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PROFESORADO EN LENGUA Y LITERATURA

2DO AÑO
TEORÍA LITERARIA
PROF: FOSSATI

ANTOLOGÍA DE POESÍA

A la izquierda del roble - Mario Benedetti

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes


Pero el Jardín Botánico es un parque dormido
En el que uno puede sentirse árbol o prójimo
Siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco


Y oír a través del aire que admite ruidos muertos
Cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes


Pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
Una agradable propensión a los sueños,
A que los insectos suban por las piernas
Y la melancolía baje por los brazos
Hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba


Y ver cómo las nubes se disputan las copas
Y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes


Ah pero las parejas que huyen al Botánico
Ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
Hablan por lo común de temas importantes
Y se miran fanáticamente a los ojos
Como si el amor fuera un brevísimo túnel
Y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble


(También podría llamarlo almendro o araucaria
Gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
Hablan y por lo visto las palabras
Se quedan conmovidas a mirarlos
Ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes


Pero es lindísimo imaginar qué dicen
Sobre todo si él muerde una ramita
Y ella deja un zapato sobre el césped
Sobre todo si él tiene los huesos tristes
Y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
Lo que se dice a veces en el Jardín Botánico.
Ayer llegó el otoño
El sol de otoño
Y me sentí feliz
Como hace mucho
Qué linda estás
Te quiero
En mi sueño
De noche
Se escuchan las bocinas
El viento sobre el mar
Y sin embargo aquello
También es el silencio
Mírame así
Te quiero
Yo trabajo con ganas
Hago números
Fichas
Discuto con cretinos
Me distraigo y blasfemo
Dame tu mano
Ahora
Ya lo sabés
Te quiero
Pienso a veces en Dios
Bueno no tantas veces
No me gusta robar
Su tiempo
Y además está lejos
Vos estás a mi lado
Ahora mismo estoy triste
Estoy triste y te quiero
Ya pasarán las horas
La calle como un río
Los árboles que ayudan
El cielo
Los amigos
Y qué suerte
Te quiero
Hace mucho era niño
Hace mucho y qué importa
El azar era simple
Como entrar en tus ojos
Dejame entrar
Te quiero
Menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
Pero puede ocurrir que de pronto uno advierta
Que en realidad se trata de algo más desolado
Uno de esos amores de tántalo y azar
Que Dios no admite porque tiene celos.

Fíjense que él acusa con ternura


Y ella se apoya contra la corteza
Fíjense que él va tildando recuerdos
Y ella se consterna misteriosamente.

Para mí que el muchacho está diciendo


Lo que se dice a veces en el Jardín Botánico.
Vos lo dijiste
Nuestro amor
Fue desde siempre un niño muerto
Sólo de a ratos parecía
Que iba a vivir
Que iba a vencernos
Pero los dos fuimos tan fuertes
Que lo dejamos sin su sangre
Sin su futuro
Sin su cielo
Un niño muerto
Sólo eso
Maravilloso y condenado
Quizá tuviera una sonrisa
Como la tuya
Dulce y honda
Quizá tuviera un alma triste
Como mi alma
Poca cosa
Quizá aprendiera con el tiempo
A desplegarse
a usar el mundo
Pero los niños que así vienen
Muertos de amor
Muertos de miedo
Tienen tan grande el corazón
Que se destruyen sin saberlo
Vos lo dijiste
Nuestro amor
Fue desde siempre un niño muerto
Y qué verdad dura y sin sombra
Qué verdad fácil y qué pena
Yo imaginaba que era un niño
Y era tan sólo un niño muerto
Ahora qué queda
Sólo queda
Medir la fe y que recordemos
Lo que pudimos haber sido
Para él
Que no pudo ser nuestro
Qué más
Acaso cuando llegue
Un veintitrés de abril y abismo
Vos donde estés
Llevale flores
Que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
Pero el Jardín Botánico es un parque dormido
Que sólo despierta con la lluvia.

Ahora la última nube ha resuelto quedarse


Y nos está mojando como alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones


A fin de no matar ningún escarabajo
Y no pisar los hongos que aprovechan
Para nadar desesperadamente.

Sin prevenciones me doy vuelta y siguen


Aquellos dos a la izquierda del roble
Eternos y escondidos en la lluvia
Diciéndose quién sabe qué silencios.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes


Pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
Aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.


Yo me quedo.

A un ---------------- - Jorge Luis Borges

No son más silenciosos los espejos


ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.

