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MAURIZIO LAZZARATO Been an Sera cl eek een ser ceir quella, lejos de ser una amenaza para la ania en el corazén mismo del prayecto neo ta lectura de un texto poco conocido de Marx cM see rc aes Peer et at construccién politica, y que el vinculo entre Peon rene técnica securitaria de gobierno y control de | Rn eet ota) eae een Cen acta ce ac eee eee eae Ea ecu RON seco a ei eee te Mr sae afectivo. Camo escapar a la condicién neolit Set ane cay Nee eae uae eae Ceca RO une haere ok Boe ISBN 978-648 ‘8846 1' 0904 Amorrortujeditores eaeeekseideyeone termes teetiadatrera tee eee nnn rinrtetes AERO Caco ne Coleccién Némadas La fabrique de homme endetté. Essai sur la condition néolibérale, Maurizio Lazzararo © Fditions Amsterdam, 2011 Publicado por acuerdo con Agence litteraire Pierre Astier & Associés. Todos los derechos reservados, Traduccién: Horacio Pons Todos los derechos de la edicién en castellano reservados por Amorrornu editores Espana S.L., C/L6pez de Hoyos 15, 3° iequierda ~ 28006 Madrid Amorrortu edicores S.A., Paraguay 1225, 7° piso - CLOS7AAS Buenos Aires owwamorrortueditores.com 1a reproduccién total o parcial de este libro ada por cualquier medio mecinico, electrdnico o informatica, inchi- yendo forocopia, grabacién, digitalizacién o cualquier sistema de alma- fenamiento y recuperacidn de informaci6n, no autorizada por los edi tores, viola derechos reservados. for idéntica o modi- Queda hecho el depésito que previene la ley n® 11.723, Induscria argentina. Made in Argentina ISBN 978-950-5 18-357-9 (Argentina) ISBN 978-84-610-9046-4 (Espatia) ISBN 978-2-35480-096-3, Paris, edicién original Lazzarato, Maurizio La fabrica del hombre endeudado. Ensayo sobre la condicion neoliberal. - 1" ed. - Buenos Aires : Amorrortu, 2013. 192 p.; 20x12 em. « (Coleccién Némadas) Traduceidn de: Horacio Pons ISBN 978-950-5 18-357-9 (Arg ISBN 978-84-610-9046-4 (Esp 1. Feonomfa. 2. Neoliber Cb 330.1 tina) a) mo. I. Pons, Horacioy trad. UT il. Impreso en los Talleres Grificos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, pro: vincia de Buenos Aires, en marzo de 2013 Tirada de esta jemplares. Indice 15 24 30 35 43 43 61 74 82 Advertencia 1. Aprehender la deuda como fundamento de lo social éPor qué hablar de economia de la deuda, y no de finanzas? La fabricacién de la deuda La deuda, expresi6n de una relacién de poder especifica 2. La genealogia de la denda y del deudor Deuda y subjetividad: el aporte de Nietzsche Los dos Marx El obrar y la confianza en la légica de la deuda Deleuze y Guattari: pequefia historia de la deuda 103 3, El influjo de la deuda en el neoliberalismo 103. Foucault y el «nacimiento» del neoliberalismo 111 La deuda y su reconfiguracién del poder soberano, disciplinario y biopolitico 121 La tibosatrenitited neoliberal ante la prueba de la 3a fi i 143, Tedeudayelaundesoaa n° eemO? 174 Antiproduccién y antidemocracia 186 Conclusién Advertencia ‘A semejanza de lo ocurrido antes en otras regio nes del mundo, en Europa, la lucha de clases se des- pliega y se concentra hoy en torno a la deuda. La cri- sis de la deuda afecta en nuestros dias a Estados Uni- dos y al mundo anglosajén; en otras palabras, a los pafses en los cuales tuvo origen no sélo el diltimo de- sastre financiero, sino también y sobre todo el neoli- beralismo. La relacién entre acreedor y deudos, que estara en el centro de nuestra discusi6n, refuerza los meca- nismos de explotacién y dominacién de manera transversal porque no hace distincién alguna entre trabajadores y desempleados, consumidores y pro- ductores, actives ¢ inactivos, jubilados y beneficia- tios del salario minimo. Todos son «deudores», cul- pables y responsables frente al capital, que aparece como el Gran Acreedor, el Acreedor Universal. Una de las grandes apuestas politicas del neoliberalismo contintia siendo, como lo revela sin ambigitedad la ecrisis» actual, la de la propiedad, puesto que la rela- cién acreedor-deudor expresa una relaci6n de fuer- zas entre propietarios (del capital) y no propietarios (del capital). Maurizio Lazzarsro A través de la deuda publica, la sociedad queda endeudada, lo cual, lejos de impedir, oral contrario, exacerba las edtigualdadese que de lees de «diferencias de clase». at nr saninies y politicas de estos titi- mis brutes las politicasneoiberaiee La new ann oliberales. nomy, la sociedad de la informacin ae sociedad ae coheg Es se diluyen en la economia de la leuda. En las democracias que vencier ; nimo, muy pos nds alguns Faibnais +! FMI, de Europa y del Banco Central Europeo a errreunn aoe otro polftico) deciden por ac a ° los intereses de una minorfa. La in- sa mayorfa de los europeos estén tripleme despasetdes por la economia de la deuda: desposet die on poder, Politico ya débil, concedido por la democracia representativa; desposedos de wna par te eresiene de a riqueaa que ls Iuchas pass arran- caren als acumulacién capitalista, y desposefdos sobs todo, del futuro, es decir, del tiempo, como elie sna eleccién y como posibilidad, sens sucesiOn de crisis financieras provocé la vio- irrupcién de una figura subjetiva que ya estaba Presente, pero que ahora ocupa el conjunto del cio piiblico: la figura del «hombre endendado vilas resis sabia aque el neoliberalisino habia ‘ido («todos accionistas, tod i todos empresarioss) nos precipitan hacis la condi 10 por el que es hora LA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO cién existencial de ese hombre endeudado, respon- sable y culpable de su propia suerte. Este ensayo tiene el propésito de presentar una genealogfa y una cexploracién de la fébrica econémica y subjetiva del hombre endeudado. Desde la crisis financiera precedente, que estallé con la burbuja de Internet, el capitalismo abandoné los relatos épicos que habia elaborado en