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Derecho de Familia - Filiación

Maximiliano Astorga B – Paulina Navarrete M.

I. LA FILIACIÓN.

1. Concepto e importancia. Las diversas clases de filiación en la


nueva legislación.

a. Concepto.

El legislador trata la filiación el título VII y VIII del Libro I, en los arts. 79 y
siguientes.
Pese a que el legislador utiliza reiteradamente el concepto “filiación”, no existe
unanimidad en cuanto a su definición, ya que mientras para algunos autores es un hecho
natural, para otros es un fenómeno netamente jurídico. 1
Hay quienes dicen que la filiación es la relación que existe entre dos personas, una
de las cuales es considerada padre o madre de la otra.
Otros definen a la filiación como el vínculo jurídico que une a un hijo con su padre
o con su madre.

b. Los principios orientadores en materia de filiación.

Los principios que actualmente informan el régimen de filiación en Chile, son


absolutamente distintos a los principios que inspiraron al CC, para probar esto basta con dar
una lectura al mensaje del CC.
Dentro de los principios que orientaron al CC, se encuentra en primer lugar, la
existencia de distintas categorías de hijos (legítimos, ilegítimos, naturales, de dañado
ayuntamiento, etc), fuertemente diferenciados en el plano de los derechos, con un marcado
privilegio del legislador a los hijos legítimos (hijos cuyos padres estaban casados). Este
principio estaba inspirado en la intención del legislador de dar protección a la institución
del matrimonio.
Otro principio orientador era la limitación del derecho de las personas de conocer
sus orígenes biológicos. En el sistema original del CC no había derecho a investigar la
paternidad o maternidad; esta idea estaba extraída del CC francés (los bastardos no tienen
derecho a ser reconocidos). En esta etapa toda la legislación estaba pensada desde la
perspectiva de los padres hacia los hijos, los padres tenían un poder omnímodo respecto de
sus hijos, esto es, tenían un poder absoluto y sin límites.
Los principios que orientan actualmente nuestra legislación, y que fueron
incorporados principalmente por la Ley 19.585 (Ley de Filiación), son fundamentalmente
tres:

i. El principio de igualdad (todos los hijos son iguales ante la


l e y ) . En lo que respecta al principio de la igualdad, que se encuentra recogido

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Esto apunta la naturaleza de la relación ¿Es natural o jurídica?

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fundamentalmente en el art. 33 del CC, este es un principio cuya incorporación al


CC, en materia de filiación, obedeció a la necesidad de ajustar nuestra legislación a
los mandatos constitucionales, y a la necesidad de dar cumplimiento a los mandatos
contenidos en tratados internacionales ratificados por Chile, como por ejemplo, el
Pacto de San José de Costa Rica. También puede decirse que obedeció a razones
extrajurídicas, ya que al tiempo de presentar el proyecto de ley, el porcentaje de
hijos concebidos fuera del matrimonio era cercano al 40%, y al momento de su
aprobación dicho porcentaje había subido ya a un 45%, por lo tanto, se trató de
ajustar la legislación a la realidad nacional.
La igualdad a que se refiere el art. 33 apunta a los derechos y deberes que
corresponden con los hijos, ya que, en lo que dice relación con la determinación de
la filiación, el legislador se vio en la necesidad de mantener algunas distinciones, las
cuales se justifican en la determinación de la filiación, más no en sus efectos.

A r t . 3 3 . Tienen el estado civil de hijos respecto de una persona aquellos cuya filiación se
encuentra determinada, de conformidad a las reglas previstas por el Título VII del Libro I de este
Código. La ley considera iguales a todos los hijos.

ii. El principio de la libre investigación de la maternidad y


p a t e r n i d a d . Si se mira el sistema vigente a la época de dictación del CC, en aquel
momento no estaba concebida la posibilidad de investigar la paternidad, ya que
nuestro CC tuvo como modelo el CC francés.
Esta situación sufrió algunas modificaciones, y una importante fue la de la Ley
10.271, sin embargo, todavía no era posible hablar de un sistema de libre
investigación de paternidad o maternidad, ya que este sistema quedó establecido con
la Ley 19.585, en donde se reconoce además la posibilidad de recurrir a las pruebas
periciales de carácter biológico para determinar la filiación 2.

Una proyección de este principio está en los arts. 195 y 198 del CC.

A r t . 1 9 5 . La ley posibilita la investigación de la paternidad o maternidad, en la forma y con los


medios previstos en los artículos que siguen.
El derecho de reclamar la filiación es imprescriptible e irrenunciable. Sin embargo, sus efectos
patrimoniales quedan sometidos a las reglas generales de prescripción y renuncia.

A r t . 1 9 8 . En los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad y la paternidad podrán


establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a petición de parte.
No obstante, para estos efectos será insuficiente por sí sola la prueba testimonial, y se aplicarán a la
de presunciones los requisitos del artículo 1712.

iii. E l p r i n c i p i o d e l i n t e r é s s u p e r i o r d e l m e n o r (principio que tiene


especial relevancia en el tema de los efectos). Este principio arranca directamente de
la Convención de los Derechos del Niño, el cual es un instrumento internacional que
Chile ratificó en el año 1990. La ratificación de esta convención fue la que le dio
impulso a una reforma profunda del régimen filiativo chileno.

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El ADN es una de ellas, no es la única.

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Respecto del ámbito en que opera el interés superior del niño, este se vincula con el
tema de los efectos de la filiación (más que en la determinación de ésta, esto es, en
las acciones), así, debe observarse en temas tan importantes como son el cuidado
personal, la relación directa y regular, e incluso el régimen alimenticio 3.
Este principio presupone que, en situaciones particulares, frente a conflictos de
intereses, el interés de los padres cede y el de los hijos prepondera.

c. Importancia de la filiación.

De conformidad con el art. 33, tienen el estado civil de hijo respecto de una persona,
aquellos cuya filiación está determinada, es decir, es la determinación de la filiación lo que
le otorga a una persona el estado civil de hijo, y esto implica que se le otorga una calidad al
individuo que determina su posición en la sociedad, en lo que respecta a sus relaciones de
familia.
La condición de hijo permite reclamar alimentos, sirve para determinar la necesidad
de pedir autorización para casarse, para determinar los derechos hereditarios que
correspondan, etc. Es decir, se está hablando de una calidad esencial, pues la filiación
determina el estado civil de hijo respecto de otra persona.
Esto es una cuestión fundamental y no accesoria, sin embargo, sin duda tenía más
importancia antes, ya que existían distintas categorías de hijos.

d. Desde cuando produce efectos la filiación.

El art. 181 inc. I establece que la filiación produce sus efectos cuando queda
legalmente determinada; pero esto se retrotrae a la época de concepción del hijo.
Esta norma es de gran interés, no es indiferente determinar desde cuando se
producen los efectos, por ejemplo, que se establezca que una persona es hija de otra que
acaba de fallecer, cobra gran importancia, principalmente en materia de sucesión.

A r t . 1 8 1 . La filiación produce efectos civiles cuando queda legalmente determinada, pero éstos se
retrotraen a la época de la concepción del hijo.
No obstante, subsistirán los derechos adquiridos y las obligaciones contraídas antes de su determinación, pero
el hijo concurrirá en las sucesiones abiertas con anterioridad a la determinación de su filiación, cuando sea
llamado en su calidad de tal.
Todo lo anterior se entiende sin perjuicio de la prescripción de los derechos y de las acciones, que tendrá
lugar conforme a las reglas generales.
La acreditación de la filiación determinada se realizará conforme con las normas establecidas en el Título
XVII.

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Hay un fallo que aplicó este principio a propósito de una acción de filiación (impugnación y reclamación de
la paternidad). El caso es el siguiente: un niño vivía con su madre y con un hombre que sin ser su padre, lo
había reconocido. El padre biológico impugna esa paternidad, y reclama la paternidad para sí. La defensa del
demandado fue el interés superior del menor, en el sentido de que esa era la familia que el menor había
conocido siempre. La sentencia señala que si bien el interés superior del menor es un principio rector, este no
puede ir en contra de otros principios, como el de establecer la filiación.

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e. Clasificación de la filiación.

i. Atendiendo a su determinación, se puede distinguir entre filiación


d e t e r m i n a d a y f i l i a c i ó n n o d e t e r m i n a d a 4.

ii. Dentro de la filiación determinada, es posible distinguir distintas clases:

- F i l i a c i ó n p o r n a t u r a l e z a . Es aquella que en principio, está basada en


vínculos de sangre, y esta filiación puede ser matrimonial o no matrimonial,
dependiendo de si los padres del hijo están o no casados (art. 179).
A r t . 1 7 9 . La filiación por naturaleza puede ser matrimonial o no matrimonial.
La adopción, los derechos entre adoptante y adoptado y la filiación que pueda establecerse entre
ellos, se rigen por la ley respectiva.

La filiación por naturaleza, tal como lo señala el art. 179, puede ser
matrimonial o no matrimonial.
En cuanto a la f i l i a c i ó n m a t r i m o n i a l , el art. 180 señala que la filiación es
matrimonial cuando existe matrimonio entre los padres al tiempo de la
concepción o del nacimiento del hijo; y es también filiación matrimonial, la del
hijo cuyos padres contraen matrimonio después de su nacimiento, siempre que la
paternidad y maternidad hayan estado previamente determinadas.

A r t . 1 8 0 . La filiación es matrimonial cuando existe matrimonio entre los padres al tiempo de


la concepción o del nacimiento del hijo.
Es también filiación matrimonial la del hijo cuyos padres contraen matrimonio con posterioridad
a su nacimiento, siempre que la paternidad y la maternidad hayan estado previamente
determinadas por los medios que este Código establece, o bien se determinen por reconocimiento
realizado por ambos padres en el acto del matrimonio o durante su vigencia, en la forma prescrita
por el artículo 187. Esta filiación matrimonial aprovechará, en su caso, a la posteridad del hijo
fallecido.
En los demás casos, la filiación es no matrimonial.

A r t . 1 8 5 . La filiación matrimonial queda determinada por el nacimiento del hijo durante el


matrimonio de sus padres, con tal que la maternidad y la paternidad estén establecidas legalmente
en conformidad con los artículos 183 y 184, respectivamente.
Tratándose del hijo nacido antes de casarse sus padres, la filiación matrimonial queda
determinada por la celebración de ese matrimonio, siempre que la maternidad y la paternidad
estén ya determinadas con arreglo al artículo 186 o, en caso contrario, por el último
reconocimiento conforme a lo establecido en el párrafo siguiente.
La filiación matrimonial podrá también determinarse por sentencia dictada en juicio de filiación,
que se subinscribirá al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.

La filiación matrimonial sea de origen o adquirida (con posterioridad al


nacimiento del hijo), es siempre un vínculo bilateral, esto a diferencia de la
filiación no matrimonial, que es un vínculo unilateral; lo anterior tiene

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Recordar que sólo pueden ser considerados hijos cuya aquella filiación se encuentra legalmente
determinada.

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importancia desde un punto de vista procesal, ya que determina a quien se puede


demandar y bajo qué condiciones.

Basándose en los arts. 180 y 185, se pueden describir los supuestos específicos
de filiación matrimonial, que son: (1) el hijo concebido durante el matrimonio de
sus padres, es decir, desde que los padres se casaron; (2) los hijos concebidos
antes del matrimonio, pero que nacen cuando los padres estaban casados; (3) los
hijos concebidos y nacidos antes del matrimonio, en que con posterioridad a su
nacimiento, sus padres contraen matrimonio, esto siempre y cuando la
maternidad y paternidad hayan estado previamente determinadas; (4) aquellos
que no teniendo su filiación determinada, antes del matrimonio, son reconocidos
en el acto mismo del matrimonio; (5) los hijos cuyos padres contraen
matrimonio, sin reconocerlos, cuando la filiación se determine por sentencia
firme en juicio de filiación.

En relación con la f i l i a c i ó n n o m a t r i m o n i a l , está es la filiación por


exclusión, según el art. 180 inc. final.

Art. 180 inc. III. En los demás casos, la filiación es no matrimonial.

La doctrina señala que es aquella en que a pesar de que los padres no han
contraído matrimonio, la maternidad y/o paternidad ha sido determinada en los
casos y en la forma que la ley prevé.

- F i l i a c i ó n t e c n o l ó g i c a . Una segunda categoría dentro de la filiación


determinada, es la filiación tecnológica (denominación doctrinal), la cual está
contemplada en el art. 182.
A r t . 1 8 2 . El padre y la madre del hijo concebido mediante la aplicación de técnicas de
reproducción humana asistida son el hombre y la mujer que se sometieron a ellas.
No podrá impugnarse la filiación determinada de acuerdo a la regla precedente, ni reclamarse
una distinta.

Hay quienes piensan que la filiación tecnológica podría encuadrarse dentro de la


filiación matrimonial o no matrimonial, sin embargo, esta es una categoría que
solamente es instrumental para los efectos de la determinación de la filiación, y
para nada más (todos los hijos tienen los mismos derechos), por ende, vale la
pena tratar a la filiación tecnológica separadamente, ya que van a ser padre o
madre quienes se sometieron al tratamiento, al legislador no le importa quien
aportó el material genético. Se plantea además que esta filiación no podrá
impugnarse y reclamarse una distinta, lo que es discutible desde el punto de
vista constitucional, porque hay hijos que podrán investigar su paternidad o
maternidad y otros, los concebidos mediante técnicas de reproducción asistida,
no podrán hacerlo.

- F i l i a c i ó n p o r a d o p c i ó n . Por último, dentro de la filiación determinada,


está la filiación por adopción. Hay que tener presente que hoy en Chile no existe,

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a partir de la Ley 19.620, la condición de adoptado, ya que a partir de esta ley, el


adoptado tiene la condición de hijo (art. 37 de la Ley 19.620).

Artículo 37.- La adopción confiere al adoptado el estado civil de hijo de los adoptantes, con todos
los derechos y deberes recíprocos establecidos en la ley, y extingue sus vínculos de filiación de
origen, para todos los efectos civiles, salvo los impedimentos para contraer matrimonio
establecidos en el artículo 5º de la Ley de Matrimonio Civil, los que subsistirán. Para este efecto,
cualquiera de los parientes biológicos que menciona esa disposición podrá hacer presente el
respectivo impedimento ante el Servicio de Registro Civil e Identificación desde la manifestación
del matrimonio y hasta antes de su celebración, lo que dicho Servicio deberá verificar
consultando el expediente de adopción.
La adopción producirá sus efectos legales desde la fecha de la inscripción de nacimiento
ordenada por la sentencia que la constituye.

Sin embargo, hay que tener presente que si bien esta ley derogó los antiguos
estatutos de adopción existentes en Chile, esto es, la Ley 7.613 y la Ley 18.703,
los dejó vigentes para los efectos de ser aplicados a las personas que habían sido
adoptadas conforme a ellos; por ende, solamente respecto de estas personas se
puede hablar de adoptado.
También hay que hacer presente que la Ley 19.620 otorga a los adoptantes y
adoptados de las leyes 7.613 y 18.703, cualquiera sea su edad, la posibilidad de
acordar que se les apliquen los efectos del art. 37 inc. I. Este acuerdo debe
hacerse mediante un pacto solemne suscrito por el adoptante y adoptado en
escritura pública que se someterá a aprobación judicial, y tanto el pacto como la
sentencia que lo aprueba deben remitirse a la oficina del Registro Civil
correspondiente para que se practique una nueva inscripción.

2. La filiación matrimonial y no matrimonial. Su determinación.

Tal como se ha señalado, la filiación por naturaleza puede ser matrimonial o no


matrimonial, tratándose en este acápite los elementos de ambas y su determinación.

