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PH Boletín29

ARTÍCULOS 36

C ultura, patrimonio etnológico


e identidad
UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A NUESTRA En la misma constitución, el vocablo cultura, además
HISTORIA CONTEMPORÁNEA de con esta acepción, la más novedosa desde un
punto de vista ideológico, aparecerá con otras dos
Juan Agudo Torrico Si utilizáramos únicamente como referencia el reco- que interesa recalcar al ser virnos para cubrir todo
nocimiento y ampliación del área de definición e in- una abanico conceptual que ha llegado hasta nues-
Departamento de tervención sobre nuestro patrimonio cultural, teóri- tros días: la más tradicional que asocia el término
Antropología Social camente al menos desde el comienzo de los años cultura con estudio y educación formalizada, y una
Universidad de Sevilla veinte1, se habría superado la imagen más reduccio- tercera que supuso igualmente un notable avance
nista que lo limitaba a lo excepcionalmente singular respecto a las legislaciones anteriores y que conecta
por sus valores históricoar tísticos. La normativa de con la primera de las acepciones citadas, la de "teso-
1926, y, sobre todo, la Ley de 1933, introducía ya el ro cultural". Si el modo como es instrumentalizada
criterio del valor "cultural" como factor de referen- en el ar tículo 11 hace referencia a unas identidades
cia, contextualizador, para incluir a un determinado sobre las que fundamentar las nuevas "regiones au-
referente material dentro del denominado Tesoro tónomas", en esta última, el concepto de bien cultu-
Nacional. ral sufre un cambio simbólico muy significativo, al
asociarse con el de bien colectivo que representa la
Aunque esta lectura, bastante aceptada en los textos imagen de la otra identidad superior que sería la
interpretativos que han analizado la evolución de los "nación" en sí.
conceptos de patrimonio/bienes culturales en la his-
toria de la legislación española, no deja de ser una También por vez primera, quedaba sancionado jurí-
lectura benévola. De hecho, la palabra "cultura", co- dicamente el derecho público frente al predominio
mo contexto globalizador no sólo no aparece en la absoluto que hasta entonces se había dado a los de-
ley Sobre defensa, conservación y acrecentamiento rechos individuales (propiedad privada), con la obli-
del Patrimonio Histórico-Artístico Nacional de 1933, gación de las instituciones públicas de velar por la
sino que a la hora de definir cuales son los bienes a preservación de los testimonios que nos quedaban
defender hará gala de un marcado carácter histórico- de este quehacer histórico compartido: " Toda la ri-
monumentalista al que después nos referiremos. queza ar tística e histórica del país, sean quien fuere
su dueño constituye el tesoro cultural de la Nación
Sin embargo, su "no presencia" formal, no implica y estará bajo la salvaguarda del Estado..." (1931: Art.
que no se comenzara a tenerse en cuenta una vi- 45). La Ley del Patrimonio Histórico-Ar tístico Na-
sión del concepto y uso de cultura sustancialmente cional, promulgada dos años más tarde, se funda-
diferente al propugnado hasta entonces. La Consti- mentaría en este artículo.
tución Republicana de 1931 va a ser la primera de
nuestras Cartas Magnas donde se reconoce el dere- Un tercer documento, de este mismo periodo his-
cho de un colectivo que compar ta unas similares tórico, nos muestra de forma meridiana lo que ve-
características culturales, a argumentar esta circuns- nimos diciendo acerca de cómo irrumpe el con-
tancia entre las variables a utilizar para reclamar la cepto de cultur a a la hor a de buscar nuevos
autonomía política del territorio en que se asienta. significados y funciones a los testimonios de este
Según su artículo 11 "Si una o varias provincias limí- pasado-presente. El mismo espíritu constitucional
trofes, con características históricas, culturales y es reclamado a la hora de crear el Museo del Pue-
económicas, comunes, acordaran organizarse en re- blo Español en 1934. En el Decreto fundacional
gión autónoma para formar un núcleo políticoadmi- podemos leer : "Cumple el Gobierno con la deuda
nistrativo, dentro del Estado español, presentarán su cultura y política contraída por la República con el
Estatuto2.... Pueblo Español, que no tiene, por excepción única en
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En teoría, la idea de lo que debería incluir aquello que hoy denomi-
namos patrimonio cultural ha quedado desvinculada de la imagen
de monumento, o documentos de excepcional valor histórico, como
elementos considerados relevantes sólo por una singularidad defini-
da según cambiantes criterios de valor histórico, interés artístico, o
antigüedad. Otra cosa es que, una vez hecha esta afirmación, se
corresponda a la realidad.