torno alos «personajes conceptuales» del empresario, el creati- vo y el trabajador independiente «orgulloso de ser su propio jefe», los cuales, al perseguir exclusivamente sus intereses personales, trabajan por el bien de to- dos. La implicacién, la movilizacién subjetiva y el trabajo sobre sf mismo, predicados por el manage- ment desde la década de 1980, se metamorfosearon en una exhortaciGn a hacerse cargo de los costos y los riesgos de la catastrofe econémica y financiera. La poblacién debe tomar a su cargo todo lo que las empresas y el Estado benefactor «externalizan» en la sociedad, y en primer lugar la deuda. Tanto para la patronal como para los medios, los politicos y los expertos, las causas de tal situacién no deben buscarse ni en las politicas monetarias y fisca- es que profundizan el déficit, al generar una masiva transferencia de riqueza hacia los mas ricos y las em- presas, ni en la sucesi6n de crisis financieras que, después de haber practicamente desaparecido du- rante los gloriosos treinta afios [1945-1975], se repi- teny arrebatan sumas fabulosas de dinero a la pobla- V1 ‘Maurizio Lazzanato cién para evitar lo que denominan «crisis sistémi Para todos esos amnésicos, las verdaderas eanalde estas crisis reiteradas residirian en las desmedid s exigencias de los gobernados (en especial, os del sur de Europa), que quieren vivir como brat eh aa ee de las élites, que en realidad ies oee tunic ne com aH _ tie en la division internacional del ior Bloque de poder neoliberal no puede ni quiere re los «excesos» del mundo de las finanzas, Poraue su programa politico sigue siendo el de tas elecciones y decisiones que nos han conducido a I altima crisis financiera. Por el contrario, mediante el chantaje del incumplimiento de la deuda sob a auiere Hevar hasta sus tltimas cinstabinaven, Progania ok coer integral fantasea des- : lucir los i f- nimo, cortar los servicios aseane peas ere Ts. tado benefactor al servicio de los nuevos .asistidoss (as empresas ¥ los rcos)y privatizatlo todo. _ Carecemos de instruments tedricos, de concep- wehe Se emumclados que nos permitan analizat no » sino la economfa de la deuda que la comprende y la desborda, ast como su poll i nee politica de sei a aprovechar en este libro el redescubri- mento de la relacién entre acteedor y deudor efec- isle at ant Eipo de Deleuze y Guattari. Publi- , como anticipacién teérica del despla- 12 LA FABRICA DEL. HOMBRE ENDEUDADO yamiento que el Capital Hlevarfa a cabo a continua- cién, esta obra nos permite, a la luz de una lectura del Nietzsche de La genealogta de la moral y de la teorfa marxista de la moneda, reactivar dos hip6- tesis, Primero: la que sostiene que el paradigma de lo social no debe ser buscado en el intercambio (econd- mico o simbélico), sino en el crédito. En el funda- mento de la relacién social no esté la igualdad (del intercambio), sino la asimetria de la deuda/crédito, que hist6rica y te6ricamente precede a la de la pro- duccién y el trabajo asalariado. Segundo: la que pos- ula que la deuda es una relacién econémica indiso- ciable de la produccién del sujeto deudor y su «mo- ral». La economia de la deuda acompafia al trabajo, en el sentido clésico del término, de un «trabajo so- bre sf mismo», de modo que economia y «ética» fun- cionan de manera conjunta. El concepto contempo- rineo de «economia» abarca, a Ja vez, la produccion econémica y la produccién de subjetividad. Las cate~ gorias clasicas de la secuencia revolucionaria de los siglos XIX y XX —el trabajo, lo social y lo politi- co— son atravesadas por la deuda y redefinidas en gran medida por ella. Es necesario, por lo tanto, aventurarse en territorio enemigo y analizar la eco- noma de la deuda y Ja produccién del hombre en- deudado, para tratar de construir algunas armas con Jas que podamos librar los combates que se anuncian —puesto que la crisis, lejos de terminar, amenaza con extenderse—. 13 1. Aprehender la deuda como fundamento de lo social «No es una crisis, es una estafa». Los manifestantes de la Puerta del Sol «No es un rescate, es una liquidacién». Un sindicalista griego «Con el crédito se vuelve a una situacién verdadera- mente feudal, la de una porcién del trabajo debida de antemano al sefior, al trabajo servil». Jean Baudrillard E112 de octubre de 2010, la Unedic [Union na- tionale interprofessionnelle pour l'emploi dans Vin- dustrie et le commerce], que recibe los aportes al se- guro de desempleo de los asalariados y distribuye los subsidios para los desempleados del régimen gene- ral, Jos intermitentes, los temporales, los estaciona- les, etc., publicaba el siguiente comunicado: La Unedic se congratula por haber recibido 1a confir- maci6n de las notas a largo y carta plazo que le asignan tres agencias: Fitch (AAA~F1+), Moody's (AAA - P-1) 4s Maurizio Lazzararo y Standard & Poors (AAA — A-1+). La revisi6n de estas notas se inici6 luego del consejo de administracién del 29 de junio de 2010, para terminar el 8 del corriente. La excelencia de la calificacién permitiré a la Unedic llevar a buen puerto su programa de financiamiento y garanti- zar asf la continuidad del servicio de los subsidios de de- sempleo. El 10 de septiembre de 2010, la tiltima previ- si6n de equilibrio técnico del seguro de desempleo mos- traba, en efecto, una previsién de deuda global de la Unedic cercana a ~13.000 millones de euros a fines de diciembre de 2011», éCémo es posible que una actividad y unas ope- raciones que se desarrollan en salas de cotizaciones y en la reservada comodidad de despachos de bancos e inversores institucionales afecten a desempleados y trabajadores precarios: estacionales temporales? ntermitentes, La Unedic anuncia periédicamente déficits. En primer lugar, porque hay una baja de los aportes, cu- ya causa principal es la desfiscalizacién de las contri- buciones