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Diafragma

El diafragma es como el Iris humano; es el que controla la entrada de luz a través


del objetivo. Cuanto más abierto está el diafragma de más luz disponemos en la
toma, y cuanto más cerrado, de menos. Es por ello que en situaciones con
menos luz, solemos abrir el diafragma (diafragmas pequeños F/1.4, F/1.8…), y
por el contrario, cuanta más luz tenemos, podemos cerrarlo lo que nos permita
la cantidad de luz de la que disponemos (F/16, F/32…)

Diferentes aperturas de diafragma

Profundidad de campo:

Jugar con el diafragma no sólo repercute en la luz que recibimos, sino también
en lo que denominamos profundidad de campo. Esta no es más que la zona de
la imagen que va a quedar enfocada o nítida en tu fotografía. Cuanta más luz le
‘exijas’ al diafragma, menos profundidad de campo tendrás, es decir, cuanto más
abras el diafragma (F1:4, F1:8…) de menos zona enfocada podrás disponer. Y
por supuesto, al contrario, cuanto más cierres el diafragma, más profundidad de
campo tendrás.

Tiempo de obturación

El tiempo es la otra variable que necesitas para entender cómo funciona la toma
de fotografías. El tiempo de obturación ( a veces llamado también velocidad de
obturación) es el tiempo expresado en segundos o en fracciones de segundo,
en el que el obturador de tu cámara está abierto (desde que aprietas el obturador
hasta que éste se cierra). Si disponemos de mucha luz, el tiempo de exposición
que necesita tu imagen es menor que si disponemos de poca luz.

ISO

Tienes todo lo que necesitas saber sobre ISO aquí. A modo de resumen, la ISO
es la sensibilidad de nuestra cámara para captar la luz. Una ISO más baja
significa menos capacidad de captar luz pero mayor calidad de imagen; menos
ruido. Por el contrario, una ISO más alta (fotografía nocturna, interior..) permite
captar mejor la luz, pero perdemos calidad de imagen (más ruido).

Una vez hecho el pequeño resumen, vamos a ver los modos de disparo,
relacionados con todo lo explicado hasta ahora.

Dial de modos en una cámara Réflex

¿Qué son los modos de disparo?


Los modos de disparo en las cámaras réflex ( y en muchas compactas ahora
también) nos permiten decidir qué nivel de control queremos y sobre qué lo
queremos, es decir, podemos controlarlo todo (Manual), dar prioridad a un
aspecto concreto (Velocidad o Diafragma), o no controlar nada más que el
encuadre. Los principales modos en cámara réflex son los siguientes:

Modo Automático, ¿Qué es y cuándo lo utilizo?

El modo automático (‘Auto’ en el dial de modos) es aquél en el que la cámara


tiene total control sobre todos los aspectos relacionados con una toma; controla
la velocidad, el diafragma, el balance de blancos, la ISO e incluso el flash de tu
cámara. Este modo ‘piensa por ti’, y hará todo lo posible para que tu toma sea
correcta según sus variables, pero poco más.

A mi modo de ver, hay pocas situaciones en las que como fotógrafo/a quede
‘justificado’ su uso, sobretodo si tienes una cámara réflex, puesto que sus
prestaciones no son mejores que las de cualquier cámara compacta ( y estas
además pesan menos, son más baratas, y seguramente por el mismo precio
podrías haber adquirido una compacta bastante más buena que la réflex que te
has podido comprar). Es más, si estás leyendo este artículo, probablemente es
porque el modo automático no te interesa demasiado y lo que realmente quieres
es profundizar en los modos en los que tienes algo que decir, ¿Verdad?

No obstante, el modo automático puede ser muy efectivo en algunas situaciones:

o Cuando necesitas rapidez, es decir, quieres esa imagen que sucede


rápidamente ante tus ojos y no tienes tiempo para ponerte a pensar qué ajustes
necesitas.
o Cuando quieres centrarte en la composición y en lo que está ocurriendo delante
de ti sin perderte un instante.
o Cuando estás empezando y estás hecho/a un lío con diafragmas, velocidades,
ISO, Balance de blancos, RAW y mil millones de conceptos desconocidos que

crees que nunca podrás entender (aunque lo harás ) puedes empezar


en automático para abrir el apetito a las maravillas que te depara tu nueva
cámara réflex.
o Cuando llevas todo el día haciendo fotos de tus vacaciones y ya no puedes más,
pero sigues sin querer perderte esos instantes, con el modo automático…
¡Puedes desconectar!
Modo automático para captar imágenes que suceden rá pidamente

Modo Programable, ¿Qué es y cuándo lo utilizo?

El modo Programable (P en el dial de modos) permite ajustar y personalizar


algunas variables que el modo Automático no permite. Si estás empezando a
conocer tu cámara réflex, el modo Programable, puede ser una gran opción,
puesto que permite controlar el flash, el balance de blancos, el tipo de medición
(Puntual, ponderada central, matricial), la ISO, y el punto de enfoque.

