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La Cleptomania entre las edades de 4-12 años

Este trastorno suele comenzar en la adolescencia y es visto como casos


raros en los niños. Los cleptómanos roban porque son mentalmente
inestables. Los estudios han demostrado que es más común en mujeres que
en hombres. Sin embargo, los niños también se ven afectados por ella”,

El deseo de robar tiene sus raíces en un complejo de inferioridad. A


menudo, algunos niños se sienten privados o sienten la necesidad de
mostrar lo que no les pertenece. En cualquiera de los casos, un niño es
obligado a robar. Existen situaciones donde los niños no pueden permitirse
un determinado objeto, el robo se convierte en su única fuente de
adquisición. Sin embargo, si el niño le roba una vez, no significa que este
sea cleptómano o un criminal.

Esto hace parte de su crecimiento, el niño puede experimentar con ciertos


límites. Sin embargo, una vez que se le ha proporcionado a estos la
educación necesaria sobre las consecuencias del robo el deseo desaparece.

“Si la acción de robar se prolonga durante un período más largo de tiempo,


entonces el problema debe abordarse médicamente. Como recomendación
para los padres, es muy importante entender, que la cleptomanía es un
trastorno mental y no un acto criminal en niños”, aseguró Arévalo.

La cleptomanía se deriva de un problema psicológico subyacente, como el


estrés la ansiedad, los trastornos alimentarios, el abuso de sustancias y otros
trastornos psicológicos. El asesoramiento es el primer paso para tratar a los
niños cleptómanos. Este problema roba la dignidad de un niño y deja
marcas en él. Por lo general se pierden los amigos y lo más importante, la
confianza de la gente alrededor de ellos.

Los padres deben entender que el niño requiere atención y cuidados


especiales. Se debe tratar de que el chico participe en alguna actividad
física para desviar el pensamiento por lo ajeno. Cuanto más pequeño es el
niño, más fácil es tratar con el problema.
Donde radica el problema

El individuo experimenta una sensación de tensión creciente antes del robo,


seguida de bienestar, gratificación o liberación cuando lo lleva a cabo. El
robo no se comete para expresar cólera o por venganza porque en ese caso
sería otro trastorno. Los objetos son robados a pesar de que tengan poco
valor para el individuo, que tendría medios para adquirirlos y que con
frecuencia se desprende de ellos y no los usa. A veces, los acumula o los
devuelve inesperadamente.

Aunque las personas con este trastorno evitarán robar cuando sea probable
un arresto inmediato (por ejemplo, en presencia de un oficial de policía), no
planifican los robos ni toman medidas adecuadas para evitar las
posibilidades de arresto. El robo se comete sin la asistencia de otras
personas.

Porque se dan estos casos

La causa la cleptomanía en niños es desconocido. Los síntomas pueden


comenzar a mostrarse a partir de los cinco años. El problema está vinculado
a una sustancia química cerebral llamada serotonina que regula el estado de
ánimo y las emociones de un individuo. También hay una teoría que
considera que tal vez la cleptomanía está relacionada con el trastorno
obsesivo compulsivo o de depresión, también puede ocurrir debido a una
lesión en el cerebro”, concluyó la psicóloga.

Porque sucede este caso

Las personas que padecen este trastorno experimentan el impulso de robar


como egodistónico y son conscientes de que se trata de un acto equivocado
y sinsentido. Además, con frecuencia, temen ser arrestadas y se sienten
deprimidas o culpables. El trastorno crea, por otro lado, problemas legales,
familiares, profesionales y personales. Según muestras clínicas de
pacientes, se puede constatar que, aproximadamente, dos tercios de los
sujetos que padecen cleptomanía son mujeres, por lo que los síntomas
parecen ser dependientes del sexo
La cleptomanía a diferencia de lo que mucha gente pueda pensar es un
trastorno que no tiene nada que ver con los ladrones típicos. Los ladrones
compulsivos en realidad sufren un trastorno del control de los impulsos, no
roban porque quieren o por necesidad sino porque sienten un impulso
irrefrenable que les empuja a ello. Así pues no tienen porque robar cosas
útiles o que necesiten.

Un cleptómano no roba por necesidad ni por diversión ni es su forma de


vida. Mientras que un ladrón habitual suele planear los robos, el
cleptómano actúa por impulso dependiendo de donde y cuando se
encuentre (lo hace de manera espontánea), puede pues que ciertas
situaciones provoquen el impulso. La mayoría de cleptómanos roban en
lugares públicos (supermercados o tiendas) pero también pueden hacerlo en
fiestas, en casas de amigos, etc… El objeto suele ser escondido en lugar de
utilizado tras el robo, se los pueden dar a amigos o incluso intentar
devolverlos.

Este trastorno implica un deterioro personal, social y laboral por lo


disruptiva que es la conducta y los conflictos que crea con las personas que
le rodean. Se considera hay una adicción psicológica a la conducta de
robar. Así pues la conducta se sucede de esta manera: Antes de robar la
persona siente una ansiedad elevada, un impulso similar al que siente un
adicto antes de consumir una droga, siente la necesidad de hacerlo para
disminuir esa ansiedad anticipatoria, esa misma ansiedad disminuye
inmediatamente tras realizar el robo, entonces y desde el punto de vista
conductual la acción se mantiene por reforzamiento negativo (robar elimina
un estímulo aversivo: elimina la ansiedad). Sienten una liberación de
presión tras el acto de robar.
Historia

La cleptomanía es una enfermedad importante, un porcentaje de las


denuncias de robo están relacionadas con personas que sufren trastornos
compulsivos a causa de depresión y ansiedad.
Personas afectadas.

Los cleptómanos, que protagonizan el 5% de las denuncias tramitadas por


robos, sobre todo por parte de mujeres, son personas enfermas que sufren
una gran ansiedad antes de realizar el hurto. En general se sienten tan
culpables que al final devuelven el objeto robado y piden disculpas. La
cleptomanía nace como consecuencia de un malestar generalizado asociado
a sentimientos de depresión y ansiedad. Otros trastornos del control de los
impulsos comparables a la cleptomanía son la compra compulsiva o la
bulimia nerviosa. En todos ellos, las emociones negativas se experimentan
con tal fuerza que se apoderan de la voluntad del individuo, con lo que la
razón y el pensamiento lógico pasan a un segundo término. Como
consecuencia se pierde la capacidad de pensar de forma serena y la pérdida
del control se traduce en rituales irrefrenables y sin causa aparente.

Quienes sufren este trastorno desarrollan acciones compulsivas para reducir


lo antes posible las emociones desagradables. En el caso de la cleptomanía
el robo se convierte en una conducta incontrolada que sirve para reducir la
ansiedad del momento. Pero la impulsividad sólo es útil para intensificar el
malestar, ya que se deja de ser dueño de uno mismo y se pasa a ser esclavo
de reacciones que alteran la vida diaria y generan sentimientos de
culpabilidad por caer en el mismo error una y otra vez.

La cleptomanía la sufren los adultos conscientes de sus actos, aunque no


pueden controlar los momentos en los que se ven "obligados" a robar algún
objeto. Por lo general, afecta a individuos que son presa fácil de sus
emociones y que se encuentran en un momento muy estresante de su vida,
sufren algún trastorno de personalidad o experimentan síntomas de
depresión o ansiedad.

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