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Se explica, señores, que así ocurra, pues ducho Tratado define y pone término a
un viejo diferendo de fronteras que durante más de medio siglo gravitó pesadamente
sobre nuestros destinos; pleito que hizo crisis dolorosa en 1932 en una guerra de tres
años, en la que quedaron sacrificadas más de treinta mil vidas paraguayas.
Tres años, desde junio de 1935 a junio de 1938, la Conferencia de Paz, reunida en
Buenos aires, trabajó afanosamente para encontrar una solución satisfactoria y definitiva.
En mayo del corriente año realizo un esfuerzo que la misma Conferencia califico de último
y decisivo, provocando la entrevista de los Cancilleres de las Repúblicas del Paraguay y
de Bolivia en la ciudad de Buenos Aires.
Dos meses delibero la Conferencia de Paz del Chaco con la intervención de los
Cancilleres de los países ex beligerantes. Ímproba fue su labor, extraordinario y noble su
esfuerzo en pro de la paz americana. Pero a pesar de todo, en los últimos días del mes de
junio del corriente año, las negociaciones estuvieron a punto de fracasar. Nuestro ilustre
Canciller, el Dr. Cecilio Báez, en cable dirigido en esos días a su Gobierno, anuncio su
regreso a nuestro país, en vista de que se permanencia en Buenos Aires ya no tenía razón
de ser.
Tales son, señores, en apretada sinopsis, los antecedentes del Tratado de Paz,
Amistad y Límites subscripto con la República de Bolivia.
Veámoslo:
1º Restablece la paz entre las Repúblicas del Paraguay y de Bolivia (art. 1º del Tratado);
4° Dentro de dicha zona arbitrable, los Presidentes de los seis países mediadores, en su
carácter de árbitros de equidad, o sus delegados, deberán determinar la línea de fronteras
entre las Repúblicas del Paraguay y de Bolivia. El laudo arbitral será expedido en el plazo
máximo de dos meses, contados desde la ratificación del Tratado por el Plebiscito
Nacional;
5° La República del Paraguay concederá a Bolivia un puerto franco sobre el río Paraguay;
en Casado, bajo la soberanía paraguaya.
Esa pequeña concesión hecha por el Paraguay es, señores, EL PRECIO DE LA PAZ!
Hay más. Una nueva guerra con Bolivia no puede definir el viejo pleito de fronteras,
aún en la hipótesis que nos resultara nuevamente favorable. La geografía y la naturaleza
del Chaco, vale decir, factores inmutables, se oponen a ello. En 1935, después de tres
años de guerra victoriosa, después de haber ganado nuestro Ejercito batallas decisivas y
memorables, no se pudo imponer a Bolivia las condiciones del vencedor, porque no fue
posible herirla en sus centros vitales.
Una nueva guerra, como es natural, no cambiará la faz de las cosas, porque para
ello sería necesario cambiar, previamente, la topografía del terreno y las condiciones
físicas y geográficas de los dos pueblos. Cualquiera que fuere el tiempo empleado en una
nueva guerra, al final de ella, y siempre en la hipótesis que su resultado nos fuera
favorable, se habría creado la misma situación que presentaron los acontecimientos el 12
de junio de 1935.
Se olvida, señores, que el Tratado de Paz fue subscripto tres años después de
haber terminado una guerra que, aunque victoriosa, no nos permitió imponer al enemigo
las duras condiciones del vencedor.
El articulo 7º del Trtado de Paz del 21 de Julio de 1938 dispone textualmente lo que
sigue:
“Art.7º La República del Paraguay garantiza el más amplio libre tránsito por su
territorio, y especialmente por la zona de Puerto Casado, de las mercaderías que lleguen
del exterior con destino á Bolivia y de los productos que salgan de Bolivia para ser
embarcados al exterior por dicha zona de Puerto Casado, con derecho para Bolivia de
instalar sus agencias aduaneras y construir depósitos y almacenes en la zona de dicho
puerto. La reglamentación de este artículo será objeto de una convención comercial
posterior entre los gobiernos de ambas Repúblicas".
Los impugnadores del Tratarlo de Paz alegan que las concesiones contenidas en
el art. 7° importan un profundo menoscabo de la soberanía nacional.
Siendo así, como lo es, ¿en qué perjudica al Paraguay, en qué y cómo menoscaba
su soberanía el libre tránsito de mercaderías por su territorio y la instalación de simples
agencias aduaneras?