La lluvia - Jorge Luis Borges

Bruscamente la tarde se ha aclarado


Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado


El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada


Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.

Mi lu - Oliverio Girondo

mi lubidulia
mi golocidalove
mi lu tan luz tan tu que me enlucielabisma
y descentratelura
y venusafrodea
y me nirvana el suyo la crucis los desalmes
con sus melimeleos
sus erpsiquisedas sus decúbitos lianas y dermiferios limbos y gormullos
mi lu
mi luar
mi mito
demonoave dea rosa
mi pez hada
mi luvisita nimia
mi lubísnea
mi lu más lar
más lampo
mi pulpa lu de vértigo de galaxias de semen de misterio
mi lubella lusola
mi total lu plevida
mi toda lu
lumía

Llorar a lágrima viva… - Oliverio Girondo

Llorar a lágrima viva.


Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo…
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

Croquis en la arena - Oliverio Girondo

La mañana se pasea en la playa empolvada de sol.


Brazos.
Piernas amputadas.
Cuerpos que se reintegran. Cabezas flotantes de caucho.
Al tornearles los cuerpos a las bañistas, las olas alargan sus virutas sobre el aserrín de la playa.
¡Todo es oro y azul!
La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes. Mi alegría,
de zapatos de goma, que me hace rebotar sobre la arena.
Por ochenta centavos, los fotógrafos venden los cuerpos de las mujeres que se bañan.
Hay quioscos que explotan la dramaticidad de la rompiente. Sirvientas cluecas. Sifones
irascibles, con extracto de mar. Rocas con pechos algosos de marinero y corazones pintados de
esgrimista. Bandadas de gaviotas, que fingen el vuelo destrozado de un pedazo blanco de
papel.
¡Y ante todo está el mar!
¡El mar!... ritmo de divagaciones. ¡El mar! con su baba y con su epilepsia.
¡El mar!... hasta gritar
¡basta!

Conversando con la Torre Eiffel - Vladímir Mayakovski

París,
caminada por millones de pies,
gastada por miles de llantas.
Ando errante por tus calles,
solo, hasta el horror,
ni un rostro amigo,
hasta el horror,
ni un alma.
Alrededor mío,
los autos fantasean una danza.
Alrededor mío,
desde sus fauces de dragones-pescados y luises,
silba y cae el agua de las fuentes.
Llego a la plaza de la Concordia,
y espero a que venga a la cita,
cruzando la niebla,
surgiendo tras las casas apiladas,
la torre de Eiffel.
¡Chist…!
Torre,
más despacio,
que la pueden ver.
La luna, tema de guillotina,
asiste a nuestra cita.
Me acerqué a ella,
susurrándole en la radio-oreja.
He aquí lo que le digo:
-He hecho propaganda a los edificios y a las cosas.
Nosotros,
sólo esperamos su aprobación.
Torre,
¿quiere encabezar la insurrección?
Torre,
nosotros la elegimos jefe.
Usted,
modelo de genio y técnica,
no debe quedar aquí,
ocultando sus contornos Apollinarios.
No es para usted,
este lugar de podredumbre,
París de prostitutas,
la Bolsa,
y los “poetas”.
Los Metró están de acuerdo.
Los Metró están conmigo.
Ellos,
arrojarán al público,
de su embaldosados vientres.
Y la sangre nueva,
lavará las paredes,
de los afiches de polvo y perfume.
Ellas,
-las paredes-
están convencidas.
Ellas no quieren ser esclavas de los avisos lujosos,
ellas saben que les sienta mejor a la cara,
nuestros agudos carteles de lucha.
¡Torre!
¡No tenga miedo a las calles!
Si el Metró no suelta la gente,
la calle lo castigará con los rieles.
Yo levantaré el motín de los rieles.
¿Teme?
Los tractores vendrán en columnas,
nos defenderán.
Vendrá Rive-gauche en nuestra ayuda.
¡No tema!
Ya me puse de acuerdo con los puentes.
Vadear los ríos,
no es fácil.
Los puentes,
se levantarán de golpe,
movidos por el encono,
cerrando las entradas a la ciudad,
por todos los costados de París.
Al primer llamado,
se amotinarán los puentes,
arrojando a los peatones,
con su toros de piedra.
Se rebelarán todas las cosas,
las cosas,
ya no pueden soportar más,
este orden de cosas.
Pasarán quince años o veinte,
se ablandará el acero,
y las mismas cosas
se lo aseguro,
irán solas,
a venderse por las ferias de Montmartre.
¡Torre vamos!
Venga con nosotros.
Usted,
allá, en casa,
nos hace más falta.
¡Venga con nosotros!
La recibiremos,
con el brillo de nuestros aceros.
La recibiremos,
con más ternura que al primer amante amado.
¡Vamos a Moscú!
Torre,
allá tenemos más lugar.
Usted,
tendrá todas las calles que quiera.
Nosotros,
la cuidaremos,
cien veces al día,
lustraremos su acero y su cobre,
y quedará como el sol.
Deje,
que su ciudad-,
París de tontas pitucas,
París de bulevares abribocas,
acabe sola,
enterrada en el cementerio del Louvre,
con el vejestorio de su museo en los bosques de Boulogne.
¡Adelante!
¡Marche!
¡Marche con sus cuatro patas poderosas,
remachadas según lo planos de Eiffel,
para que en nuestro cielo,
asome tu frente de radio,
para que nuestras estrellas,
ante ti se avergüencen!
¡Decídase, torre!
Hoy se levantan todos,
removiendo a París,
desde la cabeza hasta los pies.
¡Vamos,
venga con nosotros a la URSS!
¡Venga, con nosotros!
Yo,
le conseguiré el pasaporte.

