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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 189-762, julio-agosto 2013, a054 | ISSN-L: 0210-1963


doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2013.762n4005

BIOÉTICA Y FRONTERAS DE LA VIDA. I. DESDE LA TEORÍA / BIOETHICS AND BIOLOGIC BOUNDARIES. I. FROM THEORY

VARIACIONES BIOPOLÍTICAS BIOPOLITICAL ACCOUNTS OF


SOBRE NATURALEZA Y VIDA NATURE AND LIFE

Luciano Espinosa Rubio


Universidad de Salamanca
espinosa@usal.es

Cómo citar este artículo/ Citation: Espinosa Rubio, L. Copyright: © 2013 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
(2013). “Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida”. distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
Arbor, 189 (762): a054. doi: http://dx.doi.org/10.3989/ Attribution-Non Commercial (by-nc) Spain 3.0.
arbor.2013.762n4005

Recibido: 13 julio 2012. Aceptado: 6 junio 2013.

RESUMEN: Necesitamos nuevas narraciones para entender un ABSTRACT: We need new narratives to understand our chaotic
poco más nuestro caótico y muy complejo mundo. En este caso and highly complex world a little better. In this case it is useful
es útil recordar algunos modelos históricos de las relaciones to remember some historical models of the general relations
generales entre naturaleza y vida, que están en la base de la between nature and life, that underlie biopolitics: a) the tradi-
biopolítica: a) el tradicional, basado en la ley natural y en los tional one, based on the natural law and life values; b) the tech-
valores de la vida; b) el técnico, basado en la voluntad de poder nical one, based on the will of power and the values of liberty;
y en los valores de la libertad; c) el alternativo, basado en la c) the alternative one, based on the ecological cooperation be-
cooperación ecológica entre todos los seres vivos y en ambas tween all living beings and both kinds of values. To survive in
clases de valores. Para sobrevivir en esta crisis de civilización this crisis of civilisation, a lot of courage and solidarity is needed
hace falta mucho coraje y solidaridad frente a la indiferencia to confront the indifference that kills.
que mata.

PALABRAS CLAVE: Biopolítica; Naturaleza; Vida; Autonomía; KEYWORDS: Biopolitics; Nature; Life; Autonomy; Solidarity.
Solidaridad.
“Librar del miedo al ser humano es mucho más importante que proporcionarle armas o proveerle de
medicamentos. El poder y la salud están en quien no siente miedo”
(Jünger, 1988, 67)
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Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida

1. PROPÓSITO Y CONTEXTO análisis: por ejemplo, a propósito de las conexiones


de naturaleza y poder es adecuado tratar la gran revo-
Vivir en una época de extraordinaria complejidad
lución en marcha de las biotecnologías, pero también
como la actual a menudo implica confusión, ya que
las circunstancias político-económicas de países no
no es fácil elaborar una explicación de conjunto que
occidentales, en especial cuestiones tales como la so-
articule tantas relaciones y dimensiones como sería
beranía alimentaria, la contaminación, los problemas
necesario. Sin embargo, es imprescindible vincular las
asociados a los “agrocombustibles”, la gestión pacífica
diferentes lecturas del presente para entender mejor
de la grave escasez de agua o la “biopiratería” (es de-
y actuar en consecuencia, pues tan perjudicial resulta
cir, el robo institucionalizado mediante “biopatentes”
el viejo metarrelato totalizador como el hoy omnipre-
industriales), etc., pues en estos asuntos se ejerce un
sente fragmento a la hora de lograrlo. Michael Igna-
dominio creciente -directo e indirecto- sobre la vida
tieff señala que hay dos grandes narraciones actuales,
que no desmerece de otros considerados canónicos.
la globalización por un lado y la impresión de caos
generalizado por otro, entendidos como fenómenos Aquí no cabe ocuparse de todo ello, pero sí es po-
coherentes y contradictorios a la par, pero también sible delinear cierto tronco histórico e ideológico co-
genéricos e insuficientes. De ahí que sea preciso cons- mún, a través del contraste de tres modelos heurís-
truir nuevos esquemas de comprensión, entre otras ticos que no son puros ni se suceden linealmente en
cosas para evitar la sensación de desbordamiento y la el tiempo, sino que se mezclan y coexisten en grados
tendencia creciente a la “repugnancia moral” ante un diversos, lo que incluye el antagonismo y la comple-
mundo que parece enloquecido e ingobernable, dado mentariedad. A la hora de dar cuenta de las intrinca-
que “el asco es un pobre sustituto del pensamiento” das relaciones entre lo llamado natural y lo cultural en
y que lo urgente es proporcionar “la base racional del torno a la vida, es útil seguir un hilo conductor: el paso
compromiso ético” universalista a largo plazo, median- progresivo desde la creencia en un gran designio in-
te la inteligencia de lo que sucede (Ignatieff, 2002, 40 herente a la naturaleza (patente en los ciclos y/o fines
y 137 s.)1. Es obligado, pues, abordar el actual torbelli- cosmológicos, en la pertenencia de los seres a ciertos
no económico, ecológico, geopolítico, socio-cultural, tipos invariables, la existencia de una moral y derecho
biotecnológico, etc., desde múltiples perspectivas y naturales…) hacia un enfoque más constructivista y de
recordar al menos algunas genealogías para mitigar la diseño técnico, tanto en relación a lo humano como
pérdida de referencias. En nuestro caso, ello supone al medio ambiente. De hecho, algunos hablan ya del
aportar al pensamiento sobre las nuevas fronteras on- antropoceno para nombrar nada menos que una nue-
tológicas y legales en los seres vivos el estudio de los va era planetaria, supuestamente capaz de subsumir
nexos entre las nociones de naturaleza y vida, bajo los -por medios biotecnológicos- la vieja oposición de na-
diferentes aspectos del poder y el deber, con la inten- turaleza y cultura en un proyecto unitario de renova-
ción de contribuir a generar sentido en una época de do e imprevisible poder genesíaco.
oscuridad.
Pues bien, a modo de esquema guía cabe mencio-
La cosmovisión de fondo troquela aspectos varios nar un modelo tradicional (de corte religioso), otro
de la existencia, como es bien sabido desde los pre- tecnológico (secularizado y hoy dominante) y un ter-
socráticos, y en ese cruce de planos se dan cita intui- cero alternativo (apenas asentado), centrados respec-
ciones espirituales, intereses pragmáticos y proyectos tivamente en la primacía de lo dado, de lo construido
sociales de todo tipo que conviene examinar. Por otra y de lo integrador. En forma paralela y correlativa, hay
parte, el tema debe insertarse más que nunca en una que referirse entonces a un cosmos cuasi sagrado del
suerte de vida global, dada la integración superlativa que se depende y en el que se confía en clave metafí-
de ámbitos (ecológicos, técnicos y simbólicos) a escala sica (con la consiguiente heteronomía práctica); a un
planetaria que es propia del presente, lo que sin duda mundo recreado por el artificio y sometido a impera-
reclama una bioética y una biopolítica de gran alcan- tivos humanos, desde cierta independencia al menos
ce (Espinosa, 2007a). A su vez, este complejo multidi- parcial (en un marco de autonomía); y a una patria
mensional conlleva una ampliación de los campos de planetaria a la que todos los seres pertenecen, con-

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cebida desde la auto-hetero-determinación ecosisté- de fondo que sustenta la cosmovisión es el isomorfis-
mica (llámese internomía práctica). Cosmos, mundo y mo entre physis-nomos-logos, o, si se prefiere en otro
planeta son términos —usados sucesivamente— que plano, la correspondencia y reciprocidad entre ser,
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ya denotan un tránsito evidente en el discurso. Sobre pensar y decir, de la que derivan las construcciones
este trasfondo emergen las distintas concepciones de culturales particulares. A partir de ahí, el mundo na-

