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ESCUELA DE Maestría de Derecho

POSGRADO Civil

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU


ESCUELA DE GRADUADOS
MAESTRÍA EN DERECHO CIVIL
Sistema de Situaciones y Relaciones Jurídicas

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NATALINO IRTI
Docente libre de Derecho Privado en la Universidad de Roma

RELEVANCIA JURÍDICA

SUMARIO. I. LAS DISTINTAS POSICIONES DOCTRINARIAS. – 1. Premisas generales


– 2. Surgimiento del problema del hecho en el campo jurídico – 3. La primera
elaboración doctrinaria – 4. La segunda elaboración doctrinaria. – 5. La tercera
elaboración doctrinaria. Los motivos dominantes en la historia del dogma.

I. LAS DISTINTAS POSICIONES DOCTRINARIAS.

1. Premisas generales.

Comúnmente, el vocablo relevancia expresa la importancia que algo tiene desde determinado
punto de vista. Así, pues, se habla de medios relevantes para un fin; de elementos relevantes
para un juicio; de fenómenos relevantes para una investigación.

En un sentido más restringido, se denominan relevantes a los hechos que son individualizados
por el pensamiento humano de la misma manera como sucede con un canon o un principio. Es
éste, pues, el proceder del historiógrafo, quien no dirige su atención sobre la totalidad de los
hechos acaecidos, sino tan solo sobre determinados hechos en particular dejando, así, otros
tantos de lado. El hecho individualizado es el hecho relevante para el interés humano que invita
a conocer el pasado: en pocas palabras, es el hecho histórico. La historicidad no es una
característica objetiva del hecho: «un hecho es histórico en cuanto es pensado», es decir, en
cuanto responde a una necesidad actual requiriendo, para ello, ser reconstruido y comprendido.


“Rilevanza Giuridica” extraída de: Jus Rivista di Scienze Giuridiche. Pubblicata a cura dell’Università del Sacro
Cuore. N.S. Anno XVIII Gennaio-Giugno. Fasc. I-II. 1967.

Traducción del italiano por José Luis GABRIEL RIVERA. Profesor de Derecho Civil de la Pontificia Universidad
Católica del Perú.

En la presente versión se omiten los pies de página, así como las notas del traductor.
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Los hechos que no son pensados no se posicionan – como especie del mismo género – junto a
los hechos pensados: el hecho no pensado no es nada. El hecho es siempre un hecho
relevante: relevante para el pensamiento que interpreta y sistematiza la realidad.

Empíricamente, podemos afirmar que el vocablo (relevancia) implica:

1) un conjunto de hechos.
2) Un criterio eurístico.
3) Una elección de los hechos, realizada en base a un criterio.

La relevancia expresa un perfil parcial y relativo del hecho: parcial, en tanto no comprende el
hecho acaecido en su totalidad; relativo, en tanto depende del criterio asumido y variando aquel
al modificarse éste. En rigor, es una posición lógica del hecho, que justamente vale como
hecho en cuanto el pensamiento lo individualiza y define. Así, pues, no existen dos órdenes de
hechos (hechos relevantes y hechos irrelevantes; hechos importantes y sin importancia), ya
que el hecho no puede escapar del pensamiento, so riesgo de extraviarse y extinguirse.

2. Surgimiento del problema del hecho en el campo jurídico.

El estudio de las diversas modificaciones de la relación (y, sobretodo, de la teoría de los modos
de adquisición de la propiedad y de las fuentes de las obligaciones) ha llevado al campo
jurídico el problema del hecho.

El jurista ha advertido que las diversas variaciones que la relación experimenta presuponen
siempre un hecho histórico o natural; esto es, el acaecimiento del hecho determina,
necesariamente, la producción de la mutación. Así, pues, la relación jurídica se constituye, se
modifica, se extingue; ello significa: que se ha producido el hecho, al cual el derecho objetivo
ha de vincular el ser, el ser de distinta manera o el no ser de la relación. De esta manera, el
estudio de la relación, ya no limitado tan solo al análisis del contenido, se ha extendido al perfil
dinámico: es decir, a los acontecimientos que hacen que la relación se constituya y desarrolle.
Este es el punto de partida de la teoría del hecho jurídico.

