Professional Documents
Culture Documents
BIOÉTICA Y FRONTERAS DE LA VIDA. I. DESDE LA TEORÍA / BIOETHICS AND BIOLOGIC BOUNDARIES. I. FROM THEORY
Cómo citar este artículo/ Citation: Espinosa Rubio, L. Copyright: © 2013 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
(2013). “Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida”. distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
Arbor, 189 (762): a054. doi: http://dx.doi.org/10.3989/ Attribution-Non Commercial (by-nc) Spain 3.0.
arbor.2013.762n4005
RESUMEN: Necesitamos nuevas narraciones para entender un ABSTRACT: We need new narratives to understand our chaotic
poco más nuestro caótico y muy complejo mundo. En este caso and highly complex world a little better. In this case it is useful
es útil recordar algunos modelos históricos de las relaciones to remember some historical models of the general relations
generales entre naturaleza y vida, que están en la base de la between nature and life, that underlie biopolitics: a) the tradi-
biopolítica: a) el tradicional, basado en la ley natural y en los tional one, based on the natural law and life values; b) the tech-
valores de la vida; b) el técnico, basado en la voluntad de poder nical one, based on the will of power and the values of liberty;
y en los valores de la libertad; c) el alternativo, basado en la c) the alternative one, based on the ecological cooperation be-
cooperación ecológica entre todos los seres vivos y en ambas tween all living beings and both kinds of values. To survive in
clases de valores. Para sobrevivir en esta crisis de civilización this crisis of civilisation, a lot of courage and solidarity is needed
hace falta mucho coraje y solidaridad frente a la indiferencia to confront the indifference that kills.
que mata.
PALABRAS CLAVE: Biopolítica; Naturaleza; Vida; Autonomía; KEYWORDS: Biopolitics; Nature; Life; Autonomy; Solidarity.
Solidaridad.
“Librar del miedo al ser humano es mucho más importante que proporcionarle armas o proveerle de
medicamentos. El poder y la salud están en quien no siente miedo”
(Jünger, 1988, 67)
a054
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
2
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
cebida desde la auto-hetero-determinación ecosisté- de fondo que sustenta la cosmovisión es el isomorfis-
mica (llámese internomía práctica). Cosmos, mundo y mo entre physis-nomos-logos, o, si se prefiere en otro
planeta son términos —usados sucesivamente— que plano, la correspondencia y reciprocidad entre ser,
a054
ya denotan un tránsito evidente en el discurso. Sobre pensar y decir, de la que derivan las construcciones
este trasfondo emergen las distintas concepciones de culturales particulares. A partir de ahí, el mundo na-
3
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
de los placeres, etc. El resultado es que lo socialmente conduce a la felicidad siempre que los sentidos sean
convenido se hace pasar por natural y lo adquirido por mero lugar de paso y no haya servidumbre respecto
innato, toda vez que naturaleza, razón y ley parecen a las cosas externas; esto es, desde otro registro, que
a054
tener una misma raíz y van de la mano sin cuestionar- solo hay virtud mediante la autarquía, incompatible
se su origen ideológico. Con el añadido no menor de con las zozobras de todo signo (Séneca, De vita beata,
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
que lo habitual es poner todo ello al servicio del orden par. 8 y 15). Y es que se supone que la razón es nuestra
establecido, como bien ejemplifica el propio caso del genuina naturaleza, una vez desplegada la disposición
estoicismo, donde prima la aceptación resignada y/o que nos es propia (oikeiosis), pero cómo dar cauce
la huida desde los irreductibles antagonismos y con- adecuado a esta (lo previo) sin la racionalidad misma
flictos mundanos hacia la armonía superior (Puente que nace de ella (lo derivado)… Además, hay otras pa-
Ojea, 1979, 30-35, 110, 115, 233). radojas, pues solo el esfuerzo y la constancia traen el
éxito, pero igualmente hay que aceptar de buen grado
El cristianismo suscribe lo esencial de esta cosmovi-
lo que el destino depare. Por otro lado, es virtuoso
sión, aunque añade al Creador como vértice decisivo,
quien actúa como conviene a cada caso —incluido en
claro está. Baste recordar que Tomás de Aquino solo
ello el importante cariz estético de la conducta—, pero
entiende el mundo desde “la unidad de orden” (S. Th.,
justamente lo difícil es precisar la relación concreta
I, 47, 3), con una estructura y jerarquía definidas en
entre naturaleza eterna, razón y variable circunstan-
función del finalismo dictado por la providencia (S. Th.