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la vida humana, a menudo híbridas, pero tensadas tural resulta inteligible, lo que proporciona seguridad
alrededor de la perenne pugna entre libertad y nece- y confianza, además de considerarse bueno y digno
sidad, o, en su vertiente menos abstracta, emancipa- de imitación e incluso de obediencia. Esa especie de
ción y dominio. Es oportuno recordar, pues, algunos legalidad de vasto alcance cosmológico, epistémico,
elementos básicos de las relaciones entre naturaleza, moral y jurídico queda bien resumida en los adagios
vida y poder, así como de los desplazamientos en el clásicos que rezan “Natura agit rationaliter”, “Natura
tiempo de sus respectivos límites y puntos de encuen- semper est recta” o “Suprema decreta Dei, Natura”,
tro. Pero siempre desde el presupuesto básico de que cuya contundencia habla por sí sola.
todo ello es creación humana según la unión íntima
En segundo lugar, no puede extrañar que la concep-
entre ser e interpretación que Castoriadis ha llamado
ción o imagen efectiva de lo real responda a motiva-
la “institución imaginaria de la sociedad”: es el ejer-
ciones físico-teológicas (en la naturaleza hay pruebas
cicio permanente de la elección y del juicio a lo largo
de lo divino), por un lado, y a exigencias propias de
de la historia el que define el “mundo real” a través
una teología política que funda la organización social
del “magma de las significaciones” (Castoriadis, 1998,
y el comportamiento (público y privado), por otro.
115 s., 181 s., 187)2. El caso es que para afrontar las
Sea en el marco del holismo organicista y cíclico de
grandes perplejidades y peligros del presente necesi-
la antigüedad o de la historia lineal y escatológica del
tamos nuevos significados y es obvio que no hay red
cristianismo, lo que importa es atenerse a la Justicia
de seguridad ni garantías de solución, por lo que con-
cósmica que debe impregnar la vida humana en to-
viene la humildad responsable del que asume la incer-
das sus manifestaciones, cual vínculo entre lo macro
tidumbre y la soledad metafísica. Lo que sigue es un
y lo microscópico: por ejemplo, la “ley común” que
pequeño equipaje conceptual de cara a esa urgente
menciona Heráclito atañe tanto al empeño intelectual
reflexión.
como al plano político, pues ambos deben remitirse a
lo divino que los origina (cf. frag. 1143), de modo que
2. EL MODELO TRADICIONAL ese ajustamiento expresado a través de la proporción
Con evidente espíritu de síntesis, puede hablarse y la medida será el cimiento ontológico de los iusna-
de una posición (mayoritaria en la historia del pensa- turalismos ulteriores. Es cierto que habrá en estos
miento) o conjunto de presupuestos fundamentales una clara evolución desde la idea de ley encarnada
desde los que se parte: la naturaleza es entendida formal y materialmente en la naturaleza hacia la abs-
como fuente ontológica de verdad, valores y normas, tracción intelectual que solo aprecia una ley racional
en la medida en que obedece a un diseño providente, no empírica, pero permanece siempre un imperativo
es decir, a una perfección superior de la que deriva universalizador. Valga ahora una de las formulaciones
todo sentido y legitimación ético-política. Hay en ello sincréticas de esta matriz: “La verdadera ley es la recta
propósito, inteligencia y cuidado —no importa ahora razón, conforme a la naturaleza universal, constante
si el modelo es trascendente o inmanente— que lo y eterna (…) una sola ley eterna e inmutable que go-
diferencia tanto del caos azaroso como del falible arti- bernará a todos los pueblos en todos los tiempos, y
ficio humano, de manera que semejante plan intrínse- un solo Dios será el guía y señor de todos: él, preci-
co queda reflejado en la unidad y armonía del conjun- samente, que ha concebido, redactado y promulgado
to natural, y se enuncia en la metáfora del artesano esta ley” (Cicerón, De rep. III, 22, 33). Late por debajo
que la habría modelado con sabiduría (Glacken, 1996, una intención emancipadora en virtud de la igualdad
49 y 648). Se trata de la disposición coherente y eficaz atribuida a todos los hombres, pero también un papel
de las partes, de la regularidad de sus ciclos, de su be- legitimador de lo dado mediante la sanción expresa
lleza e idoneidad para la vida y, en fin, de todo cuanto de las instituciones y códigos romanos que sirven de
asegura que las cosas son como deben ser. Al margen modelo dominante. Ambas cosas muestran el trán-
de las discrepancias sobre si esa impronta proviene o sito desde la mera visión metafísica hacia el control
no de un creador personal, o sobre si prima la causa- positivo de la vida, a través de la legislación corres-
lidad eficiente o la final, muy pocos han discutido la pondiente sobre contratos, relaciones de parentesco,
existencia de un orden totalizador y estable. El axioma propiedades, obligaciones de toda índole, gobierno

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de los placeres, etc. El resultado es que lo socialmente conduce a la felicidad siempre que los sentidos sean
convenido se hace pasar por natural y lo adquirido por mero lugar de paso y no haya servidumbre respecto
innato, toda vez que naturaleza, razón y ley parecen a las cosas externas; esto es, desde otro registro, que
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tener una misma raíz y van de la mano sin cuestionar- solo hay virtud mediante la autarquía, incompatible
se su origen ideológico. Con el añadido no menor de con las zozobras de todo signo (Séneca, De vita beata,
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida

que lo habitual es poner todo ello al servicio del orden par. 8 y 15). Y es que se supone que la razón es nuestra
establecido, como bien ejemplifica el propio caso del genuina naturaleza, una vez desplegada la disposición
estoicismo, donde prima la aceptación resignada y/o que nos es propia (oikeiosis), pero cómo dar cauce
la huida desde los irreductibles antagonismos y con- adecuado a esta (lo previo) sin la racionalidad misma
flictos mundanos hacia la armonía superior (Puente que nace de ella (lo derivado)… Además, hay otras pa-
Ojea, 1979, 30-35, 110, 115, 233). radojas, pues solo el esfuerzo y la constancia traen el
éxito, pero igualmente hay que aceptar de buen grado
El cristianismo suscribe lo esencial de esta cosmovi-
lo que el destino depare. Por otro lado, es virtuoso
sión, aunque añade al Creador como vértice decisivo,
quien actúa como conviene a cada caso —incluido en
claro está. Baste recordar que Tomás de Aquino solo
ello el importante cariz estético de la conducta—, pero
entiende el mundo desde “la unidad de orden” (S. Th.,
justamente lo difícil es precisar la relación concreta
I, 47, 3), con una estructura y jerarquía definidas en
entre naturaleza eterna, razón y variable circunstan-
función del finalismo dictado por la providencia (S. Th.
cia. Habrá que aceptar entonces que en eso estriba el
I, 22, 1), que no es otro que la orientación hacia el bien
arte (moral) de vivir... Algo que el sujeto precristiano
(S. Th., I, 93, 6). Luego la física vuelve a desembocar en
—a pesar de sus temores y llamadas crecientes a la
la moral, una vez que en la naturaleza ya están unidas
austeridad— puede realizar como cuidado de sí, no
por medio de la ley natural que todo lo gobierna y
aplastado todavía por la omnipresente voluntad divi-
a todos concierne. El hombre está llamado a captar-
na, la “caída” universal y la necesidad de purificación
la con su propia razón, justamente porque participa
ascética (Foucault, 1978, vol. 2, 228 s.; vol. 3, 198, 218
de ella (S. Th., I-II, 90, 4 y 91, 1 s.), de manera que la
s.). En cualquier caso, la naturaleza conserva en el pa-
conexión entre lo universal y lo particular está ya im-
ganismo mayor peso y concede mayor autonomía a la
presa y asegurada en él. Lo interesante aquí es el pa-
hora de construir la subjetividad.
pel que se reserva al apetito para dar el paso efectivo
entre instancias, entendido como el resorte orgánico La situación posterior viene definida por el hecho
que moviliza a la razón aún antes que a la voluntad, y de que el cristianismo inicial convierte a su Dios en un
parece ser la infraestructura de ambas: es el apetito soberano absoluto (Pantokratorikós), quien decide el
dirigido genéricamente al bien (S. Th. I, 6, 1 y De malo, destino del mundo en el contexto de la lucha apoca-
8, 2), que después se desarrolla en diferentes planos líptica del bien y del mal, estando este por vez prime-
y actividades, con lo que abre el campo de las tenden- ra interiorizado en los individuos en forma de pecado
cias, propensiones y deseos primordiales, de obvia y rebelión (Meeks, 1994, 160 y 124, 129). La conse-
importancia para definir la vida humana. En definitiva, cuencia inmediata es que lo natural, tanto en el plano
la naturaleza (en conjunto y en cada individuo) es la cósmico como humano, queda postergado cuando no
plataforma básica desde la que se programan los de- denigrado por corruptible, y que el antiguo ideal de
rechos y los deberes, y por extensión las instituciones convertirse en un hombre nuevo ahora solo es posi-
de toda índole, lo que desemboca en una suerte de ble por la gracia divina. Sin embargo, junto a la sobre-
recurrente control remoto sobre la historia, en cuanto naturaleza, ya consta que el tomismo rehabilitará los
que esta tiene por misión dar cumplimiento a los pla- impulsos naturales porque afirma que los preceptos
nes ínsitos en aquélla4. de la ley natural concuerdan con “el orden de las incli-
naciones”, lo que se expresa en los conocidos apetitos
De ahí que, en tercer lugar, sea obligado referirse
de conservación, procreación, conocimiento y vida en
a la intención práctica subyacente en todo lo ante-
sociedad (S. Th. I-II, 94, 2). Estas variantes de la libido
rior, donde el ser se desenvuelve como un querer y
parecen limitar así tanto el voluntarismo como el in-
un deber que gira en torno a valores. El locus clásico
telectualismo moral, en tanto que actúan como con-
de “vivir conforme a la naturaleza” lo resume bien,
dición de posibilidad del resto de facultades. Por otra
aunque a menudo quede la impresión de circularidad
parte, el vínculo entre cosmología y esta suerte de an-
o de que no resulta explicado por completo en qué
tropología traspasa la moral y llega al derecho y a la
consiste. Dice Séneca, por ejemplo, que la naturaleza
política, pues todas las leyes positivas derivan de la ley
es guía y que la razón la “observa y consulta”, lo cual
natural (S. Th. I-II, 95, 2), con lo que ese supuesto tiñe

