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De Peter Berger (comp.

) en esta biblioteca
La construcción social
Marxismo y sociología. Perspectivas desde Europa Oriental de la realidad
Peter L. Berger
Thomas Luckmann

Amorrortu editores
Sin embargo, dado el propósito particular de la presente
I. Los fundamentos del obra, no podemos soslayar del todo el problema f¡]osófi.co.
El mundo de la vida cotidiana no solo se da por establecido
conocimiento en la vida como realidad por los miembros ordinarios de la sociedad
en el comportamiento subjetivamente significativo de sus
cotidiana vidas. Es un mundo que se origina en sus pensamientos y
acciones, y que está sustentado como real por éstos. Antes
de emprender nuestra tarea principal debemos, ~o: lo tan-
to tratar de clarificar los fundamentos del conocimiento en
lavida cotidiana, a saber, las objetivaciones de los procesos
(v significados) subjetivos por medio de los cuales se cons-
t~ye el mundo intersubjetiva del sentido común. .
1. LA REAUDAD DE LA VIDA COTIDIANA Para el propósito que nos ocupa es ésta una labor preli-
minar y solamente podemos esbozar los rasgos principales
Dado que nuestro propósito en esta obra es un análisis de la que creemos es una solución adecuada al proble:na fi-
sociológico de la realidad de la vida cotidiana, más exacta- Iosófico: pero entendámonos, adecuada sólo en el sentido de
mente, del conocimiento que orienta la conducta en la vida que pu~e servir de punto de partida para el análisis socio-
cotidiana, y puesto que sólo tangencialmente nos interesa lógico. Las consideraciones que siguen tienen, por tant?, ~l
cómo puede presentarse esta realidad en diversas perspec- carácter de prolegómenos filosóficos y, de suyo, pre-socioló-
tivas teóricas a los intelectuales, debemos empezar por cla- gicos. El método que consideramos más convenje~te par~
rificar esa realidad tal como se ofrece al sentido común de clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida coti-
quienes componen ordinariamente fá'sociedad. La manera diana es el del análisis íenomenotogico. método puramente
como las elaboraciones teóricas de los intelectuales y demás descriptivo yo, como tal, "emptrico", per~ no,,'cientí~c~", ~ue
mercaderes de ideas pueden influir sobre esa realidad del así eonsidcramos la naturaleza de las CJenCJaS cmpincas .
sentido común, es cuestión aparte. Por lo tanto nuestro co- El análisis fenomenológico de la vida cotidiana, o más
metido, aunque de carácter teórico, engrana con la aprecia- bien de la experiencia subjetiva de la vida cotidiana, es un fre-
ción de una realidad que compone el objeto de la ciencia no contra todas las hipótesis causales o genéticas, así ~o­
empírica de la sociolcgta, yak decir. el mundo dela vida co- mo contra las aserciones acerca de la situación ontológICa
tidiana. de los fenómenos analizados. Es importante recordarlo. El
Quede claro, por lo tanto, que no es propósito nuestro de- 1 La totalidad de esta sección se basa en Alfred Schutz y Thoma~
dicarnos a la filosofía. Con todo, si queremos entender la l.ul.kmann, Die Strukturen der Lehenswelt; obra ",n preparación. en
realidad de la vida cotidiana, debemos tener en cuenta su vista de lo cual nos hemos ab~tenido de incluir referencias individuales
carácter intrínseco antes de proceder al análisis socioló¡jco a aquello;; lugares de la obra ya publicada de Schutz en los que se estu-
propiamente dicho. La vida cotidiana -"e presenta como \JlHI dian los mismo>' problemas. Nuestra argumentación en este lugar se
realidad interpretada por los hombres y que para ellos uc- basa en Scbutz tal como lo desarrolla Luckmann en la obra antes ci-
oc el significado subjetivo de un mundo coherente. Comll tada. in toto.El lector que desee conocer la obra de Schutz publicada
hasta la fecha puede consultar: A1fred Schutz, Der sinnhafte Aufball. der
sociólogos hacemos de esta realidad d objeto do nuestro- soziaien Welt (Viena, Springer, 1960); Collected Papers, vols. 1 y II. El
análisis. Dentro del marco de referencia que proporciono b lector a quien interese la adaptación que hizo Schutz del método feno-
sociología, en cuanto ciencia empírica, cabe tomar esta rea- menológico al análisis del mundo social puede consultar espedalmente
lidad como dada, aceptar como datos fenómenos particula- sus Collected Papers, vol. 1, pp- 99 Y sigs., y Maurice Natanson (comp.l.
res que se producen en su seno, sin investigar mayormen- Philosophy of the Social Sciences (Nueva York, Random House, 1963).
te sus fundamentos, tarea ésta que concierne a la filosofía. pp. 183 Y sigs.

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sentido común encierra innumerables interpretaciones pre- de observarse con suma claridad al despertar de un sueño.
científicas y cuasi-científicas sobre la realidad cotidiana, a Entre las múltiples realidades existe una que se presenta
la que da por establecida. Si vamos a describir la realidad como la realidad por excelencia. Es la realidad de la vida
del sentido común, tendremos que referirnos a estas inter- cotidiana. Su ubicación privilegiada le da derecho a que se
pretaciones, así como también tendremos que tomar en la llame suprema realidad. La tensión de la conciencia lle-
cuenta su carácter de presupuesto; pero lo hacemos colo- ga a su apogeo en la vida cotidiana, es decir, ésta se impone
cándalo entre paréntesis fenomenológicos. sobre la conciencia de manera masiva, urgente e intensa en
La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o el más alto grado. Es imposible ignorar y aún más difícil
se dirige a objetos. Nunca podemos aprehender talo cual atenuar su presencia imperiosa. Consecuentemente, me
substrato supuesto de conciencia en cuanto tal, sino sólo la veo obligado a prestarle atención total. Experimento la vida
conciencia de esto o aquello. Esto es lo que ocurre, ya sea cotidiana en estado de plena vigilia. Este estado de plena
que el objeto de la conciencia se experimente como parte de vigilia con respecto a existir y aprehender la realidad de la
un mundo ñsico exterior, o se aprehenda como elemento de vida cotidiana es para mí algo normal y evidente por sí mis-
una realidad subjetiva interior. Tanto si yo (primera per- mo, vale decir, constituye mi actitud natural,
sona del singular, que aquí y en los ejemplos siguientes ocu- Aprehendo la realidad de la vida cotidiana como una rea-
pa el lugar de la auto-conciencia ordinaria en la vida coti- lidad ordenada: Sus fenómenos se presentan dispuestos de
diana) estoy contemplando el panorama de la ciudad de antemano en pautas que parecen independientes de mi
Nueva York, como si tomo conciencia de una angustia inte- aprehensión de ellos mismos y que se les imponen. La reali-
rior, los procesos de conciencia implicados son intencionales dad de la vida cotidiana se presenta ya objetivada, o sea,
en ambos casos. No necesitamos insistir en que el tomar constituida por un orden de objetos que han sido designa-
conciencia del edificio del Empire State se diferencia del to- dos como objetos antes de que yo apareciese en escena. El
mar conciencia de una angustia. Un análisis fenomenológi- lenguaje usado en la vida cotidiana me proporciona conti-
ca detallado revelaría las diversas capas de experiencia, y nuamente las objetivaciones indispensables y dispone el
las distintas estructuras de significado que intervienen, por orden dentro del cual éstas adquieren sentido y dentro del
ejemplo, en ser mordido por un perro, en recordar haber si- cual la vida cotidiana tiene significado para mí. Vivo en un
do mordido por un perro, en tener fobia a todos los perros, lugar que tiene un nombre geográfico; utilizo herramientas,
etc. Lo que nos interesa aquí es el carácter intencional co- desde abrelatas hasta autos deportivos, que tienen un nom-
mún de toda conciencia. bre en el vocabulario técnico de la sociedad en que vivo; me
Objetos diferentes aparecen ante la conciencia como cons- muevo dentro de una red de relaciones humanas --desde el
titutivos de las diferentes esferas de la realidad. Reconozco club al que pertenezco hasta los Estados Unidos de Arri.éri-
a mis semejantes, con los que tengo que tratar en el curso de ca-, que también están ordenadas mediante un vocabula-
la vida cotidiana, como pertenecientes a una realidad muy rio. De esta manera el lenguaje marca las coordenadas de .
diferente de las figuras desencarnadas que aparecen en mis mi vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significa-
sueños. Los dos grupos de objetos introducen tensiones muy tivos.
diferentes en mi conciencia y les presto atención de ma- La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del
neras muy diferentes. Mi conciencia, pues, es capaz de mo- "aquí" de mi cuerpo y el "ahora" de mi presente. Este "aquí
verse en diferentes esferas de realidad. Dicho de otra forma, y ahora" es el foco de la atención que presto a la realidad de
tengo conciencia de que el mundo consiste en realidades la vida cotidiana. Lo que "aquí y ahora" se me presenta en
múltiples. Cuando paso de una realidad a otra, experimento la vida cotidiana es lo realissimum de mi conciencia. Sin
por esa transición una especie de impacto. Este impacto ha embargo, la realidad de la vida cotidiana no se agota por es-
de tomarse como causado por el desplazamiento de la aten- tas presencias inmediatas, sino que abarca fenómenos que
ción que implica dicha transición. Este desplazamiento pue- no están presentes "aquí y ahora". Esto significa que yo ex-