cia. Habrá que aceptar entonces que en eso estriba el
I, 22, 1), que no es otro que la orientación hacia el bien
arte (moral) de vivir... Algo que el sujeto precristiano
(S. Th., I, 93, 6). Luego la física vuelve a desembocar en
—a pesar de sus temores y llamadas crecientes a la
la moral, una vez que en la naturaleza ya están unidas
austeridad— puede realizar como cuidado de sí, no
por medio de la ley natural que todo lo gobierna y
aplastado todavía por la omnipresente voluntad divi-
a todos concierne. El hombre está llamado a captar-
na, la “caída” universal y la necesidad de purificación
la con su propia razón, justamente porque participa
ascética (Foucault, 1978, vol. 2, 228 s.; vol. 3, 198, 218
de ella (S. Th., I-II, 90, 4 y 91, 1 s.), de manera que la
s.). En cualquier caso, la naturaleza conserva en el pa-
conexión entre lo universal y lo particular está ya im-
ganismo mayor peso y concede mayor autonomía a la
presa y asegurada en él. Lo interesante aquí es el pa-
hora de construir la subjetividad.
pel que se reserva al apetito para dar el paso efectivo
entre instancias, entendido como el resorte orgánico La situación posterior viene definida por el hecho
que moviliza a la razón aún antes que a la voluntad, y de que el cristianismo inicial convierte a su Dios en un
parece ser la infraestructura de ambas: es el apetito soberano absoluto (Pantokratorikós), quien decide el
dirigido genéricamente al bien (S. Th. I, 6, 1 y De malo, destino del mundo en el contexto de la lucha apoca-
8, 2), que después se desarrolla en diferentes planos líptica del bien y del mal, estando este por vez prime-
y actividades, con lo que abre el campo de las tenden- ra interiorizado en los individuos en forma de pecado
cias, propensiones y deseos primordiales, de obvia y rebelión (Meeks, 1994, 160 y 124, 129). La conse-
importancia para definir la vida humana. En definitiva, cuencia inmediata es que lo natural, tanto en el plano
la naturaleza (en conjunto y en cada individuo) es la cósmico como humano, queda postergado cuando no
plataforma básica desde la que se programan los de- denigrado por corruptible, y que el antiguo ideal de
rechos y los deberes, y por extensión las instituciones convertirse en un hombre nuevo ahora solo es posi-
de toda índole, lo que desemboca en una suerte de ble por la gracia divina. Sin embargo, junto a la sobre-
recurrente control remoto sobre la historia, en cuanto naturaleza, ya consta que el tomismo rehabilitará los
que esta tiene por misión dar cumplimiento a los pla- impulsos naturales porque afirma que los preceptos
nes ínsitos en aquélla4. de la ley natural concuerdan con “el orden de las incli-
naciones”, lo que se expresa en los conocidos apetitos
De ahí que, en tercer lugar, sea obligado referirse
de conservación, procreación, conocimiento y vida en
a la intención práctica subyacente en todo lo ante-
sociedad (S. Th. I-II, 94, 2). Estas variantes de la libido
rior, donde el ser se desenvuelve como un querer y
parecen limitar así tanto el voluntarismo como el in-
un deber que gira en torno a valores. El locus clásico
telectualismo moral, en tanto que actúan como con-
de “vivir conforme a la naturaleza” lo resume bien,
dición de posibilidad del resto de facultades. Por otra
aunque a menudo quede la impresión de circularidad
parte, el vínculo entre cosmología y esta suerte de an-
o de que no resulta explicado por completo en qué
tropología traspasa la moral y llega al derecho y a la
consiste. Dice Séneca, por ejemplo, que la naturaleza
política, pues todas las leyes positivas derivan de la ley
es guía y que la razón la “observa y consulta”, lo cual
natural (S. Th. I-II, 95, 2), con lo que ese supuesto tiñe
4
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
los asuntos pragmáticos más variados de la existen- introducir variación en la ciega necesidad de la mate-
cia. Una vez más, lo descriptivo deriva sin solución de ria y bajo cuyo estricto dominio están todos los seres
continuidad en lo prescriptivo (expresión de la falacia (Principia, Escolio general). Luego las leyes físicas son
a054