Europa, Museo adecuado que recoja las obras, activi- La lectura de los documentos que acabamos de co-
dades y datos del saber, del sentir y el actuar de la mentar, nos remiten a un contexto histórico que, la-
masa anónima popular, perdurable y sostenedora, a mentablemente, no tendrá continuidad hasta cua-
través del tiempo, de la estirpe y tradición nacionales, renta años después. El reconocimiento explícito de
en sus variadas manifestaciones regionales y locales la cultura en la conformación del devenir cotidiano
en que la raza y el pueblo, como elemento espiritual de las diferentes "nacionalidades" y "regiones" que
y físico, han ido formando nuestra personalidad étnica integraban España, imponía el derecho y obligación
cultural." de las instituciones públicas de velar por ella como
un bien sociopolítico. Con lo que el término cultu-
Salvando los comentarios que hoy haríamos al uso ral, con todas las acepciones conceptuales que aca-
explícito que se hace de determinados términos (ra- bamos de referir, pasó a tener un contenido de rea-
za, popular, etc.), lo significativo va a ser la justifica- lidad jurídica; aunque en muchos aspectos siguió
ción que se da para la creación de un museo que considerándose, hasta hoy, como un "neologismo"
recoja la "personalidad étnica cultural" del "pueblo falto de "aclimatación jurídica" (J. Prieto. 1995:37)–.
español". Los museos etnográficos son utilizados, an-
tes y ahora, como "armas propagandísticas" (E. Fer- De este modo, dejaba de ser una mera acepción re-
nández de Paz, 1997) destinadas a explicitar una ferida al uso restrictivo, aún demasiado habitual, de
imagen formalizada y formalizadora de identidades; Cultura (con mayúscula) como proceso de acumu-
y al igual que para entonces se estaba reclamando lación de la experiencia humana pero donde sólo se
desde los movimientos folcloristas para cada territo- resaltan como meritorios los "grandes logros" vincu-
rio, también se hacía para definir la nación-pueblo- lados a los "sectores cultos" de las sucesivas socieda-
cultura española en sí. des; para penetrar en la acepción de cultura (con
minúscula) tanto en su sentido antropológico de
El método para hacerlo es también un factor a te- respeto también de los logros cotidianos de esta ex-
ner en cuenta. Para definir y estudiar los aportes de periencia colectiva (saberes, sentimientos y compor-
este "pueblo", se recurriría a un método antropoló- tamientos de la "masa anónima popular"), como ét-
gico que hoy sería aceptado sin envagues, donde se nico: de reconocimiento del modo específico como
quiebran las cuestionables líneas divisorias entre lo cada colectivo ha generado su propia interpretación
material e inmaterial para buscar el modo de reco- del modo de relacionarse con su entorno ecológico
ger e interpretar los saberes y valores de este co- y social.
lectivo. Para conseguir este fin se proponía abier ta-
mente un método globalizador, interdisciplinar, que Sin embargo, el reconocimiento formal de estos va-
pusiera fin a la compar timentación y visiones frag- lores no se correspondería con la realidad de su
mentadas de estos testimonios culturales, creándo- aplicación. Por una par te, el largo paréntesis de la
se "... un Museo laboratorio y seminario, en el que se dictadura franquista anula los avances que se habían
estudie, por el fecundo método etnográfico contempo- producido en lo referente al reconocimiento de la
ráneo, lo que aislada y estérilmente se analizaba por pluralidad étnica de los pueblos del Estado español,
la obser vación artística meramente descriptiva; por la y su plasmación en términos de autonomía política.
curiosidad histórica catalogadora; por el sentido geo- Incluso la potencial utilización del Museo del Pueblo
gráfico en su puro reparto espacial; por el criterio utili- Español en beneficio de la ideología españolista del
tario de la técnica o por el sociológico del uso y em- régimen franquista no se lleva a cabo. Aunque el
pleo, pero sin fundir en uno todos esos sistemas de museo no sólo no desaparece sino que se crea en
estudio, para concluir el método explicativo y transcen- 1940 otra nueva institución con el nombre de Mu-
dente de lo creado por el alma popular". seo Nacional de Etnología; pero el uso que se hará
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de ambas instituciones, la curiosa evolución de sus monumentos postulada en la Car ta de Atenas de


