UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN

TENDENCIAS PSICOLÓGICAS EN TORNO

AL PROBLEMA CUERPO-MENTE

Lic. Sandra Lorena Padró Torres

Licenciatura en Pedagogía
Curso: Paradigmas Psicológicos y Educación
PARADIGMAS PSICOLÓGICOS Y EDUCACIÓN
TENDENCIAS PSICOLÓGICAS EN TORNO AL PROBLEMA CUERPO-MENTE
¿Cuál es la relación que se da entre el
alma y el cuerpo?
L os filósofos, durante siglos, se interesaron por
comprender los actos y pensamientos hu-
manos y por esclarecer las posibles relaciones
en la dicotomía alma-cuerpo.
El establecer la relación entre el alma y el cuerpo
fue uno de los problemas que heredo la psicología
científica de la filosofía.
Los hombres primitivos ya habían reconocido
que en el hombre hay otra fuerza independiente del
cuerpo, impalpable, incorpórea, a la que llamarían
alma o espíritu, y más recientemente, también se
le reconoce con el término de mente.
Platón y Aristóteles fueron los primeros en
plantearse el problema de las relaciones entre
alma y cuerpo.
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El sistema filosófico de Platón considera que el
cuerpo pertenece al mundo de lo sensible, es
mutable, imperfecto y perecedero; en este cuerpo
se encuentra el alma aprisionada, con tendencia a
liberarse de él para volver al mundo de las esencias.
A través de los sentidos, el cuerpo capta la realidad,
por lo que esta realidad es imperfecta y mutable,
en cambio el alma de Platón actúa intuitivamente
y no necesita de la información sensorial; las esencias
se captan por la intuición. El alma, dominando al
cuerpo, debe alcanzar las esencias que organizan y
dan forma a todas las imperfecciones que perciben
los sentidos. Al trascender lo concreto es como el
alma podrá contemplar las esencias imperecederas.
En las concepciones de Platón se reconoce el ori-
gen de la corriente fenomenológica; se sostiene la
existencia de un Yo puro que intuye la esencia de
los fenómenos y trasciende el mundo de ilusiones
para alcanzar verdades intemporales.
Con Aristóteles se reconoce el primer sistema
lógico, que consistía en analizar las proposiciones
que señalan las relaciones que existen entre sujetos
y objetos o para distinguir el razonamiento
correcto del incorrecto.
Aristóteles consideraba que el alma y el cuerpo
son inseparables. El sujeto, que es la unidad del
cuerpo y el alma, entra en contacto con los objetos,
que son la unidad de sustancia y forma, por medio
de los órganos de los sentidos exteriores. Esta
información puede ser contradictoria pero, los
sentidos interiores como el sentido común, la
imaginación, la memoria, juzgan la información y
la unifican.
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La ciencia en Platón es reminiscencia y en
Aristóteles es secundaria a la experiencia.
En ellos se distingue la tradicional oposición entre
lo innato y lo adquirido por medio de la experiencia
sensorial.
Estas concepciones permanecieron casi sin
variaciones por casi dos mil años. Después del
surgimiento de la astronomía de Copernico y de
la física de Galileo, es que Descartes crea la
geometría analítica, uniendo la aritmética y la
geometría mediante el uso instrumental de álgebra.
De esta manera, pone de manifiesto que las figuras
geométricas no resultaban de ninguna experiencia
sensorial ni representación mental, sino de opera-
ciones algebráicas que se realizaban en el reino de
la abstracción pura. Esto sirvió para establecer
que la actividad del intelecto era anterior y superior
a la experiencia.
Se consideraban dos órdenes de realidad, el del
pensamiento (res cogitans) que es inmaterial,
ilimitado e indivisible, y el de los cuerpos que es-
tán limitados en el espacio (res extensa), sustan-
cia divisible por naturaleza.
Entonces, por un lado tenemos el idealismo de
Platón (ideas innatas, intuición), por el otro, el
materialismo de Aristóteles (datos sensoriales,
experiencias) y, podríamos decir que en medio, se
pone de manifiesto René Descartes con su proposición
“Pienso, luego existo”, con lo que distingue que
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el yo es distinto de la realidad del cuerpo y que se
puede existir sin él.
En el dualismo cartesiano se presentan dos
sujetos: el sujeto físico (res extensa) y el espiritual
(res cogitans), y un objeto. Ante la idea de las dos
sustancias distintas, se admite la presencia de
dos clases de conocimiento: el que procede de la
experiencia, adquirido por la actividad sensorial,
por tanto engañoso e inseguro; el otro, indepen-
diente de toda actividad corporal que es certero,
preciso, innato. A esta doctrina cartesiana se le ha
llamado dualismo psicofísico.
De acuerdo a cómo se definan las posiciones
relativas y las vinculaciones existentes entre el
cuerpo y el alma, se apreciarán las tendencias en
la psicología:
Ø Interaccionismo
El cuerpo y la mente actúan separadamente, pero
la actividad de uno puede influir sobre la del
otro. En ésta se pueden apreciar dos proposiciones,
una la del cuerpo actuando sobre el alma que
correspondería al terreno filosófico del materia-
lismo mecanicista; si por el contrario, el cuerpo
se subordina al alma, nos encontramos en el
terreno del idealismo mecanicista.
Descartes describe la vida vegetativa y la vida
psíquica en términos mecánicos. Las sensaciones,
las imágenes y las ideas son los efectos de los
movimientos que tienen lugar en el cerebro.
Ø Paralelismo psicofísico
La actividad del cuerpo y de la mente son
separadas, no hay una interacción mutua pero
están correlacionadas.
Esta combinatoria de posiciones filosófi-
cas respecto al cuerpo y al alma puede llegar
a posiciones extremas que terminen por negar
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el dualismo y se reconozcan sólo una de estas
sustancias:
Ø Monismo Idealista
Corresponde cuando se reconoce que el alma es
la única realidad y el cuerpo una ilusión. Existen
formas radicalizadas del espiritualismo que
corresponden a esta posición pero por sus
características, son desacreditadas por la psicología
académica.
Ø Monismo Materialista
Reconocen al cuerpo como la única realidad y
el alma como una ilusión. La reflexología de
Pavlov, el conductismo de Watson y de Skinner
se considera que representan al monismo
materialista.
INTERPRETACIONES MATERIALISTAS
Encontramos en este terreno a los psicólogos y
filósofos ingleses, quienes basaron la concepción
de lo psíquico en relación con la experiencia.
Como empiristas se reconoce a Hobbes, Locke
y Hume, quienes consideraron que lo que está en
el intelecto pasó antes por los sentidos.
John Locke, por ejemplo, no estaba de acuerdo
con la concepción cartesiana, de que están
separados el alma y el cuerpo, en cambio sostenía
que todo lo que hay en el alma fue inscrito por
la experiencia. Esta doctrina pone énfasis en el
objeto por ser la fuente de las sensaciones que va
configurando al sujeto. El empirismo permitió la
construcción de una psicología experimental como
la que surgió en la segunda mitad del s. XIX con
Fechner y Wundt.
Con el positivismo de Comte se produjo una
ruptura con la filosofía metafísica, además por las
necesidades e intereses de la época, a fines del
s. XVIII y principios del s. XIX, se popularizó
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la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham. Se le
concede la primacía a los “hechos” y a la realidad
positiva, a los fenómenos que deben ser descritos,
registrados, clasificados y cuantificados. La
filosofía positivista posibilitó la investigación de
las “leyes” de la conciencia y, posteriormente,
con Watson, las de la conducta.
El pragmatismo aprovecha la herencia del positi-
vismo; la doctrina filosófica del pragmatismo tuvo
gran auge en los Estados Unidos cuando inicia
el conductismo. Williams James señala en 1907
que el pragmatismo parte de los hechos y de lo
concreto, observa la verdad tal y como es en casos
particulares y la generaliza. El pragmatismo sirvió
de cimiento para la psicología conductista.
Las doctrinas filosóficas y psicológicas corres-
pondientes a la vertiente materialista (res extensa),
destacan la importancia de los órganos de los
sentidos, de las sensaciones, del cuerpo, de
la experiencia; conciben a la psicología como una
ciencia natural, experimental, empirista, por lo que
no está bien diferenciada de la biología.
INTERPRETACIONES IDEALISTAS
El idealismo (res cogitans) encontró en los
alemanes a sus seguidores como Leibniz, quien
descubrió el cálculo infinitesimal y lo aplicó a la
especulación en filosofía. Leibniz señalaba que la
res extensa era infinitamente divisible hasta llegar
a ser puntos elementales de existencia ideal que
carecen de extensión y que el alma (res cogitans)
es de origen divino, eterna e inextensa. Estableció
que las nociones no provienen de los sentidos
exteriores, sino de la experiencia interna. La
experiencia actualiza las ideas que ya se poseen
por obra y gracia de Dios.
Leibniz señala que la experiencia es necesaria
para que el alma ponga atención a las ideas que
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ya existen. El alma contiene el ser, la astucia, la métodos de investigación, en la selección de los

