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Corte Suprema rechaza recurso de nulidad y confirma fallo condenatorio de

Tribunal Oral en lo Penal de Quillota (CS 25.04.2012, rol 2126-2012)

NORMAS ASOCIADAS: CPP ART. 373 letra a); CPP ART. 374 letra e); CPP ART.
297; CPP ART. 342 letra c); CPP ART. 384; CPR ART. 19 N° 3; CADH ART. 8; CADH
ART. 25;

TEMA: Recursos

DESCRIPTORES: recurso de nulidad; tráfico ilícito de drogas;

SÍNTESIS: Jueza del Tribunal Oral formuló preguntas aclaratorias a funcionario


policial, previa solicitud que estas nos se consignaran en el registro de audio lo que
habría significado incorporación de prueba útil para efectos de la sentencia
condenatoria. La Corte concluye que la parte que reclama tal exceso debe demostrar
que lo preguntado excedía lo sostenido por el testigo en su declaración, y para ello era
necesario conocer íntegramente la declaración de ese testigo, para así poder
determinar si la jueza preguntó algo aclaratorio o algo impertinente.. Y además la
infracción en cuestión tiene que tener el carácter de sustancial. Reconoce el fallo que
formular una pregunta aclaratoria por un juez fuera del audio, constituye una grave
falta a las obligaciones de registro y transparencia que deben cumplirse en toda
audiencia, pero en este caso la sola protesta por la falta de registro no resulta
trascendente, porque no habría sido “articulada ni reclamada por el defensor como la
demostración palmaria de la falta de imparcialidad del Tribunal”. En cuanto a la causal
subsidiaria interpuesta por falta de fundamentación de la sentencia, simplemente se
trata del rechazo del compareciente de las conclusiones a las que arribaron los jueces
de fondo, lo que no es revisable por el recurso de nulidad.

TEXTO COMPLETO:
Santiago, veinticinco de abril de dos mil doce.
Vistos:
El Tribunal Oral en lo Penal de Quillota, por sentencia de once de febrero del año en
curso condenó a L. A. P. M., como autor de tráfico de sustancias estupefacientes a la
pena de ocho años de presidio mayor en su grado mínimo, multa de 40 unidades
tributarias mensuales y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y
oficios públicos y derechos políticos y de inhabilitación absoluta para profesiones
titulares mientras dure la condena.
También se condenó a N. H. P. V. y a R. A. V. T., como autores del mismo delito a la
pena de seis años de presidio mayor en su grado mínimo, con idénticas accesorias y
multa.
Además se condenó por ese delito a L. A. T. U. y a E. P. T. E., a la sanción de tres
años y un día de presidio menor en su grado máximo, multa de 40 unidades tributarias
mensuales y accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y
de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos mientras dure la condena. A
estos dos últimos se les reconoció el beneficio de la libertad vigilada.
Contra la referida sentencia la defensa de R. V. T. dedujo recurso de nulidad cuya
copia está incorporada a fs. 46 de este legajo y cuya vista se ordenó a fs. 69,
habiéndose incorporado a fs. 73 el acta que da cuenta de la realización de la
audiencia de rigor.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que por el recurso de nulidad formalizado, la defensa de la condenada R.
V. T. invocó como causal principal la del artículo 373 letra a) del Código Procesal
Penal, en relación a la infracción a la imparcialidad del tribunal, que constituye parte
del derecho a un debido proceso, garantizado en el 19 N° 3 de la Constitución Política
y en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Explica la compareciente que uno de los jueces del Tribunal Oral formuló preguntas
aclaratorias a uno de los testigos, el funcionario policial y encargado del caso: Gonzalo
Torca Bernal. Sin embargo, las preguntas no fueron aclaratorias, sino que por ellas se
introdujo información desconocida que más adelante sirvió al tribunal como
fundamento para la condena. Además, las preguntas se hicieron fuera del audio, con
lo cual también se infringió la obligación de registro.
