You are on page 1of 3

Sistema Electoral y Sistema de partidos en Santa Fe entre 2003 y 2011.

Como muchos autores afirman, el sistema electoral es uno de los factores que influyen en la
determinación del sistema de partidos. Si bien dejan en claro que se deben tener en cuenta
otros factores socioculturales e históricos, las “reglas del juego” afectan de forma decisiva la
competencia entre partidos.

Siguiendo a Ernesto Calvo, un sistema electoral es básicamente el conjunto de reglas y


procedimientos que transforman preferencias sociales en asientos políticos: definen el
electorado, el tipo de candidatos y como se contabilizan los votos. En Argentina, cada
provincia tiene su propio régimen electoral.

En la provincia de Santa Fe, el artículo 70 de la Constitución provincial establece que “El


gobernador y vicegobernador son elegidos directamente por el pueblo de la Provincia, a
simple pluralidad de sufragios”. Al mismo tiempo, el artículo 32 afirma que “La Cámara de
Diputados se compone de cincuenta miembros elegidos directamente por el pueblo, formando
al efecto la Provincia un solo distrito, correspondiendo veintiocho diputados al partido que
obtenga mayor número de votos y veintidós a los demás partidos, en proporción de los
sufragios que hubieren logrado”; y el 36 “La Cámara de Senadores se compone de un senador
por cada departamento de la Provincia, elegido directamente por el pueblo, a simple
pluralidad de sufragios”.

Hasta 2004, el régimen electoral establecía el doble voto simultáneo o, como comúnmente se
lo denominó, la “Ley de Lemas”: en él, cada partido político es un lema y cada lista dentro de
este es un sub-lema. Gana el lema que más votos tuvo y, dentro de él, el sub-lema mayoritario.
Este sistema posibilitó al Partido Justicialista mantenerse en la gobernación de la provincia
durante seis mandatos consecutivos. También tenía influencia la simultaneidad de las
elecciones provinciales con las nacionales y el tipo de boleta, hasta ese momento boleta
sabana.

Las elecciones de 2003 fueron un punto de quiebre para la legitimidad del sistema electoral:
el candidato para el ejecutivo, por el Frente Progresista Cívico y Social, obtenía más del doble
de votos que el primer candidato del Partido Justicialista; sin embargo fue proclamado
ganador el candidato del PJ. La falta de legitimidad de este sistema se vio en el 27% del padrón
que no fue a votar y en el casi 15% de sufragios en blanco (La Nación, 2003).

Una encuesta realizada en el año 2004 por el Programa Sistema de Monitoreo Social y
Económico (SISMO-Litoral) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) reveló que siete de
cada diez santafesinos (72,3%) creía que se debiera derogar la Ley de Lemas. Para afirmar esta
opinión también hay que tener en cuenta que sólo el 9,2 % de los consultados consideró estar
de acuerdo con su vigencia.

La Ley 12367 sancionada en diciembre de 2004 adopta, para la provincia de Santa Fe, el
sistema de elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias y de un solo voto por
ciudadano. Al mismo tiempo, desdoblaba las elecciones locales de las nacionales y seguía
manteniendo el tipo de boleta sabana.
El en año 2007, fue electo para gobernador Hermes Binner, candidato del frente progresista
Cívico y Social, lo que constituyó la primera derrota electoral del PJ provincial desde la vuelta
de la democracia y marcó el comienzo de la disgregación electoral del FPV, aunque el Senado
continuó bajo control justicialista.

A esto debe sumarse que, en el año 2009, la nueva coalición gobernante, con acuerdo de la
oposición, incorpora una modificación al sistema electoral de gran trascendencia: el reemplazo
de la boleta sabana por la boleta única de papel. La misma consiste en una papeleta en la que
figuran todos los partidos y sus internas, que compiten por una categoría determinada
(gobernador, senador, diputados, intendente o presidente comunal y concejales). Dichas
boletas son diseñadas, impresas y distribuidas por el Tribunal Electoral de la provincia, lo que
garantiza que todas las listas estén representadas en el cuarto oscuro, evitando el robo de
boletas.

