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PROYECTO NO.

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EL CALLEJON
DEL BESO

La leyenda de la que he de hablarles es


BIMESTRE II una de las de mayor tradición; tiene como
escenario un callejón de sesenta y ocho
centímetros de ancho, tamaño exacto
para proporcionar una historia que
perdura hasta nuestros días y que nos
narra un encuentro de enamorados con
trágico fin. Esta leyenda esconde parte
COMPENDIO DE LEYENDAS del vivir y del sentir cultural de
Guanajuato, y versa así:
Se cuenta que doña Carmen era hija
única de un hombre intransigente y
violento, pero como suele suceder, el
amor triunfa a pesar de todo. Doña
Carmen era cortejada por don Luis, un pobre minero de un pueblo cercano.

Evy
Al descubrir su amor, el padre de doña Carmen la encerró y la amenazó con
internarla en un convento; según su padre, ella debía casarse en España con
un viejo rico y noble, con lo cual el padre acrecentaría considerablemente
sus riquezas.
La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, Brígida, lloraron e
imploraron juntas y resolvieron que la dama de compañía le llevara una
misiva a don Luis con las malas noticias. Ante ese hecho don Luis decidió
irse a vivir a la casa frontera de la de su amada, que adquirió a precio de oro.
Esta casa tenía un balcón que daba a un callejón tan angosto que se podía
tocar con la mano la pared de enfrente.
Un día se encontraban los enamorados platicando de balcón a balcón, y
cuando más abstraídos estaban, del fondo de la pieza se escucharon frases
violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se
NOV-DIC 2013 jugaba la misma vida por impedir que el amo entrara a la alcoba de su
señora. Por fin, el padre pudo introducirse, y con una daga que llevaba en la
mano dio un solo golpe, clavándola en el pecho de su hija.
Doña Carmen yacía muerta mientras una de sus manos seguía siendo
posesión de la mano de don Luis, quien ante lo inevitable sólo dejó un tierno
beso sobre aquella mano.
USURERO DEL BARATILLO