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perimento la vida cotidiana en grados diferentes de proxi- ponen actuar en él. También sé, por supuesto, que los otros
midad y alejamiento, tanto espacial como temporal. Lo más tienen de este mundo común una perspectiva que no es
próximo a mí es la zona de vida cotidiana directamente ac- idéntica a la mía. Mi "aquí" es su "allí", Mi "ahora" no se
cesible a mi manipulación corporal. Esa zona contiene el superpone del todo con el de ellos. Mis proyectos difieren y
mundo que está a mi alcance, el mundo en el que actúo a hasta pueden entrar en conflicto con los de ellos. A pesar de
fin de modificar su realidad, o el mundo en el que trabajo, eso, sé que vivo con ellos en un mundo que nos es común, Y,
En este mundo de actividad mi conciencia está dominada lo que es de suma importancia, sé que hay una correspon-
por el motivo pragmático, o sea que mi atención a este dencia continua entre mis significados y sus significados en
mundo está determinada principalmente por lo que hago, lo este mundo, que compartimos un sentido común de la reali-
que ya he hecho o 10 que pienso hacer en él. De esta mane- dad de éste. La actitud natural es la actitud de la concien-
ra, es mi mundo por nxcelencia.. Sé, por supuesto, que la cia del sentido común, precisamente porque se refiere a un
realidad de la vida cotidiana incluye zonas que no me re- mundo que es común a muchos hombres. El conocimiento
sultan accesibles de esta manera. Pero, o bien no tengo un del sentido común es el que campado con otros en las ru-
interés pragmático en esas zonas, o bien mi interés por tinas normales y auto-evidentes de la vida cotidiana.
ellas es indirecto en tanto puedan ser para mí zonas mani- La realidad de la vida cotidiana se da por establecida co-
pulativas en potencia. Típicamente, mi interés por las zo- mo realidad. No requiere verificaciones adicionales sobre
nas alejadas es menos intenso y, por cierto, menos urgente. su sola presencia y más allá de ella. Está nhí, sencillamen-
Me siento profundamente interesado por el grupo de obje- le, como facticidad evidente de por sí e imperiosa. Sé que es
tos que intervienen en mi tarea diaria; por ejemplo, el mun- real. Aun cuando pueda abrigar dudas acerca de su rea-
do de la estación de servicio, si soy mecánico. Me siento in- lidad, estoy obligado a suspender esas dudas puesto que
teresado, aunque menos directamente, por lo que ocurre-en existo r-utinariamente en la vida cotidiana. Esta suspensión
los laboratorios de prueba de la industria automovilística de dudas es tan firme que, para abandonarla ---como podría
en Detroit; es probable que jamás esté en uno de esos labo- ocurrir, por ejemplo, en la contemplación teórica o religic-
ratorios, pero la tarea que allí se realiza afectará eventual- sa-, tengo que hacer una transición extrema. El mundo de
mente mi vida cotidiana. Tal vez me interese lo que sucede la vida cotidiana se impone por sí solo y cuando quiero de-
en Cabo Kennedy, o en el espacio exterior, pero ese interés safiar esa imposición debo hacer un esfuerzo deliberado y
es cuestión de un gusto particular mío, de mi "tiempo libre", nada fácil. La transición de la actitud natural a la actitud
más que una necesidad urgente de mi vida cotidiana. teórica del filósofo o del hombre de ciencia, ejemplifica este
La realidad de la vida cotidiana se me presenta además punto. Pero no todos los aspectos de esta realidad son igual-
\ como un mundo intersubjetiva, un mundo que comparto mente no problemáticos. La vida cotidiana se divide en sec-
con otros. Esta intersubjetividad establece una señalada di- tores, unos que se aprehenden por rutina y otros que me
ferencia entre la vida cotidiana y otras realidades de las presentan problemas de diversas clases. Supongamos que
que tengo conciencia. Estoy solo en el mundo de mis sue- soy un mecánico de automóviles y gran conocedor de todo lo
ños, pero sé que el mundo de la vida cotidiana es tan real referente a coches de fabricación norteamericana. Todo lo
para los otros como lo es para mí. En realidad, no puedo que corresponde a este último aspecto es rutina, faceta no
existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme problemática de mi vida cotidiana. Pero un día aparece
continuamente con otros. Sé que mi actitud natural para alguien en el garaje y me pide que repare su Volkswagen.
con este mundo corresponde a la actitud natural de otros, 11e veo ahora obligado a entrar en el mundo problemático
que también ellos aceptan las objetivaciones por las cuales de los autos de marcas extranjeras. Puedo hacerlo a rega-
este mundo se ordena, que también ellos organizan este ñadientes o con curiosidad profesional; pero en cualquiera
mundo en torno de "aquí y ahora" de su estar en él y se-pro- de los dos casos enfrento problemas que todav-ía no he in-

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troducido en mi rutina. Al mismo tiempo no dejo la realidad ipeo {acto, que se han alejado hacia un mundo que ya no es
de la vida cotidiana, por supuesto. La verdad es que ésta se el común de la vida cotidiana.
enriquece, ya que empiezo a incorporarle el conocimiento y Comparadas con la realidad de la vida cotidiana, otras
la habilidad requeridos para reparar autos extranjeros. La realidades aparecen como zonas limitadas de significado,
realidad de la vida cotidiana abarca los dos tipos de secto- enclavadas dentro de la suprema realidad caracterizada
res, en tanto lo que parece un problema no corresponda a por significados y modos de experiencia circunscritos. Po-
una realidad completamente distinta (por ejemplo, la reali- dría decirse que la suprema realidad las envuelve por todos
dad de la física teórica, o de las pesadillas). En tanto las ru- lados, y la conciencia regresa a ella siempre como si volvie-
tinas de la vida cotidiana prosigan sin interrupción serán ra de un paseo. Esto es evidente en los ejemplos ya citados,
aprehendidas como no problemáticas. ' el de la realidad de los sueños o el del pensamiento teórico.
Pero el sector no problemático de la realidad cotidiana "Conmutaciones" similares se producen entre el mundo de
sigue siéndolo solamente hasta nuevo aviso, es decir, hasta la vida cotidiana y el mundo de los juegos, tanto de los ni-
que su continuidad es interrumpida por la aparición de un ños como -aún más señaladamente- de los adultos. El
problema. Cuando esto ocurre, la realidad de la vida coti- teatro proporciona una excelente ejemplificación de este
diana busca integrar el sector problemático dentro de lo juego de parte de los adultos. La transición entre las reali-
que ya es no problemático. El conocimiento del sentido dades se señala con la subida y bajada del telón. Cuando se
común contiene una diversidad de instrucciones acerca de levanta el telón, el espectador se ve "transportado a otro
cómo .proceder. para esto. Por ejemplo, las personas que mundo", que tiene significados propios, y a un orden que
trabajan conmigo son para mí no problemáticas, en tanto tendrá o no mucho que ver con el orden de la 'vida cotidiana.
cumplan sus rutinas familiares y establecidas, tales como Cuando cae el telón, el espectador "vuelve a la realidad", es
escribir a máquina en mesas próximas a la mía en la ofici- decir, a la suprema realidad de la vida cotidiana en compa-
na. Se vuelven problemáticas si interrumpen esas rutinas' ración con la cual la realidad presentada sobre el escenario
por ejemplo, si se amontonan en un rincón y cuchichean: parece ahora tenue y efimera, por vívida que haya sido la
Cuando inquiero el significado de esa actividad insólita presentación de momentos antes. Las experiencias estética
hay una variedad de posibilidades que mi conocimiento de y religiosa abundan en transiciones de esta especie, puesto
sentido común es capaz de re-integrar dentro de las rutinas que Cl arte y la religión son productores endémicos de zonas
no problemáticas de la vida cotidiana: pueden estar consul- limitadas de significado.
tándose sobre cómo arreglar una máquina descompuesta, o Todas las zonas limitadas de significado SD caracterizan
uno de ellos tal vez tenga instrucciones urgentes del jefe, po'r desviar la atención de la realidad de la vida cotidiana.
etc. Por otra parte, puede ser que me entere de que están Si bien existen, claro está, desplazamientos de la atención
discutiendo una directiva sindical para hacer huelga, lo dentro de la vida cotidiana, el desplazamiento hacia una
cual todavía está fuera de mi experiencia, pero bien cabe zona limitada de significado es de índole mucho más extre-
dentro del tipo de problema que puede encarar mi conoci- ma. Se produce un cambio radical en la tensión de la con-
miento de sentido común. No obstante, habré de encararlo ciencia. En el contexto de la experiencia religiosa, esto se
como problema, antes que reintegrarlo sencillamente den- ha denominado, con justeza, "salto". Es importante desta-
tro del sector no problemático de la vida cotidiana. Sin em- car, sin embargo, que la realidad de la vida cotidiana retie-
bargo, si llego a la conclusión de que mis colegas se han ne su preeminencia aun cuando se produzcan "saltos" de
v~elto locos colectivamente, el problema que surge es toda- esta clase. El lenguaje, al menos, establece la verdad de es-
vta de otra clase. Ahora encaro un problema que trasciende to. Ellenguaje común de que dispongo para objetivar mis
los límites d~ la realidad de la vida cotidiana y que apun- experiencias se basa en la vida cotidiana y sigue tomándola
ta. a una r~~hdad compl,ctamente distinta. Lo cierto es que como referencia, aun cuando lo use para interpretar expe-
rru conclusión de que m1S colegas han enloquecido implica, riencias que corresponden a zonas limitadas de significado.

