You are on page 1of 7

F80 Trastornos específicos del desarrollo del habla y lenguaje

 F80.0 Trastorno fonológico


 F80.1 Trastornos del lenguaje expresivo
 F80.2 Trastorno del lenguaje mixto receptivo-expresivo
 F80.4 Retraso del desarrollo del habla y del lenguaje debido a pérdida de audición
 F80.8 Otros trastornos del desarrollo del habla y del lenguaje
 F80.9 Trastorno del desarrollo del habla y del lenguaje, no especificado

 F81 Trastornos específicos del desarrollo de habilidades escolares

 F82 Trastorno específico del desarrollo de la función motora

 F84 Trastornos generalizados del desarrollo

 F88 Otros trastornos del desarrollo psicológico

 F89 Trastorno del desarrollo psicológico no especificado

F80 Trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje.

En estos trastornos las pautas normales de adquisición del lenguaje están


alteradas desde estadíos tempranos del desarrollo. Estos trastornos no son
directamente atribuibles ni a anomalías neurológicas o de los mecanismos del
lenguaje, ni a deterioros sensoriales, retraso mental o factores ambientales.
Aunque el niño pueda ser capaz de comprender y comunicarse en ciertas
situaciones muy familiares, más que en otras, la capacidad de lenguaje es
deficitaria en todas las circunstancias.
Diagnóstico diferencial

Hay que tener en cuenta que, como en otros trastornos del desarrollo, la mayor dificultad diagnóstica
estriba en diferenciarlo de las variaciones normales del desarrollo. La población normal infantil varía
ampliamente en cuanto a la edad en que se adquiere el lenguaje hablado y al momento en el cual
quedan firmemente establecidas las funciones del lenguaje. Pequeñas variaciones son de escasa o
nula significación clínica, ya que la mayoría de los niños que tardan en empezar a hablar terminan
por adquirir un nivel normal de desarrollo. Por el contrario, en los niños con trastornos específicos
del desarrollo del habla y del lenguaje, aunque la mayoría llegue a adquirir un nivel normal del
lenguaje, se presentan múltiples problemas concomitantes. El retraso del desarrollo del lenguaje suele
acompañarse de dificultades para la lectura y para la ortografía, de anomalías en las relaciones
personales y de trastornos emocionales y del comportamiento. Por tanto, es importante un diagnóstico
precoz y exacto de los trastornos específicos del habla y del lenguaje. No existe una separación clara
entre los extremos de una variación normal, pero cuatro pautas principales pueden ser útiles para
hacer sospechar la existencia de un trastorno clínicamente significativo: la gravedad; la evolución, el
tipo y los problemas concomitantes

F81 Trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje escolar.


El concepto de trastornos específicos del desarrollo del aprendizaje escolar es comparable
exactamente al de los trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje (F80) y
básicamente pueden aplicarse las mismas pautas de definición y de medida. Son trastornos en los
que desde los primeros estadios del desarrollo están deterioradas las formas normales del
aprendizaje. El deterioro no es únicamente consecuencia de la falta de oportunidades para aprender,
ni es la consecuencia de traumatismos o enfermedades cerebrales adquiridos. Por el contrario, los
trastornos surgen de alteraciones los procesos cognoscitivos, en gran parte secundarias a algún tipo
de disfunción biológica. Al igual que la mayoría del resto de los trastornos del desarrollo, estas
alteraciones son considerablemente más frecuentes en varones que en mujeres.
Hay cinco tipos de dificultades para el diagnóstico.
Primero, la necesidad de diferenciar estos trastornos de las variaciones normales del rendimiento
escolar. El problema es aquí similar al de los trastornos del lenguaje y se aplican las mismas pautas
propuestas para la evaluación de la alteración (con las modificaciones necesarias al pasar del área
del lenguaje a la del rendimiento escolar).
En segundo lugar, la necesidad de tener en cuenta el momento evolutivo, lo cual es importante por
dos razones diferentes:

 a) la gravedad, por ejemplo, un retraso de un año en la lectura a los 7 años de edad,


tiene un significado muy diferente de un retraso de un año a los 14 años y
 b) los cambios de la manera de manifestarse, de modo que es frecuente que un
retraso en el lenguaje en la edad preescolar, pierda intensidad con el paso del
tiempo, pero se prolongue en forma de un retraso específico de la lectura que, a su
vez, disminuye en la adolescencia y da lugar al comienzo de la edad adulta a un
trastorno grave de la ortografía.