Trata de un hombre que vivió en EL MOLE POBLANO


tiempos de la Revolución de 1910.
Dos o tres veces al día, cuando el
hambre lo acosaba, bajaba la
escalera de su casa y se abría el
pesado zaguán, hermético por el
resto del día. Rápidamente
cambiaba unos centavos por atole
y tamales o bien por nopales y
tortillas, según la hora, y sin cruzar
palabra con nadie, volvía otra vez a
su encierro. La gran puerta de madera dejaba oír el crujido de sus goznes Cuenta la leyenda, que en una ocasión Juan de Palafox, Virrey de la
herrumbrosos, para continuar irremediablemente cerrada. Era el usurero del Nueva España y Arzobispo de Puebla, visitó su diócesis, un convento
Baratillo, como dio en llamarle la gente del pueblo. Hombre enjuto, de mirada poblano le ofreció un banquete, para el cual los cocineros de la
extraviada, blanco, estatura regular, bigote y piocha que dejaban ver comunidad religiosa se esmeraron especialmente.
evidentemente un rostro sin afeitarse. Vestía pantalón negro y camisa que se El cocinero principal era fray Pascual, que ese día corría por toda la
suponía blanca en otros tiempos. Este hombre era tan rico, que por haber cocina dando órdenes ante la inminencia de la importante visita. Se
acumulado tan inmensa cantidad de monedas de oro perdió la razón. Hace dice que fray Pascual estaba particularmente nervioso, y que
años que a toda hora del día y de la noche, según cuenta el vulgo, se le oye comenzó a reprender a sus ayudantes, en vista del desorden que
contar y recontar el dinero y gozar con el tintineo de las monedas que chocas imperaba en la cocina.
unas con otras, dejándolas caer sobre el colchón de su cama. Ese ruido tan El mismo fray Pascual comenzó a amontonar en una charola todos
peculiar era toda su obsesión... Dicen que ese tesoro provenía del montepío los ingredientes para guardarlos en la despensa, y era tal su prisa,
que tuvo en su propia casa por muchos años y por prestar con muy altos que fue a tropezar exactamente frente a la cazuela, donde unos
intereses. Fue también proverbial que la gente atribuyera al sombrío suculentos guajolotes estaban ya casi en su punto.
prestamista esta frase: "peso que no deje diez, para qué es." Prestaba su
Allí fueron a parar los chiles, trozos de chocolate y las más variadas
dinero en oro y ponía como condición que se le devolviera en oro, fijando,
especias, echando a perder la comida que debía ofrecerse al Virrey.
como hemos dicho, réditos crecidísimos. Una ocasión tropezó con un
hombre demasiado listo, quien logró sacarle a plazo corto como dos mil
Fue tanta la angustia de fray Pascual, que éste comenzó a orar con
pesos con el 25 por ciento, pagaderos en ocho días, pero que lejos de toda su fe, justamente cuando le avisaban que los comensales
liquidarle, huyó llevándose el dinero. Dicen, que fue esta la causa definitiva estaban sentados a la mesa.
de su locura.Desde ese día para el usurero no hubo más obsesión que Un rato más tarde, él mismo no pudo creer cuando todo el mundo
contar su dinero y chapotear con sus manos repletas de monedas, que elogió el accidentado platillo.
dejaba escurrir para escuchar cómo sonaba al golpear unas con otras. Los Incluso hoy, en los pequeños pueblos, las amas de casa apuradas
vecinos lo ven casi todas las noches, y las familias que han vivido en esa invocan la ayuda del fraile con el siguiente verso: "San Pascual
casa oyen sus pasos en las escaleras que suben o bajan, y por las noches Bailón, atiza mi fogón".
oyen también en tintineo de las monedas.
Es el usurero del Baratillo que cuenta su tesoro, tesoro que, como hasta
ahora nadie lo ha encontrado, se asegura que sigue escondido en varios Leer más: http://www.monografias.com/trabajos82/mitos-y-leyendas/mitos-y-
sitios de la casa, pues en medio de su gran avaricia pensaba que de ese leyendas2.shtml#ixzz2mNoezVgR
modo jamás podrían encontrarlo.
La cochina:
Los chaneques:
Se cuentan muchas historias
de hombres machos y celosos, Según la voz náhuatl "ohuican",
pero ésta historia que se chaneque significa "los que habitan
difundió en San Andrés Tuxtla, en lugares peligrosos". En general,
es especial. Se dice que había estas criaturas eran dioses menores
un señor muy macho que no de la mitología mexicana
dejaba salir de su casa a prehispánica. En general, se creía
su mujer, no quería que nadie la viera porque enseguida lo invadían que estos seres habitaban en los
los celos, temía ser la burla del pueblo, ponía especial cuidado en su bosques o selvas y cuidaban de los
reputación y no se arriesgaba a que su esposa anduviera en boca de manantiales, árboles y animales, por
todos. lo que eran una especie de
-“No tienes nada qué hacer allá afuera; tu trabajo está acá adentro, en
guardianes. Otra de las
la casa. Además, ¿para qué quieres salir? Vas a espantar a todos con
características de los chaneques es
esa cara de bruja”.- Así hablaba el hombre y su esposa nada más se
que son muy "traviesos" pues suelen
