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LAS TEORIAS SOBRE LA RESTRUCTURACION PRODUCTIVA Y AMERICA LATINA ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO! EL AmsiTo de las teorfas de la restructuracién productiva concierne prin- cipalmente a Ja econom{a no ortodoxa, la institucionalista, a la sociologia industrial y del trabajo, a la ciencia politica, a los especialistas en admi- nistracion de empresas y en relaciones industriales. En América Latina est4 muy relacionada con una forma de interpretar la crisis de principios de los ochenta (por ejemplo como crisis del fordismo) y de cules son las tendencias en los modelos productivos actuales. Se puede considerar que el origen de las teorfas sobre la restructura- cién productiva, desde la segunda parte de los setenta y hasta la actuali- dad, se encuentra en las nuevas corrientes institucionalistas de la eco- nomia. E] institucionalismo fue importante en Estados Unidos entre la primera Guerra Mundial y el New Deal. Se diferencia de la economia or- todoxa neoclasica en que, junto al mercado, toma en cuenta la presencia de instituciones, normas y actores para explicar los comportamientos econémicos (Kerr, 1969). En Inglaterra una corriente emparentada con el institucionalismo, la de la democracia industrial, neg6é desde los afios veinte la idea de compe- tencia perfecta, y consideré que salarios, jornadas y condiciones de tra- bajo se fijan en parte dependiendo de las relaciones de fuerzas entre los actores de las relaciones industriales. Entre los afios treinta y sesenta en los estados capitalistas no dominaron los economistas ortodoxos, y las le- yes laborales, la contratacién colectiva y los sindicatos ne se vieron como distorsiones del mercado que alejarian del equilibrio, sino como entida- des polfticas que desempefiaban un papel positivo en la regulacién del sis- tema capitalista (Streeck, 1992). En este tenor se ubica la concepcién keynesiana al negar la ley de Say y que el remedio de la crisis se encuen- tre en el libre mercado. Esta fue la época en que se desarrollé la perspec- tiva de las relaciones industriales, que en su momento experimenté la influencia de las criticas de Herbert Simon al concepto de hombre racio- nal, oponiéndole la nocién de racionalidad limitada (Shister, 1956). En ' Doctor en sociologia, coordinador del doctorado en estudios sociales de la UAM-1; pos- doctorado en la Universidad de Warwick, Inglaterra; miembro del Sistema Nacional de In- vestigadores; director de la revista Trabajo. Direccién: egt@xanum.uam.mx. 716 TEORIAS SOBRE LA RESTRUCTURACION PRODUCTIVA 717 jos setenta el institucionalismo entré en crisis y hubo un repunte de los herederos de los neoclasicos en la forma de monetaristas, ofertistas y nue- va economia clasica. Sin embargo, la restructuracién productiva que apa- recié con claridad desde los ochenta en el nivel internacional aboné el te- rreno para el resurgimiento institucionalista en la economia, con sus respectivas influencias en la sociologia del trabajo. Es decir, el campo pro- blematico de la restructuracién productiva, que comprende cambios in- ternos en el funcionamiento de las empresas (tecnologia, organizacién y gestion, relaciones laborales, perfil de la fuerza de trabajo y culturas la- borales), y externos (relaciones cliente proveedores, cadenas productivas, relocalizacién territorial, joint ventures) constituye una interfaz entre la economia, la sociologia del trabajo, las relaciones industriales y la admi- nistraci6n de empresas. En esta medida, las teorfas que dan cuenta de este campo problematico van desde las posfordistas (regulacionismo francés, especializacion flexible y neoschumpeterianismo) (Aglietta, 1979; Lipietz, 1985, Boyer, 1988; Coriat, 1990), hasta las nuevas relaciones in- dustriales (Kochan y Katz, 1984; Katz y Sabel, 1985), la nueva ola de la gerencia (calidad total y justo a tiempo) y el lean production (Womack, 1992), la geografia de Storper (1992), los nuevos conceptos de produccién de Kerr y Schuman (1987), la modernizacion reflexiva de Beck y las nue- vas teorias de segmentacién del mercado de trabajo (Dankabar, 1992). Las TEOR{AS DEL POSFORDISMO Tres escuelas de pensamiento son incluidas comtinmente en esta corrien- te sobre la restructuracién productiva: e} regulacionismo francés, la espe- cializaci6n flexible y el neoschumpeterianismo. Las tres escuelas tienen en comtn considerar que se llegé al fin de la producci6n en masa estandar y que las instituciones del periodo anterior (fordista) son obsoletas; final- mente, que estamos en un periodo de transicién productiva y de las insti- tuciones reguladoras caracterizada por la flexibilidad del trabajo. Otras perspectivas teéricas emparentadas con el posfordismo serian las de Edwards y Gordon (1982: estructura social de acumulacién), Lash y Urry (fin del capitalismo organizado, 1987), Storper, 1992; Kerr y Schu- man, 1987 (nuevos conceptos de produccién) y Beck (modernizacién re- flexiva). El regulacionismo La preocupaci6n principal de esta teorfa es cémo es posible, durante pe- riodos prolongados del capitalismo, la articulacion mas o menos armé- 718 DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIOLOGIA DEL TRABAJO nica entre produccién y consumo, dando un papel importante a las ins- tituciones de regulacién entre los dos niveles anteriores. Como deriva- cién de esta preocupacién se trataria de explicar la crisis capitalista que parte de los setenta y las actuales tendencias de transformacién. Para ello esta corriente acufia conceptos centrales como el de regulacién, que en general es la forma en que una relacién social se reproduce a través de normas y valores internalizados, asi como por medio de mecanismos institucionales. En este tenor, el modo de regulacién consistiria en las formas institucionales que aseguran la reproduccién de las relaciones sociales y, en particular, la adaptaci6n entre produccién y demanda. A esa relacién arménica entre produccién y consumo se la llama régimen de acumulacié6n. Es claro que el interés central regulacionista no es ha- cer una teoria de la acumulacién del capital, ni tan siquiera del proceso de trabajo, sino de la consonancia entre produccién y consumo y de las instituciones que la hacen posible (Boyer, 1988). Por supuesto, se recha- za la idea neoclasica de tendencia espontdnea al equilibrio, en una nueva version de la economia institucionalista preocupada por la estabilidad; también es notable la preocupacién por las estructuras e instituciones, mas que por los sujetos. E] fordismo, dentro de la légica regulacionista, es concebido como un régimen de acumulacién caracterizado por la articulacién entre produc- cién y consumo en masa, y su crisis es analizada en dos niveles: por un lado, como limites de los procesos fordistas de producci6n para permi- tir incrementar la productividad (l{mites relacionados con la segmenta- cién entre concepcién y ejecucién, con la imposibilidad de seguir seg- mentando, simplificando, y estandarizando indefinidamente e] trabajo, por la resistencia fisica y social de los trabajadores). Por otro lado, como crisis de la “relacién salarial”, leyes, instituciones y normas que regulan el uso de la fuerza de trabajo y su reproduccién (Conde, 1984). Esta tl- tima explicacién de la crisis serfa la mas coherente con el marco teérico regulacionista; se trataria de la contradicci6n entre el marco institucio- nal fordista (leyes laborales, negociacién colectiva, seguridad social) y el incremento de la tasa de ganancia. Las coincidencias formales entre el regulacionismo y el neoliberalis- mo sobre la flexibilidad del trabajo se derivan de la idea de la crisis como de rigidez de las instituciones reguladoras de la relacién salarial. Sin em- bargo, los regulacionistas no afirman que ya esté conformado un modo de regulacion flexible, sustituto del fordista (aunque las simpatfas por una flexibilidad con consenso, negociada u ofensiva es explicita), y se re- conoce que coexisten actualmente diferentes regulaciones: produccién ma- siva