El hecho jurídico no es simplemente el hecho, sino el hecho que existe en y para el derecho.
Nace así la exigencia de seleccionar de entre la historia humana y la realidad natural, los
hechos que tengan importancia jurídica. El hecho no lleva en sí la propiedad de constituir,
modificar, o extinguir la relación: el hecho es jurídico en cuanto es tomado en consideración
desde el punto de vista del derecho. El problema del hecho jurídico se identifica con el
problema del hecho relevante, del hecho seleccionado según el criterio de la juridicidad.

El estudio de las diversas mutaciones de la relación sugiere a la doctrina el estudio de los


hechos; y este, a su vez, se traduce en la búsqueda del criterio por el cual un hecho acaecido
adquiere relevancia jurídica mientras que otros tantos se disipan en el fluir de la naturaleza y en
el devenir de la historia.
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3. La primera elaboración doctrinaria.

Las soluciones al problema expuesto –esto es, con qué criterio realizar la elección del hecho
jurídico– se pueden agrupar: en tres tendencias lógicas, no encuadrables en el tiempo de
manera sucesiva. Así pues, producida la vinculación entre hecho y mutación de la relación, la
doctrina se encuentra en la necesidad de definir la categoría del hecho, de determinar el
principio por el cual un hecho adquiere relevancia jurídica.

1) La primera elaboración parte de ello: existen hechos a los cuales el derecho atribuye efectos
jurídicos (ésta es la fórmula, más lata y genérica, que la doctrina usa para sustituir la fórmula
«mutaciones de la relación»). El hecho, histórico o natural, deviene en jurídico a través de una
relación establecida por el derecho objetivo.

La juridicidad se presenta como un concepto funcional: como una característica del hecho, que
deriva de su vinculación con otra entidad. El criterio eurístico está dado por la referencia a los
efectos jurídicos: de esta manera, son irrelevantes los hechos a los cuales el derecho no
vincula efectos jurídicos.

En este sentido, se advierte: a) que la juridicidad no es una característica intrínseca del hecho;
b) que la juridicidad deriva del derecho objetivo; c) que la juridicidad reside en la vinculación del
hecho con los efectos. La relación entre norma y hecho es mediada por otra entidad; la
juridicidad del hecho deriva de la juridicidad de las consecuencias que el derecho vincula al
hecho. Si denominamos eficacia a la idoneidad para producir efectos, concluiremos que la
juridicidad del hecho depende de su eficacia: un hecho relevante será siempre un hecho eficaz;
y, por el contrario, un hecho ineficaz nunca será un hecho relevante.

Sin embargo, en la línea de pensamiento expuesta, es dejada en las sombras la consideración


del hecho por parte del derecho objetivo, y, de esta manera, es desconocida la autonomía del
concepto de relevancia jurídica. El hecho jurídico se diferencia de los innumerables eventos de
la naturaleza y de la historia en virtud de un nexo extrínseco: más allá de esto, el hecho no
existe como hecho jurídico. Viendo bien el asunto, solamente los efectos pertenecen al mundo
del derecho; la juridicidad indica, simplemente, que el hecho se encuentra en relación con una
entidad del orden jurídico.

4. La segunda elaboración doctrinaria.

2) La segunda posición doctrinaria no cree que la juridicidad derive de la vinculación del hecho
con los efectos, y así establece la autonomía lógica de la relevancia.

El fenómeno jurídico –se señala– está constituido por dos órdenes de elementos: el elemento
formal, que emana del derecho objetivo; el elemento material, que se encuentra en el hecho. La
norma describe supuestos de hecho y establece efectos jurídicos. Por ésta razón, el proceso
de calificación se desarrolla en dos momentos: I) en el reconocimiento que el hecho concreto
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corresponde al esquema normativo (momento de la relevancia); II) en la vinculación al hecho


valorado de las consecuencias preestablecidas (momento de la eficacia).

El hecho, como entidad extrajurídica, es neutro. La relevancia no señala una propiedad


intrínseca, sino una calificación del hecho realizada por la norma. El elemento formal se
superpone al hecho, que así ingresa en el sistema de los fenómenos jurídicos. El hecho jurídico
es el hecho reconocido por el derecho: la juridicidad no depende de la vinculación con los
efectos, sino de la calificación operada por la norma.