reía porque él no estaba tan equivocado; la mujer tenía poderes de
asustar a la gente, haciéndoles perder su tonalli¸ es decir, el
bruja y por las noches se convertía en cochina. En cuanto su marido se
dormía, la vieja se transformaba y salía de la casa.
espíritu asociado al día de su nacimiento, el cual tenía que
Todas las noches iba a pasear por el pueblo, tranquilamente, sin que recuperarse mediante un ritual o el individuo corría riesgo de
su marido se enterara. Un día, a la mujer se le ocurrió entrar a muerte.
merodear en la casa de un señor más gruñón que su marido; cuando el Según las crónicas de algunas personas que los han visto, los
señor descubrió a la cochina, agarró el machete y le rebanó una nalga. chanques tienen aspecto de niños y se les encuentra en el sureste de
La cochina salió corriendo y regresó a su casa muy asustada. México, siendo personajes muy traviesos que juegan escondiendo
A la mañana siguiente, el hombre descubrió que a su mujer le faltaba las cosas a las personas, e incluso, se dice que cuando se aparecen a
una nalga... “No sé –dijo la mujer- ni cuenta me di, pa’mí que alguien alguien, es para "perderlo" pues ocasionan desorientación y las
me embrujó”. El hombre salió a buscar ayuda y en el camino se personas parecen perdidas por un cierto tiempo. Algunos dicen que
encontró al señor gruñón, que era su amigo. Se saludaron y el es mejor traer la ropa puesta al revés cuando se camina solo por el
hombre gruñón le contó al marido celoso lo que él nunca hubiera monte o la selva y así evitar que los chaneques te lleven.
querido escuchar: “Anoche entró una cochina mañosa a mi casa y le Mientras que para algunos, las historias de los chaneques son sólo
rebané una nalga”. El marido celoso volvió corriendo a su casa, e iba fantasía y forman parte de los mitos populares, otros que cuentan
decidido a golpear a su mujer. Llegó a su casa pegando de gritos, y haberlo vivido estas criaturas son más que sólo cuentos y forman
cuando abrió la puerta, una cochina salió corriendo a toda velocidad; parte de sus recuerdos.
el marido buscó a su esposa pero nunca la encontró.
Laguna Encantada El duende que jugaba con canicas
San Andrés Tuxtla, Veracruz
Dos kilómetros al noreste de San Andrés Tuxtla se encuentra un Una noche fui a una fiesta con mis amigos y estuve
lago enigmático místico a causa de un cambio inexplicable en el bailando un buen rato, luego me aburrí y decidí irme
nivel de agua y una cueva utilizada por los brujos. El lago es de
para mi casa. Iba yo caminando por la calle cuando llegué
unos 1600 metros sobre todo redondo, con un diámetro máximo
a un terreno baldío cercado con alambre de púas, una
de unos 670 metros. Se desconoce la profundidad y los
cerca muy alta. Apenas lo pasé que veo en el corredor de
lugareños afirman que no tiene fondo. El lago se encuentra a los
pies de las colinas volcánicas y es probablemente el resultado una casa a un niño jugando a las canicas; eran como las
del derrumbe de una erupción volcánica de menor importancia. dos de la mañana y pues me pareció raro, ¡muchacho
canijo, qué haces a estas horas! —le dije. El chamaco
Visualmente, el lago ofrece una espectacular vista panorámica nada más se me quedó mirando. ¿No oyes? te estoy
de un espejo, rodeado de una franja de selva, adornada con las hablando, ahorita no son horas para jugar. Dime dónde
colonias de aves. Pescadores disfrutan de sus topotes y vives para llevarte —le pregunté. El niño: en silencio.
mojarras y utilizan pequeñas balsas flotantes en el lago para ¿Adónde vives? ¿Qué no sabes hablar? Nada más negó
pescar. con la cabeza. Pues si no sabes hablar, me vas a decir en
La Laguna está rodeada de gran parte por acantilados. Una qué casa vives. Y que me dice sí con la cabeza, se agarró
gran cueva, situada sobre la orilla norte del lago, se puede de mi mano y me fue jalando. Entonces empezó lo feo,
llegar por un sendero difícil de 1 km +/-. Un manantial superficial porque el chamaco me llevaba hacia el solar cercado. ¡No
cercano, con agua cristalina, invita a las personas que necesitan hombre, allí no vamos a entrar! ¡No hay paso! —le dije.
un descanso. Pero el niño me jalaba, tenía mucha fuerza. Llegamos al
alambrado y que lo traspasa, sin arañarse siquiera. ¡Ay, yo
Creo que el lugar está embrujado. Me tomó cuatro años para quería soltarlo pero no me dejaba!, entonces que le veo los
escribir este artículo, porque cada vez que lo he visitado, he ojos
perdido mis fotos, se me olvidó la cámara o esta no funcionó. y los tenía como brasas, rojos y brillantes. ¡Ave María
Además, en ocasiones, la población de peces toda muere, que
purísima! ¡Dios mío!, empecé a gritar y que se desvanece
puede ser debido a los gases volcánicos antiguos burbujando a
el chamaquito. Luego me agarró un frío, un temblor y me
través de los sustratos.
eché a caminar hasta llegar a mi casa. No, con eso no me
quedaron ganas de volver a ningún baile.
La Serpiente La Vieja chichima