naturalista y límite obvio a la libertad), dentro de un trasunto todavía —aunque formuladas bajo otros pa-
marco perfectamente clasificado y siempre opuesto a rámetros epistémicos— de las leyes divinas, y ambos
5
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
que deberían considerarse sin disimulos las muchas cambios que en las últimas décadas han tenido lugar
imperfecciones de lo real, especialmente la existencia en las sociedades liberales, tales como la ampliación
del mal y de la infelicidad generalizada. En consecuen- de la sanidad, la relativa redistribución de la riqueza
a054
cia, hay argumentos para pensar que la naturaleza es o cierta movilidad social respecto a épocas pasadas,
ciega e indiferente al bien y al mal, ante lo que solo pero ello no deja de basarse en la explotación indiscri-
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
cabe esforzarse con la industriosidad humana para minada de la naturaleza y del hombre por el hombre,
paliar el dolor y satisfacer las necesidades de la mejor lo que opone límites estructurales a cualquier empre-
manera posible (Diálogos sobre religión natural, X y sa radicalmente emancipadora. Lo significativo es que
XI). Se abre así paso el espíritu ilustrado que proclama el biologismo retorna hoy con otros ropajes, pues la
la autonomía humana y la transformación de lo dado naturaleza ya no solo es -como antaño- fuente nor-
sin cortapisas religiosas, lo que a su vez creará el mar- mativa y/o materia prima en la producción de riqueza
co conceptual e ideológico adecuado para el avance (lo que supone una clara esquizofrenia a la hora de
de la técnica que el propio autor reclama. No es po- valorarla, por cierto), sino también el objeto de una
sible detallar esta vía racionalizadora, pero el hecho definitiva remodelación, una vez que ha sido reducida
histórico es la evidente reciprocidad del desarrollo técnicamente a la pura información que parece des-
científico-técnico y del capitalismo, lo que define la materializarla y hacerla mucho más dúctil. El ápice del
edad contemporánea con sus tremendos éxitos y sus asunto es el acceso a las entrañas genéticas del ser, lo
nuevas alienaciones. que convierte finalmente a la vida en categoría tecno-
lógica (antes incluso que animal y social), susceptible
Para ceñirnos a nuestro tema, hay que constatar
de ser redefinida en su esencia y manejada a capricho.
que las supuestas leyes económicas que gobiernan la
vida de la humanidad parecen solaparse con las leyes Todo ello debe entenderse como el más reciente
naturales que rigen el mundo, en la medida en que salto cualitativo en el proceso de apoderamiento
adquieren sus rasgos de universalidad y permanen- de la vida surgido a partir del siglo XVIII, algo que
cia. La ideología del progreso es la quintaesencia en ocurre —como ha enseñado Foucault— en términos
la que convergen todas ellas, en tanto expresión del orgánicos, sexuales, productivos, etc., a través de las
curso inexorable de las cosas, de modo que el viejo variadas instituciones que normalizan y disciplinan a
naturalismo del aevum eterno deja su lugar al histori- la población (fábricas, hospitales, escuelas, prisiones,
cismo del tempus, pero aún se conserva la apelación a cuarteles…), lo que hace preciso hablar de una “bio-
la necesidad común a ambos y también algunas pau- historia” en la que insertar una “biopolítica” (Foucault,
tas en el tránsito de lo descriptivo a lo normativo. Una 1978, 168-173). Sus efectos siguen vigentes y pueden
de las variantes destacadas de esta alianza entre na- sintetizarse en que la corporalidad es en cierto modo
turaleza, economía e historia es el darwinismo social, rehén del poder, pero hay que insistir en que este ac-
hoy redivivo, que sirve para legitimar una vez más la túa no solo como represor, sino como generador de
desigualdad (como en su día lo hizo con el colonialis- saberes y deseos que invaden y dirigen la subjetivi-
mo) en la medida en que distingue entre superiores e dad, en el marco de toda una “política de la verdad”
inferiores, ricos y pobres, etc., en razón de variables y del sentido (Foucault, 1980, 106 s., 156, 179, 189).
