You are on page 1of 3

Julio - Solido

Este mes iniciamos un tiempo que hemos nombrado SOLIDO, cabe antes de cualquier otra cosa,
introducir que queremos decir cuando hablamos de Solido.
La vida tiene momentos donde debe cristalizarse o se pierde. Cuando en términos bíblicos
hablamos de edificación estamos siendo movidos a esta atención, la necesidad de que en
nuestro caminar haya cristalización. Nuestra condición material nos condiciona en esta
necesidad. Por ejemplo, el pan que comimos esta mañana es un “solido” necesario para nuestra
subsistencia. Partiendo de este ángulo, podemos decir mucho más acerca de la materialidad de
la vida, de la materialización de las experiencias de esto que estamos llamado: SOLIDO.
La espiritualidad cristiana no se despega de la materia, vemos a Dios creando el cielo
(¿inmaterial?), pero también la tierra (toda esta realidad física); no se quedó ahí el Creador, y
decidió honrar tanto la materialidad, que puso su imagen y semejanza, más aún su halito de
vida, en una efigie de barro, completa materialidad. Lo culmine de la valoración que tiene Dios
por la dimensión física de la vida es que el mismo Verbo se hizo carne. La espiritualidad cristiana,
no pretende extraernos de la realidad física, aun reconociendo que esta tiene sus problemas, a
causa del pecado, el concepto bíblico es redención y por eso nos dice el viejo Pablo, que nuestro
cuerpo corruptible será revestido de incorruptibilidad e inmortalidad, atendamos, que dice:
“este cuerpo” (1 Corintios 15:53). Toda espiritualidad sana, debe animarnos y sostenernos para
este ejercicio de materialización.
Entonces, lo primero que JULIO SOLIDO nos dice es: -mi vida se realiza en instancias de
cristalización, donde lo que era deseo, se materializa; lo que era emoción se materializa; lo que
era pensamiento se materializa; mi vida se vuelve sólida.
Veámoslo en la Palabra:
Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el
fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre
este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno,
hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por
el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si
permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
(1Co 3:10-14)

La idea de edificación nos ayuda mucho en esto.