denominaciones3 y objetivos, así como el hecho na- 1931, también debe recordar se que es en este
da anecdótico de que el Museo del Pueblo Español mismo documento donde al hablar de la puesta en
estuviera permanentemente en estado de obras o valor de los monumentos se recomienda que sean
traslados por lo que no pudo abrirse al público, re- "preservados incluso conjuntos y perspectivas par-
fleja la desconfianza ante unas instituciones que, de ticularmente pintorescas", es decir, utilizando la
llevar a cabo su labor, hubieran reflejado más que la definición de la Real Academia Española, de aque-
diversidad achacable a los matices regionales de los llos " paisajes, escenas, tipos, figuras y a cuanto
que hablaba la ideología del momento, la realidad puede presentar una imagen grata, peculiar y con
de una diversidad étnica con marcadas diferencias cualidades pictóricas".
culturales.
El valor en sí de los elementos que conforman este
En segundo lugar, la lectura más detallada de la legis- contexto "pintoresco", es otra cosa; y desde su
lación específica que entre 1933 y 1985 va a tratar consideración como meros accesorios, en sentido
de definir y proteger nuestro patrimonio histórico- escénico, a su interpretación como añadidos for-
cultural, ponen de manifiesto una imagen bastante males que pueden ser reelaborados al gusto de la
restrictiva de qué debía entenderse por este Tesoro escena que se pretenda recrear, no hay nada más
nacional. La ley de 1933 no deja dudas sobre el que un paso. Lo que contribuye a explicar, confir-
componente de monumentalidad/singularidad/anti- mando la fuerza de la continuidad de viejos hábi-
güedad heredado de viejas tradiciones, que deben tos, el sentido que se ha dado a la "remodelación"
imperar en la valoración a aplicar a aquellos bienes de las plazas en los centros históricos; la reducción
dignos de formar par te de nuestro patrimonio his- de la idea de conser vación–entorno a la preser va-
tórico-artístico; seleccionados según criterios de "in- ción de las fachadas; o el conservacionismo arque-
terés artístico, arqueológico, paleontológico o histó- ologista de los centros históricos. Olvidándose, al
r ico". El problema es cómo tener en cuenta a mismo tiempo, y en un aparente contrasentido,
aquellos otros testimonios no estrictamente monu- tanto de la dinámica cultural que rige en todo pro-
mentales, sin la categoría de los palacios, catedrales, ceso histórico, como de los viejos usos y funciones
monasterios, castillos o conjuntos urbanos que pue- sociales que desempeñaron estos espacios que se
blan los primeros catálogos de monumentos que pretenden proteger.
empiezan a formase desde 1900, pero que sí tendrí-
an algún factor que los singularizaba como tales Lo típico y pintoresco se situaría dentro de las sin-
"conjuntos urbanos o paisajes"4. En tales casos, para gularidades regionalistas, con bastante frecuencia
estos otros bienes patrimoniales (cuyo valor se tuvo imbuido de la imagen de "cultura popular" que fue-
en cuenta fundamentalmente en cuanto refuerzo o ra defendida por los movimientos folkloristas de fi-
complementariedad de los primeros) se acuñan los nes del s. XIX. Pero no existe un planteamiento de
"pintorescos", e inaplicables, adjetivos de "típicos" y/o la cultura como globalidad y de la necesidad de co-
"pintorescos". nocer y preser var un patrimonio etnológico como
testimonio de la evolución histórica y modos de vi-
La huella del arraigo que tales adjetivaciones han lle- da de un determinado colectivo. Por el contrario,
gado a tener, tanto en los discursos oficiales sobre la par te seleccionada de este patrimonio "no mo-
las valoraciones/clasificaciones de nuestros entornos numental" es ahora monumentalizada, descontex-
culturales, como de las percepciones en la mentali- tualizándola incluso en relación con la "cultura po-
dad colectiva sobre los que es "propio" del lugar, ha pular" de la que for marían par te . La selección,
sido muy considerable. Buena prueba de ello es el como típicos o pintorescos, de un barrio dentro de
uso abusivo que de tales vocablos hicieron las auto- una ciudad (la Judería cordobesa o el Barrio de
ridades políticas del régimen franquista, tanto en los Santa Cruz sevillano), de un determinado pueblo
discursos desetnizadores que reducían los rasgos de como paradigmático de una cier ta arquitectura, y,
cada puebloterritorio a meros tipismos regionalistas, más tarde (como espúrea condescendencia hacia la
como en la venta de la imagen de una España como cultura inmaterial) de una determinada fiesta o ri-
producto turístico desde los años sesenta. Aunque tual, ha respondido a una estrategia bien definida:
lo más preocupantes es la relativa frecuencia con la acotar, teatralizándolo en muchos casos, una par te
que aún seguimos encontrándonoslos en folletos tu- muy simplificada de nuestro patr imonio como
rísticos, e incluso en el lenguaje cotidiano. ejemplo museologizado para fines muy concretos,
generalmente relacionados con aprovechamientos
Sin embargo, la creación de este modelo de inter- turísticos o exaltación de determinados "valores
pretación de los "otros" testimonios culturales de históricos"; mientras que, por otro lado, se podían
menor rango no sólo es achacable a una filosofía destruir, modernizándolas, el resto de similares ma-
interpretativa hispana. Todo lo contrario, el tem- nifestaciones culturales. Todo ello mediante una se-
prano uso de esta terminología no hará sino refle- lección de referentes que, generalmente, poco ha
jar la filosofía internacional que para entonces se tenido que ver con el "respeto" al valor cultural de
estaba poniendo en marcha en el contexto euro- los elementos seleccionados. Mientras que sí si-
peo: al igual que ar tículo 19 de la ley de 1933 re- guieron la pauta marcada por la necesidad de com-
coge claramente las posturas en favor de la con- plementar el patrimonio monumental con este
ser vación y no de la restitución de los otro que recrearía la demanda, nada nueva, de la
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autenticidad de lo popular y la preservación de los a la hora de percibir y condicionar estas mismas po-
"ambientes históricos". sibilidades de cambio. En una palabra, a la variable
tiempo e historia/pasado como valor definitorio, se
Discurso interpretativo que tampoco era original. han de unir los nuevos términos de tradición, identi-
En la citada Carta de Atenas encontramos un texto dad cultural, y paisaje cultural, conformando así el
muy significativo que, de nuevo, rememora la dife- concepto globalizador de "patrimonio cultural" que
rencia de criterios a aplicar según de qué tipo de no es sino la lectura que todo colectivo hace de su
patrimonio estemos hablando: "cuando se trate de historia y presente para definir y expresar su identi-
construcciones repetidas en numerosos ejemplares, dad cultural.
se conser varán algunos a título documental, derri-
bándose los demás; en otros casos, podrá aislarse La Constitución española de 1978, para utilizar de
solamente la par te que constituya un valor real o nuevo un texto documental que nos sir va de refe-
un recuerdo...". ¿Dónde están los límites de lo "nu- rencia de estos nuevos planteamientos, puede ser
meroso"?. ¿Se aplica por igual a todos los referentes muy significativa si la comparamos con la anterior-
culturales?. ¿Existen demasiadas obras de un mismo mente comentada de 1931.
autor renombrado, castillos, catedrales, templos o
palacios?. El término cultura/cultural nos aparece ahora con
notable profusión, citándose en 13 ocasiones (en
Sería, en definitiva, conservar, para un consumo in- 10 de sus ar tículos). Con respecto a la constitu-
terno y de los posibles turistas una par te desgajada ción republicana, mantiene la triple acepción a la
de este patrimonio; pero conver tido previamente que nos referimos: cultura como educación forma-
en ejemplo de la pervivencia de la pureza de un pa- lizada y par ticipación en actividades que tengan
sado extinto. Solo que, el condicionante de su adap- que ver con el desarrollo intelectual de la persona;
tación a este consumo dirigido, entendido hoy casi bienes cultur ales como patr imonio colectivo a
en exclusiva como turístico, está terminando, para- preser var ; cultura como marco de identidad étni-
dójicamente, por amenazar su propia pervivencia y ca. La tercera de estas acepciones pasa a tener
"pureza". (El impacto...s/f) ahora una impor tancia relevante en razón del nue-
vo marco de organización política que se propone;
El proceso de cambio desde estos modelos a la de hecho la cultura es ahora considerada como el
imagen más compleja que hoy utilizamos tanto del elemento clave a la hora de definir los nuevos fac-
término de cultura como del de patrimonio, forma tores de identidad/diferenciación de los "pueblos
par te de un lento proceso no concluido, y donde de España": entre las funciones constitucionales es-
se sigue haciendo notar el peso de las viejas tradi- tará la de "Proteger a todos los españoles y pue-
ciones que aún diferencian, en cuanto a niveles de blos de España en el ejercicio de los derechos hu-
rango, entre patrimonio monumental y patrimonio manos, sus cultur as y tr adiciones, lenguas e
modesto; entre cultura material e inmaterial. Sin instituciones".
olvidar la también cuestionable identificación de su
existencia con los viejos métodos de conser va- Y no podía ser de otro modo. Con la constitución
ción-protección que hacen derivar la polémica res- de 1978 queda abier to el paso a una nueva organi-
pecto a su definición, selección, y elementos de in- zación políticoterritorial, a una España de las Auto-
clusión/exclusión sólo en r azón de las nomías donde el reconocimiento de las especificida-
posibilidades económicas de costes/rentabilidades des culturales de cada uno de estos territorios se
de su mantenimiento o explotación como recurso encuentra entre los fundamentos justificativos de es-
económico. ta nueva organización.