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los asuntos pragmáticos más variados de la existen- introducir variación en la ciega necesidad de la mate-
cia. Una vez más, lo descriptivo deriva sin solución de ria y bajo cuyo estricto dominio están todos los seres
continuidad en lo prescriptivo (expresión de la falacia (Principia, Escolio general). Luego las leyes físicas son
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naturalista y límite obvio a la libertad), dentro de un trasunto todavía —aunque formuladas bajo otros pa-
marco perfectamente clasificado y siempre opuesto a rámetros epistémicos— de las leyes divinas, y ambos

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lo considerado antinatural, tanto en sentido ontológi- tipos constituyen el patrón universal e inflexible del
co como práctico. gobierno político de los individuos, los cuales están
siempre sometidos a un orden superior y ajeno a ellos,
La naturaleza, según el modelo tradicional, es vis-
lo que los impide toda iniciativa y vida espontánea:
ta como algo bien compartimentado y jerarquizado,
tal parece la correlación profunda entre lo físico, lo
donde cada individuo ocupa su lugar y cumple su fun-
teológico y lo político, tanto en el plano de las fuerzas
ción, ya se trate de la teoría del “lugar natural” de los
como en el de las leyes, es decir, en el paso solapado
cuerpos en Aristóteles (Fís. II, 199 b; III, 205 a) o de las
de la vis al imperium (Escohotado, 1999, 30, 116 s.). El
tres clases de alma en Platón, con los rangos y debe-
modelo cosmológico se proyecta de nuevo —directa
res sociales correspondientes (Rep. 441 e- 442 a), por
o indirectamente— en la vida humana, como cumpli-
poner dos ejemplos célebres de transposición de lo
miento de la voluntad divina que ha establecido una
cosmológico a lo físico y a lo social. La vida humana
mecánica ordinaria del universo para todos los niveles
es definida entonces por nítidas fronteras ad intra y
y aspectos.
ad extra, lo que se traduce también en una diferencia
de tipos naturales y en una noción del poder como Aunque el creador se reserva la capacidad de inter-
dar de sí lo que uno es, a su vez desde el axioma de venir y modificar en algo el orden necesario, bien para
que lo inferior se subordina a lo superior en todos los programar la materia o para salvaguardar la morali-
ámbitos. De ahí la unidad de la legitimación cosmo- dad, lo que se impone poco a poco, sin embargo, es
onto-lógica y la simbólico-política de la autoridad, así una suerte de automatismo de la naturaleza, más pro-
como de las desigualdades de cualquier clase y de la pio del deísmo secularizador que del teísmo. Por otro
dominación sobre la vida y la muerte de los someti- lado, esta rigidez de lo que se considera un orden li-
dos, lo fueran por convicción o por fuerza. El ejemplo neal asoma igualmente en la biología, como atestigua
más claro del tamiz religioso que impregna la tradi- el ejemplo notable de Linneo: su doctrina del fijismo
ción occidental es la atribución de poder a la Iglesia supone afirmar una taxonomía intemporal, dado que
católica como intérprete exclusiva de tales designios, la causa divina es inmutable y solo puede crear reinos
algo que ella ha sabido ejercer de forma tan refinada y especies definitivos, sin cabida para las funciones o
como implacable en múltiples registros (Puente Ojea rasgos novedosos y mucho menos para los cambios
1992, 3 s., 154 ss., 177 ss., 204). Lo que no solo es una sustanciales (Sist. de la Nat., Observaciones sobre los
vigorosa ilustración histórica de nuestro tema, sino un tres reinos de la naturaleza; Fundamenta botanica,
trasfondo vigente en las discusiones bio-ético-políti- V, afor.132). Visto en conjunto, el armazón de lo real
cas actuales. Y es que el llamado orden natural de las permanece, de manera que el orden natural, el del
cosas nunca ha desaparecido de la palestra como gran conocimiento y el de la acción son correlativos en un
recurso, y resulta especialmente socorrido en épocas mundo que se entiende dado de una vez para siem-
de cambio e incertidumbre como esta. pre, con su aparente salvaguarda de la inteligibilidad
y de las instituciones de toda índole.
3. EL MODELO TECNOLÓGICO Como es sabido, las revoluciones políticas del XVIII–
3.1. Es conveniente empezar con algunos datos his- XIX, por un lado, y el evolucionismo darwiniano, por
tóricos y culturales que permitan bosquejar los ele- otro, alteran drásticamente ese cuadro inmóvil de la
mentos de continuidad, a la vez que de transición, vida social y biológica, pero no debe olvidarse la pre-
entre los paradigmas. Así, la visión de un mundo es- via labor de zapa de escépticos e ilustrados. El caso
tático perdura con el nacimiento de la ciencia moder- de Hume es muy revelador en términos filosóficos
na, cuyo mecanicismo cinético adolece de la misma porque cuestiona de raíz el paralelismo entre el or-
visión atemporal y a veces de una peculiar referencia denamiento físico y moral del mundo, y vale la pena
a la religión. Baste recordar la física del gran Newton, recordarlo: de entrada sostiene que desconocemos
cuya teoría unificadora del cosmos parece compati- “la economía del universo” como un todo, y que esta
ble con la mención directa del “Señor del universo” y bien puede provenir de la autoorganización de la ma-
su voluntad soberana, siendo esta la única capaz de teria, sin recurrir a planes externos a ella; y añade