flexible, viejos modelos fordistas, neotaylorismo, toyotismo, kal- marianismo (Lipietz, 1993), Todavia e] capitalismo no habria resuelto la TEORIAS SOBRE LA RESTRUCTURACION PRODUCTIVA 119 nueva articulacién entre produccién y consumo. En forma autocritica Boyer reconoce que el regulacionismo tiene una version muy economi- cista del Estado y en especial no incorpora la reflexion acerca del neo- corporativismo, y que hay un desprecio por el andlisis de la base técnico- material de los procesos productivos (Boyer, 1989). Criticas externas importantes al regulacionismo han sido: su vision estructural-funcionalista acerca de las relaciones entre régimen de acumulacién y modo de regulaci6n; la subsuncién de los sujetos y el conflicto a las estructuras e instituciones; la mistificacién de la derrota de! movimiento obrero en los ochenta y su reduccién a un reacomodo de estructuras; otros criticos no consideran que el fordismo haya llegado a su fin y piensan que los cambios productivos son menos dramaticos que como los ve la teorfa de la regulacién. El neoschumpeterianismo Kondratiev inicié una tradicién de estudio de los ciclos largos en el ca- pitalismo, continuada por Schumpeter en otros sentidos. El punto cen- tral para esta tradicién teérica, relacionado con Ia innovacién tecnolégi- ca, es si esta Ultima es una variable exégena al mecanismo de precios de mercado 0, en otros términos, si el cambio tecnolégico depende de las necesidades de acumulacién de capital (Dosi, 1988). En su versién ac- tual la corriente neoschumpeteriana ha contribuido sustancialmente a la comprensién del proceso que va de la invencién a la innovacién tecno- légica, de ésta a su difusién y finalmente a Ja inversién productiva. Se trata de un proceso con multiples mediaciones, entre las que se destacan las caracteristicas del aparato cientifico-técnico, las expectativas de los ac- tores con respecto a los resultados de la innovacién, la incertidumbre del mercado acerca de los resultados de la innovacién tecnolégica, entre otros (Freeman, 1982). En el eje de esta perspectiva hay un concepto relaciona- do con las restructuraciones productivas; es el de paradigma tecnoldgico, entendido como el conocimiento cientifico en el que se basan las técni- cas de procesos productivos, circulatorios 0 de consumo centrales. Con- ceptos complementarios son el de tecnologia genérica, aquella que es base de una constelacién de innovaciones, por ejemplo las formas de contro} de los procesos productivos y las fuentes de energia; el de ciclo de vida del producto y del proceso; el de revolucién tecnolégica, cuando cambia el paradigma tecnolégico, y el de trayectoria tecnolégica (Pérez, 1985, 1986; Pérez y Ominami, 1986). La diferencia con los regulacionistas estd en el peso central que los neo- schumpeterianos le dan a la base tecnolégica para el desarrollo, la crisis 720 DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIOLOGIA DEL TRABAJO y la restructuraci6n productiva. Se asemejan a los primeros en que con- sideran fundamental el marco institucional para las invenciones, inno- vaciones, difusiones e inversiones, especialmente e] marco institucional para la investigacién, difusion y capacitacién, que no seria resultado de un proceso automatico normado por el mercado. En esta medida, la cri- sis actual es conceptualizada como de agotamiento del paradigma tec- nolégico anterior; su superacién se daria través de la aplicacion de los resultados de la tercera revolucién tecnolégica a los procesos producti- vos, circulatorios y de consumo, pero este salto adelante quedaria toda- via en suspenso frente a la ausencia de las nuevas instituciones que po- sibilitaran la difusion amplia de las nuevas tecnologfas. Esta corriente presenta oscuridades particulares: 1. No queda claro el concepto de ciclo tecnolégico en términos teéri- cos e historicos. Este concepto es central para esta perspectiva porque las etapas del capitalismo estarfan enmarcadas por ciclos tecnolégicos. Man- del traté en su momento de darle una justificacién teérica mediante la re- lacién entre tiempo de rotacion del capital fijo y ciclo capitalista; dentro del simil, supuestamente habria un ciclo tecnolégico de desvalorizacién que enmarcaria el tiempo de vigencia de un paradigma tecnolégico. Sin embargo, las trayectorias tecnologicas de los diferentes procesos no son sincr6nicas y, aunque se han propuesto diferentes periodizaciones con cri- terios de tecnologia genérica diferentes, éstas son poco convincentes teé- rica e histéricamente. 2. Por otra parte, el neoschumpeterianismo permanece como una teo- rfa de alcance regional mas limitada que el regulacionismo. Si bien tiene riqueza conceptual en la linea que va de la invenci6n a la inversién pro- ductiva, no hace propuestas especfficas del lado de la demanda, y el tra- tamiento de la intervencién del Estado es en el Ambito sefialado, dejando fuera otros aspectos politicos e institucionales estatales importantes. La especializacion flexible La originalidad de esta corriente consiste en la importancia que da a las pequefias y medianas empresas (PyMES) como posibles competidoras de las grandes. Esta perspectiva contradice en primer lugar la tesis neocla- sica acerca de las economias de escala y considera que en las nuevas condiciones del mercado (economia de compradores que exigen varie- dad) la produccién en pequeiios lotes, de alta calidad, pueden realizarla con éxito las pyMEs. Es decir, el fin de la producci6n estandar en masa, el advenimiento de la produccién por lotes con variedad y calidad, la disminucién de los costos de los equipos microelectrénicos con capacidad TEORIAS SOBRE LA RESTRUCTURACION PRODUCTIVA 721 de reprogramacioén, darian una ventaja a las PyMES con respecto a las grandes. Ciertamente que la alternativa de la especializacién flexible no es pensada por esta corriente como de tendencia necesaria; mas bien avizo- ran dos posibles futuros contradictorios: una nueva divisién del trabajo a la manera de Frobel, con procesos automatizados y mano de obra recali- ficada en el centro, versus procesos intensivos en mano de obra en el Ter- cer Mundo, con malas condiciones de trabajo, Frente a esta opcién inde- seable se abre la perspectiva de la especializacién flexible. Esta consistiria en la producci6n en pequefis lotes, con calidad, a cargo de las pyMEs, uti- lizando tecnologia reprogramable, con una fuerza de trabajo recalifica- da, con consenso entre este “nuevo artesanado” y los pequefios patrones, y articuladas estas PyMES formando distritos industriales (redes densas de empresas, con relaciones de solidaridad entre ellas e instituciones locales de apoyo mutuo) (Piore, 1990; Sabel y Zeilin, 1985). La teorfa de Ja especializacién flexible ha sido muy criticada. Se le ha sefialado que: no ha demostrado la inferioridad de la gran empresa frente alas PyMES; tampoco que la produccién en masa tienda a desaparecer; que la economia internacional no puede descansar en Ja producci6n por pe- quefios lotes, puesto que ésta va dirigida principalmente hacia los sectores medios altos; que la perspectiva de la especializacién flexible no resuelve el problema de crecimiento de la demanda agregada; que la produccién por lotes utiliza componentes de produccién masiva y, finalmente, que las PyMEs frecuentemente logran el éxito pero subordinadas a las grandes como subcontratistas que emplean trabajadores en peores condiciones de trabajo que aquellas que Jas subcontratan (Hyman, 1991). Criticas generales al posfordismo son las siguientes: 1. Se tratarfia de teorias muy estructuralistas, funcionalistas y evolu- cionistas. Frente a estas criticas la salvaguarda posfordista de que varios modos de regulacién coexisten aparece débil cuando se insintia que uno de ellos (el flexible y consensual) sera el que prevalezca frente a las con- tradicciones de los otros y las presiones del mercado. 2. Se ha criticado también la forma de periodizar de las diferentes co- rrientes posfordistas, como ya hemos visto en cada caso particular. 