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Típicamente, yo "deformo"•. por lo tanto, la realidad de és- multaneidad total entre estos diversos niveles de tempora-
tas en cuanto empiezo a emplear el lenguaje común para lidad, como lo ejemplifica muy claramente la experiencia de
interpretarlas, vale decir, "traduzco" las experiencias que la espera. Tanto mi organismo como la sociedad a que per-
no son cotidianas volviéndolas a la suprema realidad de la tenezco me imponen, e imponen a mi tiempo interior, cier-
vida cotidiana. Esto puede advertirse fácilmente asociándo- tas secuencias de hechos que entrañan una espera.' Puedo
lo con la experiencia de los sueños; pero también es__típico querer intervenir en un acontecimiento deportivo, pero de-
de los que tratan de hacer conocer mundos de significado bo esperar a que se sane mi rodilla lastimada. O también,
teórico, estético () religioso. El físico teórico nos dice que su debo esperar la tramitación de unos papeles a fin de que
concepto del espacio no puede transmitirse lingüísticamen- pueda establecerse oficialmente mi capacidad para interve-
te, precisamente lo mismo que dicen el artista con respecto nir en dicho acontecimiento. Fácil es advertir que la estruc-
al significado de sus creaciones y el místico con respecto a tura temporal de la vida cotidiana es excesivamente com-
sus comunícacíones con la divinidad. Sin embargo, todos pleja, porque los diferentes niveles de temporalidad cmpíri-
ellos --el que sueña, el físico, el artista y el místico-e tam- camente presente deben correlacionarse en todo momento.
bién viven en la realidad de la vida cotidiana. Ciertamente, La estructura temporal de la vida cotidiana me enfrenta
uno de los problemas para ellos más importante consiste en a una facticidad con la que debo contar, es decir, con 'la que
interpretar la coexistencia de esta realidad con los reductos debo tratar de sincronizar mis propios proyectos. Descubro
de realidad dentro de los cuales se han aventurado. que el tiempo en la realidad cotidiana es continuo y limita-
El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el do. Toda mi existencia en este mundo está ordenada conti-
espacio como en el tiempo. La estructura espacial es total- nuamente por su tiempo, está verdaderamente envuelta en
mente periférica con respecto a nuestras consideraciones él. Mi propia vida es un episodio en el curso externamente
presentes. Es suficiente señalar que también ella posee una artificial del tiempo. Existía antes de que yo naciera y se-
dimensión social en virtud del hecho de que mi zona de ma- guirá existiendo después que yo muera. El conocimiento de
nipulación se íntersecta con la de otros. Más importante en mi muerte inevitable hace que este tiempo sea limitado pa-
lo que respecta a nuestro propósito presente es la estructu- ra mí. Cuento solo con una determinada cantidad de tiem-
ra temporal de la vida cotidiana. po disponible para realizar mis proyectos, y este conoci-
ta temporalidad es una propiedad intrínseca de la con- miento afecta mi, actitud hacia esos proyectos. Asimismo,
ciencia. El torrente de la: conciencia está siempre ordenado puesto que no quiero morir, este conocimiento inyecta una
temporalmente. Es posible. distinguir niveles diferentes de angustia subyacente en mis proyectos. De esa manera, no
esta temporalidad que se da intrasubjetivamentc. Todo in- puedo repetir indefinidamente mi participación en aconte-
dividuo tiene conciencia de un fluir interior del tiempo, que cimientos deportivos. Sé que me estoy poniendo viejo. Tal
a su vez se basa en los ritmos psicológicos del organismo vez sea ésta la última oportunidad en la que pueda interve-
aunque no se identifica con ellos. Sería trasgredir en exceso nir. Mi espera se volverá ansiosa según el grado en que la
los límites de estos prolegómenos, entrar en un análisis de- finitud (tel tiempo gravite sobre el proyecto.
tallado de dichos niveles de temporalidad intrusubjetiva. La misma estructura temporal, como ya hemos indicado,
Empero, como ya hemos indicado, la intersubjetividad tie- es coercitiva. No puedo invertir a voluntad las secuencias
ne también una dimensión temporal en la vida cotidiana. que ella impone: "lo primero es lo primero" constituye un
El mundo de la vida cotidiana tiene su propia hora oficial, elemento esencial de mi conocimiento de la vida cotidiana.
que se da intersubjetivamente. Esta hora oficial puede en- por eso no puedo rendir un examen determinado sin antes
tenderse como la intersección del tiempo cósmico con su ca- haber aprobado ciertos cursos. No puedo practicar mi profe-
lendario establecido socialmente según las secuencias tem- sión antes de haber aprobado dicho examen, y así sucesiva-
porales de la naturaleza, y el tiempo interior, en sus dife- mente. De igual manera, la misma estructura temporal
renciaciones antes mencionadas. Nunca puede haber si- proporciona la historicidad que determina mi situación en

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el mundo de la vida cotidiana. Nací en una determinada fe- Lo veo sonreír, luego reaccionar ante mi ceño fruncido de-
cha, ingresé en la escuela en otra, empecé a trabajar en mi jando de sonreír, después sonreír nuevamente cuando yo
profesión en otra, etc. Estas fechas, sin embargo, están to- sonrío, y así sucesivamente. Cada una de mis expresiones
das "ubicadas" dentro de una historia mucho más vasta, y está dirigida a él, y viceversa; y esta continua reciprocidad
esa "ubicación" conforma decididamente mi situación. Así de actos expresivos podemos utilizarla tanto él como yo si-
pues, nací en el año de la gran quiebra del banco en la que multáneamente. Esto significa que en la situación "cara a
mi padre perdió su fortuna, ingresé en la escuela antes de cara" la subjetividad del otro me es accesible mediante un
la revolución, comencé a trabajar inmediatamente después máximo d~íntomas. Por cierto que yo puedo interpretar
de que estallase la gran guerra, etc. La estructura temporal erróneamente algunos de esos síntomas. Puedo pensar que
de la vida cotidiana no solo impone secuencias preestablecí- el otro se sonríe cuando en realidad está haciendo una mue-
das en la agenda de un día cualquiera, sino que también se ca. Sin embargo, ninguna otra forma de relación puede re-
impone sobre mi biografía en conjunto. Dentro de las coor- producir la abundancia de síntomas de subjetividad que se
denadas establecidas por esta estructura temporal, yo dan en la situación "cara a cara". Solamente en este caso la
aprehendo tanto la agenda diaria como la biografía total El subjetividad del otro se encuentra decididamente "próxi-
reloj y el calendario, en verdad, me aseguran que soy "un ma". Todas las demás formas de relación con el otro, en di-
hombre de mi época". Solo dentro de esta estructura tempo- versos grados, son "remotas".
ral conserva para mí la vida cotidiana su acento de reali- En la situación "cara a cara" el otro es completamente
dad. Por eso, en casos en que pueda sentirme "desorienta- real. Esta realidad es parte de la realidad total de la vida
do" por cualquier motivo (por ejemplo, digamos que haya cotidiana y, en cuanto tal, masiva e imperiosa; Es verdad
sufrido un accidente automovilístico a consecuencia del que el otro puede ser real para mí sin que lo haya encontra-
cual hubiera quedado inconsciente de un golpe), siento una do "cara a cara", por conocerlo de nombre, por ejemplo, o
necesidad casi instintiva de "reorientarmc" dentro de la es- por habernos tratado por correspondencia. No obstante, se
tructura temporal de la vida cotidiana. Miro mi reloj y trato vuelve real para mí en todo el sentido de la palabra sola-
de recordar en qué día estoy. Con solo esos actos vuelvo a mente cuando lo veo "cara a cara"."En verdad, puede ale-
ingresar en la realidad de la vida cotidiana. garse que el otro, en la situación "cara a cara", es más real
para mí que yo mismo. Por supuesto que yo "me conozco
2. INTERACCIÓN SOCIAL EN lA VIDA CarIDIANA mejor" de lo que jamás pueda conocerlo a él. Mi subjetivi-
dad me es accesible de una manera como jamás podrá serlo
La realidad de la vida cotidiana es algo que comparto con la suya, por muy "cercana" que sea nuestra relación. Mi pa-
otros. Pero ¿cúmo se experimenta a esos otros en la vida co- sado está a mi alcance en mi memoria con urra plenitud 'que
tidiana? Una vez más se puede distinguir aquí entre diver- nunca podré alcanzar en mi reconstrucción de su pasado,
sos modos de tal experiencia. por mucho que me hable de él. Pero este "mejor conocí-
La experiencia más importante que tengo de losotros se miento" de m#mismo requierereflexión. No se me presenta
produce en la situación "cara a cara", que es el prototipo de directamente. El otro, eacambio, sí sefnepresentadirecta-
la interacción social y del que se derivan todos los demás mente en la situación "caraa cara". Por lo tanto, "lo que.él
casos. es" se halla.ccntínuamentea mi alcance. Esta disponibili-
En la situación "cara a cara" el otro se me aparece en un dad es continua y pre-reñexíva. En cambio, "lo que yo soy"
presente vívido que ambos compartimos. Sé que en el mis- IlO está tan a mi alcance. Para que así ocurra se requiere
mo presente vívido yo me le presento a él. Mi "aquí y ahora" que me detenga, que interrumpa la espontaneidad con ti- ,
yel suyo gravitan continuamente uno sobre otro, en tanto nua de mi experiencia y retrotraiga deliberadamente mi,
dure la situación "cara a cara". El resultado es lUl intercam- atención sobre mí mismo. Más aún, esa reflexión sobre mi"
bio continuo entre mi expresividad y la suya. mismo es ocasionada típicamente por la actitud hacia mí

