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II.- EL PROBLEMA
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Cfr. URIARTE MEDINA, Carlos, La Prueba Ilegalmente obtenida en el proceso penal.
En: Normas Legales, Nº 275, Abril, 1999, p. A-55.
2
Pero lo más lamentable de todo el problema esbozado es que,
a pesar que en la etapa de investigación (policial y judicial) de un
proceso penal se han evidenciado claramente la violación de
derechos fundamentales o normas procesales; sin embargo, se ha
llegado ha establecer que un porcentaje considerable de
sentencias condenatorias, como han sido en los casos de delitos
de terrorismo sólo para poner un ejemplo, se han emitido sin valorar
adecuadamente los medios probatorios recabados, lo que ha
acarreado consecuencias lamentables.
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4.- ¿Los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y la
Constitución Política vigente se deben tener en consideración frente a
la incorporación de pruebas ilegalmente obtenidas dentro de un
proceso penal?
III.- OBJETIVOS:
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3.2.3.- Demostrar que en nuestra jurisprudencia nacional no existe
uniformidad de criterio respecto al valor probatorio de algunos
medios de prueba que violan derechos fundamentales y normas
constitucionales o procesales.
IV.-JUSTIFICACION DE LA INVESTIGACION
5
magistrados (Jueces y Fiscales) puedan detectar y excluir del
proceso penal aquellas pruebas ilegalmente obtenidas, aplicando
para ello la teoría de las Regla de exclusión, la teoría de los frutos
del árbol envenenado, la Constitución y los tratados internacionales
de Derechos Humanos; y de esta manera evitar de emitir sentencias
fundamentadas en medios probatorios que violan derechos
fundamentales y normas constitucionales y procesales.
5.1- Generalidades
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Quienes, están en contra de la prueba prohibida la rechazan
en base a tres razonamientos fundamentales:
1.- Que sólo defendiendo la inadmisibilidad de la prueba prohibida
puede conformarse un Estado de Derecho, ya que el amparo judicial
a tales ilegalidades repercute necesariamente en las demás
estructuras del Estado.
2.- Que la verdad no es un valor absoluto y existen límites derivados
del respeto de los derechos fundamentales.
3.- Que la ausencia de la prueba prohibida produce de hecho una
ausencia de control sobre la policía, lo cual no redunda en beneficios
sociales.
5.2.1.- Concepto.
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violación se puede haber causado para lograr la fuente de prueba o el
medio probatorio3.
a) Obtención Ilegal.-
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probatorio que se obtenga en violación de ellas sea considerado
ilegal y, por ende, carezca de valor para fundar la convicción del
Juez. En este sentido por ejemplo la prueba recogida infringiendo
la garantía de la inviolabilidad del domicilio “carece de aptitud
probatoria”, y que corresponde dejar sin efecto la resolución
dictada en contra del imputado si en ella “se meritúan pruebas
recogidas de un allanamiento y secuestro5.
b) Incorporación Ilegal.-
5
CAFFERATA NORES, José, La Prueba en el Proceso Penal, Ediciones Depalma,
Buenos Aires 1994, p. 14.
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El ingreso del dato probatorio en el proceso deberá ser realizado
respetando el modo para hacerlo previsto en la ley. Por ejemplo, si
se tratara de la declaración de un testigo, éste deberá prestar
juramento (art. 142 del C. de P.P).
Además, cuando la ley impusiera alguna formalidad especial
para su producción, relacionada con el derecho de defensa de las
partes, la observancia de ella será también condición sine qua
non para que la prueba que se obtenga pueda ser regularmente
incorporada. Por ejemplo si se tratará de un reconocimiento se
deberá previamente describir al inculpado así como deberá
presentarlo junto a otras persona que tengan similares
características.
6
SAN MARTIN CASTRO Cesar, Derecho Procesal Penal, Vol. II, Ed. Grijley, 1999, p.
655.
7
En: DE OLIVA DE LOS SANTOS : Tratado de Derecho Procesal Penal, Centro de
Estudios Ramón Areces, Madrid 1993, p. 469.
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El tipo de estudio que vamos a realizar en el presente trabajo
de investigación, es un estudio exploratorio-explicativo, es decir, se va
empezar por estudiar la teoría de la prueba prohibida, tema que por
cierto en nuestro país ha sido poco estudiado, para posteriormente ir
más allá del estudio de conceptos, como es indagar las causas o por
qué en nuestra administración de justicia se dan sentencias en base a
medios de prueba ilegalmente obtenidos.