Explica que el testigo había declarado sobre el inicio de la investigación, la forma y
contenido general de las interceptaciones telefónicas y el viaje que realizaron E. y N.
trayendo droga desde el norte del país en una camioneta, la que camuflaron con cajas
con paltas.
Luego, el tribunal comienza sus preguntas y queda registrado en el audio: “Sí, yo le
quiero hacer una pregunta aclaratoria fuera del audio…”, para luego interrogarlo
efectivamente sobre la cantidad de paltas y su disposición, si venían en caja o sueltas.
Ello era relevante porque otro funcionario, Francisco Encina, había dicho que la
camioneta traía cajas de verduras, pero vacías, sin paltas y el tribunal ni siquiera se
hizo cargo de esa contradicción en el fallo, sino que simplemente aseveró que sus
dichos eran “precisos y verosímiles”.
El hecho de obtener información fuera de audio a través de preguntas aparentemente
aclaratorias, demuestran la falta de imparcialidad del tribunal, lo que incluso se
procuró ocultar en el fallo, porque en toda su redacción se consignan aparte las
respuestas a preguntas aclaratorias, pero esa tarea no se hizo con este testigo.
Explica luego que la imparcialidad del tribunal es garantía del debido proceso e implica
no sólo que los jueces no tengan interés directo en el asunto, sino que además, que
se encuentren libres de todo prejuicio, sin una posición tomada de antemano o con
preferencia para alguna de las partes.
Termina la fundamentación de esta causal, solicitando la nulidad del fallo y del juicio,
sólo respecto de esta recurrente.
SEGUNDO: Que, en forma subsidiaria, la misma recurrente invocó la causal del
artículo 374 letra e) del Código Procesal Penal, denunciando como disposiciones
legales infringidas los artículos 297 y 342, letra c) del mismo código.
Aduce el defensor que en el alegato de clausura cuestionó no sólo la participación de
R. V. en el delito, sino que, como petición subsidiaria, adujo que en caso de haber
condena, ella sólo pudo ser cómplice del delito.
En el motivo 11°, los jueces consideran de difícil credibilidad que la acusada
desconociera las actividades de tráfico de su cónyuge e hijo y que fuera engañada por
ellos, concluyendo que tenía la calidad de autora del artículo 15 N° 1 del Código
Penal, por haber participado de manera inmediata y directa en los procesos de
adquisición, transporte y suministro de la sustancia estupefaciente, realizando las
coordinaciones pertinentes para estos fines con L. P., líder del grupo.
Sin embargo, de la lectura del fallo no se logra entender cómo llegó el tribunal a esa
última conclusión, de modo que la referida sentencia carece de valoración de prueba y
se incurre en errores de fundamentación y argumentación jurídica. Explica tales
defectos de la siguiente forma:
1)El mismo fallo concluyó que R. V. no fue al norte a buscar la droga, a lo que sí
concurrieron N. P. y E. T., de modo que no se entiende la conclusión de haber
participado de modo directo e inmediato en esa tarea. Tal resultado se ve empeorado
por el hecho que en el mismo no se calificó igual la participación de N. P., la que se
entendió no era inmediata y directa porque él iba en un vehículo diferente al que
conducía E. T. (donde estaba la droga), pero a una distancia de 5 minutos, como
“punta de lanza”.
2)Se incurre en un error de lógica al aseverar que R. V. interviene de manera
inmediata y directa en la adquisición, transporte y suministro de droga, para luego
explicar que ello se hizo “realizando las coordinaciones pertinentes para estos fines
con L. P.”. Al razonar de esta forma se violan dos principios fundamentales de la
lógica, cuales son: a.- El principio de no contradicción: se vierten dos argumentos
contradictorios que terminan por excluirse entre sí: por un lado se dice que interviene
de modo directo y por otro que lo hace coordinando los actos a través de un tercero; y,
b.- El principio de identidad: si se atribuye un cierto contenido a un concepto, debe
mantenerse el mismo a través de todo el razonamiento: si se parte anunciando
intervención inmediata y directa, debe concluirse con la misma.