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que demuestre el otro. Es típicamente una respuesta de trasfondo común de vida cotidiana.) La realidad de la vida
"espejo" a las actitudes del otro. cotidiana contiene esquemas tipificadores en cuyos térmi-
Se sigue que las relaciones con otros en la situación "cara nos los otros son aprehendidos y "tratados" en encuentros
a cara" son sumamente flexibles!Dicho en forma negativa, "cara a cara". De ese modo, puedo aprehender al otro como
es comparativamente difícil imponer pautas rígidas a la in- "hombre", como "europeo", como "cliente", como "tipo jo-
teracción "cara a cara". Sean cuales fueren las pautas im- vial", etc. Todas estas tipificaciones afectan continuamente
puestas, serán constantemente modificadas por la enorme mi interacción con él cuando, por ejemplo, decido invitarlo
variedad y sutileza del intercambio de significados subjeti- una noche para que se divierta antes de tratar de venderle
vos que se produce. Por ejemplo, tal vez yo vea al otro como mi producto. Nuestra interacción "cara a cara" llevará la
alguien que me es esencialmente hostil y actúe para con él impronta de esas tipificaciones en tanto no se vuelvan pro-
dentro de una pauta de "relaciones hostiles", como yo lo en> hlemáticas debido a una interferencia de su parte. Porque
tiendo. En cambio, en la situación "cara a cara" el otro pue- puede suceder que el otro me demuestre que, aunque "hom-
de encararme con actitudes y acciones que contradigan esta bre", "europeo" y "cliente", es también un honrado moralis-
pauta, quizá hasta el punto de que yu me vea obligado a de- ta y que lo que al principio parecía ser jovialidad, no es sino
secharla por inaplicable y a considerar al otro como amigo. una expresión de desdén hacia los norteamericanos en ge-
En otras palabras, la pauta no puede sustentar la evidencia neral y hacia los vendedores norteamericanos en particu-
masiva de la subjetividad del otro que se me ofrece en la si- lar. A esta altura de las cosas, es natural que mi esquema
tuación "cara a cara". Por contraste, me resulta mucho más tipificado- tenga que ser modificado y que la invitación de-
fácil pasar por alto esa evidencia en tanto no me encuentre ba ser planeada de otra manera según esa modificación. Pe-
con el otro "cara a cara". Aun en una relación relativamente ro, a no ser por esta clase de provocación, las tipificaciones
"cercana", como puede ser la epistolar, me es posible des- ' serán valedera.'> hasta nuevo aviso y determinarán mis ac-
cartar más eficazmente las protestas de amistad del otro tos en la situación.
porque no representan en realidad su actitud subjetiva ha- Los esquemas tipificadorcs que intervienen en situacio-
cia mí, sencillamente porque en la correspondencia me fal- nes "cara a cara" son, por supuesto, recíprocos. El otro tam-
ta la presencia inmediata, continua y concretamente real bién me aprehende de manera tipificada: "hombre", "nor-
de su expresividad. Seguramente puedo interpretar erró- teamericano", "vendedor", "tipo simpático", etc. Las tipifica-
neamente los significados del otro aun en la situación "cara cienes del otro son tan susceptibles a mi interferencia, co-
a cara", ya que es posible que el otro oculte "hipócrita- mo lo eran las mías a la suya. En otras palabras, los dos es-
mente" sus significados. Aun así, tanto la interpretación quemas tipificadores entran en "negociación" continua
errónea como la "hipocresía" son mucho más difíciles de cuando se trata de una situación "cara a cara". En la vida
mantener en la interacción "cara a cara" que en las formas cotidiana es probable que esta clase de "negociación" pueda
menos "cercanas" de las relaciones sociales. de por sí disponerse de antemano, de manera típica, como
Por otra parte, yo aprehendo al otro por medio de esque- en el típico proceso de 'regateo entre clientes y vendedores.
mas tipificadores aun en la situación "cara a cara", si bien De tal modo, la mayoría de las veces mis encuentros con los
estos esquemas son más "vulnerables" a su interferencia otros en la vida cotidiana son típicos en un sentido doble: yo
que otras formas "más remotas" de interacción. Dicho de aprehendo al otro como tipo y ambos interactuamos en una
otra manera, aunque resulte comparativamente dificil im- situación que de por sí es típica.
poner pautas rígidas a la interacción "cara a cara", ésta ya Las tipificaciones de la interacción social se vuelven pro-
aparece pautada desde el principio si se presenta dentro de gresivamente anónimas a medida que se alejan de la situa-
las rutinas de la vida cotidiana. (Podemos dejar a un lado, ción "cara a cara". Toda tipificación entraña, por supuesto,
para considerarlos más adelante, los casos de interacción un anonimato incipiente. Si yo tipifico a mi amigo Henry
entre personas totalmente desconocidas que no tienen un como integrante de una categoría X (por ejemplo, como un