3. También el olvido de los sujetos voluntarios para el resultado final de las restructuraciones productivas. 4. Finalmente, la coincidencia con las conclusiones neoliberales en el sentido de que la rigidez en las relaciones laborales tendria que ser su- perada con flexibilizacién. Para América Latina el posfordismo presenta dificultades explicativas y predictivas adicionales: no hay constataci6n histérica acerca del pre- dominio del fordismo en el periodo de sustitucién de importaciones. Es- pecialmente en cuanto al tipo de proceso de trabajo dominante, se cues- 722 DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIOLOGIA DEL TRABAJO tiona la aplicabilidad universal del taylorismo-fordismo, y en particular su extensién en los procesos productivos latinoamericanos entre la dé- cada de los treinta y los setenta. Se plantea Ja necesidad de una mejor caracterizacién de la crisis y la restructuracién en América Latina que sea capaz de articular desde los niveles de Ja macroeconomfa hasta los de los procesos productivos, el Estado y las clases sociales fundamentales. Finalmente, la investigaci6n empfrica latinoamericana que parte de los ochenta cuestiona en su ma- yoria la constitucién de un posfordismo con sus componentes negocia- dos y consensuales entre el capital y el trabajo. Sin embargo, el posfor- dismo ha sido una corriente fundamental en nuestra regién, que ha abierto nuevos horizontes de reflexidén e investigacién empirica desco- nocidos en los afios setenta. El problema ha sido adaptarlo como marco tedrico cerrado para entender la crisis y la restructuracié6n, convirtién- dose en una nueva ortodoxia que frena la capacidad de observar y des- cubrir nuevos conceptos para explicar los cambios productivos en Lati- noamérica. EL DEBATE SOBRE EL PROCESO DE TRABAJO E] debate sobre el proceso de trabajo que parte de las elaboraciones de Harry Braverman (1974) no ha logrado conformar en s{ mismo una teorfa acabada sobre la restructuraci6n productiva, pero su capacidad critica y metodoldgica con respecto a las teorfas del posfordismo, la japonizacion y la flexibilidad proporciona principios que permiten la reconstruccién de las teorfas en cuestién. E] debate sobre el proceso de trabajo ha pasado por varias etapas des- de las tesis originales de Braverman sobre las tendencias a la descalifica- cién del trabajo en el capitalismo, pasando por la critica a estas tesis den- tro de la misma corriente y la aceptacién de la posibilidad de diversas formas de control, hasta llegar a una suerte de teorfa de la contingencia en la que no hay tendencias (Thompson, 1983; Edwards, 1985; Edwards, 1979). Braverman tuvo el mérito de romper con el optimismo de la so- ciologia industrial y las relaciones industriales de Jos sesenta, que vefan en la automatizacién la liberacién del trabajo humano y en los sistemas de relaciones industriales el) camino hacia la concordia entre el capital y el trabajo. Braverman partié de Marx en cuanto al desdoblamiento, en el proceso de produccién, entre proceso de trabajo y proceso de valoriza- cién; el capital necesita controlar al obrero en el proceso de trabajo para cumplir su funcién de explotacién. En esta linea Braverman identificé descalificacién con pérdida de control del obrero sobre su trabajo. Pronto afloraron las criticas a los planteamientos de Braverman: si las TEORIAS SOBRE LA RESTRUCTURACION PRODUCTIVA 723 caracterfsticas de los procesos de trabajo se correlacionan con etapas de la acumulacién del capital, y si hay una secuencia necesaria entre for- mas de los procesos de trabajo; la ausencia en Braverman de] espacio de Ja subjetividad, la voluntad y la accién colectiva que pueden variar ten- dencias en el cambio de estructuras productivas; por lo tanto si sus tesis estén impregnadas de estructuralismo, funcionalismo y evolucionismo; el descuido por Braverman del andlisis de las nuevas formas de organi- zaci6n del trabajo de su tiempo —job enrichment, job enlargement—, y si el control despético del capital sobre el trabajo no es