F82 Trastorno específico del desarrollo psicomotor.

Trastorno cuya característica principal es un retraso del desarrollo de la coordinación de los


movimientos, que no puede explicarse por un retraso intelectual general o por un trastorno
neurológico específico, congénito o adquirido (distinto del implícito en la anomalía de
coordinación). Lo más frecuente es que la torpeza de movimientos se acompañe de un
cierto grado de déficit en la resolución de tareas cognoscitivas viso-espaciales

Diagnostico
Incluye:
Síndrome del niño torpe.
Dispraxia del desarrollo.
Trastorno del desarrollo de la coordinación.

Excluye:
Incoordinación secundaria a retraso mental (F70-F79).
Incoordinación secundaria a trastorno neurológico de diagnóstico específico (G00-G99).
Alteraciones de la marcha y de la movilidad (R26.-

F83 Trastorno específico del desarrollo mixto.

Categoría residual de trastornos mal definidos y descritos, pero necesaria, en la que hay
alguna mezcla de trastornos específicos del desarrollo del lenguaje, de la capacidad escolar
o de funciones motrices, en la que no predomina ninguna lo suficiente como para constituir
el diagnóstico principal. Lo más frecuente es que en los trastornos descritos más arriba se
presente algún grado de alteración global de funciones cognitivas, por eso esta categoría
sólo debe usarse cuando haya un grado significativo de solapamiento, cuando se presenten
disfunciones que satisfagan las pautas de dos o más de las categorías F80.-, F81- y F82.

F84 Trastornos generalizados del desarrollo.


Grupo de trastornos caracterizados por alteraciones cualitativas características de la interacción
social, de las formas de comunicación y por un repertorio repetitivo, estereotipado y restrictivo de
intereses y actividades. Estas anomalías cualitativas son una característica generalizada del
comportamiento del individuo en todas las situaciones, aunque su grado puede variar. En la mayoría
de los casos el desarrollo es anormal desde la primera infancia y sólo en contadas excepciones, las
anomalías se manifiestan por primera vez después de los cinco años de edad. Es habitual, aunque
no constante, que haya algún grado de alteración cognoscitiva general, aunque estos trastornos
están definidos por la desviación del comportamiento en relación a la edad mental del niño (retrasado
o no).

Se subdivide en:

 F84.0 Trastorno autista


 F84.2 Síndrome de Rett
 F84.3 Otro tipo de trastorno desintegrativo infantil
 F84.5 Síndrome de Asperger
 F84.8 Otros trastornos generalizados del desarrollo
 F84.9 Trastorno generalizado del desarrollo no especificado

F88 Otros trastornos del desarrollo psicológico.


Incluye: Agnosia del desarrollo.

F89 Trastorno del desarrollo psicológico sin especificion


Incluye: Trastorno del desarrollo psicológico sin especificación.

TRATAMIENTO PSICOTERAPEUTICO

Podemos mencionar que hay 9 modelos de actuación ante este tipo de


dificultades

1. Modelo médico-clínico: fase fundamental donde se presentan los


aportes de los neurólogos, fonoaudiólogos, pediatras, oftalmólogos,
entre otros profesionales que busca, clasificar al sujeto en una
categoría diagnostica. Busca una etiología orgánica, lo que hace la
psicología conductista la critique

2. Modelo estadístico-psicométrico: considera que las causas de


estas dificultades están en los procesos psicológicos básicos
(inteligencia, memoria, percepción, personalidad, lenguaje etc.) se
centra en la exploración psicológica por medio de la medición
3. Modelo dinámico-psicoanalítico: descubrir procesos y
relaciones psíquicas
4. Modelo humanista-holístico: el objetivo de esta intervención es
el aprendizaje experiencial, trascender los límites de la identidad
5. Modelo gestáltica: se centra en el desarrollo de procesos de
visualización y verbalización.
6. Modelos del aprendizaje
6.1 Modelo conductual-conductista: considera que las dificultades
están en los procesos de aprendizaje y no en el individuo
6.2 Modelos cognitivos : busca un cambio en la estructura cognitiva
del sujeto al ponerlo en ambientes variados y ricos donde construye
conocimiento
a) De capacidades específicas
b) Procesamiento de la información
c) Metacognición
d) Modificación de conducta cognitiva
e) Epistemología genética
7. Modelos ambientalistas
8. Modelo curricular
9. Modelo integrador