Relevancia y eficacia son nociones independientes: sobre el plano lógico, porque el hecho
existe como hecho jurídico en virtud de la homogeneidad con la hipótesis normativa; sobre el
plano histórico, debido a que existen hechos relevantes, pero ineficaces. La relación entre
norma y hecho no es mediada por otras entidades, ello en cuanto el derecho califica el hecho y
lo asume en una específica posición. El esquema legal es una forma que espera recibir su
contenido del mundo extrajurídico. El criterio, que sirve para diferenciar hechos relevantes y
hechos irrelevantes, se encuentra en la conformidad con el tipo normativo: es decir, que el
hecho se adecue o no a una de las figuras preestablecidas por el derecho. El hecho relevante
es el hecho que realiza el tipo legal: en una palabra, el hecho típico.

En éste sentido, se advierte: a) que la juridicidad no es una característica intrínseca del hecho;
b) que la juridicidad emana del derecho objetivo; c) que la juridicidad (relevancia) reside en la
adecuación del hecho a un tipo normativo, preestablecido en razón de los efectos inmediatos o
mediatos. La juridicidad del hecho no depende de la producción de los efectos. Estos no son
vinculados a un hecho puro, sino a un hecho provisto de calificación jurídica. El nexo normativo
no media entre una entidad extrajurídica (hecho) y una entidad jurídica (efectos), sino entre dos
fenómenos que pertenecen a la esfera del derecho.

La perspectiva funcional – concebida y razonada de distinta manera – se encuentra también en


ésta línea doctrinaria. El proceso calificativo tiene carácter unitario: el reconocimiento jurídico
del hecho es realizado en función de la eficacia. La norma describe el hecho como antecedente
del efecto: la juridicidad del hecho se resuelve y reposa en ésta relación. El hecho es jurídico
en cuanto conforme al esquema legal; sin embargo, la norma describe la hipótesis de hecho en
vista de dichas consecuencias. La previsión normativa del hecho no es suficiente para conferir
la característica de la juridicidad; es necesaria también la vinculación, sea inmediata o mediata,
con un efecto jurídico.

La relevancia se encuentra en función de la eficacia; el hecho relevante se identifica, por lo


general, con el hecho eficaz. El momento de la relevancia adquiere autonomía en las hipótesis
en las que el hecho no ha producido aún sus efectos: la relevancia expresa la simple
potencialidad de los efectos jurídicos. Por consiguiente, la distinción entre relevancia y eficacia
se reduce a lo siguiente: que, mientras el hecho eficaz es necesariamente un hecho relevante,
el hecho relevante puede no ser eficaz.
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En sustancia, la doctrina responde a una doble interrogante: I) «¿cómo se identifica al hecho


jurídico?»; II) «¿para qué sirve el hecho jurídico?». El problema de la identificación es resuelto
a través del criterio de la conformidad con el tipo: el hecho jurídico es el hecho que presenta las
características del tipo normativo. Es éste, pues, el perfil estructural, el perfil de aquello que el
acto debe contener. El problema del significado es resuelto a través de su vinculación con los
efectos: el hecho jurídico es el hecho establecido por la norma como antecedente del efecto.
Es, éste, el perfil funcional, el perfil de la finalidad al cual el hecho jurídico está dirigido. La
doctrina en examen subordina un perfil al otro. Así, pues la identificación del hecho jurídico
depende de su significado. Si el hecho es preestablecido atendiendo al efecto, la relevancia no
agota la juridicidad del hecho. El hecho relevante no es simplemente el hecho que se adecua al
tipo normativo, sino el hecho que produce o es idóneo para producir efectos jurídicos.

Que se tome partido por el criterio funcional no elimina las diferencias entre las dos posturas
doctrinarias señaladas. Para la primera, hecho relevante es el hecho eficaz: la juridicidad del
hecho depende, de manera exclusiva, de la producción de los efectos. El hecho es jurídico solo
en tanto produce efectos jurídicos: ésta función identifica los hechos relevantes para el
derecho.