Por último, plantea como cuestionamiento, el siguiente que habría sido necesario que
R. V. hubiera participado de manera activa y personal en la adquisición de la droga
para poder afirmar que ella participó de modo directo e inmediato en ella.
También, parece preciso que ella se haya movilizado con la droga, o que al menos la
haya custodiado para poder decir que la transportó de modo directo e inmediato.
De este modo, si se concluye en el fallo que realizó actos de coordinación “para estos
fines”, se estaría en presencia de actos anteriores o simultáneos, que no
corresponden materialmente a la ejecución del verbo rector.
El recurrente concluye después de todas estas preguntas que hay falta de
fundamentación en relación a la tesis de complicidad levantada por la defensa y de la
que el fallo no se hizo cargo.
Explica que la recolección de dinero producto del tráfico, es propio de un acto de
encubrimiento; y los actos de cooperación y entrega de información al líder del grupo
constituirían una forma de complicidad, que se advirtió en el fallo pero de la que no se
hacen cargo los jueces.
Pide nulidad de la sentencia y del juicio sólo respecto de R. V..
TERCERO: Que para la demostración de las circunstancias que justifican las causales
esgrimidas, la defensa ofreció la siguiente prueba que le fue aceptada y reproducida
en la audiencia: Para la causal principal: pista de audio 120203-00-13 IGM-S1-P13
Testigo Gonzalo Torca: desde 06:45 al 07:00; luego del 19:31 al 20:48; después del
33:05 al 33:59; y por fin del 35:25 al 36:00.
También para la causal principal: se escuchó la pista 120203-00-14-IGM-S1-P14,
Testigo Francisco Encina, desde el 43:38 al 44:06.
CUARTO: Que en lo que toca a la causal principal invocada, la infracción sustancial de
los derechos y garantías que se invocan por la defensa de R. V. T., se hizo consistir
en la existencia de preguntas aclaratorias que excedieron a lo permitido por la ley y
que redundó en la incorporación de prueba útil para motivar la condena. A ello se
sumó el hecho que la Sra. Juez que hizo la pregunta, la formuló fuera de audio,
infringiendo con ello la obligación de registro.
QUINTO: Que, sin embargo, si bien es cierto que el ejercicio abusivo y/o excesivo de
la facultad de pedir aclaraciones que la ley concede al tribunal, puede culminar en un
auténtico interrogatorio, circunstancia que repugna al sistema y que puede configurar
efectivamente una infracción de derechos o garantías, sean constitucionales o
reconocidas en tratados internacionales, es necesario que quien reclama tal exceso
demuestre que lo preguntado excedía a lo sostenido por el testigo en su declaración,
esto es, resultaba necesario conocer íntegramente la declaración de ese testigo para
sólo entonces poder determinar si la juez preguntó algo aclaratorio o algo
impertinente.
Asimismo, para que tal desempeño conduzca a la invalidación de la sentencia y del
juicio oral donde se cometió tal infracción, es preciso que la anotada vulneración tenga
el carácter de sustancial, lo que tampoco se aprecia en la especie.
En efecto, de la prueba producida en la audiencia es posible tener por demostrado que
al menos uno de los jueces que integraban el Tribunal Oral, realizó preguntas
aclaratorias y, además, lo hizo fuera de audio. Esta última circunstancia produjo como
efecto que no se logra escuchar la pregunta que formuló, aunque se percibe en el
audio su voz en off. Sin embargo, la respuesta dada por el interrogado sí consta en el
audio que fue reproducido en la audiencia, segmento del que fue posible apreciar su
nula injerencia en el resultado de la cuestión, puesto que la pregunta atendía a aclarar
la forma en que se procuró ocultar la droga o cómo ella estaba en un vehículo.