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que deberían considerarse sin disimulos las muchas cambios que en las últimas décadas han tenido lugar
imperfecciones de lo real, especialmente la existencia en las sociedades liberales, tales como la ampliación
del mal y de la infelicidad generalizada. En consecuen- de la sanidad, la relativa redistribución de la riqueza
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cia, hay argumentos para pensar que la naturaleza es o cierta movilidad social respecto a épocas pasadas,
ciega e indiferente al bien y al mal, ante lo que solo pero ello no deja de basarse en la explotación indiscri-
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida

cabe esforzarse con la industriosidad humana para minada de la naturaleza y del hombre por el hombre,
paliar el dolor y satisfacer las necesidades de la mejor lo que opone límites estructurales a cualquier empre-
manera posible (Diálogos sobre religión natural, X y sa radicalmente emancipadora. Lo significativo es que
XI). Se abre así paso el espíritu ilustrado que proclama el biologismo retorna hoy con otros ropajes, pues la
la autonomía humana y la transformación de lo dado naturaleza ya no solo es -como antaño- fuente nor-
sin cortapisas religiosas, lo que a su vez creará el mar- mativa y/o materia prima en la producción de riqueza
co conceptual e ideológico adecuado para el avance (lo que supone una clara esquizofrenia a la hora de
de la técnica que el propio autor reclama. No es po- valorarla, por cierto), sino también el objeto de una
sible detallar esta vía racionalizadora, pero el hecho definitiva remodelación, una vez que ha sido reducida
histórico es la evidente reciprocidad del desarrollo técnicamente a la pura información que parece des-
científico-técnico y del capitalismo, lo que define la materializarla y hacerla mucho más dúctil. El ápice del
edad contemporánea con sus tremendos éxitos y sus asunto es el acceso a las entrañas genéticas del ser, lo
nuevas alienaciones. que convierte finalmente a la vida en categoría tecno-
lógica (antes incluso que animal y social), susceptible
Para ceñirnos a nuestro tema, hay que constatar
de ser redefinida en su esencia y manejada a capricho.
que las supuestas leyes económicas que gobiernan la
vida de la humanidad parecen solaparse con las leyes Todo ello debe entenderse como el más reciente
naturales que rigen el mundo, en la medida en que salto cualitativo en el proceso de apoderamiento
adquieren sus rasgos de universalidad y permanen- de la vida surgido a partir del siglo XVIII, algo que
cia. La ideología del progreso es la quintaesencia en ocurre —como ha enseñado Foucault— en términos
la que convergen todas ellas, en tanto expresión del orgánicos, sexuales, productivos, etc., a través de las
curso inexorable de las cosas, de modo que el viejo variadas instituciones que normalizan y disciplinan a
naturalismo del aevum eterno deja su lugar al histori- la población (fábricas, hospitales, escuelas, prisiones,
cismo del tempus, pero aún se conserva la apelación a cuarteles…), lo que hace preciso hablar de una “bio-
la necesidad común a ambos y también algunas pau- historia” en la que insertar una “biopolítica” (Foucault,
tas en el tránsito de lo descriptivo a lo normativo. Una 1978, 168-173). Sus efectos siguen vigentes y pueden
de las variantes destacadas de esta alianza entre na- sintetizarse en que la corporalidad es en cierto modo
turaleza, economía e historia es el darwinismo social, rehén del poder, pero hay que insistir en que este ac-
hoy redivivo, que sirve para legitimar una vez más la túa no solo como represor, sino como generador de
desigualdad (como en su día lo hizo con el colonialis- saberes y deseos que invaden y dirigen la subjetivi-
mo) en la medida en que distingue entre superiores e dad, en el marco de toda una “política de la verdad”
inferiores, ricos y pobres, etc., en razón de variables y del sentido (Foucault, 1980, 106 s., 156, 179, 189).
biológicas. Además, lo paradójico es que, junto al op- Tal es la tupida malla de prácticas y seducciones que
timismo cientifista de las reformas y avances constan- amplían el alcance del “biopoder”, hasta el punto de
tes, siempre ha coexistido un pesimismo antropoló- hacer que el enemigo esté ya en casa, por decirlo así,
gico muy conservador preocupado por dominar o al bien interiorizado. Sin embargo, estas aportaciones ya
menos contener a la fiera humana, tanto en sentido clásicas requieren algún complemento, al hilo del de-
político como orgánico. En ese contexto tiene cabida sarrollo histórico ulterior ya introducido que el filóso-
la utilización de supuestas medidas eugenésicas (tales fo francés hubiera sido el primero en atender. Junto a
como la esterilización), o profilácticas (como el encie- su enfoque de corte físico (mandan las fuerzas en jue-
rro clínico), a menudo dictadas por “criterios de clase go), es preciso añadir una intensificación de la sutileza
y de raza” en el seno de una ideología que preten- del poder a escala antes desconocida: sea en forma
de reducir hechos sociales a causas biológicas (Open de un estilo de vida expandido y por completo ligado
University, 1983, 80 s.). Ese modelo socio-económico al consumo; en el hecho de traspasar el campo de la
y médico que consagra el triunfo de los más fuertes sexualidad hasta llegar a la manipulación genética y
(practicado en diverso grado por las democracias y lle- psicosomática en general; en la globalización de los
vado al extremo por los nazis) ha resultado tan eficaz y procesos planetarios allende los estados; o, en otro
productivo como despiadado. No se pueden negar los plano, en la fulgurante reaparición de la santa alianza

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entre religión y política… Por otra parte, la normali- inéditos. La nueva forma de la razón instrumental
zación social adquiere hoy una difusa pátina estética cuestiona las delimitaciones tradicionales del tipo que
y se instituye en un curioso proyecto universalista en sean y se erige en la tecnología más potente nunca
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virtud del cual todos los individuos se creen únicos y lograda: “La ingeniería genética es, quizá, el `agran-
distintos, de modo que la desigualdad real de la que dar el poder humano´ sobre la vida por antonomasia”

Luciano Espinosa Rubio


nace todo poder se traviste de libertad solo potencial (Rifkin, 1998, 211). Jamás se había llegado a una capa-
y de juego de apariencias (simbólicas, de imagen, me- cidad de intervención y transformación —¿no es eso
diáticas, virtuales), en perfecto juego de camuflaje y el poder?— tan radical, con sus muchas ventajas y pe-
engaño respecto a la limitada autonomía efectiva de ligros, por eso el hecho básico que aún debe reglarse
los sujetos. es la manipulación de los códigos últimos del ser vivo.
La pregunta elemental pero obligada —en línea con
Esta red de la dominación obliga a ir mucho más
los frankfurtianos— se refiere a si este es o no otro
allá de los antiguos poderes fácticos para entender-
paso en la reducción de la existencia a cosa, es decir,
la, lo que supone incluir al mercado como institución
a mero objeto de cálculo y de negocio sin cortapisas.
central del entramado sociológico, la progresiva ju-
dicialización de la vida en muchos aspectos, el peso Por otro lado, semejante potencial demiúrgico,
enorme de los medios de (des)información, de la pu- que hace saltar por los aires de manera definitiva la
blicidad o hasta de los fondos de inversión… Además idea de una naturaleza acabada e independiente, re-
del obvio economicismo que todo lo invade y de la plantea con vigor las relaciones entre seres, hechos y
marea especulativa que se ha provocado en su seno, valores, dado que la distancia entre ellos se acorta y
es interesante reparar en el poder singular de “crear, aparecen circunstancias y creaciones ontológicas des-
difundir e imponer códigos de información” para in- conocidas. En este marco constructivista, “El `deber
fluir en una sociedad saturada y llena de ruidos, en ser´ se deduce del `poder ser´ (el imperativo tecno-
la que la resistencia política es cada vez más difícil crático). La vida se convierte en la `principal categoría
ante la impersonalidad múltiple y global de las fuerzas política´ en cuanto objeto de destrucción, conserva-
rectoras (Estefanía, 2007, 192 y 70). La proliferación, ción, reproducción o incluso de producción” (Garrido
metamorfosis e hibridación reciente de los poderes Peña, 2004, 166). Desde programarla, tanto en senti-
supone un bombardeo sobre los sujetos, envueltos en do orgánico como conductual, hasta llegar a generar
un haz de viejas y nuevas modalidades entremezcla- vida sintética, se abren expectativas ilimitadas que
das. De ahí que algunos invoquen otra vez el perenne también alteran la vieja oposición entre libertad y
“orden natural” para afrontar un devenir vertiginoso, necesidad: la acción biotecnológica crea espacios de
en el que la vida humana está sometida a estímulos y autonomía antes impensables frente a lo necesario,
requerimientos dispares y apremiantes que no sabe pero igualmente puede impedir el comportamiento
asimilar, por lo que a menudo aparece dislocada o in- libre. En una palabra, el derrumbe creciente de las ba-
consciente. Detrás de todo ello podría haber —según rreras ontológicas presenta desafíos inauditos y se co-
algunos autores— un cambio cualitativo, apreciable rre el riesgo, a tenor de los precedentes históricos, de
por ejemplo en el avance del llamado modelo digital subordinarlo todo a una voluntad de poder sin freno,
en la sociedad del control (mucho más sofisticado que no menos temible y acaso más arbitraria que el viejo
la analógica sociedad disciplinaria), conducido por soberano de la naturaleza.
una forma biotecnológica del poder que abarca todo
Respecto a la concepción genérica del mundo, en
el cuerpo social (Hardt y Negri, 2002, 39 y 43). Lo que
segundo lugar, parece claro que los medios técnicos
sí debe concluirse es que la fusión plena de tecnolo-
mencionados refuerzan de modo superlativo el papel
gía, economía y política permite dirigir mucho más a
de la economía política: baste mencionar la gigantes-
los sujetos, incluso suavizando los procedimientos,
ca capacidad productiva y de diseño, o que la globa-
hasta colonizar la vida entera y fagocitar los brotes de
lización se funda en el comercio y la especulación fi-
disidencia como una variante más del consumo.
nanciera (ajena a la generación de bienes y servicios,
3.2. Para retomar el hilo conceptual de nuestro que solo representan el 5% del movimiento mundial
tema, habría que decir que ya no rige la posición na- de capitales). No extraña, en fin, que se hable de la
turalista, sino un artificialismo en el que no hay fron- mercadolatría o nueva “metafísica económica que ab-
teras nítidas (entre la vida y la muerte, lo natural y lo solutiza el mercado como panacea de todos los pro-
artificial, lo orgánico y lo inorgánico, etc.), capaz de blemas” (Estefanía, 2007, 120), en cuyo ámbito hay
recombinar diversos planos y de diseñar otros aún que situar la vida cotidiana a todos los efectos, antes