Operacionalización de variables
- Condena de Inocentes
- Inadecuada valoración probatoria
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c) La inexistencia de un capítulo en la norma adjetiva sobre prueba
prohibida.
La Prueba Prohibida
Operacionalización de variables
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7.4.- Los Tratados Internacionales de Derechos Humanos y la
Constitución Política vigente se constituyen en una garantía
fundamental explícita frente a la incorporación de pruebas ilegalmente
obtenidas
Operacionalización de variables
- Instrumentos legales nacionales
- Instrumentos legales extranjeros
Operacionalización de variables
Negligencia.
Deficiencia
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B.- Variables Dependientes
Aparente Prueba lícita
VIII.- MUESTRA
La Prueba Prohibida
8.2.- Categorías
- La prueba obtenida violando derechos fundamentales
- La prueba obtenida violando normas constitucionales y procesales.
8.3.- Indicadores Empíricos
- Corte Suprema de Justicia
- Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de la
República.
- 20 expedientes con Reos en cárcel
- Delitos de Terrorismo y Comunes (Procesos Ordinarios)
- Años (1989-1991), (19995-1997) y (1999-2000).
8.4.- Encuesta
-Encuesta realizada a veinte Magistrados de la Corte Superior
de Justicia de Lima.
9.1.- Método.
Para la confección del presente trabajo preferentemente se
empleara:
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-El Método Deductivo, pues se parte de principios de validez
General, para deducir de ellos aplicaciones a casos específicos; y,
9.2.- Instrumentos.-
a.- Ficha de Bibliográficas
b.- Ficha Hemerografica
c.- Ficha de Resumen
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INDICE
Introducción
PRIMERA PARTE
Capítulo I
1.- Definición
2.-Derecho Penal y Derecho Procesal penal
3.- Funciones del Derecho Procesal Penal
4.- Esencia del Derecho Procesal Penal
5.- Metas y medios del Derecho Procesal Penal
Capítulo II
LA PRUEBA PENAL
1.- Definición
2.- Marco Constitucional de la Prueba
3.- El Derecho a la Prueba en el Proceso Penal
4.- La verdad real
5.- Límites al derecho de la prueba
6.- Degradación del proceso penal: Abusivo y Autoritario
Capítulo III
LA PRUEBA PROHIBIDA
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4.1.- Teoría de la regla de exclusión
a.- Obtención Ilegal
b.- Incorporación Ilegal: Participación del Ministerio
Público
4.2.- Teoría del fruto de los frutos del árbol envenenado
6.- La prueba prohibida y las sentencias injustas.
7.- El Ministerio Público y la prueba prohibida.
Capítulo IV
1.- Concepto
2.- Interceptación telefónica
3.- Naturaleza jurídica
4.- Alcance del Derecho constitucional a las comunicaciones
privadas
5.- La intervención judicial de las comunicaciones y sus requisitos
6.- vulneraciones prohibidas de las comunicaciones
7.- Interceptaciones telefónicas y valor probatorio
Capítulo V
Capítulo VI
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LA PRUEBA PROHIBIDA EN NUESTRA ADMINISTRACIÓN DE
JUSTICIA
APORTES
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
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BIBLIOGRAFIA
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- FENENCH, Miguel: Derecho procesal penal, Labor, Barcelona,
1952.
22
- QUIROGA LEON, Aníbal: Los derechos humanos, el debido
proceso y las garantías constitucionales de la administración de
justicia, en EGUIGUREN PRSELI, Francisco (Editor): La
Constitución peruana de 1979 y sus problemas de aplicación, Lima,
Cultural Cuzco, 1987.
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VLADIVIDEOS E ILEGALIDAD DE LA PRUEBA
José Hurtado Pozo
IDEELE – Revista del Instituto de Defensa Lega, n° 140, setiembre
del 2001 (p. 73)
En la medida en que, en el proceso penal, se reconocen y respetan
efectivamente los derechos humanos, se garantiza mejor la
protección de las personas. Es el caso, por ejemplo, cuando la
búsqueda y la administración de pruebas han sido efectuadas de
manera leal, correcta y conforme a los principios generales del
derecho (en especial, los de la legalidad y de la legitimidad de los
medios).
Cuando estos criterios no han sido respetados, surge el problema
de saber si las pruebas indebidamente obtenidas o administradas
tienen o no valor para iniciar o continuar un proceso penal y, llegado
el caso, dictar sentencia condenatoria o absolutoria. Se trata pues
de determinar qué destino dar a las pruebas ilegales en el proceso
penal. Un ejemplo típico y de gran importancia actualmente en el
país es el caso de las grabaciones efectuadas de las numerosas
entrevistas que tuvieron lugar en los locales del Servicio de
Inteligencia Nacional.