biológicas. Además, lo paradójico es que, junto al op- Tal es la tupida malla de prácticas y seducciones que
timismo cientifista de las reformas y avances constan- amplían el alcance del “biopoder”, hasta el punto de
tes, siempre ha coexistido un pesimismo antropoló- hacer que el enemigo esté ya en casa, por decirlo así,
gico muy conservador preocupado por dominar o al bien interiorizado. Sin embargo, estas aportaciones ya
menos contener a la fiera humana, tanto en sentido clásicas requieren algún complemento, al hilo del de-
político como orgánico. En ese contexto tiene cabida sarrollo histórico ulterior ya introducido que el filóso-
la utilización de supuestas medidas eugenésicas (tales fo francés hubiera sido el primero en atender. Junto a
como la esterilización), o profilácticas (como el encie- su enfoque de corte físico (mandan las fuerzas en jue-
rro clínico), a menudo dictadas por “criterios de clase go), es preciso añadir una intensificación de la sutileza
y de raza” en el seno de una ideología que preten- del poder a escala antes desconocida: sea en forma
de reducir hechos sociales a causas biológicas (Open de un estilo de vida expandido y por completo ligado
University, 1983, 80 s.). Ese modelo socio-económico al consumo; en el hecho de traspasar el campo de la
y médico que consagra el triunfo de los más fuertes sexualidad hasta llegar a la manipulación genética y
(practicado en diverso grado por las democracias y lle- psicosomática en general; en la globalización de los
vado al extremo por los nazis) ha resultado tan eficaz y procesos planetarios allende los estados; o, en otro
productivo como despiadado. No se pueden negar los plano, en la fulgurante reaparición de la santa alianza
6
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
entre religión y política… Por otra parte, la normali- inéditos. La nueva forma de la razón instrumental
zación social adquiere hoy una difusa pátina estética cuestiona las delimitaciones tradicionales del tipo que
y se instituye en un curioso proyecto universalista en sean y se erige en la tecnología más potente nunca
a054
virtud del cual todos los individuos se creen únicos y lograda: “La ingeniería genética es, quizá, el `agran-
distintos, de modo que la desigualdad real de la que dar el poder humano´ sobre la vida por antonomasia”
7
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
y después de la tremenda crisis actual. Las formas de 2006, cap. VI y VII). Apreciar bien las consecuencias
poder mencionadas se condensan y articulan en tor- fisiológicas, sociales y políticas de todo ello requeriría
no a este núcleo mercantil, cuyo paradigma es el un análisis muy extenso, pero es fácil calificarlas como
a054
—provisionalmente denostado— neoliberalismo (pri- implacables y tremendamente eficaces en términos
vatización generalizada, desregulación total, recorte de control de la vida.
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
8
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
las relaciones públicas, y del imperturbable, exce- ca naturaleza mejorada, purificada, puerilizada”; y lo
sivamente regulado y rutinario modelo panóptico hace con tanta solvencia en la simulación que al final
del poder a la dominación por medio de la incerti- el capitalismo “se esfuma como artefacto de explota-
a054
dumbre difusa y desenfocada, la precariedad y la ción para convertirse en mundo a secas” (Verdú, 2003,
caprichosa alteración de las rutinas. Y luego vino el 10 s.). No se puede pedir más en la prestidigitación
9
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
sí mismo: “Se potencian los contenidos pastoriles con tino, tanto en el ámbito individual como en la escala
la legitimación instrumental de la gestión eficaz, y se de la especie” (Sibilia, 2005, 182). Es el triunfo del mo-
amanceban lo utilitario y lo teológico, el rendimiento delo fáustico de tecnociencia que traspasa fronteras
a054
y la moralina. No hay noción más ideológica que esta y ontológicas, frente al tradicional modelo prometeico
por tanto se presenta disfrazada de obviedad de sen- que buscaba mejoras dentro de ciertos límites, es de-
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
tido común” (Savater, 1990, 130). Hay que cuidarse cir, un salto cualitativo a lomos del constructivismo ya
por el bienestar físico, mental y económico de todos, referido y del afán eugenésico que lo legitima.