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y después de la tremenda crisis actual. Las formas de 2006, cap. VI y VII). Apreciar bien las consecuencias
poder mencionadas se condensan y articulan en tor- fisiológicas, sociales y políticas de todo ello requeriría
no a este núcleo mercantil, cuyo paradigma es el un análisis muy extenso, pero es fácil calificarlas como
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—provisionalmente denostado— neoliberalismo (pri- implacables y tremendamente eficaces en términos
vatización generalizada, desregulación total, recorte de control de la vida.
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida

de la inversión pública, pérdida de derechos laborales,


Haya o no voluntad criminal expresa en tales o cua-
deslocalizaciones de empresas, etc.), de manera que
les actos económicos y geopolíticos de los poderosos,
el sujeto abandona y somete buena parte de su exis-
la evidencia es el abuso que arrasa con todo una vez
tencia a aquel ente casi hipostasiado, bajo la promesa
que solo se busca el beneficio ilimitado a toda costa.
de futuros beneficios para todos. Por no hablar del
En relación a la naturaleza, ya se apuntó el afán por
casino bursátil a escala planetaria, el gran autómata
privatizar recursos antes gratuitos como el agua, o la
impersonal de las transacciones financieras electró-
creación de patentes de seres vivos modificados (se-
nicas que se ha convertido en el nuevo dios ante el
millas, organismos…), en el marco de un proyecto de
que nada se puede hacer, salvo pagar sus estropicios
más vasto alcance: “Organizar la escasez de los ser-
y abusos criminales. No es momento de insistir en
vicios, de los capitales y de los bienes es la actividad
la hipocresía fundamental del modelo (la libre com-
prioritaria de los señores del imperio de la vergüenza
petencia a menudo conduce al oligopolio, el Estado
(…) Hoy podemos decir que la miseria ha alcanzado
carga con las pérdidas y apenas puede ocuparse de
un nivel más horroroso que en ninguna otra época de
la protección social, desigualdad creciente…), sino de
la historia. Así es como más de 10 millones de niños
apuntar que las llamadas fuerzas económicas se han
de menos de 5 años mueren cada año de desnutri-
convertido en la nueva naturaleza y definen el resto
ción, epidemias, contaminación de las aguas e insa-
de variables hasta extremos desconocidos.
lubridad” (Ziegler, 2006, 35). Ante una situación de
Así, las grandes multinacionales se han convertido crisis generalizada, la estrategia es controlar todo lo
en los agentes públicos de la vida colectiva por anto- que es vital y producir los consiguientes efectos de
nomasia (al menos en pie de igualdad con los estados), dominación, de momento con mucha más crudeza en
como indica el hecho de que algo más del 50 % del PIB los países del Tercer Mundo. Por muy repartidas que
mundial está en manos de las 500 corporaciones más estén las responsabilidades (incluidas, por supuesto,
importantes. Añádanse a la globalización neoliberal las corruptas élites locales), hay una conexión insosla-
las penúltimas convulsiones geoclimáticas, militares, yable entre la riqueza del Norte y la pobreza del Sur,
terroristas, sanitarias, etc., o la creciente descompo- así como en la expansión de los modos de vida de los
sición de las sociedades y la proliferación de los lla- primeros a costa de los segundos. La gestión biopolíti-
mados señores de la guerra en muchos lugares, para ca de instituciones, saberes y deseos que tanto ocupa
comprender el surgimiento de ciertas organizaciones a los bien alimentados teóricos occidentales debería
del poder. Por eso se habla de una vuelta al “sistema apreciarse a esta luz, poniéndolo en relación con la
feudal”, en el que los “cosmócratas” corporativos ha- mera supervivencia de aquellos desposeídos y anali-
cen un uso estructural de la violencia (en alianza con zando los instrumentos de poder específicos en cada
esos reyezuelos) para establecer una suerte de nueva caso, incluido el soborno masivo de las conciencias
“cosmogonía”, no tanto ordenadora como explotado- mediante un bienestar nacido en gran parte de la ex-
ra (Ziegler, 2006, 17 y 44)5. Luego es obligado ampliar plotación.
el enfoque biopolítico para incluir estos aspectos,
Entonces tendrán cabida los problemas y aliena-
dado que la vida de millones de personas depende en
ciones de los relativamente privilegiados, en la doble
gran medida de esta combinación calculada y mortí-
vertiente del llamado poder duro (nuevos medios de
fera de elementos biológicos y financieros. Citemos al
vigilancia y control, sin descartar la represión direc-
menos dos palancas respectivas de dominación, que
ta) y del más escurridizo poder blando sobre la vida.
bien merecen el nombre de “armas de destrucción
Es cierto que el primero se fortalece hoy en unas de-
masiva”: el hambre que mata e incapacita en todos
mocracias devaluadas y adquiere tintes amenazantes,
los órdenes a un número creciente de personas (más
pero el segundo cala mucho más en la versión del con-
que las guerras) y la denominada deuda de los países
sumismo como fenómeno omnímodo que resume y
pobres, en virtud de la cual envían más fondos al Nor-
concentra otros aspectos:
te de los que reciben como ayuda; con el resultado
de que ambas cosas convierten en víctimas y en re- “Los gestores cambiaron de la `regulación normati-
henes a gran parte de la población mundial (Ziegler, va´ a la `seducción´, de la vigilancia policial diaria a

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las relaciones públicas, y del imperturbable, exce- ca naturaleza mejorada, purificada, puerilizada”; y lo
sivamente regulado y rutinario modelo panóptico hace con tanta solvencia en la simulación que al final
del poder a la dominación por medio de la incerti- el capitalismo “se esfuma como artefacto de explota-
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dumbre difusa y desenfocada, la precariedad y la ción para convertirse en mundo a secas” (Verdú, 2003,
caprichosa alteración de las rutinas. Y luego vino el 10 s.). No se puede pedir más en la prestidigitación

