Professional Documents
Culture Documents
CAPITULO PRELIMINAR
NOCIONES GENERALES
La ética se asemeja: a la psicología, en que ambas tienen por objeto los actos
humanos; a la lógica, en que ambas dan normas para dirigir la actividad del hombre.
1
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Expliquemos esta diferencia: las reglas de la lógica son necesarias para la obtención
de un bien particular: el juzgar y raciocinar bien; y sólo hipotéticamente, esto es, sólo
en el caso de que uno quiera aprender a juzgar y raciocinar bien; pero no en un sentido
absoluto para conseguir nuestro bien y fin supremo. En cambio las normas de la ética
son necesarias, no para la obtención de un bien particular, sino para alcanzar el bien
propio del hombre; no hipotéticamente, sino en forma absoluta, ya que si no
obtenemos el último fin, nuestra naturaleza quedará trunca y nuestro destino frustrado.
4ª A ella pertenece el examen de las dos normas de conducta que deben regir
nuestros actos: la ley y la conciencia.
2
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
2º La libertad es la facultad de elegir entre varias cosas, sin que nos apremie ni la
coacción exterior, ni la necesidad interior. (Psic. No 428). La libertad es condición esencial
del acto humano.
2º La segunda es la existencia de Dios, primer principio y último fin del hombre. Este
doble título establece doble dependencia del hombre respecto a Dios. Siendo Dios su
primer principio, el hombre depende de él como de su causa eficiente que lo sacó de la
nada y lo conserva en el ser. Siendo Dios su último fin, todos los actos del hombre deben
ser dirigidos de tal manera que no lo desvíen de él.
De un lado están las llamadas morales científicas, que quieren fundamentar la moral
simplemente en la observación de los hechos sin tener en cuenta la naturaleza racional
3
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
del hombre, y las relaciones que tiene con Dios, su primer principio y su último fin. Estas
teorías tratan de convertir la moral en una ciencia de las costumbres.
De otro lado están las morales apriorísticas, que quieren establecer una moral a
priori, desvinculada de toda experiencia, por ejemplo Kant. Para este "los conceptos
morales son por completo a priori; tienen su origen y su sede en la sola razón. La moral
no tiene en cuenta para nada la experiencia del hombre".
Grocio, Kant y otros autores dividen la Ética en moral y derecho natural; la moral
estudia las normas de conducta individual; el derecho, las normas o deberes que emanan
4
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
de las relaciones mutuas entre los hombres. Esta división tiene el inconveniente de
separar el derecho de la moral, el fuero interno del externo, como si el derecho pudiera
independizarse de la moral y la conciencia. La moral abarca las mismas nociones de
derecho y deber, que le están subordinadas y sometidas a sus leyes.
TRATADO PRIMERO
ÉTICA GENERAL
La 1ª es la noción de acto humano, ya que los actos humanos son el objeto material
de la Ética. Con esta noción está íntimamente relacionada la del fin del hombre, porque
la actividad humana debe ir encaminada a conseguir una finalidad última, de acuerdo
con la naturaleza del hombre.
5
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
CAPITULO I
Art. 1º SU NATURALEZA
1º Actos del hombre son los que proceden de él, pero no en cuanto hombre. 2º
Actos humanos son los que proceden del hombre en cuanto hombre, esto es, en
cuanto se diferencia de las criaturas irracionales. Pues bien, el hombre difiere de los
irracionales en que se determina a obrar con voluntad deliberada. Hay necesidad de
advertir que en este caso la diferencia se estima no en cuanto a la substancia del acto,
sino en cuanto al modo de obrar. Así un pensamiento o un deseo indeliberado, aunque
son actos del hombre en cuanto a la substancia, no son actos humanos, porque no son
actos propios del hombre en cuanto al modo de obrar. Por el contrario, el comer, beber,
caminar, etc., cuando proceden de voluntad deliberada, son actos humanos, aun cuando
sean comunes al hombre y al bruto, es decir, aun cuando no sean actos humanos en
cuanto a la substancia.
El acto voluntario es libre, menos cuando tiende al bien en general; en este caso es
necesario, pues siendo el bien en general el objeto propio de la voluntad, ésta no tiene
libertad de tender o no tender hacia él.
Todos los demás actos voluntarios que tienden a bienes particulares son libres. En
atención a esto, acto humano y voluntario se ligan como términos equivalentes.
6
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
cuando el resultado se intenta por sí mismo; v. gr. tomar para embriagarse. Indirecto,
cuando el resultado no se intenta en sí mismo, pero se ejecuta algo que uno prevé será
causa de él; v. gr. quien tomando licor para divertirse se embriaga.
2º Pasión es un movimiento fuerte del apetito sensitivo que busca el bien sensible, o
huye del dolor; p. ej. el odio, la ira.
Es antecedente cuando nace con anterioridad a la advertencia del entendimiento y al
consentimiento de la voluntad. Es consiguiente si sigue al acto de la voluntad que la
despierta o excita. La antecedente disminuye la libertad en la medida en que impide la
advertencia y el consentimiento; la consiguiente no afecta el acto libre.
3º Miedo es la perturbación interior por un mal que nos amenaza. Se divide en grave
y leve, interno y externo, justo e injusto. Es grave cuando nace del temor de un mal grave
e inminente; leve cuando nace del temor de un mal leve o de uno grave que puede
fácilmente apartarse. Interno o externo, según que sea provocado por una aprehensión
interior, o por una causa externa. Justo o injusto, según que sea infundido con derecho
o con injusticia.
Solamente el miedo que procede de una amenaza grave e injusta afecta el voluntario,
esto es, lo disminuye en proporción a la perturbación que infunde; y tan sólo cuando hace
perder el uso de la razón llega a destruirlo por completo.
7
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
4º Violencia es el impulso de una causa exterior libre que nos obliga a obrar contra
nuestra voluntad. La violencia no puede ejecutarse sobre nuestra voluntad, "nadie puede,
no queriendo, querer", dice San Ambrosio; las demás facultades sí pueden sufrirla.
Cuando es absoluta, esto es, cuando hecho todo esfuerzo, no ha podido ser
quebrantada, destruye el voluntario; cuando no, lo disminuye en proporción a la
resistencia.
La podemos dividir en moral, legal y social. Moral es la que tenemos ante Dios, y
ante nuestra propia conciencia; legal, la que tenemos ante las autoridades humanas;
social, la que tenemos ante la sociedad.
8
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
que vivimos. Y lo afecta de dos maneras: a) en una forma pasiva, en cuanto los hace
objeto de elogio o de reproche y vituperio; b) en una forma activa, en cuanto nuestro
ejemplo es causa de imitación.
En psicología vimos la influencia del ejemplo por la natural tendencia que tenemos a
la imitación. Tanto el mal ejemplo como el bueno irradian su poder en torno a sí, y
mueven a los demás a obrar en forma semejante. De aquí que todos nuestros actos,
tanto los buenos como los males tengan repercusión en los demás. En consecuencia
nuestra responsabilidad se extiende más allá de nosotros mismos por el alcance social
de nuestros buenos o malos ejemplos; y la solidaridad o responsabilidad social es una
prolongación de nuestra responsabilidad moral.
Con la noción de actos humanos están relacionadas las nociones de virtud y de
mérito.
CAPITULO II
LA VIRTUD Y EL MERITO1
Art. 1º LA VIRTUD
El sujeto de la virtud y del vicio es únicamente el ser racional y libre. En efecto sola
la criatura racional puede tener conocimiento de las nociones de bien y de mal,
indispensables para formar la noción de virtud y de vicio. Igualmente sólo la criatura libre
puede escoger entre el bien y el mal y llegar a tener mérito o demérito.