sélo una de las po- sibles formas de control, asi como la ausencia de una nocién de totali- dad en cuanto a relaciones entre economfa, produccién, Estado y lucha de clases (Smith, 1994; Wood, 1987; Littler, 1982). En la segunda etapa del debate se deseché la idea de exclusividad del control despético y se planteé en cambio que el management desarrolla diferentes estrategias de control en funcién, en parte, de la resistencia de los trabajadores. Asimismo se deseché la tesis de evolucién lineal en ga- nancia de control por la gerencia y se identificaron diversas formas de control, por ejemplo el directo, el técnico, el burocratico. Algunos ha- blaron de ciclos de control en funcién de la resistencia obrera y por lo tanto de la posibilidad del consenso en el proceso de trabajo. Sin em- bargo, se acepté la tesis del antagonismo estructurado, es decir, que la incertidumbre en cuanto a la relaci6n entre valor de la fuerza de traba- jo y trabajo (cuanto valor nuevo se debe crear en el proceso de trabajo) se resuelve cotidianamente en el propio proceso. Porque en dicho pro- ceso no sélo hay reglas formales; las hay también informales y el cues- tionamiento en la practica de las formales, por diferencias de intereses y de formas de significaci6n que permiten varias interpretaciones de las reglas. Por ello, mas alla de la negociacién colectiva se impondrfa una negociacién del orden, y una manera como el management puede lo- grarlo es aceptando que los trabajadores pueden tener una autonom{a responsable (Burawoy, 1979; Edwards, 1979; Friedman, 1977). En la tercera etapa se llev6é el juego entre estructuras, subjetividades y acciones a su extrema consecuencia; ya no se acepta que haya relacio- nes causales entre organizaci6n y control; también que la descalificacién no es necesaria, e incluso se critica que los managers buscasen explicita- mente el control, y se llega a cuestionar el concepto de estrategia em- presarial y que los cambios productivos obedezcan a grandes planes. Ya no habria métodos, tecnologfas, organizaciones, controles 0 calificacio- nes propios de una etapa (Burawoy, 1985; Steward, 1992; Holloway, 1988; Clarke, 1990). Aunque el debate sobre el proceso de trabajo tiende actualmente hacia el empirismo y la contingencia, presenta posiciones crfticas muy impor- 724 DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIOLOGIA DEL TRABAJO. tantes con respecto a la japonizacién, el posfordismo y la flexibilidad del trabajo que engarzan con las teorfas sobre Ja restructuracién productiva. En cuanto a la japonizacién dice S. Wood que habria que distinguir tres niveles de andlisis: primero, si la experiencia japonesa es globalmen- te reproducible en otros paises (japonizacién propiamente dicha); segun- do, la experiencia de los transplantes japoneses; tercero, la doctrina ge- rencial inspirada en el estilo japonés de management (el toyotismo). Al respecto se afirma que el estilo toyotista de management es un tipo ideal incluso en Jap6n, y que los métodos japoneses reales son a la vez de masa y en linea, sin la flexibilidad que plantea la doctrina toyotista; que habria continuidad entre fordismo y toyotismo, y que no son necesarios en el futuro la cooperacién e involucramiento de los trabajadores, puesto que puede haber equivalentes funcionales, para la eficiencia productiva; a la vez, que el fordismo realmente existente no es tan rigido, porque en él también se impone la necesidad de Ja negociacién del orden (Wood, 1991, 1993; Tolliday, 1992). En cuanto a la polémica de la flexibilizacién hay dos Ifneas criticas: una que muestra que las relaciones laborales no han cambiado tanto ha- cia la flexibilidad, y que la flexibilidad extrema atenta en contra de la productividad; la otra, que no hay estrategias empresariales conscientes de flexibilidad porque el management no posee informacién total, esta dividido y busca soluciones ad hoc, mas que estratégicas (Pollert, 1989, 1991; Hyman y Streek, 1988). En cuanto al posfordismo, la critica se inicia afirmando