Se puede afirmar que, en estos casos, se presentan dos
posibilidades extremas: por un lado, excluir toda prueba irregular y,
por otro lado, admitirla en general. La primera opción es
evidentemente un criterio bastante liberal y, por tanto, favorable al
individuo. Por el contrario, la segunda favorece a la sociedad y, por
consiguiente, propicia generalmente un sistema autoritario.
Hasta donde llegan nuestros conocimientos, no hay legislación que
adopte de manera exclusiva una u otra solución. En general, las
leyes procesales tienen en común que no admiten las pruebas
irregulares; pero se distinguen por la mayor o menor amplitud con
que prevén excepciones a esta regla general.
En los casos en que el sistema se caracteriza por la manera
restrictiva en que acepta excepciones, éstas son rechazadas
teniendo en cuenta la gravedad de los perjuicios causados a las
partes, en particular al imputado. En la práctica, sin embargo los
juristas distinguen entre inutilidad absoluta y relativa de la prueba
ilegal. La primera vicia todos los actos de procedimiento basados en
la prueba ilegal, la segunda sólo algunos de éstos.
En sistemas menos rígidos, se (p. 74) prohiben determinados
procedimientos para buscar las pruebas y ciertas maneras de utilizar
las pruebas (administrar pruebas respecto a determinados hechos,
excluir ciertos medios de prueba y prohibir algunas formas de actuar
a los órganos de persecución). Para decidir si una prueba obtenida
ilegalmente puede o no ser utilizada en el proceso, se recurren a
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determinados criterios. Uno de los más utilizado es el de la
comparación de los intereses en presencia (interés del individuo en
la protección de sus derechos e interés del Estado en la represión
de los delitos).
Un problema especial es cómo apreciar los elementos probatorios
deducidos de pruebas ilegales.
Por ejemplo, el testigo, a quien no se le indica que tiene el derecho
de negarse a testificar, revela el medio con el que se ha cometido el
crimen investigado. Estas pruebas sólo deben admitirse siempre y
cuando fuera seguro o altamente probable su obtención legal.
Ante el conflicto de intereses individuales (respeto de los derechos
fundamentales de la persona) e intereses públicos (reprimir los
delitos para proteger los bienes jurídicos de las personas), parece
conveniente optar por una solución intermedia que busque
establecer un equilibrio, el mismo que redundará en el desarrollo
ordinario de las actividades y en el fortalecimiento del Estado de
derecho. Así, como resulta inadmisible condenar un inculpado sobre
la base de una sola prueba ilegal, también repugna no sancionar un
inculpado por el simple hecho que su responsabilidad ha sido
demostrada también mediante una prueba obtenida violando una
norma procesal.
En este contexto, cabe preguntarse qué dice nuestra ley procesal
penal. El art. 139.3 de la Constitución consagra el derecho a un
debido proceso. Declaración que implica garantizar y respetar
debidamente los derechos humanos en el proceso penal. El art. 195
del Código procesal de 1991 establece que “todo medio de prueba
para ser valorado, debe haber sido obtenido por un procedimiento
legítimo e incorporado al proceso conforme a la ley”. Tratándose de
una norma procesal, este artículo está dirigido a los órganos
competentes, los únicos autorizados para obtener, incorporar y
valorar las pruebas judicialmente. La legalidad del procedimiento
para obtener o incorporar un elemento probatorio está
fundamentalmente determinado por el respeto de los derechos de la
persona. Por esto, tradicionalmente, se declaran carentes de efectos
legales las pruebas obtenidas mediante violencia, indebida
intromisión en el domicilio, comunicaciones o documentos
personales o la violación de cualquier otro derecho fundamental de
la persona.
Sin embargo, queda abierta la cuestión de saber si esta regulación
excluye de manera absoluta toda prueba obtenida indebidamente,
comprendiendo los casos en los que esta violación sea debida a
circunstancias sobre todo formales. Así mismo, si en ningún caso
hay que tener en cuenta el interés de la comunidad en sancionar a
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los responsables de delitos y garantizar eficazmente el orden y la
seguridad públicos.
En esta perspectiva global, debe interrogarse sobre el valor
probatorio que debe darse a los vladivideos en un proceso penal. Se
trata evidentemente de un problema complejo y polivalente.