1
Todo lo relativo a estos capítulos II y III está tratado con mucha mayor amplitud en nuestro
"Curso Superior de Religión". Libro II, La Moral; a donde remitimos a los estudiosos.
9
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
3ª Las virtudes (como los vicios) presuponen ciertas disposiciones innatas, pero son
formadas y robustecidas por la repetición de los actos. Todos nacemos con ciertos
gérmenes de virtudes y de vicios, aunque no en la misma proporción, ni tampoco hacia
los mismos objetos. La educación buena o mala, los ejemplos y consejos y sobre todo el
esfuerzo personal o la falta de él harán que sean las virtudes o los vicios los que en
definitiva se desarrollen.
10
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
La templanza. Es una virtud que nos induce a moderar los placeres e inclinaciones
sensibles dentro del debido límite. Su objeto propio, es moderar los placeres del gusto y
del tacto. Por extensión, modera también todos los demás gustos y operaciones.
La justicia. Es una virtud que inclina nuestra voluntad a darle a cada cual lo que le
pertenece.
1ª Legal es la que mueve a los súbditos a obedecer las leyes y a procurar el bien
común de la sociedad.
3ª Conmutativa, es la que rige las relaciones entre los particulares, unos con otros,
y tiene por norma una estricta igualdad.
Se dice: a) La que rige las relaciones de los particulares, porque si la justicia legal
rige las relaciones de los súbditos con las autoridades, y la distributiva las de las
autoridades para con los súbditos, la justicia conmutativa rige las relaciones de todos los
hombres, considerándolos como iguales.
11
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Art. 2º EL MÉRITO
193. Su noción
Entre ambas nociones hay una conexión necesaria: el bien obrar trae un
acrecentamiento de nuestro valor moral, y este crea el derecho a la recompensa.
1º Son nuestra misma razón, y nuestra conciencia las que reclaman en primer
término la existencia del mérito, ya que ellas nos impiden suponer que todos nuestros
actos puedan tener el mismo valor moral; o que las acciones buenas merezcan
reproches, y las malas, recompensa.
12
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
El orden moral establece una diferencia esencial entre las acciones buenas y las
malas. Es imposible que Dios, que ha establecido esta diferencia esencial en cuanto a la
naturaleza de las acciones, no la tenga en cuanto a las consecuencias morales que
nacen de ellas. El bien merece aprobación y recompensa; el mal reprensión y castigo.
Tanto más cuanto que el bien exige generalmente de nuestra parte esfuerzo y
vencimiento; mientras que para ser malos nos basta seguir la voz de la pasión o de
intereses mezquinos.
Nota 1ª. Como consecuencia, hemos de deducir que el mérito y el demérito dicen
relación con la felicidad. El bien tiene derecho a ser recompensado con la satisfacción
del anhelo de felicidad que el hombre siente; y el mal debe ser privado de dicha
recompensa. No concebimos un divorcio permanente entre la virtud y felicidad, porque
ello sería una injusticia. Y precisamente el ver que la virtud no tiene en esta tierra la
debida recompensa, es uno de los argumentos más probatorios de que existe otra vida
donde esta aparente injusticia se rectifique.
2ª Evidentemente la noción de mérito tiene especial valor respecto a Dios, supremo
legislador y remunerador. Pero debe existir también respecto a los legisladores y
remuneradores humanos; y esto es parte muy importante de la justicia legal. Para que
la sociedad marche normalmente, es indispensable que haya el debido estímulo para el
bien y la justa represión para el mal.
CAPITULO III
Art. 1º EL FIN
Fin es aquello a que tiende el apetito, o aquello por cuya obtención algo se hace.
Así como hay un fin último en cada orden de actividad, así debe haber un fin último
para el hombre en cuanto tal. Este fin no le ha sido dado al hombre escogerlo, sino que
le ha sido impuesto por el Creador de su naturaleza. Este fin último del hombre es la
posesión del bien supremo e infinito, como lo probaremos. El fin último de todas las
criaturas es la glorificación del Creador.
13
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
2º El bien en cuanto apetecido como fin, se divide en bien en sí, útil y deleitable. a)
Bien en sí, es el que es apetecible por sí mismo. b) Útil, el que se apetece en razón de
otro, a cuya consecución se dirige. c) Deleitable, el que se apetece por la fruición o gozo
que trae.
Nota 1ª. El bien en sí toma el nombre de bien honesto cuando está de acuerdo con
la naturaleza racional del hombre. Los autores acostumbran dividir el bien en honesto,
útil y deleitable, sin distinguir entre bien en sí y bien honesto. Sin embargo, esta distinción
nos parece necesaria, porque puede existir un bien apetecible por sí mismo que no sea
honesto; p. e. un bien particular cualquiera, que no esté de acuerdo con la ley moral.
2ª. La recta razón nos enseña que el bien deleitable sólo puede ser apetecido como
efecto de la posesión del bien honesto. Sin embargo, muchas veces se quebranta esta
ley, y el bien deleitable es apetecido directamente por el deleite.
Todo ser tiende al bien, porque todo ser tiende a lo que le es conveniente y apetecible;
pero al tender al bien se lo propone como fin, a saber, como meta o término de su
propia actividad. De aquí que todo ser tienda al fin, so pena de no ejercer su actividad
natural.
El bien y el fin se identifican realmente, pues la voluntad no se mueve sino por el bien
verdadero o aparente. Pero se diferencian formalmente; para que una cosa sea buena
basta que sea apetecible; para que sea fin, es necesario que sea apetecida, esto es,
que de hecho mueva al apetito.
He aquí como prueba Santo Tomás el que toda actividad humana se propone
siempre un fin: “El agente no obra sino por la intención del fin, porque si el fin no lo
determina a un efecto, no haría una cosa más bien que otra. Para producir, pues, un
efecto determinado es necesario que se decida a una cosa determinada, que tiene razón
de fin”. (Suma, 1ª C. 1 a 3).
14
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Santo Tomás nos enseña que el fin es al mismo tiempo el principio y el término de
nuestra actividad. a) El principio, porque todo acto nace de la voluntad, y la voluntad no
se mueve sin la intención de un fin. b) El término, porque una vez conseguido lo que
apetece, la actividad de la voluntad deja de ejercitarse.
Comprobado que el hombre no puede obrar sino por un fin, término de su actividad,
presentase a nuestra consideración una cuestión importante: ¿se contenta el hombre
con apetecer el fin próximo de cada acción; o bien, tiende a un fin último, de tal manera
que subordine a éste los demás fines particulares? En otras palabras, ¿hay necesidad
de señalarle un fin supremo a la actividad humana? Respondemos afirmativamente,
diciendo que la felicidad es el fin supremo a que se enderezan todas nuestras
acciones, y respaldamos nuestra afirmación con varios argumentos.
1º Prueba de razón. El hombre obra por un fin último. En efecto, el fin que nos
proponemos: a) O es por sí mismo lo que mueve el apetito de tal suerte que descanse
en él, y entonces tiene razón de fin último. b) O es un bien ordenado a otro, y entonces
es apetecido en orden a un fin último, porque en los fines subordinados entre sí no se
puede dar proceso en infinito; en efecto, los fines intermedios no pueden mover sino
en razón del fin último. Así el estudiante se somete a estudio, lecciones, exámenes, en
vista del grado que en último término se propone. Hay, pues, entre los fines una
subordinación semejante a la que reina entre las causas eficientes: quitada la primera,
las demás pierden su razón de ser. De igual manera, suprimido el fin último, los fines
intermedios quedan sin explicación racional.
15
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
1º Condiciones del fin último. Son estas: 1ª) Que no esté subordinado a otro, pues
de otra manera la voluntad no descansaría en él. 2ª) Que todos los demás fines se
ordenen y subordinen a él, pues si existieran cosas apetecibles que no se ordenaran a
él, dicho fin no sería término del apetito. 3ª) Que satisfaga de tal manera el anhelo del
hombre, que fuera de él nada le quede por apetecer.