Esa precisión no fue trascendente en el resultado del juicio, puesto que el transporte
de la droga y la intervención que a cada uno de los acusados correspondió en el
hecho se tuvo por comprobado con otros elementos de cargo que aparecen descritos
en los razonamientos quinto, sexto y séptimo de la sentencia que se revisa.
Por otra parte, el mismo recurrente ha enfatizado que las precisiones requeridas por la
Juez del Tribunal Oral, conducían a demostrar contradicciones entre ciertos testigos
ofrecidos por el Ministerio Público respecto de un único hecho relativo a la forma de
transportar la droga, lo que en sí mismo aparece como irrelevante en cuanto a los
hechos concretos que se tuvieron por establecidos, a lo que cabe agregar que está
fuera de discusión que la acusada recurrente R. V. T. participara de modo directo en el
transporte de la droga, a consecuencia de lo cual aparece que lo reprochado ni
siquiera corresponde a la demostración de un hecho concreto referido a esa imputada.
Es así como según se lee en el razonamiento octavo de la sentencia impugnada, el
hecho probado es el siguiente: “El 9 de enero de 2011, alrededor de las 16:00 horas,
fueron interceptados E. T. y N. P. en las inmediaciones del control carretero de Juan
Soldado, ubicado en la ciudad de La Serena, en circunstancias que Erick Torres
Esquivel conducía el automóvil marca Fiat modelo Strada, placa patente WG5137 que
transportaba 35,0273 kilos neto de droga y delante suyo N. P. V., conducía el vehículo
marca Toyota, modelo Yaris, de color gris, placa patente CBTY-67, y siendo revisados
por los funcionarios policiales encontraron en poder del acusado N. P. V. la cantidad
de $471.000 en dinero efectivo, diversos chips telefónicos y teléfonos celulares, en
tanto que el acusado E. T. V., además de la droga incautada, que resultó ser cocaína
base con un porcentaje de pureza equivalente al 26%, le fue encontrada la cantidad
de $41.000.- en dinero efectivo y dos teléfonos celulares.
A continuación y en horas de la tarde del mismo día 9 de enero de 2011, contando con
las debidas autorizaciones judiciales, se detuvo a R. A. V. T. y L. A. T. U. en sus
respectivos domicilios, encontrando en poder de la primera la suma de $4.395.000 en
dinero efectivo y 4 teléfonos celulares, en tanto que en poder de la segunda fueron
encontrados 3 teléfonos celulares, chip de teléfono, y la suma de $47.000 en dinero
efectivo. Finalmente, y previo registro efectuado a las dependencias del interno L. A.
P. M. en la cárcel de Quillota se encontró en su poder 3 teléfonos celulares, 2 chips
telefónicos y $524.000 en dinero efectivo. En virtud de las interceptaciones telefónicas
autorizadas judicialmente y como resultado de las escuchas de las mismas, se logró
determinar que desde el interior de la cárcel de Quillota, L. A. P. M. organizó y realizó
los contactos para esta transacción. Asimismo, con las referidas escuchas se
estableció que L. A. T. U., estaba encargada de recibir, guardar y distribuir la droga;
que R. A. V. T. coordinaba desde el exterior con P. M. en esta actividad y recibía
dineros producto de la venta de la droga, y los acusados E. P. T. E. y N. H. P. V.,
realizaron la adquisición y el traslado de la droga mencionada, desde el norte del país,
por encargo de P. M.”
SEXTO: Que el otro hecho reclamado a través de la causal principal, ha sido la
circunstancia que la Juez que formuló la o las preguntas en exceso a lo previsto en el
artículo 329 del Código Procesal Penal, lo hizo “fuera de audio”, esto es, evitando que
su interrogación quedara grabada en el sistema de audio implementado en todos los
tribunales con esa competencia. Sobre este punto específico, la defensa hizo consistir
la falta en una infracción a la obligación de registro.