En el modo Programable, la cámara ofrece combinaciones de apertura de


diafragma y velocidad, e incluso en algunos modos programables, deja cambiar
una de las dos variables, por lo que acaba siendo un modo bastante
personalizable que puede serte de gran ayuda si estás adentrándote en el mundo
de las cámaras réflex.

El modo Programable te puede ser útil en las siguientes situaciones:

o Si estás empezando puede ayudarte poco a poco a entender el tiempo de


obturación relacionado con el diafragma, ya que la cámara automáticamente va
ofreciéndote combinaciones de ambas.
o ‘Fotografías rápidas’ Igual que en el modo automático, puede serte muy útil en
este tipo de tomas, por ejemplo, fotografía de calle, donde por lo general
necesitas rapidez.
o Fotografía en entornos de luz muy cambiante.
o Cuando la composición de tu imagen es lo esencial.
o Celebraciones. Si tienes poca experiencia aún en el mundo fotográfico, y te

otorgan el ‘honor’ de tener que celebrar algún momento importante, es


una forma de asegurarte que las fotografías serán correctas.

Modo Programable para centrarte en la rapidez y la composición

Modo de prioridad a la apertura, ¿Qué es y cuándo lo utilizo?

El modo de prioridad a la apertura ( A o Av, dependiendo de la marca) es aquél


en el que tú decides la apertura de diafragma que te interesa, y la cámara
compensará la velocidad necesaria para que obtengas una imagen correcta. Es
decir, tú decidirás básicamente qué profundidad de campo quieres. Conocer y
saber jugar con la profundidad de campo a través de la apertura del diafragma
te proporcionará la capacidad de crear imágenes asombrosas.
Diafragmas abiertos: Como ya te he comentado en el resumen previo, el
diafragma controla la cantidad de luz que entra por el objetivo así como la
profundidad de campo. Un diafragma abierto (F/1.4, F/1.8, F/2.5, F/3.5,etc..) lo
podrás utilizar en las siguientes situaciones:

o Interiores o situaciones con poca luz (amaneceres, atardeceres, nocturnas, etc.)


sin que salgan movidas (siempre dentro de unos mínimos en los que tu cámara
no exija igualmente velocidades demasiado bajas)
o Retratos: En retratos en los que quieras ‘aislar’ a tu sujeto del entorno tienes que,
sin duda, disparar con el diafragma más abierto que te permita tu objetivo. Así
difuminarás el fondo y resaltarás a tu sujeto principal.
o Objetos: También con la idea anterior de aislar el objeto, por ejemplo en
fotografía de producto, gastronómica, o para captar detalles que te interese
fotografiar.

Diafragma abierto para aislar al protagonista

Diafragmas cerrados: Cuando cerramos el diafragma, jugamos con poca


entrada de luz pero con mucha profundidad de campo.
o Paisajes: Será tu gran aliado en fotografía paisajística, ya que permite tener
todos los planos de tu paisaje enfocados a la vez.
o Cuando quieras captar movimiento en situaciones en las que hay luz, por
ejemplo en las fantásticas imágenes de ‘efecto seda’ del agua. La gran mayoría
suceden en espacios con luz, pero para poder captar el movimiento del agua,
necesitarás velocidades muy bajas. Para ello, lo que hacemos es cerrar el
diafragma lo más posible (eso sí, trípode o punto de apoyo cerca) para disparar
a velocidades bajas y captar todo el movimiento del agua.
o En general cuando necesites tener todos los planos enfocados en la imagen, por
ejemplo para realizar este tipo de imágenes con lo que llamamos ‘perspectiva
forzada’, aquí te dejo un ejemplo:
Ejemplo de composición en Perspectiva forzada

Diafragma cerrado para conseguir mayor profundidad de campo


Diafragma cerrado para conseguir velocidades bajas: El efecto seda
del agua

Modo de prioridad a la velocidad, ¿Qué es y cuándo lo


utilizo?

El modo de prioridad a la velocidad (S o Tv en el dial de modos), es aquél en el


que tú vas a controlar la velocidad a la que quieres disparar, y la cámara va a
compensar abriendo o cerrando el diafragma para que obtengas fotografías de
exposición correcta. Es adecuado para todas aquellas imágenes en las que el
movimiento o la falta de él sea esencial, por ejemplo:

