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ACTITUD FILOSÓFICA
Juan Salvador Gaviota si tiene asombro puesto que cada vez que intenta volar
o experimenta con su vuelo, se da cuenta de cosas que le asombran: “-No me
importa ser solo hueso y plumas, mamá. Sólo pretendo saber qué puedo hacer
en el aire y qué no. Nada más. Sólo deseo saberlo.” Le asombran tanto las
cosas que puede hacer al volar, que necesita terminar de descubrir todo lo que
él podía. Mira con distinta perspectiva el arte de volar.
Juan Salvador Gaviota tiene tiempo donde debería hacer las actividades
cotidianas pero él si lo ocupa para reflexionar y experimentar: “La mayoría de
las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más
elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las
gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin
embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el
mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar. Este modo de pensar, descubrió,
no es la manera con que uno se hace popular entre los demás pájaros. Hasta
sus padres se desilusionaron al ver a Juan pasarse días enteros, solo,
haciendo cientos de planeos a baja altura, experimentando.” Juan Salvador
en vez de estar buscando comida como su vida de gaviota le pide, se dedicaba
a cuestionar su vuelo e ir experimentando según las cosas que conocía.
Inutilidad: La inutilidad proviene de lo inútil, es decir, que no es útil para que
lo se necesite. La filosofía es una actividad inútil puesto que su función no es
ser útil en una vida donde todo lo es, si no que se trata de una actividad donde
se reflexiona. Pero no todo lo útil es bueno o tiene valor, ya que se usa lo útil
como medio para obtener algo. Se dice que lo inútil no sirve, entonces se
infiere que la filosofía al ser inútil, no servirá, pero esta es una idea propuesta
desde un punto de vista en donde la vida es monótona y se hace lo que se pide,
ya que actualmente al mundo no le sirve que nosotros nos cuestionemos, si no
que acatemos órdenes y tengamos un pensamiento ignorante (somos más
susceptibles a que nos manden).
Juan Salvador Gaviota ocupa mucho la pregunta, sobre todo cuando esta con
su nueva bandada y pregunta sobre todo lo que no entiende o desea descubrir:
“-Chiang... -dijo, un poco nervioso. La vieja gaviota le miró tiernamente. -
¿Si, hijo mío? En lugar de perder la fuerza con la edad, el Mayor la había
aumentado; podía volar más y mejor que cualquier gaviota de la Bandada, y
había aprendido habilidades que las otras sólo empezaban a conocer. -
Chiang, este mundo no es el verdadero cielo, ¿verdad? El Mayor sonrió a la
luz de la Luna. -Veo que sigues aprendiendo, Juan -dijo. -Bueno, ¿qué pasará
ahora? ¿A dónde iremos? ¿Es que no hay un lugar que sea como el cielo? -
No, Juan, no hay tal lugar. El cielo no es un lugar, ni un tiempo. El cielo
consiste en ser perfecto.”
Cada vez que algo le impresionaba a Juan o se cuestionaba algo, él preguntaba
a sus instructores, y según la respuesta que le daban, en él nacía una nueva
duda y volvía a cuestionarse, y así sucesivamente.
Ingenuidad: “Un signo admirable del hecho de que el ser humano encuentre
en sí la fuente de su reflexión filosófica, son las reflexiones de los niños. Se
oye a menudo de su boca, palabras cuyo sentido se hunde directamente en las
profundidades filosóficas”: Karl Jaspers. En filosofía se pide algo muy
particular que es tener mentalidad de niño, es decir, él no le teme a quedar en
ridículo o como ignorante a la hora de cuestionar, si no que aún está dispuesto
a seguir descubriendo y creyendo.
“Ingenuidad indica ausencia o falta de malicia y de experiencia, una deficiente
comprensión o inteligencia y la ausencia de sofisticación” es decir, es él que
no sabe nada, le falta por conocer y por experimentar, él que no tiene ideas
preconcebidas, o que no tiene claras sus ideas o pensamientos y necesita
cuestionar e investigar para poder aclararse. El poder y el ingenio lo tiene el
hombre libre, ya que está en sus manos preguntar y no quedarse con las ganas
por el miedo.
Juan Salvador pasa por su propio caos en el tiempo que fue expulsado de su
bandada, en ese tiempo el sigue descubriendo técnicas de su vuelo, pero aun
así él se sentía solo. “-Sí que puedes, Juan. Porque has aprendido. Una etapa
ha terminado, y ha llegado la hora de que empiece otra. Tal como le había
iluminado toda su vida, también ahora el entendimiento iluminó ese instante
de la existencia de Juan Gaviota.” Él aprendió de su propio caos y estaba listo
para comenzar una nueva etapa, se dio cuenta que su tiempo de desorden le
permitió adquirir nuevos conocimientos y una nueva oportunidad.
Algo muy parecido le toco vivir al joven Pedro, ya que también pasó por su
propio caos para darse cuenta que se le estaba dando una nueva oportunidad
de comenzar de nuevo: “El caos reino por un momento dentro del joven
pájaro. -¿Qué está pasando? ¿Estoy loco? ¿Estoy muerto? ¿Qué es esto?
Baja y tranquila continuó la voz dentro de su pensamiento, exigiendo una
contestación: -Pedro Pablo Gaviota, ¿quieres volar? -¡SI, QUIERO VOLAR!
-Pedro Pablo Gaviota, ¿tanto quieres volar que perdonarás a la Bandada, y
aprenderás, y volverás a ella un día y trabajarás para ayudarles a
comprender? No había manera de mentirle a este magnífico y hábil ser, por
orgulloso o herido que Pedro Pablo Gaviota se sintiera. -Sí, quiero -dijo
suavemente. -Entonces, Pedro -le dijo aquella criatura resplandeciente, y la
voz fue muy tierna-, empecemos con el Vuelo Horizontal...” El joven gaviota
paso por un momento de confusión antes de darse cuenta la oportunidad que le
estaban entregando.
En conclusión, Juan Salvador Gaviota tiene actitud filosófica durante toda su
vida como gaviota, experimentando diferentes procesos que lo llevaron a la
finalización de una etapa de descubrimientos y de su función en el mundo.