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inglés), ipso {acto interpreto por lo menos algunos aspectos cienes "cara a cara" y espero volver a encontrarlos con regu-
de su comportamiento como resultantes de dicha tipifica- laridad (mi amigo Henry); a otros los recuerdo como seres
ción: por ejemplo, sus gustos en la comida serán típicos de humanos concretos de un pasado encuentro (la rubia con la
los ingleses, como lo serán sus modales, algunas de sus que me crucé en la calle), pero el encuentro fue breve y con
reacciones emocionales, y demás. Esto, sin embargo, impli- toda seguridad no ha de repetirse. Con otros me sucede
ca que estas características y acciones de mi amigo Henry otra cosa: sé de su existencia como seres humanos concre-
corresponden a cualquiera en la categoría del hombre in- tos, pero puedo aprehenderlos solo por medio de tipificacio-
glés, vale decir que estos aspectos de su ser los aprehendo nes más o menos anónimas que se entrecruzan (mis compe-
en términos anónimos. Aun así, en tanto mi amigo Henry tidores comerciales ingleses, la reina de Inglaterra). Entre
pueda presentárseme en la plena expresividad de la situa- estos últimos también podría hacerse la distinción entre
ción "cara a cara", irrumpiré continuamente en mi tipifica- probables asociados en situaciones "cara a cara" (mis com-
ción del inglés anónimo para manifestarse como individuo petidores comerciales ingleses) y asociados en potencia pe-
único y por lo tanto atípico, a saber, como mi amigo Henry. ro improbables (la reina de Inglaterra).
El anonimato del tipo es evidentemente menos susceptible El grado de anonimato que caracteriza mi experiencia de
a esta clase de individualización cuando la interacción "ca- los otros en la vida cotidiana depende, sin embargo, tam-
ra a cara" es cosa del pasado (mi amigo Henry, el inglés que bién de otro factor. Veo al vendedor de diarios en la esquina
conocí cuando era estudiante), o cuando es de índole super- tan regularmente como a mi esposa. Pero, el vendedor no
ficial y transitoria (el inglés con quien sostuve una breve tiene tanta importancia para mí y no tengo trato íntimo con
conversación en un tren), o cuando nunca se ha producido él. Puede seguir siendo para mí relativamente anónimo. El
(mis competidores comerciales de Inglaterra). grado de interés y el grado de intimidad pueden combinar-
Un aspecto importante de mi experiencia de los otros en se para aumentar o disminuir el anonimato de la experien-
la vida cotidiana es, por consiguiente, que tal experiencia cia. También pueden influirla independientemente. Puedo
sea directa o indirecta. En cualquier momento dado podré estar en términos de gran intimidad con algunos socios de
distinguir entre las personas con las que interactúo en si- mi club y en términos muy formales con mi patrón. Sin em-
tuaciones "cara a cara" y otros que son meros contemporá- bargo los primeros, aun cuando para mí no son completa-
neos, de quienes tengo recuerdos más o menos detallados o mente anónimos, pueden resumirse en "esa barra del club",
que conozco solamente de oídas. En las situaciones "cara a mientras que el segundo se destaca como un individuo úni-
cara" tengo evidencia directa de mis semejantes, de sus ac- co. y por último, el anonimato puede llegar a ser casi total
tos, de sus atributos, etc. No ocurre lo mismo con mis con- en el caso de ciertas tipificaciones que nunca se pretende
temporáneos: de ellos tengo un conocimiento más o menos individualizar, como es el caso del "típico lector del Times
fidedigno. Además, en las situaciones "cara a cara" debo to- de Londres". Finalmente, el "alcance" de la tipificación-y
mar en cuenta a mis semejantes, mientras que en mis me- por ende su anonimato- puede seguir aumentando al ha-
ros contemporáneos puedo pensar si quiero, pero no necesa- blar de "la opinión pública iiÍg~esa".
riamente. El anonimato aumenta a medida que paso de los La realidad social de la vida cotidiana es pues aprehendi-
primeros a los segundos, porque lo anónimo de las tipifi- da en un contínuum de tipificaciones que se vuelven pro-
caciones por las que aprehendo a mis semejantes en las si- gresivamente anónimas a medida que se alejan del "aquí
tuaciones "cara a cara" se "llena" constantemente de los y ahora" de la situación "cara a cara". En un polo del con-
múltiples síntomas vívidos que atañen a un ser humano tinuum están esos otros con quienes me trato a menudo e
concreto. interactúo íntensamente' en situaciones "cara a cara", mi
Esto, por supuesto, no es todo. Existen diferencias obvias "círculo íntimo", diríamos. En el otro polo hay abstracciones
en mis experiencias de los meros contemporáneos. Hay al- sumamente anónimas, que por su misma naturaleza nunca
gunos a los que he experimentado una y otra vez en situa- pueden ser accesibles en la interacción "cara a cara". La es-

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tructura social es la suma total de estas tipificaciones y de de brazos y pies, etc. Estos índices son continuamente acce-
las pautas recurrentes de interacción establecidas por in- sibles en la situación "cara a cara", que precisamente por
termedio de ellas. En ese carácter, la estructura social es eso constituye la situación óptima para darme acceso a la
un elemento esencial de la realidad de la vida cotidiana. subjetividad ajena. Estos mismos índices no tienen posi-
Podríamos agregar aquí otro punto más, aunque sin ma- bilidades de sobrevivir más allá del presente vívido que
yor elaboración. Mis relaciones con otros no se limitan a ofrece la situación "cara a cara". Por otra parte, la ira puede
asociados y contemporáneos. También se refieren a mis an- objetivarse empuñando un arma. Digamos que he tenido
tecesores y sucesores, a los que me han precedido y me su- un altercado con otro hombre, el que me ha dado amplia
cederán en la historia total de mi sociedad. Con excepción evidencia expresiva de su enojo contra mí. Esa noche me
de los que fueron mis asociados en el pasado (mi difunto despierto y veo un cuchillo clavado en la pared encima de
amigo Henry), me relaciono con mis antecesores mediante mi cama. El cuchillo qua objeto expresa la ira de mi adver-
tipificaciones sumamente anónimas: "mis bisabuelos inmi- sario, me da acceso a su subjetividad, aunque cuando lo
grantes" y, aún más, "los Padres de la Patria". Mis suceso- arrojó yo dormía y no lo vi porque huyó después de su ata-
res, por razones comprensibles, se tipifican de manera to- que fallido. Lo cierto es que si dejo el objeto donde está,
davía más anónima: "los hijos de mis hijos", o "las genera- puedo mirarlo de nuevo a la mañana siguiente, y de nuevo
ciones futuras". Estas últimas tipificaciones son proyeccio- expresará para mí la ira del hombre que lo arrojó. Más aún,
nes sustancialmente vacías, casi desprovistas por completo pueden venir otros hombres a mirarlo y llegar a la misma
de contenido individualizado, mientras que las tipificacio- conclusión. En otras palabras, el cuchillo clavado en la pa-
nes de antecesores tienen al menos un cierto contenido de red de mi habitación se ha convertido en un constituyente
esa índole, si bien sumamente mítico. El anonimato de esos objetivamente accesible de la realidad que comparto con mi
dos grupos de tipificaciones, sin embargo, no impide que adversario y con otros hombres. Es de presumir que el cu-
formen parte de la realidad de la vida cotidiana, a veces de chillo no se fabricó con el solo propósito de que fuese arroja-
manera muy decisiva. Después de todo, puedo sacrificar mi do contra mí. Pero expresa una intención subjetiva de vio-
vida por lealtad a los Padres de la Patria, o, llegado el caso, lencia, motivada ya sea por la ira o por consideraciones uti-
en pro de las generaciones futuras. litarias, como matar para conseguir comida. El arma qua
objeto en el mundo real sigue expresando una intención ge-
3. EL LENGUAJE Y EL CONOCIMIENTO EN LA neral de cometer violencia que cualquiera que conozca un
VIDA COTIDIANA arma puede reconocer. El arma, pues, es tanto un producto
humano como una objetivación de la subjetividad humana.
La expresividad humana es capaz de objetivar-se, o sea, La realidad de la vida cotidiana no solo está llena de obje-
se manifiesta en productos de la actividad humana, que es- tivaciones, sino que es, posible únicamente por ellas. Es-
tán al aleance tanto de sus productores como de los otros toy rodeado todo el tiempo-dé objetos que "proclaman" las
hombres, por ser elementos de un mundo común. Dichas intenciones subjetivas de mis semejantes, aunque a veces
objetivaciones sirven como índices más o menos duraderos resulta difícil saber con seguridad qué "proclama" talo
de los procesos subjetivos de quienes los producen, lo que cual objeto en particular, especialmente si lo han producido
permite que su disponibilidad se extienda más allá de la si- hombres que no he podido llegar a conocer bien o del todo,
tuación "cara a cara" en la que pueden aprehenderse direc- en situaciones "cara a cara". Cualquier etnólogo o arqueólo-
tamente. Por ejemplo, la actitud subjetiva de la ira se ex- go confirmará de buena gana estas dificultades, pero el he-
presa directamente en la situación "cara a cara" mediante cho mismo de que puede superarlas y reconstruir a partir
una variedad de índices corporales: el aspecto facial, la po- de un artefacto las intenciones subjetivas de hombres cuyas
sición general del cuerpo, ciertos movimientos específicos civilizaciones se han extinguido hace tal vez milenios es

