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LA IMPORTANCIA DE LA EVALUACIÓN EN LOS SISTEMAS EDUCATIVOS

Elaborado por: Alfonso Toledo Ballén

Si concebimos la educación como el proceso que persigue tanto la formación


individual como social a través de la relación dialéctica sociedad-familia-institución;
la pedagogía como a la ciencia de la educación; y la didáctica, como al arte de
enseñar, en consonancia a los planteamientos de Nérici (1629) y Comenio (1657),
es decir, las acciones que propician la práctica pedagógica. Entonces resulta
fundamental resaltar el carácter científico de ésta última, en el sentido en que la
didáctica, coincidiendo con las afirmaciones de Torres y Girón (2009), pretende
lograr el aprendizaje de una serie de conceptos, procedimientos valores o
actitudes de manera clara, ordenada y fundamentada, para producir en la mente
de los individuos ideas principales, tesis y procedimientos, componentes claves
del arte de enseñar.
En ese sentido la didáctica está permanentemente inmersa en los principios de la
educación, expuestos a continuación de manera somera: Individualización, puesto
que cada persona es única e irrepetible, constituyendo la razón de ser de la
educación (Locke: 1693); Socialización, toda vez que la educación es un hecho
social, procura la integración de los individuos a la sociedad a través del
aprendizaje de valores y conocimientos (Durkheim: 1904); Autonomía, como la
capacidad intrínseca de cada ser humano para tomar sus propias decisiones de
manera libre –el papel del docente es educar para la libertad (Freire: 1967)-;
Actividad, de acuerdo con Dewey (1910) el aprendizaje del estudiante debe ser
activo, entendido como formulación y experimentación de hipótesis de significado
por parte del alumno; y Creatividad, -siguiendo a Castillejo (1994)-, como
capacidad de las persona para hacer algo nuevo anticipándose a la realidad y
como constructora de su proyecto de vida.
Así mismo la didáctica al hacer parte del acto educativo y al ser concebida desde
el enfoque sistémico dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, contiene una
serie de elementos que son: los estudiantes o alumnos, el docente, los objetivos,

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los contenidos, los recursos o material didáctico, los métodos y técnicas de
enseñanza y el medio o contexto, en el cual cuales están las variables
geográficas, económicas y culturales.
Por tanto el acto educativo contempla la evaluación no como un proceso final, sino
como un todo que hace parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, acorde con
los elementos de la didáctica mencionados anteriormente.
Así, siguiendo a Álvarez (1997) la evaluación es un proceso consustancial a la
sociedad, permanente, con funciones tanto instructivas como educativas, al
servicio de valores universales y locales, en donde el docente se convierte en el
actor que guía las dinámicas de la enseñanza, procurando que los estudiantes
interpreten y comprendan la realidad, emitan juicios de valor actúen en pro de
mejorar la educación, es decir una educación de calidad en el sentido cualitativo,
por encima de lo cuantitativo.
Es importante analizar que en la didáctica se han definido una serie de leyes las
cuales tienen incidencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje (P.E.A), y en
éste la evaluación hace parte de la totalidad de dichos procesos, por ejemplo: La
primera ley gira en torno a las relaciones entre el P.E.A., y el contexto social,
puesto que debe existir una interacción dialéctica entre el proceso de enseñanza,
la necesidad social y el medio social, manifestándose en el objetivo pedagógico, el
cual se cruza con el análisis curricular y la didáctica.
Una manera de abarcar completamente la realidad es aplicar el enfoque holístico
que tiende a interpretar todo de manera conjunta, recuperando el sentido de
totalidad, propia de las Ciencias Sociales.
Una segunda ley de la didáctica es la relación entre el contenido y el método,
puesto que, por ejemplo la malla curricular no puede estar alejada del método o
camino, para comprender y entender un fenómeno o una porción del conocimiento
estudiada.
Una tercera ley es la del resultado de la evaluación con el resto de los
componentes ya que se supone que debe ser permanente, continua, flexible,
teniendo no solo en cuenta lo cognitivo, sino las capacidades, habilidades,
destrezas y valores de los estudiantes.

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Una cuarta ley es la de la unidad de los contrarios, es decir la contradicción,
porque si no hubiera contradicciones al interior del sistema evaluativo, así como
en el sistema de aprendizaje, no habría momentos de reforma educativa.

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez R. (1997). Hacia un currículo integral y diferenciado. La Habana 1997.


Castillejo, J.,Vázquez, G., Colom, A. y Sarramona, J. (1994). Teoría de la
Educación. Madrid: Taurus.
Durkheim E. La educación como fenómeno social. Recuperado en:
http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/19_05text.pdf (08/10/2014)
Locke. J. (1693) Algunos pensamientos sobre la educación. Recuperado en:
http://10millibrosparadescargar.com/bibliotecavirtual/libros/LETRA%20L/Locke,%2
0John%20-%20Pensamientos%20acerca%20de%20la%20educaci%F3n.pdf
(10/10/2014)
Torres M. y Girón D. (2009) Didáctica general – San José, Costa Rica:
Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana, CECC/SICA. Recuperado en:
http://www.ceducar.info/ceducar/index.php/2012-05-15-02-23-22/documentos-de-
descarga/cat_view/26-coleccion-pedagogica-formacion-inicial-de-docentes-
centroamericanos-de-educacion-primaria-o-basica (10/10/2014)

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