patronales (por afio, las finanzas piiblicas se hacen cargo de estas hasta un monto de 22.000 millones de euros en concepto de «politica del em- pleo»); a continuacién, porque los aportes del tra- bajo precario, intermitente y temporal no alcanzan para cubrir las necesidades de indemnizacion. Con la explosién del empleo «precario» (contratos de du- 16 LA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO racin determinada, intermitentes, ssenctonalets cemporales),! del que se benefician las empresas, ¢l régimen de indemnizaci6n sufre, por lo tanto, un cit « rural. ve vera aumentar Tos aportes patronale, la Unedic —como cualquier empresa que se respet= hha tomado préstamos respaldados con la oni a obligaciones sobre los mercados financieros. Bes ciembre de 2009 recibié un préstamo de 4. a00 millones de euros, a los que se sumaron otros 2. millones en febrero de 2010. Las instituciones finan- cieras se abalanzaron sobre esos titulos, que en me- nos de una hora fueron vendidos en su anal Se- mejante entusiasmo de los inversores es facil ei plicar. Las agencias calificadoras internacionales (las mismas que asignaron malas notas a Irlanda, Ga Portugal y Espafia, lo cual motivé una escalada ‘ los intereses a pagar y la imposicién de politicas de ‘pn 2008, oscontratos de duran termina representa>a9 1-46 de las contribuciones al régimen de seguro de desempleo, contra un 2296 de los subsidios entregados. En cuanto a rabsio temporal la proporein era del 3% conta el 796, En comparacion con los 1.700 millones de euros de aportes hechos enronees Unedic, «empleo precaro tavo un costo de 8.200 millones de ex, ros en prestaciones, 0 sea, un Iyer eesante de 6.500 millones EL égimen indemnizatorio de los trabajadores intermitentes del es serdonlo, en contraste con 10s 1.300 millones de euros de presta- aorsee enuregadas en 2009 a cerca de 106,000 beneficiaros, slo sores 229 mnltones de cares de aporte El dfs leva 9 consecuencia, a mis de 1,000 millones de euros. 17 Maurrzio Lazzararo rigor presupuestario; las mismas que siempre califi- caron muy bien los «bonos basura», causa primera de la crisis de las subprime; las mismas que difundie- ron pronésticos favorables a las empresas condena- das por malversacién, como Enron; las mismas que no previeron en absoluto la siltima crisis financiera) dieron, como lo afirma el comunicado, «buenas no- tas» y por lo tanto «garantfas» a los inversores, En consecuencia, para «salvar al sistema de in- demnizaciones de la «quiebra» (el chantaje es siem- pre el mismo) hay que introducir en wna instieucidn privada, pero de «interés puiblico», como la Unedic, Ia logica financiera, con los siguientes resultados: 1) La tasa de interés aplicada a esos 6.000 millo- nes de euros en préstamo es de alrededor del 3%, lo cual significa que los aportes al seguro de desempleo se convierten en una nueva fuente de ganancia para las instituciones financieras, los fondos de pensidn y los bancos. Si Moody’s baja la nota, como lo ha he- cho hace poco en los casos de Irlanda, Grecia o Por- tugal, la tasa a la cual la Unedic recibe el dinero pres- tado aumenta y, por ende, las finanzas imponen una sangria atin mds importante sobre aquellos aportes, que se traduce en una menor disponibilidad de in. gresos para distribuir como subsidios, _2) Las notas de las tres agencias calificadoras van a influir en las negociaciones sobre la convencién del seguro de desempleo que, convocada cada tres anos, decide la duracién y los montos de los subsi- 18 LA FABRICA DEL. HOMBRE ENDEUDADO dios. Para mantener las buenas notas, sindicatos y patronal van a actuar en funcién de las exigencias de \quellas agencias, y no de las planteadas por los de- sempleados, ya que los intereses a pagar varian en relacién con las calificaciones. 3) Las agencias calificadoras hacen su ingreso a la sestion del seguro de desempleo por obra de su «po- der de evaluacién». El cardcter paritario de dicha gestion, que esté a cargo de los sindicatos de asala- riados y las organizaciones patronales, se abre a los inversores privados, que a partir de ahora tendrén voz en la cuestiGn. La wevaluaci6n» de las agencias se convierte en un elemento de la evaluacién general del «estado de salud», la «eficacia» y la «rentabili- dad» del seguro de desempleo. Durante el conflicto de los trabajadores intermitentes y el de los desem- pleados del invierno de 1997-1998, unos y otros in- tentaron romper el duopolio sindicato/patronal pa- ra abrir la gestién del seguro de desempleo a las cate- gorfas «precarias», muy mal representadas por los sindicatos, que pensaban y actuaban como defenso- res de los derechos de los asalariados de jornada completa. La reivindicacién de una mayor democra- tizaci6n de la gestién de las cajas de seguros jamas tuvo éxito. En cambio, los «capitalistas industriales», Jos capitalistas del rubro de seguros y el Estado per- mitieron la entrada discreta del capital financiero. ‘No conocemos todas las condiciones de los prés- tamos tomados por la Unedic. Nos limitamos a espe- 19 eee ‘Maurizio Lazzanaro rar que las tasas (el precio del préstamo) sean menos susurarias» que las firmadas por las colectividades locales, que también deben recurrir a los mercados financieros debido a la imposibilidad de apelar al Tesoro piiblico. La tasa de endeudamiento de las re~ giones y los departamentos ha aumentado un 50% desde 2001. Un caso entre otros: el miércoles 9 de febrero de 2011, el Consejo General de Seine-Saint- Denis decidié emplazar judicialmente a tres bancos (Depfa, Calyon y Dexia) con los cuales habia toma- do préstamos calificados de t6xicos, a fin de lograr Ja anulacién de los contratos correspondientes, El 1 de enero de 2011, la denda de Seine-Saint-Denis se elevaba a 952,7 millones de curos y estaba compues- ta en un 71,7% de préstamos