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prueba elocuente del poder de resistencia de las objetiva- apretar los puños en un acceso de cólera. Estas últimas ac-
ciones humanas. clones expresan mi subjetividad "aquí y ahora", mientras
Un caso especial de objetivación, pero que tiene impor- que la primera puede separarse por completo de dicha sub-
'tancía crucial es la significación, o sea, la producción huma- jetividad; tal vez no me sienta colérico ni agresivo en abso-
na de signos. Un signo puede distinguirse de otras objeti- luto, sino que tomo parte en la danza únicamente porque
vaciones por su intención explícita de servir como indicio alguien que si está colérico me paga para que lo haga en
de significados subjetivos. Por cierto que todas las objetiva- nombre suyo. En otras palabras, la danza puede separarse
ciones son susceptibles de usarse como signos, aun cuando de la subjetividad de quien la ejecuta al contrario del gruñí-
no se hubieran producido con tal intención originariamen- do, que no puede separarse del que gruñe. Tanto la danza
te. Por ejemplo, un arma puede haberse fabricado origina- como el gruñido son manifestaciones de expresividad corpo-
riamente con el propósito de cazar animales, pero más tar- ral, pero solamente la primera tiene carácter de signo acce-
de (como, por ejemplo, en el uso ritual) puede convertirse sible objetivamente. Los signos y los sistemas de signos se
en signo d~ agresividad y violencia en general. Existen, no caracterizan todos por su "separatívidad", pero pueden dife-
ubstante, ciertas objetivaciones destinadas originaria y ex- renciarse según el grado en que pueda separárselos de las
plícitamente a servir de signos. Por ejemplo, en vez de arro- situaciones "cara a cara". De tal manera, una danza está
jarme un cuchillo (acto que llevaba presumiblemente la in- menos separada, evidentemente, que un artefacto material
tención de matarme, pero que podría admitirse que tuviera que tenga el mismo significado subjetivo.
la sola intención de significar esa posibilidad), mi adversa- El lenguaje, que aquí podernos definir corno un sistema
rio podría haber pintado una cruz negra sobre mi puerta co- de signos vocales, es el sistema de signos más importante de
mo signo, supongamos, de que ahora ya estamos oficial- la sociedad humana. Su fundamento descansa, por supues-
mente en pie de enemistad. Dicho signo, que no tiene más to, en la capacidad intrínseca de expresividad vocal que po-
propósito que el de indicar el significado subjetivo de quien see el organismo humano; pero no es posible intentar ha-
lo hizo, se da también en la realidad común que él y yo com- blar de lenguaje hasta que las expresiones vocales estén en
partimos con otros hombres. Reconozco su significado al condiciones de separarse del "aquí y ahora" inmediatos en
igual que otros hombres, y sin duda está al alcance del que los estados subjetivos. Todavía no se puede hablar de len-
lo produce como "recordación" objetiva de su intención ori- guaje cuando gruño o aúllo o abucheo, aunque estas expre-
ginaria. De lo dicho surgirá claramente que hay una gran siones vocales son capaces de volverse lingüísticas en tanto
fluidez entre el uso instrumental y el uso significativo de se integren dentro de un sistema designas accesiblesob-
ciertas objetivaciones. No es preciso que nos ocupemos aquí jctivamente. Las objetivaciones comunes de la vida cctidia-
del caso de la magia, en el que se da una combinación muy na se sustentan primariamente por la significación lingüís-
interesante de ambos usos. tica. La vida cotidiana, por sobre todo, es vida con el len-
Los signos se agrupan en una cantidad de sistemas. Así guaje que comparto con mis semejantes y por medio de él.
pues, existen sistemas de sígnosgestículatorios, de movi- Por lo tanto, la comprensión dél lenguaje es esencial para
mientos corporales pautados, de diversos grupos de artefac- cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana.
tos materiales, y así sucesivamente..Los signos y los siste- El lenguaje se origina en la situación "cara a cara", pero
mas de signos son objetivaciones en el sentido de que son puede separarse de ella fácilmente. Ello ocurre no solo por-
accesibles objetivamente más allá de la expresión de inten- que puedo gritar en la oscuridad o a cierta distancia, hablar
ciones subjetivas "aquí y ahora". Esta "separabílídad" de por teléfono o por radio, o transmitir la significación lin-
las expresiones de subjetividad inmediatas se da también güística mediante la escritura (que constituye, por así decir,
en los signos que requieren la presencia del cuerpo como un sistema de signos de segundo grado). La separación del
mediador. De esa manera, ejecutar una danza que tiene in- lenguaje radica mucho más fundamentalmente en su capa-
tención agresiva es algo completamente distinto de gruñir o cidad de comunicar significados que no son expresiones di-

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rectas de subjetividad "aquí y ahora". Esta capacidad la subjetividad persiste (aunque modificada) cuando el Ien-
comparte con otros sistemas de signos, pero su enorme va- guaje se separa de la situación "cara a cara". Es una de sus
riedad y complejidad lo hace mucho más fácil de separar de características más importantes y está muy bien captada
'la situación "cara a cara" que cualquier otro (por ejemplo, en la frase que dice que los hombres necesitan hablar de sí
un sistema de gestos). Puedo hablar de innumerables asun- mismos hasta que llegan a conocerse a sí mismos.
tos que no aparecen para nada en la situación "cara. a cara'.', El lenguaje se origina cn la vida cotidiana a la que toma
incluyendo asuntos que nunca he experimentado n~ expen- como referencia primordial; se refiere por sobre todo a la
mentaré directamente. De esta manera, el lenguaje es ca- realidad que experimento en la conciencia en vigilia, domi-
paz de transformarse en depósito objetivo de vastas acumu- nada por el motivo pragmático (vale decir, el grupo de signi-
laciones de significado y experiencia, que puede preservar a ficados que corresponden directamente a acciones presen-
través del tiempo y transmitir a las generaciones futuras. tes o futuras) y que comparto con otros de manera estable-
En la situación "cara a cara" el lenguaje posee una cuali- cida. Si bien el lenguaje también puede usarse para referir-
dad inherente de reciprocidad que lo distingue de cualquier se a otras realidades, que se examinarán más adelante,
otro sistema de signos. La continua producción de signos conserva empero su arraigo en la realidad de sentido co-
vocales en la conversación puede sincronizarse sensible- mún de la vida. cotidiana. Como sistema de signos; el len-
mente con las continuas intenciones subjetivas de los que guaje posee la cualidad de la objetividad. El lenguaje se me
conversan. Hablo a medida que pienso, lo mismo que mi in- presenta como una facticidad externa a mí mismo y su efec-
terlocutor en la conversación. Cada uno oye lo que dice el to sobre mí es coercitivo. El lenguaje me obliga a adaptar-
otro virtualmente en el mismo momento en que lo dice, y me a sus pautas. No puedo emplear las reglas sintácti-
esto posibilita el acceso continuo, sin¡..-ronizadc y recíproco a cas del alemán cuando hablo en inglés; no puedo usar pa-
nuestras dos subjetividades en la cercanía intersubjetiva labras inventadas por mi hijo de tres años si quiero comuni-
de la situación "cara a cara" de manera tal que ningún otro carme con los que no son de mi familia; debo tomar en
sistema de signos puede repetir. Más aún, me oigo a mí cuenta las normas aceptadas en el habla correcta para di-
mismo a medida que hablo: mis propios significados subje- versas ocasiones, aun cuando preferiría usar las mías "in-
tivos se me hacen accesibles objetiva y continuamente, e ip- correctas", de uso particular. El lenguaje me proporciona
so {acto se vuelven "más reales" para mí. Otra manera de una posibilidad ya hecha para las continua'! objetivaciones
expresar lo mismo es recordar el punto antes indicado so- que necesita mi experiencia para desenvolverse. Dicho de
bre mi "mejor conocimiento" del otro en oposición a mi co- otra forma, el lenguaje tiene una expansividad tan flexible
nocimiento de mí mismo en la situación "cara a cara". Este como para permitirme objetivar una gran variedad de expe-
hecho aparentemente paradójico ya ha sido explicado por la ricncias que me salen al paso en el curso de mi vida. El len-
accesibilidad.masiva, continua y pro-reflexiva del ser del guaje también tipifica experiencias, permitiéndome in-
otro en la situación "cara a cara", en oposición a la necesi- cluirlas en categorías amplias 'en cuyos términos adquieren
dad de auto-reflexión para lograr el acceso a mi propio ser. significado para mí y para mis semejantes. A la vez que las
Ahora bien, como yo objetivo por medio del lenguaje mi tipifica, también las vuelve anónimas, porque por principio
propio ser, éste se hace accesible masiva y continuamente la experiencia tipificada puede ser repetida por cualquiera
para mí a la vez que para el otro, y puedo responder espon- que entre dentro de la categoría en cuestión. Por ejemplo,
táneamente a esta objetivación sin ser interrumpido por la teng-o una disputa con mi suegra. Esta experiencia concreta
reflexión deliberada. Por lo que cabe decir que el lenguaje y subjetivamente única se tipifica lingüísticamente en la
hace "más real" mi subjetividad, no solo para mi interlocu- categoría "dificultades con la suegra". Así tipificada ad-
tor, sino también para mí mismo. Esta capacidad que tiene quiere sentido para mí, para otros y, presumiblemente, pa-
el lenguaje de cristalizar y estabilizar para mí mi propia ra mi suegra. La misma tipificación, como quiera que sea,