podría resumirse, y si no se obedece se ejercerán las
Los beneficios médicos están claros, otra cosa son
formas de presión correspondientes6. Ahora el interés
los riesgos que se corren y las no pequeñas incerti-
por la salud orgánica (en este sentido amplio) sustitu-
dumbres, amén de las diversas objeciones éticas7. La
ye a la antigua preocupación por la salud espiritual,
respuesta ilustrada al asunto no puede ser una vuelta
pero conserva tonos imperativos semejantes, hereda
a la supuesta e idealizada ley natural ni el rechazo de
en cierto modo el carácter de una ley natural (y del lla-
los evidentes progresos técnicos en la calidad de vida,
mado sentido común) y cuenta con una burocracia sa-
pero sí hay que preguntarse si esa promesa implíci-
nitaria dispuesta a hacerla respetar. Sin olvidar, claro
ta de mayor autonomía será cumplida por encima de
está, el sentimiento de culpa que a menudo estimula
otros intereses, incluidos los económicos y políticos. El
la autoridad -ahora por esta vía- como forma de auto-
caso es que hay motivos y antecedentes para dudar-
censura. La libertad responsable de cada cual queda
lo: por un lado, solo unos pocos podrán pagarse tales
relegada en aras del nuevo bien absoluto, considerado
servicios, mientras que el negocio será fabuloso para
superior e incluso ajeno a la decisión personal infor-
algunos; y, por otro, los datos genéticos o los implan-
mada, bajo el supuesto de que los sujetos necesitan
tes biónicos también podrán usarse para manipular a
tutela de un tipo u otro y son incapaces de asumir las
las personas. Además, la noción misma de humanidad
consecuencias de sus actos… Si uno no tiene derecho
es cuestionada de raíz desde distintas posiciones por
a decidir sobre su vida (aunque no dañe a terceros),
ser considerada tan imperfecta como díscola o peli-
menos aun podrá hacerlo respecto a su muerte, como
grosa —intratable en definitiva—, y la respuesta que
prueba el empantanado y cínico debate sobre la euta-
algunos dan es convertirla en un producto más para
nasia, por citar solo un ejemplo, donde los expertos y
procurar su optimización psicofísica, una vez logrados
los autoproclamados defensores de la vida saben me-
los recursos biotecnológicos necesarios. Todo lo cual
jor lo que a ese uno le conviene.
bien podría conducir, por ejemplo, a que haya seres
Para completar el asunto debe mencionarse el re- humanos de primera, de segunda, etc., en función de
novado proyecto de crear un tipo de individuo más las mejoras incorporadas. Así, la biopolítica del futuro
que sano, un auténtico súper o posthumano. Lo para- está marcada por la posibilidad de crear menús onto-
dójico es que las nuevas biotecnologías así orientadas lógicos a la carta en todos los órdenes de la vida y con
pretenden trascender el cuerpo mortal y falible para esa radical ambivalencia habrá que lidiar, aunque no
llegar a un tipo de sujeto inorgánico: el viejo ideal éti- sepamos bien cómo hacerlo.
co, religioso o político de transmutarse en el hombre
En resumen, nos hallamos en un tiempo lleno de
nuevo se convierte ahora en el objetivo de crear el
contradicciones que se plasman en diferentes regis-
hombre biónico, potencialmente invulnerable al paso
tros del estilo de vida: globalizado pero rebosante
del tiempo y a la enfermedad. Se supone que este
de nacionalismos y particularismos, recreado por la
“procesará” su vida a partir de los datos genéticos y
tecnociencia que no acepta barreras pero apegado a
su posterior modificación, en el más puro estilo de la
esencias de corte étnico o racista, liberador del cuer-
programación informática y robótica, lo que en térmi-
po en muchos aspectos a la vez que lo convierte en
nos colectivos de largo alcance abrirá una era que se
objeto e imagen (sexual, de estatus, publicitaria...).