Dicen que duerme recostada sobre un palo, porque si se echa


A una señora le gustaba darle de comer a su niño
no puede levantarse. Ya está vieja y tiene tan tremendas
debajo de unos árboles de amate. Allí, la mujer se chiches, que puede estirárselas y ponerse una en cada
quedaba dormida mientras le daba el pecho al niño. hombro; tiene dos colmillos muy largos y es fea además de
Al despertar siempre encontraba al niño llorando, pero fiera. Es muy mañosa, se pone a freír plátanos para que el
no le hacía caso. dulce olor de la fruta dorada atraiga a los niños, quienes
creyendo que es una abuela se acercan a pedirle. Entonces la
—¿Qué le pasa al niño? —le preguntaba su marido. vieja los encierra y luego se los come vivos.
—No sé, yo le doy de comer. Será que le dan cólicos. Cuentan que un día, la Chichima se paseaba por la orilla del
Pero nada, la señora le daba de comer y el niño mar, cuando encontró a una familia de tuxtlecos que había ido a
buscar cangrejos. La mujer y el hombre se habían metido entre
seguía llorando, lo extraño es que ella siempre se
las rocas, mientras los niños jugaban en la playa.
dormía mientras amamantaba al niño. —¡Ay, qué buenos chamaquitos están aquí sentados! —dijo la
Un día, el marido preocupado por el llanto de su hijo, Chichima, saboreándose. Los niños se asustaron al ver que la
fue a espiar a la mujer. El susto que se llevó el vieja se estiraba las chiches mientras les enseñaba unos
hombre: ¡la encontró dormida bajo los amates con una colmillos enormes. Uno de ellos corrió a buscar a sus padres
serpiente mamándole la teta!, a un lado estaba el niño pero el otro, del miedo se quedó sentado y la vieja se lo llevó
arrastrando.
chupando la cola del malvado animal. El hombre tomó
—¡Papá, papá! —gritaba el niño.
su machete y partió a la víbora por la mitad, al El hombre salió de entre las piedras con su carabina y comenzó
momento despertó la esposa. Tomaron a su hijo y no a dispararle a la Chichima, pero las balas no le entraban,
volvieron a buscar la sombra de los amates rebotaban y caían al suelo. El hombre se le dejó ir a golpes,
pero la vieja era tan fuerte que de un empujón lo derrumbó.
Así, se llevó a toda la familia, sólo se escapó uno de los niños,
quién corrió a pedir ayuda. La vieja arrastró la familia a la cueva
y empezó a comérselos. Primero se comió al papá:
—¡Por canijo...! —decía. Luego siguió la mamá, pero le supo
feo y nada más la dejó medio mordida. Prefirió comerse al niño.
Estaba tan a gusto, come y come, que no escuchó al pueblo
entero llegar hasta su refugio. La gente puso en la entrada de la
cueva dos cajas de pólvora con una mecha muy larga y la
encendieron. ¡Uta...!, fue una gran explosión, el tronar se LEYENDA: LOS SOMBRERUDOS
escuchó hasta muy lejos. Sólo se oían los bramidos de la vieja
entre la candela. Así se acabó con ella, bueno, eso se cree... De niña yo no encontraba con quien jugar, tenía tres hermanos
pero con todo y eso siempre andaba sola. Mi hermana Susana
