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Otoño, 2016
Por medio del presente documento, pretendo primeramente exponer los avances
investigativos realizados por el equipo de tesis, en un ejercicio de análisis y reflexión sobre
el contenido que nos brindan a modo de identificar y relevar referencias para el trabajo
de investigación, desde los que sea posible definir el curso de la misma; constituyendo un
punto de partida para la proyección de inquietudes, superación y profundización de
hallazgos, en tanto capitales para la configuración y delimitación del objeto a abordar.
En este sentido, el Estado del Arte implica un esfuerzo por reconocer los límites de
lo ya sabido y atreverse a preguntar lo inédito, pero susceptible de ser pensado e
investigado desde el acumulado en el campo del conocimiento (Torres, 2001) 1, en un
afán por aclarar rumbos, contrastar enunciados provisionales y explorar distintas
perspectivas, ya sea con respecto a los objetos de estudio, sus formas de abordaje,
percepciones, paradigmas y metodologías, incluyendo los puntos de llegada.
1
Jiménez Becerra, A. (2004) El Estado del Arte en la Investigación en las Ciencias Sociales. Universidad
Pedagógica Nacional, Bogotá. P 32.
1
Ya hacia el año 1994 el concepto de transexualismo es acuñado desde la
Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), en términos de Trastorno de la Identidad de Género (TIG) para designar a aquellos
sujetos que muestran una fuerte identificación con el género contrario e insatisfacción
constante con su sexo anatómico (Becerra, 2003), mismo diagnóstico relevado desde el
Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) en la categoría
llamada Trastornos sexuales y de la identidad sexual, junto a la pedofilia, el masoquismo
sexual, el sadismo sexual, la eyaculación precoz o el exhibicionismo.
En razón de lo anterior, cabe mencionar que hacia tal momento histórico, los
fenómenos de disonancia entre la identidad de género y el cuerpo sexuado que los
encarnan, son concebidos como una expresión de un desajuste mental de lxs sujetxs que
la vivencian, produciendo de esta manera, la noción de un ser problemático sobre el que
sería necesario establecer mecanismos de regulación para su bienestar, sin ir más lejos, en
2013, en un esfuerzo por sortear la lógica que vuelca sobre la problemática sobre lxs
mismxs, se sustituye el diagnóstico de TIG por el de Disforia de Género centrado en las
consecuencias anímicas contraídas por lxs trans a partir de su vivencia como tal, no
obstante, vale decir, lejos de superar la concepción patologizante instalada por la
psiquiatría, se reproduce la noción en la que lxs sujetxs requieren diversas intervenciones
con el fin de acercarse a su bienestar.
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parámetros normativos hegemónicos de género, como lo son los transexuales,
transgénero, travestis, e intersex; englobándolos de manera general e inclusiva, al margen
de las divisiones que estos términos generan (Missé y Coll-Planas, 2010). Esto, a su vez en
consonancia con lo propuesto por Lucas (Raquel) Platero (2014), quien acuña el
concepto de trans*, donde el uso del asterisco abre posibilidad de nombrar una
colectividad sin perder de vista la indiscutible singularidad de cada unx de sus miembros,
relevando la “(…) heterogeneidad al momento de concebir el cuerpo, la identidad y las
vivencias que van más allá de las normas sociales binarias impuestas.” (2014: 6).
Por otra parte, el concepto de transgénero hace referencia a lxs que viven de un
modo permanente una identidad de género diversa de su sexo biológico, pero sin aspirar
a cambios corporales, lo que permite entenderlos genéricamente a quienes encarnen
una identidad de género diferente a la relacionada socialmente al sexo asignado al
nacer.
2
Verbal, V. (2012). Transexualidad en Chile: Derechos Humanos y Desafíos Políticos. Valparaíso.
3
prevalencia de un fenómeno de un tránsito de la identidad de género respecto al sexo,
se les releva, puesto que, en ocasiones, ellxs crecen con una identidad de género diversa
del sexo asignado al momento del nacimiento, generalmente a partir de intervenciones
quirúrgicas realizadas de manera arbitraria con fines de normalización estética.
Se tienen por tanto referencias relacionadas con una suerte de rechazo por un
“cuerpo equivocado”, que necesita ser transformado en una suerte de remisión e
inhumación del mismo. Por otra parte, cabe reconocer una lógica de reivindicación del
cuerpo en una continua exploración en la construcción y deconstrucción de éste en un
constante proceso espiral de afirmación y disentimiento, de sujeción y de fuga.