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entraña el anonimato. No solo yo sino cualquiera (más sueño en la realidad de la vida cotidiana, enclavándola den.
exactamente, cualquiera dentro de la categoría de yerno) tro de esta última. El sueño cobra entonces un significado
Quede tener "dificultades con la suegra". De esta manera, en términos de la realidad de la vida cotidiana más que de
"mis experiencias biográficas se incluyen constantemente su propia realidad aislada. Los productos de estas traspo-
dentro de ordenamientos generales de significado que son siciones pertenecen, en cierto sentido, a ambas esferas de
reales tanto objetiva como subjetivamente. ~:~~i~ao~~=~tán "ubic~dos" en una realidad, pero "se refie-
Debido a su capacidad de trascender el "aquí y ahora", el
lenguaje tiende puentes entre diferentes zonas dentro de la Cualquier tema significativo que de esta manera cruce de
realidad de la vida cotidiana y las integra en un todo signi- una esfera de realidad a otra puede defmirse como un sím-
ficativo. Las trascendencias tienen dimensiones espaciales bolo, y el modo lingüístico por el cual se alcanza esta tras-
temporales y sociales. Por medio del lenguaje puedo tras~ cendencia puede denominarse lenguaje simbólico. Al nivel
cender el espacio que separa mi zona manípulatoría de la del simbolismo, pues, la significación lingüística alcanza su
del otro; puedo sincronizar mi secuencia de tiempo biográfi- máxima separación del "aquí y ahora" de la vida cotidiana,
co con la suya, y dialogar con él sobre individuos y colectivi- y el lenguaje asciende a regiones que son inaccesibles a la
dades con los que de momento no estamos en interacción experiencia cotidiana no solo de facto sino también a priori.
"cara a cara". Como resultado de estas trascendencias el El lenguaje construye entonces enormes edificios de repre-
lenguaje es capaz de "hacer presente" una diversidad de ob- sentación simbólica que parecen dominar la realidad <le la
jetos que se hallan ausentes -e-espacial, temporal.ysocial- vida cotidiana como gigantescas presencias de otro mundo. ¡
mente-e- del "aquí y ahora". Ipso {acto una enorme acumu- La religión, la filosofía, el arte y la ciencia son los de.mayor
lación de experiencias y significados puede llegar a objeti- importancia histórica entre los sistemas simbólicos de esta
varse en el "aquí y ahora". Más sencillamente, en cualquier clase. Nombrarlos ya es afirmar que, a pesar de que la
momento puede actualizarse todo un mundo a través del construcción de estos sistemas requiere un máximo de se-
lenguaje. Este poder trascendente e integrador del lenguaje paración de la experiencia cotidiana, pueden ser verdadera-
se conserva aun cuando, de hecho, yo ya no estoy dialogan- mente importantísimos para la realidad de la vida diaria.
do con otro. Aun "hablando conmigo mismo" en el pensa- El lenguaje es capaz no solo de construir símbolos suma-
miento solitario, en cualquier momento se me puede pre- mente abstraídos de la experiencia cotidiana, sino también
sentar un mundo entero por medio de la objetivación lin- de "recuperar" estos símbolos y presentarlos como elemen-
güística. En lo que a relaciones sociales se refiere el len- tos objetivamente reales en la vida cotidiana. De esta ma-
~je ~e "hace presentes" no solo a los semejantes'que es- nera, el simbolismo y el lenguaje simbólico llegan a ser
tán físicamente ausentes en ese momento, sino también a constituyentes esenciales de la-realidad de la vida cotidia-
los del pasado recordado o reconstruido, como también a na y de la aprehensión que tiene de esta realidad el sentido
otros proyectados hacia el futuro como figuras imaginarias. común. Vive todos los días en_~n mundo de signos y sím-
Todas estas "presencias" pueden ser sumamente significati- bolos.
vas, por supuesto, en la realidad continua de la vida coti- El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de
diana. • significado lingüísticamente circunscritos. El vocabulario,
El lenguaje, además, es capaz de trascender por completo la gramática y la sintaxis se acoplan a la organización de
l~ realidad de la vida cotidiana. Puede referirse a experien- esos campos semánticos. Así pues el lenguaje elabora es-
CJaS que corresp.onden a zonas limitadas de significado, y quemas clasificadores para diferenciar los objetos según su
~barcar zonas aI~ladas de la realidad. Por ejemplo, puedo "género" (cuestión muy diferente del sexo, por supuesto) o
interpretar "el SIgnificado" de un sueño integrándolo lin- su número; formas para predicados de acción opuestos a
güisticamente dentro del orden de la vida cotidiana. Dicha predicados de ser; modos para indicar grados de intimidad
integración traspone la realidad aislada que corresponde al social, y demás. Por ejemplo, en los idiomas que hacen díe-

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tingos entre el trato íntimo y el ceremonioso por medio de tes: ¿cómo puedo ser pobre, si uso zapatos y no aparento
pronombres (como el tu y el vous en francés, o el du y el Sie tener hambre?
en alemán), esta distinción marca las coordenadas de un Como la vida cotidiana está dominada por el motivo prag-
campo semántico que podríamos llamar zona de intimidad. mático, el conocimiento de receta, o sea, el conocimiento
Aquí aparece el mundo del tutoiement o de la Bruderschaft que se limita a la competencia pragmática en quehaceres
con una abundante colección de significados que me son ac- rutinarios ocupa un lugar prominente en el cúmulo social
cesibles permanentemente para ordenar mi experiencia so- de conocimiento. Por ejemplo, uso el teléfono todos los días
cial. También para el que habla inglés existe, por supues- con propósitos específicamente pragmáticos de mi incum-
to, un campo semántico similar, aunque más circunscrito bencia. Sé cómo hacerlo. También sé qué hay que hacer si
lingüísticamente. O, para tomar otro ejemplo, la suma de mi teléfono funciona mal, lo que no significa que sepa cómo
objetivaciones lingüísticas que corresponden a mi ocupa- repararlo, pero sí que sé a quién hay que recurrir en ese
ción constituye otro campo semántico que ordena significa- caso. Mi conocimiento del teléfono también abarca mayores
datos sobre el sistema de comunicaciones telefónicas: por
tivamente todos los sucesos rutinarios que se me presentan
ejemplo, sé que hay personas cuyo número no figura en
en mi tarea diaria. Dentro de los campos semánticos así
guía, que en circunstancias especiales puedo obtener una
formados se posibilita la objetivación, retención y acumu-
conexión simultánea con dos abonados de larga distancia,
lación de la experiencia biográfica e histórica. La acumula-
que debo calcular la diferencia de hora si quiero llamar a
ción es, por supuesto, selectiva, ya que los campos semánti-
alguien de Hong-Kong, etc. Toda esta información sobre te-
cos determinan qué habrá que retener y qué habrá que "01- léfonos es conocimiento de receta, puesto que no se refiere
-vidar" de la experiencia total tanto del individuo como de la
más que a lo que tengo que saber para mis propósitos prag-
-<sociedad. En virtud de esta acumulación se forma tul acopio
máticos del presente y posiblemente del futuro. No me in-
social de conocimiento, que se transmite de generación en teresa por qué el teléfono funciona de esa manera, ni la
generación y está al alcance del individuo en la vida cotidia- enorme cantidad de conocimientos científicos y técnicos que
na. Vivo en el mundo del sentido común de la vida cotidiana posibilitan la construcción de teléfonos. Tampoco me intere-
equipado con cuerpos específicos de conocimiento. Más aún: san los usos del teléfono ajenos a mis propósitos, como ser
sé que los otros comparten al menos parcialmente ese cono- sus combinaciones con la radio de onda corta para comuni-
cimiento, y ellos saben que yo lo sé. Mi interacción con los caciones marítimas. Similarmente, poseo conocimiento de
otros en la vida cotidiana resulta, pues, afectada constante- receta sobre el funcionamiento de las relaciones humanas.
mente por nuestra participación común en ese acopio social Sé, por ejemplo, qué tengo que hacer para solicitar un pasa-
de conocimiento que está a nuestro alcance. porte. Todo lo que me interesa es conseguirlo al cabo de un
Este acopio social abarca el conocimiento de mi situación determinado período de espera. No me interesa, ni sé, el
y de sus límites. Por ejemplo, sé que soy pobre y que, por lo trámite que sigue mi solicitud en las oficinas del gobierno,
tanto, no puedo pretender vivir en un barrio elegante. Este quién la concede y después de qué formalidades, quién pone
conocimiento lo comparto, claro está, con aquellos que tam- talo cual sello en el documento. No estoy estudiando la bu-
bién son pobres y con aquellos que gozan de una situación rocracia gubernamental: lo único que quiero es pasar un.as
más privilegiada. De esta manera, la participación en el cú- vacaciones en el extranjero. Mi interés por el oculto funcio-
mulo social de conocimiento permite la "ubicación" de los namiento del trámite para el pasaporte se despertará úni-
individuos en la sociedad y el "manejo" apropiado de ellos. camente si al fin no consigo obtenerlo. En este caso, así co-
Esto no es posible para quien no participa de este conoci- mo recurro a un perito en reparaciones telefónicas cuando
miento, un extranjero, por ejemplo, que puede no darse mi aparato se descompone, acudo a un perito en conseguir
cuenta en absoluto de que soy pobre, quizá porque los crite- pasaportes, por ejemplo un abogado, o un senador, o la Aso-
rios de pobreza que existen en su sociedad son muy diferen- ciación Norteamericana de Derechos Civiles. Mutatis mu-