estructurados, consi- derados t6xicos. El departamento suscribié en total sesenta y tres de esos préstamos t6xicos, Estos mis- mos productos financieros fueron vendidos a nume- rosas colectividades locales. Estdn ligados a indices sumamente volétiles, que pueden ocasionar fuertes alzas de las tasas de interés que deben pagar las co- lectividades. «La tasa inicial, durante tres afios, era del 1,47%, y la actual es del 24,20%, lo cual repre- senta un incremento de un millén y medio de euros Por affo, es decir, casi el costo de una guarderfa in- fantil>, declaré a la prensa un funcionario electivo. Los pagos que los fondos de seguro de desempleo de los asalariados y las colectividades locales hacen a los acreedores no constituyen mas que una infima 20 LA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO parte de la sangrfa que las finanzas internacionales provocan anualmente en los ingresos de la pobla- cin de una nacién. ‘ te eaaelay el pago de los intereses de la deuda del Estado se elevaba, en 2007, a més de 50.000 millones de euros. En términos presupuestarios, esta carga ocupa en el Estado francés el segundo lugar, tras el presupuesto de educacién, y es seguida por el de defensa. Absorbe afio tras afto la casi totalidad del impuesto a la renta.? El incremento de la deuda del Estado es uno de los principales resultados de las po- liticas neoliberales que, desde mediados de la década de 1970, persiguen el objetivo de transformar la es- tructura de financiamiento de los gastos del Estado benefactor. Desde este punto de vista, la ley mas im- portante, sancionada por todos los gobiernos ¢ in- cluida en los distintos tratados europeos, es la prohi- bicién de monetizar la deuda social a través del Ban- co Central respectivo. Las colectividades locales, al igual que la totalidad de los servicios sociales del Es- tado benefactor, ya no pueden financiarse mediante Ia emisién de moneda por parte de dicho banco y de- 2 I reembolso del capital dela deuda, que forma parte del servi- cio dec eptenta ral Etado leddor de 80000 millones de euros, vale decir, la suma de todos los otros ingresos fiscal di rectos (mpuestoa las sociedades, impuesto al patrimonio, etc.) En total cl servicio de I deuda del Estado ae eleva 118.000 millones dde euros, lo cual corresponde a la totalidad de sus recursos fscales directo incluso casi alimpuesto al valor agregado (unos 130.000 millones de euros). 21 MAURIZIO LAZZARATO ben recurrir a los «mercados financieros». Es lo que se da en llamar «independencia del Banco Central», que en buen romance significa, antes bien, la depen. clencia respecto de los mercados, porque aquella ley establece la obligacién de recurtir alos acteedores Privados y aceptar las condiciones dictadas por los Propietarios de tftulos, acciones y obligaciones. Con ameriotidad a su sanci6n, el Estado podia financiar- & Por medio del Banco Central sin pagar intereses, y devolvia lo prestado en correspondencia con el in. Breso de recursos. Se ha calculado que la suma ac- tualizada de todos los intereses de la deuda pagados desde 1974 (fecha en la cual se establecié en Francia la obligacion de que el Estado se financiara en los mercados) se eleva a cerca de un billén doscientos mil millones de euros, contra un total de la deuda publi ca de un bill6n seiscientos cuarexta y un mil millo. nes. Los intereses de la deuda constituyen la medida de la depredacién que la poblacién sufre a manos de los mercados desde hace cuarenta anos. _La scaptura» del valor tiene también entre sus victimas a las empresas. Las politicas neoliberales hhan hecho de ellas simples activos financieros, lle. vandolas a «desembolsarles a sus accionistas més que lo que reciben de estos en concepto de fondos».3 7E| Mouhoub Mouhoud y Dominique Plihon, I Savoir et la finance: liaisons dangereuses au cecur due capitalismse contemporain, Paris: La Découverte, 2009, pig. 124, : 22 LA FABRICA DEL, HOMBRE ENDEUDADO El consumo, que en los paises desarrollados cons- tituye la mayor parte del producto bruto interno {PBI (en Estados Unidos llega al 70%), es otra fuente muy importante de «renta» para los acree- lores, Las erogaciones més sustanciales de una fami- lia estadounidense (compra de una casa, compra y mantenimiento del automévil y gastos para los estu- dios) se efectian a crédito, pero el consumo es fun- cional a la deuda aun en el caso de la compra de bie- hes corrientes, que la mayorfa de las veces son paga- dos con tarjeta de crédito. En Estados Unidos y en el Reino Unido, el indice de endeudamiento de las fa- miilias en relaci6n con sus ingresos de bolsillo es, res- pectivamente, del 120% y el 140%. La crisis de las subprime ha demostrado que en las grandes masas de créditos titulizados (las deudas transformadas en titulos negociables en la bolsa), junto a las hipotecas, los créditos para automotores y los préstamos a estu- diantes, estén las tarjetas de crédito. A través del consumo mantenemos, sin saberlo, una relaci6n cotidiana con la economia de la deuda. Cargamos en nuestros bolsillos y en nuestras billete- ras con la relaci6n acreedor-deudor, inscripta en los circuitos del chip de la tarjeta de crédito. Este peque- fio rect4ngulo de plastico esconde dos operaciones de apariencia inocua, pero de serias consecuencias: Ja apertura automdtica de la relaci6n de crédito que instaura una deuda permanente. La tarjeta de crédi- to es el medio mas simple de transformar a su porta- 23 ‘Maurerzio Lazzararo dor en deudor permanente, «hombre endeudado» re, chombre endeudad Por qué hablar de economs iomi y no de finanzas? hoe Por conducto del simple mecanismo del interé: sumas colosales se transfieren de la pbLELIsE . empresas y aD Rétads WoRetdetor'a los dee" Estes la faabn por la que Gabriel Ardant considera } ya en la década de 1970, que el sistema financi ro es, de