TRATAMIENTO PSICOLOGICO Y FARMACOLOGICO PARA


EL AUTISMO

Tratamientos conductuales
Estas técnicas están centradas, en su mayoría, en las teorías de aprendizaje y modificación
de conducta que normalmente, son administradas por terapeutas entrenados y personal
cualificado. Todas las intervenciones dirigidas a los TEA varían en función de la edad de
inicio, duración, entorno en el que se aplican y nivel de participación de los padres. Dada
la diversidad en las presentaciones de casos de TEA, el manejo clínico debe ser adaptado
a las necesidades del paciente y a los recursos disponibles (Ospina MB, 2008). Los estudios
diseñados para conocer los resultados de las diferentes intervenciones demuestran que la
intervención temprana en autismo mejora a largo plazo las facultades de los niños afectados
(Howlin P, 2009). Los tratamientos centrados en teorías del aprendizaje y modificación de
conducta mejoran los síntomas centrales del TEA (Ospina MB, 2008). Se ha demostrado
un beneficio significativo de tratamientos basados en análisis conductual (Applied
Behaviour Analysis, ABA) (Ospina MB, 2008), en intervención conductual temprana
intensiva (Early Intensive Behavioural Intervention, EIBI) (Rothenberg MB, 2009) y en las
intervenciones basadas en la conducta (Autism Behaviour Intervention, ABI) (Spreckley M,
2009).
En el caso de un cuadro de TEA coexistente con TDAH en un preescolar se recomienda
trabajar con programas educativos para padres y cuidadores como primera línea de
tratamiento (NICE, 2013). En niños de edad escolar, y también ante la presencia de un
cuadro de TEA coexistente con TDAH, los programas educativos dirigidos a padres y
cuidadores también son recomendados, al igual que el tratamiento psicológico para los
niños (terapia cognitivoconductual o entrenamiento en habilidades sociales), estas
intervenciones precisan la evaluación previa de las habilidades cognitivas del niño para
decidir si puede seguir este tipo de intervención (NICE, 2013). En casos de depresión y
ansiedad (y tras la valoración de las habilidades cognitivas y verbales del niño), se puede
considerar la terapia cognitivoconductual adaptada a las necesidades de la persona. Por
ejemplo, ofrecer más descansos, actividades más estructuradas, más soporte visual o
incorporar los intereses del niño en la terapia (NICE, 2013).
Tratamientos farmacológicos
No se dispone de fármacos que actúen sobre los síntomas principales del TEA (NICE,
2013). Teniendo en cuenta esto, no está justificada la utilización de fármacos antipsicóticos,
antidepresivos, anticonvulsivantes o dietas de exclusión excepto en los casos de
comorbilidades físicas o psíquicas que así lo aconsejen, las cuales deben tratarse de la
misma forma que en niños sin TEA (NICE, 2013). Por ejemplo, en el caso de un cuadro de
TEA coexistente con TDAH en un niño en edad preescolar, se recomienda el tratamiento
farmacológico (metilfenidato (dm_fis_1356) o atomoxetina (dm_fis_794)) solo ante los
casos más graves o para aquellos que no han respondido a la terapia psicológica ni al
programa educativo para padres o cuidadores (NICE, 2008). A pesar de que el tratamiento
farmacológico de niños con TEA y TDAH ha dado lugar a controversia, existen estudios que
demuestran la seguridad de estos fármacos en este grupo de edad (Pearson DA, 2013).

Cómo detectarlo precozmente


El autismo suele manifestarse a los 18 meses de edad, en promedio,
y afecta cuatro veces más a los varones.

El cuestionario M-Chat, desarrollado por la Universidad de


Connecticut, se dirige a los padres como mecanismos de detección
precoz:

 ¿Disfruta su hijo montado a caballito sobre sus rodillas?


 ¿Se interesa su hijo por otros niños?
 ¿Utiliza su hijo el dedo para pedir algo señalándolo?
 ¿Juega su hijo adecuadamente con juguetes pequeños, como coches o bloques, o
únicamente se los lleva a la boca, los manosea o los tira?
 ¿Mira a los ojos más de uno o dos segundos?
 ¿Parece hipersensible al ruido?
 ¿Sonríe como respuesta a su sonrisa?
 ¿Responde a su nombre cuando se lo llama?
 ¿Se ha preguntado si su hijo es sordo?

You might also like