No entienden nada - Vladímir Mayakovski

Entré en la peluquería y dije tranquilo:


“¿Tendría la bondad? péineme las orejas”.
El peluquero liso rápidamente se convirtió en una conífera,
la cara se alargó, como de pera.
“¡Loco!
¡Payaso!”
rebotaron las palabras.
Los tacos corrían de trino en trino,
y durante muuuuuuuucho tiempo
se regocijaba la cabeza de alguien,
arrancarse de la multitud, como viejo rabanillo.

Marcha Triunfal - Fernando Pessoa

¡Qué importa todo esto, pero qué importa todo esto


al fúlgido y rubro ruido contemporáneo,
al ruido cruel y delicioso de la civilización de hoy!
Todo esto apaga todo, salvo el Momento,
el Momento de tronco desnudo y caliente como un fogonero,
el Momento estridentemente ruidoso y mecánico,
el Momento, dinámico pasaje de todas las bacantes
del hierro y del bronce y de la borrachera de los metales.

¡Ea trenes, ea puentes, ea hoteles a la hora de cenar,


ea aparatos de todas las clases, férreos, brutos, mínimos,
instrumentos de precisión, aparatos de triturar, de cavar,
industrias, brocas, rotativas!
¡Ea! ¡ea! ¡ea!
¡Ea electricidad, nervios enfermos de la Materia!
¡Ea telegrafía sin hilos, simpatía metálica de lo Inconsciente!
¡Ea túneles, ea canales, Panamá, Kiel, Suez!
¡Ea todo el pasado dentro del presente!
¡Ea todo el futuro ya dentro de nosotros! ¡Ea!
¡Ea, ea, ea!
¡Frutos de hierro y útiles del árbol-fábrica cosmopolita!
¡Ea, ea, ea! ¡ea-ho-ho-ho!
No sé que existo para dentro. Giro, doy vueltas, me ingenio.
Me enganchan en todos los trenes.
Me izan en todos los muelles.
Giro dentro de las hélices de todos los barcos.
¡Ea! ¡Hurra! ¡Ea!
¡Ea! ¡Soy el calor mecánico y la electricidad!
¡Ea! ¡Y los rails y las casas de máquinas y Europa!
¡Ea y hurra por mi-todo y en todo, máquinas trabajando, ea!

¡Saltar con todo por encima de todo! ¡Aúpa!


¡Aúpa, aúpa, aúpa, aúpa!
¡Hala! ¡Hola! ¡Ho-o-o-o-o!
¡Z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z!

¡Ah, no ser yo todo el mundo y todos los sitios!

¿Qué diría? - Alfonsina Storni

¿Qué diría la gente, recortada y vacía,


Si en un día fortuito, por ultra fantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta,
usara peplo griego, cambiara la peineta
por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
cantara por las calles al compás de violines,
o dijera mis versos recorriendo las plazas,
libertado mi gusto de vulgares mordazas?

¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?


¿Me quemarían corno quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?

En verdad que pensarlo me da un poco de risa.

Cuadrados y ángulos - Alfonsina Storni

Casas enfiladas, casas enfiladas,


casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.

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