12.- Las risas estaba muy chiquita y mis dos hermanos, Sebastián y Jesús,
Antes de llegar al pueblo de Santiago Tuxtla, hay un montecito preferían jugar solos.
de donde brota un ojo de agua fresca. Mi papá se iba al campo a trabajar o a Tlacotalpan a comprar
Cuando yo tenía como diez años iba con mi primo Tomás a algún encargo, así que mientras mi mamá hacía su quehacer yo
jugar en ese lugar, el agua era tan limpia y transparente que nos me entretenía sola o de plano cuidando a mi hermanita.
gustaba estar por mucho rato. Un día vimos a unos jóvenes Una noche, mi hermano Chuy se despertó gritando de miedo:
bañándose, pero con el sombrero puesto y sobre éste su ropa. —¿Qué te pasa? —le preguntó mi mamá. Pero mi hermano no
—¿Oye, por qué traes la ropa en la cabeza? —le pregunté a podía hablar, todo su cuerpo temblaba; cuando se calmó, nos
uno. dijo que una mano salía de abajo del catre y lo pellizcaba muy
—Si no, se la llevan los chaneques. ¡Te dejan en cueros! —nos fuerte. Mi mamá lo abrazó hasta que se quedó dormido. Al otro
dijo. Ni caso le hicimos, nos quitamos la ropa y nos metimos a día estábamos comiendo y que empiezan a caerse los platos,
jugar. Brincamos y nos revolcamos en la orilla del agua hasta solitos, uno tras otro.
que quedamos arrugados como gusanos; al rato, decidimos
—¡Ora sí! ¿Pues qué será? —gritó mi papá.
irnos a la casa, pues ya teníamos hambre. Nos salimos.
Luego de eso, pasaron los días y nada. Hasta que mi mamá nos
—¿Dónde dejaste la ropa, Tomás? —me preguntó mi primo.
platicó que un mediodía que acabó de lavar, tendió la ropa y se
—Pues allí, en esas piedras.
sentó a la puerta de la casa a descansar de la resolana; cerró
—No, no está, —le dije.
los ojos mientras se abanicaba, cuando escuchó que
—¡Cómo no! —me contestó. Y ahí andamos busque y busque,
llegábamos de la escuela y le decíamos "Buenas tardes,
pero nada, ni los zapatos.
mamá..." que hasta le besábamos la mano. Pero al rato,
—Pues vámonos así... —me dijo mi primo. Íbamos cuidando
llegamos nosotros y... ¡uy! mi mamá se asustó.
que nadie nos viera, en cueros como andábamos lo que iban a
—¡Son esos condenados chaneques! —gritó. Y que corre a ver
pensar...
a mi hermanita Susana, pero la niña estaba dormida en su
A medio monte escuchamos risas entre las plantas.
hamaca.
—¡Los chaneques! —gritó Tomás. Y nos echamos a correr,
A mí no me daba miedo, porque no me había pasado nada.
pero entre más aprisa íbamos, más risas oíamos. Ya
Pero un día que estaba comiéndome un chayote, escuché
llevábamos la carne chinita del miedo, pero ni modo, así
silbidos a mi alrededor, "algún maldoso ha de ser" me dije y no
llegamos a la casa y mi mamá nos regañó, porque según ella,
hice caso, pero al rato que veo acercarse a unos sombrerudos,
nos habían robado.
lo raro es que yo estaba sentada en el suelo y los señores ésos
estaban a mi nivel, muy sonrientes me miraban, ¡que me El Perro Prieto
levanto y corro para la casa!

