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evangélica y evangelizadora
5 «Queremos señalar las posibilidades evangelizadoras que se presentan muchas veces con ocasión de la
enfermedad y de la muerte; son momentos de especial necesidad y receptividad de la Palabra de Dios y de
su gracia, tanto para el enfermo como para sus familias» Plan Pastoral para la Conferencia Episcopal
Española (1994-1997), p. 35
6 «El Evangelio ilumina también las situaciones de sufrimiento en la enfermedad. En ellas, los cristianos
están llamados a mostrar la cercanía de la Iglesia para con los enfermos y discapacitados y con los que con
profesionalidad y humanidad trabajan por su salud.» Mensaje del Sínodo al Pueblo de Dios. 2012
1.ª SERVIDORES DE LA VIDA. “He venido para que tengáis vida y la tengáis
en abundancia” (Jn 10,10). De una pastoral de ayuda a “bien morir” (partoral
“sacramentalista y ocasional”), a una pastoral de ayuda a “vivir sanamente”
(cristianamente) la salud, la enfermedad, la muerte y la asistencia (pastoral
“evangelizadora y de acompañamiento”).
La pastoral de enfermos se ha centrado, durante años y siglos, sobre todo en
ayudar al cristiano a bien morir, es decir, en lograr que muera preparado habiendo
recibido los últimos auxilios (sacramentos). En consecuencia, la pastoral de
enfermos había de ser sacramentalista y ocasional, en el momento cercano a la
muerte.
Los aires del Vaticano II y de la nueva cultura llegaron también a esta pastoral y
poco a poco fuimos descubriendo nuevas perspectivas y caminos: El ser humano
necesita ciertamente ayuda para bien morir, pero igualmente para vivir con
sentido la salud que posee y/o busca, la enfermedad cuando se presenta en él o en
sus allegados y la muerte cuando le ha llegado su hora. Por ello, la pastoral ya no
puede centrarse exclusivamente en el sacramento, como preparación para el más
allá, sino en el anuncio de la Buena Nueva de Jesús de Nazaret para vivir con
sentido esas grandes realidades de la existencia. Este cambio de perspectiva ha
descubierto a la Iglesia nuevas formas de servir al hombre de hoy. He aquí algunas:
1.ª Educar para vivir la salud, la enfermedad y la muerte, así como el trabajo
sanitario.
“La Iglesia ha de asumir la tarea de educar para vivir con sentido la salud, la enfermedad
y el morir, lo mismo que se ocupa de educar para la paz, el amor y otras realidades de la
vida” (CONGRESO SOBRE EVANGELIZACIÓN Y HOMBRE DE HOY)
1. Evangelizar la salud, constituye un reto que la Iglesia ha de afrontar
inspirándose y siendo fiel a Jesús, dice el mensaje de los obispos de la Comisión
Episcopal de Pastoral con motivo del Día del Enfermo 1991. Para lo cual invitan a
las comunidades cristianas, a los movimientos apostólicos, a las instituciones
sanitarias y educativas de la Iglesia y a todos los cristianos a plantearse su tarea y
colaboración en este campo y proponen pistas como:
• Vivir la salud como un don de Dios que hemos de disfrutar y cuidar y no
como un bien absoluto al que haya que subordinar todo lo demás.
• Promover la salud integral abierta a la salvación plena.
• Colaborar en iniciativas y programas que fomenten una vida sana, tales como
la lucha por un medio ambiente y unas condiciones de vida saludables para
todos, el logro de estructuras justas y humanas....
2. Preparar al hombre de hoy para que pueda afrontar de forma madura las
realidades humanas del enfermar, del sufrir y del morir cuando se presenten en su
vida o en la de sus allegados, es una actividad que la Iglesia puede y debe
desempeñar con todo esmero, utilizando los cauces formativos de que dispone.
3.ª Esclarecer los grandes problemas éticos que se plantean en el campo de la salud.
En el campo de la salud se plantean delicados y graves problemas de naturaleza
ética. Están relacionados con el comienzo o el final de la vida, con el ejercicio de la
profesión o con la organización de las estructuras sanitarias, con la investigación o
con las conquistas ciéntíficas y técnicas de la asistencia.
“La Iglesia y los cristianos deben intervenir decididamente con valentía y clarividencia
para salvaguardar valores y derechos esenciales vinculados con la dignidad y el destino
supremo de la persona humana” (Dolentium Hominum 5)
1.ª Descubrir quiénes son los enfermos más necesitados y desasistidos y estudiar
su situación y necesidades.
Es la primera tarea a realizar: descubrir quiénes son en concreto en la comunidad
cristiana los más desasistidos, conocerles, estudiar su situación y las causas de la
misma, y detectar sus principales necesidades.
Rudesindo Delgado