SÉPTIMO: Que efectivamente, formular una pregunta aclaratoria el tribunal “fuera del
audio” como lo ha denominado el recurrente, constituye una grave falta a las
obligaciones de registro y transparencia que debían cumplirse en las audiencias y que
debe guiar el proceder de los magistrados que se desenvuelven en audiencias orales.
Sin embargo, en este caso específico, la sola protesta por la falta de registro no
resulta trascendente. Primero, porque la respuesta del testigo sí fue grabada en el
audio y luego, porque no fue articulada ni reclamada por el defensor como la
demostración palmaria de la falta de imparcialidad del tribunal.
Como ya antes se evidenció, al razonar sobre la primera denuncia formulada por el
recurrente, las preguntas de la Sra. Juez no aparece que tuvieran relevancia alguna
en el proceso, según la respuesta dada por el interrogado, por lo que no se advierte
que la falta en que incurrió al apagar el micrófono para hacer su pregunta tuviera
efecto en el proceso como tampoco en su proceder.
OCTAVO: Que de conformidad a lo expresado, la causal principal será desestimada.
NOVENO: Que en lo que atañe a la causal subsidiaria reclamada, del artículo 374
letra e) del Código Procesal Penal, de la atenta lectura del libelo se desprende que lo
reclamado no es falta de fundamentación, que es lo que controla la causal absoluta
invocada, sino el simple rechazo del compareciente de las conclusiones a las que
arribaron los jueces del fondo, lo que no es revisable por la vía del recurso de nulidad.
En esta parte resulta relevante precisar que la defensa cuestiona por ser contraria a la
lógica la conclusión en el sentido que R. V. interviene de manera inmediata y directa
en la adquisición, transporte y suministro de droga, para luego explicar que ello se hizo
“realizando las coordinaciones pertinentes para estos fines con L. P.”; sin embargo, la
correcta lectura del párrafo final del razonamiento décimo primero del fallo revela que
no es aquello lo concluido por los jueces, sino que V. T. “…tomó parte de manera
inmediata y directa en los procesos de adquisición, transporte y suministro de la
sustancia estupefaciente, realizando las coordinaciones pertinentes para estos fines
con L. P., líder del grupo”, esto es, no se le señala como partícipe directa de la
compra, traslado y distribución, sino como partícipe de los procesos que involucran
tales actividades, que no es lo mismo, y que permite encasillar su labor con toda
propiedad en el numeral primero del artículo 15 del Código Penal, que describe a los
autores que toman parte en la ejecución del hecho de esa manera inmediata y directa,
lo que ella concretó en la coordinación directa, personal y concreta con el líder del
grupo. No hay en tal aseveración, infracción alguna a la lógica.
Además, los argumentos vertidos en apoyo de esa causal absoluta no se compadecen
con ella, sino que se ajustan más bien a la de infracción de derecho que contempla el
artículo 373 letra b) del Código Procesal Penal, la que no ha sido reclamada y que no
está contemplada entre las facultades oficiosas de esta Corte, de modo que el recurso
planteado en esta parte, tampoco puede prosperar.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 373, 374 y 384 del Código Procesal
Penal, se rechaza el recurso de nulidad deducido por la defensa de R. V. T. en lo
principal del escrito agregado en copia a fs. 46 de este legajo, contra la sentencia de
once de febrero de dos mil doce, incorporada a fs. 1 y siguientes y del juicio oral que le
antecedió en los antecedentes RIT 157-2011 y RUC 1001114600-2, los que en
consecuencia, no son nulos.
Regístrese y devuélvase con su agregado.
Redacción a cargo del Ministro Sr. Alfredo Pfeiffer Richter.
Rol N° 2126-12
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A.,
Hugo Dolmestch U., Juan Escobar Z., Carlos Cerda F. y Alfredo Pfeiffer R. No firma el
Ministro Sr. Juica, no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo,
por estar en comisión de servicios.
Autorizada por la Ministro de Fe de esta Corte Suprema.
En Santiago, a veinticinco de abril de dos mil doce, notifiqué en Secretaría por el
Estado Diario la resolución precedente

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