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Olvido
3
Extracto Producción Narrativa de Michel Riquelme en: Ramírez Mateus, A. (2015). Memorias Fuera del
Género: Cuerpos, placeres y políticas para narrarse Trans. Santiago. P 47.
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Pérez Soto, C. (2012) Una Nueva Antipsiquiatría: Crítica y conocimiento de las técnicas de control
psiquiátrico. LOM Ediciones. P 69.
5
se reproduce la noción de unx sujetx problemático, en el sentido de que presenta una
condición que le genera un sentimiento de disgusto respecto de sí mismx, desconociendo
las tensiones establecidas a partir de la hegemonía de un sistema social que releva un
binarismo de género estático a partir de la genitalidad, que no da cabida a las distintas
expresiones, vivencias e identidades de género que difieren del asignado al nacer, ante lo
cual Missé y Coll-Planas proponen que “entender el sufrimiento inherente supone no tener
en cuenta el efecto de la transfobia y de las rígidas normas de género en el padecimiento
de las personas trans. Por el contrario, considerar que es producto del rechazo social
resulta contradictorio con la definición de trastorno en el DSM-IV, pues ésta excluye los
conflictos procedentes de la tensión entre individuo y sociedad”5.
Por su parte, desde la neurología, en 1995 el alemán Dick Swaab realiza una
propuesta para la explicación del fenómeno trans, a partir del estudio de la genética,
donde sugiere que lxs sujetxs estarían determinados en su identidad de género y
orientación sexual antes de nacer.
El neurobiólogo se basaría en estudios comparativos de cerebros de personas
homosexuales, heterosexuales, en cuanto a orientación sexual, y sujetxs trans. En este
sentido pretende realizar una explicación a partir del momento en que se comienza a
desarrollar el cerebro en el embrión al tiempo en que se van construyendo las redes
neuronales y los sistemas endocrinos básicos.
La relación entre las hormonas y su actividad in utero y la constitución de la
identidad de género durante la gestación, se relaciona en primer lugar por el hecho de
que hacia la octava semana, el feto poseería una estructura sexual indiferenciada, la que
bajo el efecto de la testosterona, daría paso a la evolución de genitales externos que
posteriormente constituirían el pene y los testículos, a su vez, ante la carencia del
andrógeno, aquel esbozo común evolucionaría espontáneamente hacia el interior en la
formación de las trompas de Falopio y el tracto vaginal.
Según la propuesta del alemán, la acción del andrógeno constituye el punto de
partida para la diferenciación sexual y la identidad de género, por lo que en tanto a los
trans, sugiere anomalías cromosómicas que influirían en los receptores Alfa y Beta de
estrógenos y aromastasa, que activan y/o inhiben determinados genes que regulan las
síntesis proteicas básicas para la formación de determinados órganos y su funcionalidad.
Entonces, a partir de lo anterior, es que Swaab intenta explicar la existencia de
sujetxs trans en base a determinaciones genéticas, donde existirían cuerpos de niñas con
períodos menstruales irregulares, exceso de bello facial, y desarrollo anormal del clítoris,
quienes para el alemán, tendrían mayores probabilidades de ser trans o lesbianas, puesto
que serían mujeres sometidas a cantidades excesivas de andrógeno.
Cabe entonces relevar la importancia que otorga el neurólogo a la accione de las
hormonas en la construcción identitaria, y las disposiciones respecto a la orientación
sexual, las que para él, tendrían su expresión hacia la pubertad.
Así, en el análisis del cerebro, en lo que el autor denomina sexualidad cerebral,
propone una diferencia capital entre el de las personas de sexo masculino y femenino; la
que estaría situada en una estructura fibrosa conocida como estría terminal (cLET)
ubicada en la base del hipotálamo. Swaab explica que la cLET de sujetxs de sexo
masculino tendría un tamaño mayor al de una persona de femenino en tanto contiene el
doble de neuroreceptores para la somatostatina u hormona del crecimiento encargada
de la liberación de andrógenos durante la pubertad. Entonces, según las observaciones
5
Missé, M, y Coll-Planas, G. (2010) La patologización de la transexualidad. Reflexiones críticas y propuestas.
En Norte de salud mental, Vol. VIII, N° 38.p 48.
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del autor, en lxs trans, el tamaño de la estría terminal, correspondería al de su identidad de
género, considerándolo en términos dicotómicos.
Por lo tanto, si bien las observaciones de Swaab, podrían brindar una
caracterización morfológica de las diferencias entre hombres y mujeres, sobre las que a su
vez permitirían incorporar características físicas del cerebro de lxs sujetxs trans, se reduce el
fenómeno a el accionar de hormonas en el proceso de sexualización del cerebro,
obviando los factores culturales y sociales que podrían cruzar la construcción de
identidades, expresiones y vivencias diversas al sistema sexo-género, orientada en
ocasiones a la exploración de deseos, intereses, ideologías entre otros.
Ante las dos vertientes propuestas anteriormente, Miquel Missé y Gerald Coll-Planas
nos sugieren que “afirmar que el error tiene origen al mismo tiempo en el cuerpo y en la
mente resulta contradictorio, pues si se trata de un fenómeno de origen biológico no
debería clasificarse como un trastorno mental, y si tiene un origen puramente psíquico es
difícilmente justificable recomendar una transformación física”6
Siguiendo con la exposición y reflexión de las propuestas que constituyen un saber
relacionado con la remisión de unx trans respecto de su cuerpo, cabe relevar el marco
legal-jurídico, que establece la necesidad de la aplicación de una cirugía de
reasignación genital para efectos de cambio de nombre y de sexo, aun cuando no
constituye un requisito legal, responde a la voluntad y criterio de los jueces encargados,
evidenciando un vacío leal al respecto al no existir una jurisprudencia normada y
uniforme, ya que existen casos en los que el juez ha otorgado el cambio legal de nombre
y sexo basándose en una serie de pruebas psicológicas y constataciones anatómicas,
relevando principalmente la estética de lxs sujetxs. En razón de la importancia que se le
otorga a la genitalidad por parte de los jueces Valentina Verbal evidencia un
desconocimiento de estos respecto de los instrumentos internacionales de regulación de
Derechos Humanos que proponen la construcción de la identidad de género en base a
una autonomía individual de cada sujetx, no necesariamente supeditada a
modificaciones corporales como objeto de constatación, por lo tanto, “el paradigma que
siguen los jueces chilenos es, netamente, el de la enfermedad. Para nuestros jueces, en su
gran mayoría, el sexo legal se debe corresponder con el sexo biológico. O, al menos, con
un sexo biológico reconstruido. La identidad de género está, en general, fuera de su
imaginario”7.
Finalmente, considerando las concepciones anteriormente expuestas, vale decir
primeramente, que están sujetas a una concepción binaria y rígida del género en torno a
la sexualización de los cuerpos, donde sólo se concibe la transición de una identidad de
género en términos dicotómicos, ya sean identidades femeninas en cuerpos masculinos
(con pene) o identidades masculinas en cuerpos femeninos (con vagina), por lo que
dentro de esa lógica, la solución estaría puesta principalmente en la transformación del
cuerpo a fin de aproximarlo a un nivel estético al del cuerpo sexuado deseado, lo que
efectivamente, dispondría a lxs sujetxs a concebirse desde la oposición y rechazo de su
corporalidad propia, materia de olvido, silencio y sepulcro; invisibilizando las múltiples
identidades trans las maneras alternativas de concebir el cuerpo propio, en otras
palabras, y como ya se vio, no se habla de la discriminación social, sino solo de la
normalización corpórea (Verbal, 2012), que para efectos de investigación constituye a su
vez, una normalización conceptual, puesto no permite imaginar sujetxs mas allá de las
6
Ibíd.
7
Óp. Cit. 2 p 18.
7
dicotomías de género estables y regulables mediante e trabajo quirúrgico y hormonal, por
tanto falible en su aplicación inductiva.
Recuerdo
8
Extracto Producción Narrativa de Michel Riquelme en Extracto Producción Narrativa de Michel Riquelme
en: Ramírez Mateus, A. (2015). Memorias Fuera del Género: Cuerpos, placeres y políticas para narrarse
Trans. Santiago. P 41.
9
Sitio web: insexible.com. Instituto Iberoamericano de Sexología. 4 de abril de 2016.
8
posibilidad de vivir en posiciones intermedias o externas al binomio (Fausto-Sterling, 2000;
Preciado, 2004).
Por lo tanto, cabe sugerir alx sujetx trans como una fisura de los pilares de las
nociones sociales de identidades femeninas y masculinas como una suerte de identidad
natural y originaria, si no que más bien responde a una constante construcción de
enunciados y prácticas sociales que ilustren la identidad individual de lxs mismxs, a modo
de impugnar el poder disciplinario como un poder definitorio, destinado a procurar y fijar
determinadas identidades posibles (Foucault, 1976).
En relación a esto, a partir de la investigación Memorias fuera del Género, es que
podemos relevar el cuerpo como un dispositivo político, en tanto que “marcado,
sexuado, generizado, racializado, colonizado, con memoria, con afectos y deseos, un
cuerpo controlado y vigilado por el biopoder, aun así puede moverse hacia una
multiplicidad de cuerpos posibles, disidentes de la norma, un cuerpo capaz de entrar en
relación con otros cuerpos, de afectarlos y ser afectado por ellos”(p. 9) en un ejercicio de
desestabilización del sistema hegemónico sexo-género-deseo.
Por tanto, reconociendo el potencial político que permite el desarrollo de las
memorias fuera del género, es que es posible confrontar la noción de “cuerpo
equivocado”, y por tanto abriendo el flanco para sugerir un “cuerpo correcto”, como
punto de llegada; con una propuesta centrada en el movimiento, libertad, fluidez,
multiplicidad, entre otras, señalando nuevos modos de concebir las identidades de
género y la memoria a partir de la reflexión corporal suscitada por la experiencia trans en
fuga del género, en las cuales la vivencia del cuerpo, junto con otro tipo de gestión de la
memoria comienza a ser reconocida en sus posibilidades de resistencia a los límites
impuestos por el marco social, transformación y agencia política ( p. 94), reivindicando la
corporalidad en tanto contenedor y productor del conocimiento de sí mismx en el mundo,
cuya afirmación implica integrar el pasado, presente y futuro de manera continua e
infinita desbordando la organización binaria del género a partir de una construcción
corporal intencionalmente trasgresora, acaso imposible de imaginar o haber imaginado e
imposible de decir o haber dicho.
La tesis que es posible identificar en esta investigación, nos invita a ampliar las
“posibilidades de lo real, al materializar subjetividades e identificaciones fronterizas que no
toman como punto de llegada, ni de origen, los cuerpos ni las identidades “adecuadas”
de “hombre” o “mujer”, sino corporalidades trans que han sido construidas como
“defectuosas” o “trastornadas”, para resignificarlas como placenteras, hermosas, libres”
(p. 106), ampliando la creación de nuevos conceptos que sugieran paradigmas en
disputa con los totalizantes, normativos y disciplinares en sintonía con los binarismos de
género su verdad y su posibilidad de realidad; que relegarían a lxs trans a un sitial de
objetos de transformación, nominación y reparación; nuevos conceptos que permita
replantear el conocimiento naturalizado del género en un ejercicio de transformación
social (Butler, 2007,p 28).
Además, a partir de la investigación, se desliza la idea del cuerpo como un
dispositivo de narración, el cual puede ser utilizado intencionadamente como enclave
reivindicativo de lxs trans en tanto encarna la posibilidad de producir nuevas existencias y
nuevas maneras de nominarlas, generando a parir de esto una base para la gestación de
transformaciones sociales y políticas.
Considerando lo anterior, a partir de la tesis de las trabajadoras sociales Cristina
Gallardo y Nicole Peña , es posible establecer un punto de tensión importante de relevar,
puesto que sugieren una suerte de sujeción ineludible por parte de lxs trans respecto del
sistema de género, produciendo una dificultad a la hora de pretender encarnar una fuga
que imagine y exprese una proyección distinta de lo masculino o lo femenino, aun así en
9
una combinación de ambas; relevando la fuerza estructurada y estructurante de la
organización binaria de género( 2015, p 97).