Para la segunda, hecho jurídico es el hecho conforme al esquema que la ley ha preestablecido
en razón de los efectos. La juridicidad reside en la adecuación al tipo normativo; sin embargo,
éste encuentra su propio significado en el rol de antecedente del efecto. Por consiguiente,
hecho relevante es el hecho que produce o es idóneo para producir efectos jurídicos. La
relevancia no depende de la producción de los efectos, sino de la homogeneidad con un
determinado tipo de hecho, al cual, de manera inmediata o mediata, la norma atribuye efectos
jurídicos.

Vistas así las cosas, para la primera postura, la juridicidad del hecho es una característica a
posteriori: esto es, que la juridicidad del hecho –que de por sí se presenta neutro y monótono–
es inferida en base la producción de los efectos jurídicos. Para la segunda, la juridicidad del
hecho es una característica a priori: es decir, la juridicidad explica y fundamenta la producción
de los efectos. El hecho, productor o idóneo para producir efectos jurídicos, es un hecho que ya
ha sido calificado por el derecho, y, por ende, pertenece a la esfera misma de los efectos. La
funcionalidad no caracteriza a la juridicidad, sino el esquema normativo, que necesariamente
se encuentra coordinado a la eficacia.

La historia del dogma se ha desarrollado en el sentido de sustituir la identidad «hecho relevante


–hecho eficaz» por la identidad «hecho relevante – hecho conforme a un esquema que la
norma ha preestablecido en razón de efectos inmediatos o mediatos». El ámbito de la
relevancia comprende dos categorías de hechos: los hechos actualmente eficaces y los hechos
potencialmente eficaces.

5. La tercera elaboración doctrinaria. Los motivos dominantes en la historia del dogma.

3) Para la última postura, el concepto de relevancia jurídica es llevado a la más rigurosa


autonomía.
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La perspectiva funcional es incapaz de explicar la juridicidad del hecho. Dicha perspectiva a lo


sumo es señal de que determinado tipo de fenómenos se vinculan, como causa a efecto, a otro
tipo de fenómenos. El criterio de la eficacia no permite identificar el hecho jurídico; la definición
debe comprender el fenómeno en sí, y no agotarse en el reconocimiento de un nexo de
causalidad.

El fenómeno jurídico es definido en su específica esencia: es decir, que el fenómeno jurídico es


definido en su real dimensión más allá de cualquier relación extrínseca. Por decirlo de alguna
manera, todo fenómeno se encuentra delimitado por su propia definición, que lo determina y
diferencia de los demás fenómenos. El régimen de una figura (es decir, el tratamiento que la
norma reserva a los hechos tomados en consideración) postula el concepto legal de la misma.
La esencia o concepto del fenómeno es inmutable y constante; por el contrario, el régimen
legislativo se presenta mutable y contradictorio.

La norma es fuente de la juridicidad: instaura fenómenos jurídicos allí donde antes existían
hechos históricos o naturales. La relevancia expresa el «valor jurídico del hecho»: la esencia
que penetra y da vida a la materialidad del hecho acaecido. Se llega así a la entidad lógica
«hecho jurídico – hecho relevante»: el significado del hecho jurídico coincide con su relevancia
para el derecho. La calificación normativa determina y agota la juridicidad del hecho.

La eficacia se reduce al perfil práctico de la relevancia: el hecho no es relevante en cuanto


eficaz, sino eficaz en cuanto relevante. Relevancia y eficacia no son momentos del mismo
proceso calificativo; el momento de la relevancia es primario ya que la norma establece los
efectos en consideración al valor jurídico del hecho. Así, pues, la tendencia va cambiando: no
más la relevancia en función de la eficacia, sino la eficacia en función de la relevancia.

Resumiendo los pasos seguido por la doctrina concluiremos: a) que la juridicidad no es una
característica intrínseca del hecho; b) que la juridicidad emana del derecho objetivo; c) que la
juridicidad reside en la adecuación del hecho al tipo normativo.

El ciclo, testé [antes] delineado, nos permite evidenciar dos motivos ideales: por un lado, el
motivo de la autonomía, por el cual los fenómenos se definen como conceptos y como esencias
inmutables; por otro, el motivo de la síntesis, por el cual los fenómenos se combinan y se
explican a través de la experiencia jurídica. La noción de hecho jurídico obedece a esta
polaridad lógica: ella gravita sea sobre la relevancia (que satisface el motivo de la autonomía),
o sobre la eficacia (que satisface el motivo de la síntesis).

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