Ya no quise salir, me la pasaba dentro de la casa cuidando a mi


hermanita. Un día mis papás se fueron para el mangal y nos En Alvarado vivía un señor muy grosero al que
dejaron solas, estaba jugando cuando veo los sombrerudos le gustaba hacer maldades.
entre la yerba; me puse a gritar y que se van. Mis papás
llegaron y yo ¡ay! ni hablar podía, estaba muda de miedo.
Un día desapareció, todo el pueblo se decía:
—¡Los sombrerudos...! —les dije. "Ay qué bueno que se fue, ya vamos a
—¡Ay, hija! —me dijo mi papá—. Han de estar enamorados de
descansar de ese mal hombre". Así pasaron los
ti. Mira, si vuelven a aparecer, no grites, agarra una cuchara y días y cuando menos se lo esperaban apareció
golpea el cántaro que está sobre la mesa, con eso tenemos un perro prieto muy grande que resultó peor
para venir a ver quienes son. Y así lo hice, apenas vi asomarse
a los sombrerudos, me puse a golpear el cántaro, hasta que se
que el mal hombre, pues asustaba a la gente,
rompió. Mi papá llegó pero no vio a nadie. se metía en las casas cuando las mujeres
Pasó el tiempo y un sábado que estaba jugando en el mangal, estaban solas; correteaba a los hombres con
que veo a los sombrerudos, eran como cinco. Y no me acuerdo
de más, mi papá dice que me perdí dos días, durante los cuales
sus enormes colmillos; ay, maldad y media que
me anduvieron buscando en todo el monte. hacía el condenado animal.
—¡Epifanía... Epifanía...!, —me gritaban.
Una noche, un señor se armó de valor y
Me fueron a encontrar entre unas matas, yo no me acuerdo,
pero dice mi mamá que había muchas cáscaras de plátano, que
enfrentó al perro con una vara de pirul. Le puso
seguramente éso me daban de comer los sombrerudos. Yo una golpiza hasta que el animal ni resollar pudo.
estaba bien, pero... como perdida, que ya luego regresé en mí. El hombre iba a matarlo cuando el animal se
No volví a ver a los sombrerudos, hasta que una noche nos
despertó un rechinido. Era la hamaca donde dormían a mi
puso de pie y comenzó a quitarse los cueros
hermanita durante el día. que lo cubrían: ¡abajo estaba el desaparecido,
Los condenados duendes se mecían de lo lindo en ella. Mi papá quien se había disfrazado de perro para hacer
agarró y puso sobre la hamaca su sombrero boca arriba y santo sus sinvergüenzadas!
remedio, se acabaron las visitas de los espíritus ésos.
El Resplandor La piernas de Felipa

Por las noches se oían rasguños en las láminas del


techo, como si un pájaro anduviera brincando; y
Una noche pescábamos a media laguna, muy
seguidito los gritos de Felipa, ¡ay! nos hacía levantar a
cerca de Alvarado; serían como las siete de la
todos. La encontrábamos llorando, toda desgreñadita y
noche cuando vimos pasar una luz grandísima, con unos enormes moretones en las piernas. ¿Qué
larga como un rayo, pero no en el cielo sino será? —nos preguntábamos— porque veíamos un
sobre la tierra, era como una flecha de fuego caminito de manchas de sangre que iba desde su
sobre las palmeras. hamaca hasta afuera de la casa.
—Alguien te debe estar haciendo un mal, Felipa —le
A los pocos días volvió a salir, parecía como si dije. Fuimos con un brujo, quien nos dio un frasco con
se levantara de la orilla de la laguna y se fuera agua bendita, teníamos que regarla en el techo para
hacia el cielo. Era una luz juguetona, se hacía que el mal se quedara allí atrapado. La pusimos y
pequeñita y luego crecía hasta dejarlo a uno esperamos la noche. Como a eso de las doce oímos
ciego de tanto brillo. los rasguños,ni movernos quisimos. Al otro día vamos
encontrando a una mujer en el techo, desgreñada y sin
En la barca estábamos mi primo Israel y yo:
piernas.
—¡Vámonos, si no, nos va a perder! —me dijo Resultó que era una señora bruja que vivía en un
mi primo, pero yo me la quedé mirando y, ¡ay! rancho llamado "La Victoria". Esta señora era muy
esa luz lo fascina a uno, le dan ganas de mala, por las noches se convertía en no sé qué pájaro
seguirla. y venía a chuparle la sangre a Felipa. Estaba casada,
—¡Te hablo, hombre! —me testereó Israel para pero esperaba a que el marido se durmiera para hacer
que volviera en mí. Lo bueno es que él no la sus brujerías; utilizaba un brasero, no sé cómo, pero el
marido allí encontró las piernas, en medio de la ceniza.
miraba, si no, los dos hubiéramos perdido el
¡Ay, el pobre hombre! Vino con una cara de pena a
sentido, fascinados por la luz. llevarse a su bruja... Dicen que le destruyó las piernas
y que la mujer no volvió a caminar, que así la encontró
la muerte.

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