la misma manera que los sistemas m ‘sl rio y crediticio, un «poderoso mecanismo de Sits ‘i cain». La lmada seconoma easy la miprene no a que partes del proceso de valorizacién, acu- cién y explotacién capitalista: «Si se lo observa ‘, ‘en Suzanne de Brunhoff et al., Las finanzas capitalistas: para com- prender la crisis mundial, Buenos Aires: Herramienta, 2009] 31 ‘Maurizio Lazzararo. La imposibilidad de monetizar la deuda social (esto es, la deuda del Estado benefactor) mediante Jos mecanismos monetarios (recurso del Tesoro al Banco Central) obliga al desarrollo de los mercados financieros; este desarrollo es, una vez més, organi- zado, solicitado e impuesto, paso a paso, por el Es- tado —en Francia, lo esencial se hizo bajo los gobier- nos socialistas—. Los mercados financieros fueron estructurados y organizados, en consecuencia, a través de la gestion de las deudas de los Estados, generadas por el golpe de 1979. Pero estos iiltimos no limitaron su inter- vencién a liberalizar esos mercados, sino que tam- bién acompafaron la organizacién y estructuraci6n de su funcionamiento: «Por lo tanto, ampliaron (al diversificar la gama de titu- Jos emitidos en los mercados primarios) y profundiza- ron (al aumentar los voliimenes de transaccién en el mercado secundario) los mercados de titulos piiblicos atractives para los ahorristas, La curva de la tasa de inte- és para esos titulos se convirtié en la referencia para la formacién del precio de los activos, en lugar de los tipos de interés preferencial de los bancos».11 11 Michel Aglietta y André Orléan, La Monnaie entre violence et confiance, Patis: Odile Jacob, 2002, pig. 244 [La moneda, entre tiolencia y confianea, Bogots: Centro de Investigaciones y Proyec- tos Especiales (CIPE), Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia, 2006). a2 LA FABRICA DEL. HOMBRE ENDEUDADO Las politicas monetarias, las politicas de defla- cién de los salarios (masa salarial), las politicas del istado benefactor (reduccién de erogaciones socia- \es) y las polfticas fiseales (transferencia de varios puntos del PBI hacia las empresas y las capas mds ricas de la poblacién en todos los pafses industriali- vados) convergen en la creacién de enormes deudas .as y privadas. La reduccién de la deuda —hoy, a la orden del dia en todos los paises— no se contradice con su creacién, porque no hace sino continuar y profun- dizar el programa politico neoliberal. Por un lado, se trata de retomar, por medio de las polfticas de aus- teridad, el control sobre lo «social» y los gastos del Estado benefactor en ese Ambito, es decir, sobre los ingresos, el tiempo (de la jubilacién, de las vacacio- nes, etc.) y los servicios sociales que las luchas socia- Jes arrancaron a la acumulaci¢n capitalista. Ese obje- tivo se enuncia con claridad ea el programa de la pa- tronal francesa, «La refundacién social», cuya direc cidn se transfiri6, a fines del siglo pasado, de manos de los jefes de la industria a las de sus pares de los sectores financiero y de seguros. En 1999, momento del lanzamiento de! programa, Denis Kessler, su ide6logo, afirmaba que era necesario volver a hacer valer «la exigencia econémica en un Ambito de lo social que en ocasiones tiende en demasia a jugar con la idea de emanciparse de ella ¢ incluso a preten- pu 33 ‘Maurizio Lazzararo der dominarla».1? Por otro lado, se trata de conti- nuar e intensificar el proceso de privatizacién de los servicios del Estado benefactor, vale decir, su trans- formacién en terreno de acumulacién y rentabilidad de las empresas privadas. Estas deben «reinternali- zar» la proteccién social que habfan externalizado durante el fordismo «delegandola» en el Estado (los aseguradores en especial, punta de lanza de la nueva direccién del Medef [Mouvement des entreprises de France (Movimiento de Empresas de Francia)}, con- sideran que en 1945 fueron «despojados»). Los pla- nes de austeridad impuestos por el FMI y Europa a Grecia y Portugal exhiben como estandarte, entre sus medidas, la necesidad de «nuevas privatizacio- nes». Con referencia a la imposicién de esas medi- das, un sindicalista griego hizo notar que, mas que de un plan de «rescate», se trata, sin duda alguna, de una «liquidaci La economia de la deuda expresa de tal modo un capitalismo en el cual el ahorro de los asalariados y de la poblacién, los fondos de pensiones, el seguro de salud y los servicios sociales, «por administrarse en un universo competitivo, volverfan a ser una fun- cién empresariab>.!3 En 1999, Kessler estimaba en dos billones seiscientos mil millones de francos, 0 12 Denis Kessler, «L’avenir de la protection sociale», Commentai- 10, 87, otofio de 1999, pag. 625. 3 Ibid., pig. 622. 34 LA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO sea, el 150% del presupuesto del Estado, el botin que representaban para las empresas las erogaciones vociales. La privatizaci6n de los mecanismos de se- juro social, la individualizacién de la politica social y la voluntad de hacer de la proteccién social una funcién empresarial son fundamentos de la econo- nia de la deuda, La tiltima crisis financiera ha sido aprovechada por el bloque de poder de la economia de la deuda como una oportunidad para profundizar y extender la logica de las politicas neoliberales. La deuda, expresién de una relaci6n de poder especifica La deuda acta a la vez como maquina de captu- ra, de «depredacién» o de «puncién» sobre la socie- dad en su conjunto, como un instrumento de pres- cripcién y gestién macroeconémica y como un dis- positivo de redistribucién de los ingresos. Funciona, asimismo, en cuanto dispositive de produccién y gobierno» de las subjetividades colectivas e indivi- duales. Para explicar las nuevas funciones de las finanzas, la teorfa econémica heterodoxa de André Orléan habla de «poder acreedor» y «potencia