2.1. Filiación matrimonial.

En relación con los elementos de la filiación matrimonial, estos son:

i. Maternidad.

ii. Paternidad.

iii. Matrimonio.

a. La maternidad.

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Respecto a la maternidad, ésta puede determinarse de tres maneras: por parto, por
reconocimiento, o por sentencia firme en juicio de filiación 5.

En cuanto al parto, el art. 183 señala que la maternidad queda determinada


legalmente por el parto cuando el nacimiento y las identidades del hijo y de la mujer que lo
ha dado a luz constan en las partidas del Registro Civil.

A r t . 1 8 3 . La maternidad queda determinada legalmente por el parto, cuando el nacimiento y las


identidades del hijo y de la mujer que lo ha dado a luz constan en las partidas del Registro Civil.
En los demás casos la maternidad se determina por reconocimiento o sentencia firme en juicio de filiación,
según lo disponen los artículos siguientes.

Por ende, los elementos son: la existencia del parto, y la identidad del hijo y de la
madre.
Esta regla del art. 183, hay que relacionarla con el art. 31 nº 4 de la Ley del Registro
Civil. En esta forma de determinación de la maternidad no se exige una manifestación de
voluntad de la madre, porque la inscripción se efectúa en el Registro Civil a partir del
certificado médico que identifica a la madre y a la criatura, lo que no obsta a que con
posterioridad, esta maternidad pueda impugnarse, probándose falso parto, o suplantación
del pretendido hijo, al verdadero (art. 217).

Art. 31. Las partidas de nacimiento deberán contener, además de las indicaciones comunes a toda inscripción,
las siguientes:
1.º Hora, día, mes, año y lugar en que ocurrió el nacimiento;
2.º El sexo del recién nacido;
3.º El nombre y apellido del nacido, que indique la persona que requiere la inscripción; y
4.º Los nombres, apellidos, nacionalidad, profesión u oficio y domicilio de los padres, o los del padre o madre
que le reconozca o haya reconocido. Se dejará constancia de los nombres y apellidos de la madre, aunque no
haya reconocimiento, cuando la declaración del requirente coincida con el comprobante del médico que haya
asistido al parto, en lo concerniente a las identidades del nacido y de la mujer que lo dio a luz.
No podrá imponerse al nacido un nombre extravagante, ridículo, impropio de personas, equívoco respecto del
sexo o contrario al buen lenguaje.
Si el Oficial del Registro Civil, en cumplimiento de lo que dispone el inciso anterior, se opusiere a la
inscripción de un nombre y el que lo solicite insistiere en ello, enviará de inmediato los antecedentes al Juez
de Letras o del Departamento, quien resolverá en el menor plazo posible, sin forma de juicio, pero con
audiencia de las partes, si el nombre propuesto está comprendido o no en la prohibición. Estas actuaciones
estarán exentas de impuestos.

Art. 217. La maternidad podrá ser impugnada, probándose falso parto, o suplantación del pretendido hijo al
verdadero.
Tienen derecho a impugnarla, dentro del año siguiente al nacimiento, el marido de la supuesta madre y la
misma madre supuesta.
Podrán también impugnarla, en cualquier tiempo, los verdaderos padre o madre del hijo, el verdadero hijo o el
que pasa por tal si se reclama conjuntamente la determinación de la auténtica filiación del hijo verdadero o
supuesto. Si la acción de impugnación de la maternidad del pretendido hijo no se entablare conjuntamente con
la de reclamación, deberá ejercerse dentro del año contado desde que éste alcance su plena capacidad.
No obstante haber expirado los plazos establecidos en este artículo, en el caso de salir inopinadamente a la luz
algún hecho incompatible con la maternidad putativa, podrá subsistir o revivir la acción respectiva por un año
contado desde la revelación justificada del hecho.

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En materia de maternidad sólo se estudiará el parto, ya que las otras dos se estudiarán más adelante por ser
comunes a la filiación matrimonial y no matrimonial.

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Si la filiación no queda legalmente establecida por parto, ella deberá determinarse,


conforme lo señala el art. 183, por reconocimiento p por sentencia firme en juicio de
filiación.

b. La paternidad.

El segundo elemento de la filiación matrimonial es la paternidad, y ésta puede


determinarse por presunción, por reconocimiento, o por sentencia firme en juicio de
filiación.
Desde antiguo se ha determinado la paternidad utilizando el mecanismo de las
presunciones (presunción pater is est)
A partir de ciertos hechos conocidos: el matrimonio y la maternidad, y de
antecedentes que se suponen concurren, por tener cierta base real, que son: la cohabitación
entre los cónyuges y la fidelidad de la mujer; se deduce un hecho que se desconoce, cual es:
la paternidad.

En relación a la presunción de paternidad, esta está consagrada en el art. 184 CC


que señala que se presumen hijos del marido los nacidos después de celebrado el
matrimonio y dentro de los 300 días siguientes a su disolución o separación judicial de los
cónyuges. Esto debe vincularse con el art. 76 del CC que contiene una presunción de
derecho en cuanto a la concepción de los hijos.

A r t . 1 8 4 . Se presumen hijos del marido los nacidos después de la celebración del matrimonio y dentro de
los trescientos días siguientes a su disolución o a la separación judicial de los cónyuges.
No se aplicará esta presunción respecto del que nace antes de expirar los ciento ochenta días subsiguientes al
matrimonio, si el marido no tuvo conocimiento de la preñez al tiempo de casarse y desconoce judicialmente
su paternidad. La acción se ejercerá en el plazo y forma que se expresa en los artículos 212 y siguientes. Con
todo, el marido no podrá ejercerla si por actos positivos ha reconocido al hijo después de nacido.
Regirá, en cambio, la presunción de paternidad respecto del nacido trescientos días después de decretada la
separación judicial, por el hecho de consignarse como padre el nombre del marido, a petición de ambos
cónyuges, en la inscripción de nacimiento del hijo.
La paternidad así determinada o desconocida podrá ser impugnada o reclamada, respectivamente, de acuerdo
con las reglas establecidas en el Título VIII.

A r t . 7 6 . De la época del nacimiento se colige la de la concepción, según la regla siguiente: Se presume de


derecho que la concepción ha precedido al nacimiento no menos que ciento ochenta días cabales, y no más
que trescientos, contados hacia atrás, desde la medianoche en que principie el día del nacimiento.

La posibilidad de establecer una presunción de paternidad, encuentra su fundamento


directo en el deber de fidelidad que el matrimonio impone a los cónyuges.
Como se ha dicho, el art. 76 contiene una presunción de derecho. El problema se
genera porque el art. 184 dice que queda amparado el que “nace” después de la celebración
del matrimonio, sin tener en cuenta las regla relativas a la época de la concepción, ya que
estos han sido concebidos en una época en que no existía deber de fidelidad.
Como señala RAMOS PAZOS, esta presunción es distinta a la consignada en el art.
180 CC anterior a la Ley 19.585, pues en aquella se presumía la paternidad de los hijos
nacidos después de expirados los 180 días subsiguientes al matrimonio, lo que se
fundamentaba en la regla del art. 76, que da normas para determinar la fecha de la

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concepción. Hoy es diferente, pues se presume la paternidad de los hijos nacidos durante el
matrimonio, en cualquier tiempo, salvo el caso de los nacidos después de los 300 días de
decretada la separación judicial, con lo que claramente la norma se separa del art. 76.
La presunción se apoya en el hecho de que el marido al tiempo de casarse haya
tenido conocimiento del embarazo de la mujer. Por ello el inc. ii del art. 184 establece que
no se aplicará esta presunción respecto del que nace antes de expirar los 180 días
subsiguientes al matrimonio, si el marido no tuvo conocimiento de la preñez al tiempo de
casarse. La excepción nos acerca a la regla del art. 76.
Por lo tanto, en principio quedan amparados por la presunción el que nace después
de la celebración del matrimonio y los que nacen dentro de los 300 días siguientes
disolución o separación judicial. Sin embargo, la ley le permite al padre, cuyo hijo nace
antes de expirar los 180 días siguientes a la celebración del matrimonio, desconocer
judicialmente la paternidad, es decir, el legislador le da la posibilidad al padre de
desconocer la paternidad del hijo concebido antes del matrimonio, esto en concordancia
con el art. 76.
La acción de desconocimiento, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 184, se rige
por las normas de la acción de impugnación, no pudiendo el marido ejercer la acción de
desconocimiento si por actos positivos ha reconocido al hijo después de nacido. La prueba
de estas circunstancias, esto es, de que el marido ha tenido conocimiento de la preñez de la
mujer, o que ha reconocido al hijo por actos positivos después de nacido, va a ser de cargo
del representante del hijo. Por su parte, el marido demanda y probará que el hijo nació antes
de expirar los 180 días siguientes al matrimonio, alegará que no tuvo conocimiento de la
preñez y que no lo ha reconocido por actos positivos.
La norma se remite a las reglas de impugnación de la paternidad, pero las acciones
de desconocimiento e impugnación son distintas. En la acción de impugnación el marido
alega no ser el padre de la criatura, y ofrece prueba en orden a acreditar esta circunstancia
(ha operado la presunción), en cambio, en la acción de desconocimiento, el demandante
solamente le pide al juez constatar el supuesto del desconocimiento (no ha operado la
presunción), y consiste básicamente en que el menor nació antes de los 180 días después de
la celebración del matrimonio, por lo tanto, esta acción es más simple.
La frase final del art. 184 señala que la paternidad así determinada o desconocida
podrá ser impugnada o reclamada, es decir, la acción de desconocimiento no obsta a ejercer
posteriormente la acción de impugnación (por el marido) o de reclamación (por parte de la
mujer), si la paternidad fuere desconocida.
La presunción se amplía en función de lo dispuesto en el art. 184 inc. III.

Art. 184 inc. III. Regirá, en cambio, la presunción de paternidad respecto del nacido trescientos días después
de decretada la separación judicial, por el hecho de consignarse como padre el nombre del marido, a petición
de ambos cónyuges, en la inscripción de nacimiento del hijo.

En el inc. I se señala “dentro de”, y en el inc. III se señala “después de”. Esto es
discutible, pero esta extensión a hijos nacidos después de la separación, se da en el caso de
que ambos padres soliciten la inscripción a nombre del marido en la inscripción de
nacimiento. Por lo tanto, lo que hay aquí es un manifiesto reconocimiento de la paternidad;
esto no obsta a que el padre pueda reconocer al hijo conforme al art. 186.

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Cabe hacer presente que para evitar la confusión de paternidades o turbatio


sanguinis, el legislador establece en materia de matrimonio un impedimento impidiemte6
conocido como impedimento de segundas nupcias. Este se aplica a la mujer que ha estado
casada y cuyo matrimonio ha terminado por muerte, nulidad o divorcio, y pretende contraer
nuevo matrimonio
Si la mujer que desea contraer nuevas nupcias está embarazada, deberá esperar hasta
el parto para contraer nuevamente matrimonio; mientras que si la mujer no esta embarazada
y no hay señales de preñez, deberá esperar que transcurran 270 días después del término del
matrimonio anterior. Este plazo se puede rebajar en todo el tiempo que haya precedido a la
terminación, en que al marido le haya sido absolutamente imposible el acceso a la mujer.

Art. 128. Cuando un matrimonio haya sido disuelto o declarado nulo, la mujer que está embarazada no podrá
pasar a otras nupcias antes del parto, o (no habiendo señales de preñez) antes de cumplirse los doscientos
setenta días subsiguientes a la disolución o declaración de nulidad.
Pero se podrán rebajar de este plazo todos los días que hayan precedido inmediatamente a dicha disolución o
declaración, y en los cuales haya sido absolutamente imposible el acceso del marido a la mujer.

En cuanto a la sanción para el evento de infringir esta prohibición, el art. 130 inc. II
establece la solidaridad pasiva legal entre la mujer que antes del tiempo debido hubiese
pasado a otras nupcias y su nuevo marido, para la indemnización de todos los perjuicios y
costas causados a terceros por la incertidumbre de la paternidad.
Art. 130. Cuando por haber pasado la madre a otras nupcias se dudare a cuál de los dos matrimonios
pertenece un hijo, y se invocare una decisión judicial de conformidad a las reglas del Título VIII, el juez
decidirá, tomando en consideración las circunstancias.
Las pruebas periciales de carácter biológico y el dictamen de facultativos serán decretados si así se solicita.
Serán obligados solidariamente a la indemnización de todos los perjuicios y costas ocasionados a terceros por
la incertidumbre de la paternidad, la mujer que antes del tiempo debido hubiere pasado a otras nupcias, y su
nuevo marido.

c. El matrimonio.

El matrimonio que sirve para los efectos de otorgarle a un hijo la calidad de hijo
matrimonial es el matrimonio válido, el putativo, y también el simplemente nulo, siempre y
cuando se haya celebrado ante un Oficial del Registro Civil (art. 51 LMC).

Artículo 51.- El matrimonio nulo que ha sido celebrado o ratificado ante el oficial del Registro Civil produce
los mismos efectos civiles que el válido respecto del cónyuge que, de buena fe y con justa causa de error, lo
contrajo, pero dejará de producir efectos civiles desde que falte la buena fe por parte de ambos cónyuges.
Si sólo uno de los cónyuges contrajo matrimonio de buena fe, éste podrá optar entre reclamar la disolución y
liquidación del régimen de bienes que hubieren tenido hasta ese momento, o someterse a las reglas generales
de la comunidad.
Las donaciones o promesas que por causa de matrimonio se hayan hecho por el otro cónyuge al que casó de
buena fe, subsistirán no obstante la declaración de la nulidad del matrimonio.

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Recordar que los impedimentos impidientes, como el de segundas nupcias, el ascenso o licencia que debe
darse a los menores de edad, y el de guardas, no se relacionan con la validez del matrimonio, pero ello no
obsta que traigan aparejada una sanción. Los impedimentos que si se relacionan con la validez del matrimonio
son los impedimentos dirimentes, esto porque la capacidad en el contexto del matrimonio está dada por la
ausencia de impedimentos dirimentes para contraerlo.

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Con todo, la nulidad no afectará la filiación ya determinada de los hijos, aunque no haya habido buena fe ni
justa causa de error por parte de ninguno de los cónyuges.

2.2. Filiación no matrimonial.

Si el hijo es no matrimonial, la maternidad se puede determinar por parto,


reconocimiento o sentencia; y la paternidad por reconocimiento o sentencia.

Art. 186. La filiación no matrimonial queda determinada legalmente por el reconocimiento del padre, la
madre o ambos, o por sentencia firme en juicio de filiación.

2.2.1. E l r e c o n o c i m i e n t o como forma de determinación de la


paternidad o maternidad.

Este tema está tratado en los arts. 186 y siguientes, dentro del párrafo denominado
“De la determinación de la filiación no matrimonial”, y es lógico que así sea porque tiene
mayor importancia en la filiación no matrimonial que en la filiación matrimonial, en que la
maternidad normalmente queda determinada por el parto y la paternidad por presunción.
Sin embargo, esto no implica que el reconocimiento no tenga ninguna importancia en la
filiación matrimonial, porque hay casos en que tiene un rol importante.
Conceptualmente, según señalan VELOSO y SMITH, se trata de un acto jurídico en
que una persona afirma ser el padre o la madre de otra, que no tiene determinada la
maternidad o paternidad, de acuerdo a los requisitos y formas que la ley señala, y y por
dicha vía queda determinada la paternidad o maternidad de una persona.
La Ley reglamenta el reconocimiento como un acto del padre o de la madre, sea que
exista o no matrimonio. En general, podría afirmarse que la ley facilita el reconocimiento, y
prácticamente, no establece requisitos distintos a los de cualquier acto jurídico. Esta
predisposición positiva al reconocimiento, constituye una manifestación del interés del
legislador de que todas las personas tengan un estado civil de hijo.

a. Características.

Como c a r a c t e r í s t i c a s del reconocimiento se pueden mencionar las siguientes:

i. El reconocimiento, desde el punto de vista de su naturaleza jurídica, es un a c t o


j u r í d i c o u n i l a t e r a l . Para su perfeccionamiento basta la sola voluntad del
reconociente en la forma prescrita por el legislador (el reconocimiento es un acto
solemne).
Para los efectos del reconocimiento, basta la sola voluntad de quien reconoce, sin
que sea necesario acreditar la verdad de la filiación que está determinando. Esta

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situación es muy compleja en Chile, en relación al reconocimiento con ignorancia


de la madre 7.
Se requiere en todo caso que la voluntad esté exenta de vicios (art. 202).
Art. 202. La acción para impetrar la nulidad del acto de reconocimiento por vicios de la voluntad
prescribirá en el plazo de un año, contado desde la fecha de su otorgamiento o, en el caso de fuerza,
desde el día en que ésta hubiere cesado.

ii. En segundo lugar, es un acto jurídico n o r e c e p t i c i o . Esto implica que para


cumplir sus efectos no requiere de la voluntad del reconocido.
Si bien es cierto, la ley no exige el consentimiento o la voluntad del reconocido, si
le permite al hijo repudiar ese reconocimiento, lo que se justifica, precisamente,
porque el acto para ser perfecto no requiere su voluntad, y porque la filiación
produce importantísimas consecuencias jurídicas.

iii. El reconocimiento es un a c t o d e c l a r a t i v o (art. 181). Mediante el


reconocimiento, se está reconocimiento una situación jurídica preexistente, y esto
justifica el tratamiento que le da la ley.
A r t . 1 8 1 . La filiación produce efectos civiles cuando queda legalmente determinada, pero éstos
se retrotraen a la época de la concepción del hijo.
No obstante, subsistirán los derechos adquiridos y las obligaciones contraídas antes de su
determinación, pero el hijo concurrirá en las sucesiones abiertas con anterioridad a la determinación
de su filiación, cuando sea llamado en su calidad de tal.
Todo lo anterior se entiende sin perjuicio de la prescripción de los derechos y de las acciones, que
tendrá lugar conforme a las reglas generales.
La acreditación de la filiación determinada se realizará conforme con las normas establecidas en el
Título XVII.

iv. Es un acto jurídico v o l u n t a r i o . Con anterioridad a la Ley 19.585 existía la figura


del reconocimiento judicial forzado.

v. Es s o l e m n e . La solemnidad es distinta en cada caso, y dependerá del momento e


instrumento que se elija para celebrar ese acto. Si el reconocimiento es tácito, no
hay solemnidad alguna.

Art. 187. El reconocimiento del hijo tendrá lugar mediante una declaración formulada con ese
determinado objeto por el padre, la madre o ambos, según los casos:
1.º Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento del hijo o en el acto
del matrimonio de los padres;
2.º En acta extendida en cualquier tiempo, ante cualquier oficial del Registro Civil;
3.º En escritura pública, o
4.º En acto testamentario.
Si es uno solo de los padres el que reconoce, no será obligado a expresar la persona en quien o de
quien tuvo al hijo.
El reconocimiento que no conste en la inscripción de nacimiento del hijo, será subinscrito a su
margen.

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Se han generado dos proyectos de ley que pretenden modificar el sistema del reconocimiento en Chile, en el
sentido de que para que el padre pueda efectuar el reconocimiento, deba contar con el consentimiento de la
madre.

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Derecho de Familia - Filiación
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Art. 188. El hecho de consignarse el nombre del padre o de la madre, a petición de cualquiera de
ellos, al momento de practicarse la inscripción del nacimiento, es suficiente reconocimiento de
filiación.

vi. Es un acto i r r e v o c a b l e . Así lo señala el art. 189 que dice que el reconocimiento
es irrevocable aunque se contenga en un testamento revocado por otro acto
posterior.
Art. 189. No surtirá efectos el reconocimiento de un hijo que tenga legalmente determinada una
filiación distinta, sin perjuicio del derecho a ejercer las acciones a que se refiere el artículo 208.
El reconocimiento es irrevocable, aunque se contenga en un testamento revocado por otro acto
testamentario posterior, y no susceptible de modalidades.
El reconocimiento no perjudicará los derechos de terceros de buena fe que hayan sido adquiridos con
anterioridad a la subinscripción de éste al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.

vii. E s u n a c t o p u r o y s i m p l e . El reconocimiento no es susceptible de


modalidad (art. 189).

viii. Se requiere una m e d i d a d e p u b l i c i d a d para que el reconocimiento afecte los


derechos de terceros de buena fe: la inscripción o subinscripción de éste al margen
de la inscripción de nacimiento del hijo. (Art. 187 inc. final y 189 inc. final) La
buena fe aquí consiste en la ignorancia del tercero del acto de reconocimiento.

b. Capacidad del reconociente.

El reconocimiento, como acto jurídico, está sujeto a los requisitos de validez


propios de todo acto jurídico.
En principio el reconociente debe ser capaz, pero podría ser incapaz en el caso de
los menores adultos, los que pueden reconocer hijos sin necesidad de contar con la
autorización de su representante (art. 262).

A r t . 2 6 2 . El menor adulto no necesita de la autorización de sus padres para disponer de sus bienes por acto
testamentario que haya de tener efecto después de su muerte, ni para reconocer hijos.

Si se trata de incapaces absolutos, el reconocimiento necesariamente debe realizarse


por medio de sus representantes legales.
La ley establece que en el art. 190, el reconocimiento por medio de mandatario,
señalando que el reconocimiento por acto entre vivos del art. 187 puede hacerse por medio
de mandatario constituido por escritura pública, especialmente para este efecto.

A r t . 1 9 0 . El reconocimiento por acto entre vivos señalado en el artículo 187, podrá realizarse por medio
de mandatario constituido por escritura pública y especialmente facultado con este objeto.

Puede ser reconocida cualquier persona, viva o muerta, mayor o menor de edad. Si
la persona ya tiene una filiación determinada, se deberán ejercer las correspondientes
acción de filiación (impugnación y reclamación) (art. 208).

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Derecho de Familia - Filiación
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A r t . 2 0 8 . Si estuviese determinada la filiación de una persona y quisiere reclamarse otra distinta, deberán
ejercerse simultáneamente las acciones de impugnación de la filiación existente y de reclamación de la nueva
filiación.
En este caso, no regirán para la acción de impugnación los plazos señalados en el párrafo 3º de este Título.

En estricto rigor el reconocimiento podría hacerse desde el momento mismo de la


concepción.

A r t . 7 6 . De la época del nacimiento se colige la de la concepción, según la regla siguiente: Se presume de


derecho que la concepción ha precedido al nacimiento no menos que ciento ochenta días cabales, y no más
que trescientos, contados hacia atrás, desde la medianoche en que principie el día del nacimiento.

Art. 189. No surtirá efectos el reconocimiento de un hijo que tenga legalmente determinada una filiación
distinta, sin perjuicio del derecho a ejercer las acciones a que se refiere el artículo 208.
El reconocimiento es irrevocable, aunque se contenga en un testamento revocado por otro acto testamentario
posterior, y no susceptible de modalidades.
El reconocimiento no perjudicará los derechos de terceros de buena fe que hayan sido adquiridos con
anterioridad a la subinscripción de éste al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.

Art. 191. El hijo que, al tiempo del reconocimiento, fuere mayor de edad, podrá repudiarlo dentro del término
de un año, contado desde que lo conoció. Si fuere menor, nadie podrá repudiarlo sino él y dentro de un año, a
contar desde que, llegado a la mayor edad, supo del reconocimiento.
El curador del mayor de edad que se encuentre en interdicción por demencia o sordomudez, necesitará
autorización judicial para poder repudiar.
El disipador bajo interdicción no necesitará autorización de su representante legal ni de la justicia para
repudiar.
El repudio deberá hacerse por escritura pública, dentro del plazo señalado en el presente artículo. Esta
escritura deberá subinscribirse al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
La repudiación privará retroactivamente al reconocimiento de todos los efectos que beneficien
exclusivamente al hijo o sus descendientes, pero no alterará los derechos ya adquiridos por los padres o
terceros, ni afectará a los actos o contratos válidamente ejecutados o celebrados con anterioridad a la
subinscripción correspondiente.
Toda repudiación es irrevocable.

Art. 193. Si es muerto el hijo que se reconoce o si el reconocido menor falleciere antes de llegar a la mayor
edad, sus herederos podrán efectuar la repudiación dentro del año siguiente al reconocimiento, en el primer
caso, o de la muerte, en el segundo, sujetándose a las disposiciones de los artículos anteriores.
Si el reconocido mayor de edad falleciere antes de expirar el término que tiene para repudiar, sus herederos
podrán efectuar la repudiación durante el tiempo que a aquél hubiese faltado para completar dicho plazo.

c. Formas en que puede hacerse el reconocimiento.

La doctrina establece la distinción de tres figuras: el reconocimiento expreso


espontáneo, el reconocimiento tácito o presunto, y el reconocimiento expreso provocado.

El r e c o n o c i m i e n t o e x p r e s o e s p o n t á n e o contempla aquellas hipótesis en


que el reconocimiento se efectúa mediante una declaración formulada con ese determinado
objeto (art. 187).

A r t . 1 8 7 . El reconocimiento del hijo tendrá lugar mediante una declaración formulada con ese
determinado objeto por el padre, la madre o ambos, según los casos:

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1.º Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento del hijo o en el acto del
matrimonio de los padres;
2.º En acta extendida en cualquier tiempo, ante cualquier oficial del Registro Civil;
3.º En escritura pública, o
4.º En acto testamentario.
Si es uno solo de los padres el que reconoce, no será obligado a expresar la persona en quien o de quien tuvo
al hijo.
El reconocimiento que no conste en la inscripción de nacimiento del hijo, será subinscrito a su margen.

La ley (art. 190) permite que esta forma de reconocimiento se efectúe por medio de
mandatario.

Una segunda fórmula, es el r e c o n o c i m i e n t o t á c i t o o p r e s u n t o , esto es por


una declaración tácita o presunta (art. 188). Este reconocimiento la ley lo colige de ciertas
circunstancias.

A r t . 1 8 8 . El hecho de consignarse el nombre del padre o de la madre, a petición de cualquiera de ellos, al


momento de practicarse la inscripción del nacimiento, es suficiente reconocimiento de filiación.

Esta norma merece una interpretación, ya que para los efectos de que opere este
reconocimiento, derivado de esta disposición, sólo va a quedar determinada la filiación,
respecto del solicitante de la inscripción.

La tercera figura se refiere a un r e c o n o c i m i e n t o e x p r e s o p r o v o c a d o . Bajo


la legislación anterior a la Ley 19.585, la existencia de esta figura era clarísima, ya que la
ley contemplaba dentro de la gestión voluntaria, la citación a reconocer paternidad.
Hoy, algunos autores sostienen que esta situación todavía se da, extrayendo esto del
artículo 199 bis inc. II. Esta figura se podría dar en el caso de que se interpusiera una acción
reclamación de paternidad, y antes de dictar la sentencia, el padre lo reconociere
voluntariamente, o también en el caso en que el sujeto tiene dudas, se hace un ADN, y luego
con el resultado de éste efectúa el reconocimiento, ya que aquí también hay voluntariedad.
Se trata de la confesión que es una declaración de paternidad o maternidad, emitida
bajo juramento ante el juez previa citación. Esta es provocada por el hijo, o por el
representante legal, o por quien le tiene a su cuidado, si aquel es incapaz.

A r t . 1 9 9 b i s . Entablada la acción de reclamación de filiación, si la persona demandada no comparece a la


audiencia preparatoria o si negare o manifestare dudas sobre su paternidad o maternidad, el juez ordenará, de
inmediato, la práctica de la prueba pericial biológica, lo que se notificará personalmente o por cualquier
medio que garantice la debida información del demandado.
El reconocimiento judicial de la paternidad o maternidad se reducirá a acta que se subinscribirá al margen de
la inscripción de nacimiento del hijo o hija, para lo cual el tribunal remitirá al Registro Civil copia auténtica.

d. Instrumentos para dejar sin efecto el reconocimiento.

El reconocimiento podría dejarse sin efecto, mediante tres vías:

i. Nulidad. El reconocimiento es un acto jurídico, y como tal debe cumplir con los
requisitos generales.

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Derecho de Familia - Filiación
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ii. Repudiación. Acto por el cual el reconocido rechaza el reconocimiento del padre o
madre.

iii. Impugnación de la paternidad determinada por reconocimiento.

A la repudiación se refieren los arts. 191 y ss. La repudiación es una forma de dejar
sin efecto el reconocimiento, por manifestación de voluntad del reconocido.
Conceptualmente, es un acto jurídico unilateral, personalísimo, por el cual, quien ha
sido reconocido, rechaza el reconocimiento, dentro del plazo legal.
La repudiación es un acto de voluntad del hijo; y no requiere acreditar que la
persona que le hubiere reconocido no es su progenitor biológico. Incluso, se puede repudiar
a quien es verdaderamente el padre o la madre.

Art. 191. El hijo que, al tiempo del reconocimiento, fuere mayor de edad, podrá repudiarlo dentro del término
de un año, contado desde que lo conoció. Si fuere menor, nadie podrá repudiarlo sino él y dentro de un año, a
contar desde que, llegado a la mayor edad, supo del reconocimiento.
El curador del mayor de edad que se encuentre en interdicción por demencia o sordomudez, necesitará
autorización judicial para poder repudiar.
El disipador bajo interdicción no necesitará autorización de su representante legal ni de la justicia para
repudiar.
El repudio deberá hacerse por escritura pública, dentro del plazo señalado en el presente artículo. Esta
escritura deberá subinscribirse al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
La repudiación privará retroactivamente al reconocimiento de todos los efectos que beneficien
exclusivamente al hijo o sus descendientes, pero no alterará los derechos ya adquiridos por los padres o
terceros, ni afectará a los actos o contratos válidamente ejecutados o celebrados con anterioridad a la
subinscripción correspondiente.
Toda repudiación es irrevocable.

La justificación de la repudiación, es que para establecer la filiación, no se tomó en


cuenta la voluntad del reconocido, y la filiación produce importantísimos efectos jurídicos.
Sólo puede repudiarse el reconocimiento voluntario expreso o tácito, respecto del
Este es un derecho que corresponde al reconocido, y a este respecto cabe
preguntarse q u i é n e s p u e d e n r e p u d i a r (art. 191 y 193):

i. El hijo mayor de edad puede repudiar personalmente dentro del plazo de un año
desde que tuvo noticia del reconocimiento.

ii. El hijo menor de edad puede repudiar dentro de un año desde que, llegada la
mayoría de edad, tuvo conocimiento.

iii. En caso del hijo que se encuentre en interdicción por demencia o sordomudez,
podrá repudiar su curador con autorización judicial.

iv. El hijo disipador interdicto puede repudiar por si mismo, sin autorización del
representante legal, ni de la justicia.

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v. Si se reconoce a un hijo fallecido o si fallece antes de llegar a la mayor edad, podrán


sus herederos repudiar dentro del año siguiente al reconocimiento o a la muerte.

vi. Si el reconocido mayor de edad fallece antes de expirar el año, podrán sus herederos
repudiar durante el tiempo que faltare para completar el plazo.