identidad, la causa, la percepción, el razonamiento,
una gran cantidad de nociones que los sentidos
no podrían suministrar; las ideas están antes de
adquirir conciencia determinada sobre ellas. Las
ideas son innatas, la experiencia tiene una función
secundaria de actualización de las potencialidades
previamente presentes.
Kant reconoce que los conocimientos comienzan
por la experiencia, pero señala que esa experiencia
es organizada y estructurada por el sujeto cog-
noscente en función de sus propias categorías,
por lo que la cosa en sí, es incognoscible y se nos
presenta en forma de fenómenos; lo que se puede
conocer es su apariencia externa, su parte
fenomenológica. La obra de Kant impulsó el
pensamiento de la psicología de la Gestalt.
En la teoría psicológica contemporánea encon-
tramos que falta uniformidad, que existen varios
sistemas psicológicos y que éstos difieren en los
problemas a estudiar y en las conclusiones obtenidas.
Esto se debe a que los sistemas psicológicos se
han agrupado de acuerdo a sus raíces comunes,
a la herencia intelectual que les transmitieron sus
respectivos sistemas filosóficos.
Con esta breve exposición se ha intentado
establecer las relaciones que han existido entre
distintos pensamientos filosóficos y las concep-
ciones en psicología.
A cada corriente filosófica la ha secundado una
corriente psicológica: el pragmatismo se refle-
ja en el conductismo; la fenomenología en la
Gestalt; y, en cuanto al psicoanálisis, se señalan
como fuentes de carácter filosófico del pensa-
miento de Sigmund Freud, el empirismo científico y
el idealismo alemán. La psicología dinámica inicia
con la influencia filosófica de Leibniz y culmina
con la del alemán Herbart, así como con la
psicología del acto de Brentano.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

- Braunstein, Néstor, et al., Psicología: Ideología y Ciencia, 1999, México, Siglo Veintiuno editores.
- Caparrós, Antonio, Historia de la Psicología, 1997, Barcelona, Ediciones CEAC.
- Keller, Fred, La definición de Psicología, 2002, México, Trillas.
- Marx, Melvin y Hillix, William, Sistemas y Teorías Psicológicos Contemporáneos, Buenos Aires, Paidós.
- Wolman, Benjamín, Teorías y Sistemas Contemporáneos en Psicología, 1990, Barcelona, Ediciones Martínez
Roca, S.A.