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FLUJO DE MATERIA Y ENERGÍA

A pesar del complejo funcionamiento de los organismos vivos, éstos


comparten con todos los demás sistemas naturales los mismos principios físicos
de conservación y transformación de la materia y la energía. Durante mucho
tiempo, la materia y la energía se han transformado entre los organismos vivos y
entre ellos y su ambiente físico. En estos ciclos a gran escala, la cantidad total
de materia y energía se mantiene constante, aun cuando su forma y localización
experimenten un cambio continuo.
Casi toda la vida en la Tierra se mantiene fundamentalmente por
transformaciones de la energía solar. Las plantas captan la energía del Sol y la
utilizan para sintetizar moléculas complejas ricas en energía, sobre todo
azúcares, a partir de moléculas de dióxido de carbono y agua. Estas moléculas
sintetizadas sirven entonces, directa o indirectamente, como una fuente de
energía para las mismas plantas y por último para todos los animales y los
organismos desintegradores, como bacterias y hongos. Esta es la cadena
alimentaria: los organismos que consumen plantas derivan su energía y
materiales al descomponer las moléculas de las plantas, las utilizan para
sintetizar sus propias estructuras y después estos mismos son consumidos por
otros organismos.
De aquí se derivan tres niveles:
Depredadores o autótrofos:
Los productores o autótrofos son los organismos vivos que fabrican su propio
alimento orgánico, es decir los vegetales verdes con clorofila, que realizan
fotosíntesis. Por medio de este proceso, las sustancias minerales se
destransforman en compuestos orgánicos, aprovechables por todas las
formas vivas. Otros productores, como los quimiosintetizadores -entre los
que se cuentan ciertas bacterias-, elaboran sus compuestos orgánicos a
partir de sustancias inorgánicas que hallan en el exterior, sin necesidad de
luz solar.
Consumidores o heterótrofos.
Los consumidores, también llamados heterótrofos, son organismos que no
pueden sintetizar compuestos orgánicos, y por esa razón se alimentan de otros
seres vivos. Según los nutrientes que utilizan y el lugar que ocupan dentro de la
cadena, los consumidores se clasifican en cuatro grupos: consumidores
primarios o herbívoros, secundarios o carnívoros, terciarios o supercarnívoros y
descomponedores.

Depredadores o degradadores:

Los descomponedores son las bacterias y hongos encargados de consumir los


últimos restos orgánicos de productores y consumidores muertos. Su función es
esencial, pues convierten la materia muerta en moléculas inorgánicas simples.
Ese material será absorbido otra vez por los productores, y reciclado en la
producción de materia orgánica. De esa forma se reanuda el ciclo cerrado de la
materia, estrechamente vinculado con el flujo de energía.

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