El fin último incluye la noción de felicidad o beatitud; pero antes que todo incluye la
posesión del bien supremo; y como efecto de ella, la felicidad o goce. Por eso,
apetecer directamente la felicidad, y no como consecuencia de la posesión del bien
supremo, es una desviación del orden debido.
3º Nos queda por explicar por qué, siendo Dios el bien perfecto e infinito, y el
único que puede saciar al hombre, no todos aspiran a su posesión, ni todos logran la
felicidad consiguiente a ella.
Aunque el bien supremo e infinito, Dios, es el bien perfecto del hombre, no todos
aspiran a su posesión, porque no todos lo conocen como tal. El conocimiento que
tenemos de Dios es muy imperfecto; no vemos con perfecta claridad que es el bien
infinito, y así fácilmente apreciamos otros bienes por encima de él.
Advierte Santo Tomás que todos aspiran al bien supremo considerado
subjetivamente: "Siendo el bien objeto de la voluntad, el bien perfecto del hombre es lo
que satisface plenamente su voluntad; así, que desear la felicidad no es otra cosa que
aspirar a que la voluntad quede saciada, lo que todos quieren". Pero cuando se trata
del bien objetivo, o sea de aquello en que consiste la felicidad, "no todos lo conocen
y en este sentido no todos lo desean". (Suma, 1º, 2º, q. 5 a 8).
16
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
A) Los bienes terrenos en que suele buscar el hombre su último fin y felicidad, son
o externos: placeres, riqueza, honores, fama, o internos: salud, ciencia, virtud. Pues
bien, la felicidad o bien supremo no puede consistir en ninguno de ellos, ni en la
suma de ellos. En efecto:
2º Todos sin excepción son inestables, pueden perderse; y todos, con excepción del
mérito y la virtud, desaparecen con la muerte. Pues bien, el simple temor de poder
perderlos en cualquier momento basta para que no puedan brindarnos perfecta felicidad.
4º Están subordinados todos ellos a la felicidad, puesto que todos los apetecemos
para ser felices; luego no son el bien supremo.
B) El bien y felicidad supremos del hombre consisten en la posesión del bien infinito
o sea de Dios, porque siendo Dios suprema Verdad, supremo Bien y suprema Belleza
puede saciar todas nuestras aspiraciones, tanto más cuanto que su posesión será
definitiva y sin perturbación alguna.
17
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
En esta cuestión del último fin, la filosofía cristiana no puede en manera alguna
desentenderse de las enseñanzas que nos brinda la revelación.
La felicidad del hombre cuando llega a poseer a Dios será inmensa, y en cierta
manera infinita, pues, aunque el acto del entendimiento que conoce a Dios y el acto de
voluntad que lo ama es limitado en sí mismo; sin embargo, en razón del objeto, que es
el bien infinito, y en razón de su duración que será eterna, será ilimitado; y por esta doble
razón formará la perfección última y la felicidad perpetua del hombre que será sin fin.
Como bien sabemos, la Revelación nos enseña que Dios ha elevado al hombre a
una felicidad sobrenatural, que consiste, en la visión directa de Dios y no en su
conocimiento por puro raciocinio. Sin embargo, si Dios no hubiera levantado al hombre
a este fin sobrenatural, nuestra felicidad natural hubiera consistido en la plenitud
del conocimiento y amor de Dios, proporcionada a nuestra capacidad natural. Nos
queda por responder una pregunta: ¿Por qué Dios, que es el bien supremo y la felicidad
infinita no arrastra tras de sí nuestra voluntad? Hemos de responder que por una falsa
y lamentable apreciación de las cosas, Dios se nos presenta muchas veces en esta
vida como un bien particular y no como el bien supremo e infinito. Triste condición la
humana, que puede caer en un engaño de tan graves consecuencias.
18
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
CAPITULO IV
Art. 1º LA MORALIDAD
La moralidad de un acto proviene del objeto, del fin y de las circunstancias. Estos tres
elementos hacen al acto bueno o malo y toman el nombre de fuentes de la moralidad.
19
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
pueden reducir a siete: persona, cosa, modo, fin, medios, tiempo y lugar. Las
circunstancias influyen en la moralidad del acto.
Así no es lo mismo darle a un pobre diez centavos que diez pesos; y en igualdad de
circunstancias tiene mayor mérito la limosna del pobre que la del rico. La razón es porque
la perfección moral lo mismo que la "metafísica" no le viene al acto de la sola substancia,
sino también de los accidentes.
El fin. Es la intención que el agente se propone. Siendo el fin lo que nos mueve a
ejecutar el acto, necesariamente influye en la moralidad. Así si un fin es gravemente
malo, daña por completo el mérito de una buena obra; y si es bueno, le agrega a la obra
buena una nueva bondad. Sin embargo, hay que tener en cuenta, que un fin bueno no le
quita la malicia a un objeto malo en sí, bien que en algo se la disminuya. De aquí el
importante axioma de que "el fin no justifica los medios".
Norma práctica. Para que una acción sea buena debe serlo en su integridad, esto
es en sus tres elementos: objeto, fin y circunstancias. Para que sea mala, basta que sea
malo el objeto o el fin o alguna de las circunstancias. De aquí el axioma: "Bonum ex
integra causa, malum ex quocumque defectu". "El bien nace de la rectitud total; el mal
de un solo defecto".
En abstracto hay actos que no son ni buenos ni malos, moralmente, p. ej.: caminar,
conversar, reírse, etc. Pero estos mismos actos considerados en su realidad concreta,
es decir, dentro de las circunstancias de lugar, tiempo, persona, cosa, modo, medios, y
sobre todo dentro de la circunstancia importantísima del fin que el agente se propone,
dejan de ser indiferentes.
Un acto ejecutado con advertencia y libre elección se propone siempre un fin. Pues
bien, si este fin es bueno, conveniente al hombre, el acto será bueno; si el fin es malo,
perjudicial al hombre, el acto será malo. De esta suerte la noción de bueno o de malo
acompaña siempre al acto humano.
Ni parece que pueda haber fines indiferentes. El simple hecho de tender a una acción
que no es mala en sí ni en sus circunstancias y que no desvía al hombre de su último fin,
ni vaya contra su naturaleza racional, hace que el fin no sea malo, sino bueno.
20
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
La noción de hecho moral nos la brinda la experiencia. En efecto, todos los pueblos
en todos los tiempos y lugares han reconocido una categoría especial de hechos, que
han recibido el nombre de hechos morales, y que tienen las siguientes propiedades:
1º Son actos humanos, esto es, actos verificados por el hombre con advertencia y
libre voluntad.
2º En segundo lugar los hechos morales son buenos o malos. Todo hombre
distingue entre lo bueno y lo malo. Sabe que honrar a Dios, que respetar la vida, fama y
bienes del prójimo son obras buenas; y que por el contrario los actos opuestos son cosas
malas.
3º En tercer lugar los hechos morales suelen revestir un carácter de obligación, que
no podemos desconocer. Así, no sólo sabe el hombre que odiar a Dios, matar, robar,
etc., son cosas malas, sino que conoce que son cosas que no debe hacer, que le están
prohibidas; y si las hace a pesar de esta prohibición, advierte que su conciencia moral
se lo reprocha y le causa remordimiento.
Por el contrario, cuando da a Dios el honor debido y respeta la vida y los bienes del
prójimo, su conciencia moral aprueba su conducta, y siente satisfacción y alegría.
Esta triple condición que acompaña al acto humano, de ser consciente y libre, de ser
bueno o malo, y de inducir obligación de conciencia, le da la fisonomía característica
que constituye el hecho moral. Los hechos morales son específicos del hombre, y
nunca se encuentran en el animal.