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tandis, gran parte del cúmulo social de conocimiento con- establecido para mí y para los otros hasta nuevo aviso, o
siste en recetas para resolver problemas de rutina. En par- sea, hasta que surge un problema que no puede resolverse
ticular, me interesa poco traspasar el límite de este cono- en esos términos. En tanto mi conocimiento funcione a sa-
cimiento necesario pragmáticamente, en tanto me sirva pa- tisfacción, me siento generalmente dispuesto a suspender
ra resolver ese tipo de problemas. mis dudas a su respecto. En ciertas actitudes separadas de
El acopio social de conocimiento establece diferenciacio- la realidad cotidiana -al contar un chiste, en el teatro o en
nes dentro de la realidad según los grados de familiaridad. la iglesia, o al dedicarme a especulaciones filosóficas- tal
Proporciona datos complejos y detallados con respecto a los vez abrigue dudas sobre ciertos elementos que la compo-
sectores de vida cotidiana con los que debo tratar frecuente- nen. Pero estas dudas "no merecen tomarse en serio". Por
mente, y datos mucho más generales e imprecisos con res- ejemplo, como hombre de negocios sé que es conveniente no
pecto a sectores más alejados. De esa manera, mi conoci- tener consideraciones con los demás. Tal vez pueda causar-
miento sobre mi propia ocupación y su mundo es muy me gracia un chiste en el que esta máxima lleva al fracaso.
abundante y específico, mientras que del mundo ocupacio- Tal vez me conmueva cuando un actor o un predicador exal-
nal de los otros tengo apenas un conocimiento muy esque- ten las virtudes de la consideración, y tal vez, en un estado
mático. El cúmulo social de conocimiento me proporciona, de ánimo filosófico, admita que todas las relaciones sociales
además, los esquemas tipificadores requeridos para las ru- deberían regirse por esta regla de oro. Después de reír, de
tinas importantes de la vida cotidiana, no solo las tipifica- conmoverme y de haber filosofado, vuelvo al mundo "en se-
ciones de otros que se mencionaron anteriormente, sino rio" de los negocios, reconozco una vez mas la lógica de sus
también tipificaciones de toda clase de hechos y experien- principios y actúo conforme con ellos. Solo en el caso de que
cias, tanto sociales como naturales. Así pues, vivo en un mis máximas no "rindan provecho" en el mundo al cual se
mundo de parientes, colegas y funcionarios públicos identi- quiere aplicarlas es probable que me lleguen a resultar pro-
ficables. En este mundo, por consiguiente, tengo experien- blemáticas "en serio".
cia de tertulias familiares, reuniones profesionales y con- Aunque el cúmulo social de conocimiento presenta al
tactos ocasionales con la policía del tránsito. El telón de mundo cotidiano de manera integrada, diferenciado de
fondo natural de estos eventos también se tipifica dentro acuerdo con zonas de familiaridad y lejanía, la totalidad de
del acopio de conocimiento. Mi mundo se estructura de ese mundo queda opaca. Dicho en otra forma, la realidad de
acuerdo con rutinas que se aplican en circunstancias propi- la vida cotidiana siempre parece ser una zona de claridad
cias o adversas, en la estación del año en que se agrava mi detrás de la cual hay un trasfondo de sombras. Cua~do
alergia o cuando me entra tierra en el ojo. "Sé lo que hay unas zonas de realidad se ilurqinan, otras se oscurecen. No
que hacer" frente a estas y otras eventualidades de mi vida puedo saber todo lo que hay que saber de esa realidad. AUn
cotidiana. El cúmulo social de conocimiento, al presentar- cuando, por ejemplo, yo sea en apariencia un déspota omni-
scme como un todo integrado, me ofrece también los medios potente para mi familia, y lo sepa, np puedo conocer todos
de integrar elementos aislados de mi propio conocimiento. los factores que contribuyen a imponer'permanentemente
En otras palabras, "lo que todos saben" tiene su propia lógi- mi despotismo. Sé que mis órdenes son siempre obedecidas,
ca, que puede aplicarse para ordenar las diversas cosas que pero no puedo estar seguro de todos los pasos y motivos que
sé. Por ejemplo, sé que mi amigo Henry es inglés y que existen entre el momento en que imparto mis órdenes y
siempre es muy puntual para acudir a las citas. Dado que aquel en que se ejecutan. Siempre hay cosas que suceden "a
"todos saben" que la puntualidad es una característica in- mis espaldas". Esto es verdad a fortiori cuando entran en
glesa, puedo ahora integrar estos dos elementos de mi cono- juego relaciones más complejas que las familiares, y expli-
cimiento sobre Henry en una tipificación significativa en ca, dicho sea de paso, por qué los déspotas padecen de ner-
términos del cúmulo social de conocimiento. viosidad endémica. Mi conocimiento de la vida cotidiana
La validez de mi conocimiento de la vida cotidiana es algo posee la calidad de un instrumento que se abre paso a tra-

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vés de una selva y, a medida que lo hace, proyecta un estre- análisis del habla no serlo para la curiosidad erótica, etcé-
cho cono de luz sobre lo que hay inmediatamente adelante tera.
y alrededor; por todos los demás lados del sendero persiste Conviene aquí agregar un último punto sobre la distribu-
la oscuridad. Esta imagen es aún más aplicable, por su- ción social del conocimiento. En la vida cotidiana el conocí.
puesto, a las realidades múltiples con la"! que trascendemos miento.ap~r~~ distribuido socialmente, vale decir que dife-
continuamente la vida cotidiana, lo cual puede parafrasear- r~ntes individuos y tipos de individuos ]0 poseen en grados
se, poética ya que no exhaustivamente, diciendo que sobre diferentes. No comparto en la misma medida mi conoci-
la realidad de la vida cotidiana se ciernen las penumbras miento con todos mis semejantes, y tal vez haya cierto co-
de nuestros sueños. nocimiento que no comparta con nadie. Mi pericia profesio-
Mi conocimiento de la vida cotidiana se estructura en tér- nal la .comparto ~on ~i~ colegas, pero no con mi familia, y
minos de relevancias, algunas de las cuales se determinan es posible que rm habilidad para hacer trampa en el juego
por mis propios intereses pragmáticos ínmédiatos, y otras no la comparta con nadie. La distribución social del conoci-
por mi situación general dentro de la sociedad. La manera miento de ciertos elementos que constituyen la realidad co-
como mi esposa prepara mi guiso predilecto no me atañe, tidiana puede llegar a ser sumamente compleja y hasta
siempre que el resultado sea lo que deseo. No me atañe la confusa para el que mira desde afuera. No solo carezco del
baja de las acciones de una compañía determinada, si es conocimiento que se supone necesario para curarme de un
que no poseo ninguna de esas acciones; tampoco me atañe malestar físico, sino que tal vez carezca hasta del conoci-
que los católicos actualicen su doctrina, si soy ateo, ni tam- miento para discernir, de entre una desconcertante varie-
poco el que ahora se pueda llegar al África en vuelo sin dad de especialistas, cuál es el más indicado para tratar mi
etapas, si no pienso viajar a ese lugar. Sin embargo, mis es- dolen~ia. En ~stos casos, no solo me hace falta una opinión
tructuras de relevancia se entrecruzan con las de otros en autonzada, smo también una opinión previa acerca de cuál
muchos puntos, como resultado de lo cual tenemos cosas es la opinión más autorizada. Así pues, la distribución so-
"interesantes" que decirnos. Un elemento importante de mi cial del conocimiento arranca del simple hecho de que no sé
conocimiento de la vida cotidiana lo constituye el de las todo lo que saben mis semejantes, y viceversa, y culmina en
estructuras de relevancia de los otros. De esta suerte, no se sistemas de idoneidad sumamente complejos y esotéricos.
me ocurriría consultar a mi médico sobre mis inversiones El cono,omiento, ~l ~enos en esbozo, de cómo se distribuye
financieras, ni a mi abogado sobre mis dolores de úlcera, ni el acepto de conocimiento con alcance social es un elemen-
a mi tenedor de libros sobre mi búsqueda de la verdad reli- to importante de dicho acopio. En la vida cotidiana sé; al
giosa. El propio cúmulo social de conocimiento ya me ofrece menos someramente, lo que puedo ocultar y de quién a
hechas a medida las estructuras básicas de relevancias que quién puedo acudir para saber lo que no sé y, en general,
conciernen a la vida cotidiana. Sé que las "charlas de muje- cuáles son los tipos de individuos de quienes cabe esperar
res" no me atañen como hombre, que la "especulación vana" que posean determinados tipos de conocimiento.
no me atañe como hombre de acción, etc. Por último, el cú-
mulo social de conocimiento en conjunto tiene su propia es-
tructura de relevancias. De tal manera, en los términos del
acopio de conocimiento objetivado en la sociedad norteame-
ricana, es irrelevante estudiar el curso de los astros para
predecir la actividad bursátil, pero sí lo es estudiar los lapo
sus Linguae de un hombre para descubrir su vida sexual, y
así sucesivamente. A la inversa, en otras sociedades la as-
trología puede tener gran relevancia en la economía, el

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