acree- dora», cuya fuerza «se aprecia en la capacidad de trans- formar el dinero en deuda y Ia deuda en propiedad y, de tal manera, influir directamente sobre las relacio- 35 ‘Maurizio Lazzaro nes sociales que estructuran nuestras sociedades»,!4 El pensamiento de Orléan define la relacién acree- dor-deudor como el eje en torno al cual se produce Ja transformacién de la «gobernanza» (palabra de la neolengua del poder que significa « mando») capita- lista: «Se ha pasado de la regulacién fordista, que Privilegiaba el polo industrial y deudor, a una regu- lacién finaneiera, que pone en primer plano el polo financiero y acreedor».15 Sin embargo, la relacién entre acreedor y deudor no se limita a «influir directamente sobre las relacio- nes sociales», porque es de por si una relacién de po- der, una de las més importantes y universales del ca- Pitalismo contemporsneo. El crédito o deuda y su relacién acreedor-deudor constituyen una relaci6n de poder especifica que implica modalidades espect- ficas de produccién y control de la subjetividad (ana forma particular de homo ceconomicus, el «hombre endeudado»). La relacién acreedor-deudor se super- pone a las relaciones capital-trabajo, Estado bene- factor-usuario y empresa-consumidor y las atravie- sa, instituyendo como «deudores» a usuarios, traba- jadores y consumidores. La deuda segrega una «moral» propia, a la vez di- ferente y complementaria de la del «trabajo». El par 14M. Agliettay A. Orléan,La Monnaie entre violence... op. cit, aig, 182. 1S Ibid. pig. 248, 36 LLA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO «esfuerzo-recompensa» de la ideologia del trabajo se acompatia de la moral de la promesa (de reembolsar la deuda) y la culpa (de haberla contraido). Como nos lo recuerda Nietzsche, el concepto de Schuld (culpa), de importancia fundamental en la moral, se remonta al concepto muy material de Schulden (deudas). La «moral» de la deuda induce una morali- zaci6n a la vez del desempleado, el «asistido» y el usuario del Estado benefactor, pero también de pue- blos enteros. La campaiia de la prensa alemana con- tra los pardsitos y holgazanes griegos ¢s un testimo- nio de la violencia de la culpa que destila la econo- mfa de la deuda. En el momento de hablar de la deu- da, los medios, los politicos y los economistas no tie- nen més que un mensaje que transmitir: «la culpa es suya», «ustedes son culpables». Los griegos se con- suelan tranquilamente al sol, mientras que los pro- testantes alemanes trajinan por el bien de Europa y de la humanidad bajo un cie'o desapacible. El poder de la deuda se representa como si no se ejerciera por represi6n ni por ideologia: el deudor es «libre», pero sus actos, sus comportamientos, deben desplegarse en los marcos definidos por la deuda que ha contrafdo, Esto vale tanto para el individuo como para una poblacién o un grupo social. Se es libre en la medida en que se asume el modo de vida (consumo, empleo, erogaciones sociales, impuestos, etc.) compatible con el reembolso. El uso de técnicas para instruir a los individuos acerca de cémo vivir 37 ‘Maurizio Lazzararo con la deuda comienza muy pronto, incluso antes de su entrada al mercado laboral.1® El poder del acree- dor sobre el deudo: se parece mucho a la tiltima de- finicién del poder en Foucault: accién sobre una ac- cin, accién que mantiene «libre» a aquel sobre el cual se ejerce el poder. El poder de la deuda nos deja libres y nos incita y empuja a actuar para que poda- mos cancelar nuestras deudas (aun cuando, como el FMI, tenga cierta tendencia a matar alos «deudores» con la imposicién de politicas econdémicas que favo- recen la «recesién*). El neoliberalismo gobierna a través de una multi- plicidad de relaciones de poder: acreedor-deudor, 18 En Estados Unidos, e! 80% de los estudiantes que terminan un mister de derecho acumulan una deuda de 77.000 délares silo hi- Gieron en una universidad privada y de $0,000 si escogieron una piiblica. El endeudamiento promedio de los estudiantes que ter- minan una especializacién en medicina es, segdn un estudio de la Association of American Medical Colleges, de 140.000 délares. Una estudiante que termind con éxito su master en derecho declars a un diario italiano: «Creo que no conseguiré pagat las deudas que contraje para solventar mis estudios; algunos dias creo que cuando ime muera todavia voy a estar pagando las mensualidades de la deu- da con la universidad. Hoy tengo un plan de reembolso escalonado alo largo de veintisiete afios y medio, pero ¢s demasiado ambi porque la tasa es variable y s6lo lego a pagar los intereses ( 1050 Me cuido mucho en los gistos y no dejo de anotarlos en un cuaderno, desde un café hasta el pasaje de autobis (...). Todo debe progra- marse (....). Lo que mis me preocupa es que no puedo ahorrat y la deuda esti siempre ahf, atormentindome> (La Repubblica, 4 de agosto de 20085 la traducci6n al francés es mia). 38 LA FAURICA DEL HOMBRE ENDEUDADO capital-trabajo, Welfare-usuario, consumidor-em- presa, etc. Empero, la deuda es una relacién de po- der universal, porque todo el mundo esté ineluido on ella: aun quienes son demasiado pobres como pa- ra tener acceso al crédito deben pagar intereses a creedores ante la necesidad de reembolsar la deuda priblica, y aun los paises que son demasiado pobres como para tener un Estado benefactor deben reem- bolsar sus deudas. Larelaci6n acreedor-deudor involucra a la pobla- cién actual en su conjunto, pero también a las veni- deras. Los economistas nos aseguran que cada bebé francés tiene al nacer una deada de 22.000 euros. Ya no es el pecado original el que se nos transmite con cl nacimiento, sino la deuda de las generaciones precedentes. El «hombre endeudado» est sometido auna relacién de poder acreedor-deudor que lo acompaia a lo largo de toda la vida, desde la cuna hasta la tumba. $i antafio nos endeuddbamos con la comunidad, con los dioses, con los ancestros, ahora estamos en deuda con el «dios» Capital. Carecemos de las herramientas teéricas necesa- rias para analizar en toda su amplitud la relacién de poder entre acreedor y deudor y las diferentes fun- ciones abarcadas por la deuda. El concepto de es- peculacién sélo comprende una parte de la maqui- naria de la deuda e impide ver sus funciones produc- tivas, distributivas, de captura y modelizaci6n de la subjetividad. 