ha llamado “postevolutiva” o “metadarwiniana”. De
Por otra parte, la clásica tensión entre naturaleza y au-
modo que “la nueva tecnociencia parece ofrecer los
tonomía personal, entre valores de la vida y valores de
elementos necesarios para realizar un sueño larga-
la libertad, se resuelve aparentemente en un artificio
mente añorado: modelar los propios cuerpos y almas,
que los integra tecnológicamente, pero a costa de ne-
y así generar los más diversos resultados a gusto del
gar tanto el universalismo naturalista de la tradición
consumidor (…) Una vez debilitadas las restricciones
como el de corte histórico de la Modernidad, esto
impuestas por la primitiva naturaleza, con sus severas
es, se suprime lo común en beneficio de la diferencia
leyes puestas en jaque, el sujeto contemporáneo se
discrecional. Escasean los vínculos de unión y eclosio-
ve suavemente incitado a administrar su propio des-
10
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
nan los grupos, tipos e identidades diversas (sexuales, profunda del término. Esta propuesta no es de un ro-
raciales, de intereses…), sumidos en una feroz com- manticismo trasnochado, sino la plena constatación
petencia simbólica, económica y mediática. Crece no de la interdependencia global, bien porque el gran
a054
solo el justo reconocimiento de los oprimidos y un ecosistema de sistemas muestra una autorregulación
pluralismo tolerante, sino también la pugna entre de- evolutiva que no puede ser perturbada impunemen-
11
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
pues, construir esos puentes de comunicación entre saber vivir adecuadamente (resolución de conflictos
campos distintos y cuidar la vida en el planeta cuanto privados y públicos) en un entorno muy complejo y en
sea posible con unas perspectivas biopolíticas revolu- ebullición. Junto a la frivolidad y la inconsciencia de
a054
cionarias y convergentes. una huida hacia delante, persiste el temor ante el ace-
leramiento de una historia que a veces parece desbo-
La intención que deseamos destacar retoma la anti-
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
12
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
versas), cuya consecuencia biopolítica es el sobresal- dian, donde antes que nada parece obligado defender
to continuo y su instrumentalización amenazante. Lo la supervivencia de la especie y los logros adquiridos
cierto es que la normalización institucional de la bar- de la libertad. Tal es la tarea biopolítica previa, la con-
a054
barie —legitimar el hecho con el derecho— sí que da- dición de posibilidad para luego seguir adelante hacia
ría el triunfo a los fanáticos y desalmados de cualquier otras cotas de emancipación. Y es que, en último resu-
NOTAS
1 De la compasión temporal ante las crisis muestra que no hay tal y que debe op- de primera mano como antiguo relator
humanitarias es fácil pasar al desencan- tarse libremente en un camino sin fin, de la ONU para la alimentación.
to por las repeticiones y los fracasos, según el autor.
e incluso a la misantropía, pero el he- 6 Como botón de muestra, vale recordar
cho es que “la experiencia humana se 3 Procuro utilizar referencias básicas y con- la decisión del Gobierno británico de
enfrenta ahora a un abanico de nuevas cisas de las fuentes, al margen de las colocar a los fumadores en la cola de
situaciones —hambrunas de dimensio- ediciones particulares, e incluirlas en el las listas de espera sanitarias, como si
nes continentales, catástrofes ecológi- texto para facilitar el seguimiento. ellos no pagaran impuestos directos e
cas, genocidios— que crean víctimas indirectos…
que carecen de relaciones para defen- 4 El asunto se formula de modo diferente
derse y que hacen que una ética de la según las épocas, pero presenta cons- 7 Me he ocupado del tema con amplitud
obligación moral universal hacia los tantes. Sirva el ejemplo paradigmático en “El desafío del posthumanismo. En
desconocidos sea necesaria para el por- del prudente Kant, quien afirma que relación a las nuevas tecnologías”, den-
venir del planeta” (Ignatieff, 2002, 34). “Se puede considerar la historia de la tro del colectivo Humanismo. Teoría cul-
especie humana en su conjunto como la tural de Europa, coordinado por Pedro
2 Ahí se constata, además, que lo habitual ejecución de un plan oculto de la natu- Aullón y en vías de publicación.
ha sido ocultar el carácter creador y raleza para (…) desarrollar plenamente
contingente de la institución humana todas sus disposiciones en la humani- 8 El repaso de la historia más reciente (con
para buscar un fundamento necesario dad”, lo que remite finalmente a la pro- múltiples ejemplos concretos) que rea-
de origen religioso, lo que se cifra en videncia (Kant, Idea para una historia liza la autora en la obra es tan revelador
la “ontología unitaria” según la cual el universal…, parágrafo 9). como documentado, y deja pocas du-
orden del mundo y el de los asuntos hu- das sobre la miseria moral y política del
manos es común. Por el contrario, el es- 5 Obviamente no es solo un juicio ideo- economicismo depredador. La presente
trecho lazo genealógico entre filosofía y lógico, sino que surge del contraste de debacle financiera y económica parece
política democrática legado por Atenas datos y argumentos que Ziegler conoce haberle dado más que la razón.