3º Profundizando en este estudio, vemos que el bien moral unas veces se nos
21
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
presenta simplemente como lícito, o bien como laudable; otras veces, como obligatorio.
En esta forma se presenta a la conciencia la noción de obligación moral, o ley moral.
De esta suerte del examen de los hechos morales llegamos a deducir la existencia de la
ley moral.
A) Llámase ley moral la norma impresa en nuestra razón que nos enseña la
distinción fundamental entre el bien y el mal, y la obligación en que estamos de
practicar el bien y evitar el mal.
1º La ley moral proviene de Dios como supremo legislador. En efecto, la ley moral
no puede provenir ni de nosotros mismos, ni de la sociedad. a) No de nosotros mismos,
porque es superior a nosotros, ya que nos es imposible desconocerla, destruirla,
modificarla en sus puntos fundamentales, o libertarnos de ella. b) Tampoco puede pro-
venir de la sociedad, puesto que ésta es incapaz de descender hasta la conciencia, y en
consecuencia, de ligarla con obligación interna, y de juzgar de su quebrantamiento. En
consecuencia, la ley moral nos lleva a aceptar la existencia de un supremo
legislador, que impera sobre nuestra misma conciencia y sobre la conciencia de todos
los hombres.
La moral independiente niega la subordinación que debemos tener para con Dios,
bajo múltiples respectos: a) Como a Ser supremo, fuente de todo ser, de toda verdad, y
de todo bien; b) Como a Creador y causa de nuestro ser y c) Como a legislador y
ordenador supremo de nuestras acciones; d) Como a fin último de nuestra actividad
racional.
22
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Tesis: Hay intrínseca y esencial diferencia entre el bien y el mal, impuesta por
la misma naturaleza, y no por determinación de los hombres.
Pues bien, una persuasión tan universal y tan constante no puede atribuirse a
causas exteriores, como son las leyes, educación, opiniones y costumbres, que son de
suyo diversas y mudables, y de hecho siempre cambian. Lo inmutable y firme no puede
encontrar su fundamento en lo mutable y efímero. Debe, pues descansar en la misma
naturaleza de las cosas, que no cambia, y de modo especial en la naturaleza racional
del hombre.
209. Prueba 2ª. De las mismas nociones del bien y del mal
Bien para el hombre es lo que está de acuerdo con su naturaleza racional y mal lo
que está en desacuerdo con ella. Pues bien, hay acciones que de suyo están de acuerdo
con la naturaleza humana; y otras que están en desacuerdo con ella. Luego debemos
admitir una distinción intrínseca y esencial entre el bien el mal. Probemos que hay
acciones que de suyo están de acuerdo con la naturaleza del hombre, y otras en
desacuerdo: a) en cuanto racional, está de acuerdo con su naturaleza el someter a la
razón los bajos instintos de la animalidad: sensualidad, crueldad, egoísmo exagerado;
está en desacuerdo el que la animalidad prime en él. b) En cuanto ser social, está de
acuerdo con su naturaleza respetar la vida, bienes, fama y honor del prójimo; y está en
desacuerdo el asesinato, el robo, la calumnia, el deshonor. c) En cuanto criatura, está de
acuerdo con su naturaleza el alabar, obedecer y reverenciar a su Creador; y está en
desacuerdo, la blasfemia y el odio y desprecio de Dios.
Luego la distinción entre el bien y el mal es una distinción natural intrínseca, por
estar fundada en la misma naturaleza del hombre.
210. Prueba 3ª. Por las fatales consecuencias que se seguirían si no hubiera
23
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
1º Caería todo el orden moral y social, no habría diferencia entre actos laudables y
vituperables, entre acciones justas e injustas.
3º Ninguna ley o costumbre pudiera llamarse moral o inmoral, ya que no habría norma
alguna superior a la que debieran acomodarse.
CAPITULO V
24
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
211. Nociones
25
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
3º Por último el hombre no es un individuo aislado, y tiene para con sus semejantes
deberes que cumplir.
Esta naturaleza humana tomada en su conjunto, es el fundamento próximo de la
moralidad. Será, pues, bueno, lo que esté conforme con ella, y malo lo que la contraríe.
26
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Así: podemos distinguir entre norma próxima y norma remota. La norma próxima es
la razón, y para cada individuo la conciencia. La norma remota es la ley. La norma
próxima: razón y conciencia son internas; la norma remota: la ley es externa al individuo.
3ª Además el mérito o bondad subjetiva le viene a un acto del recto uso de la libertad.
Pero la voluntad es una potencia ciega, y es a la razón a la que corresponde dirigirla.
Luego la razón es la norma próxima de la moralidad.
Podemos concluir con Santo Tomás: "En las cosas ordenadas por la voluntad la regla
próxima es la razón humana, la norma última la ley eterna".
CAPITULO VI
27
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
LA LEY
A) Definición. Santo Tomás define la ley: "Ordenación racional para el bien común,
dada y promulgada por quien tiene a su cargo la comunidad".
2º En razón del autor, la ley se divide en divina y humana. La ley eterna emana
directamente de Dios como principio y fin de todas las cosas. La ley positiva puede
derivar de Dios o de los hombres. Esta última se subdivide en eclesiástica y civil. He aquí
un cuadro sinóptico de esta división:
28
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
naturaleza de
las cosas Natural
2. Basada en la Divina
libre voluntad Positiva Humana Eclesiástica
del legislador Civil
A) La ley eterna. San Agustín la define: "La razón y voluntad de Dios que ordena
guardar el orden natural y prohíbe quebrantarlo".
B) La ley natural. La ley natural es la misma ley eterna en cuanto Dios la imprime
en las conciencias de las criaturas racionales.
La ley eterna y la natural tienen el mismo fundamento y las mismas propiedades, que
estudiaremos luego. Pero tienen algunas diferencias accidentales.
29
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Es de advertir que las leyes humanas reciben en último término su fuerza obligatoria
de Dios, de quien emana toda autoridad; porque ningún hombre, en cuanto hombre, tiene
poder para ligar la conciencia de otro.
30
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Así para hablar una lengua, hay necesidad de aprenderla; pero se trata de una obligación
condicional; supuesto que queramos hablarla, tenemos que aprenderla: no se trata,
pues, de una obligación absoluta, que derive de la misma naturaleza del hombre.
Pero si la prosecución del último fin nos es absolutamente necesaria, síguese que
también lo son el evitar el mal y el practicar el bien, pues se presentan como medios
indispensables para la consecución del fin.
a) Los primeros principios morales son estos: el bien y el mal son diversos;
debemos hacer el bien y evitar el mal; contra nadie debe cometerse injusticia. Sobre
estos primeros principios no cabe ignorancia o error. b) Hay ciertas consecuencias
próximas, esto es, que derivan directa y fácilmente de estos primeros principios; p. e.
Dios debe ser adorado; el asesinato y el robo son malos, etc. Sobre estas consecuencias
inmediatas tampoco puede darse error o ignorancia, al menos por mucho tiempo.
31
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
2º Pero hay otras conclusiones remotas, respecto a las cuales, sí cabe la ignorancia
y el error. Paso en el orden práctico lo mismo que en el especulativo: a) Los primeros
principios no pueden ser desconocidos y sobre ellos no cabe error; y en tanto estamos
ciertos de algún enunciado en cuanto podemos reducirlo a los primeros principios; p. e.
cuando probamos que de no admitir una cosa caemos en contradicción. b) Pero cuando
no podemos reducir las cosas a los primeros principios, entran fácilmente la duda, la
discrepancia y el error. Otro tanto pasa en el terreno moral: sobre los primeros principios
no hay error ni discrepancia; pero sí puede haberla y es frecuente cuando pasamos a
conclusiones alejadas de ellos.
