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Acerca de la responsabilidad en el tratamiento psicoanalítico

Abstract

El autor aborda la responsabilidad en psicoanálisis y su relación con el


determinismo a partir de la lectura e algunos escritos freudianos. Se articula esto
con la viñeta de un caso clínico. Se alcanza una distinción entre el término
responsabilidad en dos acepciones: la psicoanalítica y la de uso cotidiano.
Palabras clave: Psicoanálsis – responsabilidad - determinismo

En Psicopatología de la vida cotidiana, Freud afirma que no es posible


pensar un número ni un nombre con absoluta libertad. No hay en lo psíquico nada
que sea producto de un libre albedrío, que no obedezca a un determinismo.
Respecto al libre albedrío que algunos invocan contra el total determinismo
psíquico, dirá que dicha convicción no es incompatible con su aseveración. El
libre albedrío se justifica en decisiones triviales, mientras que en las grandes
elecciones uno se ve coaccionado psíquicamente, justificándose en la
imposibilidad de hacer otra cosa. (FREUD, 1901).
Se infiere de lo dicho que el determinismo psíquico alcanza las elecciones
vitales que uno toma. Problematiza así el estado de la responsabilidad por las
mismas, entendido este término en su acepción común, que piensa la
responsabilidad como la “capacidad existente en todo sujeto para reconocer y
aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente”. (RAE, 2016).
Se vuelve paradojal pensar un hecho realizado libremente y ponderar que
obedece a un determinismo.

Ahora bien, ¿es esta la responsabilidad que hablamos en psicoanálisis?


Freud no usa el término responsabilidad en el escrito de 1901, por lo menos no
directamente. Sí lo hace en una nota al pie, agregada en 1910, referida a una
reflexión de Ferenczi sobre el inconfesado menosprecio de los olvidadizos:

“Ferenczi informa, acerca de sí mismo, que ha sido un «distraído»,


famoso entre sus conocidos por la frecuencia y rareza de sus acciones
fallidas. Ahora bien, los signos de esa «distracción» le desaparecieron
casi por completo después que empezó a practicar el tratamiento
psicoanalítico de enfermos y se vio precisado a prestar atención también
al análisis de su propio yo. Opina Ferenczi que uno renuncia a las
acciones fallidas en la misma medida en que aprende a ampliar su
propia responsabilidad. Por eso sostiene, acertadamente, que la
distracción es un estado que depende de complejos inconscientes y es
curable por el psicoanálisis.” (el subrayado es mío)(FREUD 1910, 154)

Si bien esto no dice qué es la responsabilidad para Freud, da una un dato


interesante. Si se toma la licencia de pensar que Freud está de acuerdo con
Ferenczi, que es lo que sugiere la nota, es legítimo pensar que hay una relación
de incidencia entre la responsabilidad y los efectos del análisis. Puede inferirse:
es efecto del psicoanálisis ampliar la responsabilidad disminuyendo los actos
fallidos.
Lo que se desprende del fragmento es que la responsabilidad tiene
consecuencias clínicas. Pero es por lo menos confuso: ¿qué es aprender a
ampliar la responsabilidad?

II

Puede que la distinción que Freud hace en el mismo escrito entre


psicoanálisis y superstición esclarezca la cuestión: Esta última cree en la
existencia de la casualidad interior, el psicoanálisis en cambio cree que una
manifestación de la propia vida psíquica descubre algo oculto que pertenece
exclusivamente a ella. (FREUD, 1901)
Arriesgo la tesis de que esa ampliación de responsabilidad es conferirle
ese carácter de exclusividad a la manifestación psíquica. Que esa manifestación
de la vida anímica tiene que ver con la propia vida anímica. En Ferenczi, por
ejemplo, sus distracciones y olvidos le concernían.
¿Pero quién confiere esa ampliación? ¿Es una táctica del analista? ¿Es un
efecto del análisis mismo?
La tesis arrojada se refuerza en un texto ulterior, La responsabilidad moral
del contenido de los sueños, en donde Freud manifiesta que responsabilizarse por
los impulsos oníricos malvados es lo único que puede hacerse desde el terreno
del psicoanálisis, de lo contrario no aceptamos las revelaciones del contenido
latente y lo reprimido que hay en uno, rechazamos así el inconsciente. (FREUD,
1925)
Si lo único que puede hacerse desde el terreno del psicoanálisis es aceptar
las revelaciones del contenido latente y lo reprimido que hay en uno, es decir,
aceptar que las manifestaciones subjetivas, por ejemplo un olvido, nos
conciernen; se vuelve una condición que se impone para transitar un análisis no
condenar ni censurar todo lo que pase por la cabeza.

