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7605-2
El acto psicoterapéutico nos tiene que hacer preguntar qué puede ser el hombre
para que le sea posible plantearse el rectificar la trayectoria de su existencia. La idea
de Sujeto, del existente que encaramos en nuestro trabajo debe ser la de una
ontología lo suficientemente “dinámica“ como para que pueda hacer posible un
cambio de su existencia.
Este problema que es el de lo “central”, lo ‘nuclear’ del ser es ocultado por la
ideología contemporánea que dispersa el ser del Yo (el sujeto en su fuerza) en la
periferia de su medio. Es necesaria una idea del Yo que esté en las antípodas del
movimiento ideológico moderno que pretende aniquilarlo. Porque lo que se
proclama es una abolición original del Yo (en las paradojas tanto de Nietzche como
de M.Foucault, lo mismo que en behaviorismo y el estructuralismo objetivista), una
negación de una subjetividad, dado que, aunque hablan del hombre, le niegan la
posibilidad de estar en el centro de sí mismo para fundar “ciencias humanas”
propiamente dichas. En estas ‘ciencias humanas’ el hombre no tendría lugar.
A toda fenomenología de la existencia le es imposible reducir la acción (tanto
subjetiva como intersubjetiva) al movimiento simple, donde los actos humanos se
reducen a regulaciones energéticas, termodinámicas o cibernéticas de conservación
de la energía. Dos modelos: (a) el de la psicología behaviorista suspendiendo
científicamente toda acción de un sujeto, de su voluntad, de su libertad. (b) el de la
psicología de los complejos ideo-afectivos reduciendo los actos a movimientos
reglados determinísticamente. Como la acción humana no es reducible a estos dos
modelos tan simples, hay que mostrar en qué dirección se debe intentar aprehender
el sentido de los actos (que son los fenómenos humanos por excelencia).
Ey se pregunta ¿cómo puede la fenomenología de Husserl aparecer como una
filosofía de la acción? Es que lo que se decubre en el fondo de todas las estructuras
intencionales es el acto humano como realización de una posibilidad que la eficacia
del Sujeto engendra. En la medida que el Homo sapiens, es también Homo faber,
solo puede ser ‘haciendo, haciéndo-se’.
El hombre aparece organizado en su propio poder de obrar (pensar, percibir,
querer, imaginar, etc.) contra los análisis que despliegan los actos del sujeto “sin él”
y solo en el espacio horizontal, unidimensional, tanto del esquema estímulo-
respuesta como de la tópica freudiana.
(a) Son los actos de un ‘ser en cuestión’, que anticipa la urgencia de una
respuesta de significado, y (b) los actos de un ‘ser que busca su finalidad’ de
acuerdo a una perspectiva siempre abierta sobre su propio fin, los que constituyen la
ontología de este ser-para-sí que es el hombre.
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