Una ley puede dejar de obligar o sufrir modificaciones esenciales par alguna de las
cuatro causas siguientes: a) En razón de la materia, si llega a ser irracional o nociva; b)
en razón del tiempo, si terminó el plazo para que fue promulgada; c) en razón de las
circunstancias, si por el cambio de ellas ha llegado a ser inútil; d) en razón del legislador,
si éste la deroga o dispensa en ella.
Pues bien, la ley moral no puede ser afectada por ninguna de estas cuatro
causas: a) No puede llegar a ser irracional o nociva, porque está basada en la misma
naturaleza de Dios y del hombre, y su norma es el dictamen de la recta razón; b) no
puede cesar el tiempo para que fue promulgada, porque durará mientras dure la
naturaleza humana; c) tampoco puede llegar a ser inútil por cambio en las circunstancias,
porque la naturaleza humana es sustancialmente una misma; y porque la ley moral, sin
cambiar en lo fundamental, bien puede adaptarse a las circunstancias; d) no puede ser
derogada por el legislador, porque es la norma del bien y del mal, y no podemos suponer
que Dios prohíba el bien y ordene el mal.
224. Objeción
32
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Es falso igualmente que no haya moralidad entre los pueblos salvajes, y con
frecuencia en ellos las normas de moralidad tienen una aplicación más rigurosa.
Art. 3º LA OBLIGACIÓN
225. La noción
La necesidad que impone la obligación: a) no puede ser una coacción exterior, que
nos violente a la obra; b) tampoco puede ser una fuerza o necesidad intrínseca, que nos
mueva necesariamente a la operación, como pasa en los animales; c) es una necesidad
moral, que arranca de la ley moral y del fin.
33
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Advirtamos que bien moral y obligación no son términos coextensivos, sino que la
noción de bien es más extensa. En efecto, todo lo que es obligatorio es bueno; pero no
todo lo que es bueno, es obligatorio. Y ¿qué actos son obligatorios? Sólo aquellos que
nos son necesarios para la consecución del fin.
Art. 4o LA SANCIÓN
A) SU NATURALEZA
34
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
al cumplimiento de la ley: puede serlo absoluta o relativamente, según que produzca ese
efecto en todos o en algunos. b) Es ineficaz en el caso contrario.
Pues bien, ninguna de las sanciones de esta vida llena esas condiciones. Así: 1º
Las sanciones sociales: fama, honro, reputación, etc.: a) no se extienden sino a los actos
externos y públicos; b) muchas veces las obtienen los que no las merecen.
35
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
2º Las legales: a) No miran sino a los actos externos y públicos que la ley señala
como dignos de castigo; b) Muchas veces son injustos, o son burladas muy fácilmente.
3º Las naturales: alegría del bien, remordimiento del mal, son sin duda más
universales, justas y eficaces. Sin embargo, a) muchas acciones carecen de ellas, p. e.
las acciones heroicas que se realizan con el sacrificio de la vida, o las acciones criminales
que ponen fin a ella. b) Tampoco las experimentan debidamente ni las conciencias
delicadas, anhelosas de una gran perfección y siempre descontentas de sus obras; ni
las conciencias pervertidas que llega a ahogar la voz del remordimiento.
b) Es eficaz, la única verdadera eficaz para movernos a la práctica tantas veces ardua
del bien, y alejarnos de los incentivos del mal. Y a la verdad, la beatitud incluye la
posesión de todo bien; y por el contrario su pérdida incluye la presencia de todo mal. Y
esta sanción es eficaz precisamente por ser eterna. Siendo el alma inmortal, un castigo
temporal no es suficientemente eficaz, porque el tiempo, por largo que sea, es nada en
comparación de la eternidad.
CAPÍTULO VII
36
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
LA CONCIENCIA
El juicio que hace la conciencia sobre si tal acto inconcreto es bueno o malo después
de considerar el objeto, el fin y las circunstancias, se llama juicio práctico. La
conciencia, y en último término el juicio práctico, es la norma subjetiva próxima de
moralidad.
2º Diferencias. La conciencia psicológica nos certifica sobre la existencia de nuestros
actos; la conciencia moral, sobre la bondad o malicia de ellos. La primera enseña lo que
el hombre hace, la segunda lo que debe hacer.
2
Véase nuestro Curso Superior de Religión, donde está estudiado a fondo este tratado de
conciencia del No 366 al 382.
37
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
2º En razón del modo de juzgar, en recta y falseada. La recta juzga sobre la bondad
o malicia del objeto con aplomo y rectitud. La falseada juzga con ligereza e imprudencia.
La recta no se confunde con la verdadera porque es muy posible que uno juzgue con
aplomo, y sin embargo se equivoque.
La conciencia falseada puede ser: a) relajada o ancha cuando uno juzga que no hay
pecado donde en realidad sí lo hay; b) estrecha, cuando uno juzga que hay pecado donde
en realidad no lo hay; c) perpleja, cuando uno carece de orientación moral sobre la acción
que se le presenta; y d) escrupulosa, cuando cree que hay pecado ya en obrar, ya en no
obrar.
3º En razón de la firmeza del juicio, en cierta y dudosa. Es cierta cuando uno juzga
de la bondad o malicia de un acto sin temor de errar. Es dudosa, en el caso contrario.
38
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
El que está en duda práctica sobre la bondad o malicia de una acción, debe: 1º En
primer término procurar deponerla directamente mediante el estudio del asunto, ya por
medio de libros, ya acudiendo a personas ilustradas, ya atendiendo al modo de obrar de
personas prudentes y de buena conciencia.
2º Si no podemos deponer la duda por el estudio directo del asunto debemos acudir
a algunos principios indirectos. Hay uno de aplicación universal en estos casos y es
el siguiente: "Ley incierta no obliga". Que se aplica en la siguiente forma: Después de
hecha la diligencia suficiente por averiguar si tal ley me obliga, sin haber podido
esclarecerla, juzgo que tal ley no me obliga y quedo en libertad de obrar. Es de advertir
que este principio vale siempre ante el fuero de nuestra conciencia, pero no para
eximirnos de las leyes civiles, porque tal cosa se prestaría a graves inconvenientes.
Respecto a los principios indirectos particulares que también pueden sernos muy
útiles para salir de la duda práctica, véase el No 279 de nuestro Curso Superior de
Religión.
CAPITULO VIII
39
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
1er. Grupo. Los que niegan la moralidad, o distinción esencial entre el bien y el
mal. Tales son: a) Nietzsche, para quien la moral es un prejuicio anticuado, que sólo
debe merecernos desprecio.
b) Marx, Lenin y el comunismo, para quienes la moral es un prejuicio burgués que
debe reemplazarse por un nuevo criterio: es bueno todo lo que favorece la lucha de
clases y la revolución universal, incluso el crimen. Es malo lo que las combata.
a) El positivismo, encabezado por Comte, Stuart Mill, Taine, Littré, que pretende
reducir la moral al estudio de los hechos psicológicos, y proclama la moral
independiente, a saber, una moral independiente de todo principio religioso o
metafísico.
b) El evolucionismo biológico, cuyo principal representante es Spencer, que trata
de explicar el sentido moral como un desarrollo paulatino de la evolución
biológica.
c) El sociologismo de Durkheim y Levi-Brull, que reduce la moral al estudio de los
hechos sociales y de sus leyes.
d) El relativismo moral, que la reduce al criterio cambiante de los hombres o de
los pueblos.
3er. Grupo. Los que le dan a la moral sólo un fundamento positivo, negando que
la diferencia entre el bien y el mal sea natural. Para ellos esta diferencia ha sido
establecida: a) por las leyes (Hobbes); b) por el contrato social (Rousseau); por la
educación (Montaigne); d) por la opinión y las costumbres (Saint Lambert), etc.