Luciano Espinosa Rubio


desmantelamiento gradual del marco de servicios del poder: la masiva capacidad técnico-simbólica está
estatales en el que se solían desenvolver los aspec- en camino de convertir lo real en virtual y viceversa,
tos primordiales de la política de la vida, así como donde nada parece lo que es ni es lo que parece, pero
el desplazamiento/deriva de dicha política de la resulta manipulable casi a capricho. Además, el mun-
vida hacia un terreno presidido por el mercado de do se asemeja a un gran parque temático a disposi-
consumo” (Bauman, 2006, 79 s.). ción de quienes pagan y quieren divertirse, mientras
que la degradación imparable de la naturaleza o la
Esta coyuntura puede entenderse como un proceso
infantilización de la subjetividad solo son efectos co-
multidimensional: se desmantelan servicios públicos
laterales. Sin embargo, la presente crisis económica
básicos (crisis del Estado del Bienestar, erosión de
y social (la vertiente funeral del capitalismo, según el
derechos adquiridos, etc.), a la vez que aumentan e
propio Verdú, 2009) sirve al menos para anular ese
incluso se estimulan las ansiedades e incertidumbres
enmascaramiento y mostrar la verdadera cara de las
de la población (precariedad laboral y económica,
cosas por un tiempo. Lo que no se sabe es cuál será el
peligros globales, migraciones), con la consiguiente
grado de destrucción asumible y hasta dónde llegará
demanda de seguridad en detrimento de la libertad;
la lucidez; o, dicho a la manera de Lampedusa, si se
mientras que son ofrecidos y aceptados hipotéticos
cambiará algo para que todo siga igual…
consuelos o evasiones, lo que pasa indefectiblemente
por las múltiples seducciones del mercado y a la pos- Corresponde hablar —por último— de la intención
tre desemboca en la privatización general de la vida. práctica que subyace en lo anterior, ya esbozada, pero
que aún cabe matizar a través del examen de cierto
Por eso el mayor problema no es el ejercicio tradi-
tratamiento de los cuerpos y las almas. A modo de
cional del poder (modelo panóptico denunciado por
titular, podría enunciarse como la pérdida de la res-
Foucault), sino la interiorización complaciente o resig-
ponsabilidad personal, bien sea en tanto que vuelta
nada de estas pautas, casi de modo subconsciente, y
a la minoría de edad precrítica o como imposición al
la compraventa de la autonomía personal que resulta
individuo de una determinada idea del bien común.
de ello. Ahora la “política de la vida” se rige por un
Esta falta de autonomía se ejemplifica de forma pa-
“síndrome consumista” (que incluye actitudes y jui-
radigmática en el terreno de la salud: así, la actitud
cios de valor, preferencias y modelos de felicidad, etc.)
lúdica permitida al consumidor debe compatibilizar-
que impregnan el Lebenswelt en su conjunto, particu-
se, no obstante, con el nuevo mandato universal de
larmente a través de la presunta satisfacción de ne-
llevar una vida sana, lo que a menudo tiene un ribe-
cesidades que no dejan de aumentar (Bauman, 2006,
te obsesivo y hasta puritano, no muy lejos por cierto
112, 120 y 123). La red está echada y muchos dejan de
del viejo ideal de disciplina y eficiencia. Lo curioso es
ser ciudadanos para convertirse en simples consumi-
que la ocultación de la muerte, el miedo excesivo a
dores, incapaces de practicar y reclamar en la esfera
cualquier sufrimiento, la búsqueda ciega de la eterna
pública la solidaridad y el ejercicio de sus derechos.
juventud, la hipertrofia del deporte o una hipocondría
Nada más eficaz en este tipo de sojuzgamiento que
más o menos difusa en la sociedad… son expresiones
apoderarse del cuerpo, como es bien sabido, pero no
indirectas de un profundo malestar oculto en el mejor
a la vieja usanza más o menos violenta, sino haciendo
de los mundos posibles (hasta hace poco), a su vez li-
valer su condición siempre doliente o descontenta,
gadas al consumo creciente de productos y servicios
llena de deseos, necesitada de cuidados y símbolos
sanitarios.
de estatus…
En términos específicamente biopolíticos es obli-
A todo ello responde bien —dando un paso más
gado citar la emergencia del Estado clínico, no solo
allá— el llamado capitalismo de ficción (posterior al
guardián de la salud pública al modo tradicional, sino
de producción y al de consumo), cuyo objetivo no es
atento vigilante de su mejora material y simbólica en
tanto abastecer de productos cuanto proporcionar
todos los órdenes. En él debe conjuntarse la tarea del
buenas sensaciones psicofísicas a los clientes, hasta
buen gestor que racionaliza recursos y gastos con la
llegar a crear nada menos que una “segunda realidad
del buen pastor que salva al sujeto de los desvaríos de
o realidad de ficción con la apariencia de una auténti-

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sí mismo: “Se potencian los contenidos pastoriles con tino, tanto en el ámbito individual como en la escala
la legitimación instrumental de la gestión eficaz, y se de la especie” (Sibilia, 2005, 182). Es el triunfo del mo-
amanceban lo utilitario y lo teológico, el rendimiento delo fáustico de tecnociencia que traspasa fronteras
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y la moralina. No hay noción más ideológica que esta y ontológicas, frente al tradicional modelo prometeico
por tanto se presenta disfrazada de obviedad de sen- que buscaba mejoras dentro de ciertos límites, es de-
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida

tido común” (Savater, 1990, 130). Hay que cuidarse cir, un salto cualitativo a lomos del constructivismo ya
por el bienestar físico, mental y económico de todos, referido y del afán eugenésico que lo legitima.
podría resumirse, y si no se obedece se ejercerán las
Los beneficios médicos están claros, otra cosa son
formas de presión correspondientes6. Ahora el interés
los riesgos que se corren y las no pequeñas incerti-
por la salud orgánica (en este sentido amplio) sustitu-
dumbres, amén de las diversas objeciones éticas7. La
ye a la antigua preocupación por la salud espiritual,
respuesta ilustrada al asunto no puede ser una vuelta
pero conserva tonos imperativos semejantes, hereda
a la supuesta e idealizada ley natural ni el rechazo de
en cierto modo el carácter de una ley natural (y del lla-
los evidentes progresos técnicos en la calidad de vida,
mado sentido común) y cuenta con una burocracia sa-
pero sí hay que preguntarse si esa promesa implíci-
nitaria dispuesta a hacerla respetar. Sin olvidar, claro
ta de mayor autonomía será cumplida por encima de
está, el sentimiento de culpa que a menudo estimula
otros intereses, incluidos los económicos y políticos. El
la autoridad -ahora por esta vía- como forma de auto-
caso es que hay motivos y antecedentes para dudar-
censura. La libertad responsable de cada cual queda
lo: por un lado, solo unos pocos podrán pagarse tales
relegada en aras del nuevo bien absoluto, considerado
servicios, mientras que el negocio será fabuloso para
superior e incluso ajeno a la decisión personal infor-
algunos; y, por otro, los datos genéticos o los implan-
mada, bajo el supuesto de que los sujetos necesitan
tes biónicos también podrán usarse para manipular a
tutela de un tipo u otro y son incapaces de asumir las
las personas. Además, la noción misma de humanidad
consecuencias de sus actos… Si uno no tiene derecho
es cuestionada de raíz desde distintas posiciones por
a decidir sobre su vida (aunque no dañe a terceros),
ser considerada tan imperfecta como díscola o peli-
menos aun podrá hacerlo respecto a su muerte, como
grosa —intratable en definitiva—, y la respuesta que
prueba el empantanado y cínico debate sobre la euta-
algunos dan es convertirla en un producto más para
nasia, por citar solo un ejemplo, donde los expertos y
procurar su optimización psicofísica, una vez logrados
los autoproclamados defensores de la vida saben me-
los recursos biotecnológicos necesarios. Todo lo cual
jor lo que a ese uno le conviene.
bien podría conducir, por ejemplo, a que haya seres
Para completar el asunto debe mencionarse el re- humanos de primera, de segunda, etc., en función de
novado proyecto de crear un tipo de individuo más las mejoras incorporadas. Así, la biopolítica del futuro
que sano, un auténtico súper o posthumano. Lo para- está marcada por la posibilidad de crear menús onto-
dójico es que las nuevas biotecnologías así orientadas lógicos a la carta en todos los órdenes de la vida y con
pretenden trascender el cuerpo mortal y falible para esa radical ambivalencia habrá que lidiar, aunque no
llegar a un tipo de sujeto inorgánico: el viejo ideal éti- sepamos bien cómo hacerlo.
co, religioso o político de transmutarse en el hombre
En resumen, nos hallamos en un tiempo lleno de
nuevo se convierte ahora en el objetivo de crear el
contradicciones que se plasman en diferentes regis-
hombre biónico, potencialmente invulnerable al paso
tros del estilo de vida: globalizado pero rebosante
del tiempo y a la enfermedad. Se supone que este
de nacionalismos y particularismos, recreado por la
“procesará” su vida a partir de los datos genéticos y
tecnociencia que no acepta barreras pero apegado a
su posterior modificación, en el más puro estilo de la
esencias de corte étnico o racista, liberador del cuer-
programación informática y robótica, lo que en térmi-
po en muchos aspectos a la vez que lo convierte en
nos colectivos de largo alcance abrirá una era que se
objeto e imagen (sexual, de estatus, publicitaria...).
ha llamado “postevolutiva” o “metadarwiniana”. De
Por otra parte, la clásica tensión entre naturaleza y au-
modo que “la nueva tecnociencia parece ofrecer los
tonomía personal, entre valores de la vida y valores de
elementos necesarios para realizar un sueño larga-
la libertad, se resuelve aparentemente en un artificio
mente añorado: modelar los propios cuerpos y almas,
que los integra tecnológicamente, pero a costa de ne-
y así generar los más diversos resultados a gusto del
gar tanto el universalismo naturalista de la tradición
consumidor (…) Una vez debilitadas las restricciones
como el de corte histórico de la Modernidad, esto
impuestas por la primitiva naturaleza, con sus severas
es, se suprime lo común en beneficio de la diferencia
leyes puestas en jaque, el sujeto contemporáneo se
discrecional. Escasean los vínculos de unión y eclosio-
ve suavemente incitado a administrar su propio des-