Lo anterior, permite mantenernos alerta respecto de la forma de concebir lo trans,
en términos de una fluidez inacabada y sugiere la idea de que necesariamente, las
prácticas, los discursos, los cuerpos, los placeres estarían inminentemente sometidos al
sistema de género. De esta manera, se hace posible para efectos de la aproximación a
lxs sujetxs y el objeto de estudio, administrar esa fluidez que aparece en ocasiones como
indeterminada, impoluta, libre de sujeción. Aquí cabe incorporar el movimiento dinámico
entre orden y desorden propuesto por Georges Balandier; puesto que si consideramos que
las identidades trans cuestionarían las verdades y certezas respecto al sistema sexo-
género de las sociedades tradicionales, no podrían escapar de los elementos que esta les
brinda a la hora de definirse y nombrarse a sí mismxs, inevitablemente se valdrían de las
herramientas dispone para ellxs la cultura, los trans serían sus propios Faustos, aun cuando
reúsen a sugerir una definición en su propia vivencia corporal, en la que sería posible
hallar rasgos que podrían relacionarse con los mandatos hegemónicos de género. A partir
de esto, es posible incorporar al análisis, una dimensión que nos invita a tener en cuenta
que la premisa de la fluidez perpetua tiene sus matices, puesto que si bien los tras
transitan, lo hacen dentro de los espacios a su disposición.
Finalmente, en vista de las propuestas sugeridas con anterioridad, cabe relevar
que la manera de abordar la vivencia trans desde una óptica de continuidad y
reivindicación del cuerpo, tiene su cercanía con instrumentos internacionales de
regulación de DDHH en torno a la identidad de género, como lo son los Principios de
Yogyakarta del año 2006, desde los que se define la identidad de género “como una
vivencia interna o individual del género tal como cada persona la siente profundamente,
y que puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento,
incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la
apariencia o la función corporal a través de medios médicos”10, por lo que cabe
extrapolar la noción de unx sujetx relatorx y productor de sí mismx, al concepto acuñado
como trans, en tanto refiere a la construcción subjetiva de la identidad propia en sus
distintas manifestaciones e identidades; como también a la reivindicación del cuerpo
como dispositivo de transformación social, en tanto sería éste, el contenedor de la vida, el
vehículo de la vivencia, por tanto la dimensión material de la disputa ideológica.
Además, en materia de identidad de género, sugiere que “ninguna persona será
obligada a someterse a procedimientos médicos, incluyendo la cirugía de reasignación
de sexo, la esterilización o la terapia hormonal, como requisito para el reconocimiento
legal de su identidad de género”11; donde se refuerza la noción de un sujeto autónomo en
la construcción de la identidad de género, en diálogo con la premisa de que reivindica
las distintas posibilidades de ser, dentro del universo trans.
En conclusión, a partir de los contenidos propuestos en esta instancia del
documento, cabe señalar que en síntesis, aportan una concepción emancipadora de lxs
sujetxs respecto de sus cuerpos, en tanto, constituiría en primer lugar como un soporte de
afirmación identitaria ya sea como expresión estética, como también a modo de
contenedor del conocimiento y de la vivencia de tránsito o fuga del sistema género-sexo;
e incluso, a partir de lo anterior, concebir e utilizar deliberadamente el cuerpo, en este
caso, trans como un territorio, topográfico e ideológico en disputa, en el que se
encarnarían las normas hegemónicas referidas a lo femenino y lo masculino, pero a su
10
Principios de Yogyakarta (2007).Principios sobre la aplicación de la Legislación Internacional de Derechos
Humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género. P 6.
11
Ibíd. p 12.
10
vez, operaría como posibilidad de impugnar las mismas, a partir de la vivencia al límite de
lo posible y lo decible en resistencia con las tecnologías de dominación heteroscial
(Preciado, 2002), retando las significaciones sexuales establecidas sobre el cuerpo en la
exploración de nuevos placeres, nuevas genitalidades y diversas expresiones de género
en tensión con las expectativas sociales construidas sobre el sexo y la sexualidad.
Conclusiones
Por lo tanto, en razón de lo anterior, sin perder de vista el interés que motiva la
investigación, es posible sugerir una aproximación preliminar al objeto de estudio,
centrado en el cuerpo como dispositivo de afirmación y disputa de género en trans.
Si bien, la definición del objeto no alcanzaría aún su forma definitiva, cabe señalar
que será utilizado como punto de partida para la revisión de nuevas investigaciones y
propuestas teóricas a fin de precisarlo.
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Bibliografía.
Artículos y Revistas.
Investigaciones.
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exploratorio en torno a la transexualidad. Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso. Escuela de Trabajo Social. Valparaíso.
Webgrafía.
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