III

Quizás, una formalización de esta condición, es la regla fundamental del


psicoanálisis, única condición que se impone en el mismo. En la misma, se trata
de exhortar al paciente a decir lo que se le ocurra sin rechazar nada perturbador
que pase por su conciencia. (FREUD, 1913) Por un lado el analista insta a
cumplir la regla fundamental, por el otro lado el enfermo tiene que elegir qué
quiere hacer con ella. ¿Cumple la regla? Eso que dice, ¿descubre algo oculto que
le pertenece?
Figuro la regla fundamental del psicoanálisis como una invitación a ampliar
la responsabilidad del enfermo sobre lo que trae al tratamiento.
Párrafo aparte esta pregunta, ¿Qué lugar queda para la libertad del que
viene al tratamiento si la única forma de que se ubique en terreno psicoanalítico
es que obedezca a la regla fundamental?

IV
La elaboración teórica precedente es susceptible de articulación con el
siguiente extracto de un caso. No para fundamentarlo, pero si para problematizar el
término responsabilidad.

Primera entrevista. Elena luce expectante. Comenta que llega a


la consulta por pedido de la organización política donde milita, puesto que
en su estado, no puede participar de ese espacio. Cuando el analista le
pregunta por qué no puede participar, alega que se le está haciendo
imposible sostener las reuniones de asamblea: “no soporto el barullo que
se hace, toda la gente hablando. Necesito silencio, estar sola, y entonces
me voy y paseo o espero que no haya nadie en casa y vuelvo a
descansar”. Tampoco le es fácil dormir, por las noches se despierta con
“una fobia a la soledad” y ya no logra conciliar el sueño.
En su decir, de pronto surge un episodio reciente en el cual
intentó cortarse las venas con un cuchillo y fue asistida por los
compañeros de la organización. En otra ocasión uno de sus hijos la ha
encontrado caminando por las vías del tren. Elena no encuentra sentido a
estos episodios, porque cuando ocurrieron, ella “tenía la mente en
blanco”. Teme que en soledad se haga daño. Irrumpe en llanto, dice que
no le encuentra sentido a la vida, que fracasa en todo: no puede terminar
su casa de material; no puede participar activamente en la organización;
perdió un dinero importante; sus propósitos de ser abuela se ven truncos
porque su hija perdió un embarazo.
Este último punto, la pérdida de un hijo, la toca particularmente: la
vez que la encontraron con un cuchillo, lo anterior que recuerda es ver
una ecografía de su nieto fallecido. El analista vacila, decide dar por
finalizada la sesión, pero Elena le recrimina – Usted me hizo recordar
todas estas cosas, ahora pretende que me vaya a mi casa con todo esto -
¿y si me llego a hacer daño?
La sesión sigue un tiempo más, donde la pregunta de por qué se
haría daño lanza una serie de recuerdos referidos por un lado a la muerte
de una sobrina, hace ya veinte años, que ella consideraba como una hija;
y por otro lado a la relación con un padre que la sometió a ciertas
vejaciones, provocándole las ganas de irse de la casa o incluso de morir.
Un poco apaciguada, Elena se retira del consultorio.

Cuando Elena declama Usted me hizo recordar todas estas cosas, ahora
pretende que me vaya a mi casa con todo esto - ¿y si me llego a hacer daño? Y
desde la acepción común del término responsabilidad, que implica una lógica de
banquillo de acusado, puede inferirse que Elena responsabiliza al analista de
algo: hacerle recordar. Incluso es legítimo cuestionar para qué el corte de la
entrevista en ese punto.
Pero desde el terreno del psicoanálisis, y ya desde la construcción del
caso, es decir a posteriori; se puede pensar que esa pregunta es una
manifestación que el analista le confiere carácter de exclusiva pertenencia a
Elena y que tiene que ver con lo que luego ella tendrá para contar. Referencias a
la muerte de su sobrina y a relación con un padre.
Desde esta perspectiva, cada vez que el analista invita a asociar, invita a
ampliar su responsabilidad al enfermo, bajo la creencia de que aquello que dice
tiene que algo que ver con algo que dirá.
La responsabilidad en psicoanálisis no pareciera estar entonces en el
mismo espectro de sentidos de la responsabilidad como se la entiende
vulgarmente. No se trata de la capacidad de un sujeto por reconocer las
consecuencias por algo dicho u hecho; sino que aquello que se dice en el
transcurso de la sesión tiene que ver con algo de la vida anímica del sujeto.
La ampliación de la responsabilidad hace referencia a un modo distinto de
concebir la vida anímica.

Conclusiones

Es posible realizar una distinción clara entre la responsabilidad cómo termino


aplicado al sentido común y la responsabilidad en psicoanálisis. Lo mismo a partir
de ciertas inferencias e interpretaciones de algunos escritos freudianos.
Puede tener su implicancia clínica, por el mero hecho de que sólo una de
estas concepciones nos sitúa en el terreno psicoanalítico.

Lista de referencias bibliográficas

1. FREUD, S. (1901) “Psicopatología de la vida cotidiana.” En Obras


completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2014, VI.
2. FREUD, S. (1913) “Sobre la iniciación al tratamiento” En Obras completas,
Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2014, XII.
3. FREUD, S. (1925) “La responsabilidad moral del contenido de los sueños”
En Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2014, XVIII.
4. Real Academia Española. (2001). Responsabilidad. En Diccionario de la
lengua española (22.aed.).Recuperado de http://dle.rae.es/?id=WCqQQIf

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