Se dice qué el Paraguay ha hecho una concesión internacional de carácter
INDEROGABLE, por estar ella contenida, en un Tratado de Paz. El argumento carece de
todo valor, porque la derogación del principio del libre tránsito en perjuicio de un país
amigo y vecino no puede producirse en épocas de paz, pues, constituiría un acto
ostensiblemente hostil e inamistoso. Sólo podría tercer lugar en caso de guerra y en dicha
hipótesis el Tratado que lo acuerda quedaría de hecho derogado.
Hace treinta y cuatro años, un tercio de siglo, que está en ejecución dicho Tratado;
sin embargo, la soberanía chilena no quedo nunca, en ningún momento, cercenada ni
perjudicada.
Sólo la pasión sectaria, que enceguece el espíritu y anubla la razón, puede ver en
la concesión de un puerto franco para capitis diminutio perpetua o un cercenamiento de
la soberanía nacional.
Veámoslo:
Al Paraguay sólo adjudica Ciento tres mil trescientos veinte y cinco kilómetros
cuadrados (103.325 Km.2) ¡MENOS DE UNA TERCERA PARTE DEL CHACO!.
Por otra parte, Bolivia siempre hizo una cuestión vital de un puerto soberano
sobre el río Paraguay.
Tan irreductible era esa vieja aspiración boliviana que algunos de nuestros
gobernantes comprendieron que sólo a condición de ceder a Bolivia un puerto soberano
sobre nuestro río podía concertarse con ella un Tratado definitivo de paz. Y aun en los
hombres más patriotas llegó a tener eco favorable la aspiración altiplánica. Así se explica
que, en 1906, el entonces Ministro del Paraguay en La Paz, doctor don Pedro Peña, en una
correspondencia dirigida al Ministro de Relaciones Exteriores, expresara que la
concesión de un puerto a Bolivia sobre nuestro río epónimo, en Bahía Negra o en sus
vecindades, NO AFECTABA NUESTRO PATRIMONIO.
He aquí los párrafos pertinentes de ese documento histórico, conservado en los
archivos de nuestra Cancillería:
"Bolivia renuncia a sus pretensiones antiguas sobre la zona del Chaco en litigio, y
el Paraguay a su vez le cede un puerto en la margen derecha del río, en Bahia Negra, o en
sus vecindades”.
"Es probable que el Ministro Cano se muestre "en principio un tanto exigente, y
hasta haga el "aparato de retirarse, pero como yo creo, y vuelvo a repetirle, mostrándonos
firmes el gobierno Boliviano acabaría por aceptar un puerto, en las condiciones arriba
indicadas, desistiendo de sus demás pretensiones territoriales. Aunque no conozco el
pensamiento de nuestro gobierno sobre este punto, y por consiguiente bien me guardo
de averiguar ideas NO LE PARECE, MI ESTIMADO MINISTRO, QUE ESTA SOLUCION EN
NADA OFENDE NUESTRO PATRIMONIO Y PUDIERA LLEGAR A SER UNA FORMULA
PARA PONERSE DE ACUERDO AMBOS PAISES?
De todo lo expuesto se infiere que el Tratado de Paz del 21 de julio del corriente
año, al consagrar en forma irrevocable y para siempre, la intangibilidad de nuestro río, en
toda la extensión de su dilatado y hermoso litoral, y al adjudicar definitivamente a nuestro
país las tres cuartas partes del Chaco Boreal, lejos de malograr el esfuerzo y el sacrificio
de nuestro pueblo, consagra los resultados de nuestra guerra victoriosa!
Señores, del hecho de que ciudadanos ilustres como José Segundo Decoud,
Gregorio Benítez y Benjamín. Aceval, hubiesen concertado, en cumplimiento de
instrucciones expresas de sus respectivos Gobiernos, de los que formaban parte varones
preclaros como el General Bernardino Caballero, el General Patricio Escobar, el Coronel;
Juan Crisóstomo Centurión y otros, tratados que cedían a Bolivia mucho más de la mitad
de nuestro Chaco, sin salvar la intangibilidad de nuestro río epónimo; del hecho de que el
Dr. Manuel Franco, don Manuel Gondra y don Fulgencio R. Moreno, esclarecido patriota
este último que consagró toda su vida al estudio y defensa de los derechos del Paraguay
sobre el Chaco, hubiesen ofrecido a Bolivia un puerto franco sobre el río Paraguay; del
hecho de que el Dr. Pedro Peña, ciudadano austero y jefe prestigioso de un poderoso
partido político, hubiese expresado a su gobierno, en su carácter de Ministro
Plenipotenciario en La Paz, que la cesión a Bolivia de un puerto en Bahía Negra o en sus
vecindades no ofendía nuestro patrimonio y que podría ser una fórmula de acuerdo; de
todo ello ¿ha de inferirse que esos ilustres paraguayos han traicionado la causa nacional
y qué fueron los directores de una "diplomacia de claudicaciones"?