Art. 191. El hijo que, al tiempo del reconocimiento, fuere mayor de edad, podrá repudiarlo dentro del término
de un año, contado desde que lo conoció. Si fuere menor, nadie podrá repudiarlo sino él y dentro de un año, a
contar desde que, llegado a la mayor edad, supo del reconocimiento.
El curador del mayor de edad que se encuentre en interdicción por demencia o sordomudez, necesitará
autorización judicial para poder repudiar.
El disipador bajo interdicción no necesitará autorización de su representante legal ni de la justicia para
repudiar.
El repudio deberá hacerse por escritura pública, dentro del plazo señalado en el presente artículo. Esta
escritura deberá subinscribirse al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
La repudiación privará retroactivamente al reconocimiento de todos los efectos que beneficien
exclusivamente al hijo o sus descendientes, pero no alterará los derechos ya adquiridos por los padres o
terceros, ni afectará a los actos o contratos válidamente ejecutados o celebrados con anterioridad a la
subinscripción correspondiente.
Toda repudiación es irrevocable.

Art. 193. Si es muerto el hijo que se reconoce o si el reconocido menor falleciere antes de llegar a la mayor
edad, sus herederos podrán efectuar la repudiación dentro del año siguiente al reconocimiento, en el primer
caso, o de la muerte, en el segundo, sujetándose a las disposiciones de los artículos anteriores.
Si el reconocido mayor de edad falleciere antes de expirar el término que tiene para repudiar, sus herederos
podrán efectuar la repudiación durante el tiempo que a aquél hubiese faltado para completar dicho plazo.

En cuanto a las características de la repudiación, pueden señalarse las siguientes:

i. Es un acto jurídico unilateral.

ii. Es un acto solemne. El art. 191 inc. IV establece que el repudio se hace por escritura
pública.

iii. Esta sujeto a una medida de publicidad, cual es que la escritura se subinscriba al
margen de la inscripción de nacimiento del hijo.

iv. Es irrevocable, o sea que desde que se perfecciona, no puede dejarse sin efecto por
la sola voluntad del reconocido.

v. Es personalísimo, ya que el titular es el hijo, y sus herederos en los casos


excepcionales del art. 193.

vi. Es un acto que tiene plazo de caducidad.

El art. 192 establece una l i m i t a c i ó n a la repudiación.

Art. 192. No podrá repudiar el hijo que, durante su mayor edad, hubiere aceptado el reconocimiento en forma
expresa o tácita.

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La aceptación es expresa cuando se toma el título de hijo en instrumento público o privado, o en acto de
tramitación judicial.
Es tácita cuando se realiza un acto que supone necesariamente la calidad de hijo y que no se hubiere podido
ejecutar sino en ese carácter.

El e f e c t o de la repudiación, según el art. 191 inc. penúltimo, es que “la


repudiación privará retroactivamente al reconocimiento de todos los efectos que beneficien
exclusivamente al hijo o sus descendientes, pero no alterará los derechos ya adquiridos
por los padres o terceros, ni afectará a los actos o contratos válidamente ejecutados o
celebrados con anterioridad a la subinscripción correspondiente”.

En esta norma el legislador protege los derechos ya adquiridos por los padres, en
una fecha anterior a la repudiación. Lo que hay que destacar respecto de este mecanismo de
protección de los intereses de los padres, es que pese a que el legislador lo señala en
términos amplios, la doctrina señala que no podría extenderse al ámbito sucesorio, por lo
cual los padres no podrían suceder ab intestato a los hijos.

Es importante tener en consideración el art. 194.

Art. 194. La repudiación de cualquiera de los reconocimientos que dan lugar a la filiación matrimonial de los
nacidos antes del matrimonio de los padres, que fuere otorgada en conformidad con las normas anteriores,
impedirá que se determine legalmente dicha filiación.

El problema de esta norma es que se refiere sólo a reconocimientos que preceden a


una filiación matrimonial.

2.2.2. La sentencia como instrumento de determinación de la


filiación.

La sentencia firme es uno de los medios o títulos de determinación de la filiación. Y


sólo se puede llegar a ella por medio de un proceso judicial, que se inicia con el ejercicio de
una acción de filiación.

3. Acciones de filiación. Reclamación e impugnación.

3.1. Generalidades.

La estructura actual del juicio de filiación y de la posibilidad de determinar la


filiación en un juicio, viene dada fundamentalmente por la Ley 19.585. Fue esta la que
implicó un cambio en la forma de enfrentar el tema, pues antes no se admitía la posibilidad
de investigar libremente la paternidad o maternidad.

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Sin embargo, para entender el derecho vigente hoy en la materia, no podemos dejar
de mencionar la ley 20.030 8 de 2005. Esta ley vino a perfeccionar el régimen de la Ley
19.585, porque en ella el legislador resolvió una serie de problemas que se habían planteado
a nivel jurisprudencial.

Los cambios introducidos por la Ley 20.030, son:

i. Eliminación de la exigencia contenida en el art. 196. El antiguo art. 196 establecía


la exigencia de presentar antecedentes suficientes, como requisito de admisibilidad
de la demanda. Esta norma generó una serie de fallos contradictorios sobre la
materia, pues no había acuerdo acerca de lo que se entendía por antecedentes
suficientes.
La razón de la exigencia era evitar que por la vía de demandas infundadas se
pudiera lesionar la honra de una persona. Pero los legisladores se dieron cuenta de
que si bien esto era un fin loable, había otros medios de protección para estas
personas, como el que aparece en el art. 197 inc. II; y el principio que se debe hacer
primar es el de la libre investigación de la maternidad o paternidad, por eso hoy ya
no hay examen de admisibilidad.

Art. 197. El proceso tendrá carácter de secreto hasta que se dicte sentencia de término, y sólo tendrán
acceso a él las partes y sus apoderados judiciales.
La persona que ejerza una acción de filiación de mala fe o con el propósito de lesionar la honra de la
persona demandada es obligada a indemnizar los perjuicios que cause al afectado.

ii. Agravamiento de las consecuencias en el caso de una negativa injustificada a


practicarse una prueba pericial biológica. Antes de la reforma el legislador
establecía que ante una negativa injustificada, ese hecho sería considerado como
base para una presunción judicial. En el actual sistema la consecuencia es más
grave, porque el legislador establece en el art. 199 inc. IV que esta negativa hará
presumir la paternidad o maternidad, o la ausencia de esta, según corresponda.

Art. 199. Las pruebas periciales de carácter biológico se practicarán por el Servicio Médico Legal o
por laboratorios idóneos para ello, designados por el juez. Las partes siempre, y por una sola vez,
tendrán derecho a solicitar un nuevo informe pericial biológico.
El juez podrá dar a estas pruebas periciales, por sí solas, valor suficiente para establecer la paternidad
o la maternidad, o para excluirla.
En todo caso, el juez recabará por la vía más expedita posible, antes de dictar sentencia, los
resultados de las pericias practicadas que no hubieren sido informados al tribunal.
La negativa injustificada de una de las partes a practicarse el examen hará presumir legalmente la
paternidad o la maternidad, o la ausencia de ella, según corresponda.
Se entenderá que hay negativa injustificada si, citada la parte dos veces, no concurre a la realización
del examen. Para este efecto, las citaciones deberán efectuarse bajo apercibimiento de aplicarse la
presunción señalada en el inciso anterior.

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Esta ley modifica el Código Civil, en lo relativo a la exigencia de presentación de antecedentes para dar
curso a la demanda de reclamación de maternidad o paternidad, y a la valoración de los medios de prueba
sobre el particular.

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iii. El legislador en el art. 199 inc. II, establece expresamente que el juez podrá dar a
estas pruebas periciales, por sí solas, valor suficiente para establecer la paternidad o
maternidad, o para excluirla. Este es el caso más claro de un intento del legislador
para uniformar criterios, pues sobre este punto había una serie de fallos
contradictorios.

3.2. Principios que rigen las acciones de filiación

i. Principio de la libre investigación de la paternidad o maternidad. Las


manifestaciones más claras de este principio están en los arts. 195 y 198.

Art. 195. La ley posibilita la investigación de la paternidad o maternidad, en la forma y con los
medios previstos en los artículos que siguen.
El derecho de reclamar la filiación es imprescriptible e irrenunciable. Sin embargo, sus efectos
patrimoniales quedan sometidos a las reglas generales de prescripción y renuncia.

Art. 198. En los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad y la paternidad podrán
establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a petición de parte.
No obstante, para estos efectos será insuficiente por sí sola la prueba testimonial, y se aplicarán a la
de presunciones los requisitos del artículo 1712.

La importancia de este principio está dada porque por medio de éste es posible
concretar el derecho a la identidad, entendiendo por este derecho, aquel que tiene
toda persona para investigar quienes son su padre y madre biológicos, y establecer
con ellos una relación filiativa.
Este derecho, en todo caso, es un derecho que está expresamente reconocido en una
serie de tratados internacionales ratificados por Chile, en los que se señala que toda
persona tiene derecho a investigar quienes son sus padres biológicos. Sin embargo,
este no es un derecho absoluto y se puede verificar la existencia de varias
limitaciones a este, tales como:

- Casos de los hijos de filiación tecnológica. El art. 182 inc. II dice que no
puede impugnarse la filiación determinada de esta manera, ni reclamarse una
distinta.
Art. 182. El padre y la madre del hijo concebido mediante la aplicación de técnicas de
reproducción humana asistida son el hombre y la mujer que se sometieron a ellas.
No podrá impugnarse la filiación determinada de acuerdo a la regla precedente, ni
reclamarse una distinta.

- Limitaciones que existen en materia de impugnación de paternidad o


maternidad, especialmente la primera. Los plazos de prescripción en materia
de impugnación de paternidad son muy breves. Por ejemplo, en el caso de la
paternidad determinada por presunción, el padre tiene por regla general para
impugnar, 180 días después de haberse producido el nacimiento.

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Derecho de Familia - Filiación
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- El art. 201 del Código Civil, que establece que frente a una contradicción
entre las pruebas periciales biológicas, y la posesión notoria del estado civil,
por regla general se le da preferencia a esta última.

Art. 201. La posesión notoria del estado civil de hijo, debidamente acreditada, preferirá a las
pruebas periciales de carácter biológico en caso de que haya contradicción entre una y otras.
Si embargo, si hubiese graves razones que demuestren la inconveniencia para el hijo de
aplicar la regla anterior, prevalecerán las pruebas de carácter biológico.

ii. Las acciones de filiación son declarativas de derechos, y no constitutivas, es decir,


sólo se reconoce una situación preexistente. Esto se obtiene a partir del art. 181 inc.
I.

Art. 181. La filiación produce efectos civiles cuando queda legalmente determinada, pero éstos se
retrotraen a la época de la concepción del hijo.
No obstante, subsistirán los derechos adquiridos y las obligaciones contraídas antes de su
determinación, pero el hijo concurrirá en las sucesiones abiertas con anterioridad a la determinación
de su filiación, cuando sea llamado en su calidad de tal.
Todo lo anterior se entiende sin perjuicio de la prescripción de los derechos y de las acciones, que
tendrá lugar conforme a las reglas generales.
La acreditación de la filiación determinada se realizará conforme con las normas establecidas en el
Título XVI

iii. Por regla general las acciones de filiación sólo competen al interesado: hijo, padre y
madre, y son intransmisibles. Esto en todo caso tiene varias excepciones.
Los arts. 317 y 318 son reglas generales en materia de legitimación activa y pasiva
que reconocen reglas especiales apropósito de cada una de las acciones de filiación.

Art. 317. Legítimo contradictor en la cuestión de paternidad es el padre contra el hijo, o el hijo contra
el padre, y en la cuestión de maternidad el hijo contra la madre, o la madre contra el hijo.
Son también legítimos contradictores los herederos del padre o madre fallecidos en contra de quienes
el hijo podrá dirigir o continuar la acción y, también, los herederos del hijo fallecido cuando éstos se
hagan cargo de la acción iniciada por aquel o decidan entablarla.

Art. 318. El fallo pronunciado a favor o en contra de cualquiera de los herederos aprovecha o
perjudica a los coherederos que citados no comparecieron.

iv. El legislador establece que durante la tramitación del juicio se deben otorgar
medidas de protección respecto del hijo (reserva del proceso).

v. Hay una amplia admisibilidad de prueba, incluso de la prueba pericial biológica. En


esta materia, hay que destacar que se acepta toda clase de prueba. Esta es una
novedad de la Ley 19.585, junto con la introducción de la prueba pericial biológica.
Esto se relación con la Ley de Tribunales de Familia, que también amplía los
medios de prueba, señalando no sólo los del CPC, sino que prácticamente cualquiera.

3.3. Aspectos generales del juicio de filiación

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Derecho de Familia - Filiación
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i. El tribunal competente para conocer de las acciones de filiación, es el tribunal de


familia (art. 8 nº 8 LTF). El art. 147 del COT establece que será competente para
conocer del juicio de filiación, el juez del domicilio del demandado o demandante, a
decisión de este ultimo.

Art. 8°.- Competencia de los juzgados de familia. Corresponderá a los juzgados de familia conocer y
resolver las siguientes materias:
8) Las acciones de filiación y todas aquellas que digan relación con la constitución o modificación
del estado civil de las personas;

Art. 147. Será juez competente para conocer de las demandas de alimentos el del domicilio del
alimentante o alimentario, a elección de este último. Asimismo, ello se aplicará a las solicitudes de
aumento de pensiones alimenticias decretadas.
De las solicitudes de cese o rebaja de la pensión decretada conocerá el tribunal del domicilio del
alimentario.
Asimismo, será juez competente para conocer de las acciones de reclamación de filiación
contempladas en el Párrafo 2º del Título VIII del Libro I del Código Civil el del domicilio del
demandado o demandante, a elección de este último.

ii. Este proceso tiene carácter de reservado (art. 197 inc. I)

Art. 197 inc. I. El proceso tendrá carácter de secreto hasta que se dicte sentencia de término, y sólo
tendrán acceso a él las partes y sus apoderados judiciales.

iii. El legislador dispone expresamente que en caso del ejercicio de mala fe de una
acción de filiación, o que tenga el propósito de dañar la honra de una persona, dará
lugar a la responsabilidad correspondiente (art. 197 inc. II)
Art. 197 inc. II. La persona que ejerza una acción de filiación de mala fe o con el propósito de
lesionar la honra de la persona demandada es obligada a indemnizar los perjuicios que cause al
afectado.

iv. El Código Civil establece una amplitud de medios de prueba, norma que debe
relacionarse con la ley que regula el procedimiento, que es la Ley de Tribunales de
Familia (art. 198 CC).

Art. 198. En los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad y la paternidad podrán
establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a petición de parte.
No obstante, para estos efectos será insuficiente por sí sola la prueba testimonial, y se aplicarán a la
de presunciones los requisitos del artículo 1712.

3.4. Acciones de filiación.

Conceptualmente, las acciones filiativas son aquellas que tienen por objeto obtener
de los tribunales un pronunciamiento relativo a la filiación, ya declarándola, si no ha
quedado determinada de otra manera, o bien, negando que lo sea la establecida
formalmente.

22
Derecho de Familia - Filiación
Maximiliano Astorga B – Paulina Navarrete M.

En general, existen cuatro acciones de filiación: la acción de reclamación, la acción


de impugnación, la acción de desconocimiento de paternidad, y la acción de nulidad del
reconocimiento 9.

a. La acción de reclamación.

La acción de reclamación está dirigida a que el tribunal declare la existencia de una


determinada filiación. Se persigue que se declare el estado civil de hijo respecto de
determinada persona, y correlativamente, que se declare el estado de padre o madre de otra
persona.
El CC habla de las acciones de reclamación, ya que se puede reclamar la filiación
matrimonial, la paternidad y la maternidad. El legislador regula esta figura en los arts. 204
y siguientes.
Esta acción presenta las siguientes características:

i. En virtud de ella puede reclamarse tanto la filiación matrimonial, como la filiación


no matrimonial (en concreto la paternidad o maternidad).

ii. Es una acción de carácter irrenunciable e imprescriptible (art. 195. inc. II,
relacionado con el art. 320), esto implica que el hijo en cualquier tiempo puede
reclamar la filiación, al igual que los padres.

A r t . 1 9 5 . La ley posibilita la investigación de la paternidad o maternidad, en la forma y con los


medios previstos en los artículos que siguen.
El derecho de reclamar la filiación es imprescriptible e irrenunciable. Sin embargo, sus efectos
patrimoniales quedan sometidos a las reglas generales de prescripción y renuncia.

A r t . 3 2 0 . Ni prescripción ni fallo alguno, entre cualesquiera otras personas que se haya


pronunciado, podrá oponerse a quien se presente como verdadero padre o madre del que pasa por
hijo de otros, o como verdadero hijo del padre o madre que le desconoce.
Las acciones que correspondan se ejercerán en conformidad con las reglas establecidas en el Título
VIII y, en su caso, se notificarán a las personas que hayan sido partes en el proceso anterior de
determinación de la filiación.

iii. Es una acción personalísima, su ejercicio corresponde en principio, al padre, a la


madre o al hijo. En todo caso esta regla admite excepciones, ya que el CC en los arts.
206 y 207 contempla la posibilidad de que los herederos interpongan la acción de
reclamación dentro de los plazos legales.

A r t . 2 0 6 . Si el hijo es póstumo, o si alguno de los padres fallece dentro de los ciento ochenta días
siguientes al parto, la acción podrá dirigirse en contra de los herederos del padre o de la madre
fallecidos, dentro del plazo de tres años, contados desde su muerte o, si el hijo es incapaz, desde que
éste haya alcanzado la plena capacidad.

A r t . 2 0 7 . Si hubiere fallecido el hijo siendo incapaz, la acción podrá ser ejercida por sus
herederos, dentro del plazo de tres años contado desde la muerte.

9
Se tratarán únicamente las acciones de reclamación e impugnación.

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Derecho de Familia - Filiación
Maximiliano Astorga B – Paulina Navarrete M.

Si el hijo falleciere antes de transcurrir tres años desde que alcanzare la plena capacidad, la acción
corresponderá a sus herederos por todo el tiempo que faltare para completar dicho plazo.
El plazo o su residuo empezará a correr para los herederos incapaces desde que alcancen la plena
capacidad.

iv. Desde el punto de vista de la tramitación, la acción de reclamación de filiación es


una materia de competencia de los Tribunales de Familia, y se tramita conforme a
las reglas del juicio ordinario.

Dentro de lo que es la acción de reclamación, se distinguirá entre la reclamación de


filiación matrimonial y no matrimonial. Esto debido a que la naturaleza del vínculo en la
filiación matrimonial y no matrimonial es distinta (art. 204).

A r t . 2 0 4 . La acción de reclamación de la filiación matrimonial corresponde exclusivamente al hijo, al


padre o a la madre.
En el caso de los hijos, la acción deberá entablarse conjuntamente contra ambos padres.
Si la acción es ejercida por el padre o la madre, deberá el otro progenitor intervenir forzosamente en el juicio,
so pena de nulidad.

Los titulares de la acción de reclamación de filiación matrimonial son el hijo, el


padre y la madre. Si la acción la ejerce el hijo deberá entablarla conjuntamente contra
ambos padres. Y en caso de que la ejerza uno de los padres, la demanda debe ser notificada
al otro progenitor (así se entiende la intervención), con el objeto de que los efectos de la
sentencia dictada en el juicio, sean oponible al otro padre o madre.
Lo que la ley exige es el emplazamiento del otro progenitor, y no su presencia
necesaria en el juicio.

La acción de reclamación de filiación no matrimonial, corresponde sólo al hijo en


contra su padre o madre, y al padre o madre contra el hijo, sólo cuando el hijo tenga
determinada una filiación diferente (art. 205).

A r t . 2 0 5 . La acción de reclamación de la filiación no matrimonial corresponde sólo al hijo contra su padre


o su madre, o a cualquiera de éstos cuando el hijo tenga determinada una filiación diferente, para lo cual se
sujetarán a lo dispuesto en el artículo 208.
Podrá, asimismo, reclamar la filiación el representante legal del hijo incapaz, en interés de éste.

A r t . 2 0 8 . Si estuviese determinada la filiación de una persona y quisiere reclamarse otra distinta, deberán
ejercerse simultáneamente las acciones de impugnación de la filiación existente y de reclamación de la nueva
filiación.
En este caso, no regirán para la acción de impugnación los plazos señalados en el párrafo 3º de este Título.

Para que corresponda el ejercicio de una acción de reclamación, es menester que


esté determinada la filiación respecto de otra persona, porque si la filiación no está
determinada, lo que corresponde es el reconocimiento.
En el inc. II del art. 208, se señala que deberán ejercerse conjuntamente la acción de
reclamación y de impugnación, y en este caso no regirán los plazos de prescripción, es
decir, la acción de reclamación comunica su imprescriptibilidad a la acción de
impugnación.

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Derecho de Familia - Filiación
Maximiliano Astorga B – Paulina Navarrete M.

En cuanto a los titulares de esta acción, ya se ha precisado a quienes les corresponde


su ejercicio: hijo, padre o madre. El hijo puede actuar personalmente o representado por su
representante legal.
Por último, el art. 203 del CC establece una suerte de sanción para el padre o madre,
respecto del cual haya sido necesario determinar la filiación en contra de su oposición.

A r t . 2 0 3 . Cuando la filiación haya sido determinada judicialmente contra la oposición del padre o madre,
aquél o ésta quedará privado de la patria potestad y, en general, de todos los derechos que por el ministerio de
la ley se le confieren respecto de la persona y bienes del hijo o de sus descendientes. El juez así lo declarará
en la sentencia y de ello se dejará constancia en la subinscripción correspondiente.
El padre o madre conservará, en cambio, todas sus obligaciones legales cuyo cumplimiento vaya en beneficio
del hijo o sus descendientes.
Sin embargo, se restituirán al padre o madre todos los derechos de los que está privado, si el hijo, alcanzada
su plena capacidad, manifiesta por escritura pública o por testamento su voluntad de restablecerle en ellos. El
restablecimiento por escritura pública producirá efectos desde su subinscripción al margen de la inscripción
de nacimiento del hijo y será irrevocable. El restablecimiento por acto testamentario producirá efectos desde
la muerte del causante.

En este caso la ley lo priva de sus derechos como padre o madre, existiendo, en todo
caso, un restablecimiento por escritura pública o por acto testamentario.
Esta norma es muy interesante, en sentido de que es una norma que obliga a tener
que determinar cuando la filiación se tuvo que establecer en contra de la oposición del
padre o de la madre. En esta situación hay que excluir el caso del padre o madre que fue
demandado con una acción de reclamación, pero durante el juicio reconoce al hijo (esto
sería una especie de reconocimiento expreso provocado). Hay situaciones en que esto se
complica, por ejemplo, cuando el padre o madre se allana y se determina por sentencia ¿Ha
existido oposición? Esto pudiera ser complejo, y es importante determinar esto en razón de
lo que señala la norma, ya que el juez debe inhabilitarlo(a) si se determina la paternidad o
maternidad en contra de su oposición. El único que puede rehabilitar en estos casos es el
hijo, alcanzada la plena capacidad.
A propósito del ejercicio de la acción de reclamación existe una norma especial en
relación a los alimentos provisionales que señala que reclamada judicialmente la filiación,
el juez podrá decretar alimento provisiones en los términos del art. 327. Esto se encuentra
establecido en el art. 209.

Art. 209. Reclamada judicialmente la filiación, el juez podrá decretar alimentos provisionales en los términos
del artículo 327.

Art. 327. Mientras se ventila la obligación de prestar alimentos, deberá el juez ordenar que se den
provisoriamente, desde que en la secuela del juicio se le ofrezca fundamento plausible; sin perjuicio de la
restitución, si la persona a quien se demandan obtiene sentencia absolutoria.
Cesa este derecho a la restitución, contra el que, de buena fe y con algún fundamento plausible, haya
intentado la demanda.

Los alimentos no están sujetos a devolución, salvo que haya existido mala fe

b. Acción de impugnación de la filiación.

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Derecho de Familia - Filiación
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La acción de impugnación es aquella que tiene por objeto dejar sin efecto una
filiación que ya se encuentra determinada por no ser efectivos los hechos en que ella misma
se funda.
El legislador también aquí habla de las acciones de impugnación, materia que se
encuentra regulada en los arts. 211 y siguientes.

A r t . 2 1 1 . La filiación queda sin efecto por impugnación de la paternidad o de la maternidad conforme con
los preceptos que siguen.

El legislador distingue diferentes supuestos de impugnación, y a propósito de estos


casos establece reglas especialísimas en relación a los titulares y los plazos:

i. La impugnación de la paternidad determinada por presunciones (arts. 212, 213 y


214).
El art. 212 dice que se impugna por el m a r i d o dentro de los 180 días siguientes al
día en que tuvo conocimiento del parto, o dentro de un año, contado desde la misma
fecha, si prueba que a la época del parto se encontraba separado de hecho de la
mujer.

A r t . 2 1 2 . La paternidad del hijo concebido o nacido durante el matrimonio podrá ser impugnada
por el marido dentro de los ciento ochenta días siguientes al día en que tuvo conocimiento del parto,
o dentro del plazo de un año, contado desde esa misma fecha, si prueba que a la época del parto se
encontraba separado de hecho de la mujer.
La residencia del marido en el lugar del nacimiento del hijo hará presumir que lo supo
inmediatamente; a menos de probarse que por parte de la mujer ha habido ocultación del parto.
Si al tiempo del nacimiento se hallaba el marido ausente, se presumirá que lo supo inmediatamente
después de su vuelta a la residencia de la mujer; salvo el caso de ocultación mencionado en el inciso
precedente.

El art. 213 se refiere a la muerte del marido antes de que tenga conocimiento del
parto, o antes de vencido el término de impugnación que establece el art. 212, caso
en el cual la acción pasa a los h e r e d e r o s o a t o d a p e r s o n a a q u i e n l a
pretendida paternidad irrogare perjuicio actual.

A r t . 2 1 3 . Si el marido muere sin conocer el parto, o antes de vencido el término para impugnar
señalado en el artículo anterior, la acción corresponderá a sus herederos, y en general, a toda persona
a quien la pretendida paternidad irrogare perjuicio actual, por ese mismo plazo, o el tiempo que
faltare para completarlo.
Cesará este derecho, si el padre hubiere reconocido al hijo como suyo en su testamento o en otro
instrumento público.

Otro titular de esta acción se encuentra en el art. 214, y es el r e p r e s e n t a n t e


l e g a l d e l h i j o , o e l m i s m o h i j o en los plazos breves que señala la ley.

A r t . 2 1 4 . La paternidad a que se refiere el artículo 212 también podrá ser impugnada por el
representante legal del hijo incapaz, en interés de éste, durante el año siguiente al nacimiento.
El hijo, por sí, podrá interponer la acción de impugnación dentro de un año, contado desde que
alcance la plena capacidad.

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Derecho de Familia - Filiación
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También podrá ser titular el p a d r e b i o l ó g i c o en el supuesto del art. 208, es


decir, en aquel caso en que se ejerza conjuntamente la acción de reclamación e
impugnación.

ii. La impugnación de paternidad determinada por reconocimiento (art. 216).

A r t . 2 1 6 . La paternidad determinada por reconocimiento podrá ser impugnada por el propio hijo,
dentro del plazo de dos años contado desde que supo de ese reconocimiento.
Si el hijo fuese incapaz, esta acción se ejercerá conforme a las reglas previstas en el artículo 214.
Si el hijo muere desconociendo aquel acto, o antes de vencido el plazo para impugnar la paternidad,
la acción corresponderá a sus herederos por el mismo plazo o el tiempo que faltare para completarlo,
contado desde la muerte del hijo.
Todo lo anterior se aplicará también para impugnar la paternidad de los hijos nacidos antes del
matrimonio de sus padres, pero el plazo de dos años se contará desde que el hijo supo del matrimonio
o del reconocimiento que la producen.
También podrá impugnar la paternidad determinada por reconocimiento toda persona que pruebe un
interés actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su derecho.

El padre carece de legitimación activa para los efectos de impugnar el


reconocimiento, esto por la teoría de los actos propios, sin embargo, lo que podría
hacer es dejarlo sin efecto por nulidad.
El titular principal de la acción de impugnación es el h i j o , y en relación con esta
situación, es importante el inc. II del art. 216 que señala que si el hijo es incapaz, la
acción se ejercerá conforme al art. 214 ¿Cuál es el alcance de la remisión
normativa? Algunos dicen que es total, por ende, el plazo es de un año contado
desde el nacimiento; y otra interpretación sostiene que la remisión al art. 214 es sólo
en cuanto se faculta al representante legal para el ejercicio de esta acción, pero en lo
tocante al plazo, rige el art. 216.
En caso de que el hijo muera sin conocer el reconocimiento, la acción pasa a los
herederos.
Por último, la ley reconoce titularidad activa a t o d o a q u e l q u e p r u e b e u n
i n t e r é s a c t u a l e n e l l o . Respecto del tema del interés, la doctrina ha señalado
que el interés a que se refiere la norma, es un interés patrimonial y no meramente
moral; por ejemplo, el caso de demanda de alimentos en contra de los abuelos, ellos
podrían ejercer la acción de impugnación.

iii. El tercer caso está contemplado en el art. 217 y se refiere a la impugnación de la


maternidad.

A r t . 2 1 7 . La maternidad podrá ser impugnada, probándose falso parto, o suplantación del


pretendido hijo al verdadero.
Tienen derecho a impugnarla, dentro del año siguiente al nacimiento, el marido de la supuesta madre
y la misma madre supuesta.
Podrán también impugnarla, en cualquier tiempo, los verdaderos padre o madre del hijo, el verdadero
hijo o el que pasa por tal si se reclama conjuntamente la determinación de la auténtica filiación del
hijo verdadero o supuesto. Si la acción de impugnación de la maternidad del pretendido hijo no se
entablare conjuntamente con la de reclamación, deberá ejercerse dentro del año contado desde que
éste alcance su plena capacidad.

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Derecho de Familia - Filiación
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No obstante haber expirado los plazos establecidos en este artículo, en el caso de salir
inopinadamente a la luz algún hecho incompatible con la maternidad putativa, podrá subsistir o
revivir la acción respectiva por un año contado desde la revelación justificada del hecho.

Según señala el artículo, la maternidad puede impugnarse por falso parto, o por
suplantación del pretendido hijo al verdadero.
En este caso, tienen derecho a impugnar, dentro del año siguiente al nacimiento, el
m a r i d o de la madre supuesta, y la misma m a d r e s u p u e s t a , también podrán
reclamar, en cualquier tiempo, el p a d r e o m a d r e v e r d a d e r a o el v e r d a d e r o
h i j o o e l q u e s e p a s a p o r t a l si reclama conjuntamente la determinación de
la auténtica filiación del hijo verdadero o supuesto.
También se concede titularidad a t o d a p e r s o n a a q u i e n l a m a t e r n i d a d
a p a r e n t e p e r j u d i q u e en sus derechos sobre la sucesión testamentaria o
abintestato de los supuestos padre o madre.
Art. 218. Se concederá también la acción de impugnación a toda otra persona a quien la maternidad
aparente perjudique actualmente en sus derechos sobre la sucesión testamentaria, o abintestato, de los
supuestos padre o madre, siempre que no exista posesión notoria del estado civil.
Esta acción expirará dentro de un año, contado desde el fallecimiento de dichos padre o madre.

Luego hay una norma importantísima que se refiere a que salga a la luz algún hecho
incompatible a la maternidad, por ejemplo, un examen de ADN, en este caso la
acción revive.
Esto no está establecido para el caso de impugnación de la paternidad, y es por esto
que se ha dicho que estas acciones son un límite al derecho a la identidad.
Por último, el legislador establece una sanción para quienes hayan tenido parte en el
fraude de falso parto o suplantación (art. 219)
Art. 219. A ninguno de los que hayan tenido parte en el fraude de falso parto o de suplantación,
aprovechará en manera alguna el descubrimiento del fraude, ni aun para ejercer sobre el hijo los
derechos de patria potestad, o para exigirle alimentos, o para suceder en sus bienes por causa de
muerte.
La sentencia que sancione el fraude o la suplantación deberá declarar expresamente esta privación de
derechos y se subinscribirá al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.

4. Derechos y obligaciones entre los padres y los hijos (Efectos de la


filiación).

En esta materia, es posible establecer que la filiación produce diversos efectos, tanto
en el ámbito de las relaciones personales, como en el ámbito de las relaciones
patrimoniales.
En materia de efectos personales, se estudiará la figura de la autoridad paterna, y los
efectos que derivan de ésta.
Y respecto de los efectos patrimoniales, se comprende el tema de la patria potestad,
el tema del derecho de alimentos, y el tema de los derechos hereditarios.

4.1. La autoridad paterna.

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Derecho de Familia - Filiación
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Lo primero que hay que señalar a este respecto es que el legislador no da un


concepto de lo que es la autoridad paterna, sino que este concepto lo entrega la doctrina
fundamentalmente a partir de la noción de patria potestad contenida en el art. 243, y señala
que la autoridad paterna es el conjunto de derechos y deberes que la ley concede al padre o
madre respecto de la persona de sus hijos. 10
A r t . 2 4 3 . La patria potestad es el conjunto de derechos y deberes que corresponden al padre o a la madre
sobre los bienes de sus hijos no emancipados.
La patria potestad se ejercerá también sobre los derechos eventuales del hijo que está por nacer.

Desde el punto de vista de su reglamentación, esta materia está regulada en los arts.
222 y siguientes del CC, en los cuales el legislador precisa cuales son estos derechos y
deberes, artículos que, en todo caso, se complementan con la Ley de Menores (16.618), y
con la Ley de Tribunales de Familia (19.968) en materia procesal.
Dentro de lo que es la institución de la autoridad paterna, es posible distinguir entre
los deberes de los hijos para con los padres, y los derechos deberes de los padres para con
sus hijos.

Dentro de lo que son los deberes de los hijos para con los padres, se destacan los
siguientes:

i. El deber de respeto y obediencia. El legislador ha “suavizado” el deber de


obediencia, ya que le entrega facultades a los padres, pero estas son moderadas (art.
234).

Art. 234. Los padres tendrán la facultad de corregir a los hijos, cuidando que ello no menoscabe su
salud ni su desarrollo personal. Esta facultad excluye toda forma de maltrato físico y sicológico y
deberá, en todo caso, ejercerse en conformidad a la ley y a la Convención sobre los Derechos del
Niño.
Si se produjese tal menoscabo o se temiese fundadamente que ocurra, el juez, a petición de
cualquiera persona o de oficio, podrá decretar una o más de las medidas cautelares especiales del
artículo 71 de la ley N° 19.968, con sujeción al procedimiento previsto en el Párrafo primero del
Título IV de la misma ley, sin perjuicio de las sanciones que correspondiere aplicar por la infracción.
Cuando sea necesario para el bienestar del hijo, los padres podrán solicitar al tribunal que determine
sobre la vida futura de aquel por el tiempo que estime más conveniente, el cual no podrá exceder del
plazo que le falte para cumplir dieciocho años de edad.
Las resoluciones del juez no podrán ser modificadas por la sola voluntad de los padres.

Esto es interesante, porque en un principio, en el CC los padres podían incluso


aplicar penas corporales a los hijos, lo que ha cambiado en virtud de la ratificación
de convenciones internacionales.

10
En el derecho comparado no se distingue entre la autoridad paterna y la patria potestad, ya que la figura es
una sola.

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En caso de que se vulnere esto, se puede recurrir a medidas de protección para el


menor, a la Ley de Violencia Intrafamiliar, o también al juez para que decida sobre
la vida futura del menor.

A r t . 2 2 2 . Los hijos deben respeto y obediencia a sus padres.


La preocupación fundamental de los padres es el interés superior del hijo, para lo cual procurarán su
mayor realización espiritual y material posible, y lo guiarán en el ejercicio de los derechos esenciales
que emanan de la naturaleza humana de modo conforme a la evolución de sus facultades.

ii. El deber de cuidad que tiene respecto de sus padres y otros ascendientes en caso de
necesidad (arts. 222 y 223).
A r t . 2 2 3 . Aunque la emancipación confiera al hijo el derecho de obrar independientemente,
queda siempre obligado a cuidar de los padres en su ancianidad, en el estado de demencia, y en todas
las circunstancias de la vida en que necesitaren sus auxilios.
Tienen derecho al mismo socorro todos los demás ascendientes, en caso de inexistencia o de
insuficiencia de los inmediatos descendientes.

En cuanto a los derechos y deberes de los padres respecto de sus hijos, estos son:

i. En primer lugar los padres tiene el derecho- deber del cuidado personal.

ii. En segundo lugar, el derecho- deber de mantener una relación directa y regular con
el menor.

iii. El derecho- deber de crianza y educación.

4.1.1. Cuidado personal.

Su marco regulatorio está conformado por el CC, por la Ley de Menores, por la Ley
de Matrimonio Civil (en el caso de los acuerdos regulatorios), y por la Ley de Tribunales de
Familia.
Las reglas de atribución del cuidado personal, es decir, las reglas que señalan a
quién le corresponde el cuidado personal de los hijos, son los arts. 224 y 225 del CC.

A r t . 2 2 4 . Toca de consuno a los padres, o al padre o madre sobreviviente, el cuidado personal de la crianza
y educación de sus hijos.
El cuidado personal del hijo no concebido ni nacido durante el matrimonio, reconocido por uno de los padres,
corresponde al padre o madre que lo haya reconocido. Si no ha sido reconocido por ninguno de sus padres, la
persona que tendrá su cuidado será determinada por el juez.

A r t . 2 2 5 . Si los padres viven separados, a la madre toca el cuidado personal de los hijos.
No obstante, mediante escritura pública, o acta extendida ante cualquier oficial del Registro Civil, subinscrita
al margen de la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días siguientes a su otorgamiento,
ambos padres, actuando de común acuerdo, podrán determinar que el cuidado personal de uno o más hijos
corresponda al padre. Este acuerdo podrá revocarse, cumpliendo las mismas solemnidades.
En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, sea por maltrato, descuido u otra causa
calificada, el juez podrá entregar su cuidado personal al otro de los padres. Pero no podrá confiar el cuidado

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personal al padre o madre que no hubiese contribuido a la mantención del hijo mientras estuvo bajo el
cuidado del otro padre, pudiendo hacerlo.
Mientras una subinscripción relativa al cuidado personal no sea cancelada por otra posterior, todo nuevo
acuerdo o resolución será inoponible a terceros.

En este sentido, se hacen dos distinciones que hay que tener presente:

i. En primer lugar hay que preguntarse si los hijos son matrimoniales o no


matrimoniales, ya que podría ocurrir, tratándose de los hijos no matrimoniales, que
estos tuvieran determinada su filiación sólo respecto del padre o de la madre, con lo
cual está claro que el otro progenitor no tiene este derecho deber porque no es
padre. Sin embargo, en el caso de que la filiación esté determinada respecto de
ambos, hay reglas iguales (excepto una).

ii. Y el segundo punto a determinar, es ver si los padres viven juntos o separados, tema
que cobra relevancia si los padres viven separados.

El art. 224 señala que toca de consuno a los padres o al padre o madre sobreviviente
el cuidado personal del hijo.
Luego dice que en caso de hijos no matrimoniales reconocidos por uno de los
padres, a él le corresponde el cuidado personal, y en caso de no haber sido reconocido por
ninguno de los padres, será el juez el que determine a quien le corresponde el cuidado
personal.
En caso de que los padres vivan separados, existen las siguientes reglas de
atribución:

i. Regla legal supletoria del art. 225. En primer lugar se debe señalar, que el legislador
ante una hipótesis de separación de los padres, contempla una regla legal supletoria
en el art. 225, señalando que si los padres viven separados, a la madre toca el
cuidado personal de los hijos 11.
Esta regla ha sido modificada en el CC, ya que con anterioridad se distinguía entre la
edad y sexo de los hijos.

A r t . 2 2 5 i n c . I . Si los padres viven separados, a la madre toca el cuidado personal de los hijos.

ii. La segunda regla relativa a la atribución del cuidado personal, es el acuerdo. La


existencia de esta posibilidad de convenir quien ha de tener este cuidado personal,

11
Esto fue objeto de discusión, a propósito del análisis parlamentario de la Ley 19.585, llegándose a
cuestionar la constitucionalidad de este precepto. La verdad es que es criticable en base al principio de la
igualdad ante la ley, pero en la Ley 19.585 se mantuvo la regla porque la mujer es naturalmente más idónea
para el cuidado personal de los hijos, y en la práctica en la mayoría de los casos quien asume esta labor es la
mujer. También es criticable desde el punto de vista de criterios extrajurídicos, ya que el rol de los hombres
ha cambiado sustancialmente.
Hoy en día existen proyectos de ley que pretenden modificar esta regla legal supletoria, uno apunta a
establecer el acuerdo como regla primaria y en defecto la resolución judicial, y otro apunta a dejar como regla
legal supletoria la custodia compartida, y en defecto la resolución judicial.

31
Derecho de Familia - Filiación
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es un reconocimiento por parte del legislador de la autonomía privada en el derecho


de la familia.
Art. 225 inc. II. No obstante, mediante escritura pública, o acta extendida ante cualquier oficial del
Registro Civil, subinscrita al margen de la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta
días siguientes a su otorgamiento, ambos padres, actuando de común acuerdo, podrán determinar que
el cuidado personal de uno o más hijos corresponda al padre. Este acuerdo podrá revocarse,
cumpliendo las mismas solemnidades.

En lo que se refiere a estos acuerdos de cuidado personal, se pueden distinguir dos


clases de acuerdo: el del art. 225 inc. II, y los acuerdos regulatorios a propósito de la
LMC. Es importante hacer esta distinción, porque en uno y otro hay una diferencia
fundamental, ya que el acuerdo del CC no está sujeto a un control judicial
obligatorio, en cambio, en los acuerdos regulatorios, el juez tiene que pronunciarse
respecto de la suficiencia, por lo que, en teoría, un juez podría no aprobar un
acuerdo.
En la forma en que clásicamente se han entendido estos acuerdos regulatorios, es
que sólo cabe pactar el cuidado personal respecto de uno de los padres, es decir, no
es legítimo pactar el cuidado personal respecto de un tercero (la vía para esto es la
sentencia) 12.

iii. La tercera regla, es la regla sobre atribución judicial de cuidado personal. Este es un
tema de permanente discusión en Chile respecto de cuales son realmente las causas
que autorizan a un juez para radicar el cuidado del hijo en uno de los padres, y
cuales son las facultades que tiene para ello.

Art. 225 inc. III. En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, sea por maltrato,
descuido u otra causa calificada, el juez podrá entregar su cuidado personal al otro de los padres.
Pero no podrá confiar el cuidado personal al padre o madre que no hubiese contribuido a la
mantención del hijo mientras estuvo bajo el cuidado del otro padre, pudiendo hacerlo.
Mientras una subinscripción relativa al cuidado personal no sea cancelada por otra posterior, todo
nuevo acuerdo o resolución será inoponible a terceros.

Hoy la ley exige causa calificada, antes se exigía la inhabilidad de la madre para que
el juez pudiera entregar el cuidado personal al padre. Sin embargo, esto no se aplica
uniformemente por los tribunales, porque hay algunos que todavía consideran como
determinante la inhabilidad. 13

12
A propósito de esto existe una sentencia de la CA de Santiago, en donde se validó el acuerdo de entregarle
el cuidado a un tercero.
13
Existe en materia de cuidado personal un fallo emblemático dictado a propósito de un recurso de queja
interpuesto por el padre de la hijas de la jueza Atala, quien demandó el cuidado personal de las niñas, fundado
en la condición homosexual de la madre y en vivir esta con su pareja. La CS señaló que esto atentaba contra el
interés superior de las niñas. La jueza Atala presentó un recurso ante la Comisión Interamericana de DDHH, el
que se admitió a tramitación.
A propósito de lo mismo, existe actualmente un proyecto de ley que pretende limitar como inhabilidad la
homosexualidad (Boletín 5747-07).

32
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Por último, cabe referirse a los casos en que e l c u i d a d o p e r s o n a l d e l o s


h i j o s s e e j e r c e p o r t e r c e r o s . El CC en el art. 226 establece que en caso de
inhabilidad física o moral de ambos padres, el juez podrá entregar el cuidado personal a
otras personas competente.

A r t . 2 2 6 . Podrá el juez, en el caso de inhabilidad física o moral de ambos padres, confiar el cuidado
personal de los hijos a otra persona o personas competentes.
En la elección de estas personas se preferirá a los consanguíneos más próximos, y sobre todo, a los
ascendientes.

4.1.2. Relación directa y regular.

Esta figura está consagrada en el art. 229 del CC.

A r t . 2 2 9 . El padre o madre que no tenga el cuidado personal del hijo no será privado del derecho ni
quedará exento del deber, que consiste en mantener con él una relación directa y regular, la que ejercerá con
la frecuencia y libertad acordada con quien lo tiene a su cargo, o, en su defecto, con las que el juez estimare
conveniente para el hijo.
Se suspenderá o restringirá el ejercicio de este derecho cuando manifiestamente perjudique el bienestar del
hijo, lo que declarará el tribunal fundadamente.

De lo dispuesto en el art. 229 se extrae que este es un derecho deber que se establece
a favor del progenitor no custodio, institución que tiene por objeto que ese progenitor
mantenga una relación directa y regular con el menor.
En cuanto a la modificación de la denominación “derecho de visitas”, esto se hizo
porque dicha denominación parecía limitar el derecho, esta, sin embargo, fue una
modificación de forma únicamente.

¿A quién corresponde regular la relación directa y regular? En principio


corresponde a ambos padres actuando de común acuerdo, y el legislador no establece
formalidad alguna. La excepción es en el caso que se de en un juicio de separación, nulidad
o divorcio en el cual deberán cumplirse las formalidades del acuerdo regulatorio.
A falta de acuerdo, al juez le corresponde regular la relación directa y regular. El
legislador no señala parámetros que el juez deba tener en cuenta a la hora de regular el
régimen, sin embargo, es posible comprobar que existen ciertos elementos que los jueces
suelen considerar a la hora de regular esto, como son: la edad; vida del menor con el
progenitor no custodio anterior a la ruptura, o la existencia o no de convivencia entre el
menor y el progenitor no custodio; sexo del menor, etc. En estos casos tiene mucha
importancia la opinión del psicólogo y de la asistente social.