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nan los grupos, tipos e identidades diversas (sexuales, profunda del término. Esta propuesta no es de un ro-
raciales, de intereses…), sumidos en una feroz com- manticismo trasnochado, sino la plena constatación
petencia simbólica, económica y mediática. Crece no de la interdependencia global, bien porque el gran
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solo el justo reconocimiento de los oprimidos y un ecosistema de sistemas muestra una autorregulación
pluralismo tolerante, sino también la pugna entre de- evolutiva que no puede ser perturbada impunemen-

Luciano Espinosa Rubio


rechos universales más abstractos y particularismos te, bien porque la cooperación (intra e interespecí-
más corpóreos, por decirlo así, o entre una política de fica, cada una en su plano) es obligada en esa gran
clases y otra biopolítica, etc. (Heller y Feher, 1995, 19, eco-organización, máxime ante hechos históricos de
26, 44, 88, 109). A medio camino de un mundo que se alcance planetario. Las razones y las emociones más
va y de otro por llegar, los sujetos se enriquecen con clarividentes —que diversos pensadores y artistas han
distintas identidades y pertenencias, sí, pero también articulado— confluyen por tanto en una actitud res-
aparecen perplejos y fragmentados, atravesados por petuosa en términos morales, admirativa en sentido
tantas relaciones de poder y de sentido que no es fácil estético y conservacionista en clave pragmática. Eso
orientarse ni promover la solidaridad. significa, entre otras cosas, asumir la necesidad de
un “copilotaje” entre ser humano y naturaleza, en el
4. HACIA UN MODELO ALTERNATIVO marco de “la comunidad de destino terrestre” (Morin,
1993, cap.9), pues la llamada sostenibilidad no es otra
Llegados a este punto no es fácil avanzar, ya que los
cosa que un acto de inteligencia y sensatez propio de
proyectos alternativos están cuajados de problemas y
quienes saben que viajan en la misma nave, y aúnan
resistencias. Resulta más fácil, como siempre, decir lo
así la convicción y el interés.
que no se quiere que concretar medios viables a corto
plazo, especialmente ante el gravísimo calentamien- Nada de eso significa confundir y amalgamar los
to global. Lo único seguro es la necesidad de crear distintos niveles del tema en la concepción derivada:
estructuras políticas y económicas más igualitarias y es obvio que hay procesos naturales en los que rige
participativas para defender los Derechos Humanos, un tiempo cíclico y prima la vida biológica, del mismo
la capacidad para autodeterminarse de todos y la sos- modo que hay proyectos humanos ineludiblemente
tenibilidad ecológica. En otras palabras, la tarea de antropocéntricos en los que rige un tiempo lineal y
encauzar las perennes relaciones de poder a través de prima la conciencia. Los conflictos entre ambos pla-
mecanismos cada vez más democráticos es tan ardua nos son patentes y es absurdo hablar de armonía (no-
como imprescindible. Sirva aquí un breve apunte de ción complementaria de la de progreso, con preten-
algunas líneas de reflexión, que a la vez sea un balan- sión ideológica semejante), pero lo que sí cabe es la
ce de lo anterior por contraste. convivencia, a pesar de las distinciones cualitativas de
planos y de las difíciles elecciones que realizar. La vida
De entrada, la más elemental enseñanza de la histo-
humana resulta de la decantación de los dos aspectos,
ria moderna afirma que la naturaleza no puede ser ya
es decir, de su especificidad y de la unión con el res-
una instancia normativa, casi sagrada, ligada además
to, de la dependencia y la independencia respecto al
a una razón apodíctica y monolítica que la conoce;
medio natural, que siempre es también cultural. Por
pero la actual crisis de civilización también muestra
eso es preciso mantener y confiar en ciertos equili-
que no debe ser reducida a mero objeto de explota-
brios ecosistémicos fundamentales y generar a la vez
ción o de pura re-creación tecnológica, en función de
espacios propios de libertad, conscientes de vivir en
los diversos estadios de la voluntad de poder y de su
un marco de amenazas terribles (cambio climático,
razón instrumental. Laicismo y autonomía personal,
contaminación y agotamiento de recursos, guerras…)
reflexión crítica sobre los límites teóricos y prácticos,
e interconectadas, de modo que los cambios en las
sentido de la complejidad, conciencia ecológica efec-
actitudes y conductas ecológicas, sociales y ético-
tiva, autocontención y responsabilidad… son algunos
políticas se refuerzan mutuamente. La idea clara de
de los muchos elementos que respaldan este sencillo
pertenecer al planeta como un conjunto bio-cultural
punto de partida y que ahora hay que dar por supues-
integrado favorece la mejor conciencia de todos los
tos. La posición más coherente frente a esos dos polos
registros de nuestra humanidad, y viceversa. De ahí
recién rechazados (la esquizofrenia entre la subordi-
nace una visión del mundo alternativa y más compleja
nación y el dominio respecto a la naturaleza) es consi-
en los campos de la ciencia, la economía y la sociedad,
derarla el hogar común y el soporte básico de la vida,
que tiene consecuencias innovadoras de toda índole
aunque hasta ahora la sociedad no sea consecuente
en la medida en que desencadena procesos sinérgi-
con un principio geobiológico tan claro en la versión
cos en lugar de destructivos (Capra, 2003). Es preciso,

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pues, construir esos puentes de comunicación entre saber vivir adecuadamente (resolución de conflictos
campos distintos y cuidar la vida en el planeta cuanto privados y públicos) en un entorno muy complejo y en
sea posible con unas perspectivas biopolíticas revolu- ebullición. Junto a la frivolidad y la inconsciencia de
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cionarias y convergentes. una huida hacia delante, persiste el temor ante el ace-
leramiento de una historia que a veces parece desbo-
La intención que deseamos destacar retoma la anti-
Variaciones biopolíticas sobre naturaleza y vida