Es innegable que su origen es delictuoso en la medida en que las
grabaciones han sido realizadas contra la voluntad de las personas
concernidas y que suponen violaciones de derechos fundamentales,
como el de la intimidad.
También es cierto que las grabaciones no fueron practicadas ni
ordenadas por órgano judicial competente con la finalidad de probar
la comisión de ciertos delitos (corrupción, chantaje, extorsión, etc.).
Tampoco lo fueron su descubrimiento y sustracción para ponerlas en
conocimiento del público y de las autoridades competentes. Lo
hicieron terceros impulsados por intereses personales y, según la
manera como procedieron, cometieron infracciones (violación de
domicilio, apropiación indebida, etc.).
La cuestión no es, en consecuencia, si las cintas videos constituyan
pruebas ilegales por haber sido obtenidas por los órganos de
persecución mediante procedimientos contrarios a las normas (p.
75) procesales o violando los derechos fundamentales de los
inculpados. Se trata más bien de saber en qué medida dichas cintas
pueden, por un lado, ser utilizadas por los jueces o los
representantes del Ministerio Público para comenzar una
investigación penal o continuarla y, por otro lado, administrarlas
como pruebas durante el proceso.
Al respecto, hay que distinguir dos aspectos: el primero concierne el
procesamiento del autor del delito que produce el elemento que
servirá de prueba. Este último no puede ser considerado prueba
ilegal por la simple razón que constituye el cuerpo del delito (contra
la intimidad). El segundo es el proceso destinado a probar el delito
cometido por quien ha sido objeto de las filmaciones secretas. En
este nivel, la primera certitud es que no puede admitirse de manera
absoluta su total inutilidad procesal. Basta pensar que bien pueden
ofrecer la información inicial que permite al órgano competente
comenzar una investigación para comprobar si un delito ha sido
realmente cometido. Esto es particularmente decisivo en sistemas
como el nuestro, en el que el funcionario encargado de perseguir los
delincuentes está obligado a ejercitar la acción penal desde que
tiene conocimiento de que un delito ha sido posiblemente cometido.
De lo contrario, podría considerarse sin fundamento el inicio de una
investigación penal por delito de homicidio o genocidio si la
autoridad competente se basó en informaciones sobre la fosa
clandestina donde habían sido enterradas las víctimas y, por
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ejemplo, obtenidas por terceros ejerciendo violencia sobre uno de
los delincuentes.
Otra cosa es aceptar que pueda condenarse a una persona,
protagonista de una de las cintas videos, en base al simple
contenido de ésta. Tratándose de una prueba irregular, debido sobre
todo a su origen viciado, es indispensable preguntarse si el
ordenamiento jurídico permite que se utilice el medio empleado
(filmar sin su consentimiento una persona) y que se administre como
prueba en el proceso. Según nuestro sistema y de acuerdo con las
formalidades establecidas, es posible obtener y actuar pruebas de
esta naturaleza (es el caso igualmente de las escuchas y
grabaciones de conversaciones telefónicas). Además, hay que
considerar el conflicto de intereses:
si la intimidad de las personas (en la medida en que las grabaciones
no conciernen actividades
públicas de las personas filmadas) debe considerarse de mayor
importancia que el interés público
de reprimir los delitos posiblemente cometidos. Al respecto, debe
estimarse de manera estricta en
particular la gravedad de las infracciones y la intensidad de la
perturbación del orden público. Por
ejemplo, el motivo personal por el que un alto responsable de uno
de los poderes del Estado
(pagar un tratamiento médico o los estudios de sus hijos en el
extranjero) acepta una prebenda es
un hecho que pertenece a su intimidad, pero el respeto a la
intimidad de este funcionario corrupto
no puede invalidar la cinta en que aparece grabado este hecho
como prueba del delito contra los
deberes de función que ha cometido.
En todo caso, la utilización de las pruebas irregulares debe ser
confirmada por la obtención y
administración de otros elementos probatorios que las confirmen. De
modo que debe rechazarse
la prueba ilegal como única base de una sentencia condenatoria. A
los órganos de persecución
corresponde entonces no sólo comprobar la autenticidad y apreciar
debidamente el valor de las
diversas y numerosas grabaciones hechas en el Servicio de
Inteligencia, sino también obtener
otras pruebas de cargo. Pero todo esto es precisamente materia del
procedimiento penal.
Esta manera flexible de abordar el problema planteado es quizás la
más conveniente para reforzar
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el Estado de derecho, el mismo que más depende de la capacidad y
honestidad de las personas
que de la perfección de las normas legales.
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