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Abundancia, uso de Hábitat y Conservación del Cocodrilo de Río,

Crocodylus acutus Cuvier 1807 (Reptilia: Crocodylia)


en el Estero El Verde, Sinaloa, México
Navarro-Serment, C. J., Gallo-Reynoso, J.P., van der Heiden, A.,
Plasencia, H., Meredíz-Alonso, G.,
trabajo de tesis de maestría del primer autor, bajo la dirección del segundo

El estero El Verde, ubicado a 19 Km al


noroeste de la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, es
una pequeña laguna costera de boca efímera en
la desembocadura del Río Quelite. Con poco
más de 7 Km de longitud y un área de 47 has, es
uno de los menores cuerpos de agua del estado.
Sin embargo, durante la temporada de lluvias
(julio-octubre) su área se incrementa al llenarse
dos extensas llanuras de inundación estacional,
mismas que son mantenidas en su nivel unos
meses más de manera artificial para la
explotación extensiva del camarón y que
incrementan su superficie en unas 300 has. Los
canales del estero presentan profundidades
variables, desde menores de un metro, hasta
casi los siete, bordeados en su mayor parte por
mangle blanco (Laguncularia racemosa),
carrizales (Phragmytes sp.) y praderas de zacate
(Muhlenbergia sp.). En sus aguas se encuentran abundantes lisas (Muguil spp.), robalos
(Centropomus spp.), pargos (Lutjanus spp.), además de tilapias introducidas, así como
una abundante fauna (31 spp.) de crustáceos decápodos y al menos 64 especies de aves
acuáticas y terrestres. Las iguanas verdes, los mapaches, linces, venados cola blanca y
una que otra nutria neotropical también habitan El Verde. Además, dominando la cadena
trófica se encuentra el cocodrilo (Crocodylus acutus), llamado “caimán” en la región.
En 1999 dio inicio un estudio sobre la población de C. acutus en El Verde para la
tesis de maestría del primer autor. Para lo anterior se realizaron conteos mensuales, tanto
diurnos como nocturnos, delimitando variables ambientales como la cubierta vegetal,
profundidad y salinidad, así como entrevistas a los diferentes usuarios del estero
(pescadores, cooperativistas, turistas y otros). De esta manera, se trató de contribuir al
conocimiento de la especie en la región y determinar qué factores han permitido la
sobrevivencia del cocodrilo en esta zona, mientras que ha sido eliminado de la mayoría
de los cuerpos de agua cercanos.
Se estimó un total de 11 adultos y 15 juveniles, con una densidad sin crías de 8.4
individuos/Km. Este valor ocupa un punto intermedio-alto entre los reportados en otras
localidades del continente. La proporción de adultos es de 15.38 %, menor a la de otras
poblaciones reportadas de la misma especie, lo que sugiere que la población se encuentra
en crecimiento tras eventos de caza ocurridos hace algunos años. No obstante, la
densidad de nidos (0.97 nidos/Km)
es menor a otras reportadas. Se
encontró una preferencia de las crías
a ocupar zonas someras, con
abundante alimento y protección,
así como una tendencia a ocupar
zonas con salinidades bajas. Los
juveniles se ven marginados hacia
zonas menos favorecidas por los
adultos. Éstos se distribuyen a todo
lo largo del área de estudio, pero en
mayor número en aquellas zonas
con canales no navegables que les
ofrecen protección y presas de mayor tamaño. La distribución de los juveniles y adultos
no mostró un patrón definido con respecto a la salinidad, aunque sí una tendencia a
ocupar las zonas menos salinas.
La mortalidad incidental en las escasas redes agalleras para pescar robalo y pargo
es baja, debido a que los pescadores evitan deliberadamente tender sus redes en las zonas
de canales profundos, donde con mayor frecuencia se encuentran los adultos. Además,
los pescadores acostumbran colocar una cuerda suspendida a 1.5 m. sobre la superficie
encima de la red, de donde cuelgan algunos costales vacíos, asegurando que esta práctica
mantiene a los cocodrilos alejados. Las crías son ocasionalmente capturadas al tratar de
pescar camarón con atarraya, pero son generalmente liberadas sin mayor daño. A pesar
de que los adultos han llegado a depredar sobre perros, cabras y becerros, no se han
llevado a cabo esfuerzos para acabar con ellos, a excepción de un adulto de 4.5 m. de
longitud que fue muerto hace un año a balazos tras haber atacado varias embarcaciones.
Sin embargo, se sabe que ocasionalmente personas provenientes de Mazatlán (inclusive
pertenecientes a diversas corporaciones policíacas) han llegado para cazar furtivamente
algún cocodrilo.
Se entrevistó a personas con intereses económicos, recreativos o de investigación
tanto en El Verde como en un estero cercano sin cocodrilos, La Escopama. La
comparación de respuestas mostró un mayor desconocimiento hacia los cocodrilos en el
estero en el segundo, mientras que, en El Verde el nivel de conciencia ecológica es
mayor. Esto pudiera deberse al mayor contacto que a través de los años han tenido las
comunidades cercanas con investigadores, particularmente aquéllos encargados desde
hace más de dos décadas del campamento tortuguero local. La principal actividad
económica en El Verde es el cultivo extensivo de camarón, misma que ha evitado otros
usos más nocivos al ambiente; además, al llevarse ésta a cabo inundando una llanura seca
el resto del año, proporciona una extensión temporal del hábitat de los cocodrilos y
acceso a una mayor diversidad de recursos alimenticios, así como la disminución de las
presiones territoriales.
La conservación del “caimán” en El Verde es de gran importancia, ya que la
mayoría de los cuerpos de agua en esta parte del estado son pocos y en general han
sufrido drásticas modificaciones de mano del hombre, en donde los individuos
sobrevivientes se ven relegados a hábitats marginales. El estero El Verde es un ejemplo
donde una actividad de gran importancia económica para las poblaciones rurales cercanas
ha permitido la conservación de Crocodylus acutus.

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