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Vamos a examinar ahora los distintos rasgos a través de los cuales el autor nos
transmite una serie de ideas. La música nunca deja indiferente, aunque el
efecto que produce en el oyente es distinto según qué música sea. Cada estilo
tiene su momento en el cual debe ser escuchado, por ejemplo, en momentos
de cansancio se tenderá a estilos melodiosos y tranquilos, mientras que en
momentos de exaltación se preferirán músicas más agresivas.
Así también cada música tiene su propio volumen. Escuchar ciertas operas de
Wagner a un volumen bajo sería no haber captado el mensaje que intenta
transmitirnos. En los estilos actuales de música el volumen es una pieza
fundamental. Lo que se pretende con él es que el oyente no piense lo más
mínimo ya que existe un miedo instintivo a quedarse solo y en silencio y a
tener que enfrentarse con la propia conciencia; de esta forma se introducirá en
su interior y se olvidará del resto de los que le rodean. Así podremos asignar a
los momentos de mayor alegría músicas que necesiten ser escuchadas en un
volumen alto, mientras que para los momentos de reflexión ocurre al
contrario.
Otro rasgo a tener en cuenta son los modos o tonalidades en los que se
desarrollan las canciones. Éstos son la parte fundamental por la que se expresa
el sentimiento de la melodía. En la actualidad la música occidental tiene dos
modos: el mayor y el menor. El mayor se caracteriza por ser más vivo, con
más fuerza; mientras que el modo menor es más sentimental, expresa tristeza,
melancolía, etc. Un ejemplo podría ser la melodía de la canción principal de la
película Titanic. Ésta se mueve fundamentalmente en tonos menores,
combinándolas con mayores en el estribillo para dar más fuerza.
La música puede disfrutarse solo pero se disfruta más en grupo. Nadie va solo
a un concierto. Los países, los grupos sociales no se representan con un poema
o con un baile, sino por medio de un himno que todos sienten como propio.
La música sirve además para unir a los hombres. No porque la música sea
condición necesaria para que la sociedad exista, sino porque facilita un
sentimiento común, más aun, exige un esfuerzo de concordancia. Así, por
ejemplo, el canto en un coro requiere un cierto olvido de sí, ya que por un
momento se dejan las apetencias propias para ponerse de acuerdo con el resto
del grupo y cantar todos juntos una misma melodía; y la belleza es mayor
cuanto más aunados
Por otro lado grupos de personas se sienten unidos, o más bien identificados,
con ciertos tipos de música y adaptan su forma de vestir, de actuar y, en
general, de vivir con sus músicos favoritos. Piénsese en el movimiento hyppie
de los años sesenta y setenta, con los Beatles como principales impulsores, o
los actuales grupos de heavy metal, raperos, punkies, bakalao, etc.
CONCLUSIONES