Sin embargo, la imagen que hoy parece irse asentan- Los "hechos culturales", en los momentos que ante-
do acerca de lo que debemos entender por patri- ceden o siguen a los respectivos proyectos autonó-
monio cultural y la discusión acerca de la necesidad micos, se convierten en argumentaciones fundamen-
de su protección y valorización, ha cambiado sustan- tales par a justificar el nuevo orden político. La
cialmente. Desde los años setenta, el viejo modelo, cultura se transforma en una justificación de lo polí-
bastante restrictivo (y elitista) de lo histórico-monu- tico haciendo que los "matices" regionalistas se
mental, en los términos que hemos referido, ha ido transformen en señas de identidad étnicas avaladas
dando paso a un concepto más globalizador, que in- por la historia y la cultura: "se trata de descubrir, per-
cluye tanto a los paisajes culturales (aún mal llama- filar, reforzar o ¿por qué no? inventar las bases de las
dos –"paisajes naturales"), como al patrimonio –et- diferencias, las peculiaridades propias, las raíces colec-
nológico o antropológico. La nueva imagen enfatiza tivas, los modos de ser y de vivir, los rasgos culturales
no sólo lo que nos queda del pasado, sino el modo diferenciados, la personalidad idiosincrásica, etc., que
como determinados referentes y significados se si- real o supuestamente caracterizan a cada Comunidad
guen perpetuando en el presente histórico (cam- Autónoma. Se trata pues, por lo menos en la visión de
biante), y se consideran insertos en un código cultu- los políticos, de construir unos sistemas simbólicos ca-
r al específico (tr adición) que hace que dicho paces de afianzar o generar las lealtades patriótico-po-
presente histórico se perciba como continuidad del líticas de las propias comunidades autónomas, algunas
pasado; como tradición en marcha que puede ser de ellas tan recientes que carecen de cualquier con-
instrumentalizada como mecanismos de adaptación ciencia diferencial. La utilización y en ciertos casos, ma-
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nipulación de la cultura tradicional y popular para con- por tamientos culturales considerados específicos,
seguir estos objetivos es tan similar a la utilización y establecimiento de señas de identidad propias, aco-
manipulación del folklore por parte de los nacionalis- tación de hechos y periodos históricos como tiem-
mos del siglo XIX españoles (principalmente de Cata- pos míticos de fundación y confirmación de estas
lunya, Euzkadi y Galicia) que creo que el fenómeno diferencias, etc. Así, como ejemplo de una inter-
merece una reflexión en profundidad." (J. Prat y Caros, pretación bastante diferente a la Ley del Patrimo-
1992: 88) nio Cultural Vasco, en la proclamación de objetivos
de la Ley del Patrimonio Histórico de Castilla-La
La Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985, Mancha (1990), podemos leer : "Los bienes cultura-
como ya hiciera la de 1933 respecto a la constitu- les del Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha
ción de 1931, recoge la necesidad de definir y tute- llevan el cuño de la identidad española y forman par-
lar este patrimonio, como manifestación de una te de la contribución de España a la civilización uni-
"identidad cultural" que toma a España como marco ver sal". En r azón de ello, de la defensa de esta
de referencia global. El contenido que lo ha de inte- "identidad" española, consecuente con la considera-
grar rebasa definitivamente los viejos límites de los ción de región con la que se autodefine este territorio,
histórico-artístico: estará formado por bienes de "in- la ley tendrá por finalidad la protección y realce de
terés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, las "peculiaridades y las posibilidades de enriqueci-
etnográfico, científico o técnico... patrimonio documen- miento del patrimonio histórico español en Castilla-La
tal y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológi- Mancha".
cas, así como los sitios naturales, jardines y parques,
que tengan valor artístico, histórico o antropológico". En
definitiva, un patrimonio que se abre también a los
etnográfico/antropológico, y a los paisajes "natura- VIEJOS Y NUEVOS MODELOS DE
les", para constituir la imagen de patrimonio cultural, INTERPRETACIÓN
global, que hoy se defiende.
Sólo desde la doble perspectiva que venimos ex-
Los estatutos de autonomía desarrollados a par tir poniendo, podemos entender el cambio en la va-
de los principios expuestos en la Constitución, en- loración y actitud frente al patrimonio etnológi-
fatizarán estos sentimientos de "pueblo" e "identi- co/antropológico; y en general de la percepción
dades" colectivas. A su vez, en las respectivas leyes del patrimonio como globalidad, como patrimonio
sobre protección de sus patrimonios históricos/cul- cultural:
turales 5, se explicitará la función atribuida a la cul-
tura como instr umento definidor y sopor te del a) Por la consideración, e instrumentalización, que
otro ámbito político. De una forma u otra, ya sea se hará de los elementos que se consideran for-
en los preámbulos o en las disposiciones generales, man par te del mismo (rituales, costumbres y
y de manera más o menos explícita, nos aparecerá tradiciones orales, arquitectura y usos tecnoe-
este valor político del hecho cultural. Como ejem- conómicos tradicionales, etc.) como impor tan-
plo, por la contundencia con la que aparece formu- tes referentes identificatorios, –al interpretarse
lado este principio ideológico, en la ley del Patri- como manifestaciones destacadas de la tradi-
monio Histór ico-Ar tístico. Regulación del ción6– proyección histórica de una determinada
Patrimonio Cultural Vasco de 1990, nos encontra- colectividad.
mos: "El patrimonio cultural vasco es la principal ex-
presión de la identidad del pueblo vasco y el más im- b) En segundo lugar, por haber dado cabida al con-
portante testigo de la contribución histórica de este junto de testimonios que forman par te del en-
pueblo a la cultura universal. Este patrimonio cultural torno cultural de estas colectividades; entendido
es propiedad del pueblo vasco. La protección, defensa como una globalidad que ha de incluir los más
y enriquecimiento del patrimonio cultural, cualquiera diversos aspectos relacionados con la vida coti-
que sea su régimen jurídico y su titularidad, es uno de diana y con sectores sociales y prácticas econó-
los de los principios ordenadores de los poderes públi- micas, sociopolíticas y simbólicas, que no siempre
cos..... Se presenta bajo el título de ley de Patrimonio habían sido tenidas en cuenta dentro de la con-
Cultural por entender que el término cultura es más cepción "tradicional" del patrimonio histórico-ar-
apropiado y válido para englobar todas las cuestiones tístico-monumental.
que la misma regula,...y por entender que el concepto
de cultura es más amplio que el de historia, dentro Pero el cambio entre el antiguo y nuevo modelo de
del cual éste también queda englobado como un ele- patrimonio no es sólo una cuestión de terminolo-
mento más". gía, o de ampliación de su campo de actuación, es
también un cambio de mentalidad que aún no ha
Afirmación, con un fuer te contenido par ticularista, concluido.
que no siempre es compar tida por las otras legisla-
ciones (planteamientos político-culturales) autonó- Un esquema, aproximativo, a lo que ha sido esta
micas. Reflejando, una vez más, que el término cul- evolución, puede clarificarnos la cuestión:
tura es indisociable del de identidad, y esta se verá
perfilada mediante complejos y cambiantes discur-
sos identificatorios: delimitación de rasgos y com-
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VIEJO MODELO NUEVO MODELO

ARTÍCULOS
Patrimonio histórico-artístico Patrimonio cultural

Restringido. Criterios de selección y valorización en razón del Abierto. Manifestaciones de las identidades culturales de los
factor tiempo (testimonios históricos y/o arqueológicos) y valo- diferentes colectivos a través del tiempo, La identidad del pre-
res artísticos y de representatividad (escasez, excepcionalidad). sente representa únicamente la última fase de un proceso hu-
mano inacabado. Importancia de los términos tradición/tradi-
Elitista. Centrado principalmente en las creaciones humanas cional para delimitar el sentido de continuidad de determinados
más singulares, generalmente vinculadas a las elites de poder. componentes culturales.

Centrado fundamentalmente en la denominada cultura Creaciones culturales que han de testimoniar los modos de
material vida, valores y creencias, tanto de los diferentes grupos so-
ciales que la conforman como de la propia sociedad en sí.
Limitada a la producción de bienes, muebles e inmue-
bles, facturados por el hombre. Abarca tanto la cultura material como la inmaterial. Expre-
siones de la identidad étnica de un pueblo y de su confor-
mación a través de la historia.