En cuanto a la s u s p e n s i ó n y r e s t r i c c i ó n de la relación directa y regular, esto


se encuentra regulado en los arts. 229 inc. final CC y 48 de la Ley de Menores.

Art. 229 inc. final. Se suspenderá o restringirá el ejercicio de este derecho cuando manifiestamente perjudique
el bienestar del hijo, lo que declarará el tribunal fundadamente.

Artículo 48.- En caso de que los padres del menor vivan separados, y no hubieren acordado la forma en que el
padre o madre que no tuviere el cuidado personal del hijo mantendrá con él una relación directa y regular,
cualquiera de ellos podrá solicitar al juez de letras de menores que la regule. Asimismo, podrá pedir al

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tribunal que modifique la regulación que se haya establecido de común acuerdo o por resolución judicial, si
fuere perjudicial para el bienestar del menor.
Si se sometiere a decisión judicial la determinación de la persona a quien corresponderá ejercer el cuidado
personal del menor, y no se debatiere la forma en la que éste se relacionará con el padre o madre que quede
privado de su cuidado personal, la resolución se pronunciará de oficio sobre este punto, con el mérito de los
antecedentes que consten en el proceso.
Cuando, por razones imputables a la persona a cuyo cuidado se encuentre el menor, se frustre, retarde o
entorpezca de cualquier manera la relación en los términos en que ha sido establecida, el padre o madre a
quien le corresponde ejercerla podrá solicitar la recuperación del tiempo no utilizado, lo que el tribunal
dispondrá prudencialmente.
En caso de que el padre o madre a quien corresponda mantener la relación con el hijo dejase de cumplir,
injustificadamente, la forma convenida para el ejercicio del derecho o la establecida por el tribunal, podrá ser
instado a darle cumplimiento, bajo apercibimiento de decretar su suspensión o restricción, lo que no obstará a
que se decreten apremios cuando procedan de conformidad al inciso tercero del artículo 66.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, la suspensión o restricción del ejercicio del derecho por el
tribunal procederá cuando manifiestamente perjudique el bienestar del hijo. Si se acompañan antecedentes
graves y calificados que lo justifique, podrá accederse provisionalmente a la solicitud. La resolución del
tribunal deberá ser fundada y, cuando sea necesario para su adecuado cumplimiento, podrá solicitarse que se
ponga en conocimiento de los terceros que puedan resultar involucrados, como los encargados del
establecimiento educacional en que estudie el menor.
El juez, luego de oír a los padres y a la persona que tenga el cuidado personal del menor, podrá conferir
derecho a visitarlo a los parientes que individualice, en la forma y condiciones que determine, cuando parezca
de manifiesto la conveniencia para el menor; y podrá, asimismo, suprimirlo o restringirlo cuando pudiera
perjudicar su bienestar.

Como una forma de proteger el cumplimiento del régimen de visitas establecido, el


legislador establece sanciones por infracciones. En este tema hay que distinguir entre la
infracción que comete el que tiene el cuidado personal del hijo, esto es, el progenitor
custodio, y la infracción que comete quien ejerce la relación directa y regular.
En la primera hipótesis, esto es, frente a infracciones cometidas por el progenitor
custodio, se señala que es posible que el padre o madre a quien le corresponde ejercer la
relación directa y regular, solicite la recuperación del tiempo no utilizado. Una situación
que se discute, respecto de la cual no hay una uniformidad en la jurisprudencia, es si en esta
hipótesis es posible solicitarse los apremios del art. 543 del CPC, es decir, si se podría pedir
arresto o multa. Aquí hay fallos en los dos sentidos, sin embargo, lo normal es un
apercibimiento.

Art. 66 inc. final Ley de Menores. El que fuere condenado en procedimiento de tuición, por resolución
judicial que cause ejecutoria, a hacer entrega de un menor y no lo hiciere o se negare a hacerlo en el plazo
señalado por el tribunal, o bien, infringiere las resoluciones que determinan ejercicio del derecho a que se
refiere el artículo 229 del Código Civil, será apremiado en la forma establecida por el artículo 543 del Código
de Procedimiento Civil. En igual apremio incurrirá el que retuviese especies del menor o se negare a hacer
entrega de ellas a requerimiento del tribunal.

Art. 543. (570). Cuando se pida apremio contra el deudor, podrá el tribunal imponerle arresto hasta por quince
días o multa proporcional, y repetir estas medidas para obtener el cumplimiento de la obligación. Cesará el
apremio si el deudor paga las multas impuestas y rinde además caución suficiente, a juicio del tribunal, para
asegurar la indemnización completa de todo perjuicio al acreedor.

Esta infracción es un gran problema dentro de la justicia de familia, existe un alto


índice de infracciones de esta naturaleza, y algunas son tan graves, que muchas veces llegan

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a hacer impracticable el derecho de visitas, y es por ello que existen iniciativas para
sancionarlo de manera más drástica, incluso con la pérdida de la tuición.

La segunda hipótesis son las infracciones que puede cometer el progenitor que tenga
derecho a mantener con el hijo una relación directa y regular, y las sanciones previstas son
la suspensión o la restricción del régimen de visitas, pudiendo en este caso aplicarse los
apremios del art. 543 del CPC.
En el contexto del CC este derecho es exclusivo de los padres, sin embargo, la Ley
de Menores establece la posibilidad de solicitar visitas a los abuelos, y en la actualidad
existe un proyecto de ley tendiente a fortalecer este derecho.

4.1.3. Crianza y educación.

Los padres tienen el derecho preferente y el deber de educar a sus hijos.

Art. 224. Toca de consuno a los padres, o al padre o madre sobreviviente, el cuidado personal de la crianza y
educación de sus hijos.
El cuidado personal del hijo no concebido ni nacido durante el matrimonio, reconocido por uno de los padres,
corresponde al padre o madre que lo haya reconocido. Si no ha sido reconocido por ninguno de sus padres, la
persona que tendrá su cuidado será determinada por el juez.

La educación debe ser entendida en un sentido amplio, como la formación del hijo
con el fin de que este alcance su pleno desarrollo en las distintas etapas de la vida.

Art. 236. Los padres tendrán el derecho y el deber de educar a sus hijos, orientándolos hacia su pleno
desarrollo en las distintas etapas de su vida.

Hay casos en los cuales los padres se encuentran privados de este derecho a educar a
sus hijos, estos casos son:

i. Si la filiación ha sido determinada en contra la oposición del padre o madre.

Art. 203. Cuando la filiación haya sido determinada judicialmente contra la oposición del padre o
madre, aquél o ésta quedará privado de la patria potestad y, en general, de todos los derechos que por
el ministerio de la ley se le confieren respecto de la persona y bienes del hijo o de sus descendientes.
El juez así lo declarará en la sentencia y de ello se dejará constancia en la subinscripción
correspondiente.
El padre o madre conservará, en cambio, todas sus obligaciones legales cuyo cumplimiento vaya en
beneficio del hijo o sus descendientes.
Sin embargo, se restituirán al padre o madre todos los derechos de los que está privado, si el hijo,
alcanzada su plena capacidad, manifiesta por escritura pública o por testamento su voluntad de
restablecerle en ellos. El restablecimiento por escritura pública producirá efectos desde su
subinscripción al margen de la inscripción de nacimiento del hijo y será irrevocable. El
restablecimiento por acto testamentario producirá efectos desde la muerte del causante.

ii. Cuando el cuidado haya sido confiado a otra persona.

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Art. 237. El derecho que por el artículo anterior se concede a los padres, cesará respecto de los hijos
cuyo cuidado haya sido confiado a otra persona, la cual lo ejercerá con anuencia del tutor o curador,
si ella misma no lo fuere.

iii. Cuando el padre hubiere abandonado al hijo.

Art. 238. Los derechos concedidos a los padres en los artículos anteriores no podrán reclamarse sobre
el hijo que hayan abandonado.

iv. Cuando el hijo hubiere sido separado del padre por inhabilidad moral.

Art. 239. En la misma privación de derechos incurrirán los padres que por su inhabilidad moral
hayan dado motivo a la providencia de separar a los hijos de su lado; a menos que ésta haya sido
después revocada.

v. Cuando el padre a sido condenado por delito sexual (art. 370 bis CP).

Art. 370 bis. El que fuere condenado por alguno de los delitos a que se refieren los dos párrafos
anteriores cometido en la persona de un menor del que sea pariente, quedará privado de la patria
potestad si la tuviere o inhabilitado para obtenerla si no la tuviere y, además, de todos los derechos
que por el ministerio de la ley se le confirieren respecto de la persona y bienes del ofendido, de sus
ascendientes y descendientes. El juez así lo declarará en la sentencia, decretará la emancipación del
menor si correspondiere, y ordenará dejar constancia de ello mediante subinscripción practicada al
margen de la inscripción de nacimiento del menor.
El pariente condenado conservará, en cambio, todas las obligaciones legales cuyo cumplimiento vaya
en beneficio de la víctima o de sus descendientes.

Respecto a los gastos de educación, crianza y establecimiento, hay que analizar


distintas situaciones:

i. Si los padres están casados en régimen de sociedad conyugal, los gastos son de la
sociedad conyugal.

Art. 230. Los gastos de educación, crianza y establecimiento de los hijos son de cargo de la sociedad
conyugal, según las reglas que tratando de ella se dirán. Si no la hubiere, los padres contribuirán en
proporción a sus respectivas facultades económicas.
En caso de fallecimiento del padre o madre, dichos gastos corresponden al sobreviviente.

Art. 1740. La sociedad es obligada al pago:


5.º Del mantenimiento de los cónyuges; del mantenimiento, educación y establecimiento de los
descendientes comunes; y de toda otra carga de familia.

Art. 1744. Las expensas ordinarias y extraordinarias de educación de un descendiente común, y las
que se hicieren para establecerle o casarle, se imputarán a los gananciales, siempre que no constare
de un modo auténtico que el marido, o la mujer o ambos de consuno han querido que se sacasen estas
expensas de sus bienes propios. Aun cuando inmediatamente se saquen ellas de los bienes propios de
cualquiera de los cónyuges, se entenderá que se hacen a cargo de la sociedad, a menos de declaración
contraria.
En el caso de haberse hecho estas expensas por uno de los cónyuges, sin contradicción o reclamación
del otro, y no constando de un modo auténtico que el marido o la mujer quisieron hacerlas de lo
suyo, la mujer, el marido o los herederos de cualquiera de ellos podrán pedir que se les reembolse de
los bienes propios del otro, por mitad, la parte de dichas expensas que no cupiere en los gananciales;

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y quedará a la prudencia del juez acceder a esta demanda en todo o parte, tomando en consideración
las fuerzas y obligaciones de los dos patrimonios, y la discreción y moderación con que en dichas
expensas hubiere procedido el cónyuge.
Todo lo cual se aplica al caso en que el descendiente no tuviere bienes propios; pues teniéndolos, se
imputarán las expensas extraordinarias a sus bienes, en cuanto cupieren, y en cuanto le hubieren sido
efectivamente útiles; a menos que conste de un modo auténtico que el marido, o la mujer, o ambos de
consuno, quisieron hacerlas de lo suyo.

ii. Si los padres están casados en régimen de participación en los gananciales, o en


separación de bienes, ambos deben concurrir en proporción a sus facultades. En
caso de desacuerdo, el juez determinará la contribución.

Art. 233. En caso de desacuerdo entre los obligados a la contribución de los gastos de crianza,
educación y establecimiento del hijo, ésta será determinada de acuerdo a sus facultades económicas
por el juez, el que podrá de tiempo en tiempo modificarla, según las circunstancias que sobrevengan.

iii. En caso de que el hijo tenga bienes propios, la regla es la del art. 231.

Art. 231. Si el hijo tuviere bienes propios, los gastos de su establecimiento, y en caso necesario, los
de su crianza y educación, podrán sacarse de ellos, conservándose íntegros los capitales en cuanto
sea posible.

iv. En caso de insuficiencia de los bienes de los padres, esta obligación pasa a los
abuelos.

Art. 232. La obligación de alimentar al hijo que carece de bienes pasa, por la falta o insuficiencia de
ambos padres, a sus abuelos, por una y otra línea conjuntamente.
En caso de insuficiencia de uno de los padres, la obligación indicada precedentemente pasará en
primer lugar a los abuelos de la línea del padre o madre que no provee; y en subsidio de éstos a los
abuelos de la otra línea.

5. Patria potestad.

a. Concepto.

Se enmarca dentro de lo que son los efectos patrimoniales de la filiación, y se


encuentra tratada en los arts. 243 y siguientes.
El art. 243 establece que la patria potestad es el conjunto de derechos y deberes que
corresponden al padre o a la madre, sobre los bienes del hijo no emancipado; debiendo
agregar que se ejerce también sobre los derechos eventuales del hijo que está por nacer.

b. Atributos.

Los atributos que entrega la patria potestad son:

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i. El derecho legal de goce sobre los bienes del hijo. El art. 250 dice que la patria
potestad confiere el derecho legal de goce sobre todos los bienes del hijo, salvo los
exceptuados.
El art.252 define este derecho al señalar que: Consiste en la facultad de usar los
bienes del hijo y percibir sus frutos, con cargo de conservar la forma y sustancia de
dichos bienes y de restituirlos, si no son fungibles; o con cargo de volver igual
cantidad y calidad del mismo género, o de pagar su valor si son fungibles.

Art. 252. El derecho legal de goce es un derecho personalísimo que consiste en la facultad de usar los
bienes del hijo y percibir sus frutos, con cargo de conservar la forma y sustancia de dichos bienes y
de restituirlos, si no son fungibles; o con cargo de volver igual cantidad y calidad del mismo género,
o de paga su valor, si son fungibles.
El padre o madre no es obligado, en razón de su derecho legal de goce, a rendir fianza o caución de
conservación o restitución, ni tampoco a hacer inventario solemne, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 124. Pero si no hace inventario solemne, deberá llevar un descripción circunstanciada de los
bienes desde que entre a gozar de ellos.
Cuando este derecho corresponda a la madre casada en sociedad conyugal, ésta se considerará
separada parcialmente de bienes respecto de su ejercicio y de lo que en él obtenga. Esta separación se
regirá por las normas del artículo 150.
Si la patria potestad se ejerce conjuntamente por ambos padres y no se ha acordado otra distribución,
el derecho legal de goce se dividirá entre ellos por iguales partes.
El derecho legal de goce recibe también la denominación de usufructo legal del padre o madre sobre
los bienes del hijo. En cuanto convenga a su naturaleza, se regir supletoriamente por las normas del
Título IX del Libro II.

Las características de este derecho son las siguientes:

- Es un derecho personalísimo.

- Es inembargable.

- Si corresponde a una mujer casada en sociedad conyugal, se le considera


separada de bienes para esta administración y goce.

Los bienes exceptuados son:

- Bienes que integran el peculio profesional o industrial del menor.

- Bienes donados, heredados o legados, con la condición que no tenga la


administración o goce quien ejerza la patria potestad; cuando se ha impuesto
la condición de obtener la emancipación o de que tenga el goce el hijo.

- Bienes que han pasado al hijo por indignidad o incapacidad del padre o
madre que la ejerce.

ii. El derecho y deber de administrar los bienes del hijo (art. 253).

Art. 253. El que ejerza el derecho legal de goce sobre los bienes del hijo tendrá su administración, y
el que se encuentre privado de ésta quedará también privado de aquél.

