UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE ECONOMÍA Y NEGOCIOS

GESTIÓN DE PERSONAS II

Ensayo 3
Camila Cancino Bacovic
Miércoles 11, Octubre 2017

En las relaciones humanas, así como en la sociedad, podemos presenciar que todo individuo
cumple diferentes roles, según el entorno que lo rodee. Por ejemplo, un mismo individuo puede
cumplir el rol de Padre en su hogar, de capitán de su equipo de liga de fútbol de fines de semana y
de subgerente de ventas en su trabajo.
En las teorías de administración, “comúnmente, la noción tradicional de rol describe la
posición que una persona ocupa dentro de una estructura organizacional, la que debe ser
desempeñada según expectativas que individuos y grupos tienen respecto del cargo” (Acuña & San
Fuentes, 2008, pág. 3), es decir, se ve como algo externo dado, además de estático y generalizable.
Pero el Análisis del Rol Organizacional (ARO), utiliza otro concepto de rol que considera los recursos
internos, dando incluso protagonismo al individuo que lo posee, quien debe buscarlo y encontrarlo
en el área de confluencia entre su propio mundo psíquico y el sistema al que pertenece, formulando
y reformulándolo, dinámicamente, según los requerimientos del medio.
Según esto último entonces, me es posible, en el presente ensayo, describir el rol que he
ido encontrando dentro de la organización del curso de Gestión de personas II, así como también
autoanalizando y reformulando con el paso del tiempo, y a medida en que he ido tomando
consciencia de los recursos y fuerzas internos y externos, para ir definiendo las acciones requeridas
por el sistema en el cual me encuentro, sin olvidar, ni tampoco sobreponer mi interés personal de
aprendizaje en el curso. Por último, destacar, que este dinamismo de roles se puede llevar a cabo
gracias al espacio que se da en este curso para lograr cierto empoderamiento de nosotros los
alumnos, como miembros de la organización, tema que se justificará al final de este escrito.
Mi rol dentro de nuestra organización de aprendizaje fue, en un principio, esencialmente
pasivo, de escucha y reflexión, cambiando rápidamente a uno más activo, con aportes y lectura a
conciencia, para luego entrar en un ensimismamiento caracterizado por algunas inasistencias a la
clase y/o falta de lectura. Finalmente, volví a tomar un rol más activo en cuanto a preocuparme de
mi deber de leer, estar presente y poder dar mi aporte al grupo. Se detallarán brevemente las
principales actividades y acciones que describen mi rol y como creo que llegó a formularse en sus
distintas etapas.

En un principio, todos los miembros de la organización nos enfrentábamos a las fuerzas

externas del grupo mismo, la mayoría caras nuevas, o gente que ubicábamos de vista, pero no
conocíamos, además del sistema de aprendizaje diferente con el que cuenta este curso, todo era
terreno desconocido. Además, el rol de la profesora no fue el que yo me esperaba, que había
presenciado en la mayoría de los cursos de la carrera, en donde el profesor tenía un rol tutor, líder,
guía y de autoridad, y que cumplía con la principal actividad de “pasar la materia” o enseñar los

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contenidos preestablecidos por la malla curricular y respectivos departamentos. Este de la profesora

solo tiene en común con ese, y tuvo desde un principio, el de guiar a los estudiantes en el aprendizaje
y, de cierta forma, también “poner las reglas”. Todas las primeras clases fueron en modo pecera,
con las sillas en un gran círculo, mirándonos las caras. Había lecturas para cada clase, igual que en
todo el transcurso del semestre, y debíamos comentar y consultarnos dudas entre nosotros de lo
que habíamos leído. Personalmente, no entendí hasta como la tercera clase, la idea de esto, ya que
se generaban largos espacios de tiempo en que todos permanecíamos callados y parecía que nadie
quería o tenía algo más que decir. Estas fuerzas externas me condicionaron a tener este rol más
expectante, de primero querer ver lo que estaba sucediendo en el entorno, entenderlo, ya que era
desconocido.
Una vez que comprendí el objetivo que perseguíamos, y cómo debíamos colaborar entre
nosotros, además de observar que mis compañeros comenzaron a agregar cada vez más elementos
a las discusiones de cada clase, mi motivación por aportar creció y tras las primeras clases, salió a la
luz mi rol activo, con aportes en la clase, a veces confundiendo un poco la discusión, pero siempre
llevando a la escucha de todos opiniones reales y dudas sinceras que creo que ayudaron a todos, a
mí y a la organización en su conjunto, a aprender de ello y lograr el objetivo de aprendizaje de cada
una de esas clases.
Sin embargo, aquel rol de alta iniciativa y participación, comenzó a convertirse en uno más
bien ausente, cuando adentrado ya el semestre los ramos se empezaron a poner más demandantes
y empieza a reinar el cansancio en el cuerpo y mente, ya que entré en un período en el que intentaba
darme el espacio para hacer otras cosas y descuidé un poco la organización de aprendizaje con
algunas inasistencias y falta de lectura a consciencia. Fue entonces donde, si asistía a la clase,
aunque podía escuchar y opinar, no podía dar aportes de alta calidad por falta de lectura, y si no
simplemente me ausentaba a otras sesiones.
Finalmente, uno como puede se va adecuando al ritmo del semestre, el descanso de fiestas
patrias hizo lo suyo, el agotamiento entonces baja sus niveles por un tiempo. Este contexto sumado
a la proximidad de la fecha en que mi grupo y yo debemos realizar nuestra clase, hicieron que mi rol
se reactive, por fuerzas externas, por ver al resto de la organización muy motivada con aprender y
también por un poco de interés personal de ver las clases de mis compañeros para luego preparar
una buena y adecuada clase propia en la fecha del turno de mi grupo.

Llegados a estas instancias, queda de manifiesto en mi experiencia real con la organización

temporal de aprendizaje, que el rol es una confluencia entre los recursos externos del sistema en el
cual se encuentra el individuo y los recursos internos de la persona, como sus percepciones del
medio, interés propio, conocimiento, etc., que se va reformulando según las necesidades del
sistema mismo, que es dinámico como el contexto. Pero todo esto solo es posible si hay un grado
de libertad que dé lugar al empoderamiento de los miembros, ya que “los empleados no sentirán el
compromiso interno si siempre hay alguien que les está controlando desde arriba” (Argyris, 2003,
pág. 124), y como se establece en el concepto de rol organizacional del ARO, administrarse a sí
mismo en rol es una capacidad que todo individuo puede adoptar, “esa aptitud puede extenderse y

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prender con fuerza en organizaciones si se legitima y respalda que la gente adopte roles con
autonomía, responsabilidad y en colaboración con personas y grupos” (Acuña & San Fuentes, 2008,
pág. 8). Lo anterior alude a la autonomía de los miembros, que en nuestra organización, se nos fue
dada por la profesora, pero a su vez, no hizo falta su guía en el aprendizaje.

Bibliografía

Acuña, & San Fuentes. (2008). Coaching, Análisis del Rol Organizacional.
Argyris. (2003). La delegación de autoridad, el vestido nuevo del emperador.