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CUADERNO DE TRABAJO ANEXO I: preguntas para guiar la lectura

Cervantes y la novela moderna: El coloquio de los perros


Protagonista(s):
Lengua Castellana y Literatura
• ¿héroes o antihéroes?
1º Bachillerato
IES Almadraba / Mayo de 2016 • ¿personajes planos o redondos?
• ¿personajes verosímiles o inverosímiles?
Materiales
Narrador, punto de vista y receptor:
• Texto íntegro de El coloquio de los perros, disponible en Edmodo • ¿narrador protagonista o narrador omnisciente?
y en la biblioteca del centro (Miguel de Cervantes, Novelas • ¿subjetividad en la presentación de los hechos u objetividad?
ejemplares: La Gitanilla, Rinconete y Cortadillo, El casamiento
• ¿a quién o quiénes va dirigido el relato?
engañoso y El coloquio de los perros, edición de Antonio Rey
Hazas y Florencio Sevilla Arroyo, Colección Austral, Espasa Espacio y tiempo:
Calpe, 2011). • ¿verosímiles o inverosímiles?
• Temas del manual de Akal sobre la prosa del XVI y XVII. • ¿retrato de la sociedad real de la época o la realidad aparece
• Materiales disponibles en Edmodo. como un decorado fuera de la historia?
PARTE 1: EXAMEN ESCRITO EN CLASE Propósito de la novela:
(lunes 23 de mayo) • ¿crítica social?
La prueba escrita constará de tres partes: • ¿entretenimiento?
1. Identificación de pasajes de El coloquio de los perros. • ¿evasión de los problemas del presente?
2. Verdadero o falso: deberá señalarse la veracidad o no de una Humor e ironía:
serie de afirmaciones sobre el argumento del relato. • ¿están presentes en el texto?
3. Comentario crítico: deberá redactarse una valoración general • ¿qué aporta su presencia o su ausencia en el relato?
del Coloquio, de al menos 200 palabras, atendiendo a los
siguientes criterios:
• Valoración general de tu experiencia lectora a modo de
introducción.
• Reflexión sobre el mensaje de la novela: ¿cuál es el
propósito de Cervantes?
• Reflexión sobre los personajes principales.
• Reflexión sobre la forma de la novela (estructura,
estilo, dinamismo o estatismo de la acción).
• ¿Crees que el Coloquio sigue siendo actual, en su forma
o en su mensaje?
• Cierre.
ANEXO II: homenajes contemporáneos al Coloquio 2
1 Míster Bones sabía que Willy no iba a durar mucho. Tenía aquella tos desde
hacía más de seis meses y ya no había ni puñetera posibilidad de que se le
Soy un gato, aunque todavía no tengo nombre. No sé dónde nací. Lo
quitara. Lenta e inexorablemente, sin que se produjese la más mínima
primero que recuerdo es que estaba en un lugar umbrío y húmedo,
mejoría, los accesos habían ido cobrando intensidad, pasando del leve
donde me pasaba el día maullando sin parar. Fue en ese oscuro lugar donde
rebullir de flemas en los pulmones el tres de febrero a los aparatosos
por primera vez tuve ocasión de poner mis ojos sobre un espécimen de la
espasmos con esputos y convulsiones de mediados de verano. Y, por si fuera
raza humana. Según pude saber más tarde, se trataba de un ejemplar de lo
poco, en las dos últimas semanas se había introducido una nueva tonalidad
más perverso, un shoshei, uno de esos estudiantes que suelen realizar
en la música bronquial —un soniquete tenso, vigoroso, entrecortado—, y los
pequeñas tareas en las casas a cambio de comida y de alojamiento. En
ataques se sucedían ahora con mucha frecuencia, casi de continuo. Cada vez
algún sitio he escuchado incluso que, en ocasiones, esos crueles individuos
que sobrevenía alguno, Míster Bones temía que Willy reventase por la
nos dan caza y nos guisan, y luego se nos zampan. Aunque he de decir que,
presión de los cohetes que estallaban en su caja torácica. Imaginaba que no
debido quizás a mi ignorancia y a mi poca edad, no sentí nada de miedo
tardaría en echar sangre, y cuando aquel momento fatal llegó finalmente el
cuando lo vi. Simplemente noté que el shoshei en cuestión me levantaba por
sábado por la tarde, fue como si todos los ángeles del cielo se hubiesen
los aires en la palma de su mano, y que yo me sentía flotar. Una vez me
puesto a cantar. Míster Bones lo vio con sus propios ojos, parado al borde de
acostumbré a esta novedosa perspectiva, tuve ocasión de estudiar
la carretera entre Washington y Baltimore, cuando Willy escupió en el
tranquilamente su rostro. El sentimiento de extrañeza todavía permanece
pañuelo unos espantosos coágulos de sustancia escarlata, y en ese mismo
en mí hoy en día. En primer lugar hablaré de su cara: por lo que yo sabía, las
instante supo que había desaparecido hasta el último resquicio de
caras de todo bicho viviente suelen estar cubiertas de pelo. Sin embargo, la
esperanza. Un olor a muerte envolvía a Willy G. Christmas, y tan cierto
suya estaba lisa y pulida como la superficie de una tetera. He conocido a lo
como que el sol era una lámpara que diariamente se apagaba y encendía
largo de mi vida a muchos gatos, de orígenes diferentes, pero ninguno
entre las nubes, el fin estaba cada vez más cerca.
tenía una deformidad como la de ese tipo. Pero no sólo era eso. Había más.
El centro de su rostro estaba ocupado por una enorme protuberancia, con
¿Qué podía hacer un pobre perro? Míster Bones había estado con Willy
dos agujeros en medio por los que, de vez en cuando, emanaban pequeños
desde que era un cachorro pequeño, y ahora le resultaba casi imposible
penachos de humo; algo que consideré ciertamente sofocante y fastidioso.
imaginarse un mundo en el que no estuviera su amo. Cada pensamiento,
Durante un rato me sentí enfermar por causa de esas asfixiantes
cada recuerdo, cada partícula de tierra y de aire estaba impregnado de la
exhalaciones. Ha sido sólo recientemente cuando he aprendido que aquel
presencia de Willy. Las viejas costumbres no se pierden fácilmente, y en lo
humo era producido por el tabaco, una cosa que, por lo visto, a los
que se refiere a los perros hay sin duda algo de verdad en el dicho de que
humanos les pirra.
llega un momento en que se es demasiado viejo para aprender, pero en el
miedo que sentía Míster Bones por lo que se avecinaba había algo más que
Natsume Sôseki, Soy un gato, Impedimenta, 2010
amor o devoción. Era puro terror ontológico. Si el mundo se quedaba sin
Willy, lo más probable era que el mundo mismo dejara de existir.

Paul Auster, Tombuctú, Anagrama, 1999

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