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Si el padre o la madre que tiene la patria potestad no puede ejercer sobre uno o más bienes del hijo el
derecho legal de goce, éste pasará al otro; y si ambos estuviesen impedidos, la propiedad plena
pertenecerá al hijo y se le dará un curador para la administración.

La regla general es que la administración se ejerce sobre todos los bienes salvo los
exceptuados.
Si bien se encarga la administración al padre o madre, hay limitaciones en que
requiere contar con autorización judicial:

- Enajenar o gravar bienes raíces. (art. 254.)

Art. 254. No se podrán enajenar ni gravar en caso alguno los bienes raíces del hijo, aun
pertenecientes a su peculio profesional o industrial, ni sus derechos hereditarios, sin autorización del
juez con conocimiento de causa.

- Donar; dar en arrendamiento; aceptar o repudiar asignaciones sino con las


limitaciones de los guardadores. (art. 255 en relación con los arts. 402, 397)
Art. 255. No se podrá hacer donación de ninguna parte de los bienes del hijo, ni darlos en arriendo
por largo tiempo, ni aceptar o repudiar una herencia deferida al hijo, sino en la forma y con las
limitaciones impuestas a los tutores y curadores.

Art. 402. Es prohibida la donación de bienes raíces del pupilo, aun con previo decreto de juez.
Sólo con previo decreto de juez podrán hacerse donaciones en dinero u otros bienes muebles del
pupilo; y no las autorizará el juez, sino por causa grave, como la de socorrer a un consanguíneo
necesitado, contribuir a un objeto de beneficencia pública, u otro semejante, y con tal que sean
proporcionadas a las facultades del pupilo, y que por ellas no sufran un menoscabo notable los
capitales productivos.
Los gastos de poco valor para objetos de caridad, o de lícita recreación, no están sujetos a la
precedente prohibición.

Art. 397. El tutor o curador no podrá repudiar ninguna herencia deferida al pupilo, sin decreto de
juez con conocimiento de causa, ni aceptarla sin beneficio de inventario.

- Limitaciones en materia de partición de bienes. (art. 1322)

Art. 1332. La ley señala al partidor, para efectuar la partición, el término de dos años contados desde
la aceptación de su cargo.
El testador no podrá ampliar este plazo.
Los coasignatarios podrán ampliarlo o restringirlo, como mejor les parezca, aun contra la voluntad
del testador.

Aquí se responde hasta por culpa leve, debe administrar como un buen padre de
familia, y al término de la administración debe informar al hijo.

Art. 256. El padre o madre es responsable, en la administración de los bienes del hijo, hasta de la
culpa leve.
La responsabilidad para con el hijo se extiende a la propiedad y a los frutos, en aquellos bienes del
hijo en que tiene la administración, pero no el goce, y se limita a la propiedad cuando ejerce ambas
facultades sobre los bienes.

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Art. 259. Al término de la patria potestad, los padres pondrán a sus hijos en conocimiento de la
administración que hayan ejercido sobre sus bienes.

iii. La representación tanto judicial como extra judicial del hijo. La ley distingue entre
la representación judicial, y extrajudicial y a esto el legislador se refiere en los arts.
260 y siguientes. El art. 260 señala que si el hijo celebra actos o contratos que no ha
sido autorizado o ratificado por su padre o madre, solo van a obligar al peculio
profesional ¿Qué ocurre en el caso en que no tenga peculio profesional? Esos actos
adolecerían de nulidad relativa 14.

Art. 260. Los actos y contratos del hijo no autorizados por el padre o la madre que lo tenga bajo su
patria potestad, o por el curador adjunto, en su caso, le obligarán exclusivamente en su peculio
profesional o industrial.
Pero no podrá tomar dinero a interés, ni comprar al fiado (excepto en el giro ordinario de dicho
peculio) sin autorización escrita de las personas mencionadas. Y si lo hiciere, no será obligado por
estos contratos, sino hasta concurrencia del beneficio que haya reportado de ellos.

Art. 261. Si entre los padres hubiere sociedad conyugal, los actos y contratos que el hijo celebre
fuera de su peculio profesional o industrial y que el padre o madre que ejerce la patria potestad
autorice o ratifique por escrito, o los que éstos efectúen en representación del hijo, obligan
directamente al padre o madre en conformidad a las disposiciones de ese régimen de bienes y,
subsidiariamente, al hijo, hasta concurrencia del beneficio que éste hubiere reportado de dichos actos
o contratos.
Si no hubiere sociedad conyugal, esos actos y contratos sólo obligan, en la forma señalada en el
inciso anterior, al padre o madre que haya intervenido.
Lo anterior no obsta a que pueda repetir contra el otro padre, en la parte en que de derecho haya
debido proveer a las necesidades del hijo.

Art. 262. El menor adulto no necesita de la autorización de sus padres para disponer de sus bienes
por acto testamentario que haya de tener efecto después de su muerte, ni para reconocer hijos.

En lo que respecta a la representación judicial, hay que tener presente las siguientes
normas:

Art. 263. Siempre que el hijo tenga que litigar como actor contra el padre o la madre que ejerce la
patria potestad, le será necesario obtener la venia del juez y éste, al otorgarla, le dará un curador para
la litis.
El padre o madre que, teniendo la patria potestad, litigue con el hijo, sea como demandante o como
demandado, le proveerá de expensas para el juicio, que regulará incidentalmente el tribunal, tomando
en consideración la cuantía e importancia de lo debatido y la capacidad económica de las partes.

Art. 264. El hijo no puede parecer en juicio, como actor, contra un tercero, sino autorizado o
representado por el padre o la madre que ejerce la patria potestad, o por ambos, si la ejercen de
manera conjunta.
Si el padre, la madre o ambos niegan su consentimiento al hijo para la acción civil que quiera intentar
contra un tercero, o si están inhabilitados para prestarlo, podrá el juez suplirlo, y al hacerlo así dará al
hijo un curador para la litis.

14
No es la misma situación de la mujer casada en sociedad conyugal, ya que la mujer es perfectamente capaz;
y en caso de que esta no tenga los patrimonios del 150, 166 y 160, el acto igualmente es válido (art. 136.)

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Art. 265. En las acciones civiles contra el hijo deberá el actor dirigirse al padre o madre que tenga la
patria potestad, para que autorice o represente al hijo en la litis. Si ambos ejercen en conjunto la
patria potestad, bastará que se dirija en contra de uno de ellos.
Si el padre o madre no pudiere o no quisiere prestar su autorización o representación, podrá el juez
suplirla, y dará al hijo un curador para la litis.

Art. 266. No será necesaria la intervención paterna o materna para proceder criminalmente contra el
hijo; pero el padre o madre que tiene la patria potestad será obligado a suministrarle los auxilios que
necesite para su defensa.
c. Reglas de atribución de la patria potestad.

¿A quién le corresponde la patria potestad del hijo? Las reglas de atribución son las
siguientes:

i. El art. 244 contempla una regla legal supletoria en el inc. II que dice que a falta de
acuerdo al padre toca el ejercicio de la patria potestad de hijo.

Art. 244 inc. II. A falta de acuerdo, al padre toca el ejercicio de la patria potestad.

ii. En segundo lugar, la patria potestad puede corresponderle al padre o la madre, o a


ambos conjuntamente, según convengan en pacto solmene (art. 244 inc. I)

Art. 244 inc. I. La patria potestad será ejercida por el padre o la madre o ambos conjuntamente,
según convengan en acuerdo suscrito por escritura pública o acta extendida ante cualquier oficial del
Registro Civil, que se subinscribirá al margen de la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los
treinta días siguientes a su otorgamiento.

iii. O también puede corresponderle según determine el juez al padre o madre (art. 244
inc. III).

Art. 244 inc. III y IV. En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, a petición de
uno de los padres, el juez podrá confiar el ejercicio de la patria potestad al padre o madre que carecía
de él, o radicarlo en uno solo de los padres, si la ejercieren conjuntamente. Ejecutoriada la
resolución, se subinscribirá dentro del mismo plazo señalado en el inciso primero.
En defecto del padre o madre que tuviere la patria potestad, los derechos y deberes corresponderán al
otro de los padres.

iv. Si los padres viven separados, la patria potestad será ejercida por aquél de los padres
que tenga a su cargo el cuidado personal del hijo, de conformidad con el art.225.

Art. 245. Si los padres viven separados, la patria potestad será ejercida por aquel que tenga a su cargo
el cuidado personal del hijo, de conformidad al artículo 225.
Sin embargo, por acuerdo de los padres, o resolución judicial fundada en el interés del hijo, podrá
atribuirse al otro padre la patria potestad. Se aplicará al acuerdo o a la sentencia judicial, las normas
sobre subinscripción previstas en el artículo precedente.

El problema que se genera con esta regla es un problema práctico, de prueba, ya que
por aplicación de esta cuarta regla, se puede estar frente a el caso de un hijo cuyo
certificado de nacimiento no dice nada, y en este caso tendría la patria potestad el
padre, sin embargo, si están separados y la madre tiene el cuidado personal, ella

41
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podría alegar la patria potestad de conformidad con esta regla. Este problema hoy en
día no es tan grave, ya que se suele dejar constancia de todo en el juicio.
Este problema tiene más importancia para las familias no matrimoniales, y no ha
tenido una solución uniforme, ya que hay tribunales que han reconocidos una figura
que no está en la ley, que es la denomina tuición declarativa, la cual se sustancia en
un procedimiento voluntario, en el cual la madre pide que se declare el cuidado
personal, y por ende, la patria potestad; el efecto es que va a constituir una prueba
para efectos de probar la patria potestad. Si esto no se acepta se puede solicitar una
declaración jurada de la madre que diga que tiene el cuidado personal y la patria
potestad.

v. Si la paternidad o maternidad se ha establecido judicialmente en contra de la


oposición del padre o madre, el legislador lo priva del derecho a ejercer la patria
potestad. (Art. 248 en relación con el art. 203 del CC.)

Art. 248. Se nombrará tutor o curador al hijo siempre que la paternidad y la maternidad hayan sido
determinadas judicialmente contra la oposición del padre y de la madre. Lo mismo sucederá respecto
del hijo cuyos padres no tengan derecho a ejercer la patria potestad o cuya filiación no esté
determinada legalmente ni respecto del padre ni respecto de la madre.

Art. 203. Cuando la filiación haya sido determinada judicialmente contra la oposición del padre o
madre, aquél o ésta quedará privado de la patria potestad y, en general, de todos los derechos que por
el ministerio de la ley se le confieren respecto de la persona y bienes del hijo o de sus descendientes.
El juez así lo declarará en la sentencia y de ello se dejará constancia en la subinscripción
correspondiente.
El padre o madre conservará, en cambio, todas sus obligaciones legales cuyo cumplimiento vaya en
beneficio del hijo o sus descendientes.
Sin embargo, se restituirán al padre o madre todos los derechos de los que está privado, si el hijo,
alcanzada su plena capacidad, manifiesta por escritura pública o por testamento su voluntad de
restablecerle en ellos. El restablecimiento por escritura pública producirá efectos desde su
subinscripción al margen de la inscripción de nacimiento del hijo y será irrevocable. El
restablecimiento por acto testamentario producirá efectos desde la muerte del causante.

También se priva de la patria potestad en el caso descrito en el art. 370 bis del
Código Penal, el que establece que “El que fuere condenado por alguno de los
delitos a que se refieren los párrafos anteriores cometido en la persona de un
menor del que sean pariente, quedará privado de la patria potestad si la tuviere o
inhabilitado para obtenerla si no la tuviere y, además, de todos los derechos que
por el ministerio de la ley se le confieren respecto de la persona y bienes del
ofendido, de sus ascendientes y descendientes. El juez así lo declarará en la
sentencia..El pariente condenado conservará en cambio, todas las obligaciones
legales cuyo cumplimiento vaya en beneficio de la víctima o de sus descendientes.”

6. S u s p e n s i ó n d e l a p a t r i a p o t e s t a d .

La patria potestad puede suspenderse o terminarse.

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Derecho de Familia - Filiación
Maximiliano Astorga B – Paulina Navarrete M.

Los arts. 267 y 268 contemplan hipótesis en las cuales puede suspenderse la patria
potestad, que son eminentemente transitorias, y que por lo tanto, implican que se
reestablecerá.
Art. 267. La patria potestad se suspende por la demencia del padre o madre que la ejerce, por su menor edad,
por estar en entredicho de administrar sus propios bienes, y por su larga ausencia u otro impedimento físico,
de los cuales se siga perjuicio grave en los intereses del hijo, a que el padre o madre ausente o impedido no
provee.
En estos casos la patria potestad la ejercerá el otro padre, respecto de quien se suspenderá por las mismas
causales. Si se suspende respecto de ambos, el hijo quedará sujeto a guarda.

Art. 268. La suspensión de la patria potestad deberá ser decretada por el juez con conocimiento de causa, y
después de oídos sobre ello los parientes del hijo y el defensor de menores; salvo que se trate de la menor
edad del padre o de la madre, caso en el cual la suspensión se producirá de pleno derecho.
El juez, en interés del hijo, podrá decretar que el padre o madre recupere la patria potestad cuando hubiere
cesado la causa que motivó la suspensión.
La resolución que decrete o deje sin efecto la suspensión deberá subinscribirse al margen de la inscripción de
nacimiento del hijo.

7. La emancipación.

La emancipación, a diferencia de las situaciones anteriores, supone poner término a


la patria potestad, y esta puede ser legal o judicial. La emancipación supone que el hijo no
tenga un padre o madre que ejerza la patria potestad.
La situación más clara de emancipación legal, es la que se produce cuando el hijo
cumple 18 años.

Art. 269. La emancipación es un hecho que pone fin a la patria potestad del padre, de la madre, o de ambos,
según sea el caso. Puede ser legal o judicial.

Art. 270. La emancipación legal se efectúa:


1.º Por la muerte del padre o madre, salvo que corresponda ejercitar la patria potestad al otro;
2.º Por el decreto que da la posesión provisoria, o la posesión definitiva en su caso, de los bienes del padre o
madre desaparecido, salvo que corresponda al otro ejercitar la patria potestad;
3.º Por el matrimonio del hijo, y
4.º Por haber cumplido el hijo la edad de dieciocho años.

Art. 271. La emancipación judicial se efectúa por decreto del juez:


1.º Cuando el padre o la madre maltrata habitualmente al hijo, salvo que corresponda ejercer la patria potestad
al otro;
2.º Cuando el padre o la madre ha abandonado al hijo, salvo el caso de excepción del número precedente;
3.º Cuando por sentencia ejecutoriada el padre o la madre ha sido condenado por delito que merezca pena
aflictiva, aunque recaiga indulto sobre la pena, a menos que, atendida la naturaleza del delito, el juez estime
que no existe riesgo para el interés del hijo, o de asumir el otro padre la patria potestad, y
4.º En caso de inhabilidad física o moral del padre o madre, si no le corresponde al otro ejercer la patria
potestad.
La resolución judicial que decrete la emancipación deberá subinscribirse al margen de la inscripción de
nacimiento del hijo.

Art. 272. Toda emancipación, una vez efectuada, es irrevocable.


Se exceptúa de esta regla la emancipación por muerte presunta o por sentencia judicial fundada en la
inhabilidad moral del padre o madre, las que podrán ser dejadas sin efecto por el juez, a petición del

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respectivo padre o madre, cuando se acredite fehacientemente su existencia o que ha cesado la inhabilidad,
según el caso, y además conste que la recuperación de la patria potestad conviene a los intereses del hijo. La
resolución judicial que dé lugar a la revocación sólo producirá efectos desde que se
subinscriba al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
La revocación de la emancipación procederá por una sola vez.

Art. 273. El hijo menor que se emancipa queda sujeto a guarda.

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