que el fordis- mo no es necesariamente rigido porque el proceso de trabajo no es por entero predecible, el contro} por medio de Jas maquinas es relativo por fa- llas y el taylorismo-fordismo solo se aplicé en ciertos procesos producti- vos y en partes de éstos. Empiricamente no habria posfordismo ni en los paises desarrollados, y éstos presentan muchas variantes nacionales; hay empresas en ellos en las que apenas se introducen el taylorismo y el for- dismo; ademas, la tecnologia avanzada no requiere necesariamente fle- xibilidad laboral; por otra parte, la flexibilidad-no resuelve el lado de la demanda, al haber mds trabajadores precarios, ni tampoco las contra- dicciones entre flexibilidad y resistencia, ni entre flexibilidad y la nece- sidad de cooperacién de los trabajadores periféricos menos calificados, ni entre flexibilidad y conciencia de poder de los recalificados. E] debate sobre el proceso de trabajo, mas alla de sus tendencias em- piristas y liquidadoras de las teorias sobre el proceso de trabajo, ha res- catado bien las preocupaciones de no pensar Jo laboral como simple jue- go entre estructuras. Ha introducido el problema de la incertidumbre, de las resignificaciones por parte de los sujetos, y con ello es Ja corriente que mis recupera en la restructuraci6n el problema del conflicto y la accion TEORIAS SOBRE LA RESTRUCTURACION PRODUCTIVA 725 colectiva, que se traduce para esos autores en Ja negacién de la existen- cia de una unica via de transformacién. Su extremismo voluntarista se expresa sin duda en la contingencia, pero la recuperacién de sujetos, subjetividades y acciones junto con estructuras no necesariamente debe conducir a la negacién de tendencias, aunque posiblemente se trate de definir en la coyuntura un espacio de posibilidades para la accién via- ble de los sujetos. PROBLEMAS METODOLOGICOS DE LAS TEORIAS DE LA RESTRUCTURACION Las teorfas de la restructuracién productiva han sido aplicadas en América Latina para explicar la crisis y anticipar el futuro de la pro- duccién y las relaciones laborales. Estas aplicaciones han sido en la forma hipotético-deductiva, pero sin implicar verificaciones rigurosas en términos estadi{sticos, sino procediendo a través de la ilustracién. En este sentido no se ha demostrado en rigor que en América Latina predomin6 el fordismo en el periodo anterior, especificamente que los procesos productivos centrales podrfan caracterizarse como taylo- ristas-fordistas antes de 1980. Asimismo, los intentos por mostrar las tendencias hacia el posfordismo o bien hacia la especializaci6n flexible se han topado con la existencia de multiples anomalfas. Estas anoma- lias, desde el punto de vista de las teorfas del posfordismo, han recibi- do dos interpretaciones: por un lado la falsacionista, en tanto que no se da el posfordismo, pero sin una propuesta tedrica alternativa; por el otro, la aceptacién de que no hay todavia posfordismo, pero la creen- cia de que las presiones del mercado har4n exitosas en el futuro sdlo a las empresas posfordistas. El problema metodoldgico detras de esta polémica estriba en que la via hipotético-deductiva no permite explo- rar alternativas estrictamente explicativas; a lo sumo se puede verificar o falsear la hipétesis, pero no proporciona una gufa para la construc- cion de nuevos conceptos. EI otro problema de fondo de las teorfas de la restructuracién pro- ductiva consiste en que éstas son comtinmente estructuralistas, en el sentido de dar poca importancia a la accién de los sujetos en el desenla- ce de los acontecimientos. Parecerfa que los cambios productivos son resultado de estructuras que se desajustan y ante los cuales los sujetos tendrian que plegarse. Subjetividad, accién colectiva y, por lo tanto, las posibilidades de desarrollos alternativos, escapando del evolucionismo y del funcionalismo, no aparecen, al menos con claridad, en el horizon- te de las teorfas de la restructuracién. La hipétesis mas comun en estas

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