4º Grupo. Los que interpretando mal la naturaleza del hombre, le señalan a la moral
una norma distinta de la recta razón. Son principalmente:
a) El hedonismo, que pone como norma de conducta el placer.
b) El epicureismo y utilitarismo, que señalan como norma la utilidad privada o la
pública.
c) El sentimentalismo moral, que señala como norma el sentimiento: la
benevolencia (Shaftesbury), la simpatía (A. Smith), la bondad (Diderot), la
compasión (Schopenhauer), la intuición de valores (Scheller), etc.
40
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Art. 2º HEDONISMO
236. Exposición
41
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
237. Crítica
El instinto de los animales tiene una ventaja sobre los instintos del hombre; y es que
el animal posee un instinto infalible, que no puede desviarse del fin propio de su
naturaleza; en tanto que el hombre puede desviar sus apetitos y fundar sobre el instinto
hábitos viciosos. Por donde se ve que los instintos deben ser dirigidos por una facultad
superior.
"Abandonarse a todos los impulsos del instinto es justamente todo lo contrario del
gobierno reflexivo de la conducta", dice con plena verdad un autor.
1º Identifica los valores hedónicos con los morales. Sin embargo, el placer no puede
identificarse con el bien, como lo prueban las frecuentes pugnas entre el deleite y el
deber.
42
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
3º Coloca el bien deleitable por encima del útil y del honesto, siendo así que el
bien honesto es el que debe primar. El placer y la utilidad, deben estar subordinados al
bien honesto, único que tiene las dos condiciones de ser fin y no medio, y de estar de
acuerdo con la ley moral y la naturaleza del hombre. Sólo subordinados al bien honesto
el bien deleitable y el útil pueden admitirse.
1º La búsqueda del placer por el placer envilece y degrada. "Para mayores cosas he
nacido que para ser esclavo de mi cuerpo", decía el pagano Séneca. Y la filosofía
cristiana ha sido una incesante afirmación de la supremacía del espíritu sobre la carne.
Utilitarismo es todo sistema que acepta como norma última de moralidad la utilidad.
Encierra dos doctrinas bastante diferentes entre sí: el utilitarismo hedonista y el
utilitarismo social.
43
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
A) UTILITARISMO HEDONISTA
Tiene por autor a Epicuro y por seguidores a Hobbes, Bentham, y es como una
reglamentación del placer. No difiere pues, esencialmente del hedonismo.
Para Epicuro, sigue siendo el placer la norma suprema de la vida; sólo que por el
interés del mismo goce no se puede ir impunemente detrás de cualquier placer.
Epicuro distingue entre el placer calmado y el placer que exige esfuerzo, y en
consecuencia desgaste y cansancio. Sólo el primero puede ser apetecido.
He aquí las normas que se deben seguir en la escogencia del placer:
Las virtudes: prudencia, templanza, etc. sólo existen para servir al placer. "Sin placer,
dice Epicuro, todas las virtudes no valen un as". No existe el deber sino cuando el placer
lo retribuye.
Crítica. Como el deleite sigue siendo para el utilitarismo el bien supremo del hombre,
todos los argumentos que combaten el hedonismo sirven también para refutarlo.
Agreguemos sólo que la norma suprema del utilitarismo es un estrecho egoísmo. Sólo
se tiene en cuenta el interés privado, el deber no existe si no procura ventajas; la virtud
es interesada, un simple medio de llegar al placer. Lo útil queda por encima de lo honesto.
En consecuencia, si produce placer y utilidad, cualquier vicio se justifica. Es ésta, a ojos
vistas, una moral relajada e indigna del hombre.
243. Crítica
La moral del interés general es superior a la del placer y de la utilidad privada. Su
fundamento ya no es un menguado egoísmo, sino que tiene en cuenta a los demás y
puede llegar hasta el heroísmo y la generosidad. Pero al lado de estas ventajas ofrece
errores y deficiencias fundamentales, muchos de ellos comunes con el hedonismo y
utilitarismo privado.
44
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
1º Identifica los valores morales con los económicos, políticos o sociales, siendo así
que con frecuencia estos se hallaban en lucha con el derecho y la moral.
3º Subordina el bien honesto al útil, cuando es el útil el que debe estar subordinado
al honesto.
245. No presenta los caracteres que debe tener la norma suprema de obrar
1º No es norma racional. La razón nos dice que hay diferencia entre una buena acción
y un buen negocio.
4º No es norma universal e invariable, porque los intereses, así los públicos como los
privados cambian con los tiempos y las circunstancias.
45
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
La felicidad suma debe corresponder a la facultad más noble del hombre. Siendo ésta
el entendimiento, la felicidad suprema está en la contemplación intelectual de la verdad.
El hombre consigue el pleno desenvolvimiento de su actividad natural por medio de
la virtud; la virtud es en consecuencia el único medio de llegar a la felicidad. Hay
dos clases de virtudes: las noéticas o intelectuales, en las cuales no cabe exceso; y las
éticas o morales, que consisten en un término medio entre dos excesos (No 13). Las
virtudes éticas son hábitos buenos adquiridos mediante el esfuerzo. La esencia de la
virtud consiste, pues, en la formación de buenos hábitos, mediante los cuales se tiende
a lo conocido como bueno.
Vivir de acuerdo con estos principios es vivir racionalmente, y en ello consiste la
felicidad.
247. Crítica
La moral del eudemonismo racional esta muy por encima del hedonismo y utilitarismo.
El ideal que debe realizarse ya no es el placer por el placer, ni el placer útil; es la felicidad
obtenida por la recta dirección de la actividad racional, en el sentido de la virtud.
Se han hecho algunos reparos al eudemonismo, siendo el principal el de que es una
moral utilitarista; pues la felicidad no tiene razón de bien honesto, sino de bien deleitable,
y en consecuencia obrar por ella es obrar por una utilidad interesada. Respondemos
que dentro del pensamiento aristotélico, se puede considerar la felicidad objetiva y
subjetivamente: objetivamente es el bien en sí, objeto de la voluntad; subjetivamente es
la posesión de dicho bien. En estas condiciones al perseguir la felicidad se persigue el
bien honesto, puesto que el bien subjetivo supone al objetivo. Así lo interpretan autores
bien documentados, aunque fuera de desear mayor claridad en Aristóteles sobre dicho
punto.
universo entero. Todas nuestras obras deben amoldarse a esta vida de serenidad y
armonía. La virtud se basta a sí misma, y es su propia recompensa.
249. Crítica
La moral estoica es una doctrina elevada y fue una escuela de dignidad y nobleza
para la antigüedad. En ella se moldearon los grandes caracteres romanos. Sin embargo,
cayó en errores importantes.
En síntesis, la moral estoica es digna y elevada, y fue una noble reacción contra el
47
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
251. Crítica
1º Parte de un falso supuesto, o sea, del tránsito natural del bruto al hombre, que
está muy lejos de ser comprobado. Contentémonos aquí con advertir que las leyes
evolucionistas de la vida y las leyes morales son contrarias, siendo imposible reducir las
unas a las otras. a) La ley suprema de la vida es para los evolucionistas el predominio
del fuerte; tal es la explicación que brindan las teorías de la lucha por la vida y la selección
natural de las especies. En cambio la ley suprema de la moral es el respeto al derecho,
a lo debido, aunque como muchas veces pasa, el derecho esté de parte del débil. b) La
evolución biológica es el resultado de una necesidad física. Pero ¿no es un absurdo
hacer derivar de una necesidad física la obligación moral de la conciencia?
