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GUIDELINES FOR INSTRUMENTATIO AND MEASUREMENTS FOR MONITORING DAM

PERFORMANCE, By ASCE Task Committee on Instrumentation and Monitoring Dam Performance

Initial filling of a reservoir is perhaps the single most critical event in a dam’s history and often is
accompanied by a high frequency of monitoring. Possible actions resulting from unexpected data
include stopping the filling operation, reducing the rate of filling, drawing down or even
dewatering the reservoir. Monitoring of the reservoir rim is especially important during this time
because of the potential for instability of slopes and sudden increases in seepage.

Usually an Initial Reservoir Filling Plan (IRFP) is developed and approved by the appropriate
regulatory agency. The IRFP includes a detailed plan os instrumentation and monitoring and an
EAP. The IRFP will set the rate of reservoir rise, including temporary holding elevations to permit
evaluation of instrumentation data, the behavior of the dam, and reservoir rim conditions.

Because many of the monitoring instruments are first operated during initial filling, it is important
to evaluate each instrument even if data appear satisfactory. For example, a piezometer in an
upstream shell should be expected to respond rapidly to reservoir levels above the piezometer tip.
A slow response or no response would suggest a defective piezometer possibly requiring
replacement.

INITIAL FILLING PLAN, by U.S. ARMY ENGINEER DISTRICT, October 1976

GUIDELINES FOR PREPARING O&M MANUALS FOR DAMS

Initial Filling of Reservoir

First filling of a reservoir is the first indication that the dam is safe and will function as designed.
Therefore, first filling of a reservoir should be carefully planned and implemented to ensure safety
of the dam and future success of the dam. USBR & USACE (2012) studies indicate that
approximately two-thirds of all failures and one-half of all dam incidents occur on first filling or in
the first 5 years of reservoir operation. Thus, it is vital for dam operators and engineers to have as
much control over the first filling as possible allowing as much time as needed for appropriate
surveillance, including observation and analysis of instrumentation data. Depending on the
location, type, size, and intended purpose of a dam, the duration and rate of its first filling can
vary.
SEGUIMIENTO DEL PRIMER LLENADO Y REDACCIÓN DEL PLAN DE PUESTA EN MARCHA

DESCRIPCIÓN
El Reglamento Técnico sobre Seguridad de Presas y
Embalses, aprobado por Orden del Ministerio de Obras
Públicas, Transportes y Medio Ambiente, de 12 de marzo
de 1996, indica en su artículo 24 que entre las fases que
se diferencian en el desarrollo y utilización de las presas y
los embalses se incluye la fase de Puesta en Carga. En el
artículo 28 se recoge la obligatoriedad de que esta puesta
en carga sea llevada a cabo por un equipo técnico dirigido
por un técnico competente, que además se encargará de
redactar una Memoria del desarrollo de esta fase, que se
deberá incorporar al Archivo Técnico de la presa. De forma
inevitable, un primer llenado está conectado con el Plan de
Emergencia, que deberá estar implantado previamente,
pudiendo ser necesario declarar un determinado escenario
de emergencia en caso de sobrepasarse los umbrales
establecidos o cuando el Director del Plan lo considere
preciso. ATI ofrece un servicio de seguimiento del primer
llenado del embalse, también de redacción del Plan de
Puesta en Carga, basado en una amplia experiencia en los
últimos años (presas de varios tipos como El Castro de las
Cogotas, El Pontón Alto, José Torán, La Llosa del Cavall,
Monreal, Villaveta, Artajona, Yalde, Ibiur e Irueña),
disponiendo cuantos recursos técnicos y humanos resultan
necesarios.

