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favole

Toda su obra se ve claramente influenciada por otros autores de corte clásico y romántico:
Desde Gustavo Adolfo Becquer, Goethe o Boudelaire a autores de novelas como Bram Stoker o
Edgar Allan Poe. Tampoco renuncia a las obras vampíricas más modernas como la saga de Anne
Rice.

La desesperación por el amor perdido es el tema central de la lucha de Favole -crada a imagen y
semejanza de su autora- por recuperrar a su vampiro. Ese que no quiso hacerla como él y que
renunció a convertirla en su princesa oscura para lo que la expulsó de su castillo. Era la única
manera de aguantar la tentación. Antes de profundizar en la historia de la propia Favole se nos
dibuja de manera sutil el carácter de su amado, el vampiro Ezequiel, a través de algunas de sus
víctima

El primero de los libros de la trilogía se titula ‘Lágrimas de Piedra‘. Se dedica a presentar a los
que van a ser personajes en partes posteriores. Este primer tomo se divide, a su vez, en tres
capítulos.

Lavernne es la primera en aparecer en ‘Las vírgenes del Lago‘. Cuanta la historia de una ninfa de
las aguas estancadas. Enamorada de Ezequiel después de vampirizarla la arrojó a una ciénaga
convirtiéndola así en la Reina de los espíritus de las aguas. De esa manera, en esa zona
desaparecen jóvenes mujeres casi a diario. Con ellas ha formado su territorio, su reino en la que
es dueña y señora de sus almas.

La siguente es Marquise, una joven rumana enamorada de un ángel de piedra para el que toca
día y noche su violín. A Marquise también la convierte Ezquiel para que así pueda estar con su
amado ángel por toda la Eternidad. Es ella quién inicia a Ezequiel en este instrumento que se
convertirá en elemento común a lo largo de la trilogía. Los años pasan y los aldeanos acabaron
con su existencia clavándole una estaca en el corazón. Aún así Marquise dejó un hijo que
participará de manera crucial en la historia.
En tercer lugar, en ‘Teatro de Máscaras‘ se presenta por fin a Favole y se da a conocer su
historia con el vampiro. Cómo Ezequiel la rescató de una tormenta de nieve, le llevó a su casa y
se enamoró de ella. Cuando Favole le pide que la convierta la expulsa del castillo. Comienza a
caminar sin rumbo y acaba en Venecia dónde se suicida tirándose al canal. Allí comienza a vagar
como un espíritu vampírico.

La propia Victoria Francés reconoce que esta, al ser su primera obra, también es la más sincera.
La protagonista de su relato es prácticamente un retrato suyo, también en el sentido físico pero
sobre todo, con esa tristeza del amor lejano, las atmósferas opresivas y oscuras. No sé porqué
pero la mayor parte de Favole me la imagino en invierno, entre niebla y árboles espectrales.

El segundo libro de la trilogía se llama ‘Libérame‘ y habla de la necesidad de Favole de dejar de


ser un espíritu condenado. En ‘El hada de Venecia‘ el relato se centra en los sentimiento de
Favole mientras deambula entre canales y edificios decadentes en una ciudad que se hunde.
Cuenta con ilustraciones realmente bonitas. La figura de Sacha, el espectro de un niño al pie de
un canal o a la propia Favole junto al agua mientras su figura se desvanece como un espectro. A
descatar el gran papel de los grises en esta parte, rotos por los vestidos de Arlequín de Sacha.

‘Cauldrón‘ es la segunda parte de ‘Libérame’. En ella conocemos a la hechicera Ebony, una


mujer misteriosa y oscura que finalmente conocemos como una poderosa hechicera relegada a
vivir en soledad debido a la intolerancia de la Inquisición. Favole le pide poder para encontrar a
Ezequiel para lo que pide un beso a cambio. Un beso vampírico que la coniverta. Lo hace y
mientras Favole gana en orientación Ebony consigue los poderes que le permitan consumar la
venganza contra todos aquellos que una vez le hicieron daño. Aquí la sangre, los bosques
umbríos y las hojas son las protagonistas. Se comienza a notar un cambio en el estilo de dibujo
cada vez más oscuro y más elaborado.

En ‘Necross‘ Favole se encuentra con el hijo de Marquise. Para ayudarle, le entrega el Necross,
un colgante que la guiará en el camino para encontrar a su amado vampiro. Las ilustraciones
continúan haciéndose más ricas, más oscuras.
Y llegó el tercero de la trilogía con algo de retraso. ‘Gélida Luz‘ incluye, por primera vez,
diálogos en el texto. Una vez más vuelve a incluir una introducción que resume el viaje de la
protagonista. Esta vez, lo hace a través de una marioneta, objetos con los que la autora parece
sentirse realmente identificada.

El primero de los relatos de este último tomo es ‘La dolorosa. Dulce epidemia‘. Gracias a un
hada llamada Anna, Favole consigue encontrarse con las Hadas del Desamparo pero sobre todo
con su reina Lavernne quién le revela un importante secreto sobre el Necross. Es en este punto
cuando mejor se puede ver la evolución en los dibujos de Victoria Francés ya que Lavernne es el
personaje que inicia la historia.

La segunda historia es ‘Angelique‘. En ella cuenta la pequeña historia de Perséfone una niña
perpetuamente enferma que muere el día de su florecimiento (que cursilada, madre). Ante ella
aparecen Favole, como una vampiresa hambrienta que quiere sangre y Angelique en el papel
de ángel de la Muerte.

Después de este impass en el hilo principal llega el capítulo que cierra la trilogía como tal:
‘Gélida Luz. El fin de la tiniebla‘. En él, Favole por fin se encuentra con Ezequiel en su castillo. Él
toca el violín de manera incontrolada hasta que se clava una estaca en el corazón, destino que
comparte su amada. De esta manera los dos caminan por la senda de los ángeles de piedra,
Sacha les pide acompañarle, algo a lo acceden. Por lo tanto, ambos hallan la paz, el amor y la
felicidad en la muerte. Al final, los que se quedan tristes son los ángeles de piedra

Como contenido añadido el tomo cuenta con una serie de bocetos y apuntes de la autora que le
siriveron para conformar la trilogía Favole. Pero antes de estos apuntes la edición integral de
Norma Editorial incluye una historia que bien podría servir como introducción. Se llama ‘Angel
Wings‘ y cuenta cómo una solitaria joven quiere seguir el alma de su gata, recién muerta, hasta
el cielo. Como punto original y ya que Victoria Francés diseña sus propios vestidos, como los de
sus protagonistas, el fin del relato cuenta con fotos de la propia Victoria vestida con el traje que
luce la protagonista de Angel Wings. Alas incluídas, sí.

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