2º Identifica los valores biológicos: fuerza, instinto, con los morales: de esta
suerte descarta la moral. Es claro que si la moral existe, a ésta le corresponde el juzgar
los valores biológicos. Estos valores son materia de la moral, y no norma de ella.
48
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
253. A) EXPOSICIÓN
Consecuente con su norma de rechazar toda noción que no esté fundada en
principios a priori, Kant rechaza la moral tradicional, basada en la naturaleza del hombre
y de Dios, legislador supremo y último fin. Tampoco acepta las morales fundadas en las
nociones de placer, utilidad y felicidad, por juzgarlas interesadas: ni las fundadas en los
datos brindados por la experiencia psicológica, por carecer de los caracteres de
necesidad y universalidad. Para él la única base aceptable de la moral es el
imperativo categórico, forma a priori de la razón práctica. Expongamos sus puntos
fundamentales.
49
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
por él mismo, como absoluto que es: y debe cumplirse por sí mismo. Cualquier otro
motivo que nos mueva a cumplirlo debe ser rechazado. Así Kant repudia: a) toda sanción,
ya que el deber no puede ser cumplido ni por amor al premio, ni por temor al castigo; b)
todo influjo de la sensibilidad, toda pasión, todo sentimiento, por noble que sea; ni
siquiera podemos obrar para alcanzar nuestra felicidad. Debemos obrar
exclusivamente por respeto a la ley.
De aquí la segunda forma del imperativo categórico, considerado como fin de nuestra
actividad: "Obra de tal manera que te consideres a tí mismo y a los demás, como fin, no
como medio". Si obramos por buscar el placer, la utilidad o la felicidad, el imperativo no
sería categórico, sino condicionado a ellos. No nos consideraríamos a nosotros mismos
como fines, sino como medios.
B) CRITICA
50
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
existen en sí mismos, sino que los crea la intención. Pues bien, es evidente que
independientemente de toda intención hay objetos buenos en sí mismos: el respeto
a Dios, a la vida del prójimo; o malos en sí mismos: la blasfemia, el asesinato. Esto se
confirma si tenemos en cuenta que la intención no cambia la naturaleza del acto; y que
toda acción buena o mala la podemos hacer con buena o mala intención.
Hay, pues, cosas buenas y malas en sí mismas. Hay cosas malas que no son malas
porque se nos prohíban, sino que se nos prohíben por ser malas; igualmente hay cosas
tan fundamentalmente buenas, que llegan a sernos obligatorias por ser medios
necesarios para la consecución del fin supremo.
3º El fin de la moral de Kant tampoco puede aceptarse. El fin del acto moral no es
para Kant la consecución de un bien; es y debe ser únicamente el cumplimiento del
deber. Pero es claro que toda obligación se impone en vista de algo; toda ley se propone
un fin, y no podemos concebir que sea dada sólo por el capricho de mandar. No debe,
en consecuencia, admitirse que el cumplimiento del imperativo categórico no lleve a un
fin.
51
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
c) Para que la razón y la voluntad fueran independientes de Dios, sería necesario que
el hombre fuera el fundamento de la verdad y del bien. Pero esto no es así. El fundamento
último de la verdad es el entendimiento y esencia de Dios (Metaf. No 359), y el
fundamento del bien y del orden moral es la sabiduría y la voluntad divinas. (Etic. No 34).
Luego la tesis de Kant no puede aceptarse.
256. Exposición
Fue fundada por Comte, y perfeccionada por Durkheim y Levy-Bruhl. Trata de reducir
la moral al estudio de las costumbres, leyes e instituciones humanas. Para ella lo
bueno o lo malo en sí no existen; cuando mucho significarían lo que es conforme, o no,
con el modo de obrar de determinado medio social. Para el sociologismo es la sociedad
la que hace al hombre, la que modela sus costumbres, instituciones, religión y hasta su
pensamiento. La que se llama "voz de la conciencia" no es otra cosa que la presión moral
de la sociedad en que vivimos para que nos amoldemos a su modo de pensar y de obrar.
257. Crítica
52
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
en que vivimos, aunque sean bastante generales. Por el contrario, la voz de la conciencia
los reprocha y dice que lo bueno es obrar contra ellos.
Los valores son ciertas propiedades de los seres, y que los hacen aptos para
satisfacer las tendencias del hombre. Los valores son de diferentes especies:
intelectuales: lo verdadero y lo falso; morales: lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto;
estético: lo bello, lo sublime, lo feo; religiosos: lo sagrado, lo divino, lo demoníaco;
económicos: la riqueza, lo confortable; vitales: la salud, etc.
Dice Ortega y Gasset: "Los valores no se ven como los colores, ni siquiera se
entienden, como los números o los conceptos. La belleza de una estatua, la gracia de un
perfil no son cosas que quepa entender o no entender; sólo cabe sentirlas, y mejor
estimarlas o desestimarlas".
259. Crítica
53
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
B) En el terreno moral. Afirman los axiólogos que "la ética de los valores es la única
que da la verdadera esencia de la moral"; y pretenden fundar la moral sobre ese
sentimiento de agrado, estimación y aprecio que provocan en nosotros. Pues bien, esta
teoría es inaceptable por múltiples motivos. Indiquemos algunos: 1º Es una teoría
irracional, ya que no es la inteligencia la que aprecia los valores; en consecuencia, no
puede constituirse en norma suprema de conducta del ser racional.
2º Los valores son objeto de la moral, no norma de ella. Es a la moral a la que
corresponde clasificarlos en buenos y malos, y lo hace o bien según el concepto mismo
de ellos, o bien según las acciones que provoquen en nosotros. a) Los valores bueno y
malo, justo e injusto, y todos los que se refieran a virtudes y vicios son buenos o malos
en su mismo concepto. b) Los demás valores son buenos o malos según las acciones
morales que provoquen en nosotros. Es bueno el amor a la verdad, el aprecio a lo divino
o sagrado, el odio a lo demoníaco, el prudente cuidado de la salud y de la comodidad
temporal, el objeto artístico que provoca sentimientos elevados. Es malo el odio a la
verdad, el desprecio a lo divino, el culto a lo demoníaco, el descuido grave en la salud o
en los intereses económicos cuando los deberes de estado nos imponen velar por ellos;
el objeto artístico que excita las pasiones bajas, etc. Por donde vemos claramente que
los valores son objeto de la moral, y de ninguna manera norma de ella.
54
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
CAPITULO IX
EL DERECHO Y EL DEBER
Art. 1º NOCIONES
A) EL DERECHO
260. Definición
Los elementos del derecho son cuatro: sujeto, término, materia y título.
1º El sujeto del derecho no puede ser sino una persona, porque sólo en la persona
puede residir un poder moral e inviolable. Se equivocan, pues, los filósofos que, como
Aherens, conceden derechos a los animales: estos pueden ser materia del derecho, pero
no sujeto de él. La persona sujeto del derecho puede ser física (tal hombre), o moral, v.
gr.: una colectividad.
2º El término debe ser igualmente una persona: en efecto, todo derecho supone una
obligación correlativa, a saber, la de ser respetado; y sólo una persona es capaz de
obligación.
3º La materia es aquello sobre lo cual se ejercita el derecho y puede ser una cosa o
una acción humana. Si se trata de cosas, el derecho se extiende a la substancia y a la
actividad de ella; si se trata de personas, únicamente a su actividad. Como sólo Dios
tiene derechos sobre la persona humana, únicamente las acciones humanas y no las
personas son materia de derecho. Por donde se ve que no puede admitirse la esclavitud.
4º El título es la razón o fundamento en que se basa el derecho. Todo derecho se
55
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
basa en la ley natural o positiva como en título remoto. Pero necesita además de un título
próximo, a saber un hecho externo, mediante el cual el derecho se exteriorice, para que
pueda ser conocido y respetado, v. gr.: el título de compra, de donación, o de herencia,
con que una cosa se posee.