39 ‘Maurizio Lazzararo Vamos a recuperar el pensamiento de Deleuze y Guattari, quienes, al darle un caracter operativo en el capitalismo contempordneo, siempre fueron ficles a la argumentaci6n de la segunda disertacién de La genealogta de la moral: «Nietesche ve en el crédito, y no en el intercambio, el arquetipo de la organizacién social».7 Hay que destacar de una vez por todas que de esta afirmacién no debe deducirse la desaparicién o la inexistencia del intercambio, sino tinicamente el hecho de que este funciona sobre la base de una légi- ca que no ¢s la de la igualdad sino la del desequili- brio, el diferencial de poder. Ver en la deuda el arquetipo de la relacién social significa dos cosas. Por una parte, hacer que la eco- nomiia y la sociedad comiencen por una asimetria de poder, y no por el intercambio comercial que impli- ca y presupone la igualdad; introducir los diferen- ciales de poder entre grupos sociales, y dar una nue- va definicién de la moneda, porque ella se manifies- ta de inmediato como mando, poder de destruccién y creacién sobre la economfa y la sociedad. Por otra parte, comenzar por la deuda implica que la econo- mia sea inmediatamente subjetiva, porque aquella es una relacién econémica que para realizarse presu- 17 Gilles Deleuze, Nietzsche et la philosophie, Parts: Presses Universitaires de France, 1968 (7* ed.), pg. 155 [Nietzsche y la filosofta, Barcelona: Anagrama, 1970]. En este libro de 1962 ya se trata de la deuda y sus efectos sobre la subjetividad. 40 LA FABBICA DEL HOMBRE ENDEUDADO pone una modelizacién y un control de la subjetivi- dad, de tal manera que el «trabajo» sea indisociable de un «trabajo sobre s{ mismo». A lo largo de este en- sayo vamos a comprobar, por medio de la deuda, una verdad que ataite a toda |a historia del capitalis- mo: aquello que definimos como «economfa» seria lisa y Hanamente imposible sin la produccién y el control de la subjetividad y de sus formas de vida. Los dos autores de El anti-Edipo, donde por pri- mera vez se plantea y se explota largamente la teorfa de la deuda, tampoco dejarén nunca de ser fieles a Marx y sobre todo a su teorfa de la moneda. En una entrevista de 1988, en pleno perfodo de auge neoli- beral, Deleuze destacaba la importancia de volver a la concepcién marxista de la moneda: «El que reina mas alld es el dinero; es este el que se comunica, y lo que falta en la actualidad no es, por cierto, una criti- ca del marxismo, sino una teoria moderna del dine- ro que sea tan buena como la de Marx y la prolon- gue».18 Deleuze y Guattari interpretardn la teoria mar- xista, por un lado, a partir de la relacin entre acree- dor y deudor, y, por el otro, a partir de la univocidad del concepto de produccién: la produccién de subje- tividad, de formas de vida, de modalidades de exis- tencia, no remite a la superestructura, sino que for- "Gilles Deleuze, Pourparers, 1972-1990, Pars: Editions de Mi- nuit, 1990, pag. 208 (Conversaciones, 1972-1990, Valencia Pre- ‘Textos, 1995]. 41 Maunizio Lazzararo ma parte de la infraestructura «econémica». Ade- ms, en la economia contemporanea, la produccién de subjetividad demuestra ser la primera y mas im- portante fuente de produccién, «mercancia» que participa de la produccién de todas las otras. En lo que atafie a la moneda, ambos autores afir~ man que no deriva del intercambio, de la citculacién simple, de la mercancia; no constituye tampoco el signo o la representacion del trabajo, sino que ex- presa una asimetrfa de fuerzas, un poder de prescri- bir e imponer modos de explotacién, dominacién y sujecién venideros. La moneda es, ante todo, mo- neda-deuda, creada ex nibilo, sin equivalente ma- terial alguno, como no sea en un poder de destruc- ci6n/creaci6n de las relaciones sociales y, sobre todo, de los modos de subjetivacién. Este rodeo teérico nos parece esencial para poder comprender a continuacién de qué manera la rela- cién acreedor-deudor modela el conjunto de las re- laciones sociales en las economfas neoliberales. No se trata con ello de proponer una nueva teoria totali- zadora del neoliberalismo, sino de plantar hitos esen- ciales sobre los cuales podamos luego apoyarnos para releer las transformaciones actuales sufridas por nuestras sociedades a través de la economfa de la deuda. od ). La genealogia de la deuda y del deudor Deuda y subjetividad: cl aporte de Nietzsche La relacién acreedor-deudor en el fundamento de la relacion social El papel de la economfa de la deuda parece haber producido en nuestras sociedades un cambio radi- cal, cuyo sentido se interpretard con ayuda de la se- gunda disertacién de La genealogia de la moral. La economia neoliberal es una economia subjeti- va, es decir, una economia que requiere y produce procesos de subjetivacién cuyo modelo ya no son, como lo eran en la economia clasica, el hombre que intercambia y el productor. En el transcurso de las décadas de 1980 y 1990, ese modelo tuvo su repre- sentacién en el empresario (de s{ mismo), segin la definicién de Michel Foucault que resumia en ese concepto la movilizacién, el involucramiento y la ac- tivacién de la subjetividad por las técnicas de admi- nistracién de empresas y de gobierno social. Hoy, cuando las crisis financieras empiezan a sucederse 43 ‘Maurizio LAzzaRaTo unas a otras, la figura subjetiva del