-
ción; si lo que trata de expresar ha sido mal pensa- lo de los conceptos" con ajenidad total a la realidad
do, representa intereses minoritarios o alimenta cier- de sus alumnos, cuando sean colegas, y con cierta es-
tos bolsillos a expensas de otros. N o es m á s que u n quizofrenia respecto de su propia realidad actual co-
instrumento, no puede ser m á s que quien lo ha idea- mo jueces y abogados. Pero frente a ello, proponemos,
do o lo usa. Sin embargo, el derecho es una parte i m - por lo menos, u n sinceramiento, que no existe: ma-
portante del ordenamiento social. Mientras la socie- nifestar que el derecho, lejos de ser u n instrumento
dad vaya a la deriva, el derecho sólo se aplicará de integración, puede serlo de ruptura, y que m u -
erráticamente en la medida en que alguien pueda chos operadores jurídicos, lejos de hacer lo que pien-

128 129
expresa nuevamente la razón jurídica original, que
san y pensar lo que hacen, tienen u n discurso p ú b l i - no tiene en cuenta la p r o t e c c i ó n del trabajo. D e ello
co y otro privado, dicen hacer una cosa y hacen otra, no resulta n i n g ú n sentido unitario.
sostienen u n criterio y aplican una solución basada Si bajamos al nivel formal, el proceso, sea civil o
en la ideología contraria. penal, no parece representar una organización de la
El primer punto de u n cambio sería tener u n de- b ú s q u e d a de la verdad, sino un cumplimiento de pa-
recho oficial de mayor coherencia. La coherencia t o - sos que representan ficciones reconocidas. En mate-
tal no existe, por supuesto, pero en nuestro caso es ria penal, la verdad accesible se veda en virtud de u n
peor, primero por la profusión de normas (la "manía exceso de principios "garantistas" cuyo límite tampo-
legiferante", según la cual, donde hay un problema co es claro. ¿ Q u é se busca? ¿ Será el castigó de los de-
debe haber una ley, y, si es posible, dos) y segundo lincuentes, luego de investigar su culpabilidad, o su
porque el sistema jurídico no se encuentra inspirado impunidad? ¿Se acepta la responsabilidad individual,
en principios y valores comunes. El sociólogo del de- o se postula que la responsabilidad es de la sociedad?
recho francés A . J. A r n a u d (1981), al tratar de la ra- En este campo es difícil saber, en la Argentina de hoy,
zón jurídica, sostiene que la coherencia amplia de la q u é se está defendiendo, y quiénes lo defienden, y la
razón que sustenta u n derecho sólo se observa en los crisis del derecho penal se halla en boca de los trata-
momentos revolucionarios, pero que luego se va ate- distas, de los profesores y de los jueces.
nuando al recoger nuevos principios, no obstante lo
A partir de un derecho m á s coherente, se p o d r í a
cual puede reconocerse. Tal es el caso de la r a z ó n de
lograr una aplicación del mismo tipo. Pero esta con-
la Revolución Francesa, que puede reconocerse en el
clusión no es segura. Lo que sí puede serlo es que u n
derecho francés actual, no obstante las modificacio-
derecho inspirado en principios contradictorios deja
nes sufridas. Pero en otros casos, a una r a z ó n j u r í d i -
u n marco a m p l í s i m o para divergencias interpretati-
ca inspiradora de un sistema (por ejemplo, nuestro
vas ilimitadas, ya que siempre h a b r á una norma, ma-
código civil, de inspiración liberal individualista), se
yor o menor, en la que apoyarse para resolver lo que
agregan instituciones inspiradas en otras razones j u -
se quiera. Esta posibilidad siempre existe (no cree-
rídicas (por ejemplo, las instituciones agregadas por
mos en la formalización del derecho n i en "jueces c i -
la reforma de 1968, como las teorías de la i m p r e -
bernéticos", a pesar de todo el esfuerzo que algunos
visión y de la lesión, con inspiración en u n derecho
filósofos hacen). Pero una cosa es que no se pueda
social), que tornan incoherente el conjunto, y que re-
impedir, y otra cosa es facilitarlo de tal manera.
quieren interpretaciones permanentes sobre la pre-
Si t u v i é r a m o s una sociedad con u n acuerdo bási-
valencia de uno u otro criterio, de uno u otro valor,
co que incluyera a la mayoría, con divergencias
de una u otra razón.
aceptables en cuanto a permitir u n sistema de rela-
U n ejernpio de esto ha sido el derecho laboral na- tiva coherencia que abarcara a los restantes, y, como
cional; su misma existencia proviene de una r a z ó n resultado de ello, la posibilidad de expresarlo en u n
jurídica ajena al derecho civil tradicional, y así ope- orden j u r í d i c o positivo de similar organicidad, ¿qué
ró por unas décadas. Luego, el retorno al liberalismo nos faltaría para tener u n sistema judicial aceptable?
inicial lo violentó hasta que en muchas disposiciones
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