3º Derecho real es el que uno tiene directamente sobre la cosa que posee. Derecho
personal es el que uno tiene sobre una persona para que le entregue alguna cosa, o le
preste algún servicio.
B) EL DEBER
Se dice: a) Vínculo moral, porque ata nuestra libertad, es una limitación de ella, sin
56
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
ejercer tampoco fuerza o violencia física; b) que obliga al hombre a hacer u omitir algo;
hay deberes que nos inducen a obrar, v. gr.: a honrar a Dios; y otros a no obrar, v. gr.: a
no calumniar; c) para guardar el orden debido, porque el fundamento del deber es la
necesidad de guardar el orden impuesto por Dios a la criatura racional.
3º En deberes para con Dios, nuestro prójimo y nosotros mismos. Los deberes
para con Dios son todos jurídicos; de los que tenemos para con el prójimo son jurídicos
los que se basan en un derecho estricto; los que tenemos con nosotros mismos no son
jurídicos.
Conviene aclarar las relaciones entre libertad y deber. Nuestra voluntad goza de
libertad física absoluta, o sea, es libre de toda coacción externa; pero su libertad moral
no es absoluta, sino que se ve limitada por la obligación. Aunque físicamente puede
tender al mal, se ve reprimida o limitada por la necesidad de guardar el recto orden,
vínculo contra el cual no nos es dado rebelarnos, porque se basa en la misma naturaleza
humana, y en último término, en la sabiduría y esencia divinas.
57
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
porque ello equivaldría a destruirla. La prohibición tiene por fin limitar el número de actos
a que el hombre puede tender lícitamente; pero no puede limitar el mismo poder de
determinarse a sí mismo, que es lo que constituye la esencia de la libertad. Aunque Dios
le prohíbe al hombre robar, esta prohibición no le quita al hombre la libertad psicológica
de hacerlo, antes por el contrario, la supone. No tiene, en efecto, sentido el prohibir o
prescribir una cosa que uno por necesidad interna está compelido a ejecutar.
58
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Hablan los autores de colisión o conflicto de derechos, la cual tiene lugar cuando
hay oposición entre ellos. Pero hay que advertir que esta oposición no es real sino
aparente, porque de otra suerte desaparecería el orden moral. Más que oposición de
derechos, hay subordinación entre ellos. Debe en todo caso prevalecer el derecho
superior.
a) El derecho natural prima sobre el positivo. Así obliga más atender a un enfermo
que ir a misa.
b) Los principios negativos priman sobre los positivos, pues lo que se prohíbe ya
es de suyo malo. Así no se puede mentir por salvar al prójimo.
c) Los preceptos de justicia obligan más que los de caridad. Obliga más pagar el
salario justo que dar limosna.
d) Priman los preceptos que defienden bienes más excelentes. Así lo espiritual
prima sobre lo material; el bien común sobre el particular; la obediencia a Dios
sobre la que debemos a los hombres.
59
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
que tiene el pobre de recibir limosna, corresponde el deber de caridad de darla; y al deber
de darla, el derecho no jurídico de recibirla.
Dios, o sea la ley eterna es el fundamento último del derecho y del deber. En efecto:
1º Todo derecho viene de Dios, quien al darnos ciertos bienes, vida, fama, bienes de
fortuna, etc., nos da el derecho a que nos los respeten; y al imponernos obligaciones,
nos da el derecho de que nadie nos impida su cumplimiento.
2º Todo deber u obligación viene en último término de Dios, porque sólo El, como
Supremo Legislador, tiene poder para ligar nuestra conciencia.
El deber recibe de Dios la fuerza obligatoria, y no de nuestra conciencia o voluntad,
como quieren los racionalistas. Si ellas fueran las creadoras del deber, perdería éste su
fuerza obligatoria, ya porque nadie se da leyes a sí mismo, ya porque siendo nosotros
los autores de la ley, pudiéramos abrogarla cada vez que quisiéramos.
La conciencia es tan sólo la facultad mediante la cual conocemos el deber; y la
voluntad, la facultad mediante la cual lo cumplimos.
271. A) OPINIONES
Todos los autores admiten la existencia de derechos positivos, nacidos de las leyes
humanas; pero algunos niegan la existencia del derecho natural, anterior a las leyes
positivas. Estudiemos brevemente las diversas escuelas.
60
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
2º Por el nexo necesario, entre el deber y el derecho. Dios por ley natural ha
impuesto al hombre múltiples deberes; p. e. el de honrarlo, el de respetar la vida y fama
del prójimo, etc. Pero el que tiene un deber, por la misma razón tiene el derecho de
poderlo cumplir, pues de otra manera el deber fuera inútil e irrealizable. Luego existen
derechos naturales.
3º Prueba deducida de la naturaleza social del hombre.
61
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
Santo Tomás la presenta en términos muy claros: "Cuando una cosa es natural a un
ser, por necesidad le son naturales todas aquellas otras cosas sin las cuales la primera
no puede conseguirse, porque la naturaleza no falta en lo necesario. Pero el hombre es
naturalmente social. Luego aquellas cosas sin las cuales no puede conservarse la
sociedad son naturales al hombre. Tal es, en especial el que el hombre pueda
conservar lo que es suyo, y abstenerse de perjudicar a otros". (Contra Gent. 1, 3, C. 129).
Pero precisamente en que el hombre pueda conservar lo suyo y abstenerse de
perjudicar a otros, consiste el derecho. Luego existe el derecho natural. Que el
hombre sea naturalmente social se prueba por el hecho de que necesita de sus
semejantes para la conveniente satisfacción de sus necesidades físicas, intelectuales y
morales.
Todas las escuelas que niegan el derecho natural se ven obligadas a reconocer a
la sociedad o al Estado como única fuente de derechos, para no caer en la anarquía.
Esto ofrece muy graves inconvenientes:
a) Toda ley o prescripción del Estado sería justa, aunque atropellara los más
fundamentales derechos de Dios o de las personas.
c) Esta doctrina se basa en el error de que el hombre ha sido creado para el Estado
y no el Estado para el hombre. Es claro que el hombre y la familia existieron antes que
el Estado, y que en consecuencia, tienen derechos anteriores a él. El Estado fue
establecido para garantizar y defender esos derechos.
62
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
275. A) EXPOSICIÓN
Nos parece conveniente estudiar un poco más a fondo las teorías de Kant sobre el
derecho, por la influencia que han ejercido sobre la filosofía moderna. He aquí sus puntos
principales:
1º La libertad, fundamento único del derecho. Kant define así el derecho: "El
conjunto de condiciones bajo las cuales resulta posible la coexistencia armónica de la
libertad individual con la libertad colectiva". Además la libertad es el único derecho
natural: todos los demás son positivos. El único fin de la ley es garantizar la libertad.
B) CRÍTICA
63
ÉTICA Ética General J. Rafael Faria, Pbro.
A) El poner al Estado como fuente única de derecho equivale a negar todo derecho
a Dios y a la persona humana, y a autorizar toda clase de abusos y atropellos por parte
del Estado. Tampoco puede admitirse que la sociedad sea autónoma, como no lo es el
hombre: uno y otro dependen de Dios su común autor.
2º Dentro del sistema de Kant la separación del derecho y la moral trae graves
consecuencias. En efecto: a) Bastaría que las voluntades se pusieran libremente de
acuerdo en algún crimen, para que éste no fuera malo. b) Dicha separación equivale a
proclamar el derecho del mal. Si por una parte para Kant el bien y el mal sólo existen en
la intención, y si por otra, la esencia del derecho es la libertad, la conclusión es que cada
vez que con buena intención intentamos el mal ejercitamos un derecho.
64