cada. Estas son algunas de las caras recientes de eso


gua idea de la concordia discordante, más allá de los
que siempre se ha llamado el mal, ante cuya presen-
antagonismos enquistados y de las lecturas pesimis-
cia la reacción más frecuente es desear ser salvados
tas: se trata de pergeñar una visión ecológica (tam-
y protegidos…, aunque sea a cambio de obediencia y
bién ética y política) que coordine aquellas variables,
sumisión. Hoy se apela, por un lado, al optimismo de
con el empeño de someter los delirios tecnocráticos
los poderes casi taumatúrgicos del mercado y de la
de toda laya a una visión humanista renovada. Eso
tecnología, y, por otro, reaparecen viejas nociones
implica luchar, claro está, contra la falsa ideología del
teológico-políticas que aseguran la restauración del
crecimiento ilimitado en una biosfera finita y la cosi-
bien y del orden natural de las cosas, aun al precio
ficación de lo real (apoyada solo en términos cuanti-
pesimista de cierto apocalipsis como escarmiento
tativos en vez de cualitativos), que equipara sibilina
purificador. En definitiva, hay motivos para temer
o groseramente autonomía y consumo, mientras
nuevas variantes, no ya del populismo, sino del fas-
condena a la exclusión a la mayoría de habitantes de
cismo (con barniz tecnocrático) y del darwinismo
la Tierra y reduce la vida a una categoría biotecnoló-
social más cruento, cuando las cosas se pongan real-
gica susceptible de ser manufacturada. No cambiar
mente difíciles.
esta situación resulta sencillamente criminal y suici-
da, cuando la prudencia es más necesaria que nunca De hecho, aprovechar los desastres de todo tipo —o
con la puesta en marcha contemporánea de procesos provocarlos directamente— parece ser una de las es-
impredecibles e incontrolados. A modo de síntesis, di- trategias favoritas del capitalismo salvaje para realizar
gamos que Jorge Riechmann ha identificado algunos cambios políticos y socio-económicos drásticos, aún
de los conflictos esenciales (problema de escala en un más despiadados, cuando la gente no puede reaccio-
mundo “lleno”; tecnosfera mal diseñada; derroche e nar por el estado de shock y el miedo que los embarga
ineficiencia generalizados; descontrol fáustico de la (Klein, 2007, 30 ss.)8. El ejemplo más cínico y actual
tecnociencia y creciente desigualdad) y ha propuesto es el intento de aprovechar la crisis económica para
ciertas vías (principios de precaución, de solidaridad llevar a cabo reformas laborales y ajustes brutales a
sincrónica y diacrónica, de participación social y polí- costa de quienes no la han provocado, pero sí la pade-
tica, autocontención, biomímesis y ecoeficiencia) para cen. Junto a las consecuencias materiales para la ma-
lograr una “vida buena dentro de los límites” (Riech- yoría de la población, en casos anteriores se han con-
mann, 2006, 41 ss., 165-176). Perseguir algún tipo de validado en sentido legal esas prácticas de latrocinio,
simbiosis generalizada solo es posible desde la sobrie- así como el uso del terror para responder al terror, es
dad de los deseos en una línea epicúrea, se dice, lo decir, para ejercer la dominación y/o la defensa ante
que propiciará una sabiduría del gozo y de la amistad. circunstancias especiales. No hace mucho, por ejem-
Algo verdaderamente imprescindible para enfrentar- plo, hemos asistido al gravísimo retroceso que consis-
se una vez más —añadimos— al eterno enemigo de la te en poner en cuestión y/o derogar los grandes lo-
vida que hoy se ha reforzado, el miedo. gros biopolíticos de la Modernidad: el hábeas corpus
y la prohibición de la tortura. Esa es la novedad de los
En un mundo más agonístico que de costumbre si
guantánamos del mundo, de las medidas extraordi-
cabe, desgarrado por divisiones y amenazas de todo
narias y de tanto estado de shock que podría llegar a
tipo, el miedo surge espontáneo, pero también se fo-
convertirse en estado de sitio, real y simbólico. No son
menta y se gestiona en la más pura tradición biopolíti-
estos precisamente los modelos alternativos a seguir
ca del control, por lo que es condición previa afrontar-
y acaso debamos ser más humildes a la par que radi-
lo y resistirlo mediante una maduración interna y un
cales en las propuestas de cambio (Riechmann, 2009).
compromiso público (Espinosa, 2007b). En relación a
nuestro tema, recordemos al menos tres grandes va- En términos conceptuales, hay que concluir que la
riantes del miedo: a la escasez (de agua y alimentos, antigua y tranquilizadora regularidad de la naturaleza
de combustibles fósiles, etc.); a la inseguridad (peli- deja paso definitivo a lo excepcional, que se convier-
gros globales, terrorismo, epidemias…); y, en definiti- te en paradójica norma de la historia e incluso de la
va, a la ansiedad e incertidumbre generalizada y a no misma naturaleza (cambio climático, catástrofes di-

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versas), cuya consecuencia biopolítica es el sobresal- dian, donde antes que nada parece obligado defender
to continuo y su instrumentalización amenazante. Lo la supervivencia de la especie y los logros adquiridos
cierto es que la normalización institucional de la bar- de la libertad. Tal es la tarea biopolítica previa, la con-
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barie —legitimar el hecho con el derecho— sí que da- dición de posibilidad para luego seguir adelante hacia
ría el triunfo a los fanáticos y desalmados de cualquier otras cotas de emancipación. Y es que, en último resu-

Luciano Espinosa Rubio


clase, por lo que nos vemos abocados a muy difíciles men, parece que este es el mundo al revés: lo natural
y necesarios debates sobre cómo limitar los daños y se transmuta en artificial y la excepción se convierte
conseguir al menos… el mal menor (Ignatieff, 2005), en regla, tanto en clave biotecnológica como histórica
no solo frente al terrorismo sino también ante los gra- y política. Por eso las fronteras de toda índole se difu-
ves desequilibrios ecológicos. Remitirse al mal menor minan para una vida humana que se siente tan llena
es síntoma y compendio de los tiempos (lúcidamente de posibilidades como náufraga. En verdad hay mu-
post-utópicos dirán unos, conformistas según otros), cho por pensar y por hacer, sin rendirse nunca, para
acorde con los riesgos y perplejidades que nos ase- revertir una situación harto difícil…

NOTAS

1 De la compasión temporal ante las crisis muestra que no hay tal y que debe op- de primera mano como antiguo relator
humanitarias es fácil pasar al desencan- tarse libremente en un camino sin fin, de la ONU para la alimentación.
to por las repeticiones y los fracasos, según el autor.
e incluso a la misantropía, pero el he- 6 Como botón de muestra, vale recordar
cho es que “la experiencia humana se 3 Procuro utilizar referencias básicas y con- la decisión del Gobierno británico de
enfrenta ahora a un abanico de nuevas cisas de las fuentes, al margen de las colocar a los fumadores en la cola de
situaciones —hambrunas de dimensio- ediciones particulares, e incluirlas en el las listas de espera sanitarias, como si
nes continentales, catástrofes ecológi- texto para facilitar el seguimiento. ellos no pagaran impuestos directos e
cas, genocidios— que crean víctimas indirectos…
que carecen de relaciones para defen- 4 El asunto se formula de modo diferente
derse y que hacen que una ética de la según las épocas, pero presenta cons- 7 Me he ocupado del tema con amplitud
obligación moral universal hacia los tantes. Sirva el ejemplo paradigmático en “El desafío del posthumanismo. En
desconocidos sea necesaria para el por- del prudente Kant, quien afirma que relación a las nuevas tecnologías”, den-
venir del planeta” (Ignatieff, 2002, 34). “Se puede considerar la historia de la tro del colectivo Humanismo. Teoría cul-
especie humana en su conjunto como la tural de Europa, coordinado por Pedro
2 Ahí se constata, además, que lo habitual ejecución de un plan oculto de la natu- Aullón y en vías de publicación.
ha sido ocultar el carácter creador y raleza para (…) desarrollar plenamente
contingente de la institución humana todas sus disposiciones en la humani- 8 El repaso de la historia más reciente (con
para buscar un fundamento necesario dad”, lo que remite finalmente a la pro- múltiples ejemplos concretos) que rea-
de origen religioso, lo que se cifra en videncia (Kant, Idea para una historia liza la autora en la obra es tan revelador
la “ontología unitaria” según la cual el universal…, parágrafo 9). como documentado, y deja pocas du-
orden del mundo y el de los asuntos hu- das sobre la miseria moral y política del
manos es común. Por el contrario, el es- 5 Obviamente no es solo un juicio ideo- economicismo depredador. La presente
trecho lazo genealógico entre filosofía y lógico, sino que surge del contraste de debacle financiera y económica parece
política democrática legado por Atenas datos y argumentos que Ziegler conoce haberle dado más que la razón.

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