1. Hemos sido establecidos sobre el fundamento que es Jesucristo, en este punto, vemos
algo maravilloso, el testimonio de Pablo es contundente: “nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto”. Esto tiene una connotación sumamente positiva,
nadie podrá sacarnos de ese apoyo fundamental. A Cristo nadie lo saca de debajo de
mis pies. Él es inamovible, inclusive me animo a decir que mis propias oscuridades están
incluidas en ese: “nadie puede…” (En Romanos el mismo Pablo dice: “estoy
persuadido…”). Este pasaje tiende a reforzar lo que los teólogos conocen como: “la
seguridad eterna”, nada ni nadie puede mover del lugar que Cristo algún día tomo en
nuestra vida, a pesar nuestro extravío presente (si fuera el caso).
2. Claro que esto no es necesariamente un descanso, en el sentido de que pueda volverme
flojo y descuidado. De hecho, si mi reacción a “la seguridad eterna” es la flojedad, estaré
menospreciando el valor de esta posibilidad graciosa que Dios nos está otorgando y
tendré que reponerlo en el fuego (v. 15). Contrario a lo que los perezosos espirituales y
a lo que las almas superficiales ven en estas ventanas que la Palabras nos regala,
nosotros (ojalá usted se sume a este nosotros), los que amamos a Cristo, los que nos
amamos a nosotros mismos, entendiendo la valía que tenemos en Dios, los que amamos
a las personas que viven con nosotros, los que le otorgamos valía a toda la obra de Dios
alrededor nuestro. Cuando vemos una piedra solida debajo nuestro, no decimos:
“comer y dormir”. Sino que, afianzados en esto, empoderados por la gracia, felices de
estar vivos, de haber sido quitados de la amenaza, ahora queremos hacerlo bien,
realmente bien. Antes teníamos la excusa de ser miserables, débiles, y pecadores, ahora
estamos parados sobre el fundamento que nadie puede quitar. Sobre la piedra MAS
SOLIDA QUE SE CONOCE, PIEDRA MAS DURA QUE EL PEDERNAL, PIEDRA VIVA Y PIEDRA
ANGULAR, DE LA CUAL MANA AGUA Y CAMINA CON NOSOTROS EN EL DESIERTO.
PIEDRA NO CORTADA CON MANO DE HOMBRE, POTENTE PARA DERRIBARÁ LOS REINOS
DE ESTE MUNDO. PIEDRA DELICADA QUE HACE DESCANSAR A UN QUE NECESITA UNA
NOCHE DE SUEÑO.
3. Pasemos a la instancia donde se le agregan elementos al fundamento. Lo primero que
cabe citar es que siempre hay gente edificándonos. Solo el necio rechaza los elementos
que le aportan a su vida estos, que con intención evidente o no tanto, le agregan valor
a nuestra vida. El necio cree que su vida, es solo su construcción, y a la larga
definitivamente termina siéndolo. Su vida, su edificación, pobre edificación que ha
negado la potencialidad de que las riquezas de otro le edifiquen. Hemos de abrir
conscientemente nuestra vida a otros y seremos más ricos y más edificados en menos
tiempo.
4. Llegamos a la dimensión donde la edificación es algo personal, donde debo asumir mi
parte y no puedo trasladar la responsabilidad a nadie. Dice Pablo: “cada uno mire como
sobreedifica…”. Es evidente, la diferencia expresada en el texto bíblico, hay materiales
minerales y materiales vegetales, hay materiales de cierta consistencia y otro con otra.
Hay materiales sólidos, que no resisten el fuego y otros materiales solidos que si lo
resisten.
5. En el sentido de lo que estamos hablando, JULIO-SOLIDO, estamos buscando un tipo de
cristalización de nuestras vidas, que signifiquen una sobre-edificación con materiales
SOLIDOS-RESISTENTES AL FUEGO.
6. A todos se nos ha quemado algo, que creíamos que duraría para siempre. Inclusive a
algunos, se les quemo tanto la obra que tuvieron que tocar nuevamente el fundamento.
Claro, que celebramos que el fundamento está allí, inconmovible. Pero en la lucidez de
las experiencias y del Testimonio de Dios, queremos en este tiempo agregarle a nuestra
vida esas materializaciones tan sólidas, que nos introduzcan en la misma eternidad.
7. Si volvemos a nuestra definición de más arriba: -mi vida se realiza en instancias de
cristalización, donde lo que era deseo, se materializa; lo que era emoción se materializa;
lo que era pensamiento se materializa; mi vida se vuelve sólida. A la luz de esta porción
de Corintios, podemos decir que edificar, es agregarle elementos solidos a nuestra vida,
nada más, ni nada menos.
8. Ahora para culminar avancemos a un ángulo de la obra de Dios con nosotros. El Espíritu
Santo, opera entre nosotros de manera tal que nos vivifica, nos despierta, nos activa,
nos moviliza, para que, desde esta experiencia espiritual de vitalidad, lleguemos a una
experiencia espiritual de realización (materialización, solidez). Entonces, vamos de lo
fluido a lo sólido. Y cuando alcanzamos lo sólido, no nos quedamos allí, seguimos
edificando. Miremos como termina el relato bíblico para entender esto: Una ciudad
completamente solida desciende del cielo (la Nueva Jerusalén). ¿Qué viene después de
esto? Mas, siempre más…. No hay consumación ultima, estática.
9. La vida del Espíritu es movimiento que va del plantío al edificio, pero no termina en el
edifico, sino que continua con más plantío. Cualquier espiritualidad que quiera cortar
este ciclo de fluidez desde lo dinámico a lo sólido, y luego desde lo solido nuevamente
a lo dinámico, perderá el sentido Bíblico de la obra que realiza el Espíritu Santo entre
nosotros.
10. Históricamente los cristianos han querido definir la obra del Espíritu y por lo general se
han dado experiencias donde el Espíritu queda “enlatado”, la reacción a esto siempre
ha sido, lo espontaneo, lo que no tiene, ni puede tener forma (decimos nosotros:
démosle libertad al Espíritu). Así pasamos de un extremo de querer controlar al Espíritu,
definirlo y clasificarlo, a nosotros “perder el control”. Lo sano es la colaboración activa,
el disfrute de lo vivo y la vocación de solidez. Dice el Testimonio: -la nube vino y ella
concibió.
11. Por otro lado, cada vez que algo se solidifica entre nosotros, esto no es para retroceder
y abandonar lo vital, quedarnos con un “edificio vacío”. La solidez que hemos ganado
hoy, es plataforma para más y mejor vida, para que la futura cristalización sea más
consistente.

You might also like