Fotografías de alta velocidad

Se recomiendan velocidades por encima de 1/250 o 1/500, siempre dependiendo


del tipo de objetivo y de la velocidad del protagonista de tu imagen, puesto que
no es lo mismo la velocidad de un coche de carreras que la de un hombre
corriendo, por ejemplo. Este tipo de imágenes, puedes encontrarlas en:
o Deportes: En principio, en deportes lo que te interesa es detener la acción. Aquí
no suele ser interesante ( o sí, pero no es lo habitual) ver los sujetos movidos
sino ‘congelados’ por ejemplo en carreras de coches, partidos, atletismo, etc.
o Animales: Cuando fotografiamos aves, mamíferos o cualquier tipo de animal, nos
interesa, en principio, que éste salga nítido, por lo que si está en movimiento (lo
que suele ser habitual), es recomendable tener preparada una velocidad alta
para ‘congelarlo’ de forma correcta en la escena.
o Niños/as: Casi con los mismos motivos que los anteriores, una vez empiezan a
caminar, perseguirlos con la cámara es una odisea, si ya has tenido esta
experiencia, si cuando miras lo que piensas que serán magníficas fotografías
sólo ves una especie de aparición borrosa porque ‘justo se movió’, aquí tienes
una buena opción para evitar este error.

Velocidades altas para congelar el movimiento: Deportes


Velocidades rápidas para fotografiar animales

Fotografías con velocidad baja

Cuando trabajas con velocidades bajas, el objetivo cambia, ya no es congelar la


imagen, sino dejar plasmado el movimiento en la fotografía. Los juegos que nos
proporciona el movimiento son muchos, aquí te dejo algunos ejemplos:

o Lightpainting o pintar con luz; puedes verlo paso a paso aquí.


o Fotografías de larga exposición. (eso sí, necesitarás trípode o punto de apoyo
fiable). Puedes ver cómo hacerlas paso a paso aquí.
o Dinamismo en la escena: Las imágenes en las que vemos movimiento, si éste
tiene razón de ser, aportan mucho dinamismo y vitalidad a tus fotografías.
Fotografía de larga exposición

Movimiento para dar dinamismo a la imagen

Modo Manual, ¿Qué es y cuándo utilizarlo?


El modo manual (M en el dial de modos) es el que nos permite el control total de
todas las variables que nos proporciona una cámara réflex. Aquí lo tienes que
decidir tú todo, qué velocidad vas a usar, qué diafragma, qué balance de
blancos… todo. Pero no te asustes, es más fácil de lo que parece, ya que la
cámara siempre te avisará de si estás exponiendo correctamente a través de su
fotómetro.

Además, si estás empezando a adentrarte en el mundo fotográfico, aunque a


priori te pueda parecer muy complicado, es el modo que, a mi modo de ver, más
te va a enseñar a entender qué son todas las variables y cómo funcionan. Sólo
es cuestión de paciencia y de prueba-error. Por suerte ahora el error te saldrá

gratis, así que no dudes en empezar a utilizarlo

Por supuesto, es un método algo más lento que los anteriores, aunque con el
tiempo serás capaz de utilizarlo de forma más ágil, pocas veces será tan rápido
como un Automático o un Programable, por lo que es más recomendable en
situaciones en las que no necesites demasiada rapidez. Respecto a cuál es el
mejor momento para utilizarlo, te diré que cualquiera, porque absolutamente
todas las situaciones anteriores puedes conseguirlas en modo manual. Eso sí,
quizá en las recomendadas para usos Automáticos o Programables, la opción
Manual sea un poco más arriesgada, sobretodo en situaciones de luz cambiante,
por ejemplo, entras en un mercado al aire libre, hay toldos pero entra el sol y a
la vez quieres fotografiar al tendero, y rápidamente a ese niño que corre bajo el
sol, y no quieres perderte nada… Entonces mejor opta por un modo más
automático. Pero si no es en este tipo de situaciones, no dudes en usarlo y
convertirlo en uno de tus favoritos, cuando lo descubras te encantará ser el real
protagonista de tus imágenes.
El modo manual te permite tomar todas las decisiones relacionadas
con la imagen

El momento en el que como gran aficionado/a a la fotografía adquieres tu primera


cámara réflex, es uno de los más emocionantes que tendrás como fotógrafo/a.
Este instante te abre un mundo infinito de posibilidades, te proporciona la
posibilidad de crear todo aquello que se te pasa por la cabeza, o de hacer
realidad esas imágenes que un día viste y pensaste ‘Esto lo voy a hacer yo’. Te
da la oportunidad de ser el/la real protagonista de tus fotografías, porque dentro
de poco o quizá ya lo estás haciendo, cuando veas una imagen pensarás, ‘Esto
era exactamente lo que quería conseguir’, quería esto así y esto asá, y en ese
momento te darás o te has dado cuenta de que estás creando algo único, tuyo,
de que has participado en cada una de las decisiones que han dado como
resultado esa imagen.

Y ese es uno de los muchos momentos magníficos que te va a deparar el mundo


de la fotografía, así que nunca dejes de practicar, ni de aprender, y sobretodo,
¡No te rindas! porque seguro que estás más cerca de lo que crees, sólo necesitas
algo que ya tienes, una cámara, muchas dosis de entusiasmo, perseverancia y
ganas de disfrutar de este maravilloso arte

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