La puesta en carga de una presa constituye una fase de importancia trascendental, posiblemente sea la obra de
ingeniería civil cuya entrada en explotación, en especial por sus implicaciones geológicas y geotécnicas, presente
mayores incertidumbres. Por otro lado, el comportamiento durante la puesta en carga de otras estructuras puede
ser analizado y comprobado, en general, sin riesgos asociados; éste no es el caso de una presa, donde el
mantenimiento de la velocidad de ascenso del nivel del embalse puede ser problemático. El ingeniero responsable
del primer llenado debe contar con un adecuado equipo técnico para analizar la información recogida de las
necesarias inspecciones visuales, así como aquella aportada por el sistema de auscultación. Tal asistencia debe estar
disponible, y con adecuada capacidad de respuesta, en el final de cada fase en condiciones normales que se hayan
podido establecer en el Plan de Puesta en Carga, emitiendo aquellos informes de comportamiento con
recomendaciones para el seguimiento del llenado, en períodos semanales en llenados muy rápidos o en períodos
más largos en condiciones de llenado lento o muy poca carga sobre la presa. En condiciones de avenida puede ser
necesario emitir informes, incluso verbales, en períodos más cortos. El seguimiento de los datos de auscultación
principales resulta conveniente efectuarlo semanalmente o con mayor frecuencia en situación de alerta. De forma
esquemática, los trabajos que conlleva el seguimiento del primer llenado pueden resumirse de la siguiente manera:
La directriz básica de planificación de protección civil frente al riesgo de inundaciones, establece la obligatoriedad
por parte de los titulares de las presas de las categorías A y B a elaborar e implantar ejecutar un plan de
emergencia para activarlo en caso de peligro y así avisar a la población.
En presas de nueva construcción, todo ello debe estar instalado y funcionando antes de poder realizar el primer
llenado.
SEGUIMIENTO DURANTE LA CONSTRUCCIÓN

DESCRIPCIÓN
Una presa a lo largo de su vida útil pasa por varias fases
interrelacionadas entre sí: proyecto, construcción, primera
puesta en carga, explotación y puesta fuera de servicio.
Durante los trabajos de construcción (excavación,
levantamiento de la estructura de cierre, tratamientos del
cimiento, etc.), es precisamente donde mayores
repercusiones pueden tener determinadas circunstancias
sobre la calidad de la obra, que bajo las particulares
características de la ubicación geográfica, geología y
geotecnia del terreno subyacente, se verán reflejadas en
mayor o menor medida posteriormente durante la primera
puesta en carga y, sobre todo, durante la explotación de la
infraestructura.
Por las anteriores circunstancias cabe indicar que resulta
de vital importancia para las condiciones en que prestará
servicio la presa que, con independencia de su tipología,
se efectúe un adecuado seguimiento del comportamiento
de estructura de cierre y su cimiento durante la
construcción, por tratarse ésta de la fase crítica para el
futuro de la obra. ATI ofrece un servicio de seguimiento
del comportamiento basado principalmente en los registros
obtenidos a partir del sistema de auscultación, que podrán
apoyarse también en las inspecciones visuales y
determinados ensayos sobre materiales en caso necesario.
No en vano, en los últimos años el equipo técnico de ATI
viene efectuando el seguimiento durante la construcción
de presas de distinta tipología: gravedad, arco, materiales
sueltos, etc.

En un seguimiento típico de la construcción de una presa se analizan los registros de auscultación que se van
obteniendo, de forma manual o con unidades provisionales automatizadas, redactando los informes de
comportamiento correspondientes, con una periodicidad que dependerá de los requerimientos de la Dirección de los
trabajos y de las particulares características de la obra. Con este seguimiento se pretende controlar, por ejemplo, en
presas de fábrica la retracción y la efectividad del curado del hormigón, así como su estado térmico; por su parte,
en presas de materiales sueltos, la evolución de los asientos producidos por niveles, la disipación de presiones
intersticiales en el núcleo (caso de disponer) y porcentaje de carga que van adquiriendo determinadas zonas del
cuerpo de presa con el tiempo. El control de éstos y otros parámetros podrá optimizar los trabajos de construcción,
corrigiendo determinadas condiciones de puesta en obra que pudieran haberse considerado como óptimas, pero que
en la práctica no lo son tanto. El objetivo final es obtener una infraestructura de calidad, detectando en una
temprana edad circunstancias anómalas que puedan tener repercusiones negativas durante la explotación,
corrigiéndolas durante el proceso constructivo.

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