capitalismo ¢ temporaneo parece encarnarse, antes bien, en «hombre endeudado». Esta condicién, que ya exis tia, porque representa el nticleo de la estrategia n liberal, ha pasado a ocupar la totalidad del espaci publico. El conjunto de los roles asignados en la divisién social del trabajo de las sociedades neolibe- rales («consumidor», «usuario», «trabajador», «em- presario de si mismo», «desempleado», «turista»y etc.) esté atravesado por ésa figura subjetiva del «hom bre endeudado», que los metamorfosea en consu- midor endeudado, usuario endeudado y, finalmente, como es el caso de Grecia, en ciudadano endeudado. Sino es la deuda individual, lo que pesa literalmente en la vida de cada cual es la deuda publica, porque cada cual debe hacerse cargo de ella. Durante mucho tiempo sostuve que esa implica- cin subjetiva se deducfa principalmente de los cam- bios en la organizacién del trabajo. Hoy querria ma- tizar esa afirmacién con la ayuda de una hipotesis complementaria: es la deuda y la relacin acreedor- deudor lo que constituye el paradigma subjetivo del capitalismo contempordneo, en el cual el «trabajo» se acompafia de un «trabajo sobre si mismo», y la actividad econémica y la actividad ético-politica de la produccién del sujeto van a la par. Es la deuda la que disciplina, domestica, fabrica, modula y modela la subjetividad, ‘De qué subjetividad se trata? ¢A qué maquinaria apela la deuda para fabricar al sujeto? 44 LA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO Nietzsche habia dicho ya lo esencial a este respec- to in la segunda disertacin de La genealogia de la jmoral barre de un plumazo con el conjunto de las slencias sociales: la constitucién de la sociedad y el wciplinamiento del hombre («extraer de la fiera \wmana un animal manso y civilizado; en sintesis, animal doméstico»)! no son resultado del inter- ‘ambio econémico (en contra de la tesis propuesta por toda la tradici6n de la economfa politica, desde los fisiécratas hasta Marx pasando por Adam Smith), iii del intercambio simbélico (en contra de las tradi- clones tedricas antropolégicas y psicoanaliticas), si- no de la relacién entre acreedor y deudor. De este modo, Nietzsche hace del crédito el paradigma de la relacién social y desecha cualquier explicaci6n «a la inglesa», 0 sea, a través del intercambio o el interés. ¢Qué son el crédito o la deuda en su significacion ids simple? Una promesa de pago. éQué es un acti- ) financiero, una accién o una obligacién? La pro- mesa de un valor futuro. «Promesa», «valor» y «fu- turo» son asf las palabras claves de la segunda diser- tacién nietzscheana. Para Nietzsche, la relacién «més antigua y primitiva que existe entre las perso- nas» es la relacién entre acreedor y deudor. En ella, ' riedrich Nietzsche, La Généalogie de la morale, Paris: Gallimard, 1988, col. «Folio», pag. 42 [La genealogéa de la moral, Madrid: Alianza, 1971). Todas las citas de este capftulo pertenecen ala segunda disertacion, 45 ‘Maurizio Lazzararo LA FABRICA DEL HOMBRE ENDEUDADO «la persona se mide por primera vez con la pers Wir de describirlo, no constituye en si mismo el re- na».2 Por consiguiente, la tarea de una comunidad embolso de la deuda. La promesa es, a no dudar, un una sociedad ha sido, ante todo, la de generar sieto de habla», pero la humanidad ha producido hombre capaz de prometer, un hombre en condici (ina multiplicidad de técnicas, cada una mds «pavo- nes de hacerse garante de sf mismo en la relaci6s fon y siniestra» que la anterior, para asegurarse de acreedor-deudor; esto es, en condiciones de caneé {jue el performative no quede en una simple palabra, lar su deuda. Fabricar un hombre capaz de manten¢ \in flatus vocis. El performativo de la promesa impli- una promesa significa construirle una memoria, do 6 y presupone una «mnemetécnica» de la crueldad tarlo de una interioridad, de una conciencia qui y una mnemotéenica del dolor, las cuales, como la pueda oponerse al olvido. La memoria, la subjetivi indquina de la colonia penitenciaria de Kafka, escri- dad y la conciencia comienzan a fabricarse en la esfe~_ ben la promesa de reembolsar la deuda directamente ra de las obligaciones de la deuda: en el cuerpo. «Para fijar algo en la memoria se lo gra- 1 fuego: tinicamente lo que no cesa de doler per 4 En su comentario acerca de estos pasajes de La I genealogia de la moral, Deleuze y Guattari hacen no manece en la memoria». tar que el hombre se constituye por la represién de la Asimismo, la «confianza», palabra magica de memoria biocésmica y por la conformacién de la cualquier crisis financiera, repetida como un ensal- memoria de las palabras, a través de las cuales se mo por todos los sirvientes de la economia de la deu- enuncia la promesa.3 Empero, si esta implica una da (periodistas, economistas, politicos, expertos), memoria de la palabra y la voluntad, no basta con no s6lo cuenta con la garantia de la enunciacién, si- enunciar una promesa para quedar exento de la deu- no que requiere prendas corporales € incorpéreas: da. La segunda disertacién es una excelente desmiti- ficacién del fancionamiento de lo que la filosofia analitica lama «performativo». El performative de la promesa, si bien realiza el acto de prometer, en In- Para inspirar confianza en su promesa de reembolso, para dar una garantia de la seriedad y el cardcter sagra- do de esa promesa, para grabar en su memoria el deber de devolver, el deudor, en virtud de un contrat, le da como prenda al acreedor (para la eventualidad de que emcee no pague) un bien que él “posee”, del cual todavia dis- 3 Gilles Deleuze y Félix Guattari, L'Anti-CEdipe, Paris: Editions de Minuit, 1972, pag. 225 (El anti-Edipo: capitalismo y esquizofre- nia, Barcelona: Paidés, 1998). 4B Nietzsche, La Généalogie..., op. cit. pag, 63. 46

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