Inclusión de los paisajes culturales entre los bienes a va-


lorizar y proteger. Naturaleza (territorio) y hombre como
realidad indisociable.

CULTURA Y PATRIMONIO ETNOLÓGICO espacios creados, la lengua que utilizamos, o el signi-


ficado que damos a los espacios de interacción crea-
La dificultad de delimitar, dentro de esta concepción dos –bares, peñas–, etc., lo que conforma nuestra
abierta de lo que entendemos por cultura, qué par- identidad. Y es de este bagaje de donde vamos a
te de la misma debemos categorizar como bienes extraer los referentes que consideramos lo suficien-
patrimoniales a valorizar y, en la medida de lo posi- temente relevantes como para singularizarlos.
ble, proteger, es otra cosa. En este proceso creo
que debemos tener en cuenta tres consideraciones: La idea de patrimonio, en cier to modo como una
abstracción del hecho cultural en sí, debe remitirnos
a las formas como determinados colectivos han re-
a) Cultura no es sinónimo de patrimonio cultural. La suelto sus necesidades sociales en el amplio sentido
cultura la constituye todo el conjunto de valores, de la palabra: producción de bienes de subsistencia,
normas de comportamiento, instituciones sociopolí- organización sociopolítica, y manifestación de sus va-
ticas, y recursos tecnoeconómicos que nos permiten lores y creencias. Son los modelos y sus correspon-
operacionalizar nuestra vida cotidiana en todos sus dientes expresiones materiales e inmateriales, lo que
aspectos. nos interesa, no la fijación arqueologista de cualquie-
ra de sus fases históricas. De ahí que sea perfecta-
Dentro de este complejo mundo de instituciones, mente compatible tradición y cambio cultural, patri-
normas y símbolos, es donde vamos a buscar los re- monio y adaptación a la dinámica cultural.
ferentes y significados que seleccionaremos como
par te de nuestro patrimonio cultural. Es decir, qué De hecho, el análisis de cualquier ritual, de cualquier
elementos dentro de este contexto vamos a consi- actividad económica, sistema organizativo, e incluso
derar lo suficientemente relevantes como para plan- de cualquier edificio histórico, nos mostrará esta
tear su protección; entendido este término en senti- continua evolución, sin que por ello hayan perdido
do amplio: valor ización, potenciación de su su significado socio-cultural (cambiante): la relación
conocimiento y estudio, articulación de medidas es- entre significado y significante ha de tener se en
pecíficas de protección. cuenta en todo momento, pero el relevante es el
primero de estos factores. Si este desaparece pero
Desde esta perspectiva, la idea de patrimonio nos aparentemente se mantiene igual la producción con-
hará siempre referencia a la identidad de un colecti- tinuada de los mismos referentes, puede que sólo
vo; es decir, a aquellos elementos de nuestro entor- estemos asistiendo a la reproducción caricaturizada
no cultural que hemos seleccionado como relevan- de un objeto u acción, sin otro valor que la propia
tes a la hora de definirnos e identificarnos. No es la repetición mimética de sí misma.
fiesta, la familia, la arquitectura, la comunicación oral,
los sistemas sociales de interrelación, lo relevante en Dentro de este apartado, y aunque volveremos más
sí; si no el modo como desarrollamos nuestros siste- tarde sobre la cuestión, creo conveniente reseñar que
mas rituales (música, actos rituales, vestidos, tiem- tanto los contenidos de este patrimonio seleccionado
pos), nuestro modo de entender las relaciones fami- como el concepto de identidad/identificación a los que
liares y el valor y función social que tienen, las van referidos, nunca deben conllevar una imagen esen-
técnicas constructivas específicas y el sentido de los cialista de exclusión y exclusividad7. Todo lo contrario,
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tan significativos, y tan autóctonos, son los logros que que por su "disfuncionalidad" están abocados a desa-
un colectivo ha credo a partir de su propia experiencia parecer, reafirma lo dicho sobre el patrimonio cultural
y adaptaciones ecológicas, como aquellos otros que como algo vivo: se crea, mantiene, y también desapa-
han sido adoptados de las experiencias de otros colec- rece. Pero también nos debe servir para cuestionar
tivos a través del contacto cultural: no es menos anda- cualquier "todo vale" si nos aparece con el marchame
luz el cante flamenco porque determinados palos se de lo tradicional o del pasado, rechazando –así algu-
hayan desarrollado con fuerza propia en territorios no nas de las imágenes más negativas que se han dado
andaluces; sus arquitecturas porque algunos de sus de la manipulación9 de la cultura–identidades acervos
modelos se extiendan por otros territorios limítrofes, o ancestrales para decir que cualquier práctica cultural
incluso sus rituales más emblemáticos porque también es buena si es tradicional.
los encontremos con idéntica fuerza cultural en otros
territorios (pensemos en la Semana Santa murciana). El concepto de tradición al que nos estamos refiriendo
La única variable a tener en cuenta es que tanto las in- a lo largo del texto, no se correspondería con la ima-
venciones como los rasgos culturales adoptados hayan gen de un ethos indefinible que traspasa inalterable el
sido capaces de integrarse en la tradición cultural pro- tiempo y la historia e impregna todo lo que hacemos
pia; entendida esta tradición como el mecanismo inte- dotándolo de un sentido diferenciador. Por el contra-
grador de todo colectivo capaz de dotar de sentido al rio, lejos de esta teoría, podríamos discutir acerca la di-
proceso imparable que comunica el pasado con el fu- ficultad en la aplicación de este concepto, así como de
turo, dotando de significado al presente. la manipulación e instrumentalizaciones que se hace de
su uso. Aunque también encontraremos unas ciertas
coincidencias al considerar que la invención de las nue-
b) Lo dicho acerca de la negación de cualquier ima- vas tradiciones no existe en términos absolutos: toda
gen de patrimonio como exclusivo y excluyente, sir- nueva tradición debe recurrir a una reinterpretación
ve también para cuestionar cualquier imagen de de la historia, a buscar algún nexo con los códigos cul-
identidad que se base en principios de un esencialis- turales preexistentes que lo justifiquen; en definitiva,
mo ahistórico e inalterable a través del tiempo. El debe entroncarse con un pasado, real o ficticio, y con
presente de cada colectivo, en todas sus manifesta- un "modo de ser" que le avale en el presente. Sin olvi-
ciones culturales tiene siempre un horizonte históri- dar, cuando hablamos de esta continua creación de tra-
co limitado y preciso; aunque las expresiones más diciones, o de la negación de cualquier principio es-
formales puedan parecer que se pierden en la no- tructural identitario frente a la constante y compulsiva
che de los tiempos. creación de identificaciones arbitrarias, que con dema-
siada frecuencia sólo nos hemos detenido, sin un estu-
Así pues, tanto las identidades como los testimonios dio en detalle de los mecanismos de creación y acepta-
culturales que hayamos elegido para representarlas ción, en las propuestas exitosas de nuevas tradiciones,
(patrimonio cultural) son construcciones históricas pero no en los fracasos10 de otras numerosas propues-
que hay que precisar. Y como tal constructo social, tas, incapaces de articularse e integrarse en los códigos
toda imagen de patrimonio es revisable en cada pe- culturales de cada colectivo.
riodo histórico8 y sometida al proceso inapelable de
la selección del tiempo y las interpretaciones huma- En nuestra opinión, la noción de tradición conlleva la
nas sobre el valor de nuestro pasado y presente; al referencia a un pasado pero, sobre todo, a un presen-
sentido que queramos darle al concepto de tradi- te; es más, su significado deviene precisamente de su
ción e historia como proceso dinámico que vincula, aceptación desde el presente como algo vivo, dinámi-
interpreta, y contribuye a recrear los diferentes dis- co, capaz de ar ticular y dar un sentido cultural a los
cursos de las identidades colectivas. nexos de contacto entre ambos espacios temporales.
Y en esta aceptación hay siempre un componente
fundamental de continua selección. Al mismo tiempo,
c) En relación con lo anterior, tanto la imagen que la frecuente disparidad entre lo que "sentimos" y
elaboremos, el discurso justificativo, como las medi- "consideramos" como tradicional (con bastante fre-
das de preservación que pretendamos arbitrar, de- cuencia aplicándole un sentido de "autenticidad" no
ben estar inser tas en la dinámica de todo proceso menos equívoco), y el modo como ello se categoriza
cultural y que obliga a la continua resemantización para conver tirlo en objeto de estudio, protección y
de los testimonios que hallamos elegido, tanto ma- difusión, sigue siendo una cuestión de difícil solución;
teriales como inmateriales. La preservación de este máxime cuando rebasamos el campo de lo estricta-
patrimonio solo tendrá lugar si se dota de un senti- mente material (y en este caso lo reducimos a aque-
do, de un significado social. Y este significado puede llo en peligro de extinción, o de lo residual como mu-
ser la continuidad funcional, operativa, de su uso; o chas de las denominadas "artesanías") y penetramos
la conversión en un símbolo identificatorio con valor en el de la "cultura inmaterial".
en sí mismo: testimonios, sean cuales sean, que re-
cuerdan los tiempos y modos de vida que nos pre- Por lo tanto, al igual que la cultura, nuestra concep-
cedieron y contribuyen a explicar nuestro presente. ción de la tradición y de aquellos elementos que con-
sideramos deben formar par te de nuestro patrimo-
Tener en cuenta este cambio social (creador de nue- nio, estarían en un constante proceso de cambio y
vos patrimonios) y la necesidad de buscar nuevos sig- revisión. Y en esta evolución deben predominar las
nificados sociales a aquellos elementos del pasado directrices que contribuyan a mejorar las condiciones
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ARTÍCULOS
de vida (individuales y colectivas), de quienes son, vidades cuyo proceso de transformación o abando-
precisamente, los creadores, sustentadores y repro- no forma parte de una memoria muy reciente.
ductores de esta cultura: lo mismo que los chozos,
por muy ancestrales que puedan parecer, imponían Ahora bien, si el término patrimonio cultural (colec-
unas duras condiciones de vida a los pastores que los tivo) implica, cuando es aplicado a un determinado
utilizaban, por lo que su desaparición11 no debe en- bien, condicionar su uso y limitar las posibilidades de
tenderse como una "pérdida" significativa de nuestro transformarlo de quien lo utilice en un momento
cultura/patrimonio, otro tanto podemos decir de las histórico concreto, ¿cómo puede limitarse el uso de
prácticas atentatorias contra los más elementales de- una arquitectura tradicional habitada, la dinámica in-
rechos humanos (amputaciones en cumplimiento de herente a todo ritual, la vivacidad de una lengua, o la
sentencias judiciales, costumbres religiosas y/o de transformación de un paisaje agroganadero?. Simple-
normas sociales, aplicaciones de pena de muer te, mente no podemos detener una dinámica cultural
etc.), y que han sido progresivamente abolidas en como consecuencia de la cual no sólo han ido sur-
otras culturas sin que por ello mengüe en nada la ri- giendo los testimonios que hoy pretendemos patri-
queza y valor de las mismas. La historia nos muestra monializar, sino que está creando otros nuevos para
tanto la riqueza y diversidad de las manifestaciones el futuro; incluyendo en esta dinámica otros proce-
del ser humano, como la capacidad de sustitución de sos de extinción/selección, que serían, precisamente,
las mismas; y en estos procesos de cambio lo mismo los que pretendemos atemperar con la creciente
que en algunos casos hablamos de "empobrecimien- concienciación sobre nuestro patrimonio cultural.
to" cultural, en otros lo sería de enriquecimiento.
Significativamente, el modo como se ha pretendido
atenuar este conflicto ha sido resaltando como la parte
más relevante de este patrimonio etnológico, aquella
¿QUÉ DEBEMOS ENTENDER POR que esta conformada por edificaciones y artefactos en
PATRIMONIO ETNOLÓGICO? desuso. Es decir, se continua con la aplicación de los
viejos esquemas de mantener los testimonios del pasa-
Definir, a partir de las premisas que acabamos de ex- do que por imponderables circunstancias han logrado
poner el contenido y significado de nuestro patrimo- conservarse, a pesar de haber perdido ya su función. A
nio etnológico, no deja de ser una labor compleja. par tir de esta premisa, las razones para su mayor o
menor aprecio no cambiarán sustancialmente: antigüe-
El término patrimonio en sí, como bien es sabido, dad, escasez, y excepcionalidad de su hechura ya sea
nos remite a la idea de unos bienes que se poseen, arquitectónica, calidad "artesanal", o rareza.
ya sea por herencia o por haberlos ido acumulando
en el transcurso del tiempo. Pero también son bie- Conflicto, de definiciones y objetivos, donde nos
nes que van a ser utilizados, con lo cuál pueden in- aparecerá de forma recurrente la argumentación de
crementarse, mantenerse o simplemente perderse. la dificultad de su aplicación sin "alterar la dinámica"
Al mismo tiempo, no todos estos bienes tendrán el cultural, cuando de lo que se trata es de la aplica-
mismo valor ; algunos de ellos, por su significado ción de diferentes baremos a seguir según qué tipo
simbólico o elevado grado de rentabilidad social y/o de patrimonio; o incluso de cuestionar la capacidad
económica, pueden considerarse inalienables, mien- de las disciplinas y especialistas implicados con esta
tras que otros pueden ser sustituidos o desechados temática para definir y establecer estos límites y arti-
sin que por ello consideremos que se vea afectado cular la metodología adecuada para su estudio y
la integridad y valor de nuestro patrimonio. preservación (J. Agudo, 1997).

Esta metáfora, en términos generales, va a servirnos Y, sin embargo, creo que la resolución a este falso
para definir las diferentes consideraciones que apli- conflicto es muy sencilla: se trata de cuestionar sim-
camos a nuestro patrimonio: en el primer caso esta- plemente los métodos seguidos de intentar aplicar
ría el patrimonio histórico y artístico, en el segundo miméticamente las mismas perspectivas que se em-
buena par te del denominado patrimonio etnográfi- plean para definir y proteger, con unos enfoques mu-
co/etnológico, considerado con demasiada frecuen- seológicos a la vieja usanza, un patrimonio que no se
cia, a lo sumo, como un apéndice del primero. adecua, necesariamente, a los criterios de escasez o
pertenencia a tiempos y usos ya desaparecidos.
Pero hay otra cuestión a considerar. El primero de
ellos tiene ya una acotación precisa (no por ello me- Por la misma razón, sorprende la simplificación con la
nos ambigua) definida por criterios de tiempo, valo- que se está actuando sobre este patrimonio, con una
res ar tísticos, o vinculación a determinados aconte- imagen predefinida y mimetizada que encontramos
cimientos históricos. Sin embargo, en el caso del repetida12 hasta la saciedad en que bienes "son" etno-
patrimonio etnológico, el tiempo se transforma en gráficos y cuales deben ser los contenidos de los "mu-
tradición y los límites temporales se alargan, por es- seos etnográficos" que empiezan a pulular por nues-
te mismo cambio de valor que supone su considera- tros pueblos. Pero también sorprende el intento de
ción como pasado vivo, hasta el presente. Es decir, acotar su campo de intervención desde unos plantea-
cuando hablamos de patrimonio etnológico, lo hace- mientos "metodológicos" muy cuestionables: el patri-
mos de un patrimonio vivo, en uso; o en todo caso, monio etnográfico lo compondrían todos aquellos
constituido por los restos testimoniales de unas acti- bienes a los que no pueden aplicarse "otros" métodos
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de análisis e inter vención propios de disciplinas ya ciales, adaptaciones ecológicas, especificidades tecno-
tradicionales, como serían (sic) los arqueológicos, se- económicas, etc.
gún explícita la legislación gallega –(1995) para deter-
minados tipos de bienes etnográfico. En otros casos, No aplicar en su delimitación y criterios de valora-
aunque no de forma tan precisa como en el anterior, ción estos significados, puede llevarnos al sin sentido
el patrimonio etnológico aparecerá vinculado a una de ensalzar reales o ficticios testimonios y manifesta-
imagen de pasado remoto, dando la impresión de es- ciones de un pasado que explicaría el presente, y
tar constituido por una amalgama de bienes que no desconsiderar, precisamente, este presente en lo
se sabe bien como clasificar; tal y como ocurre en las que tiene de positivo como resultante de esta mis-
leyes de Castilla-La Mancha (1990) y de Madrid ma evolución histórica.
(1998), donde este indefinido patrimonio etnológi-
co13 aparece en los mismos capítulos que el arqueo- El resultante de este proceso histórico-cultural, en sus
lógico, industrial (?), e incluso paleontológico. manifestaciones materiales e inmateriales, es a lo que
denominamos patrimonio etnológico : el modo especí-
Sin embargo, este patrimonio no sólo se compone de fico, no necesariamente excluyente respecto a la expe-
objetos en desuso. El patrimonio etnológico engloba riencia de otros colectivos, como un grupo étnico ha
también una parte viva tan significativa como la ante- adaptado el hecho cultural en sí (antropológico) a un
rior. Unas casas que siguen siendo habitadas (y trans- territorio específico. En el transcurso del tiempo dicho
formadas), unos rituales que reproducimos año tras colectivo conformará un complejo sistema cultural di-
año, unas formas de hablar y comunicarnos, unos sabe- ferenciado y diferenciador respecto a otros grupos hu-
res y técnicas aplicados a las más diversas facetas de manos. De esa experiencia, en razón de lo ya dicho
nuestra actividad productiva y que son tan importantes (discursos identificatorios selectivos) se extraerán los
como los propios artefactos resultantes, etc. son tam- elementos que pasen a formar parte del patrimonio
bién par te relevante del patrimonio etnológico que etnológico y, en general, del patrimonio cultural.
testimonia la continuidad del pasado con el presente.
Los métodos para su preser vación deben diferen-
Para su valorización y preservación ya no nos valen los ciarse respecto a los empleados para otro tipo de
métodos anteriores: no son (necesariamente) bienes bienes culturales. La resemantización del significado
escasos, no (necesariamente) tienen que correr riesgos de los testimonios que lo componen es fundamen-
de desaparición, per tenecen tanto a la esfera de lo tal; utilizando este concepto en un sentido más am-
material como de lo inmaterial, y siguen formando par- plio que el de "puesta en valor" por el fuerte conte-
te de un sistema cultural en continua transformación. nido economicista con el que se está usando este
último. De este modo, pueden –volver a adquirir un
Pero sí compar ten con los demás bienes culturales nuevo sentido de usos y rentabilidades socioeconó-
unos puntos en común, fundamentales: son manifes- micas 14; pero también ser valorados en su significa-
taciones y testimonios considerados relevantes que ción simbólica, tomando conciencia de su valor no
identifican a un colectivo; están insertos en un código tanto como objetos de consumo que rentabilizar
cultural específico que les diferencia de otros colecti- económicamente, sino también por su significado
vos contribuyendo a explicar y dotar de significado simbólico en sí mismos, en lo que tienen de testi-
sus rasgos culturales, valores y comportamientos so- monio perceptible de una cultura diferenciada.

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ARTÍCULOS
Notas

1. La bibliografía que desde el punto de vista histórico y jurídico Caballeros (Badajoz) se vanagloria de procesionar una imagen
ha tratado este tema es hoy muy abundante. A modo de sín- réplica de la segunda. En todo caso, creencias y rituales católi-
tesis, para el caso de las legislaciones en España, pueden cos, construcciones palaciegas de unos mismos periodos y
verse los trabajos de C. Barrero Rodríguez (1990), J. M. estilos, etc. son referentes culturales en sí mismos nada exclu-
Alegre Avila (1994) y J. Castillo Ruiz (1997). sivos, lo que es relevantes es su lectura contextualizada, su
significación dentro de un determinado proceso histórico
2. Aunque el uso de este concepto, en el sentido que hoy se le (incluido el valor simbólico como una funcionalidad más fuera
da de referente básico para definir la identidad étnica de un ya de los tiempos y usos primigenios) y su capacidad de pro-
colectivo, sólo aparece en este artículo. Con palabras simila- vocar determinadas reacciones y sentimiento; , y esto solo es
res, la Constitución de 1978, en el artículo 143 nos dirá que posible de interpretar si conocemos el significado simbólico,
"las provincias limítrofes con características históricas, cultura- étnico, que tiene para el colectivo que lo sigue conservando
les y económicas comunes, los territorios insulares y las pro- y, en el caso del ritual aludido, reproduciendo.
vincias con entidad regional histórica podrán acceder a su
autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas...". 8. Con esta contundencia lo expresa Ll. Prats (1993) cuando
Establecer la relación causa-efecto entre identidades y territo- nos dice que "el patrimonio etnológico (como el patrimonio
rios culturales, en la situación de cuáles son los límites que natural y cultural en general) es una construcción social que
separan unos de otros y las razones que justifican las agrupa- se produce (y se revisa) históricamente y, por tanto, implica
ciones acordadas, constituye una controversia nada nueva. La una cierta selección de la realidad ...[en el presente la idea
ley ofertaba unas posibilidades que pudieron ser claramente social y política de patrimonio] continua basándose en una
instrumentalizadas en algunos territorios, los menos, pero que ideología romántica que, en consecuencia, otorga primacía a
en otros solo supuso el inicio de un proceso de etnogénesis lo natural, a lo bucólico y, en definitiva a lo moribundo".
no siempre de claros contornos. Los términos de nacionalida-
des históricas, regiones y regiones históricas, aún hoy no 9. Sobre este aspecto ver el texto ya clásico de Hobswan
dejan de ser controvertidos; y desde entonces (1931) a nues- (1983) y el articulo de G. Lenclud (1987). Este último autor
tros días, la propia claridad en dichas percepciones no deja de realiza un muy acertado análisis sobre la necesidad de buscar
sorprendernos por poco que ahondamos en la historia: ver la génesis de esta tradición en el presente y no en el pasado:
como ejemplo la propia realidad andaluza, como ha desapa- "Il s´ensuit que l´itineraire à suivre pour en èclairer la genèse
recido la controversia sobre unos límites y adscripciones terri- n´emprunte pas le trajet qui va du passé vers le présent mais
toriales que si tuvieron una cierta presencia en las discusiones le chemin par lequel tout groupe humain constitue sa tradi-
políticas de los años veinte; cuando se llegó incluso a enarbo- tion: du présent vers le passé".
lar la existencia de las dos andalucías (apoyado incluso en 10. Podríamos hablar de las constantes "modas culturales" a las
"mapas" y "reinos" históricos) o el poco conocido intento de que ya nos hemos acostumbrado como expresión propia de
fraguar una nueva organización territorial onubo-extremeña la modernidad frente a la tradición. Pero también del fracaso
donde se argumentaban intereses económicos y razones his- de los intentos de perpetuación de viejos patrones cultura-
tóricas. les cuando han perdido su significado social y cultural. Un
3. En 1993 ambos museos terminaron por fusionarse en el ejemplo muy significativo de que no basta con el apoyo insti-
actual Museo Nacional de Antropología. Sin embargo la tucional y los discursos legitimadores, lo tendríamos en
denominación de Nacional, (en singular) en un Estado de nuestra historia reciente, en el fracaso de los intentos de
nacionalidades (en plural), puede servir para explicarnos la revitalizar los "carnavales tradicionales" considerados como
controversia en la que sigue envuelto y su situación actual de ejemplos paradigmáticos de fiestas populares y democráticas
escasa actividad. que habían sido suprimidas, por estos mismos motivos, por
el régimen franquista.
4. Único criterio para alterar la norma. Significativamente no
existe ningún referente a bienes singularizados que debieran 11. Aunque no por ello debe ignorarse su existencia.
ser rescatados del común por su interés etnográfico o etnoló- Documentarlos en la medida en que aún podemos recoger
gico; ni aún acogidos a la sui géneris clasificación de pintores- los últimos testimonios de su existencia, es también una
cos o típicos. Ciertamente las variables artístico (artesanías) o forma de preservación de nuestra cultura; de conservar en
histórico (antigüedad de usos y manifestaciones culturales) la memoria colectiva lo que fueron unas condiciones de vida
podrían ser utilizadas, pero la aplicación de estas perspectivas que no por injustas o duras deben olvidarse.
quedaban, y quedan, muy lejos de estos bienes que hoy 12. Véase en el caso de Andalucía la obsesión por las almazaras
denominamos etnológicos. y haciendas en las provincias occidentales, norias en las
5. Denominación, si histórica o cultural, que no es un mero orientales, y molinos harineros en todo su territorio.
matiz terminológico, sino que responde a unos criterios ideo- 13. Aceptaríamos plenamente la definición que nos hace de este
lógicos a tener en cuenta (J. Agudo. 1997). concepto I. Chiva (1990): "El patrimonio etnológico de un
6. Este término, con toda su ambigüedad conceptual, va a ser el país comprende los modos específicos de existencia material
único referente común que encontraremos en todas las leyes y de organización social de los grupos que lo componen, sus
autonómicas, a la hora de definir el sentido y campo de apli- conocimientos, su representación del mundo y, de manera
cación en la defensa de aquellas actividades y testimonio general, los elementos que fundan la identidad de cada
materiales e inmateriales a incluir dentro de la legislación grupo social y lo diferencian de los demás".
específica sobre patrimonio etnográfico/etnológico. 14. Por ejemplo, el creciente valor como "artesanías" de lo que
7. Si pueden serlo las realizaciones específicas, las materializacio- antes eran sencillamente alfares, forjas, etc. y a los que ahora
nes, de este hacer histórico: los palacios de La Alhambra sólo se aplican criterios sui géneris de autenticidad y tradición que
existen en Granada, y la procesión de la Esperanza Macarena les han hecho cobrar un nuevo valor y demanda; lo mismo
únicamente la encontraremos en Sevilla. Si bien, pretende podemos decir de la arquitectura.
hacerse una réplica exacta del primero de estos monumentos
en un país árabe, y una de las cofradías de Jerez de los

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