El principal impacto de la boleta única se vio reflejada en la forma en que los votantes deciden
su voto. Este sistema de votación por categorías y no por partido, posibilita que los electores
identifiquen cada elección como única y separada de los demás niveles de gobierno lo que
potencia la capacidad de separar su voto entre las distintas arenas, optando por votar partidos
que sean relevantes tanto en la esfera provincial como en la distrital. La imposibilidad de votar
por lista completa para todas las categorías de forma simple y sencilla prioriza la imagen de
cada candidato por sobre la del partido o frente electoral, lo que impacta también sobre la
personalización de la elección de los ciudadanos.

Una situación como ésta, en la que el poder ejecutivo y el poder legislativo no “pertenecen” al
mismo partido político, es la arena propicia para que se produzca un impasse o bloqueo
legislativo. Sin embargo, esto no ocurrió. En su texto “Presidencialismo y sistemas de partidos
en América Latina” Mainwaring y Shugart afirman que la relación entre ambos poderes está
influenciada por dos variables: el número o la fragmentación de partidos y la disciplina
partidaria. Y que al mismo tiempo, ambas variables se ven influenciadas por las reglas y
disposiciones electorales.

En primer lugar, el ciclo electoral es una variable crucial para explicar el número de partidos. Si
la elección legislativa se lleva a cabo al mismo tiempo que la elección ejecutiva y esta última es
por mayoría simple, es probable que el sistema de partidos esté dominado por dos grandes
partidos.

En segundo lugar, y es aquí donde haré más hincapié, la necesidad de negociación del
ejecutivo con el legislativo tiene gran relación con la disciplina partidaria. Cuando hablamos de
disciplina partidaria se nos viene un fenómeno a la mente: legisladores del mismo partido
votando todos juntos casi todo el tiempo. El grado de disciplina influye en el grado en que los
ejecutivos necesitan asegurar el apoyo de legisladores individuales o grupos partidarios. La
poca disciplina partidaria fomenta el uso extendido del clientelismo y el patronazgo para
asegurar el apoyo de estos legisladores individuales. El grado de disciplina partidaria está
relacionado, en parte, con el proceso de selección de candidatos: si los líderes partidarios
controlan la selección de candidatos los miembros no pueden desviarse de la línea partidaria y
a la vez seguir usando el nombre del partido en elecciones futuras.
En este caso, las disposiciones electorales también influyen: la instauración de las primarias
como método de selección de candidatos excluyen a los líderes partidarios de dicha tarea, y le
dan legitimidad popular a la candidatura que se imponga en la misma. Así, el candidato electo
tiene cierto “peso” por sí mismo. También la imposición de la boleta única tiende a la
personalización de la campaña y erosiona la solidaridad entre candidatos de distintas
categorías, conlleva estrategias de campaña diferenciadas.

Como mencioné antes, esta poca disciplina partidaria da lugar a que el ejecutivo pueda tender
redes clientelares o de patronazgo entre los legisladores. La descentralización de los recursos
provinciales hacia los departamentos y localidades posibilita aún más este fenómeno. Si se
tiene en cuenta la asignación presupuestaria para la cámara de senadores de la provincia,
puede verse que desde 2007 a 2011 aumentó un 314,6 %.

Tanto en las elecciones de 2007 como en las de 2011, la cámara de senadores se compuso en
aproximadamente un 60 % por legisladores del Partido Justicialista. En cambio, para la
categoría de gobernador, en el 2007 el candidato por el Frente Progresista Cívico y Social ganó
con el 48,71 % de los votos, y en el 2011 con el 38, 74 %. Entonces, si bien existe en la
provincia durante este período lo que se denomina gobierno dividido, no llega a producirse un
bloqueo o impasse legislativo: las principales leyes como el presupuesto se han votado en
tiempo y forma. Esto se debe, desde mi punto de vista y siguiendo la línea argumentativa de
Mainwaring y Shugart, a la poca dependencia o disciplina partidaria de los senadores. Debido a
las primarias y a la boleta única, los senadores del Partido Justicialista no se encuentran
sometidos a un liderazgo partidario fuerte y, teniendo en cuenta el aumento en la asignación
presupuestaria, es conveniente trabajar en cooperación con la gobernación provincial.

You might also like