Aparece una calamidad pública, es un ciclón que devasta una ciudad o una peste
terrible que diezma la población. El Parlamento está en receso. Sin su autorización, el
Poder Ejecutivo, de acuerdo con un precepto constitucional, no puede efectuar
gastos extraordinarios para hacer frente a la calamidad desatada. La teoría de los estados
de necesidad enseña que el Poder Ejecutivo, aun infringiendo la ley, puede realizar el
gasto para salvar esa situación angustiosa.
Con la firma del Tratado de Paz reaparece radiante, entre saetazos de sol, en
nuestro firmamento tachonado de estrellas, la magnífica constelación de la paz, lista para
derramar a raudales sus inmensos beneficios sobre nuestra tierra heroica.
Bajo sus altos auspicios se iniciará en la República una nueva era de progreso y
de bienestar y será posible el resurgimiento económico del país sin la pesadumbre del
ayer ni la inquietud del mañana.
La guerra, que es el compendio de todos los dolores y de todas las miserias, huirá
de nosotros desde hoy en adelante, en los espacios sin límites del infinito, como una
sombra siniestra de la fatalidad, como una ráfaga gélida de un destino trágico y fatal.
¡Quisiera Dios que bajo los auspicios tutelares de la paz el surco de nuestro
porvenir deje de estar cubierto de odios y de miserias para poder así unir los eslabones
rotos del pasado y en un magnifico despertar de almas encadenar los corazones
paraguayos en un abrazo único y fraternal!
APÉNDICE
Considerando:
2º) Que, según es público y notorio, fueron disueltos todos los poderes constitucionales
y hasta la fecha no ha sido reconstruido el Honorable Congreso de la Nación.
4°) Que al advenimiento del régimen de hecho, se hallaba en curso, ante la Conferencia de
la Paz reunida en la Ciudad de Buenos Aires bajo los auspicios de seis naciones
americanas, activas gestiones para la concertación de la paz entre el Paraguay y Bolivia y
el restablecimiento de relaciones normales entre los dos países.
5º) Que el gobierno Provisorio del Paraguay se ha visto, así, abocado de inmediato a la
tarea de continuar las gestiones pendientes, las que culminaron en un Tratado de Paz,
Amistad y Límites con la República de Bolivia, firmado en la ciudad de Buenos Aires, con
la mediación de la Conferencia de la Paz, el 21 de Julio del corriente año.
6º) Que la clausula del Tratado establece que la ratificación por el Paraguay se hará por
un Plebiscito Nacional que deberá producirse en el termino de veinte días, clausula
motivada, sin duda, por la exigencia inherente a un acto internacional de la naturaleza del
Tratado, de ser aceptado o rechazado en un plazo perentorio, en relación con la ausencia
de Congreso en el país.
7º) Que el Poder Ejecutivo dictó el Decreto Nº 8015, de fecha 22 de julio de 1938 invistiendo
al Superior Tribunal de Justicia de la atribución de emergencia de examinar y pronunciarse
sobre el acto plebiscitario, en defecto del Honorable Congreso, en vista de la necesidad
de cumplir el compromiso internacional contraído y de restablecer la normalidad en la vida
de relación del Paraguay.
8º) Que en los antecedentes elevados por la Junta Electoral Central, que esta Alta Cámara
tiene a la vista, consta que el acto plebiscitario se realizó en la fecha fijada en el Decreto
del P.E., para que el pueblo de la República manifieste su voluntad acerca del Tratado de
Paz, Amistad y Límites celebrado con Bolivia.
9º) Que, según la Junta Electoral Central y las piezas con que acompaña su dictamen
favorable a la validez del acto practicado, el cómputo de los comicios, ha dado el siguiente
resultado:
10) Que no se ha deducido impugnación alguna sobre la emisión del voto ni sobre las
formalidades del procedimiento plebiscitario.
Por tanto, y de conformidad con el art. 11 del Decreto del Poder Ejecutivo Nº 8015.
Acuerda y Decreta: