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vigente.
Relatoría
Janis Ortiz
Con este contexto de luchas por la tierra y por condiciones laborales justas, la
republica liberal que se extendió durante el periodo de 1930 hasta 1946 busca
reestructurar la organización del estado, en la que se asume una política
proteccionista de la industria nacional, se toman medidas para garantizar el libre
movimiento de la mano de obra, se asume una política agraria, se redistribuyen
los ingresos y se eleva el salario para ampliar la capacidad de consumo.
Durante este periodo se intentaron negociaciones con las FARC y con el ELN,
todas fallidas en mayor medida por la ausencia de una definida política de
negociación y concesiones alternativas sobre el Estado y la sociedad, esto junto
con la llamada economía de los narcóticos, que genero un periodo agravado de
violencia entre esto se destaca el aniquilamiento de la Union Patriótica,
debilitando el sistema judicial, aumentado la corrupción y el desplazamiento de
la población rural y sobre todo incrementó el dualismo territorial acentuando la
no presencia del estado en determinadas zonas y favoreció el financiamiento de
los grupos armados tanto subversivos como paramilitares; todos estos factores
condujeron a una época de confrontación represiva, en la cual se tomaron
medidas como el procedimiento de extradición a los Estados Unidos.
Hasta aquí podemos ver que Colombia ha tenido décadas y décadas de patrones
de violencia, insurgencia y contrainsurgencia, contextualizado en un Estado
desorganizado e incapaz de tener control sobre todo su territorio. Somos una
sociedad de persistencias que nos han hecho reconocer en primera medida que
el capitalismo es un factor de conflictividad, sobretodo en un país que no contaba
con las estructuras para implantarlo y que aún no ha superado el arraigo por la
tierra improductiva y la figura del terrateniente, apoyando esa distribución
desigual y excluyente. Bajo un sistema de mercantilización de bienes y servicios,
la evolución por las luchas sociales se transformar sin una visión de lograr
desaparecer. Otra de las persistencia es la función del Estado, uno que
idealmente se reputa protector pero que bajo una estructura compleja donde la
lucha de poder ha sido más importante que manejar el territorio ha sido promotor
de diferentes factores del conflicto como lo es el esquema de las autodefensas,
creyendo esto como una solución a las complejas realidades del país.
No podemos ser indemnes a una sociedad que ha tenido más de seis décadas
de conflicto, si empezamos a contar desde las luchas del 60. Nuestra condición
única, se debe a que nuestra historia tiene arraigos a situaciones que no son
propias, que son implante generalmente impuesto de aquello que en un inicio
debía mostrarse como rechazo, pero que al final bajo una visión de la política
colombiana de convertir todo en una dinámica de centros de poder se perpetuo
en una necesidad individualista por seguir con un conflicto que mantuviera dicha
estructura.
La necesidad del Centro de Memoria Histórica por contar una historia que
respondiera a criterios más o menos objetivos de explicar nuestro presente,
reside en negociar unas condiciones de paz realmente duradera y estable, sin
caer en cliché de campaña, ni en política del gobierno presente, sino en
reconocer que es una necesidad para poder transformar las diferentes
problemáticas, sociales, económicas y políticas del país.