BIBLIOGRAFÍA
Bauman, Z. (2006). Vida líquida. Barcelona: Escohotado, A. (1999). Caos y orden. Ma- Foucault, M. (1978). Historia de la sexuali-
Paidós. drid: Espasa. dad (3 vol.). Madrid: Siglo XXI.
Capra, F. (2003). Las conexiones ocultas. Im- Espinosa Rubio, L. (2007a). “La vida global (en Foucault, M. (1980) Microfísica del poder.
plicaciones sociales, medioambientales, la eco-bio-tecno-noos-fera)”. Logos. Anales Madrid: Las ediciones de la Piqueta.
económicas y biológicas de una nueva del Seminario de Metafísica, vol. 40, 55-75.
visión del mundo. Barcelona: Anagrama. Garrido Peña, F. (2004). “Ecología política y
Espinosa Rubio, L. (2007b). “Contra el miedo.
biopolítica”. En J. Mª. Gª Gómez-Heras y
Castoriadis, C. (1998). Los dominios del Spinoza y Fromm”. Thémata 38, 47-60.
Velayos, C. (coords.), Tomarse en serio
hombre. Barcelona: Gedisa. Estefanía, J. (2007). La mano invisible. El la naturaleza, Madrid, Biblioteca Nue-
Cicerón: Sobre la República. gobierno del mundo. Madrid: Punto de va, 165-172.
Lectura.
13
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005
Glacken, C. J. (1996). Huellas en la playa de Klein, N. (2007). La doctrina del shock. El Riechmann, J. (2009). La habitación de Pas-
Rodas. Naturaleza y cultura en el pensa- auge del capitalismo del desastre. Bar- cal. Madrid: Libros de la Catarata.
miento occidental desde la Antigüedad celona: Paidós. Rifkin, J. (1998). El siglo de la biotecnología.
hasta finales del siglo XVIII. Barcelona:
a054 Linneo: Sistema de la naturaleza y Funda- Barcelona: Crítica.
Ed. Serbal.
mentos de botánica. Savater, F. (1990). Humanismo impenitente.
Hardt, M y Negri, T. (2002). Imperio. Barce-
Meeks, W. A. (1994). Los orígenes de la mo- Barcelona: Anagrama.
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida
lona: Paidós.
ralidad cristiana. Barcelona: Ariel. Sibilia, P. (2005). El hombre postorgánico.
Heller, A. y Feher, F. (1995). Biopolítica. La
Morin, E. (1993). Tierra Patria. Barcelona: Cuerpo, subjetividad y tecnologías digi-
Modernidad y la liberación del cuerpo.
Kairós. tales. Buenos Aires: FCE.
Barcelona: Península.
Open University (1983). Historia y relacio- Tomás de Aquino: Suma teológica.
Hume: Diálogos sobre religión natural.
nes sociales de la genética. Barcelona. Verdú, V. (2003). El estilo del mundo. Barce-
Ignatieff, M. (2002). El honor del guerrero.
Puente Ojea, G. (1992). Fe cristiana, iglesia, lona: Anagrama.
Madrid: Punto de Lectura.
poder. Madrid: Siglo XXI. Verdú, V. (2009). El capitalismo funeral.
Ignatieff, M. (2005). El mal menor. Ética
Puente Ojea, G. (1979). Ideología e historia. Barcelona: Anagrama.
política en una era de terror. Madrid:
El fenómeno estoico en la sociedad anti-
Taurus. Ziegler, J. (2006). El imperio de la vergüen-
gua. Madrid: Siglo XXI. za. Madrid: Taurus.
Jünger, E. (1988). La emboscadura. Barcelo-
Riechmann, J. (2006). Biomímesis. Ensayos
na: Tusquets.
sobre imitación de la naturaleza, ecoso-
Kant: Idea para una historia universal en cialismo y autocontención. Madrid: Los
clave cosmopolita. libros de la Catarata.
14
ARBOR Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005